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El presente estudio de caso demuestra que la Red Asiática para la Reducción del Daño posee el potencial de ser de nuevo un catalizador decisivo para la acción, de proporcionar la capacidad de desarrollo de los conocimientos prácticos necesarios en las intervenciones a gran escala, y de prestar asistencia a las personas que trabajan en cada comunidad para hacer lo que se necesita
ONUSIDA hacer. A la vista de nuestra historia común, estoy convencido de que el Equipo Interpaíses, con sus copatrocinadores y asociados, y la Red Asiática para la Reducción del Daño, con sus numerosos miembros competentes, pueden realizar una aportación importante. Gracias a la cooperación, podremos reducir la incidencia de la infección por el VIH y de otros daños asociados a las drogas entre las personas que consumen drogas en Asia y facilitar asistencia y apoyo a quienes lo necesiten.