Reportaje

Trabajos para la reducción de daños

18 de marzo de 2014

El consumo de drogas inyectables continúa impulsando la epidemia del VIH en muchos países de todo el mundo. En 2013, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se estimó que entre 11 y 22 millones de personas se inyectaban drogas en todo el mundo y que 1,6 millones (entre 1,2 y 3,9 millones) vivían con el VIH.

En la Declaración Política sobre el VIH y el Sida aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, los Estados Miembros se comprometieron a reducir la transmisión del VIH entre usuarios de drogas inyectables en un 50% para el año 2015. Sin embargo, la criminalización, la estigmatización y la discriminación siguen siendo fenómenos generalizados y continúan impidiendo que los usuarios de drogas tengan acceso a los servicios esenciales del VIH.

Al dirigirse a los participantes en el segmento de alto nivel de la 57 ª Sesión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU celebrada en Viena, el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, hizo hincapié en la necesidad urgente de proporcionar servicios eficaces. "Es inaceptable que estemos fallando a los usuarios de drogas inyectables", dijo el Sr.Sidibé. "Disponemos de todos los datos para demostrar que, en combinación con la terapia antirretrovírica, los servicios esenciales, —incluyendo programas de agujas y jeringas y la terapia de sustitución de opiáceos— reducen la transmisión del VIH, contribuyen a que la mortalidad descienda y producen una mejora en la calidad de vida".

Aunque los usuarios de drogas inyectables representan tan solo entre el 0,2% y el 0,5% de la población mundial, suponen aproximadamente entre el 5% y el 10% de todas las personas que viven con el VIH. Sin embargo, a nivel mundial, menos del 1% de los usuarios de drogas tienen acceso al tratamiento del VIH.

Entre los participantes en la mesa redonda sobre la reducción de la demanda, presidida por Francisco de Asis Babin Vich, director del Plan Nacional sobre Drogas en el Ministerio de Salud español, se encontraban representantes de los Estados Miembros de las Naciones Unidas de algunos de los países más afectados. Durante el debate, el Sr. Sidibé hizo un firme llamamiento para que los servicios de reducción de daños se pongan en marcha en todos los países, sobre todo en los que existen epidemias de VIH impulsadas por el consumo de drogas inyectables. Hizo referencia al excelente progreso en China, donde se está ampliando la reducción de daños en muchas partes del país.

Hubo consenso entre los participantes que exigen que las estrategias de reducción se basen en datos científicos y en la salud. Los tratados internacionales sobre drogas ponen de relieve que la salud es esencial y que la fiscalización de drogas a través de la prohibición de la producción y el tráfico no es suficiente. De acuerdo con los participantes en la mesa redonda, todas las partes interesadas, entre ellas la sociedad civil, deben ser incluidas y comprometerse con las políticas y programas de reducción de la demanda.

Como parte de su constante labor para demostrar los beneficios del aumento activo de programas de calidad basados en los derechos humanos y las necesidades de salud pública, ONUSIDA publicó un breve informe: Trabajos para la reducción de daños. El documento proporciona ejemplos de todo el mundo, de la importancia de invertir en programas de prevención, tratamiento, atención y apoyo del VIH para los usuarios de drogas, así como de la necesidad de involucrar a los mismos en el desarrollo del programa, y de la relevancia de poner en marcha programas de reducción de daños sólidos y efectivos.