Reportaje

Informe de la OMS sobre la salud de la mujer: el sida, principal causa de defunción en el mundo entre las mujeres en edad fecunda

09 de noviembre de 2009

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En un informe sin precedentes sobre la salud de las mujeres y niñas de todo el mundo, la Organización mundial de la Salud (OMS) afirma que las enfermedades relacionadas con el sida son la causa principal de defunción y enfermedad entre las mujeres en edad fecunda de los países de ingresos bajos y medianos, particularmente los del continente africano. Asimismo, las prácticas sexuales de riesgo son el factor principal de riesgo de defunción a escala mundial entre las mujeres en edad fecunda. Estos hallazgos apoyan el argumento planteado en el informe Las mujeres y la salud: los datos de hoy, la agenda del mañana a saber, que la salud de las mujeres está desatendida en una gran diversidad de esferas y debe considerarse una prioridad urgente.

El informe sostiene que las mujeres y niñas son particularmente vulnerables a la infección por el VIH debido a diversos factores biológicos y sociales, entre ellos, la posición socioeconómica, que puede limitar sus opciones y conducir a comportamientos de alto riesgo, y las normas y leyes que las subyugan a las mujeres y las desaniman a buscar y conseguir la información que necesitan para evitar contraer la infección. Por ejemplo, a escala mundial, sólo el 38% de las mujeres jóvenes son capaces de describir las principales formas para evitar infectarse y, si se comparan con los hombres jóvenes, es menos probable que sepan que los preservativos pueden protegerlas contra el VIH. Asimismo, los datos de 16 países del África subsahariana, para el período 2001 - 2007, indican que la prevalencia de la infección por el VIH suele ser mayor entre las adolescentes de 15 a 19 años que entre los adolescentes de la misma edad. Una causa importante de esto son las jóvenes que tienen como parejas hombres mayores con más experiencia sexual y mayor probabilidad de estar infectados.

La violencia contra las mujeres

La violencia contra las mujeres también es una causa de su mayor vulnerabilidad al VIH y puede hacerles difícil o imposible ejercer control sobre sus vidas sexuales, negarse a tener relaciones sexuales o persuadir a sus parejas de que utilicen preservativos. La violencia o la amenaza de violencia también pueden dar lugar a que las mujeres no recurran a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH.

Sabemos que hay una relación estrecha entre la violencia contra las mujeres y el VIH. Necesitamos ayudar a los jóvenes a desarrollar destrezas para el mutuo consentimiento en las relaciones sexuales y el matrimonio, y terminar con la violencia y la coerción sexual. Esto es fundamental para prevenir la infección por el VIH y lograr la igualdad entre las mujeres y los hombres en todos los aspectos de la vida.

Michel Sidibe, director ejecutivo del ONUSIDA

Para el ONUSIDA, la violencia contra las mujeres y niñas es una cuestión importante que suscita preocupación y detenerla figura entre las nueve áreas prioritarias del marco de resultados del ONUSIDA de 2009 a 2011.  Según el Sr. Michel Sidibé, director ejecutivo del ONUSIDA: “Sabemos que hay una relación estrecha entre la violencia contra las mujeres y el VIH. Necesitamos ayudar a los jóvenes a desarrollar destrezas para el mutuo consentimiento en las relaciones sexuales y el matrimonio, y terminar con la violencia y la coerción sexual. Esto es fundamental para prevenir la infección por el VIH y lograr la igualdad entre las mujeres y los hombres en todos los aspectos de la vida.”.

Desigualdades de género

El informe, cuyo alcance es sumamente amplio, aborda una serie de asuntos de salud de la mujer y demuestra que los factores que intervienen para aumentar la vulnerabilidad de las mujeres al sida también influyen profundamente en la salud y bienestar generales de las mujeres y niñas. Además, argumenta que las desigualdades de género en cuanto a la asignación de recursos relacionados con la educación, los ingresos, la atención de salud, la nutrición y la participación política están relacionadas en gran medida con la mala salud y la disminución del bienestar.

“A pesar de que se han realizado avances considerables en los últimos dos decenios, las sociedades siguen fallando a la mujer en momentos clave de su vida”, afirma la Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS, en el prólogo del informe. Y agrega lo siguiente: “Estas deficiencias son más graves en los países pobres y entre las mujeres más pobres de todos los países. No todos se han beneficiado de la misma manera de los avances recientes y son demasiadas las niñas y mujeres que aún no pueden desarrollar plenamente su potencial debido a las desigualdades sanitarias, sociales y de género que persisten, así como a las deficiencias del sistema de salud.”.

Etapas clave pertinentes para la salud: primera infancia, adolescencia, adultez y vejez

El informe explora las vidas de las mujeres y niñas en función de etapas clave pertinentes para la salud: primera infancia, adolescencia, adultez y vejez; y demuestra que las mujeres enfrentan desigualdades generalizadas y constantes durante cada una de estas etapas. Además de destacar las necesidades de las mujeres en materia de salud y los aspectos actualmente desatendidos en relación con la infección por el VIH y otras áreas, subraya su valiosa contribución al sector de la salud y la sociedad en general.

Con ayuda de los datos científicos actuales y lo que se sabe sobre la salud de las mujeres de todas las regiones del mundo a lo largo de sus vidas, el informe establece la agenda del mañana, entre cuyos elementos fundamentales está defender las reformas que posibilitan que la mujer no sólo sea considerada con respecto de su capacidad sexual y reproductiva, sino también como un agente activo en la prestación de la atención sanitaria que desempeña una función medular en la concepción, gestión y prestación de los servicios de salud.

El informe señala a la atención cuatro esferas en que las medidas normativas podrían lograr un cambio real en la salud de las mujeres, a saber, establecer un liderazgo sólido y una respuesta institucional coherente integrados en un programa claro; hacer que los sistemas de salud funcionen para las mujeres; facilitar cambios en las políticas públicas para fomentar cambios sociales fundamentales (por ejemplo, mediante medidas dirigidas a ayudar a las niñas a matricularse en la escuela); y, por último, crear una base de conocimiento y dar seguimiento a los avances.

La OMS espera que con el examen de los datos existentes y un camino contundente hacia adelante, la salud de las mujeres y las niñas, y la sociedad en su conjunto, puedan mejorarse porque, como dice el informe, “mejorar la salud de las mujeres es mejorar el mundo”.