Reportaje

El VIH y los refugiados

23 de febrero de 2007

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De acuerdo con la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, “un refugiado es una persona que, debido a fundados temores de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país”. Los conflictos, la persecución y la violencia afectan a millones de personas en todo el mundo, y los fuerzan a desarraigarse y buscar refugio en otro país.

A finales de 2005, había alrededor de 8,4 millones de refugiados en todo el mundo. De estos, aproximadamente el 30% estaban en África subsahariana; el 29% en Asia central y sudoriental, África del Norte y Oriente Medio; y el 23% en Europa.

El desplazamiento de personas fuera de su país de origen tiene un gran efecto tanto en sus vidas como en las de las comunidades de acogida.

Los conflictos y los desplazamientos hacen que las mujeres y niñas sean aún más vulnerables al riesgo de contraer el VIH. Como los refugiados tienen que luchar para satisfacer sus necesidades básicas, tales como alimentos, agua y refugio, las mujeres y las niñas son forzadas a cambiar servicios sexuales a cambio de dinero, alimentos y protección.

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“Las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas por el desplazamiento; necesitan una atención especial en cuestiones relacionadas con el VIH, ser protegidas frente a la violencia y la explotación,” dijo la Dra. Purnima Mane, Directora de Política, Documentación de Pruebas y Asociaciones del ONUSIDA.

Entre otros problemas, los refugiados normalmente no pueden acceder a los programas y a las instalaciones destinadas a la prevención del VIH. El acceso a la atención y el apoyo básicos relacionados con el VIH tampoco recibe la atención adecuada. A pesar de las mejoras en la disponibilidad de la terapia antirretrovírica en países con ingresos bajos y medianos, son muy pocos los refugiados que realmente reciben este tipo de atención.

 “Abogamos porque los refugiados tengan acceso a los servicios del VIH de la misma manera que el resto de la población local. Algunos países del sur de África proporcionan  fármacos antirretrovíricos gratuitos tanto a los refugiados como a la población de acogida a través de los servicios del gobierno," dijo el Dr. Paul Spiegel, Director de la Unidad del VIH del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Muchos países receptores ya se encuentran colapsados por el impacto del VIH, y muchas veces son incapaces de proveer los servicios relacionados con el VIH que los refugiados necesitan y a los que tienen derecho según el derecho internacional de los refugiados y los Derechos Humanos, o no están dispuestos a proveerlos.  

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Para reducir el riesgo de infección por el VIH y mejorar el acceso a la prevención relacionada con el virus, así como el tratamiento, atención y apoyo a los refugiados, el ONUSIDA, en colaboración con uno de sus copatrocinadores, el ACNUR, ha desarrollado un informe sobre la nueva política que se centra especialmente en las acciones que se necesitan para prevenir el VIH y mitigar su efecto en refugiados y sus comunidades de acogida.

En este informe también se describen las fases de emergencia y los períodos posteriores a ellas, y se propone además a los gobiernos, a la sociedad civil y a los colaboradores internacionales que pongan en marcha determinadas acciones con el fin de asegurar que se aplican los derechos de los refugiados y los derechos humanos, y que las necesidades de los refugiados están incluidas en las políticas y en los programas nacionales del VIH.


Fotografías: UNAIDS

Leer el informe sobre política del VIH y los refugiados (en inglés)