Reportaje

Las comunidades confesionales debaten la forma de seguir avanzando en la respuesta al VIH

06 de octubre de 2020

Más de mil creyentes que trabajan en el ámbito del VIH se han reunido recientemente en una convención interconfesional online en materia de VIH a la que acordaron poner por nombre Resiliencia y Renovación: la Fe en la Respuesta al VIH.

«Hoy más que nunca, es importantísimo que las comunidades y los líderes confesionales alcen la voz con fuerza para lograr que se escuche a las personas. Es decir, en esta era de la COVID-19, debemos darnos cuenta de que la llamada a la acción para actuar contra la COVID-19 y la llamada a la acción para actuar contra el VIH han de ser complementarias y sinérgicas, nunca pueden oponerse la una a la otra. Confiamos plenamente en los socios confesionales, para que ellos sean las voces fuertes y verdaderas que apoyen a todas las personas que están viviendo con el VIH», señaló Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA.

Durante la reunión de tres días, los participantes vieron de qué manera mediante la acción conjunta se pueden abordar algunos de los desafíos y de las nuevas cuestiones que van surgiendo referentes a la consecución de los objetivos del VIH para 2020 y 2030. Se invitó a todos los creyentes a firmar la declaración online para el compromiso con la respuesta al VIH: Nuestra Promesa para la Acción - Resiliencia y Renovación: La fe en la respuesta al VIH

Durante el encuentro también tuvo lugar el lanzamiento de la campaña 13 millones, dirigida a implicar a los líderes confesionales, las personas y las comunidades, para promover el acceso a los servicios sanitarios entre los 13 millones de niños, mujeres y hombres que viven con el VIH y que aún no están siguiendo una terapia antirretrovírica.

Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, recordó a los participantes que estas casi cuatro décadas de respuesta al VIH nos han enseñado que la solidaridad mundial es fundamental para vencer a la pandemia de la COVID-19. Al igual que sucede con el VIH, esta nueva pandemia no es solo una enfermedad. Desgraciadamente, tiene también implicaciones sociales, económicas, éticas y políticas respecto a la sociedad y, por consiguiente, solo un enfoque multisectorial, en el que se incluya la colaboración de las comunidades confesionales, ayudará al mundo a salir adelante y superar el virus. 

Jessie Milan Jr., Director Ejecutivo de AIDS United, puso de manifiesto la cada vez mayor vulnerabilidad que presentan las comunidades marginadas a ambas epidemias. Las injusticias raciales han agravado aún más el sufrimiento. «Cuando nuestra fe en los sistemas y en la sociedad se ve sacudida, nuestra comunidad confesional se antoja incluso aún más necesaria», señala.

Thabo Makgoba, arzobispo de Sudáfrica, insiste en que las instituciones religiosas están ayudando a personas vulnerables, sobre todo dentro del propio país; están ocupándose de un grandísimo porcentaje de los servicios que se prestan y, además, están cooperando de forma muy activa con las agencias gubernamentales. Por ello, se atrevió a proponer que el 5 % de la financiación mundial para el VIH se canalizara a través de iniciativas confesionales.

Katy Godfrey, del Plan de emergencia del Presidente de los Estados Unidos para paliar los efectos del SIDA (PERFAR, por sus siglas en inglés) compartió sus experiencias con relación a la provisión de servicios para el VIH a 15,7 millones de personas, en estrecha colaboración con los Gobiernos y las comunidades confesionales. Reiteró que los servicios únicamente pueden ser eficaces cuando se apoyan en un proceso de aprendizaje que escucha las necesidades de la sociedad y trabaja codo con codo con ella, que responde y presta los cuidados adecuados centrados en los usuarios y que no niega la atención a los cuidadores.

Se compartieron las buenas prácticas llevadas a cabo por los grupos confesionales para garantizar el suministro de los servicios para el VIH durante la COVID-19. El encuentro supuso también una gran oportunidad de aprendizaje para los grupos confesionales, ya que pudieron conocer de primera mano las últimas novedades relacionadas con la ciencia, la investigación y la información de la que se dispone y que se presentó en la Conferencia internacional sobre el sida del año 2020. Las distintas experiencias narradas por personas muy comprometidas con la respuesta al VIH permitieron abrir debates y aprender los unos de los otros. Las canciones, las oraciones y las peticiones realizadas por los más pequeños desafiaron la escasa participación en la respuesta al VIH que actualmente se observa por parte de niños y adolescentes.

Los representantes de los grupos de la comunidad desempeñaron un papel importantísimo en el encuentro.

También participaron en él nueve mujeres con discapacidad procedentes de la BOLD Hearts Network (la red nigeriana de corazones de mujeres bonitas y sobresalientes con discapacidad). Ndifreke Andrew-Essien, coordinadora de la BOLD Hearts Network, no se cansó de repetir que «fue maravilloso escuchar y ver cómo las personas con discapacidad que viven con el VIH estaban creando una resiliencia aún mayor e inspirando a muchas otras personas. Sacamos mucho, y todo muy bueno, del encuentro. Esperamos que también en el futuro nuestros compañeros con problemas de audición puedan participar con servicios de interpretación en lengua de signos».

«Me impresionaron particularmente las buenísimas prácticas compartidas por Kenya, especialmente las que tenían que ver con la conexión entre iguales que habían logrado la supresión vírica. El emplear la celebración como estrategia, en lugar de solo recurrir al castigo, es algo que me inspiró sobremanera», apunta Aarti Parab, una de las seis adolescentes que viven con el VIH y que pudo disfrutar del encuentro.

Un consorcio de organizaciones de diferentes tradiciones confesionales y de personas que viven con el VIH en todo el mundo prepararon esta reunión, la cual tuvo lugar del 22 al 24 de septiembre con el gran apoyo de la iniciativa conjunta de fe de ONUSIDA/PEPFAR.