Reportaje

¿Qué significa para mí vivir con el VIH?

01 de diciembre de 2009

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Se estima que globalmente 33,4 millones de personas viven con el VIH. Al reunirnos en todo el mundo durante el Día Mundial del Sida para conmemorar, celebrar y alzar colectivamente nuestras voces contra las barreras es muy importante no perder de vista a las personas que se esconden tras las cifras y recordar el impacto real que tiene el VIH en sus vidas.

Esta es la historia de Raffaele.

Desde que me diagnosticaron el VIH hace casi diez años la gente casi siempre me hace la misma pregunta cuando descubren que soy seropositivo: ¿Cómo te sentiste cuando te enteraste?”

Confuso.

Es la única palabra que me viene inmediatamente a la mente. Caminé como un autómata durante días, hasta que mis primeras lágrimas de adulto se derramaron frente al escaparate de una tienda. ¿Qué lo provocó? No lo sabría decir, pero este es mi primer, y único, recuerdo de mi diagnóstico. Estar de pie durante horas, llorando en medio de la calle.

No puedo negar que ha sido un camino complicado: uno se encuentra con realidades realmente duras, pero me resultaron mucho más duras cuando vinieron de personas cercanas.

Tomé estas experiencias como algo de lo que debía aprender.....

Raffaele

Antes, el estigma y la discriminación eran simples conceptos abstractos para mí, hasta el día en que comencé a sufrirlos en mis propias carnes.

Amigos de toda la vida empezaron a desaparecer, privándome de lo que más necesitaba, su apoyo. El vacío que me hicieron era difícil de comprender, y todo el proceso era angustiante y afectaba a mi ya debilitada salud. Sin embargo, me tomé estas experiencias como algo de lo que debía aprender.

Tuve que enfrentarme a muchos retos y adoptar muchas decisiones. La medicación del VIH y sus molestos efectos secundarios fueron solo algunos de ellos. Si pienso en aquella época, las noches en vela, las nauseas constantes y las incontables dolencias que mi cuerpo tuvo que soportar me doy cuenta de que habría sido sencillo abandonar. Sin embargo, cuando lo recuerdo, veo todos los elementos positivos que me dieron la fuerza y la energía renovada para continuar.

Me considero afortunado. Poder acceder al tratamiento antirretrovírico me ha dado la posibilidad de llevar una vida normal, con la ayuda y el amor de mi maravillosa pareja. Mi carrera como diseñador gráfico ha sido siempre importante para mí, y en los primeros años tras conocer mi diagnóstico tuve la fortuna de trabajar en un entorno donde otros compañeros seropositivos y yo pudimos sincerarnos sobre nuestro estado, lo que nos permitía hablar abiertamente sobre los altibajos de nuestra vida diaria con el VIH sin necesidad de esconder nada.

Los últimos diez años han sido para mí como una montaña rusa, con largos periodos felices salpicados por momentos aterradores y terribles.

Puedo ver como otra vez estoy al final de un ciclo, pero el niño enérgico que hay dentro de mi está más que preparado para dar el siguiente paso.

Para mí, el Día Mundial del Sida no es solo un día para recordar a aquellos que ya no están entre nosotros, sino también para recordar a otros nuestra lucha diaria contra el virus, el estigma y la discriminación, y esperamos que un día estos se conviertan simplemente en recuerdos difusos del pasado.

Raffaele vive en Londres.