Reportaje

Imágenes de cómo ONUSIDA está apoyando a la respuesta al VIH durante la COVID-19

03 de diciembre de 2020

Desde el principio de la pandemia, ONUSIDA ha estado ayudando a las personas que viven con el VIH o están afectadas por él a soportar las consecuencias de la COVID-19.

En enero y febrero, cuando la COVID-19 obligó a llevar a cabo un confinamiento en Wuhan (China), la Delegación Nacional de ONUSIDA en China empezó a recibir mensajes en redes sociales de personas que vivían con el VIH que expresaban su frustración y buscaban ayuda.

Un estudio sobre las personas que viven con el VIH en China diseñado y efectuado conjuntamente por ONUSIDA descubrió en febrero que el brote de COVID-19 estaba teniendo grandes repercusiones en las vidas de las personas que vivían con el VIH en el país: casi un tercio de ellas expresaron que, a causa de los confinamientos y las restricciones a la movilidad en algunos lugares en China, estaban en riesgo de que se les acabaran sus tratamientos contra el VIH en los siguientes días.

Los confinamientos también tuvieron como consecuencia que las personas que vivían con el VIH que se habían desplazado lejos de sus ciudades no pudieran volver a sus lugares de residencia y acceder a los servicios para el VIH, incluyendo los tratamientos, de sus proveedores de atención sanitaria habituales.

La Delegación Nacional de ONUSIDA en China trabajó con la alianza BaiHuaLin y otros asociados de la comunidad para llegar urgentemente a las personas en riesgo de quedarse sin medicinas, para asegurar que las consiguieran. Para finales de Marzo, las recogidas y entregas por correo de medicamentos para el VIH organizadas por ONUSIDA ya habían llegado a más de 6000 personas en Wuhan. ONUSIDA también donó equipos de protección individual a organizaciones de la sociedad civil que proporcionaban servicios a personas que vivían con el VIH, a hospitales y a otros para ayudar en las primeras fases del brote.

Pero la Delegación Nacional de ONUSIDA en China no solo ayudó a personas en su país. Liu Jie, la responsable de Movilización Comunitaria de la Delegación Nacional de ONUSIDA en China, se sorprendió al recibir una llamada de Polonia en marzo. «Un hombre chino se presentó y dijo que estaba atrapado y se iba a quedar sin medicina para el VIH en dos días», explicó.

Como las restricciones para viajar cerraban cada vez más países, el hombre no podía ni regresar a casa ni acceder a los medicamentos. Al no saber qué hacer, contactó con una organización comunitaria china y, a través de ella, con ONUSIDA, en Pekín. Tras una serie de llamadas, el Centro Nacional contra el Sida en Polonia hizo el resto: 24 horas más tarde, la Sra. Liu recibió una foto del mismo hombre que le había llamado en la que sujetaba una caja de medicina para el VIH.

El hombre atrapado en Polonia no fue el único ejemplo de la ayuda de ONUSIDA a conseguir el tratamiento a las personas que lo necesitaban. Para mayo, ONUSIDA ya había ayudado a cientos de personas atrapadas a obtener medicamentos para el VIH en países de todo el mundo.

Un día antes de cuando Deepak Sing (nombre ficticio) planeaba volver a la India, se detuvo toda la movilidad internacional y se quedó atrapado en Luanda, Angola. «Fui a más de diez farmacias y exploré las opciones de envío de medicamentos antirretrovirales desde la India hasta Angola, pero no tuve éxito», aseguró. El director nacional de ONUSIDA para Angola dirigió al Sr. Sing al Instituto Nacional de Lucha contra el Sida de Angola, que organizó una reunión telefónica con un médico, ya que una de las medicinas que tomaba el Sr. Sing no se utilizaba todavía en el país. El médico propuso un sustituto y, en menos de 24 horas, el Sr. Sing recogió su medicación.

En las fases tempranas de la pandemia de COVID-19, se observó que una forma de garantizar que las personas que vivían con el VIH pudieran seguir teniendo acceso a sus medicinas, y evitar el riesgo de transmisión del nuevo coronavirus, era asegurarse de que las personas que vivían con el VIH recibieran un suministro para varios meses de su tratamiento.

Uno de los primeros países en adoptar la dispensación multimensual fue Tailandia, que anunció a finales de marzo que iba a suministrar la terapia antirretroviral en dosis para entre tres y seis meses a los beneficiarios del Sistema de Seguridad Social. Tras la decisión, ONUSIDA trabajó estrechamente con el Ministerio de Salud Pública y otros asociados para abogar por que todos los seguros sanitarios adoptaran la misma política.

ONUSIDA ha apoyado a países de todo el mundo para garantizar que las personas que viven con el VIH tengan acceso a suministros de tratamiento contra el VIH para varios meses. Por ejemplo, en Senegal, en mayo, las debilidades en la cadena de suministro, incluyendo estimaciones inadecuadas de las necesidades de terapia antirretroviral en algunas clínicas y los suministros irregulares centralmente hicieron que no todas las personas que necesitaban tales suministros los recibieran. ONUSIDA respaldó al gobierno a la hora de realizar el seguimiento de los pedidos de medicamentos antirretrovirales y fortalecer la cadena de suministro.

Un grupo de modelización convocado por la Organización Mundial de la Salud y ONUSIDA estimó en mayo que, si no se hacían esfuerzos para mitigar y superar las interrupciones en los servicios y los suministros sanitarios durante la pandemia de COVID-19, una perturbación de los tratamientos antirretrovirales que durase seis meses podría provocar más de 500 000 fallecimientos adicionales por enfermedades relacionadas con el sida. Además, los avances en la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH podrían deshacerse, por lo que las nuevas infecciones por el VIH entre niños podrían aumentar en un 162 %.

Seguir las recomendaciones de distanciamiento físico e higiene para luchar contra el nuevo coronavirus resulta especialmente difícil para algunas comunidades. En abril, el Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA para África Oriental y Meridional y Reckitt Benckiser unieron sus fuerzas para distribuir más de 195 000 paquetes higiénicos entre personas que vivían con el VIH en la región de África oriental y meridional. Los paquetes estaban compuestos de suministros para tres meses del jabón antiséptico Dettol y del limpiador de superficies Jik. Fueron distribuidos en 19 países a través de las delegaciones nacionales de ONUSIDA y redes de personas que vivían con el VIH como parte de los esfuerzos enfocados en reducir la exposición al impacto de la COVID-19 entre personas que vivían con el VIH.

Kirguistán experimentó la declaración del estado de emergencia en algunas regiones en marzo, lo que resultó en una pérdida de ingresos para muchas personas. La Delegación Nacional de ONUSIDA en Kirguistán, con el apoyo de un programa de asistencia técnica ruso, organizó la entrega de paquetes de alimentos a las familias de personas que vivían con el VIH, junto con libros de colorear, rotuladores y acuarelas para los hijos de personas que vivían con el VIH, a fin de ayudarlos a sobrellevar el confinamiento. «Esperamos que esta pequeña ayuda permita de alguna manera que las personas que viven con el VIH sigan con el tratamiento», dijo la directora de ONUSIDA para Kirguistán en su momento.

La delegación nacional de ONUSIDA para Angola impulsó sus asociaciones para abastecer a miles de personas en Luanda con cestas de alimentos. ONUSIDA y sus asociados proporcionaron apoyo a las mujeres que se inyectan droga en campos y asentamientos en Dar es Salaam (República Unida de Tanzanía), a la vez que una asociación que incluía a ONUSIDA facilitó tanto transferencias de efectivo a familias vulnerables en Abiyán (Costa de Marfil), destinadas a garantizar la nutrición y la seguridad alimentaria, como botiquines sanitarios básicos.

Los miembros de grupos de población clave y las personas que viven con el VIH se han visto especialmente afectadas por la respuesta a la COVID-19. ONUSIDA ha apoyado los derechos de los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas transgénero, los trabajadores sexuales, las personas que se inyectan drogas y los reclusos en el transcurso de la pandemia.

En abril, la Red Mundial de Proyectos de Trabajo Sexual y ONUSIDA hicieron un llamamiento a los países para que tomaran medidas críticas e inmediatas, a fin de proteger la salud y los derechos de los trabajadores sexuales durante la pandemia de COVID-19. ONUSIDA se embarcó en un proyecto con la Coalición para el Trabajo Sexual en el Caribe para ayudar a redes nacionales a abordar los conocimientos de los trabajadores sexuales, la prevención del VIH y las necesidades de apoyo social durante la pandemia. «Hay que incluir a los trabajadores sexuales en los sistemas nacionales de protección social y, además, muchos de ellos necesitan apoyo económico de emergencia», dijo el director de la Delegación Subregional de ONUSIDA del Caribe.

ONUSIDA Jamaica prestó apoyo económico para garantizar que Transwave, una organización en defensa de los derechos de las personas transgénero, tuviera equipos de protección individual y para proporcionar paquetes de atención. Asimismo, se aseguró de que los temas relacionados con la transexualidad estuviesen incluidos en la respuesta coordinada de la sociedad civil al VIH frente a la COVID-19 en el país. «La COVID-19 ha puesto de manifiesto lo vulnerables que son las personas cuando no tienen un acceso equitativo a oportunidades, justicia y atención sanitaria», dijo el asesor sobre movilización comunitaria de ONUSIDA. «Por eso es tan importante e inspirador que Transwave haya continuado con su labor principal durante todo este tiempo».

Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, ONUSIDA ha reiterado el llamamiento a los gobiernos para que protejan los derechos humanos y eviten la violencia de género. En junio, ONUSIDA publicó un informe en el que destacaba seis acciones críticas para situar la igualdad de género en el centro de las respuestas a la COVID-19, mostrando cómo los gobiernos pueden hacer frente a las repercusiones discriminatorias y de género de la COVID-19.

«De la misma manera que el VIH ha puesto de manifiesto las desigualdades y las injusticias, la pandemia de COVID-19 ha centrado la atención sobre la discriminación contra la que luchan mujeres y niñas todos los días de su vida», dijo Winnie Byanyima, la directora ejecutiva de ONUSIDA, tras la publicación del informe.

En agosto, ONUSIDA instó a los gobiernos a proteger a los más vulnerables, especialmente a los grupos de población clave con mayor riesgo de infección por el VIH, en un informe que pretendía ayudar a los gobiernos a tomar medidas positivas a fin de responder a preocupaciones relativas a los derechos humanos en el contexto de evolución de la COVID-19.

El mes siguiente, ONUSIDA emitió un informe que muestra cómo los países que lidian con la COVID-19 están usando la experiencia y la infraestructura de la respuesta al sida para garantizar una respuesta más contundente a ambas pandemias.

En octubre, ONUSIDA publicó una serie de orientaciones para reducir el estigma y la discriminación durante las respuestas a la COVID-19. Apoyándose en 40 años de experiencia de la respuesta al sida, las orientaciones estaban basadas en las pruebas más recientes acerca de qué funciona para reducir el estigma y la discriminación relacionados con el VIH, aplicadas también a la COVID-19. Como en el caso de la epidemia del VIH, el estigma y la discriminación pueden debilitar de manera significativa la respuesta a la COVID-19. Las personas que han interiorizado el estigma o que anticipan actitudes estigmatizadoras son más propensas a evitar los servicios de atención sanitaria y menos propensas a realizarse pruebas o admitir que tienen síntomas, lo que oculta la pandemia.

Con vistas al futuro, ONUSIDA se sumó al llamamiento para conseguir una vacuna universal contra la COVID-19, una vacuna que sea asequible y esté disponible para todo el mundo.

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