Reportaje

Un nuevo informe exige cambios importantes en las políticas sobre VIH y discapacidad

11 de noviembre de 2009


Participantes en el  diálogo internacional sobre políticas celebrado en Ottawa, Canadá en marzo del 2009
Fotografía: Salud Canadá

La Dirección de Asuntos Internacionales de Salud Canadá ha elaborado un nuevo informe que exige que se preste mayor atención a los derechos de las personas con discapacidades en la política sobre la infección por el VIH. El informe ofrece recomendaciones para cambiar las políticas y se basa en el diálogo internacional sobre políticas celebrado entre el ONUSIDA, Salud Canadá y el Organismo de Salud Pública del Canadá en Ottawa, en marzo del 2009.

El informe en cuestión, titulado “HIV/AIDS and Disability: Final Report of the 4th International Policy Dialogue”, hace un llamamiento para que la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de las Naciones Unidas se transforme en un catalizador para cambiar los criterios orientados a la beneficencia o a los aspectos médicos, en los que hasta ahora se ha sustentado el discurso sobre la discapacidad, por un criterio orientado a los derechos humanos. Este criterio considera a las personas con discapacidades como participantes activos de la sociedad y vela por su bienestar, en lugar de tratarlas como receptores pasivos de la beneficencia.

El informe recomienda la participación de los interesados directos para que ayuden a que la Convención se transforme en un instrumento del cambio. Entre los interesados directos figuran la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el ONUSIDA, los gobiernos y ministerios nacionales y las organizaciones de la sociedad civil que laboran en los campos de la discapacidad y la infección por el VIH.

Las personas que viven con el VIH y que tienen alguna discapacidad son víctimas de un doble estigma. Se requieren muchos esfuerzos para superar esta situación, comenzando con una sensibilización y comunicación abierta al respecto. En Sudáfrica, por ejemplo, los jóvenes minusválidos reciben capacitación para proporcionar a sus coetáneos información sobre la prevención de la infección por el VIH y su tratamiento; en Kenya, los sordos proporcionan a otros sordos información sobre la prueba de detección del VIH; y en Uganda, se han establecido centros de salud mental para las personas que viven con el VIH.


El diálogo internacional sobre políticas celebrado entre el ONUSIDA, Salud Canadá y el Organismo de Salud Pública del Canadá.
Fotografía: Salud Canadá

El informe propone que se tome la iniciativa a partir de estos programas; asimismo, exige que se sensibilice a los proveedores de servicios relacionados con la respuesta frente al sida acerca de la manera de interactuar con las personas discapacitadas, y que se establezcan servicios móviles de asesoramiento y tratamiento voluntarios del VIH para aumentar el acceso de las personas que por sí solas no pueden tener acceso a ellos.

En el informe sobre el VIH y la discapacidad se reconoce que es necesario educar y sensibilizar más a los niños, jóvenes y adultos con discapacidades del desarrollo, y también se propone trabajar para proporcionar información sobre la salud sexual y mental. Además, se abordan las dificultades que supone mantener los proyectos piloto; obtener fondos; intercambiar los resultados y beneficios de los proyectos sobre la infección por el VIH, el sida y las discapacidades; e instruir a los países donantes, los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales sobre la importancia de invertir en esta esfera.

El ONUSIDA ha colaborado, junto con la OMS y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en la elaboración de un informe de política que explora los vínculos entre el VIH y la discapacidad, y ofrece recomendaciones para cambiar las políticas.

Además de tratar las medidas que son necesarias para aumentar la participación de las personas discapacitadas en la respuesta frente al VIH y garantizar su acceso a los servicios relacionados con esta infección, el informe también recomienda que los gobiernos incorporen a estas personas en sus políticas nacionales sobre VIH.

Asimismo, insta a la sociedad civil a que vele por que las campañas de lucha contra el estigma y la discriminación de las personas que viven con el VIH también estén accesibles a las personas con discapacidades, y propugna por que estas últimas sean incluidas en la planificación, ejecución y evaluación de los programas sobre el VIH.

Las personas con discapacidades

Alrededor de 650 millones de personas, es decir, el 10% de la población mundial, tienen alguna discapacidad. Aunque algunas de estas personas forman parte de los grupos de población más expuestos al riesgo de infección por el VIH, hasta ahora no se ha prestado mucha atención a la relación entre esta infección y la discapacidad.

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Grupo de participantes presentes en el diálogo internacional sobre políticas  que tuvo lugar en Ottawa, Canadá, en marzo del 2009
Fotografía: Salud Canadá

Durante el Diálogo Internacional sobre Políticas que tuvo lugar en marzo, las personas discapacitadas y las que viven con el VIH intercambiaron experiencias personales para expresar tanto las dificultades que enfrentan como sus aptitudes.

Las personas discapacitadas presentan todos los factores de riesgo asociados con la infección por el VIH y suelen estar expuestas a un mayor riesgo debido a la pobreza, el acceso sumamente limitado a la educación y a la atención de salud, la falta de información y recursos, la falta de protección jurídica, un mayor riesgo de ser víctimas de actos violentos o violación, y vulnerabilidad al abuso de sustancias y al estigma.