Reportaje

Aprovechamiento del impacto potencial del tratamiento antirretrovírico

22 de febrero de 2013

El estudio confirma la necesidad urgente de un lanzamiento rápido y a gran escala del tratamiento antirretrovírico en las comunidades más afectadas por la epidemia.

Esta semana, en la revista médica Science, se han publicado los resultados completos de un estudio sobre los efectos del tratamiento antirretrovírico en la prevención de nuevas infecciones por el VIH. El estudio, dirigido por el profesor Frank Tanser, del Centro Africano de Estudios para la Salud, abarcó un período de siete años (2004-2011) y siguió a casi 17.000 personas, lo que lo convirtió en el mayor estudio de la historia en ser completado a nivel poblacional en un entorno rural del África Subsahariana.

Se llevó a cabo en el subdistrito de Hlabisa, en la provincia rural de KwaZulu-Natal, Sudáfrica. Las colinas de KwaZulu-Natal son, probablemente, uno de los lugares más bonitos de la Tierra. Sin embargo, también se trata de un lugar que ha sido especialmente afectado por la epidemia de sida. KwaZulu-Natal registra una de las mayores tasas de prevalencia del VIH en el mundo: una de cada cuatro personas mayores de 15 años vive con el VIH.

La provincia de KwaZulu-Natal ha sido abiertamente reconocida como líder de una gran respuesta provincial al VIH. En Hlabisa, por ejemplo, a mediados del 2012, el Hlabisa VIH Treatment and Care Programme (Programa de tratamiento y atención para el VIH de Hlabisa) proporcionó tratamiento antirretrovírico a más de 20.000 personas en toda la zona.

Los 16.667 participantes inscritos en el estudio del profesor Tanser no tenían VIH al principio del ensayo y fueron sometidos a pruebas con regularidad cada dos años. Al final del período del estudio, 1.413 personas se habían visto infectadas por el VIH. A las personas que resultaron seropositivas se les ofreció un tratamiento antirretrovírico una vez fueron aptas para recibir tratamiento de acuerdo con las directrices de África meridional. Inicialmente, se les ofreció tratamiento a los adultos con un recuento de linfocitos CD4 inferior a 200. Luego, en abril del 2010, se extendió a las personas con un recuento de linfocitos CD4 inferior a 350, a mujeres embarazadas y a pacientes con tuberculosis.

Lo que demostró el estudio fue que el riesgo de contraer el VIH decrecía de manera significativa si una persona vivía en una zona en la que la cobertura antirretrovírica fuera mayor. Por ejemplo, en las zonas en las que la cobertura del tratamiento oscilaba entre el 30% y el 40% de todas las personas que viven con el VIH (lo que corresponde a aproximadamente el 60% de las personas aptas para recibir tratamiento de acuerdo con las directrices actuales), la población mostraba una tendencia de un 40% menos a ser infectada con VIH en las comunidades en las que la cobertura era mucho menor, por debajo del 10%. Estos resultados constituyen incluso una confirmación más del enorme impacto que el tratamiento antirretrovírico puede tener en la morbilidad, la mortalidad y las nuevas infecciones por el VIH si se ampliase el acceso al tratamiento a niveles de impacto total en las poblaciones más afectadas por el VIH.

Este estudio basado en la población a gran escala, el primero en una región tan afectada por la epidemia en África, ofrece una poderosa evidencia de que el tratamiento supone prevención y de que es una parte esencial de nuestro kit de herramientas de prevención combinada

Bernhard Schwartlander, director del Departamento de evidencia, innovación y políticas en ONUSIDA

"Este estudio es extremadamente importante. Se trata de una pieza más del rompecabezas que revela cómo el tratamiento mantiene a las personas sanas y productivas y, al mismo tiempo, reduce de manera significativa la probabilidad de transmitir el virus", afirmó Bernhard Schwartlander, director del Departamento de evidencia, innovación y políticas en ONUSIDA. "Este estudio basado en la población a gran escala, el primero en una región tan afectada por la epidemia en África, ofrece una poderosa evidencia de que el tratamiento supone prevención y de que es una parte esencial de nuestro kit de herramientas de prevención combinada". 

Las preocupaciones relacionadas con el sometimiento de pruebas y tratamiento, retención, cumplimiento, el desarrollo de la resistencia a los medicamentos, y otros factores como la capacidad de los sistemas sanitarios de proporcional tratamiento antirretrovírico han sido muy debatidos, en especial desde que se anunciaron los descubrimientos del ensayo HPTN052 en 2011. El ensayo HTPN052 generó un gran optimismo en la comunidad afectada por el VIH, pues demostró que si una persona que vive con el VIH se adhiere a un tratamiento antirretrovírico efectivo, el riesgo de transmisión del virus a su pareja sexual no seropositiva puede reducirse en un 96%. Sin embargo, estudios basados en poblaciones mayores tendrían que confirmar cómo estos hallazgos se aplican a entornos de comunidades.

Si bien no es baladí que un estudio basado en semejante nivel poblacional, a largo plazo y a gran escala, pudiera englobar el impacto porcentual del ensayo HPTN052, lo que le faltaba en puntos porcentuales lo contrarrestaba con la gran magnitud y acuciante profundidad del ensayo. Lo que ha hecho ha sido llevarnos un paso mas allá y acercarnos al descubrimiento del verdadero potencial del tratamiento antirretrovírico y del enorme impacto que puede tener en la prevención de nuevas infecciones por el VIH en entornos reales en los que el VIH forma parte del día a día.

Este estudio ha confirmado con mayor vigor la necesidad urgente de un lanzamiento rápido y a gran escala del tratamiento antirretrovírico en las comunidades más afectadas por la epidemia. Asimismo, ha aportado a los países una razón todavía más fuerte para mantener sus compromisos y cumplir los objetivos establecidos en la Declaración política de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida de 2011: ampliar el acceso al tratamiento para conseguir que se suministre a 15 millones de personas en el 2015, y reducir a la mitad el número de infecciones por el VIH transmitidas de manera sexual en el 2015.