Reportaje

Hay vida y amor después del VIH

08 de marzo de 2019

Mandisha Dukashe estaba nerviosa antes de hacerse la prueba del VIH en 2002. Era estudiante de enfermería en Sudáfrica, donde había más de 4 millones de personas seropositivas en el momento, y sabía que cabía la posibilidad de que los resultados fueran positivos. «Estaba muy agobiada», cuenta. «Pospuse la prueba casi por un mes».

Mandisa había estudiado el VIH en la carrera, por lo que el personal de la clínica asumió que estaba bien informada y que no necesitaba el asesoramiento previo a las pruebas.  «Me dijeron que, como era estudiante de enfermería, debía debía conocer el procedimiento».

«La prueba resultó positiva». Mandisa se sumó al resto de los 510 000 sudafricanos que habían contraído el VIH en el 2000, cifra que representa el 20 % de los nuevos casos de infección en todo el mundo.

Cuando diagnosticaron a Mandisa, el tratamiento se acababa de implantar en Sudáfrica y no tuvo acceso a este hasta 5 años después. Era más difícil sobrevivir entonces, ya que solo se les prescribían los medicamentos a las personas que enfermaban con el sida.

En 2002, más de 4 millones de personas vivía con el VIH en Sudáfrica, pero menos de 15 000 recibía el tratamiento a través organismos públicos. Ese mismo año también se registraron más de 190 000 muertes relacionadas con el sida.

A día de hoy, la situación ha mejorado bastante.

Mandisa y su familia fueron la imagen de la portada del informe del Día Mundial del sida publicado por ONUSIDA en 2018 para demostrar que el tratamiento continuado contra el VIH puede eliminar la carga viral y prevenir la transmisión a parejas o a hijos. «Cualquiera puede conseguirlo», señala.

En 2017, más de 4.3 millones de sudafricanos recibían tratamiento contra el VIH y 110 000 murieron por causas relacionadas con el Sida.  Aun así, queda un camino muy largo hasta poner fin a la epidemia de sida para 2030.  Sudáfrica continúa aumentando rápidamente los tratamientos contra el VIH con el fin de reducir para 2020 el número de muertes asociadas al sida a 80 000 o menos.

Mandisa afirma que no tardó mucho tiempo en aceptar su estado seropositivo. Estaba decidida a asumir su estado, a cuidarse y a difundir su mensaje. Quería prevenir que otros jóvenes contrajeran el VIH, animarlos a realizarse las pruebas y a buscar apoyo si los resultados eran positivos. «Después del asesoramiento, me sentía muy valiente y segura, así que una semana después estaba preparada para salir y difundir mi mensaje con la intención de crear conciencia, especialmente entre mujeres jóvenes y niñas»

«Al principio no quería dar a conocer mi estado serológico, porque sabía que podría suponer un problema, así que me centré en mis estudios». Acabé enamorándome y tenía miedo de que él me rechazara, pero tenía que contárselo. No puedo vivir en una mentira».

Mandisa Dukashe

Aunque la vida no fue siempre fácil para ella.  Mandisa estaba casada cuando le comunicaron el diagnóstico. «Se dice que el VIH crea un vínculo más fuerte en la relación, pero ese no fue el caso». Finalmente, se divorció y no volvió a encontrar el amor hasta un buen tiempo después.  «Al principio no quería dar a conocer mi estado serológico, porque sabía que podría suponer un problema, así que me centré en mis estudios». Con el tiempo, me enamoré y tenía miedo de que él me rechazara, pero tenía que contárselo. No puedo vivir en una mentira».  Pasaron tres meses hasta que le revelé mi estado, pero, para mi sorpresa, reaccionó mucho mejor de lo que me esperaba. Él sigue siendo seronegativo y es el mejor marido y padre que podría pedir. Cuando recibes ese tipo de apoyo, puedes llevar una vida normal e incluso olvidarte del VIH».

A pesar del amor y del apoyo, tanto de su marido como de su familiar, volvió a sentir el abrumador peso del VIH cuando empezaron a pensar en tener hijos.  «A la hora de hablar sobre cómo podíamos prevenir la transmisión del VIH a nuestros hijos, fuimos cautelosos, lo planeamos todo bien y consultamos a expertos.  Todo aquello me hizo recordar el pasado, tras lo cual tuve depresión durante un tiempo».

Pero cuenta que tuvo ayuda a su disposición.  «Fui a asesoramiento y me enfrenté a esos sentimientos. Al final valió mucho a pena».  Ahora tengo dos hijos maravillosos que nacieron sin el VIH. Era responsabilidad mía y de mi marido. Nos proporcionaron un enorme apoyo y asesoramiento.

«Poder dar a luz a hijos seronegativos fue una bendición. Creo que de no haberme realizado las pruebas, hubieran nacido con el VIH».

Una de las mayores prioridades en Sudáfrica es erradicar por completo las nuevas infecciones por el VIH en niños, con el objetivo de alcanzar esta meta para el  2020. A pesar de los esfuerzos combinados durante todos estos años, en 2017, 13 000 niños fueron contagiados por sus madres.  «Me duele no poder haber amamantado a mis hijos pequeños», explica Mandisa. «Quería evitar por todos los medios que mis hijos se contagiaran, así que les daba leche en polvo. Eso fue triste para mí».

Gracias a que las opciones de tratamiento han mejorado, ahora se anima a las mujeres que viven con el VIH a acceder al tratamiento por salud propia y para evitar la transmisión durante el embarazo, el parto o la lactancia. Además, se fomenta la lactancia en las mujeres en tratamiento durante los 6 primeros meses únicamente.

Mandisa trabaja actualmente como gestora de proyectos de análisis junto al paciente y de la garantía de calidad.  Además, como oradora motivacional ha conseguido que aumente la demanda de pruebas del VIH y del tratamiento, incluso entre mujeres en edad fértil y sus parejas.

«Poder dar a luz a hijos seronegativos fue una bendición. Creo que de no haberme realizado las pruebas, hubieran nacido con el VIH».

Mandisa Dukashe

«Quiero animar a todo el mundo que se encuentra en la misma situación. Hay vida y amor después del VIH». No hay que dudar sobre si realizarse la prueba del VIH. Fue la mejor decisión que tomé, ya que me enseñó a cómo permanecer sana y a evitar transmitirles el virus a mi marido y a mis hijos. Los resultados no van a cambiar por mucho que te lo pienses».

«Como profesional sanitaria, para mí es importante enseñar que vivo con el VIH y que lo afronto con éxito». Mi experiencia debería servir para que otras personas usen protección y se realicen las pruebas de forma regular. Si tus resultados son positivos, empieza el tratamiento, busca asesoramiento y apoyo para permanecer sana y proteger a los demás. Por desgracia, el VIH es una realidad para millones de personas, pero el tratamiento es efectivo y nosotros somos más fuertes que el VIH».

Por último, Mandisa quiere lanzarle un mensaje a las mujeres jóvenes: «El VIH es invisible. Usad siempre preservativo y sed precavidas con los hombres mayores. Las relaciones entre personas de diferentes edades son peligrosas, en especial para muchas jóvenes que crecieron con el anhelo de una figura paterna o se criaron en la pobreza. Si confías en que esa persona no tenga el virus e intentas complacerlos, usar preservativo es algo que ni se plantean», afirma. «Hablo desde la experiencia, como alguien que también se ha enfrentado a esa presión».