Reportaje

Alcanzar los objetivos de 2015 mediante una financiación estratégica para luchar contra el sida

12 de junio de 2012

De izquierda a derecha: Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA; Sylvie Lucas, embajadora de Luxemburgo; Janet Zeenat Karim, primera secretaria de la República de Malawi; y David Barr, cofundador de la Coalición Internacional de Preparación para el Tratamiento (ITPC). Sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, el 11 de junio de 2012.
Fotografía: ONUSIDA/B. Hamilton

Coincidiendo con la evaluación de los progresos en el campo del sida realizada por la Asamblea General en 2012, las misiones permanentes de Malawi y Luxemburgo ante las Naciones Unidas y ONUSIDA organizaron una mesa redonda para comprender mejor cuáles son las inversiones estratégicas que necesita la respuesta al sida. En el debate participaron representantes de los Estados miembros, organizaciones de Naciones Unidas y la sociedad civil.

En su intervención en el debate, el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, subrayó la necesidad de concentrar las inversiones donde pueden tener un mayor impacto. “En el ámbito del VIH, deben incrementarse y recibir prioridad las acciones preventivas y los tratamientos probados, eficaces y contextualizados”, señaló el Sr. Sidibé, para después añadir: «Hay que poner freno a los enfoques que no estén orientados a las personas que más los necesiten, que presenten una escala o una intensidad inadecuadas o cuyos beneficios se vean reducidos por reiteradas faltas de eficiencia».

Los participantes en la mesa redonda convinieron en la necesidad de dar más pasos, y pasos más atrevidos, para cubrir la brecha de financiación para 2015, entre los que se incluyen mayores aportaciones de recursos nacionales e internacionales. Sylvie Lucas, embajadora de Luxemburgo, resaltó que, si se desean alcanzar los objetivos, “tanto los donantes internacionales como las economías emergentes, los países afectados y las demás partes interesadas deben contribuir activamente en función de su respectiva capacidad”.

En nombre del representante permanente de Malawi, la Sra. Janet Karim hizo hincapié en que, a pesar de los esfuerzos y la voluntad política, algunos países no pueden cubrir las necesidades de financiación con sus recursos nacionales y animó a que se busque el modo de colaborar de forma innovadora para apoyar los esfuerzos de los Gobiernos.

“Es necesario buscar activamente nuevas fuentes de financiación sostenible a todos los niveles, incluyendo un mayor apoyo por parte del sector privado, el uso de los bancos regionales de desarrollo y la introducción de una tasa a las transacciones financieras”, comentó la Sra. Karim. “Al mismo tiempo, debemos cumplir el compromiso adoptado para fortalecer los mecanismos financieros existentes, entre ellos el Fondo Mundial y las organizaciones correspondientes de Naciones Unidas, mediante la provisión de fondos de una manera sostenible y predecible”, añadió.

En el ámbito del VIH, deben incrementarse y recibir prioridad las acciones preventivas y los tratamientos probados, eficaces y contextualizados

Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA

El marco de inversión de ONUSIDA se presentó como una oportunidad para que los socios para el desarrollo y los Gobiernos nacionales elaboraran un programa con una responsabilidad compartida y obtuvieran el máximo rendimiento de los recursos.

Tras subrayar la necesidad de que las comunidades afectadas sigan estando en el centro de la respuesta, David Barr, de la Coalición Internacional de Preparación para el Tratamiento (ITPC, por sus siglas en inglés) señaló que los derechos humanos, la equidad, la inclusión y la participación deben verse como inversiones valiosas en lugar de considerarse costes evitables. “Es esencial que los cuidados relacionados con el VIH se centren en la protección de los derechos humanos, la igualdad de género y la disminución de la estigmatización —indicó el Sr. Barr—. Si no creamos un entorno seguro para quienes se encuentren en situación de riesgo no podremos prestar la atención debida y, en consecuencia, todos nuestros esfuerzos en el campo de la salud pública se realizarán en vano”.

Los participantes convinieron en que, de todos los objetivos fijados en la Declaración política sobre el VIH/sida de 2011, uno de los más importantes y difíciles de alcanzar era el consistente en “reducir las diferencias mundiales en los recursos destinados al sida para 2015 y llegar a una inversión mundial anual de 22.000-24.000 millones de dólares en países de renta baja y media”. El objetivo de financiación para el sida no se consideró una mera meta sino también una condición esencial para poder alcanzar los demás objetivos de la Declaración.