Reportaje

La importancia de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes en la respuesta mundial al VIH

21 de junio de 2021

Más de una cuarta parte de la población mundial tiene entre 10 y 24 años de edad, y en algunos rincones del sur del globo la proporción es de dos tercios o más. Esta generación se encuentra atrapada entre la biología y la sociedad, entre la curiosidad, las preguntas y las preocupaciones acerca de su floreciente yo sexual y reproductivo, y los controles, las limitaciones y las condiciones impuestas por las leyes, las políticas y las prácticas comunitarias.

En los actos paralelos a la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas, un grupo de jóvenes activistas, representantes gubernamentales y expertos se reunieron en un evento virtual celebrado el 10 de junio para hablar sobre la realidad de las cosas: juventud, sexualidad y VIH.

Dicha reunión, copatrocinada por ONUSIDA y la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF, por sus siglas en ingles), puso sobre la mesa la urgencia de la acción. Casi la mitad de todas las nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo se producen en jóvenes de entre 15 y 24 años. Además, las mujeres jóvenes tienen el doble de probabilidades de infectarse. Mundialmente, las enfermedades relacionadas con el sida constituyen la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes (10-24 años de edad) y son también la causa más común de mortalidad de los jóvenes en África.

La nueva Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026 destaca la urgente necesidad de capacitar a los jóvenes para que sean ellos los que den forma a la respuesta al VIH de hoy y lideren la de mañana, tanto para ellos mismos como para sus comunidades. Nipun Srivastava, joven activista del VIH de la India, insistió en los retos que se avecinan. «Tenemos un ambicioso objetivo para poner fin al sida para 2030, pero no será posible con estas políticas regresivas en materia de sexo y sexualidad. Mucha gente perdió la vida en las décadas de los ochenta y los noventa precisamente por eso, porque entonces no hablábamos de sexo. Debemos dejar de hablar sobre la reproducción de las vacas, las cabras y abejas, y tenemos que empezar a hablar de sexo».

Los esfuerzos para ayudar a los jóvenes a alcanzar su potencial en la vida pública deben reflejarse también en su vida privada e íntima. Álvaro Bermejo, director general de la IPPF, subrayó la conexión que existe entre el bienestar físico y emocional de los adolescentes (incluidos los que viven con el VIH) y sus sociedades, y el acceso a información y servicios sexuales y reproductivos precisos y adecuados a la edad. Justo esto es lo que permite evitar embarazos no deseados e interrupciones inseguras, infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, y todas las formas de violencia y coerción sexual.

Sin embargo, la salud y los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes siguen siendo un tema polémico. «Un buen ejemplo es la reunión de alto nivel sobre el sida en sí misma», apuntó Shereen El Feki, directora del equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Oriente Medio y el Norte de África. «Algunas de las negociaciones más controvertidas, y las reticencias de los Estados miembros, con relación a la Declaración Política sobre el Sida de las Naciones Unidas se referían a la salud y los derechos sexuales y reproductivos, así como a la educación integral sobre sexualidad». 

Los participantes escucharon que los mismos Gobiernos que son elogiados por sus iniciativas en materia de empleo o compromiso cívico de los jóvenes a menudo fracasan al intentar aportar el mismo espíritu de capacitación juvenil en lo referente al acceso a servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos o educación sexual adaptados a los jóvenes. Amery Browne, ministro de Asuntos Exteriores y del CARICOM de Trinidad y Tobago, se refirió al delicado equilibrio en que se encuentran los Gobiernos al intentar consensuar las fuerzas conservadoras y las voces de los jóvenes, e instó a aquellos que trabajan para una mayor apertura a continuar siempre su lucha.

Entre ellos se encuentra Nadia Abdalla, secretaria administrativa principal del Ministerio de TIC, innovación y juventud de Kenia. Ella, una mujer joven, hizo reflexionar sobre el gran compromiso de su país para ayudar a los jóvenes a organizarse y movilizarse para alzar la voz por sus derechos íntimos, incluida su capacidad para prevenir el VIH o vivir con él. Desde el otro lado del mundo, la activista de la salud y los derechos sexuales y reproductivos Ponny White describió su trabajo con Advocates for Youth, una organización no gubernamental en los Estados Unidos de América que presiona a los Gobiernos para conseguir la reforma legal que permita a los jóvenes acceder a todos sus derechos sexuales y reproductivos. «Muchos jóvenes están experimentando encuentros sexuales que no comprenden porque es otra persona la que les está acercando el sexo», advirtió. «Queremos educar a los jóvenes y dotarlos de las herramientas que necesitan para ser autónomos y vivir una vida plena».

Internet es una de estas herramientas de capacitación. Abir Sarras, cofundador de Love Matters Arabic, una plataforma pionera de redes sociales que llega a millones de jóvenes de Oriente Medio y el Norte de África, destacó la importancia de los mensajes positivos relacionados con el sexo en la comunicación con los jóvenes. Para él, la clave está en hacer énfasis en el placer, en lugar de solo en los problemas asociados con el sexo. Pero aún no todos los jóvenes tienen acceso a estos recursos en línea: Stefania Gianinni, directora general de Educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, detalló los éxitos y los contratiempos que se vivieron durante la implementación de las directrices de las Naciones Unidas sobre la educación integral sobre sexualidad en los planes de estudio escolares. «No existen pastillas de conocimiento que podamos administrar a nuestros jóvenes», recalcó. «Pero la educación, junto con el acceso a los servicios adaptados a los jóvenes, es la herramienta más poderosa para acabar con el sida como amenaza para la salud pública y garantizar los derechos de las nuevas generaciones».