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Todavía no se ha logrado la supresión vírica

04 de marzo de 2019

Para mantenerse sanos y prevenir la transmisión, las personas que viven con el VIH tienen que someterse a terapia antirretrovírica continuada, que reduce el virus hasta alcanzar niveles indetectables o muy bajos. Según los últimos datos disponibles de 2017, la carga viral disminuyó en menos de la mitad de los afectados.

Hay tres factores que dificultan la supresión vírica (véase el gráfico inferior):

  • En primer lugar, es necesario que más gente se realice la prueba del VIH. Muchas personas viven con el VIH, pero, al no haberse realizado la prueba, no saben que se han contagiado.
  • En segundo lugar, la falta de tratamiento: aunque muchos han sido diagnosticados, no han comenzado el tratamiento.
  • Y, por último, la supresión vírica: Hay personas que han comenzado el tratamiento; sin embargo, no han conseguido reducir la carga viral en el organismo.

El factor que más afecta, con diferencia, es la carencia de pruebas: en 2017, un cuarto de las personas que viven con el VIH no conocían su estado serológico. Un 16 % más de los afectados conocía su estado, pero no estaban en tratamiento, mientras que aproximadamente un 11 % recibían tratamiento sin lograr eliminar el virus de su organismo.

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A pesar de que el mayor problema es el desconocimiento por falta de pruebas, se ha demostrado que la supresión vírica es cada vez lo más complicado de conseguir. Se han producido avances con mayor rapidez en cuanto al desconocimiento del estado serológico y de la falta de cobertura de tratamiento que en conseguir la supresión vírica. Por consiguiente, el porcentaje de personas que se someten a terapia antirretrovírica sin éxito en la reducción de la carga viral se ha mantenido constante en un 11 % en los últimos años. Por el contrario, la ausencia de supresión vírica, en comparación con los otros factores, ha aumentado de 18 % en 2015 a un 21 % en 2017 (véase gráfico inferior).

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Se pueden conseguir las metas propuestas para el año 2020, que aspiran a reducir el virus entre el 90 % de las personas que viven con el VIH. Para ello, debemos combatir el estigma y la discriminación asociados al VIH, proporcionar apoyo para que se cumpla el tratamiento, controlar la carga de supresión vírica, así como responder con rapidez ante indicios de que el tratamiento no está funcionando.