Actualidad

Fe en la Acción acelerada para los niños

14 de septiembre de 2017

Desde que comenzó la epidemia, hace más de 35 años, las organizaciones religiosas han jugado un papel fundamental en la respuesta al VIH. Su posición de confianza en el núcleo de las comunidades les ha permitido proporcionar servicios y asistencia con una cobertura fuera del alcance de muchos sistemas sanitarios públicos.

La misión especial en la que ahora se concentra el empeño de las organizaciones religiosas es el llamamiento a la acción para garantizar que los bebés, los niños y los jóvenes tengan acceso a la prevención, pruebas y tratamiento del VIH.

Hay buenas razones para este llamamiento a la acción: el último informe de ONUSIDA, Poner fin al sida: avanzar hacia los objetivos 90-90-90, muestra que en 2016 había 2,1 millones de niños entre 0 y 14 años viviendo con el VIH, y menos de la mitad tenían acceso al tratamiento. Sin el tratamiento, alrededor de un tercio de los niños que viven con el VIH morirán antes de su primer cumpleaños, y otra mitad lo hará antes del segundo.

Una de las principales razones por las que los niños y los jóvenes no están teniendo acceso al tratamiento es la baja tasa de detección del VIH. En 2016, solo se les hicieron pruebas al 43% de los bebés nacidos de madres que vivían con el VIH durante sus dos primeros meses de vida. Es imposible que un niño del que no se conoce el estado serológico acceda al tratamiento.

El informe de ONUSIDA también muestra que 2,1 millones de adolescentes entre 10 y 19 años vivían con el VIH, lo que supone un incremento de un 30% con respecto a 2005 y pone de manifiesto la necesidad urgente de garantizar que los adolescentes tengan plena libertad para poder acceder a unos servicios para el VIH que sean apropiados para su edad, incluidos la prevención, el tratamiento y la asistencia en relación al VIH.

Se están llevando a cabo esfuerzos globales conjuntos para abordar estas desigualdades. En 2016, los Estados miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a tener esto en cuenta muy especialmente y a facilitar el acceso al tratamiento antirretrovírico a 1,6 millones de niños, así como a garantizar que para 2018 los niños, adolescentes y adultos que vivan con el VIH conozcan su estado serológico y se les ofrezca inmediatamente el acceso a un tratamiento asequible, continuado y de calidad.

Para llevar a término estos ambiciosos objetivos, la iniciativa de Acción superacelerada para los niños se ha incorporado dentro de la estrategia Start Free, Stay Free, AIDS Free, dirigida por ONUSIDA, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR) y los colaboradores, y cuya meta es la de que el mundo no se aleje del camino que lleva a poner fin al sida entre los niños.

La implicación de la comunidad religiosa es fundamental para lograr dichos objetivos, y en 2016 los grupos religiosos sostuvieron una serie de reuniones en el Vaticano sobre la manera de acelerar las medidas. Para fortalecer aún más las relaciones existentes y posibilitar nuevas colaboraciones, el Consejo Mundial de Iglesias-Alianza Ecuménica de Acción Mundial, en colaboración con ONUSIDA, PEPFAR y el Grupo de Trabajo entre Organismos de las Naciones Unidas sobre Religión y Desarrollo fueron los anfitriones del desayuno de oración interconfesional que se celebró en Nueva York (Estados Unidos) el 13 de septiembre, dentro de los actos paralelos a la 72ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Los líderes de una multitud de religiones se reunieron en el evento, y todos ellos estuvieron de acuerdo en apoyar y coordinar los esfuerzos religiosos en la respuesta al VIH. Se hicieron diversos llamamientos a la acción y declaraciones solicitando acciones de seguimiento, recomendaciones y compromisos sólidos para garantizar una respuesta religiosa de acuerdo a la Acción acelerada que facilite el acceso a las pruebas y el tratamiento del VIH a los niños y a los adolescentes para 2020.

Citas

“Estamos hablando de supervivencia, literalmente. La supervivencia de los niños que dependen de la eficacia de las medidas que tomen las naciones del mundo. Las Naciones Unidas no podrían tener un objetivo más noble que este. Todos estamos llamados a cimentar nuestra respuesta al VIH sobre la base de nuestras diferentes confesiones”.

Hermana Carol Keehan Directora ejecutiva de la Asociación Católica de Salud de Estados Unidos

“Las organizaciones religiosas han sido esenciales en la respuesta mundial al sida desde el principio, y han salvado y mejorado millones de vidas. Para avanzar hacia el control de la epidemia de acuerdo a la Acción acelerada, el poderoso liderazgo y la extraordinaria influencia de la comunidad religiosa siguen siendo tan importantes como siempre”.

Deborah Birx Coordinadora Mundial de los Estados Unidos para el Sida y Representante Especial para la Diplomacia Sanitaria Mundial

“Los niños deberían ser el foco de nuestra atención y de nuestro trabajo. Son los más vulnerables y, al mismo tiempo, los menos responsables de esta situación. Así que hagamos esto juntos. Podemos hacerlo. Que Dios nos dé el coraje”.

Rev. Dr Olav Fykse Tveit Secretario general del Consejo Mundial de Iglesias

“Nuestra colaboración es primordial. Las organizaciones religiosas no son solo parte de la respuesta, sino que son una parte fundamental de la misma. Es evidente que necesitamos redoblar las medidas para alcanzar los objetivos pediátricos” .

Luiz Loures Director ejecutivo adjunto de ONUSIDA

“Debemos despertar nuestra compasión por los niños afectados por el VIH, especialmente por aquellos menores que tienen que criar a otros porque sus padres murieron debido al VIH. Es necesario que apoyemos a esos héroes silenciosos, cuyos nombres jamás se mencionan, pero que son los únicos que cuidan de esos niños. ¿Te imaginas el día en que se cierre el capítulo del sida y se escriba uno nuevo?”

Scott Arbeiter Presidente de World Relief