Reportaje

Mitigando el impacto de la COVID-19 en los grupos de población clave

04 de junio de 2020

La pandemia de la COVID-19 está afectando a todo el mundo, incluyéndose aquí los grupos de población clave con mayor riesgo de contraer el VIH. Como consecuencia de los reveses de la COVID-19, corremos el gran riesgo de desandar lo andado y volver atrás en lo que respecta a los avances conseguidos con relación a otras enfermedades infecciosas, incluyéndose aquí el VIH. Ese es precisamente el punto de partida de un nuevo informe publicado por FHI 360, en colaboración con ONUSIDA, en el cual se aconseja sobre cómo minimizar los impactos de la COVID-19 sobre los grupos de población clave.

«Centradas en los grupos de población clave, estas directrices complementan nuestros esfuerzos por apoyar el acceso durante la pandemia de la COVID-19 a los servicios y los productos para la prevención del VIH, así como por acercar a todo el mundo los servicios encargados de la salud sexual y la planificación familiar, la prevención de la violencia de género y el asesoramiento en materia del VIH, y de las pruebas de detección y el tratamiento antirretrovírico», insiste Paula Munderi, coordinadora de la coalición global para la prevención del VIH de ONUSIDA. «Para conservar todo aquello que tanto nos ha costado ganar en la respuesta al sida, es fundamental mantener los servicios básicos del VIH para los grupos de población clave, así como fomentar, y velar por, la seguridad y el bienestar del personal y de los miembros de la comunidad durante esta pandemia de la COVID-19».

El informe, concebido como una guía práctica para apoyar la continuación de los servicios del VIH para las personas seropositivas y los grupos de población clave, va dirigido a ayudar a los implementadores de programas, para que estos puedan continuar en todo momento desempeñando su trabajo.

«Los grupos de población clave son especialmente vulnerables a las interrupciones de servicios del VIH y a un daño adicional durante la pandemia de la COVID-19. Necesitamos urgentemente soluciones basadas en derechos que mantengan o incrementen el acceso de los grupos de población clave a los servicios para el VIH, al mismo tiempo que minimicen la posible exposición a la COVID-19 y promuevan la seguridad de las personas. Dichas soluciones han de apoyar el distanciamiento físico y la descongestión de las instalaciones sanitarias, pero de un modo que responda a la verdadera y actual realidad de los grupos de población clave», apunta Rose Wilcher, de FHI 360.

El informe ofrece sugerencias prácticas de cara a las tres grandes áreas que se distinguen:

La primera tiene que ver con la protección de los proveedores y los miembros de la comunidad frente a la COVID-19. Los servicios para el VIH solo pueden seguir en marcha durante la pandemia de la COVID-19 si se adoptan medidas para evitar la posible transmisión del coronavirus entre los trabajadores del programa, los proveedores y los beneficiarios. Servicios para el VIH se consideran también los que tienen que ver con las pruebas de detección y la atención relacionadas con la COVID-19, así como aquellos otros dirigidos a cuidar del bienestar mental de los proveedores y beneficiarios.

La segunda área es la que apoya el acceso seguro y constante a los servicios y productos para el VIH. Los programas para el VIH pueden integrar medidas de distanciamiento social, ofrecer consultas virtuales y proporcionar la dispensación multimensual de los medicamentos para el VIH. Las actividades de concienciación y las relaciones entre iguales deberían continuar allí donde sean posibles.

La tercera área sobre la que trabaja el informe guarda relación con supervisar la continuidad de los servicios y mejorar los resultados. Puesto que es posible que se produzcan interrupciones de los servicios, los programas para el VIH deberán adaptar sus sistemas de evaluación y supervisión con el fin de permitir la evaluación regular del suministro continuado de servicios para el VIH y del impacto de la COVID-19 sobre los programas para el VIH y sus beneficiarios. Ello podría requerir la puesta en marcha de sistemas de información estratégicos que utilicen medidas de distanciamiento físico como la recogida de datos virtual y las herramientas de presentación de informes.

«La pandemia de la COVID-19 no debería jamás servir de excusa para ralentizar el impulso en la respuesta global al VIH entre los grupos de población clave. Lejos de ello, la pandemia supone el momento de aprender y sacar conclusiones de nuestro trabajo para poner fin al sida. Nos brinda también la oportunidad de aliviar los sistemas sanitarios sobrepasados como consecuencia de la COVID-19 financiando plenamente las organizaciones basadas en la comunidad y lideradas por hombres gais y bisexuales, consumidores de drogas, trabajadores sexuales y personas transgénero, con el fin de garantizar un mejor acceso a los servicios para el VIH dirigidos a los grupos de población clave», recalca George Ayala, director ejecutivo de MPact.

El informe fue elaborado por FHI 360 como parte del proyecto EpiC (consecución de objetivos y mantenimiento del control epidémico), apoyado por USAID y el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida. ONUSIDA y sus socios aportan sus ideas y consejos.