Reportaje

Diagnósticos tempranos en los bebés: cambiar las vidas de las madres y los bebés

07 de diciembre de 2017

Descubrieron que la primera hija de Mahabad Asanova tenía VIH cuando la llevaron de urgencia al hospital con fiebre alta. En su segundo embarazo la Sra. Asanova tuvo que esperar 18 meses antes de saber que su hijo era seronegativo.

Sin embargo, cuando se quedó embarazada por tercera vez las cosas habían cambiado radicalmente. A la Sra. Asanova le dijeron que su hija era seronegativa un mes después de que naciera. Por aquel entonces se había introducido un método revolucionario de pruebas del VIH para bebés, las pruebas con sangre seca en papel (DBS, por sus siglas en inglés), que reducía significativamente el tiempo de diagnóstico.

“Esperar 18 meses para saber el estado serológico de mi hijo fue terrible”, afirma la Sra. Asanova. “Me siento aliviada. Las pruebas con sangre seca han cambiado mi vida por completo”. Antes de las DBS había que esperar un año para poder hacer las pruebas a los bebés.

Las DBS son sencillas, no se necesita ningún equipo sofisticado ni métodos invasivos para realizarlas. Después de un pinchazo en el talón del recién nacido, se recoge una gota de sangre en un papel de filtro y se seca. La muestra se manda al laboratorio para que la analicen y los resultados se pueden conocer antes de que el bebé tenga un mes de vida, lo que permite que se trate inmediatamente a los bebés que viven con el VIH con medicamentos antirretrovíricos que salvan vidas.

“Antes de que las pruebas con sangre seca se empezaran a utilizar de forma general en 2013 en Kirguistán, tan solo se hacía un diagnóstico temprano del 15% de los bebés”, explica Edil Tilekov, director del Programa para el VIH del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). “En 2017, esa cifra ascendió hasta casi el 90%”.

Hoy en día, la ciencia del VIH y los diagnósticos son cada vez más sofisticados. UNICEF está promoviendo los métodos de pruebas para el VIH a bebés en el punto de asistencia, con los que se obtendrían resultados tan solo un par de horas después de haber tomado la muestra de sangre.

La introducción de las DBS y la mejora en la formación de los médicos ha contribuido a reducir en cierta medida el estigma contra las personas que viven con el VIH.

“El estigma entre el personal sanitario comenzó a reducirse a medida que los medicamentos antirretrovíricos se fueron integrando en el sistema de atención sanitaria primaria”, afirma Elmira Narmatova, directora del Centro contra el Sida de Osh Oblast. “Se convirtió en algo más parecido a una enfermedad crónica, la mortalidad disminuyó”.

Los niños a los que se trata de forma temprana, responden mejor, y cuanto mejor funcionan los medicamentos, más confianza tienen los padres. A día de hoy, y en parte como resultado de las DBS, más del 95% de los niños que viven con el VIH en Osh (Kirguistán) acceden al tratamiento antirretrovírico.

No obstante, siguen quedando focos de resistencia. Pese al diagnóstico temprano, no todos los niños reciben los medicamentos que necesitan. “Estamos preguntando a los padres y al personal sanitario para tratar de averiguar por qué algunos padres siguen sin querer dar a sus hijos los medicamentos antirretrovíricos”, menciona el Sr. Tilekov.

Las conversaciones informales ya proporcionan algunas pistas: la oposición podría deberse a motivos religiosos, escepticismo sobre las vacunaciones o incluso a leyendas urbanas.

“Aunque se ha hecho mucho por informar a los padres y formar al personal sanitario, los recursos y el personal cualificado siguen siendo insuficientes, así que hay padres que se nos escapan y que no reciben la información adecuada sobre los efectos secundarios”, explica el Sr. Tilekov. “Por eso, si sus hijos pierden peso o no comen bien después de empezar el tratamiento antirretrovírico, los padres culpan a los medicamentos”.

Cuando a un bebé o a una madre se les hacen las pruebas del VIH en Osh, el laboratorio envía los resultados al Centro contra el Sida, una agradable casa situada entre árboles en un bucólico barrio a las afueras que siempre tiene las puertas abiertas en señal de bienvenida. Los pasillos están decorados con imágenes del popular cuento de hadas Vitaminka, unas historietas que ayudan a los trabajadores de la salud y a los padres a explicar a los niños la importancia de que se tomen sus medicamentos antirretrovíricos de forma regular.

Al proporcionar espacios adaptados para los niños y apoyo psicosocial al mismo tiempo que tratamiento médico, el centro hace que los padres se sientan bienvenidos y fomenta que acudan, recojan los medicamentos prescritos y se hagan la prueba con regularidad.

El centro, que fue renovado gracias al ministro de Salud junto con UNICEF y ONUSIDA y con el apoyo del Gobierno de la Federación Rusa, trata en la actualidad a más de 200 niños y dispone de psicólogos que proporcionan asistencia a los niños que viven con el VIH.

En el centro, lejos de presiones sociales y entre amigos, los padres pueden compartir sus esperanzas para el futuro y encontrar el apoyo que tanto necesitan.

La Sra. Asanova parece tranquila, con los dedos cruzados sobre su regazo y su vestido verde oliva en contraste con su hiyab de color crema. Mahabad Asanova no es su verdadero nombre. Todavía le preocupan el estigma y la discriminación más allá de las paredes del centro. Pero, incluso aunque está esperando otro hijo, ya no tiene miedo. Pase lo que pase, gracias a las DBS ya no tendrá que volver a soportar meses de angustiosa espera hasta conocer el diagnóstico.