Reportaje

Un hueco en la foto para las personas transgénero

14 de mayo de 2020

La ayuda de emergencia no es la especialidad de Humsafar Trust, pero la COVID-19 ha cambiado su propósito.

Unos días después de que las medidas de confinamiento se hicieran efectivas en la India, los equipos de Humsafar Trust recibieron llamadas desesperadas de personas que no tenían ni un sitio para vivir ni ningún ingreso, explica Vivek Anand, director ejecutivo de Humsafar Trust, una organización no gubernamental basada en la comunidad para personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI), y con sede en Bombay. En aquel momento se convocó a los equipos a una reunión urgente para decidir qué hacer. «Tras mucho pensar y evaluar las necesidades, todos estuvimos de acuerdo en empezar por proporcionar alimentos a la gente».

Recaudaron dinero de entre ellos mismos, y compraron comida y otros productos básicos.

Después fueron a sus comunidades y les dijeron que Humsafar Trust había iniciado un fondo de ayuda para la COVID-19. En solo tres días más de 700 personas pidieron ayuda. «Gracias a lo aportado por las comunidades, los aliados, las empresas y algunas agencias donantes, hemos ayudado a más de 2000 personas ofreciéndoles comida, acceso a la atención sanitaria (por ejemplo, a los medicamentos para el VIH) y una prestación económica. También hemos solicitado apoyo al Gobierno», apunta el Sr. Anand, sonriendo en su pequeño despacho en casa mientras el aire acondicionado le regala soplos de frescura.

Siente que, durante la respuesta a la pandemia, no se está prestando atención a la comunidad LGBTI. «El 70 % de nuestra comunidad procede de un nivel socioeconómico más bajo y carece de ahorros», apuntó.

El grueso de la ayuda de Humsafar Trust va dirigida a las personas transgénero, quienes, para él, han sido las más golpeadas por la pandemia. «Esta gente no solo sobrevive normalmente con ingresos muy bajos, sino que, además, muchos de ellos no tienen papeles, por lo que son invisibles para los Gobiernos y no reciben su ayuda», explica el señor Anand.

El confinamiento se ha traducido en un problema económico y ha dado lugar a un enorme estrés mental. El Sr. Anand cuenta cómo un miembro de su equipo transgénero en Humsafar Trust no puede presentarse a sí misma durante las sesiones que realizan online porque vive con sus padres y ellos piensan que es un chico. Otras personas están siendo obligadas a contraer matrimonio, mientras que muchas son víctimas de abusos y malos tratos.

A la puerta de la frutería para intentar tener más cobertura, Shreya Reddy confiesa que siempre quiso ser mujer. Nació chico, fue el blanco de muchas burlas, pero nunca se rindió. A los 13 huyó y se unió a una comunidad hijra, la cual estaba formada principalmente por personas transgénero. Cuatro años más tarde, comenzó el proceso para cambiar de género gracias al dinero que había ido ganando como trabajadora sexual. Tras un tiempo, revela la joven Reddy, se dio cuenta de que, para tener éxito, debía estudiar. Su grado en trabajo social y el pasado que cargaba a sus espaldas la llevaron a Hamsafar Trust, donde ahora ejerce como educadora de iguales y trabajadora social. La COVID-19 la ha hecho retroceder por una serie de motivos.

«Está siendo horrible, no puedo acceder a mis hormonas, he perdido peso y tengo hemorragias», relata. Añade que, como consecuencia del confinamiento, nadie puede seguir sus controles con el ginecólogo. «Y mi comunidad es incapaz de entender las normas y el lenguaje científico. Fundamentalmente porque mucha gente, al igual que yo, está luchando una barbaridad porque no pueden pagar el alquiler ni acceder a los productos básicos», afirma la Srta. Reddy.

Hablando cada vez más rápido, sigue diciendo: «Las personas no están educadas ni preparadas para esto, tienen miedo y hay mucha desconfianza».

Pero Shreya Reddy se ha vuelto aún mejor persona y reconoce estar dedicada en cuerpo y alma al trabajo social. Una de las personas transgénero con las que colabora, cuando se le acabaron los ingresos, llegó a decirle: «Lo mejor es que me muera». «Me capacito a mí misma hablando con la gente», insiste. «Somos todos una población tan vulnerable y tan pobre que necesitamos ayuda».

De acuerdo con el último informe de OutRight Action International, Vulnerability amplified: the impact of the COVID-19 pandemic on LGBTIQ people, (vulnerabilidad amplificada: el impacto de la pandemia de la COVID-19 en la comunidad LGBTIQ), los desafíos a los que se enfrentan las personas LGBTI en todo el mundo como resultado del virus y las medidas de contención se multiplican en comparación con los de la población general. Jessica Stern, directora ejecutiva de OutRight, se atreve a pronunciar: «Para nosotros la situación es calamitosa. Me temo, y me da terror, que muchas personas LGBTI van a perder sus vidas debido a la enorme vulnerabilidad a la que estamos haciendo frente».

Apuntando con el dedo a los vendedores del mercado que están tras ella, la Srta. Reddy dice: «Los he ayudado a elaborar las mascarillas y los desinfectantes. Yo ayudo a todo el mundo, pero me asusta el futuro».

El Sr. Anand se hizo eco de ese mismo sentir. Ha tenido que prolongar el fondo de ayuda hasta agosto.

«Cada día estamos ante un nuevo desafío», suspira. Sus equipos, a menudo muy activos, no pueden todos trabajar online. Señala, además, que cada vez más personas viven de modo clandestino, lo que dificulta aún más llegar a ellas.

Al echar la vista atrás y volver a su juventud, recuerda que tuvo un desarrollo tardío. «No conocía a ningún gay», explica. Cuando su relación secreta de nueve años llegó a su fin, no tenía a nadie con quien hablar. Se sentía completamente solo y abandonado. «A partir de ahí, Humsafar Trust se convirtió en mi hogar y en mi familia». Suscribe que nunca juzgaría a nadie en estos tiempos tan convulsos, y reitera que su primer y principal objetivo es ayudar a los demás.

Lo que de verdad pretende es que la comunidad transgénero forme parte de esta historia. «Darles voz, ponerles cara, incluir en la foto a todas y cada una de las personas de esta comunidad», concluye.

Nuestra acción

COVID-19 y VIH