Comunicado de prensa

ONUSIDA y el Grupo del Banco Mundial definen líneas de acción para hacer frente a la pobreza extrema y el sida

GINEBRA / WASHINGTON, 15 de enero de 2014— Durante una reunión alto nivel celebrada en Washington la semana pasada, ONUSIDA y el Grupo del Banco Mundial definieron cuatro áreas de acción para intensificar los esfuerzos en torno a los problemas interrelacionados del sida, la desigualdad y la pobreza extrema.

Ambas organizaciones se han comprometido a trabajar en estrecha colaboración con el PNUD y con otros socios internacionales para abordar los factores sociales y estructurales de la epidemia de VIH, que aumentan el riesgo de contraer el VIH e impiden acceder a los servicios. Algunos de esos factores son la desigualdad de género, el estigma y la discriminación, la falta de acceso a la educación y los medios de vida inestables. ONUSIDA y el Grupo del Banco Mundial abogarán por:

  1. Alinear las actividades de salud y desarrollo en torno a objetivos impulsados por los países y con plazos definidos para poner fin a la pobreza extrema y al sida, con especial atención a la inclusión de las poblaciones más pobres y marginadas. Así, se buscará apoyar a los países para que adopten sistemas jurídicos progresistas que eliminan las leyes discriminatorias, especialmente entre las poblaciones más vulnerables a la infección por el VIH; aumentar el acceso a los ingresos, a una vivienda adecuada y a entornos laborales seguros; y acelerar las reformas hacia la cobertura sanitaria universal y el acceso universal a los servicios y los productos básicos relacionados con el VIH.
  2. Incluir en la agenda de desarrollo posterior a 2015 metas destinadas a acabar con el sida junto con el objetivo de la cobertura sanitaria universal, de manera que nadie caiga en la pobreza o permanezca en ella por tener que pagar el tratamiento del sida o la atención sanitaria.
  3. Promover la vigilancia nacional y mundial e investigaciones sobre la aplicación. Tales acciones incluirán trabajar en estrecha colaboración con los asociados mundiales y los países para innovar y supervisar la prestación de servicios, entre ellos los del VIH, especialmente para los más pobres y los más marginados; e intensificar las investigaciones sobre la aplicación para idear y definir planteamientos innovadores sobre los vínculos entre las medidas para acabar con la pobreza extrema y con el sida. Como parte de este empeño, el Grupo del Banco Mundial pondrá en marcha un nuevo y destacado proceso para comprender mejor de qué manera los sistemas de protección social reducen las infecciones por el VIH, especialmente entre las mujeres jóvenes de los países hiperendémicos de mayor carga.
  4. Convocar dos reuniones de alto nivel en 2014 con expertos y líderes políticos nacionales para poner fin al sida y a la pobreza extrema. La primera reunión tendrá lugar en el sur de África y buscará poner en común las investigaciones actuales y tratar sobre cómo pueden aplicarse en la práctica. La segunda reunión se llevará a cabo durante la Conferencia Internacional sobre el Sida, en julio de 2014, en Melbourne.

Pese a los avances sin precedentes de la última década en la respuesta mundial al VIH, las desigualdades económicas, la marginación social y otros factores estructurales siguen alimentando la epidemia de VIH, que a su vez continúa debilitando las acciones para reducir la pobreza y la marginación. El VIH aumenta la pobreza, agrava las desigualdades sociales y económicas, disminuye las oportunidades de progreso económico y social y causa un gran sufrimiento humano.

«Está en nuestras manos poner fin a la epidemia de sida y a la pobreza», dijo Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA. «Nuestros esfuerzos conjuntos contribuirán al movimiento global que busca asegurar que todas las personas puedan ejercer su derecho a una asistencia sanitaria de calidad y a vivir sin pobreza ni discriminación.»

«De la misma manera que el dinero por sí solo no basta para acabar con la pobreza, la ciencia no podrá derrotar al sida si no atajamos los factores sociales y estructurales subyacentes», afirmó Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial. «Para poner fin al sida y a la pobreza necesitamos una voluntad política sostenida, activismo social y un firme compromiso con la equidad y la justicia social.»

«El estigma, la discriminación y la marginación obstaculizan el camino de la plena realización de la promesa de los adelantos técnicos de prevención y tratamiento del VIH», manifestó Helen Clark, administradora del PNUD. «Sabemos que cuando las leyes y las políticas fomentan la participación con dignidad en la vida cotidiana de las personas afectadas por el VIH, sin miedo a ser discriminadas, es más fácil que acudan a los servicios de prevención, atención y apoyo.»

Mejorar los servicios de salud y sus resultados es fundamental para acabar con la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida. La reciente Comisión de The Lancet sobre la Inversión Sanitaria ha calculado que, en los países de bajos y medianos ingresos, hasta un 24% del crecimiento económico se debe a mejores resultados en materia de salud. Las recompensas son inmensas: la Comisión llegó a la conclusión de que la inversión en salud produce resultados que multiplican entre 9 y 20 veces la inversión inicial.

Invertir en salud significa asimismo invertir en igualdad. Entre los elementos esenciales de una respuesta al VIH basada en los derechos humanos se requieren leyes, políticas e iniciativas que protejan y promuevan el acceso a servicios sanitarios y sociales eficaces, entre ellos el acceso a una vivienda segura, una alimentación adecuada y otros servicios esenciales. Tales medidas pueden ayudar a proteger a las personas afectadas por el VIH del estigma, la discriminación, la violencia y la vulnerabilidad económica. Una protección social que tenga en cuenta el VIH es ya un componente clave de la visión de ONUSIDA de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida.

«Los medicamentos no salvan vidas en los anaqueles», dijo Sveta Moroz, de la Unión de Mujeres Ucranianas Afectadas por el VIH. «El fin de la epidemia de sida en todo el mundo requerirá un planteamiento centrado en las personas, impulsado por la comunidad y basado en la justicia social. Y exigirá un enfoque que garantice los derechos humanos básicos a una vivienda segura, el acceso a la atención sanitaria, la seguridad alimentaria y oportunidades económicas. Tales derechos eliminan los obstáculos para la verdadera participación activa de las personas en la prevención y la atención eficaces del VIH.»

ONUSIDA y el Grupo del Banco Mundial se esforzarán para que tales medidas tengan un lugar destacado en la agenda mundial de desarrollo para después de 2015, pues son elementos fundamentales para poner fin al sida, lograr la cobertura sanitaria universal, acabar con la pobreza extrema y la desigualdad y crear una prosperidad compartida.


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