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Las consecuencias del COVID-19 se hacen notar: el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH aumenta por primera vez desde 2006

En el Día Mundial de la Tuberculosis 2022, ONUSIDA recalca la necesidad de diagnosticar y tratar la tuberculosis, ya que por primera vez las muertes entre personas que viven con el VIH a causa de esta enfermedad aumentan tras años de descenso progresivo

GINEBRA, 23 de marzo 2022 — La tuberculosis es la principal causa de muerte entre las personas que viven con el VIH; aproximadamente, una de cada tres muertes relacionadas con el sida se deben a dicha enfermedad. Entre 2006 y 2019, se produjo un descenso del 68 % en el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH, gracias a planes de acción colectiva de alto alcance para prevenir, diagnosticar y tratar ambas enfermedades. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud anunció en su Informe Mundial sobre la Tuberculosis de 2021 que esta cifra había aumentado por primera vez en 13 años, de 209 000 muertes en 2019 a 214 000 en 2020.

“El aumento en el número de muertes por tuberculosis entre personas que viven con el VIH es alarmante, y pone de manifiesto la fragilidad del progreso conseguido durante la pandemia”, afirma Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “Con la aparición de la COVID-19, se ha dejado de lado al VIH y a la tuberculosis, y el mundo se ha centrado en enfrentarse a la nueva pandemia. Esto ha implicado que se han perdido vidas sin necesidad, y no se han cumplido objetivos importantes relacionados con el VIH, la tuberculosis y otras enfermedades. Es necesario actuar cuanto antes con mayor inversión para ponernos de nuevo en marcha.”

Las personas que viven con el VIH tienen 18 veces más posibilidades de enfermar de tuberculosis. A pesar de que el 85 % de las personas que contraen tuberculosis son tratadas con éxito, esta cifra es más baste baja entre personas que viven con el VIH, se sitúa en torno al 77 %. Esto demuestra la importancia de aumentar los esfuerzos de prevención y el tratamiento de ambas enfermedades.

La actuación colectiva y coordinada en este ámbito ha salvado vidas en los últimos años. Entre 2018 y 2020, 7,5 millones de personas que viven con el VIH recibieron tratamiento preventivo contra la tuberculosis, superando el objetivo mundial de 6 millones. Pero aún queda mucho por hacer para acabar con las desigualdades de fondo que contribuyen a la propagación del VIH y la tuberculosis.

Concretamente, los refugiados y las personas desplazadas tienen un riesgo muy alto de contraer tuberculosis. A finales de 2020, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados informó que alrededor de 82,4 millones de personas tuvieron que abandonar su hogar. La guerra en Ucrania ha forzado a 3,5 millones de personas abandonen el país, y hay muchas más que se han desplazado dentro de las propias fronteras. Es crucial que Ucrania y los países colindantes reciban apoyo urgente para poder proporcionar servicios sanitarios esenciales a las personas afectadas por la guerra, incluidos los relacionados con la tuberculosis y el VIH.   

“En este momento de crisis, tenemos la oportunidad de crear un futuro resiliente a la pandemia, siempre que nuestros líderes trabajen juntos para acabar con las desigualdades que nos ponen a todos en peligro”, declara Byanyima. “Mientras que el sida, la tuberculosis y la COVID-19 se propagan cada una de una forma distinta, nosotros somos testigo de como la desigualdad socio-económica facilita este proceso y hace que ciertas comunidades sean más vulnerables, lo que pone al mundo entero en peligro. Podemos abordar estas desigualdades, o podemos permitir que estas pandemias prosigan. Depende de nosotros.”

El Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (Fondo Mundial) es el principal financiador de programas relativos a la tuberculosis. Sin embargo, la COVID-19 ha tenido consecuencias devastadoras. Entre 2019 y 2020 el numero de personas que recibían tratamiento por tuberculosis en países donde el Fondo Mundial actúa se redujo en 1 millón. Este año, tras su séptimo reabastecimiento, el Fondo Mundial pide 18 mil millones de dólares americanos adicionales para poder salvar 20 millones de vidas y así retomar los esfuerzos para acabar con el VIH, la tuberculosis y la malaria. Para exterminar estas tres enfermedades en 2030 y construir sistemas sanitarios que puedan responder ante futuras pandemias es esencial que el Fondo Mundial esté preparado económicamente.

ONUSIDA continúa trabajando con sus asociados para poder alcanzar los objetivos relacionados con VIH y tuberculosis fijados para 2025. Estos incluyen garantizar que el 90% de las personas que viven con el VIH reciben tratamiento preventivo para la tuberculosis, además de reducir el número de muertes relacionadas de con la tuberculosis entre este colectivo en un 80%, en comparación con el año 2010. Para que esto sea posible el Fondo Mundial necesita financiación, además de que se invierta en investigación y desarrollo, en la mejora de los servicios, y en la adopción de estrategias nuevas e innovadoras para ayudar a todo el que lo necesite.

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Related: TB disease and deaths declining among people living with HIV, but there have been some reversals due to the COVID-19 pandemic

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ONUSIDA acoge positivamente la decisión parlamentaria de derogar la ley que penaliza la transmisión del VIH en Zimbabwe

GINEBRA, 18 de marzo de 2022— ONUSIDA felicita al parlamento de Zimbabwe por derogar la sección 79 del Código Penal, que criminaliza la transmisión del VIH. El presidente va a firmar un nuevo proyecto de ley de matrimonio, adoptado por el parlamento y que deroga la sección del Código Penal, para su entrada en vigor. La penalización de la transmisión del VIH es ineficaz, discriminatoria y mina los esfuerzos de reducir las nuevas infecciones por el VIH. Ese tipo de legislación disuade a las personas de realizarse pruebas del VIH y de que se les derive al tratamiento y los servicios de prevención apropiados. 

«Los objetivos de salud pública no se cumplen si a las personas se les niegan sus derechos individuales y elogio a Zimbabwe por haber dado este paso tan importante», dijo la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.  «Esta decisión refuerza la respuesta al VIH en Zimbabwe, a través de la reducción del estigma y de la discriminación que, con demasiada frecuencia, impiden a los grupos de personas que están en una situación social vulnerable recibir servicios de prevención del VIH, atención y tratamiento».

ONUSIDA ha trabajado en estrecha colaboración con el Consejo Nacional sobre el Sida de Zimbabwe, la organización Zimbabwe Lawyers for Human Rights, parlamentarios, activistas de la sociedad civil y comunidades para promover la derogación de la ley que penaliza el VIH.  La aplicación demasiado amplia e inapropiada de la legislación penal contra las personas que viven con el VIH sigue siendo una constante preocupación por todo el mundo.  Más de 130 países todavía penalizan la ocultación, exposición y transmisión del VIH a través de legislación penal específica o general. 

En 2018, ONUSIDA, la Asociación Internacional de Proveedores de Atención al Sida y la Sociedad Internacional de Sida reunieron a un grupo de expertos científicos que desarrollaron una Declaración de Consenso de Expertos en la Ciencia del VIH en el Contexto de la Legislación Penal. La declaración hace un llamamiento para que el sistema de justicia penal garantice que la aplicación de la ley en las causas penales relacionadas con el VIH se base en evidencias científicas. 

Zimbabwe ha progresado mucho en la respuesta al VIH a lo largo de la última década. Se estima que 1,2 millones de las 1,3 millones de personas que viven con el VIH en el país se tratan con medicamentos que salvan vidas. Las muertes relacionadas con el sida han disminuido en un 63 % desde 2010 y las nuevas infecciones por el VIH se han reducido un 66 % en el mismo periodo.

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Mensaje de la Directora ejecutiva de ONUSIDA en el Día Internacional de la Mujer 2022

8 de marzo de 2022

Winnie Byanyima

Directora ejecutiva de ONUSIDA

Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas

Quiero felicitar el Día Internacional de la Mujer a todas aquellas personas cuya determinación y solidaridad son la luz de la esperanza y el poder del cambio. 

Las mujeres no están esperando a que se les ofrezca un sitio en la mesa, sino que se llevan su propia silla plegable.

El tema de este año consiste en «Igualdad de género hoy para un mañana sostenible».  Desde que los movimientos por los derechos de la mujer han pasado a un primer plano y como las pruebas demuestran, todos los objetivos de desarrollo dependen de garantizar los derechos de todas las mujeres y niñas. 

La desigualdad de género es una amenaza para todos.  No podemos mantener el patriarcado y derrotar al sida. 

La crisis del COVID ha agravado las desigualdades interseccionales a las que las mujeres se enfrentan.  Se ha constatado un aumento en los casos de violencia de género, matrimonios infantiles forzados y embarazos adolescentes.  Casi una de cada dos mujeres han declarado que ellas o una mujer que conocen han experimentado algún tipo de violencia desde que comenzó la pandemia de COVID-19.  Las llamadas a líneas de ayuda se han quintuplicado en algunos países durante la pandemia.  Se ha producido un aumento en la violencia y acoso hacia las personas LGBTIQ+, así como en el estigma y discriminación de las comunidades marginadas.  La trayectoria para alcanzar la paridad de género, que ya se demoraba 100 años, se aleja ahora 36 años más.

No obstante, el objetivo no puede ser únicamente volver a la normalidad: la normalidad era el problema.  En cambio, los líderes tienen que aprovechar este momento de crisis y oportunidad para asegurar la transformación.  Es el momento de que cumplan con los atrevidos cambios en las políticas y las grandes inversiones que garantizarán la igualdad. 

Tenemos que poner fin a la violencia de género. La violencia vulnera la dignidad y la libertad de las mujeres.  La violencia impulsa la pandemia de sida.  En áreas con una elevada carga del VIH, las mujeres que sufren violencia dentro de la pareja se enfrentan a un 50 % más de posibilidades de contraer el VIH. 

Debemos eliminar todas las barreras para acceder a la salud y derechos sexuales y reproductivos.  Solo el 55 % de las mujeres y las adolescentes afirman tener el control de las decisiones sobre su propia salud y derechos sexuales y reproductivos.  La mortalidad materna es la principal causa de muerte para las adolescentes entre 15 y 19 años a escala mundial, y el VIH la tercera para las mujeres entre 15 y 49. Ambas se pondrían prevenir si las mujeres tuviesen el control sobre sus cuerpos. 

Tenemos que garantizar la educación y el empoderamiento de todas las niñas.  Los estudios muestran que finalizar la educación secundaria puede reducir a más de la mitad el riesgo de que las niñas contraigan el VIH, e incluso más si se acompaña de un paquete de derechos y servicios.  Necesitamos que todas las niñas – incluyendo las que abandonaron sus estudios durante la COVID o incluso antes  – acudan a la escuela, sanas y salvas.  

Mientras los países se enfrentan a los retos fiscales actuales, los servicios esenciales para la igualdad de género son uno de los sectores que está sufriendo los mayores recortes presupuestarios.  Si no encontramos el dinero, acabaremos pagando un precio mucho mayor. 

La única hoja de ruta efectiva para poner fin a la epidemia de sida, lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar la salud, los derechos y la prosperidad compartida, es una hoja de ruta feminista.  La igualdad es el medio para lograr el progreso y un derecho de todas las mujeres. 

Mujeres, en toda su maravillosa diversidad, nosotros, la ONU, estamos de su lado y a su lado.

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ONUSIDA insta a que se proteja y se mantengan los servicios de salud y del VIH para las personas que viven con este virus y están afectadas por él en Ucrania

GINEBRA, 25 de febrero de 2022— En medio de la de la ofensiva militar contra Ucrania, ONUSIDA pide que se proteja a los trabajadores sanitarios y se mantengan de forma ininterrumpida los servicios de salud y del VIH para todas las personas, especialmente, aquellas afectadas por el VIH y que viven con el virus.  Ucrania sufre la segunda mayor epidemia de sida de la región. Se estima que 260 000 personas viven con el VIH en este país, de las cuales 152 000 reciben terapia antirretroviral, un tipo de medicación que debe tomarse todos los días para mantenerse sano y en plena forma.

«A las personas que viven con el VIH en Ucrania solo les quedan unas semanas de tratamiento antirretroviral y sin acceso a él, sus vidas corren peligro», ha asegurado Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Los cientos de miles de afectados por el VIH en Ucrania deben tener un acceso ininterrumpido a los servicios relacionados con el VIH que permiten salvar vidas, entre ellos, la prevención del VIH, las pruebas y el tratamiento».

Hasta la fecha, el Gobierno de Ucrania, junto con la sociedad civil y las organizaciones internacionales, ha puesto en marcha una de las mayores y más eficaces respuestas al VIH de Europa oriental y Asia central. Sin embargo, con la incesante ofensiva militar, el esfuerzo y el progreso alcanzado en la respuesta al VIH están en grave riesgo de reversión, lo que hace peligrar muchas más vidas.  

El derecho a la sanidad y el acceso a los servicios del VIH han de protegerse siempre, y los trabajadores sanitarios, los representantes de la sociedad civil y sus clientes nunca deben ser los objetivos en un conflicto. El conflicto militar actual ha afectado a todos en Ucrania, pero puede serr incluso peor para las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave, entre ellos, las personas que consumen drogas, los trabajadores sexuales, los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y las personas transgénero. 

Como ha señalado el secretario general de las Naciones Unidas, esta organización se compromete a apoyar a las personas en Ucrania, que ya han sufrido «muchas muertes, destrucción y desplazamientos» por la ofensiva militar, en estos momentos de necesidad.  

Con el apoyo del Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida y ONUSIDA, el Gobierno de Ucrania y los asociados con la sociedad civil han brindado servicios de prevención del VIH y tratamiento a las personas que viven con el VIH y a los grupos de población clave por todo el país durante muchos años y siguen al pie del cañón para prestar un mayor apoyo durante esta crisis. 

El personal de ONUSIDA sigue sobre el terreno en Ucrania, trabajando para asegurarse de que las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave tengan acceso continuo a los servicios que permiten salvar vidas, centrados sobre todo en los civiles más vulnerables. ONUSIDA seguirá apoyando la prevención del VIH, las pruebas, el tratamiento, la atención y el apoyo para las personas de toda Ucrania que se están viendo afectadas por esta crisis. 

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El codescubridor del VIH, Luc Montagnier, fallece a los 89 años

GINEBRA, 11 de febrero de 2022—El francés Luc Montagnier, virólogo y codescubridor del VIH, lamentablemente ha fallecido esta semana. Fue un experto en retrovirus y pionero en la ciencia del VIH. Fundó y dirigió la Unidad Oncológica Viral del Instituto Pasteur de Francia, donde lideró el equipo que descubrió el VIH y cuya investigación se publicó por primera vez en la revista Science en 1983.

Fue uno de los primeros en defender la promoción de la prevención y del tratamiento del VIH, así como de la lucha contra el estigma y la discriminación hacia las personas que viven o están afectadas por el VIH. En 2008, se le otorgó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por el descubrimiento del VIH.

“Luc Montagnier dedicó su vida a la ciencia y su codescubrimiento del VIH sentó las bases de la investigación y el desarrollo de los medicamentos antirretrovirales que han salvado la vida a millones de personas en todo el mundo”, afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. “ONUSIDA transmite sus más sinceras condolencias a su familia y amigos en estos momentos tan difíciles”.

Desde el inicio de la epidemia del sida, en torno a 79 millones de personas han contraído la infección del VIH y alrededor de 39 millones han fallecido a causa de enfermedades relacionadas con el sida. En 2020, unos 38 millones de personas vivían con el virus, de las cuales 10 millones no tenían acceso al tratamiento. Esto demuestra la necesidad apremiante de terminar con la epidemia que ha causado este virus, descubierto por Luc Montagnier hace 40 años.

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La identificación de una variante del VIH de rápida propagación demuestra la urgencia de detener la pandemia y llegar a todas las personas con pruebas y tratamiento

Unos 10 millones de personas que viven con el VIH siguen sin recibir tratamiento antirretroviral

GINEBRA, 7 de febrero de 2022. Una investigación publicada recientemente en los Países Bajos se hace eco de la existencia de una variante del VIH más transmisible y dañina. Las personas que viven con el nuevo subtipo de VIH hallado tienen el doble de tasa de disminución del sistema inmunitario (recuento de CD4), presentan mayores cargas virales del VIH (cantidad de virus en la sangre) y son vulnerables de desarrollar sida de dos a tres veces más rápido tras el diagnóstico que si convivieran con otras cepas del virus. El estudio, dirigido por investigadores del Instituto del Big Data de la Universidad de Oxford, fue el primero en descubrir esta variante del subtipo B del virus. Asimismo reveló que la variante lleva años circulando en los Países Bajos y sigue siendo receptiva al tratamiento del VIH.

La pandemia del VIH sigue cobrándose una vida cada minuto y a los científicos les invade desde hace mucho la preocupación por la evolución de nuevas variantes del VIH más transmisibles. Esta variante recién identificada no representa una importante amenaza para la salud pública, pero sí subraya la urgencia de acelerar los esfuerzos para detener la pandemia del VIH.

«Diez millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo siguen sin tratamiento, lo que impulsa la continua propagación del virus y el potencial para la aparición de nuevas variantes», afirmó Eamonn Murphy, director ejecutivo adjunto de programas de ONUSIDA. «Necesitamos poner en marcha de forma inminente innovaciones médicas de vanguardia, de modo que lleguen a las comunidades más necesitadas. Ya sea el tratamiento contra el VIH o las vacunas contra la COVID-19, lo cierto es que las desigualdades en el acceso están perpetuando las pandemias de formas que nos perjudican a todos».

El VIH sigue siendo la pandemia más mortífera de nuestro tiempo: se estima que 79 millones de personas se han infectado con el virus, para el cual todavía no hay vacuna ni cura. Unos 36 millones de personas han fallecido por enfermedades relacionadas con el sida desde el inicio de la pandemia y 1,5 millones de personas se infectaron por el VIH en 2020. De los 38 millones de personas que viven con el VIH en la actualidad, 28 millones siguen un tratamiento antirretroviral que salva vidas, que los mantiene vivos y sanos, y que evita la transmisión del virus. 

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La respuesta mundial al sida pierde a uno de sus grandes defensores

ONUSIDA lamenta enormemente la pérdida del Arzobispo Emérito Desmond Tutu

GINEBRA, 26 de diciembre de 2021—ONUSIDA lamenta enormemente el fallecimiento del Arzobispo Desmond Tutu, quien luchó contra el apartheid en Sudáfrica, el racismo y la injusticia en el mundo. Era una de las grandes voces en la lucha contra el sida, luchando en contra de la negación, exigiendo el acceso al tratamiento para todos, denunciando la discriminación que sufren las personas que viven con el VIH y defendiendo los derechos humanos de las personas, las mujeres y los niños lesbianas, gays, bisexuales y transgénero. Su trabajo en la prevención y el tratamiento frente al VIH y a la tuberculosis cambió el panorama internacional y salvó muchas vidas.

“Ha caído un gigante. El Arzobispo Tutu fue un luchador por la libertad, un hombre santo, un gran héroe que desempeñó un papel fundamental en la liberación de África”, dijo la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. “Puso el foco de atención mundial en la injusticia de una manera que pocos pudieron hacerlo, y fue un defensor de los derechos de todas las personas que viven o están afectadas por el VIH. Salvó y liberó millones de vidas gracias al camino que él marcó y a la paz que le trajo a este mundo”.

El Arzobispo Tutu fue muy directo a la hora de pedir el fin del negacionismo del sida en Sudáfrica.  Luchó por el acceso a medicamentos que pueden salvar vidas. "Son las personas, y no los beneficios, los que deben estar en el centro de la ley de patentes de los medicamentos", declaró al tiempo que pedía a la industria farmacéutica que hiciera los medicamentos del VIH accesibles. También fue un gran defensor de los derechos de las personas de la comunidad gay. Comparó las leyes que criminalizaban formas de expresar el amor humano con las del apartheid—”un gran error”.

Tutu abogó por la prevención de la infección por el VIH en adolescentes y jóvenes. Copresidió la comisión de ONUSIDA sobre la prevención del VIH en 2011, la cual condujo al establecimiento de unos objetivos mundiales ambiciosos para la prevención del VIH.  Alentó a los jóvenes a tomar las riendas del liderazgo contra el sida. “Se necesitan acciones osadas y honestas, y confiamos en la próxima generación de líderes para conseguir un cambio positivo en las actitudes y las acciones”, dijo el Arzobispo Tutu al dirigirse a los líderes jóvenes en Robben Island en materia de prevención del VIH.

“ONUSIDA ha perdido a un amigo, a un guía y a un mentor”, declaró la Sra Byanyima. “Nuestros sentimientos están con su familia, con el pueblo de Sudáfrica y con muchas personas de todo el mundo cuyas vidas marcó y cambió para mejor”.

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ONUSIDA celebra la aprobación del cabotegravir inyectable de acción prolongada como profilaxis previa a la exposición para la prevención del VIH

A principios de esta semana, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos anunció su primera aprobación de un medicamento para la prevención del VIH de acción prolongada. El cabotegravir inyectable de acción prolongada (CAB - LA) se ha aprobado como profilaxis previa a la exposición (PPrE) para los adultos y adolescentes que corren el riesgo de contraer el VIH sexualmente en los Estados Unidos de América.

Esta es la primera vez que un fármaco antirretroviral inyectable está disponible como profilaxis previa a la exposición para la prevención del VIH. Esta fórmula de acción prolongada supone un paso adelante y una valiosa adición al conjunto de herramientas para la prevención del VIH, y facilitará la aceptación y la adherencia.

Un producto de profilaxis previa a la exposición de acción prolongada, como el CAB-LA, administrado inicialmente como dos inyecciones con un mes entre ellas y después cada dos meses, podría suponer una mejor opción para los adultos y adolescentes con un riesgo sustancial de contraer el VIH que no quieran tomar un comprimido diario o que no quieran luchar por hacerlo. Las empresas que cuentan con nuevas tecnologías deberían compartir sus conocimientos y fórmulas con los productores genéricos para garantizar su disponibilidad y asequibilidad en los países de bajos y medianos ingresos.

ONUSIDA hace un llamamiento para que este nuevo medicamento esté disponible rápidamente y sea asequible para las personas que más lo necesitan, no solo en los Estados Unidos de América, sino en todo el mundo. No debemos repetir ahora los errores de hace tres décadas, cuando los medicamentos que salvaban vidas solo estaban disponibles para aquellos que podían permitírselos. Para que este nuevo medicamento esté ampliamente disponible, deben utilizarse estrategias de mercado como la competencia genérica y la gestión orientada a la salud pública de los derechos de propiedad intelectual, ya sea a través de acuerdos voluntarios o del uso de flexibilidades de los ADPIC.

Para que este medicamento esté disponible de forma equitativa en todo el mundo, es esencial llevar a cabo una serie de acciones. En primer lugar, las autoridades reguladoras regionales y nacionales deben aprobar el medicamento rápidamente. Es alentador ver que el desarrollador de CAB-LA ya lo ha presentado a la Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (SAHPRA, por sus siglas en inglés) para su aprobación y se espera un resultado a principios de 2022. Sin embargo, el acceso debe ir mucho más allá. En segundo lugar, el precio de venta debe reducirse a través de una combinación de medidas como la concesión de licencias y la participación de los laboratorios genéricos. En tercer lugar, los programas nacionales de prevención del VIH deben preparar tanto los planes de despliegue como sus sistemas de salud y comunidades para poner en marcha esta nueva opción de prevención del VIH tan pronto como esté disponible.

Las actuales pastillas para la profilaxis previa a la exposición de Tenofovir más Emtricitabina deben tomarse a diario como profilaxis preexposición oral. Tomadas respetando lo prescrito, son muy eficaces para prevenir la infección por el VIH entre las personas con alto riesgo. Sin embargo, para muchos es todo un reto el tomar una pastilla a diario. Otra opción (el anillo vaginal dapiviringe) se está convirtiendo en una opción de prevención adicional para las mujeres con un riesgo sustancial de infección por el VIH.

La opción CAB-LA podría cambiar las reglas del juego para la respuesta al VIH, al hacer que la profilaxis previa a la exposición resulte más sencilla o menos costosa para todos los géneros. Esto también puede poner fin al estigma asociado al tratamiento oral diario y mejorar la dosificación y la adherencia correctas, lo que es fundamental para la eficacia de la profilaxis previa a la exposición.

La aprobación de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos de esta semana sigue los resultados de dos ensayos. El primer ensayo, HPTN 083, se llevó a cabo en 4566 gais y hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y mujeres trans en centros de investigación de Argentina, Brasil, Perú, los Estados Unidos, Sudáfrica, Tailandia y Vietnam. CAB-LA redujo el riesgo de contraer el VIH sexualmente en un 66 % en comparación con el tratamiento oral diario. En el segundo ensayo, HPTN 084, llevado a cabo con 3223 mujeres en situación de riesgo de entre 18 y 45 años en 20 centros de ensayo de siete países del África subsahariana (Botsuana, Esuatini, Kenia, Malaui, Sudáfrica, Uganda y Zimbabue), CAB - LA redujo el riesgo de contraer el VIH en un 89 % en comparación con la profilaxis previa a la exposición oral diaria.

NUESTRA ACCIÓN

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Abordar las desigualdades para garantizar la salud y los derechos de todos

 

Declaración de Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, con motivo del Día de la Cobertura Universal de Salud

12 de diciembre de 2021
Winnie Byanyima
Directora Ejecutiva de ONUSIDA
Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas

Mientras conmemoramos el Día de la Cobertura Universal de Salud en 2021, el mundo se adentra en el tercer año de la pandemia de COVID-19, que nos ha recordado que nadie está a salvo hasta que todo el mundo lo esté. Además, demuestra como las pandemias exponen las desigualdades entre personas, países y comunidades.

La cobertura universal de salud significa que todas las personas y comunidades pueden acceder a los servicios de salud que necesitan sin tener que pasar por dificultades económicas. Sin embargo, dado que al menos la mitad de la población mundial carecía de acceso a los servicios de salud esenciales incluso antes de la pandemia de COVID-19, aún queda mucho trabajo por hacer.

Debemos centrarnos urgentemente en tres cuestiones:

  • En primer lugar, abordar las desigualdades que nos impiden alcanzar la cobertura universal de salud y acabar con el sida.
    • Necesitamos sistemas de datos centrados en las personas que pongan de manifiesto las desigualdades y den prioridad al esfuerzo por resolverlas.
    • Debemos poner los derechos humanos en el foco de atención. La declaración política de la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Cobertura Universal de Salud en 2019 pidió a los países que "lleguen primero a los más desfavorecidos".
  • En segundo lugar, reforzar el apoyo a las respuestas basadas en la comunidad y dirigidas por ella.
    • Cuatro décadas de respuesta al sida han demostrado que este respaldo es un pilar fundamental para la efectividad de las respuestas a la pandemia.
    • La participación comunitaria debe ser parte integral de los sistemas de salud.
  • En tercer lugar, impulsar la inversión en salud, una financiación sostenible e innovadora y umbrales ambiciosos para los compromisos financieros.
    • La Declaración de Abuja, firmada por los gobiernos africanos, para destinar el 15 % de los ingresos a la sanidad, es un ejemplo de ello.
    • Para lograr la cobertura universal de salud y el control de la pandemia, necesitamos un cambio de paradigma respecto a la financiación de la salud mundial e inversiones en respuestas lideradas por la comunidad, basadas en los derechos humanos, centradas en las personas y respuestas transformadoras de género.

Con motivo del Día de la Cobertura Universal de Salud, pido apoyo y medidas urgentes para garantizar la salud y los derechos para todos.

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Día Internacional de los Derechos Humanos: superar las pandemias respetando los derechos humanos de todos

GINEBRA, 10 de diciembre de 2021—En el Día Internacional de los Derechos Humanos, ONUSIDA hace una llamada a la acción para prevenir y responder ante las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, que crean y empeoran las desigualdades.

“Vivimos en uno de los tiempos más desiguales de la historia,” afirmó la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. “La COVID-19 ha confirmado lo que la pandemia del VIH ya había revelado: las crisis y catástrofes afectan con mayor fuerza a los aspectos más débiles de la sociedad. Quienes sufren discriminación y desigualdad sistemáticas se quedan cada vez más atrás”.

La igualdad y la no-discriminación son las piedras angulares de los derechos humanos. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible las convirtieron en un elemento clave de los compromisos mundiales de desarrollo que piden a los países que reduzcan las desigualdades, eliminando los factores que las provocan, como las leyes y políticas discriminatorias.

Las desigualdades múltiples e interseccionales que lideran la epidemia de VIH son el resultado de las violaciones de los derechos humanos. Si bien es cierto que las nuevas infecciones por el VIH a nivel global se han reducido un 30 % desde 2010, el progreso no ha sido equitativo. En algunos países, el acceso a herramientas combinadas de prevención, tales como la profilaxis previa a la exposición o los servicios de reducción de daños, ha supuesto un avance entre los grupos de personas más vulnerables. Sin embargo, en muchos otros, la criminalización, la marginación, el estigma y la discriminación están provocando un aumento de la incidencia del VIH. No obstante, en los últimos cinco años, los países que adoptaron un enfoque criminalizador con respecto a los grupos de población clave (hombres homosexuales y otros que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadores sexuales, personas que se inyectan drogas, personas transgénero) avanzaron menos en las pruebas y el tratamiento del VIH. En 2020, un 65 % de las nuevas infecciones por el VIH se produjeron dentro de estos grupos como consecuencia de las leyes y políticas perjudiciales y las normas sociales discriminatorias que castigan, estigmatizan y empujan a la clandestinidad a estas personas. A todo ello se le suma la dificultad para acceder a los servicios de prevención, tratamiento o reducción del daño, que fácilmente pondrían freno a la transmisión del VIH y a la mortalidad. Seis de cada siete nuevas infecciones por el VIH en adolescentes de entre 15 y 19 años en África subsahariana se producen en niñas. Esto se debe en parte a que su derecho a la educación no se cumple de la misma manera que con los niños, su derecho a la salud se viola cuando no se imparte una educación sexual integral, y su derecho a la autonomía corporal y a la seguridad se niega cuando los países no abordan las normas de género perjudiciales.

En muchos contextos, los acuerdos comerciales entran en conflicto con las obligaciones por los derechos humanos al imponer una protección excesiva de la propiedad intelectual, al crear barreras artificiales para que los países de renta media y baja no puedan acceder a productos sanitarios asequibles, al impedir la producción y distribución de medicamentos genéricos y al obstaculizar los apoyos a la investigación y desarrollo de tecnologías sanitarias innovativas que satisfagan las necesidades de la salud pública.  

Es una época de crisis paralelas y convergentes: múltiples pandemias, cambio climático y continuos choques económicos. En los últimos dos años, hemos visto como las constantes desigualdades sistemáticas y estructurales se hacían más fuertes a raíz de las adversidades. No podemos simplemente capearlas: tenemos que evitar que pasen. Solo tendremos éxito si realizamos los cambios estructurales necesarios para crear una sociedad más igualitaria y fuerte, capaz de afrontar los retos de hoy y de mañana y de no dejar a nadie por el camino.  Hay que desmantelar las estructuras que violen los derechos humanos y creen desigualdades.

Se tienen que reforzar los accesos a los servicios sanitarios, eliminando las tarifas de uso y promoviendo políticas que aseguren que las tecnologías sanitarias son parte de los bienes públicos mundiales, y no caprichos.

Debemos sustituir los enfoques coercitivos y punitivos de las emergencias, incluidas las pandemias y los asuntos sanitarios y otros problemas sociales en general, por soluciones propicias, solidarias y no-discriminatorias.

Los conceptos del género se tienen que cambiar radicalmente, para asegurar así igualdad de género para todos y permitir a todo el mundo formar parte de la sociedad de manera equitativa.

Además, debemos garantizar que los derechos de las mujeres y las niñas en toda su diversidad se hagan realidad, a través de medidas e inversiones concretas, y no solo de promesas.

Solo llegaremos a una solución fructífera si tomamos como base los principios fundamentales de los derechos humanos, con las comunidades liderando desde el frente y en todas las etapas del proceso.

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