Reportaje

Entrevista con J.V.R.Prasada Rao, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para el sida en Asia y el Pacífico

02 de noviembre de 2012

Los enviados especiales del Secretario General de las Naciones Unidas para el sida son personas comprometidas seleccionadas por el Secretario General de las Naciones Unidas para contribuir al avance del programa sobre el sida a nivel mundial y garantizar que el sida se mantenga en los primeros puestos de las prioridades políticas en sus respectivas regiones. En una serie de entrevistas con Onusida.org, los enviados especiales para el sida compartieron sus opiniones sobre el estado de la epidemia del sida y su propio papel en el esfuerzo global por acabar con la epidemia.

Entrevista con J.V.R.Prasada Rao, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para el sida en Asia y el Pacífico.
Fotografía: ONUSIDA

J.V.R.Prasada Rao, ciudadano de la India, fue designado enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para el sida en Asia y el Pacífico en julio de 2012.

El Sr. Rao ha sido director de la Organización Nacional de Control del Sida de India durante cinco años antes de ocupar el cargo de Secretario Permanente para la Salud y el Bienestar Familiar de India. En dicho puesto, desempeñó un papel instrumental en la puesta en práctica de un programa nacional de control del sida integral y descentralizado. Después se incorporó a ONUSIDA en 2004, donde se le nombró director regional para Asia y el Pacífico y posteriormente, asesor principal del director ejecutivo. Ha servido como secretario de dos comisiones independientes sobre el sida en Asia y el Pacífico y actualmente es comisario de la Comisión Global sobre el VIH y Derecho.

Durante su trabajo, el Sr. Rao luchó de forma sistemática por la capacitación de las comunidades vulnerables y de las personas que viven con el VIH como un elemento esencial para lograr una respuesta eficaz al sida en Asia y el Pacífico.

ONUSIDA.org: Como uno de los enviados especiales del Secretario General de las Naciones Unidas para el sida, ¿cuál cree que es su papel en la respuesta a la epidemia?

El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, y el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, compartieron la visión de alcanzar los cero nuevos casos de infección por el VIH, las cero discriminaciones y las cero muertes relacionadas con el sida. Esto incluye Asia y el Pacífico, una región que representa a más de la mitad de la población mundial. Aunque la región ha observado avances en las áreas de la prevención y el tratamiento del  VIH, todavía nos queda un largo camino para llegar a cero. Por tanto, mi objetivo es llevar este mensaje a los principales líderes políticos de la región.

Debemos utilizar el periodo fundamental de tres años antes de 2015 para alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio sobre la lucha contra el VIH. Me gustaría compartir este mensaje con líderes políticos, parlamentarios, representantes de la comunidad y donantes.

¿Qué le motiva en esta función?

El factor de mayor motivación para trabajar como enviado especial para el Sida es la oportunidad histórica que tenemos de invertir la propagación del VIH en Asia-Pacífico y alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

He estado trabajando en programas para el sida durante los últimos 15 años, primero en el Gobierno de India, y después en ONUSIDA, y me he enfrentado a enormes desafíos; especialmente en los primeros días de la respuesta al sida. Las cosas han cambiado mucho desde entonces, pero he aprendido algunas lecciones importantes que ahora puedo transmitir a otros para que nuestros esfuerzos colectivos para responder a la epidemia sean más eficientes.

El número de nuevos casos de infecciones por el VIH se ha estabilizado en Asia y se ha reducido en el Pacífico en los últimos años. ¿Qué ha cambiado en la región?

En los últimos diez años, algunos países han mostrado un notable progreso en términos de prevención del VIH, lo que ha contribuido a reducir las nuevas infecciones por el VIH. En conjunto, el número de nuevos casos de infecciones por el VIH en la región está descendiendo, pero sigo sin estar contento con esta tasa de disminución, y en muchos países los nuevos casos de infección por el VIH siguen aumentando.

Tenemos que trabajar con los líderes de estos países para asegurar que la respuesta al sida no pierda su impulso. No podemos permitir una segunda oleada de la epidemia en la región.

Entrevista con J.V.R.Prasada Rao, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para el sida en Asia y el Pacífico

Los países que han tenido éxito, como Tailandia, Camboya, India y Malasia, han invertido con inteligencia en programas de prevención del VIH para poblaciones clave con un mayor riesgo. En el Pacífico, países como Fiji y Samoa han demostrado que un liderazgo decidido y un compromiso sólido con la respuesta al sida pueden marcar una gran diferencia. Los organismos intergubernamentales regionales como la Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (ESCAP) han mantenido el sida como una prioridad, y esto ha contribuido enormemente a la estabilización de las infecciones por el VIH en los países miembros.

¿Qué problemas y desafíos clave siguen existiendo en la respuesta al sida en Asia y el Pacífico?

Me gustaría destacar la amenaza procedente de un liderazgo político complaciente y que cante victoria demasiado pronto. El sida está dejando de ser una prioridad en algunos países asiáticos que han vivido una mejora en los últimos años. Tenemos que trabajar con los líderes de estos países para asegurar que la respuesta al sida no pierda su impulso. No podemos permitir una segunda oleada de la epidemia en la región.

La región se está quedando rezagada respecto a la media mundial en la provisión de servicios de tratamiento y prevención del VIH para detener los nuevos casos de infección por el VIH entre los niños. Los gestores de programas y los líderes políticos deben ser conscientes de esto y trabajar para mejorar el acceso al tratamiento para las comunidades vulnerables, las mujeres y los niños.

Los entornos jurídicos adversos siguen suponiendo un desafío en muchos países de la región. Las poblaciones clave, como los hombres que tienen relaciones sexuales, los profesionales del sexo y los usuarios de drogas, todavía se criminalizan en la mayoría de países. Animaré a los líderes políticos y los legisladores para que reformen tantos las leyes como la manera en que se hacen cumplir. Los países pequeños, como Fiji y Nepal, han demostrado que, cuando los líderes se comprometen, pueden alterar el ambiente de estigma y discriminación que rodea al sida.

Durante toda su carrera ha luchado sistemáticamente por la capacitación de las comunidades vulnerables. ¿Cuál es la función de las poblaciones clave en Asia y el Pacífico en la respuesta al sida?

Las personas que viven con el VIH y las poblaciones clave con un mayor riesgo, como los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los profesionales del sexo, y los usuarios de drogas, desempeñan un papel central en la respuesta al sida. El informe de la Comisión Asiática y los datos de vigilancia específicos de cada país muestran que estos deben invertir en programas para prevenir infecciones por el VIH entre las poblaciones clave, aunque muchos países aun no están dedicándoles los recursos apropiados. Me gustaría ver un activismo constructivo de líderes y miembros de las poblaciones clave para presionar a los gobiernos a fin de que proporcionen la financiación adecuada a los servicios de prevención y tratamiento del VIH para las comunidades más vulnerables.

En este momento esencial de la respuesta al sida, la unidad y el compromiso de los líderes comunitarios es crucial. Algunos han demostrado con éxito cómo los programas comunitarios para el VIH para la prevención y el tratamiento del VIH pueden ser rentables y producir resultados positivos. Tenemos que ver más programas para el VIH comunitarios puestos en práctica en varios países. Eso está destinado a marcar una diferencia en el curso de la epidemia.