Feature Story

Fotografía: ONUSIDA/L. Taylor

En el contexto de reducción de la financiación internacional para la respuesta al sida, en muchos países con ingresos medios y bajos, los responsables políticos intentan contener los costes cada vez mayores que se destinan a la prestación de servicios, productos básicos, medicamentos, etcétera, mientras se amplía al mismo tiempo la prevención del VIH y los servicios de tratamiento y atención.

Con el fin de ayudar a los países a monitorizar y a evaluar los aspectos económicos de la prestación de servicios para el VIH, ONUSIDA ha publicado un documento genérico para calcular el coste de las instalaciones relacionadas con el sida titulado Manual para calcular el coste de las instalaciones y servicios relacionados con el VIH.

El manual, junto con un cuaderno titulado Cuaderno para la recopilación de la información relativa al coste de los servicios para el VIH, se ha publicado con el fin de proporcionar unas directrices estandarizadas a los países para que recojan los datos de los costes en las instalaciones que trabajan en la prevención del VIH o en los servicios de tratamiento.

“Un problema importante en los países con ingresos medios y bajos sigue siendo la falta de información básica sobre el uso de los servicios, su coste, los resultados y las consecuencias. A menudo, muchos de los escasos cálculos de costes que se están llevando a cabo no se realizan siguiendo unas normas estandarizadas”, afirmó Eddy Beck, asesor técnico superior de ONUSIDA.

Las nuevas publicaciones tienen como objetivo proporcionar a los responsables políticos y a los encargados las herramientas necesarias para que aporten datos estratégicos fiables y actuales que puedan informar de sus planes estratégicos nacionales. Esto incluye la información económica sobre los gastos y los costes destinados a la planificación, la aplicación, la monitorización y la evaluación de servicios relacionados con el VIH que sean sostenibles a largo plazo.

Debido al éxito alcanzado en el acceso al tratamiento, los rendimientos pueden superar al incremento de costes, como el derivado del futuro número de personas que necesitarán medicamentos de segunda o tercera línea. Por lo tanto, estas directrices están diseñadas para ayudar a los países a obtener esta eficiencia tan necesaria que les permitirá ampliar y suministrar todos los servicios que requiere el VIH.