Reportaje

Cáncer de cuello uterino y VIH: dos enfermedades, una sola respuesta

01 de octubre de 2018

Más de 500 000 mujeres desarrollan cada año cáncer de cuello uterino, una enfermedad que puede evitarse mediante la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) y que puede curarse si se detecta y trata temprano. La mitad de ellas fallecen a causa de dicha enfermedad. Si no se amplían urgentemente los esfuerzos en la prevención, realización de pruebas y tratamiento del cáncer de cuello uterino, se calcula que para 2035 podrían ser el doble.

El cáncer de cuello uterino es una manifestación clínica del sida, ya que las mujeres que viven con el VIH y contraen el virus del papiloma humano tienen más probabilidades de desarrollar lesiones preinvasivas que, si no se tratan, pueden convertirse rápidamente en cáncer invasivo. Las mujeres que viven con el VIH tienen de cuatro a cinco veces más probabilidades de desarrollar cáncer de cuello uterino invasivo. Se ha apreciado que la infección por virus del papiloma humano incrementa significativamente el riesgo de transmisión del VIH tanto en los hombres como en las mujeres.

Gracias al tratamiento, muchas más mujeres que viven con el VIH disfrutan de vidas más largas y saludables, pero es fundamental que no sucumban a otras enfermedades, entre las que se cuenta el cáncer de cuello uterino. En octubre de 2015, George Bush, cuyo Instituto George W. Bush ha estado llevando a cabo iniciativas con el fin de poner fin al sida y al cáncer de cuello uterino mencionaba, “No tiene sentido salvarle la vida a una mujer con sida solo para dejar que muera por un cáncer que puede prevenirse o tratarse”.

Nueve de cada diez mujeres que fallecen a causa del cáncer de cuello uterino viven en países de rentas bajas y medias. Dado que el VIH afecta principalmente a los países de rentas bajas y medias, y especialmente a las mujeres jóvenes y adolescentes, es fundamental responder de forma conjunta al cáncer de cuello uterino y al VIH en dichos países. Por desgracia, la mayoría de los países de rentas bajas y medias con una alta prevalencia del VIH cuentan con programas limitados para la prevención y el control del cáncer de cuello uterino.

Cada vez es más patente la necesidad de maximizar las sinergias entre la respuesta al sida y los esfuerzos en la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer de cuello uterino mediante la vacunación contra el virus del papiloma humano, la educación, la realización de pruebas y el tratamiento. Así mismo, los programas para el VIH existentes pueden desempeñar un papel fundamental en la expansión de los servicios de prevención del cáncer de cuello uterino.

Para reducir las muertes causadas por el cáncer de cuello uterino es necesario un enfoque de amplio alcance que incluya los siguientes aspectos:

  • Educación sanitaria, incluyendo educación integral sobre sexualidad adecuada a la edad.
  • Vacunación contra el virus del papiloma humano a las adolescentes.
  • Realización de pruebas a todas las mujeres en riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino. Los programas de realización de pruebas deben incluir asesoramiento, pruebas y tratamiento para el VIH, así como otros servicios sanitarios sexuales y reproductivos y el tratamiento de lesiones precancerosas en el cuello uterino y del cáncer de cuello uterino invasivo y avanzado.
  • Cuando sea necesario, deberá garantizarse el acceso a los cuidados paliativos.

“Todas las mujeres que viven con el VIH tienen que poder acceder a la información sobre el virus del papiloma humano, se les deben proporcionar pruebas de detección del cáncer de cuello uterino y, si es necesario, tratamiento”, explicaba Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA.

En mayo de 2018, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida, el Instituto George W. Bush y ONUSIDA lanzaron una iniciativa conjunta por medio de una colaboración de 30 millones de dólares para ampliar los esfuerzos en ocho países subsaharianos con el fin de garantizar que las mujeres y las niñas que viven con el VIH sean la prioridad en los programas nacionales de prevención y control del cáncer de cuello uterino.

“Gracias a la generosidad de los estadounidenses, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida ha salvado las vidas de millones de mujeres seropositivas en todo el mundo”, afirmaba Deborah Birx, coordinadora mundial de los Estados Unidos para el sida y representante especial para la Diplomacia Sanitaria Mundial, durante el lanzamiento de la colaboración, que se anunció en mayo de 2018. “Tenemos que asegurarnos de que esas mismas mujeres (madres, hermanas, tías y abuelas) que están viviendo con el VIH no sucumban al cáncer de cuello uterino”.