Reportaje

El sida ha sido una llamada de atención para todos - Dr. Paul De Lay

28 de diciembre de 2012

BIO_DeLay

Tras diez años con ONUSIDA, el Dr. Paul De Lay se jubila.

En ONUSIDA, el Dr. Paul De Lay, director ejecutivo adjunto de la división de Programa, era conocido por muchas personas como la "voz de la razón", ya que gestionaba hábilmente temas complicados, consiguiendo el consenso y proporcionando consignas claras.

Doctor en medicina con formación y experiencia en medicina familiar y enfermedades infecciosas y tropicales, el Dr. De Lay empezó a trabajar sobre el sida al principio de la epidemia. Trabajó con el Programa Mundial sobre el Sida en la  Organización Mundial de la Salud y ocupó el cargo de jefe de la división sobre VIH/Sida en USAID antes de incorporarse a ONUSIDA en febrero de 2003. Fue designado director ejecutivo adjunto de Programa en junio de 2009.

Después de diez años con ONUSIDA, el Dr. Paul De Lay se ha jubilado; sin embargo antes de marcharse, unaids.org se encontró con él para preguntarle si compartiría algunos de sus pensamientos y recuerdos del trabajo realizado sobre la respuesta mundial al sida.

Ha dedicado 30 años a la respuesta mundial al sida, incluida casi una década con ONUSIDA. La familia de ONUSIDA y la comunidad mundial del sida le echarán muchísimo de menos. Su excepcional humor, su dedicación y humildad siempre serán únicos

Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA

P: ¿Cuál cree usted que es el mayor logro hasta la fecha en la respuesta al sida?

Dr. De Lay: El propio hecho de que las comunidad afectadas hayan mantenido al sida en los primeros puestos de la agenda mundial durante los últimos 30 años. Es un logro realmente notable. También hemos asistido a avances increíbles en la compresión de la complejidad del virus, el desarrollo de tratamientos eficaces, un mejor conocimiento sobre la prevención combinada y una mayor concienciación sobre el papel de los derechos humanos y género en la respuesta. No obstante, ninguno de estos hechos se habría producido sin la presión constante para que el mundo siguiera prestando atención a la devastación causada por el VIH y para mejorar la gama de herramientas que tenemos para responder a dicha devastación.

P: En su vasta carrera, ¿cuál considera que es el mayor avance en salud pública?

Dr. De Lay: No estoy seguro de lo "vasta" que ha sido mi carrera. Tengo la sensación de que en muchas áreas de la salud pública, apenas he rascado la superficie del problema. Por tanto, la respuesta se basa en mi propia y más bien estrecha perspectiva. Sin duda, se han producido asombrosos avances biomédicos: en investigación sobre vacunas, importancia de micronutrientes como la vitamina A, anticonceptivos modernos, terapia de rehidratación oral y muchos otros. Sin embargo, yo creo que el avance más importante ha sido la toma de conciencia de cómo la salud de las personas y las poblaciones refleja un gran abanico de problemas sociales más amplios, como la seguridad, la nutrición, la actividad física, las condiciones de vida, los derechos básicos a los servicios, etc. La respuesta al sida ha hecho mucho por llamarnos a todos la atención sobre lo importante que realmente es un contexto social más amplio en cualquier enfermedad específica.

Paul, tú siempre serás un campeón en nuestro trabajo

Deborah von Zinkernagel, coordinadora adjunta principal mundial de sida del PEPFAR

P: Usted ha estado relacionado con la respuesta al sida desde el principio, ¿cuáles son los mayores obstáculos con que se enfrentó?

Dr. De Lay: Creo que mis experiencias reproducen las de muchos otros. Claramente uno de los obstáculos más complicados ha sido el estigma sobre el modo en que una persona se infecta y, al principio, la falta de tratamiento y la inevitable sentencia de muerte que se asociaba a la infección por el VIH. Para mí, uno de los mayores desafíos era la de una intervención biomédica sencilla, barata y razonablemente eficaz. En la historia de la salud pública global, la mayoría de recursos se dedicaba a campañas que usaban un conjunto limitado de intervenciones baratas, como tratar la diarrea con terapia de rehidratación oral o prevenir la malaria con redes para la cama tratadas con insecticida. La respuesta al sida combatió esa estrechez de miras y rompió los prejuicios hacia soluciones más complicadas y exhaustivas.

P: Una nueva generación está tomando el relevo de la respuesta al sida, ¿qué consejo les daría?

Dr. De Lay: Creo que, en algunos sentidos, la próxima generación de activistas lo tiene más difícil de lo que era cuando yo me impliqué a comienzos de los 80 en San Francisco. Hay muchas prioridades en conflicto y los políticos y Ministerios de Economía buscan soluciones rápidas y promueven la competencia entre los males sociales, utilizando la mortalidad y el impacto económico para decidir qué problemas merecen financiación. Sin duda aconsejaría a cualquiera que estuviera planteándose una carrera en salud mundial que promoviera el pensamiento y las soluciones a largo plazo. También deberá centrarse en los problemas sociales más amplios y no limitarse a una única enfermedad. Creo que el nuevo entusiasmo en torno a las enfermedades no transmisibles y su importancia en todo el mundo no solo reforzará la respuesta al sida, sino sigue la misma línea de pensamiento que generó el sida: que las soluciones para los problemas sanitarios necesitan algo más que una simple respuesta médica.

Hemos aprendido mucho con él, le deseamos lo mejor. Es una gran pérdida

Prof. Dirceu Bartolomeu Greco, Director del departamento de ETS/SIDA/VIH - Ministerio de Sanidad de Térreo – Brasilia

P: Como entusiasta del cine, si tuviera que escribir un éxito de taquilla sobre el sida, ¿cuál sería el guión?

Dr. De Lay: Ha habido varias películas y obras muy informativas y conmovedoras sobre el VIH en las últimas tres décadas. Aún recuerdo cómo la película Filadelfia llegó a un público muy amplio en EE. UU. y ayudó a comprender no solo la infección por el VIH y la enfermedad sino la auténtica repercusión que tuvo en las personas y en las limitaciones de la respuesta existente. Recientemente, se han rodado varias películas sobre el papel fundamental que han tenido las personas infectadas y los activistas (por ejemplo, Cómo sobrevivir a una plaga). Sin embargo, muchas de estas películas se sitúan en países con altos ingresos. Estaría bien ver más películas sobre el activismo en países con ingresos bajos y tanto el peaje que tiene para las personas como los éxitos que permite alcanzar. Pero yo, si pudiera hacer una película, preferiría que tratara de los problemas más amplios a que se enfrenta una comunidad en África o Asia y el heroísmo de las personas que tratan los problemas sociales. El sida solo sería una parte del panorama social y no el único centro de atención.  

No era un simple ejecutivo con traje. Siempre fue un sencillo chico de Malawi

Compañero de ONUSIDA

P: ¿Cómo definiría el "final del sida"?

Dr. De Lay: No sería la misma definición que en el caso del fin de la viruela o las campañas actuales para acabar con la polio. No tenemos las mismas herramientas biomédicas a nuestra disposición, por lo que el concepto de que el virus dejara de existir y de que todas las infecciones se detuvieran no es pertinente en el contexto actual del sida. Para mí, la idea de acabar con el sida es tomar todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición (independientemente del coste, la complejidad, etc.) y usarlas de una manera racional y óptima que no viole los derechos básicos. Si hiciéramos eso de verdad, podríamos reducir los nuevos casos de infecciones anuales de los 2,6 millones a unos cuantos miles, y lo mismo ocurriría con la mortalidad.

El personal de ONUSIDA se enorgullece de haber tenido al Dr. Paul De Lay como compañero y mentor y la organización agradece sus destacados servicios.