Comunicado de prensa

ONUSIDA afirma ante el Foro de Davos que la recuperación económica y la seguridad sanitaria son inalcanzables hasta que los líderes aborden la desigualdad

GINEBRA, 19 de mayo de 2022 — En vistas a la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, ha advertido de forma urgente de que los planes de recuperación económica y seguridad sanitaria que no abordan la desigualdad se enfrentan a un estrepitoso fracaso.

Byanyima da voz al mensaje de las comunidades en primera línea que señala que las normas que exacerban las desigualdades ponen en peligro a la recuperación, alargan las pandemias del sida y de la COVID, quebrantan la salud pública, y ponen a todo el mundo en peligro. La directora hace un llamamiento a los líderes mundiales para sustituir las leyes de la propiedad intelectual que restringen el acceso a medicamentos esenciales contra el VIH, la COVID-19 u otras pandemias para la población del hemisferio por otras que obliguen al intercambio de tecnología. También urge a reemplazar las normas de pago de deudas que obligan a países de renta media y baja a recortar su presupuesto en educación y sanidad, lo que supone un obstáculo a los programas esenciales de prevención y tratamiento del VIH. En su lugar, se necesitarían leyes que aumenten la inversión en tiempos de crisis.

Las injustas leyes mundiales que tenemos hoy en día han afectado sobre todo a los africanos, y han aumentado la desigualdad de género. Byanyima denuncia sus “efectos racistas y sexistas”. Durante 2020, las mujeres eran 1,4 veces más propensas a abandonar el mundo laboral. Cada semana, 4200 chicas adolescentes y mujeres jóvenes en África subsahariana contraen el VIH. Un año y medio después de que se hayan administrado las primeras dosis de la vacuna contra la COVID, el 75% de la población en países de renta alta están vacunados con pauta completa, frente a menos del 13% en países de renta baja.

“Cuando nos asoló la COVID-19 se pidió a los africanos que se pusieran al final de la cola mientras los países ricos se protegían con EPI, vacunas y tratamientos. Se nos dijo que las empresas farmacéuticas no podían compartir sus descubrimientos porque la vacuna era demasiado ‘complicada’ como para que la fabricásemos”, indica Byanyima.

Estos comentarios son resultado de una visita a Afrigen, una empresa sudafricana en la que se ha desarrollado una nueva vacuna de la COVID-19; se ha utilizado la información disponible para crear una vacuna similar a la Moderna, y se planea distribuirla a un precio asequible por todo el continente: “He visto instalaciones de vanguardia, a científicos jóvenes y líderes apasionados que crean vacunas no solo para la COVID, sino también para otras enfermedades. Además, se producen otros tratamientos para que África esté preparada y que nunca más tengamos que estar al final de la cola”, dice Byanyima. Sin embargo, a pesar de los ingentes beneficios obtenidos, las empresas farmacéuticas occidentales aún se niegan a compartir la tecnología y fórmulas empleadas por el interés común. Se estima que Pfizer, BioNTech y Moderna alcanzaron los 34 mil millones de dólares estadounidenses en beneficios brutos en 2021.

ONUSIDA advierte de que parece que va a repetirse este patrón de exclusión en el acceso a nuevos medicamentos de acción prolongada para el VIH que están apareciendo. Este nuevo tipo de novedosos medicamentos para el VIH (disponibles ahora mismo para la prevención, y se espera que pronto para el tratamiento) se toman cada varios meses en vez de todos los días y, si se distribuyesen a gran escala desde el momento en el que están listos, podrían ayudar a salvas muchas vidas y a terminar con la epidemia del sida. Pero los altos precios y los monopolios van a dejar atrás a muchas personas en países de renta media y baja.

Es necesario, de manera urgente, reformar las normas de protección de la propiedad intelectual que han fallado al mundo en estas pandemias, para que así el acceso a los avances científicos esenciales no dependa del pasaporte o los medios económicos de los que disponga una persona. Es posible acabar con la pandemia del sida, con la de COVID-19, y con las del futuro, siempre y cuando los avances biomédicos alcancen a aquellos que más los necesitan. Si los líderes permiten el acceso a los antirretrovíricos de acción prolongada, muchas personas que de otra manera hubieran contraído el VIH no lo harán; las personas que viven con el VIH que de lo contrario hubiesen muerto por el sida no lo harán; el bienestar y la dignidad de las personas en riesgo de o que viven con el VIH podrán mejorarse.

Cada minuto se pierde una vida por el sida. 1,5 millones de personas contrajeron VIH en 2020. Las personas que viven con el VIH que participan activamente en la lucha por el acceso igualitario a medicinas, por la cancelación de deuda y por la salud mundial insisten en la importancia esencial de los derechos humanos en la respuesta a la pandemia y la salud pública.

Las políticas excluyentes hacen daño a todos, advierte Byanyima: “Cuando se excluye a las personas en países de renta media y baja del acceso a tecnología esencial contra el VIH, la COVID-19 u otras pandemias se causan también muertes en países ricos, se perpetúan las pandemias y se socava la economía mundial”.

Para que la recuperación económica tenga éxito, esta ha de ser inclusiva. El servicio de la deuda de todos los países más pobres del mundo supuso el 171% de todo el gasto en sanidad, educación y protección social combinado de los países de renta baja en 2021. Estos sectores necesitan una cancelación de deudas urgente. También es necesaria la asignación de forma masiva de nuevos derechos especiales de giro (DEG) para los países de renta media y baja por parte del Fondo Monetario Internacional, así como una reasignación de los recursos de la asignación de derechos especiales de giro de 2021.

Gracias a la cancelación de deuda y a un cambio en los DEG, los países de renta media y baja podrían aumentar su inversión en salud y educación, y así construir sociedades más equitativas y frenar pandemias como la del sida y la COVID-19. A través de nuevas normas que obliguen a las empresas farmacéuticas a compartir los derechos y fórmulas de medicinas que pueden salvar vidas y frenar pandemias sería posible proteger la salud de todos. Los pasos necesarios para terminar con el sida y la COVID-19 son el camino a seguir para la preparación frente a las pandemias. “La única estrategia realista para la recuperación económica, la seguridad sanitaria y la preparación frente a pandemias es la lucha contra la desigualdad”, afirma Byanyima.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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