Reportaje

Un informe revela que la COVID-19 ha provocado grandes interrupciones en los servicios del programa de prevención del VIH, pero destaca que sí son posibles las innovaciones y las adaptaciones de estos servicios para el VIH

01 de julio de 2021

La pandemia de la COVID-19 está amenazando todo lo que con tanto esfuerzo se ha avanzado en materia de salud pública y desarrollo en estas últimas décadas. ONUSIDA está firmemente comprometida a desempeñar un papel fundamental a la hora de garantizar que las personas que viven con el VIH y están afectadas por el virus dispongan de la información y el apoyo que necesitan durante la pandemia de la COVID-19. Asimismo, promueve incansablemente las medidas de desarrollo y apoyo necesarias para garantizar que el acceso a los servicios de prevención y tratamiento del VIH continúe sin interrupciones.

Lanzada en 2017, la Coalición Mundial para la Prevención del VIH tiene como objetivo aportar un nuevo impulso y arrojar luz sobre los programas de prevención del VIH, para lo que se centra en los 28 países que soportan la mayor carga de la epidemia del VIH. La Coalición Mundial para la Prevención del VIH ha publicado un nuevo informe, Cómo prevenir las infecciones por el VIH ante una nueva pandemia: informe de síntesis sobre las interrupciones y adaptaciones del programa durante la pandemia de COVID-19 en 2020, el cual proporciona una síntesis del estado de la programación para la prevención del VIH durante la pandemia de la COVID-19, identifica las vulnerabilidades críticas, los riesgos y las principales interrupciones de los servicios, y documenta las respuestas en diversos entornos. El informe se ocupa especialmente de recopilar información sobre innovaciones de programas a nivel comunitario.

«La pandemia de la COVID-19 pone en riesgo todo lo que con tantísimo esfuerzo se ha avanzado en lo referente a la prevención del VIH, incluida la reducción del 23 % en las nuevas infecciones desde 2010. Y todo ello en un momento en el que todavía hay mucho que hacer para conseguir que el número de las nuevas infecciones por el VIH disminuya aún más. Las brechas y las amenazas para progresar muestran grandes desigualdades, y los servicios de prevención del VIH y las barreras sociales para las personas que más se han dejado atrás, como los grupos de población clave y las adolescentes y las mujeres jóvenes, se han visto desproporcionadamente afectadas por la COVID-19», afirmó Shannon Hader, directora ejecutiva adjunta de programas de ONUSIDA.

Inevitablemente, se han observado importantes interrupciones en los servicios de prevención del VIH, y se han alargado las cadenas de suministro de los productos básicos para la prevención del VIH, incluidos preservativos, lubricantes y antirretrovirales, y otros medicamentos. El informe refleja los primeros descensos detectados en el número mensual de personas atendidas por programas críticos de prevención del VIH. También se recoge en él la gran caída en el número de circuncisiones médicas masculinas voluntarias realizadas en comparación con los meses anteriores correspondientes.

Al mismo tiempo, aunque ha expuesto y ampliado de forma vívida las desigualdades e inequidades sanitarias, la COVID-19 también ha demostrado cómo hacer que los sistemas sanitarios y otras instituciones públicas sean más justos, más inclusivos y más capaces de hacer frente a los retos que supone poner fin al sida. Los proveedores de servicios sanitarios y las organizaciones comunitarias han respondido a la crisis cambiando la forma en que prestan servicios de prevención del VIH y minimizando las interrupciones de los servicios esenciales.

El informe destaca las innovaciones en la mitigación del impacto de la COVID-19 y las adaptaciones de los servicios para el VIH, incluida la dispensación multimensual de preservativos, lubricantes, agujas, jeringas y profilaxis previa a la exposición (PPrE), la prestación de servicios diferenciados y los enfoques de autodetección, los puntos de acceso alternativos a los productos básicos de prevención, como preservativos y PPrE, las dosis para llevar a casa de terapias de sustitución de opiáceos para las personas que se inyectan drogas, la continuación segura de los servicios de divulgación para los grupos de población clave y las adolescentes y las mujeres jóvenes, y las plataformas virtuales para las intervenciones de prevención. Y, es más, hace un llamamiento para asegurar su ampliación incluso más allá de la pandemia de la COVID-19. El informe destaca que la respuesta a la pandemia de la COVID-19 se ha trazado a partir de lo aconsejado por expertos en VIH y la experiencia de comunidades relacionadas con el VIH. Se insiste en que se tomaron medidas decisivas tempranas con el fin de abordar las vulnerabilidades críticas, mantener los servicios sanitarios y generar sinergias entre pandemias que colisionan.

«En los más de 30 años desarrollando enfoques de prevención eficaces, hemos adquirido un conocimiento y una experiencia sustanciales que los responsables de la toma de decisiones y los responsables de la implementación de programas sanitarios pueden utilizar en países de bajos y medianos ingresos para adoptar las mejores decisiones posibles en lo referente a la prevención del SARS-CoV-2», afirmó el Dr. Hader. «Las necesidades más apremiantes que nos llegan desde las comunidades son las que tienen que ver con la protección de los medios de subsistencia: ¿cómo comen, viven, se cuidan y sobreviven a la COVID-19? ONUSIDA puede ayudar a los servicios de mediación orientados a las personas», añadió.

El informe apoyará a todas las partes interesadas en la preparación de las solicitudes para el mecanismo de respuesta a la COVID-19 del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, con el fin de garantizar que los equipos encargados de elaborar las propuestas identifiquen las principales innovaciones y adaptaciones en materia de prevención del VIH que podrían apoyarse y ampliarse para recuperar el impulso mundial de la prevención del VIH y mitigar el impacto de la pandemia de la COVID-19 en los servicios para el VIH.