Reportaje

Llevar la prevención del VIH a las carreteras

22 de marzo de 2010

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Cortesía del Banco Mundial

Para muchas personas de África occidental, la red de carreteras es un salvavidas socioeconómico esencial, pero también puede ser una vía de propagación del VIH. Un ambicioso programa del Banco Mundial, el proyecto Corredor de transporte Abidjan-Lagos (ALCO), ha resultado todo un éxito a la hora de ayudar a las personas que viven y trabajan a lo largo de esta carretera a reducir su vulnerabilidad ante el VIH. Un nuevo informe del Banco Mundial de las series VIH/sida en África: Consiguiendo resultados, analiza los resultados, oportunidades y retos del proyecto ALCO.

El informe señala que la prevalencia del VIH en el sector del transporte es mayor que en la población general. Cada año, unos 14 millones de personas viajan por los 1.000 kilómetros de esta ruta, por lo que era evidente la necesidad de una intervención efectiva.

El proyecto ALCO, iniciado en 2004 y mantenido desde 2007 gracias a una subvención del Fondo Mundial, ha ayudado a identificar algunas de las circunstancias que propician la adopción de conductas de alto riesgo en la carretera que se extiende desde Côte D'Ivoire hasta Nigeria. Por ejemplo, muchos camioneros y otros trabajadores móviles pasan mucho tiempo alejados de sus familias y a menudo tienen múltiples parejas, que incluyen a profesionales del sexo y a otras personas que viven a lo largo de la carretera o cerca de las paradas de camiones.

El objetivo del proyecto era ofrecer servicios de prevención del VIH a las personas que transitan estas áreas: camioneros, profesionales del sexo, viajeros, comunidades fronterizas y oficiales militares y de aduanas.

Plan del proyecto

El proyecto contó con la participación de diversos asociados, entre los que estaban los gobiernos nacional y local y los sectores de salud y transporte. Se reunió a partes interesadas de diversos niveles y a menudo con diferentes preocupaciones y prioridades. En total participaron 87 organismos de ejecución, mientras que el Banco Mundial ofreció asistencia técnica adaptada. ONUSIDA, según el informe, ofreció asistencia técnica y económica y fue crucial a la hora de completar el proyecto.

El programa tuvo tres componentes. El primero estaba relacionado con la prevención del VIH y se concentraba en el cambio de conductas, aumentar la sensibilización sobre el VIH y distribuir preservativos. En tres años y medio, se establecieron más de 600 puntos de venta de preservativos a lo largo de la ruta y se distribuyeron cerca de nueve millones de preservativos.

El segundo componente, la atención y el apoyo, consistía en ofrecer asesoramiento y pruebas voluntarias del VIH, atención comunitaria, diagnóstico de infecciones oportunistas y de transmisión sexual y tratamiento antirretrovírico.

El último aspecto promovía la coordinación internacional, la formación y las políticas para maximizar los beneficios de trabajar traspasando fronteras en un proyecto regional, así como la reducción de las largas esperas que supone pasar de unos países a otros.

Resultados

El proyecto ayudó a aprender varias lecciones, como la importancia de una participación sólida de las personas seropositivas. La Red de personas que viven con el VIH/sida en África occidental fue un asociado clave. Según los responsables de la gestión del proyecto, la participación integral de personas que viven con el VIH y su sensación de apropiación del proyecto contribuyeron a su éxito. También hubo una estrategia de comunicación armonizada, transfronteriza y contrastada que ofreció mensajes consistentes, hizo hincapié en la participación comunitaria e implicó a supervisores, fomentó la capacitad de comunicación entre los proveedores de servicios tanto tradicionales como no tradicionales y prestó especial atención a las cuestiones de género.

Tras la primera fase del proyecto, unas 28.000 personas habían accedido voluntariamente a los servicios de asesoramiento y pruebas del VIH en la ruta y cerca de 1.500 residentes de las ciudades fronterizas habían recibido formación para ser promotores de información, educación y comunicación sobre el sida en sus comunidades.

El conocimiento sobre la prevención del VIH mejoró exponencialmente entre las poblaciones a las que se dirigía el proyecto, de un 50-68% a un 83-88%. El uso del preservativo en la última relación sexual aumentó significativamente y la prevalencia de otras infecciones de transmisión sexual disminuyó de forma notoria. El proyecto también ha contribuido a un mayor compromiso con los programas del sida en el lugar de trabajo en el sector del transporte.

Retos

El proyecto también se ha enfrentado a diversos retos. Desde los materiales del programa hasta los sistemas y la creación de nuevas asociaciones, todo tuvo que hacerse partiendo de cero. El informe afirmaba que fomentar la capacidad a nivel local fue complicado y costoso. La naturaleza transfronteriza del proyecto también exigió un esfuerzo de coordinación, tiempo y diplomacia enorme, así como la necesidad de trabajar tanto en inglés como en francés y en diversas lenguas locales.

No obstante, el proyecto del Corredor ha marcado una diferencia real y medible en el conocimiento y las conductas en torno al VIH de las personas que viven a lo largo de la ruta de trasporte que une Abidjan y Lagos en África occidental. La subvención de seguimiento de cinco años otorgada por el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria está haciendo posible mantener este éxito.

Según este informe: “Probablemente las contribuciones más importantes del Proyecto del Corredor Abidjan-Lagos hayan sido llevar los programas de prevención del VIH a personas vulnerables a las que es realmente complicado llegar y establecer una plataforma para la integración regional que va más allá del sida y el transporte".