Reportaje

Día Internacional de la Mujer: entrevista con Purnima Mane

08 de marzo de 2007

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Purnima es una científica social de renombre y una experta en cuestiones de género relacionadas con la salud a nivel internacional, especialmente en lo referente al sida. Purnima trabajó durante más de 12 años como profesora adjunta en el Instituto Tata de Ciencias Sociales, de Mumbai, India, antes de unirse al Programa Mundial sobre el Sida de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, en 1994. En el seno del ONUSIDA dirigió trabajos sobre cuestiones de género y sida y dirigió la Oficina Ejecutiva hasta 1999. Tras haber trabajado para el Consejo de la Población en Nueva York en 1999 y para el Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, Purnima regresó al ONUSIDA en 2004 como Directora de Política, Documentación de Pruebas y Asociaciones. Es co-autora y editora de cuatro libros, incluyendo uno de los primeros que tratan de los aspectos sociales y culturales del sida en la India, además de ser editora fundadora de la publicación Cultura, Salud y Sexualidad. En el Día Internacional de la Mujer, Purnima nos recuerda que las mujeres están más expuestas al VIH y que la violencia contra la mujer aumenta su vulnerabilidad.

Hoy es el Día Internacional de la Mujer. ¿Podría decirnos cómo y por qué las mujeres están siendo especialmente afectadas por la epidemia de sida?

Las mujeres representan prácticamente la mitad de las personas que viven con el VIH. Según los últimos datos disponibles, 17,7 millones de mujeres adultas viven actualmente con el VIH. Esta cifra es mayor que nunca y las tendencias indican que irá en aumento. El VIH infecta a 7000 mujeres cada día. La expresión “feminización de la epidemia” se queda muy corta para reflejar la gravedad de la situación... Tras más de 25 años de epidemia, la desigualdad entre los sexos sigue siendo una de las principales causas de la propagación del VIH. En general, las iniciativas actuales contra el sida aún no abordan los factores sociales, culturales y económicos que hacen que las mujeres sean más vulnerables al VIH y que las consecuencias de la epidemia las afecten excesivamente. Las mujeres y las niñas tienen menos acceso a la educación y a la información acerca del VIH, no suelen gozar de igualdad en el matrimonio y en las relaciones sexuales y siguen siendo las principales personas que ofrecen asistencia a los miembros de las familias y comunidades que padecen enfermedades relacionadas con el sida. Cuando son infectadas por el VIH, las mujeres tienen más probabilidades de verse privadas de tratamiento y sufrir discriminación. Para ser más eficaz, la respuesta al sida debe hacer frente a los factores que siguen poniendo en peligro a las mujeres.

En su opinión, ¿cuál sería la intervención prioritaria para reducir el riesgo que corren las mujeres ante el VIH?

Evidentemente ninguna solución sería suficiente, pero si tuviera que elegir alguna, diría que la educación tiene una importancia fundamental. Mandar a todas las chicas a la escuela y asegurarse de que acaben la educación secundaria tiene que ser una prioridad colectiva. Con cada año adicional de educación, las chicas adquieren aptitudes básicas para la vida y un potencial más alto para asegurar sus ingresos. Las chicas que terminan la educación secundaria saben más acerca del VIH, sobre la prevención de la infección y sobre qué hacer si piensan que podrían estar infectadas. Asimismo, tienden a tener menos parejas sexuales y a utilizar preservativos. Al brindar a las mujeres más opciones económicas y mayor independencia, la educación les ofrece conocimientos vitales, aptitudes y oportunidades. Esto significa que pueden tomar decisiones con fundamento acerca de retrasar el matrimonio y la maternidad, traer al mundo niños más sanos y evitar comportamientos de riesgo, así como conocer mejor sus derechos.

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El lema del Día de la Mujer de este año es Poner fin a la impunidad de la violencia contra las mujeres.¿Podría contarnos algo más sobre esta iniciativa?

La violencia contra las mujeres sigue siendo un fenómeno común y frecuentemente ignorado, que priva a las mujeres de todo el mundo de su salud, su bienestar y sus vidas. La violencia de género y el riesgo de infectarse por el VIH están interrelacionados en muchos lugares.

Las formas más corrientes de violencia contra las mujeres son cometidas por sus parejas sentimentales. Un sorprendente porcentaje de entre el 40% y el 60% de las mujeres encuestadas en Bangladesh, Etiopía, Perú, Samoa, Tailandia y Tanzanía confesaron haber sufrido abusos físicos o sexuales por parte de sus parejas. Las leyes para proteger de este tipo de agresiones a las mujeres o bien brillan por su ausencia, o bien son demasiado débiles o muy poco respetadas para tener alguna influencia. Las normas sociales de muchos países consideran la violencia de género como un asunto privado e incluso normal, lo cual niega a millones de mujeres la esperanza de ser amparadas por la ley. Sin embargo, no hay nada natural o inevitable en la violencia de género. La actitud puede y debe cambiar.

¿De qué manera aumenta la violencia contra las mujeres el riesgo de infección por el VIH?

La violencia contra las mujeres se asocia a menudo a un riesgo acentuado de infección por el VIH. Los estudios realizados en Sudáfrica y Tanzanía muestran que las mujeres que han sido víctimas de la violencia tienen hasta tres veces más posibilidades de ser infectadas por el VIH que las que no lo han sido.

La violencia, e incluso el miedo a la violencia, también impide a muchas mujeres y niñas descubrir o revelar su situación serológica o acceder a los servicios esenciales relacionados con el sida. En Camboya, el miedo a la violencia doméstica parece ser uno de los motivos por los que un número sorprendentemente bajo de mujeres han acudido a los servicios de orientación y pruebas del VIH en centros de atención prenatal. En un dispensario de Zambia, cerca de un 60% de las mujeres que podían acceder al tratamiento gratuito con antirretrovíricos decidieron rechazarlo, en parte porque temían ser agredidas o abandonadas si revelaban su estado a sus parejas. El miedo a la violencia también impide a las mujeres que pidan protección o unas relaciones sexuales más seguras.

¿Qué se está haciendo para ayudar a reducir la violencia contra las mujeres?

Se están poniendo en marcha iniciativas prometedoras. Algunas, como Stepping Stones (‘Subir peldaños’), actualmente en curso en más de treinta países, y Men as partners (‘Los hombres como compañeros’) en Sudáfrica, utilizan talleres dentro de las comunidades para desafiar los estereotipos asociados a los sexos y para reestructurar las relaciones de poder. Otras, como el Centro de Recuperación para Víctimas de la Violencia de Género en Kenya y el Centro de Crisis para la Mujer en Camboya, ofrecen alojamiento, asistencia médica y orientación e incluso servicios o remisiones a especialistas en asuntos relacionados con el VIH, a mujeres que han sufrido violencia doméstica y abusos sexuales. Iniciativas similares necesitan ser ampliadas, respaldadas e incorporadas a las estrategias nacionales contra el sida. Los gobiernos de todo el mundo se comprometieron a acabar con la violencia contra las mujeres. Es hora de hacer algo más.

¿Cuáles son las medidas inmediatas que podrían ayudar a reducir la violencia contra las mujeres y el riesgo que éstas corren ante el VIH?

Los gobiernos deben aprobar y aplicar leyes que prevengan la violencia contra las mujeres. Al mismo tiempo, deben desarrollar estrategias y propuestas para apoyar a las víctimas de la violencia y asegurar que los defensores de la ley – los funcionarios, la policía, el sistema jurídico, los proveedores de asistencia, los servicios sociales, etc. – la aplican. También debemos desarrollar y financiar programas dentro de las comunidades para ayudar a cambiar las normas sociales que consienten la violencia contra las mujeres y perpetúan su aceptabilidad. Esto implica educar a las mujeres, a los hombres, a los jóvenes y a los líderes de las comunidades acerca de los derechos de la mujer y la necesidad de cambiar las normas machistas.

Del mismo modo, tenemos que trabajar para ampliar el acceso de las mujeres a los servicios que ofrecen apoyo y recursos económicos, para que puedan escapar y recuperarse de las relaciones abusivas que amenazan sus vidas.

Es importante que los planes nacionales contra el sida cuenten con estrategias para reducir la violencia contra las mujeres y unan los esfuerzos realizados para prevenir la violencia con las principales acciones de prevención del VIH y los servicios que ofrecen tratamiento.




Enlaces:

Ver el documental “Las mujeres son 2… Encontrando soluciones” (en inglés)