Reportaje

Elizabeth Mataka, enviada especial de las Naciones Unidas para el sida en África

15 de septiembre de 2008

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Elizabeth Mataka- Enviada especial de Secretario General de las Naciones Unidas para el VIH/SIDA en África

Los enviados especiales de las Naciones Unidas para el VIH/SIDA han sido seleccionados por el Secretario General de las Naciones Unidas para que ayuden a impulsar los programas del sida en las regiones donde son destinados. En una serie de entrevistas intentaremos reflejar su motivación y su compromiso a la hora de garantizar que el sida sea una prioridad política en sus respectivas regiones de responsabilidad y trabajo.

Elizabeth Mataka es trabajadora social y ha trabajado en el campo del VIH durante los últimos 18 años. Fue nombrada enviada especial de las Naciones Unidas para el sida en África en mayo de 2007.

Elizabeth, usted ha trabajado en la respuesta al sida durante muchos años. ¿Qué le sirve de motivación para llevar a cabo esta labor?

Una de mis mayores motivaciones es el cambio espectacular que se ha producido en el estado de salud de las personas que viven con el VIH gracias al tratamiento. También me inspira el compromiso, la cooperación y el apoyo de la comunidad internacional, la sociedad civil y los países afectados.

Creo en el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo relacionados en el VIH, y por lo tanto quiero formar parte de este paso espectacular de la fatalidad a la esperanza, esperanza de que los tratamientos mejoren y sean asequibles para todos, y de que un día descubramos una cura o una vacuna.

Es este deseo lo que me lleva a querer formar parte de un movimiento en el que la frustración y el miedo inicial han dado paso a la esperanza en un futuro mejor. He visto cómo uno de los granjeros a los que presto asistencia ha pasado de tener una situación desesperada a ser un hombre saludable y feliz gracias al tratamiento del VIH que le facilité. Ahora educa a otros granjeros, es seropositivo y feliz.

¿Cómo ve su labor como enviada especial para el VIH y el sida en África?

Me considero una defensora encargada de promover los aspectos esenciales de la respuesta al sida y la aplicación de la Declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA del UNGASS en África. Además, represento al Secretario General de las Naciones Unidas y/o al director ejecutivo de ONUSIDA en los eventos o reuniones sobre el VIH. Junto con los equipos conjuntos de las Naciones Unidas para el sida y los coordinadores residentes de las Naciones Unidas, mi labor es promover las iniciativas más efectivas para respaldar y ampliar las respuestas nacionales.

Asimismo, he decidido centrar mi trabajo en los siguientes aspectos:

1) Capacitación de mujeres y niñas
2) Acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo relacionados con el VIH
3) Impulsar un compromiso significativo de la sociedad civil en la respuesta al sida
4) Abogar por más recursos para los países más necesitados.

¿Qué cualidades únicas aporta al papel de enviado especial?

Soy empática, me identifico con aquellos que no tienen voz. Soy sincera y sensible, y no me acobardo a la hora de luchar por lo que creo que es necesario para cambiar el rumbo de la epidemia. He hablado abiertamente sobre la necesidad de cambiar aquellos aspectos de la cultura que impulsan la epidemia. Continuamente reto a todo el mundo a observar nuestras relaciones de género y la posición de la mujer, y pido que cambiemos nuestra mentalidad en lo que respecta a la socialización de nuestros hijos.

Respeto la opinión y el trabajo de los demás. Por ello, aunque no esté necesariamente de acuerdo con alguien o algo, dejo hacer a los demás, ya que soy consciente de que no lo sé todo.

¿Cómo puede marcar la diferencia desde su posición?

Como una mujer que proviene de una de las regiones más afectadas por el sida en África, puedo hablar con credibilidad sobre la epidemia y sobre su repercusión en las familias, comunidades, individuos y en la agenda de desarrollo global.

Puedo identificarme con los que sufren porque, como todos en esta región, he perdido a familiares, amigos y compañeros de trabajo por culpa del sida. Me he relacionado con personas afectadas por el sida de diversas maneras, y puedo basar mi labor en una experiencia real. A este respecto, continuamente reclamo que es necesario que los gobiernos implanten redes de protección social para las personas más pobres y defiendo que una buena nutrición debería formar parte integral del tratamiento.

Debido a mi experiencia con la sociedad civil, soy consciente de la fuerza, la capacidad, el compromiso y la dedicación de este sector. También he experimentado de primera mano su liderazgo y cómo puede impulsar la respuesta al sida, como ha ocurrido por ejemplo en Zambia. Puedo por lo tanto ser una buena defensora de la participación significativa de la sociedad civil.

¿Cuál ha sido su mayor logro como enviada especial para el VIH y el sida en África?

Estoy orgullosa de haber podido desarrollar tácticas comunicativas y un enfoque que me abre las puertas para abordar cuestiones en los niveles más altos de gobierno. También me enorgullece la confianza que han puesto en mí diversos grupos de la sociedad civil, especialmente de mujeres. He tenido la oportunidad de reunirme con el presidente de Zambia, Mwanawasa, y con el de Rwanda, Kagame, así como con otros ministros de alto rango de la región, y he recibido invitaciones para viajar a otros países africanos.

El mejor momento para mi fue el año pasado en Alemania, en la reunión de reposición de fondos del Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, en la que di un discurso que contribuyó a que se prestara una atención especial a la capacitación económica de mujeres y niñas, un aspecto que se debía haber tenido en cuenta mucho antes. Me siento orgullosa de haber contribuido a este fin.

¿Quién o qué le sirve de inspiración?

Me inspiro en los numerosos grupos comunitarios y voluntarios que trabajan incansablemente y consiguen grandes logros con muy pocos recursos. Creo que se debe reconocer y motivar su labor.

También sirve de inspiración ver que, de alguna manera, la epidemia del sida ha ayudado a abrir debates y fomentar la sensibilización sobre los derechos humanos y otras cuestiones a las que no se prestaba atención.

También me ayudan mi marido y mis hijos, que se sienten orgullosos de mí y me dan el espacio necesario para que cumpla con mi cometido. La comprensión y el valor que me infunde mi familia me permiten seguir adelante.