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La protección social y la seguridad alimentaria pueden contribuir a poner fin a la epidemia de sida

15 de octubre de 2015

El Día Mundial de la Alimentación de este año, celebrado el 16 de octubre, subraya la importancia de los programas de protección social que ayudan a las comunidades locales y que contribuyen a un círculo positivo de crecimiento económico, reducción de la pobreza, mejora de la seguridad alimentaria y vida más sana.

Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura titulado Protección social y agricultura describe de qué modo los programas de protección social sitúan a las familias sobre una base económica más sólida, lo que les permite aumentar sus inversiones y tener unas vidas más productivas, protegiéndolas de riesgos y crisis.

Los programas de protección social también tienen beneficios para la salud de las personas, ya que las hacen menos vulnerables a enfermedades infecciosas como la tuberculosis y el VIH. Al mismo tiempo, las personas que viven con el VIH tienen más probabilidades de cumplir y beneficiarse del tratamiento contra el virus si están seguras y bien alimentadas.

Un estudio sudafricano descubrió que las adolescentes que recibían alimentos como parte de un programa de protección social, tenían un 50 % menos de probabilidades de notificar que habían participado en transacciones de comercio sexual, mientras que las adolescentes que toman antirretrovíricos tenían un 61 % más de probabilidades de seguir tomando los medicamentos si disfrutan de una seguridad alimentaria. Las personas desnutridas que viven con el VIH tienen entre dos y seis veces más probabilidades de morir durante los seis primeros meses de tratamiento.

"La protección social eficaz estimula la seguridad alimentaria, genera ingresos para los hogares y comunidades y, lo que es más importante, fomenta una vida más sana, lo que reduce el riesgo de infección por el VIH y mejora los beneficios del tratamiento", declaró Mariangela Simão, directora de Derechos, Cuestiones de género, Prevención y Movilización comunitaria de ONUSIDA.

Con frecuencia, el VIH y las tuberculosis están presentes en las regiones y entre las personas más susceptibles a la inseguridad alimentaria. La infección por el VIH y la tuberculosis agravan el impacto de la desnutrición en la salud al aumentar las necesidades nutricionales. A menudo el ciclo empeora por el impacto de la enfermedad en los ingresos de los hogares.

Al igual que el acceso a unos servicios sanitarios de calidad y a programas de protección social eficaces, una infraestructura sólida, unas líneas de crédito duraderas y unos mercados que funcionen desempeñan un papel esencial en la creación de economías y comunidades resilientes.