Reportaje

Vamos

07 de marzo de 2017

Lo primero que llama la atención del coronel Alain Azondékon es que siempre está en movimiento. Es alto, su cabeza y hombros pueden verse por encima de la multitud, y, para expresar sus sentimientos, usa todo su cuerpo. Así que no sorprende que termine cada frase con un “¡vamos!”.

El Coronel es el director de Camp Guezo, el hospital pediátrico de VIH en la ciudad de Cotonou (Benin), y ha empezado un movimiento para poner a los jóvenes y a las familias en el centro de atención.

Tras observar los reconocimientos médicos tradicionales, se dio cuenta de que, durante los exámenes médicos, se separaba a los niños de sus madres por medio de una cortina. Por ello, el Coronel cambió el mobiliario de sitio: se aseguró de que la camilla se situara en paralelo al lugar en el que se sientan los padres, de modo que siempre pudieran mantener el contacto visual con sus pequeños, así como con los médicos y enfermeros.

Esto fue solo el principio. También se percató de que los jóvenes que estaban a su cuidado no solo necesitaban medicamentos para llevar una vida sana. Introdujo apoyo psicosocial para abordar la presión de vivir con el VIH durante la adolescencia y creó una red de jóvenes que viven con el VIH, organizada por un joven que también vive con el VIH.

Al hablar con el Coronel, uno tiene la sensación de que ha intentado pensar en todo. “Una madre nunca viene sola”, destacó. “Tiene a sus hijos, a veces el padre viene también, y lleva un bolso que contiene su “vida””.

El Coronel se ha asegurado de que, en lugar de sillas, las salas de consulta y las de terapia contengan pequeños sofás con espacio suficiente para la familia, así como para la madre y su bolso.

Son estos pequeños detalles, junto con la excelente gestión, los que han hecho que el hospital Camp Guezo tenga un gran éxito. Los niños que nacen con el VIH reciben atención desde su nacimiento. Así, el hospital pediátrico ha logrado reducir la tasa de mortalidad entre niños que viven con el VIH desde un 30% hasta menos del 5%.

Algunos pacientes ya son adultos con hijos, y tienen muy poco interés en cambiarse al sistema normal de atención sanitaria.

“A veces me llaman papá y me preguntan: “Papá, ¿por qué me tengo que ir a la otra clínica en la que no me conocen?””, nos contó el Coronel.

Dentro de poco, los pacientes de Camp Guezo lo tendrán más fácil para cambiarse a otras instalaciones sanitarias. Se le ha pedido al Coronel que reproduzca este modelo en otras clínicas de Benin.  

“Este es el tipo de enfoque centrado en las personas que estamos buscando en África y en el mundo”, dijo Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA, mientras recorría la clínica. “Se han empleado recursos muy valiosos para lograr mantener a las familias en un ambiente seguro en el que puedan acceder a la atención y al apoyo que necesitan”. 

Se calcula que unas 69 000 personas viven con el VIH en Benin. El número de nuevas infecciones por el VIH entre niños sigue cayendo conforme las mujeres embarazadas que viven con el VIH acceden a medicamentos antirretrovíricos que salvan vidas y evitan que los bebés se infecten en el parto o durante la lactancia.