Reportaje

Los trabajadores migrantes y la vulnerabilidad al VIH en los países del sur y el sudeste de Asia

18 de mayo de 2009

r Hasan Abbas Zaheer, Director, National AIDS Control Programme of Pakistan, Mir Ijaz Hussain Jakhrani, Minister of Health of Pakistan, Mr. Michel Sidibé, Executive Director of UNAIDS and Dr Kevin De Cock, Director
De izquierda a derecha: El Dr. Hasan Abbas Zaheer, director del Programa nacional de control del sida de Pakistán; Mir Ijaz Hussain Jakhrani, ministro de Sanidad pakistaní; el Sr. Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA; y el Dr. Kevin De Cock, director del Departamento de VIH/sida de la Organización mundial de la salud. 18 de mayo de 2009. Ginebra. Fotografía: ONUSIDA/P. Virot

La migración internacional de la mano de obra, o el desplazamiento transfronterizo de personas por empleo, constituye un fenómeno de creciente magnitud e importancia para las economías mundiales, regionales y nacionales. Sin embargo, el VIH se ha convertido en un factor clave de preocupación en la migración transnacional.

Este asunto se trató durante la 62ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2009, en una reunión en la que participaron representantes de Pakistán, China, Tailandia, Afganistán, Bangladesh y Nepal, junto con altos cargos de la OIT, OIM, OMS y ONUSIDA. El encuentro supuso la continuación del celebrado en Ginebra en 2007 durante la 60ª Asamblea Mundial de la Salud. Impulsada por el gobierno pakistaní, la reunión de este año subrayó la necesidad de entablar un diálogo interregional entre países de salida y destino, en especial los países del Consejo de cooperación del Golfo (CCG), con el fin de encontrar vías para reducir los riesgos y la vulnerabilidad al VIH que afrontan los trabajadores migratorios.

Diversos gobiernos asiáticos han manifestado su preocupación ante el gran número de migrantes en la región. 58 millones es la cifra aproximada de personas que siempre se puede contabilizar en situación de migración de sus países de origen, tanto dentro de las fronteras de Asia como en el exterior. En este último caso, los países del CCG son el destino principal para la mayoría de trabajadores migrantes de Filipinas, Bangladesh, Sri Lanka y Pakistán.

La reunión facilitó una plataforma a los ministros de Sanidad de los países de origen del sur y del sudeste de Asia para que compartieran su experiencia en cuestiones comunes con el fin de preparar a los trabajadores para un empleo fuera del país, sobre todo en términos de reducción de la vulnerabilidad del VIH y otros riesgos de salud. Asimismo, los delegados debatieron sobre cómo deberían aprovecharse los mecanismos regionales, como el Proceso de Colombo y el Diálogo de Abu Dhabi, y los compromisos internacionales para apoyar el diálogo y la cooperación entre países de salida y de destino, así como los pasos necesarios para desarrollar una estrategia o posición conjunta con el fin de favorecer las negociaciones y la colaboración con estos últimos.

Entre los objetivos principales de la reunión se encuentran:

  • Identificar una estrategia para la colaboración intersectorial entre el ministerio de Sanidad y el de Trabajo para afrontar la vulnerabilidad del VIH en trabajadores migrantes de la región asiática.
  • Establecer un grupo de trabajo para garantizar que se informe de las medidas y del progreso. Una de las medidas inmediatas sería determinar qué países están aplicando los programas de prevención del VIH para trabajadores migrantes, incluyendo orientación previa a la salida y posterior a la llegada, e identificar deficiencias así como asociados o recursos potenciales.
  • Implicar a las Naciones Unidas y a otras organizaciones comprometidas con esta cuestión a un nivel nacional y regional, tanto en los países de salida como de destino.
  • Implicar a organizaciones no gubernamentales que trabajen para y/o con migrantes como asociados clave con el fin de hacer un seguimiento del desarrollo de cuestiones sobre migración en los países de la región.

El director ejecutivo de ONUSIDA, el Sr. Michel Sidibé también participó en el encuentro. Sus resultados se tratarán en la próxima reunión de la Junta de ONUSIDA, y en ella se debatirá la cuestión del desplazamiento forzado y las poblaciones migrantes en relación con el VIH y los retos que implica garantizar que estos grupos tengan acceso universal a su prevención, tratamiento, atención y apoyo.

El Sr. Sidibé subrayó que es preciso disponer de estrategias basadas en pruebas que se centren en las necesidades de las poblaciones migrantes. Asimismo, hizo hincapié en la importancia del liderazgo político para una respuesta al sida eficaz que implique a todos los sectores de la sociedad.

Las complicaciones de trabajar en el extranjero

A pesar de que la migración se ha convertido en parte del funcionamiento económico de muchos países, tanto de salida como de destino, a los migrantes a menudo no se les considera como individuos con derechos. Pueden resultar explotados, marginados y estigmatizados durante el proceso de migración. Según diversos estudios, las poblaciones móviles son vulnerables a la discriminación, explotación y acoso en el país de origen y en el extranjero. Estas personas pueden ver violados sus derechos laborales y salariales. A menudo, los migrantes apenas tienen derecho, o incluso carecen de él, a protección jurídica o social, y, por lo general, no disponen de acceso a servicios e información sobre el VIH.

En los últimos años, se ha diagnosticado el VIH, en varios países de los Estados árabes, a un número cada vez mayor de trabajadores migrantes procedentes de Asia. Las deportaciones debidas al estado serológico se han traducido en una grave pérdida económica para los trabajadores migratorios y sus familias, a quienes las autoridades han declarado "incapacitados" para trabajar en el extranjero.

Como parte del proceso de concesión de visados en algunos países, los migrantes deben someterse a un examen médico, que incluye el VIH, en un centro certificado. En la mayoría de los casos, se envía al migrante a una clínica específica autorizada por el país de destino. Por ejemplo, todas las personas que migren a un país del CCG deben acudir a centros autorizados por la Asociación de centros médicos aprobados del CCG. Son caros y, por lo general, se encuentran en las capitales, lo que supone gastos añadidos como transporte y alojamiento.

Apenas tienen oportunidad de acceder a servicios de tratamiento o apoyo quienes sufren alguna afección, entre los que se incluyen quienes han obtenido un resultado positivo en las pruebas del VIH. Si el resultado es positivo, la mayoría de los países de la región deportará al trabajador sin ninguna explicación, con apenas compensación económica y sin tener en consideración su dignidad y sus derechos.

Dado el elevado número de personas que migran, garantizar sus derechos y el acceso los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo del VIH supone un componente esencial de una respuesta regional al sida eficaz.