Reportaje

George Alleyne, enviado especial de las Naciones Unidas para el VIH y el sida

25 de febrero de 2009

Sir George
Sir George Alleyne enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas para el VIH y el sida en la región del Caribe.
Fotografía: ONUSIDA

Los enviados especiales de las Naciones Unidas para el VIH y el sida han sido seleccionados por el secretario general de las Naciones Unidas para que ayuden a impulsar los programas del sida en las regiones donde son destinados. En una serie de entrevistas intentaremos reflejar su motivación y su compromiso a la hora de garantizar que el sida sea una prioridad política en sus respectivas regiones de responsabilidad y trabajo.

En febrero de 2003, el secretario general de las Naciones Unidas nombró a Sir George Alleyne su enviado especial para el VIH y el sida en la región del Caribe.

Natural de Barbados, el Dr. Alleyne comenzó sus estudios de medicina en 1962 y, como parte de su carrera, realizó investigaciones en la Sección de investigaciones sobre el metabolismo tropical para su doctorado en medicina. En 1990, la reina Isabel II de Inglaterra lo nombró caballero (Knight Bachelor) por sus aportaciones al campo de la medicina y, en 2001, se le concedió la Orden de la comunidad del Caribe, el mayor honor que un ciudadano caribeño puede recibir. Desde 1995 a 2004 trabajó como director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Sir George, ¿qué le sirve de motivación para llevar a cabo esta labor?

No existe una sola motivación que me impulsara a trabajar en relación con la epidemia del sida, ni tampoco una revelación repentina. Al principio, había diversos factores: me empecé a preocupar por el sida cuando trabajaba como director de la OPS, y siempre he tenido en gran estima al Dr. Peter Piot, (director ejecutivo fundador de ONUSIDA). Posteriormente el secretario general me pidió que fuera su enviado especial, y nadie puede decir que no al secretario general. Fue después cuando me di cuenta de la responsabilidad que había asumido. Comprender la magnitud del problema me anima a seguir involucrándome. El VIH es uno de los principales problemas sanitarios a los que nos enfrentamos.

¿Cómo ve su labor como enviado especial para el VIH y el sida?

Consiste en acceder a las personas encargadas de tomar decisiones e influir en ellas.

Me he reunido con presidentes y ministros de sanidad, y lo primero que les pido es que hablen públicamente sobre el sida. Lo segundo, que se muestren al público abrazando a las personas que viven con el VIH. Y en tercer lugar, solicito que se incluya una financiación para el trabajo relacionado con el VIH en la respuesta al sida en todos los presupuestos ministeriales, no solo en el de sanidad.

En Barbados, todos los ministerios gubernamentales cuentan con coordinadores para el VIH. El primer ministro de Trinidad y Tobago organizó una reunión de estos coordinadores para que le informasen de lo que están haciendo en sus ministerios. Es una iniciativa muy provechosa. No puedo afirmar que haya conseguido todo esto solo, sería arrogante y no existe ningún progreso en este área conseguido por una sola persona. Un enviado especial puede proponer y luchar, pero existen otros muchos factores y personas que ejercen su influencia para conseguir un cambio.

 

El principal reto es convencer a los políticos de que prevenir la propagación del VIH es tan importante como el tratamiento para el VIH y la supervivencia.

Sir George Alleyne enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas para el VIH y el sida en la región del Caribe

¿Qué problemas afectan a la región?

Desde mi punto de vista, el principal reto es convencer a los políticos de que prevenir la propagación del VIH es tan importante como el tratamiento para el VIH y la supervivencia.

En general, lo estamos hacienda bastante bien en lo que respecta a ofrecer tratamiento a los que lo necesitan. Sin embargo, existe el riesgo de conformarse con los logros conseguidos. Por ejemplo, la transmisión maternoinfantil del VIH está disminuyendo y el Caribe se ha establecido como objetivo eliminarla por completo en 2 o 3 años.

Me encantaría ver el mismo entusiasmo en lo que respecta a la prevención del VIH. Llegará un momento en el que será realmente difícil ofrecer tratamiento a un número cada vez mayor de personas que viven con el VIH. Por diversos motivos, económicos y humanos, es importante esforzarse aún mas y pensar detenidamente en cómo evitar que las personas se infecten por el VIH.

El segundo gran problema es el aumento de la incidencia del VIH entre mujeres jóvenes. Se infectan muchas más jóvenes que hombres. Representa una de las manifestaciones más explícitas de la desigualdad de poder en nuestra sociedad, la incapacidad de muchas mujeres de negociar si desean o no mantener relaciones sexuales, por ejemplo, y las desigualdades económicas entre los sexos.

Hace unos años, el secretario general afirmó que la educación es la vacuna contra el VIH. Es cierto que en el Caribe muchas de las jóvenes que se infectan no tienen el mismo nivel educativo que el resto de las jóvenes. Sin embargo, cada vez hay más chicas que chicos que tras acabar sus estudios secundarios van a la universidad, por lo que puede que la educación no sea la única respuesta. La respuesta principal subyace en la desigualdad de género.

No consiste únicamente en concienciar a la gente sobre el uso del preservativo, sino también en establecer los medios apropiados para que sean accesibles.

Sir George Alleyne enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas para el VIH y el sida en la región del Caribe

¿Cómo cree que se puede solucionar esta desigualdad de género?

Hablamos de algo que está fuertemente extendido y arraigado. Es difícil acabar con un problema social con una única solución.

Puedes luchar contra la desigualdad de género, hablar y debatir sobre ella públicamente, y unir a los grupos que trabajan contra ella. Puedes fomentar los programas educativos dirigidos a las familias en las escuelas para hablar explícitamente a los chicos y a las chicas sobre sus responsabilidades.

Puedes alentar a los que piensan por igual a que sean más proactivos a la hora de alzar sus voces y promover aquellos enfoques educativos que tratan con esta cuestión, por ejemplo, mediante estudios de género en las universidades.

Otra solución posible es utilizar más el preservativo, cuestión que defendemos firmemente. Cuando hablas con los jóvenes ves indudablemente que muchos mantienen relaciones sexuales a una edad temprana, pero muchas escuelas no permiten que se distribuyan preservativos en ellas. En algunos países es ilegal facilitar preservativos en las cárceles. No consiste únicamente en concienciar a la gente sobre el uso del preservativo, sino también en establecer los medios apropiados para que sean accesibles. Son cuestiones muy delicadas. Siempre se tiene la esperanza de trabajar con medios que fomenten el debate y la aceptación.

¿Cómo puede marcar la diferencia desde su posición?

He intentado desempeñar un papel constructivo en las relaciones con las organizaciones religiosas y creo que estoy consiguiendo algunos frutos. Todas las grandes religiones del mundo hablan de la inclusión en lugar de la exclusión. Mi enfoque es defender la doctrina de la inclusión, pensar que las personas seropositivas merecen la misma consideración que el resto. Entramos en un debate de moralidad. A algunos grupos no les entusiasma el uso del preservativo, pero coinciden en que sirven para salvar vidas y no lo contrario.

También hablo abiertamente sobre el estigma y la discriminación. Por ejemplo, la homofobia está realmente extendida en el Caribe. Puede que las personas afirmen sin pensarlo que se debe ser más agresivo al dirigirse a los políticos. Sin embargo, si un político hace su campaña en favor de los homosexuales, perderá las elecciones en esta región irremediablemente. Tenemos que centrarnos en cómo podemos hacer que la opinión pública tenga menos prejuicios, cómo se pueden cambiar las percepciones.

Se trata de los derechos de las personas desaventajadas y discriminadas, incluidas las personas que viven con el VIH, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y los profesionales del sexo.

Sir George Alleyne enviado especial del secretario general de las Naciones Unidas para el VIH y el sida en la región del Caribe

Esta no es una cuestión moral, se trata de los derechos de las personas desaventajadas y discriminadas, incluidas las personas que viven con el VIH, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y los profesionales del sexo.

El trabajo sexual ha existido en nuestra sociedad desde tiempos inmemoriales y me gustaría ver cambios en tres cuestiones. Debemos conseguir una sociedad en la que los hombres y las mujeres no tengan que recurrir al trabajo sexual para sobrevivir. En segundo lugar, si tienen que hacerlo, debemos garantizar que no corran el riesgo de adquirir el VIH. Deben estar informados de los riesgos y poder negociar el uso del preservativo, por ejemplo, diciendo a los clientes: “sin preservativo no hay sexo". En tercer lugar, el estado debe ofrecer oportunidades para que las personas que quieran salir del trabajo sexual puedan ganarse la vida en un trabajo menos peligroso. Hace poco una mujer me dijo: “Si pudiera conseguir otra trabajo menos arriesgado, estaría feliz de dejar el trabajo sexual”.

Una gran parte de la población cierra sus ojos ante esta realidad.

¿Cuál ha sido su mayor logro como enviado especial para el VIH y el sida?

Estoy muy satisfecho de haber ayudado a formar el Consejo empresarial del Caribe sobre el sida. Es algo que le prometí al secretario general. Las empresas caribeñas se han unido para ver cómo puede responder este sector al sida. Por ejemplo, los empleados de uno de los principales bancos de Guyana llevan camisetas una vez a la semana para promover la sensibilización sobre el VIH, y las empresas han ido más allá de la filantropía para la difusión de estas iniciativas. Una organización facilita actualmente instalaciones para el asesoramiento y las pruebas voluntarias del VIH confidenciales en su propio edificio.

La Asociación Caribeña para la Industria y el Comercio ha estado al frente de estas iniciativas, liderada por la energía de su directora, Carol Ayoun, y ONUSIDA, con la ayuda del anterior director ejecutivo de ONUSIDA, Peter Piot, y Karen Sealey, actual directora regional de ONUSIDA para el Caribe, que han respaldado sólidamente esta iniciativa.

¿Quién o qué le sirve de inspiración?

La dedicación, la pasión y el entusiasmo de los trabajadores sanitarios inspiran mi trabajo. He estado hace poco en Jamaica y me he encontrado con profesionales sanitarios que facilitaban información en stands situados en las calles y dialogaban con los viandantes sobre cómo utilizar los preservativos y protegerse del VIH. Al principio las personas estaban reacias a participar en esta iniciativa, pero debida a su gran profesionalidad, acabaron respondiendo. Esto es igual en todo el Caribe.

También me sirven de inspiración las personas seropositivas que he conocido. Su energía y compromiso para mejorar la respuesta al sida en nombre de otros hacen que realmente desees ayudarlos.

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