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ONUSIDA insta a actuar de manera urgente para poner fin a las desigualdades que propician el VIH y otras pandemias en el mundo

GINEBRA/DURBAN, 6 de diciembre de 2021—Con motivo de la celebración en Durban (Sudáfrica) de la 21ª Conferencia Internacional sobre el Sida y las Enfermedades de Transmisión Sexual en África (ICASA), ONUSIDA hace un llamamiento para que se tomen medidas urgentes para reducir las desigualdades que impulsan la doble pandemia de la COVID-19 y del VIH. El evento, mayoritariamente virtual, se celebra en un escenario marcado por el creciente número de casos de COVID-19 debido a la nueva variante Ómicron, identificada por investigadores sudafricanos el pasado mes.

“El progreso contra el sida, que no se estaba realizando según lo esperado, está ahora bajo más presión a medida que la crisis por la COVID-19 continua causando estragos, interrumpiendo los servicios de prevención y tratamiento del VIH, la escolarización y los programas de prevención de la violencia, entre otros muchos más”, manifestó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. “No se nos puede obligar a elegir entre poner fin a la epidemia de sida que hace estragos en la actualidad o prepararnos para hacer frente a las futuras pandemias. Necesitamos soluciones y visiones de preparación para la pandemia dirigidas por africanos".

La conferencia tiene lugar justo una semana después de que ONUSIDA publicase su informe del Día Mundial del sida, titulado Desiguales, no preparados, amenazados: Por qué se necesitan acciones drásticas en contra de las desigualdades para poner fin al sida, detener el COVID-19 y prepararse para pandemias futuras. Éste advierte de que 7,7 millones de muertes relacionadas con el sida podrían suceder en la próxima década si los líderes políticos no consiguen poner fin a las desigualdades que impulsan la pandemia del VIH.

Un total de 25,5 millones de personas viven con el VIH en África; cifra que representa dos ciertos de la población mundial seropositiva. Se han realizado grandes avances en el suministro de tratamiento a las personas que lo necesitaban durante la última década. Frente a las 5 millones de personas africanas en 2010, ahora 19,5 millones que viven con el VIH reciben medicinas para mantenerse con vida y en un buen estado de salud. No obstante, las nuevas infecciones por el VIH siguen siendo demasiado altas: 890 000 en 2020. Las mujeres y las niñas permanecen como las más afectadas y representan el 62 % de los nuevos casos en 2020.

En el África subsahariana, 4 200 adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años se infectan cada semana. En 2020, el 39 % de las nuevas infecciones en el África subsahariana corresponden a los grupos de población clave (trabajadores sexuales y sus clientes, hombres homosexuales y otros que tienen relaciones sexuales con hombres, personas que se inyectan drogas, personas transgénero).

Sin embargo, algunos países, en especial aquellos situados en África Oriental y Meridional, son el reflejo de cómo se puede progresar de forma constante frente a la epidemia del sida con la combinación idónea de programas debidamente financiados y basados en pruebas que dan prioridad a los derechos humanos en la respuesta. Por ejemplo, Esuatini ha superado el objetivo de tratamiento 90-90-90 (el 90 % de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico, el 90 % de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretroviral continuada y el 90% de las personas que reciben terapia antirretroviral tengan supresión viral) y ha alcanzado el 95-95-95. En Esuatini, Lesotho y Sudáfrica, una mayor cobertura de opciones de prevención combinada, que incluyen apoyo social y económico para mujeres jóvenes y altos niveles de cobertura de tratamiento y supresión viral para poblaciones previamente no alcanzadas, han reducido la incidencia de nuevas infecciones por el VIH entre mujeres jóvenes y niñas. La semana pasada, Botswana se convirtió en el primer país con una gran carga de VIH en lograr reducir la transmisión maternoinfantil por debajo del 5 %, en proporcionar atención prenatal y terapia antirretroviral a más del 90 % de las mujeres embarazadas y en alcanzar una tasa de casos inferior a 500 por cada 100 000 recién nacidos.

El escenario en África Occidental y Central es más complejo, con menos progreso realizado para poner fin a la transmisión maternoinfantil. En 2020, sólo el 56 % de las mujeres embarazadas y lactantes recibían tratamiento contra el VIH para mantenerse con vida y evitar el contagio de sus hijos, en comparación con el 95 % en África Oriental y Meridional. 4,7 millones de personas seropositivas viven en África Occidental y Central; representan el 13 % de todos aquellos que viven con VIH en todo el mundo. Sin embargo, en estas zonas se registran el 21 % de las muertes relacionadas con el sida.

ONUSIDA y el Instituto de la Sociedad Civil de la Salud del África Occidental y Central organizaron hace poco una cumbre regional de tres días sobre el VIH en Dakar, Senegal, que tuvo como resultado la iniciativa Llamamiento a la Acción de Dakar, que abogaba por un mayor apoyo a las respuestas lideradas por la comunidad, a las políticas impulsadas por la ciencia y los datos, a una mayor inversión en la respuesta y a situar al VIH en el centro de la preparación y respuesta a la pandemia.

En su discurso inaugural de ICASA, Winnie Byanyima declaró que los servicios de la comunidad y la responsabilidad de la sociedad civil son una parte fundamental de lo que ya ha funcionado en la respuesta al sida.

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ONUSIDA da la bienvenida al primer acuerdo de licencia del Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 de la OMS

 

GINEBRA, 24 de noviembre de 2021—ONUSIDA da la bienvenida al primer acuerdo de licencia del Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 (C-TAP) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se negoció entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Medicines Patent Pool.

La iniciativa C-TAP se basa en un modelo de éxito para aumentar el acceso a productos contra el VIH, la tuberculosis y la hepatitis C en países de renta media y baja. Ha demostrado eficacia para superar algunas barreras de acceso a las tecnologías sanitarias para la COVID-19. Sin embargo, ha sido hasta la fecha poco aprovechada y, las empresas farmacéuticas y otros titulares de tecnologías de COVID-19, se han mostrado reacios a unirse al C-TAP.

“Doy la bienvenida a este acuerdo, pero pido a otras empresas farmacéuticas y a aquellos que poseen la tecnología COVID-19 a que compartan sus conocimientos,” declaró Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “Piensen en cuántas vidas podrían salvarse si las vacunas, los medicamentos y otras tecnologías COVID-19 se pusieran a disposición de todos los que los necesitan.”

Este nuevo acuerdo de licencia demuestra que es posible compartir conocimientos, tecnología y derechos de propiedad intelectual en la lucha contra la COVID-19.

Compartir los derechos de propiedad intelectual, los datos y los conocimientos debería ser un factor esencial en la preparación y la respuesta ante una pandemia. ONUSIDA anima a los institutos de investigación y a los poseedores de tecnologías que salvan vidas, incluyendo a los fabricantes de vacunas, que sigan y se unan al C-TAP e insta a los gobiernos de los países con compañías farmacéuticas a que garanticen que las tecnologías se ofrezcan al C-TAP con urgencia.

El acuerdo contiene disposiciones clave de acceso, como el derecho no exclusivo a desarrollar las patentes, los conocimientos técnicos y el material bajo licencia. No existen limitaciones geográficas, por lo que compañías cualificadas a nivel mundial podrán desarrollar las licencias y comercializar los productos derivados de ellas. Los términos de este acuerdo estarán disponibles al público, asegurando así la transparencia. Incluye un paquete de transferencia de tecnología.

El acuerdo abarca la concesión de licencias de una tecnología para detectar anticuerpos contra el SARS-CoV-2, virus causante de la COVID-19, a partir de la infección por este o de una vacuna, y permitirá medir la eficacia de los programas de vacunación y ayudará en la gestión de los de refuerzo. Las pruebas derivadas de la tecnología son de uso fácil, lo que ayudará en su aplicación en zonas de recursos limitados. Así, las compañías en países de renta media y baja no tendrán que pagar los derechos para poder hacer uso de esta.

ONUSIDA apoyó un llamamiento a la acción en mayo de 2020, liderado por el Gobierno de Costa Rica y la OMS, que condujo a la creación del C-TAP. ONUSIDA es miembro del Comité Directivo del C-TAP.

ONUSIDA da las gracias al Gobierno de España por respaldar y facilitar el acuerdo y por su apoyo económico al C-TAP.

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Mensaje del Día Mundial del Sida de 2021, por la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima

Queridos amigos:

En este Día Mundial del Sida, les hago llegar mis saludos y mi solidaridad con todas las personas de todo el mundo, precisamente en este momento en el que hacemos frente al impacto de dos pandemias colindantes.

Este año, el mundo ha acordado un plan audaz que, si los líderes lo cumplen, pondrá fin al sida para 2030. Es una noticia fantástica.

Sin embargo, hoy, nosotros, como Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida, no podemos sino haceros llegar una importante advertencia. El sida sigue siendo una pandemia, la luz roja continúa parpadeando, y solo podremos salir de ella actuando sin demora para acabar con las desigualdades que avivan dicha pandemia.

Allí donde los líderes trabajan de forma audaz y conjunta, haciendo hueco a los últimos adelantos científicos, prestando servicios que satisfacen todas las necesidades de las personas, protegiendo los derechos humanos y manteniendo una financiación adecuada, las muertes relacionadas con el sida y las nuevas infecciones por el VIH son cada vez menos frecuentes.

Pero esto solo es así en algunos lugares y para algunas personas.

Si no adoptamos ese enfoque de lucha contra las desigualdades tan necesario para poner fin al sida, el mundo también tendrá difícil poner fin a la pandemia de la COVID-19 y seguirá sin estar preparado para las pandemias del futuro. Esto sería tremendamente peligroso para todos nosotros.

Si bien ya antes estábamos lejos del camino para poner fin al sida, los obstáculos ahora son mucho mayores, puesto que la COVID-19 sigue azotando al mundo con fuerza, lo que obliga a interrumpir los servicios de prevención y tratamiento del VIH, la escolarización, los programas de prevención de la violencia y mucho más.

En nuestra trayectoria actual, no estamos siendo capaces de doblegar la curva lo suficientemente rápido y corremos el riesgo de arrastrar esta pandemia de sida durante décadas. Urge avanzar más rápido en un conjunto de acciones concretas acordadas por los Estados miembros de las Naciones Unidas para abordar todas esas desigualdades que impulsan el VIH.

Nuestra lucha contra la pandemia de sida nos ha enseñado un sinfín de cosas sobre lo que más necesitamos de cara a acabar tanto con la pandemia de sida como con todas las demás.

Necesitamos ya mismo infraestructuras lideradas por la comunidad y basadas en la comunidad como parte de un sistema de salud pública fuerte, respaldado por la sólida responsabilidad de la sociedad civil.

Necesitamos políticas que garanticen el acceso justo y asequible a la ciencia.

Todas las nuevas tecnologías deberían llegar de forma inmediata allí donde se las necesita.

Necesitamos proteger a nuestros trabajadores sanitarios y contratar más para satisfacer nuestras necesidades urgentes.

Debemos proteger los derechos humanos y generar confianza en los sistemas sanitarios.

Son estos justamente los que harán que salvemos las brechas en materia de desigualdad y consigamos acabar con el sida. Sin embargo, a menudo se aplican de forma desigual, se infrafinancian y no se valoran lo suficiente.

Desde aquí doy las gracias a las comunidades de primera línea que han sido pioneras en los enfoques que han demostrado ser más efectivos, que han impulsado el cambio y que están empujando a los líderes a ser audaces. Les insto a seguir adelante.

Los líderes mundiales deben trabajar juntos desde ya para afrontar todos estos desafíos que tenemos ante nosotros. Les insto a ser valientes a la hora de acompañar las palabras con acciones.

No hay que elegir entre acabar con la pandemia de sida que hoy está devastando el mundo y prepararse para las pandemias del mañana. Con un único enfoque exitoso lograremos ambos objetivos. Pero, tal y como estamos ahora, no vamos bien.

Si acabamos de una vez por todas con las desigualdades que frenan el progreso, podremos cumplir nuestra promesa de poner fin al sida para 2030. Está en nuestras manos.

Por cada minuto que pasa, el sida nos arrebata una vida muy valiosa. No tenemos tiempo que perder.

Pongamos fin a las desigualdades. Pongamos fin al sida. Pongamos fin a las pandemias.

Gracias.

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La directora ejecutiva de ONUSIDA insta a la acción para cambiar el rumbo de la violencia contra las mujeres, las niñas y el VIH

«Acabar con la violencia de género requiere un enfoque integral que implique a toda la sociedad y a todos los Gobiernos. Sin embargo, estoy convencida de que, si al menos los responsables de la toma de decisiones impulsan estas acciones clave, todos saldremos ganando. Habrá menos violencia contra las mujeres y las niñas, y menos mujeres y niñas que contraigan el VIH o que se vean afectadas por las grietas en el acceso y la adherencia al tratamiento antirretroviral. Debemos revolucionar la forma de trabajar en la respuesta al sida y  situar la igualdad de género y los derechos de las mujeres en el centro. No hay lugar para la complacencia o la aceptación de la violencia de género si queremos poner fin al sida como emergencia de salud pública para 2030 y hacer así realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible», destacó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.

Una de cada tres mujeres y adolescentes de todo el mundo sufre violencia física o sexual por parte de sus maridos, parejas masculinas o extraños. Esta violencia se produce en sus hogares y barrios, que son los lugares en los que deberían sentirse más seguras. Y en esta horrenda estadística no se incluye a los millones de mujeres y niñas que se enfrentan a multitud de otras formas de violencia de género y prácticas perjudiciales. Durante la COVID-19, las denuncias de violencia dentro de la pareja, matrimonio infantil y forzado, mutilación genital femenina y violencia sexual no han hecho más que aumentar.

Para las mujeres y las niñas que viven con el VIH, se ha multiplicado el riesgo de ser objeto de violencia por parte de sus parejas, familias y comunidades o al ir a buscar servicios. Entre sus muchas consecuencias y costes, la violencia de género socava esos logros tan arduamente ganados en la prevención del VIH y la erradicación del sida como emergencia de salud pública.

En los países con una alta prevalencia del VIH, la violencia dentro de la pareja puede aumentar las probabilidades de que las mujeres contraigan el VIH hasta en un 50 %. La violencia o el miedo a ella bloquean el acceso de las mujeres a los servicios y su capacidad para negociar el uso del preservativo con los autores, revelar su estado serológico o permanecer en tratamiento contra el VIH. 

Muchas mujeres que viven con el VIH también sufren discriminación y la violación de sus derechos sexuales y reproductivos en los centros sanitarios. Las trabajadoras sexuales, las mujeres consumidoras de drogas y las personas bisexuales y trans se enfrentan a riesgos excepcionalmente altos de contraer el VIH y sufrir violencia de género y agresiones sexuales, todo ello impulsado por el estigma, la discriminación y la criminalización relacionados con el VIH.

 

Cinco acciones clave

En línea con la Declaración política de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el VIH y el sida: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030, la Sra. Byanyima insta a los Gobiernos, las agencias de las Naciones Unidas, los donantes, los proveedores de servicios y todas las partes interesadas en la respuesta al VIH a abordar de forma inmediata y sistemática las relaciones entre el VIH y la violencia contra las mujeres y las niñas, en toda su diversidad, lo que incluye:

  1. Adoptar lo básico: como mínimo, los países deben cumplir con las normas internacionales para la prestación de servicios sanitarios a las mujeres y las niñas que viven con el VIH o tienen un mayor riesgo de contraerlo. Para esto es necesario integrar medidas de prevención y respuesta a la violencia de género en todos los servicios para el VIH, incluidas las mujeres de los grupos de población clave, y garantizar la protección de la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
  2. Prevención temprana del VIH y de la violencia de género: trabajar con adolescentes y niños para abordar las normas de género dañinas, invirtiendo en una educación y en intervenciones que transformen los aspectos relativos al género, incluida la educación integral sobre sexualidad. Es necesario inculcar valores de respeto por la autonomía corporal, el consentimiento sexual, las citas seguras y el uso de preservativos como norma, y que se garantice una tolerancia cero a la violencia de género y al estigma y la discriminación por el VIH en las escuelas.
  3. Ir más allá de implicar a los hombres para que busquen servicios para el VIH: impulsar los programas para el VIH que involucran a hombres y niños para que incorporen enfoques que transformen los aspectos relativos al género y desafíen las masculinidades dañinas que alimentan tanto la pandemia del VIH como la violencia contra las mujeres y las niñas. Los hombres y los niños deberían adquirir compromisos en lo referente a las pruebas del VIH y la adherencia al tratamiento, junto con los esfuerzos para garantizar el respeto de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y sus derechos a no sufrir violencia de género.
  4. Poner fin a la impunidad para la violencia contra las mujeres y las niñas que viven con el VIH: acelerar las reformas legales y hacer cumplir los derechos humanos de todas las mujeres para que vivan sin violencia, independientemente de su estado serológico o de cualquier otro motivo, y acabar con el uso excesivo de leyes penales que se dirigen o afectan desproporcionadamente a las mujeres por su sexualidad, actividad sexual, estado serológico, género o consumo de drogas. Ampliar la alfabetización legal y de derechos humanos entre las mujeres y las niñas que viven con el VIH o que corren el riesgo de contraerlo, para que conozcan sus derechos, sepan dónde buscar ayuda legal y puedan acceder a la justicia. Esto garantizará que los mecanismos de reclamación y reparación de la violencia de género y las violaciones de los derechos reproductivos sean accesibles en todos los servicios sanitarios y de otro tipo.
  5. Invertir en el liderazgo de las mujeres para cambiar el rumbo tanto en lo que respecta al VIH como a la violencia de género: establecer mecanismos para la participación significativa y el liderazgo de las mujeres y las niñas que viven con el VIH y están en riesgo de contraerlo, en toda su diversidad, en la toma de decisiones para responder a las dos pandemias: la de sida y la de la violencia contra las mujeres y las niñas. Para esto es necesario invertir en el liderazgo feminista y en las intervenciones basadas en la comunidad para el VIH dirigidas por mujeres, y valorar sus experiencias y conocimientos como parte esencial de una respuesta eficaz al VIH.

 

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En el Día Internacional del Consumidor de Drogas, ONUSIDA hace un llamamiento en contra de la penalización de las personas que consumen drogas y para que se pongan en marcha programas de reducción del daño liderados por la propia comunidad

GINEBRA, 1 de noviembre de 2021—En el Día Internacional del Consumidor de Drogas, ONUSIDA hace un llamamiento urgente en contra de la penalización de las personas que consumen drogas, para que se corrijan los efectos negativos que tiene sobre el VIH, la hepatitis viral y otros problemas de salud; para que se respeten los derechos humanos y para que se destinen más fondos a los programas de reducción del daño dirigidos por la comunidad.

“ONUSIDA se compromete a apoyar a los países en el proceso de despenalización de la posesión de drogas y en la implementación de programas de reducción del daño a gran escala,” menciona la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. “ONUSIDA hace un llamamiento para que las comunidades de personas que consumen drogas se impliquen plenamente en alcanzar la reforma legal, que conducirá a la despenalización y a la organización de dichos programas a nivel nacional. Esto nos ayudará a acabar con las desigualdades y a poner fin al sida”.  

Las personas que consumen y se inyectan drogas se encuentran entre los grupos con mayor riesgo de contraer el VIH y, aun así, siguen estando marginadas y a menudo se les impide acceder a los servicios sanitarios y sociales. Un 9% de las nuevas infecciones por el VIH que se produjeron en 2020 fueron personas que se inyectan drogas. Fuera del África subsahariana esta cifra se eleva al 20%. Si bien las mujeres representan menos del 30% de las personas que consumen drogas, aquellas que sí las emplean son más propensas a vivir con el VIH que sus homólogos masculinos.

La implementación oportuna, accesible y a gran escala de programas de reducción del daño pueden prevenir las infecciones por el VIH, así como muchos de los casos de hepatitis B y C, tuberculosis y sobredosis. El sistema de las Naciones Unidas se ha unido en la promoción de estos programas y en la despenalización de la posesión de drogas, basándose en los datos que demuestran que otorgan beneficios sustanciales para la salud pública y personal y no aumentan el número de personas con drogodependencia. A pesar de esta postura, que se refleja en la posición común del sistema de las Naciones Unidas en apoyo a la implementación de la política internacional de fiscalización de drogas mediante una colaboración interinstitucional eficaz, la realidad muestra que menos del 1% de las personas que se inyectan drogas vive en países donde la disponibilidad de agujas, jeringuillas y terapias de sustitución de opiáceos se sitúa por debajo de los niveles recomendados por las Naciones Unidas; el déficit de financiación destinada a la reducción del daño en países de renta media y baja se encuentra en un 95%.

Incluso allí donde están disponibles los servicios para la reducción del daño, no siempre son accesibles. Se ha demostrado que las leyes y las políticas punitivas para la fiscalización de drogas, así como las prácticas para el cumplimiento de la ley, se encuentran entre los principales obstáculos para la obtención de atención sanitaria en muchos países. La penalización del consumo de drogas y los castigos severos (como el encarcelamiento, las multas elevadas o la separación de los hijos de sus padres) desalientan el uso de los servicios relacionados con el VIH, animando a estas personas a la clandestinidad con prácticas de inyección poco seguras, que aumentan el riesgo de sobredosis. Las mujeres que consumen drogas son más propensas a condenas de cárcel más largas que los hombres, lo que conlleva un aumento en los niveles de estigmatización y discriminación a los que se enfrentan en los centros de atención sanitaria. En efecto, la penalización por el uso y la posesión de drogas de uso personal tiene un gran impacto negativo en el derecho a la sanidad.

A principios de año, los Estados Miembros de las Naciones Unidas establecieron unos objetivos mundiales muy ambiciosos sobre la despenalización de la posesión de drogas de uso personal y sobre la desestigmatización y discriminación de personas que consumen drogas y otros grupos de población clave. Desde este preciso momento, se deberían empezar a aplicar acciones estratégicas a nivel nacional si se desea alcanzar los objetivos propuestos en el 2025.

 

OBJETIVOS EN MATERIA DE FACILITADORES SOCIALES CONTRA EL SIDA PARA EL 2025

  • Menos del 10% de los países penaliza el uso y la posesión de cantidades pequeñas de drogas.
  • Menos del 10% de las personas que consumen drogas sufre estigmatización y discriminación.
  • Menos del 10% de las personas que consumen drogas carece de mecanismos para que las personas que viven con el VIH y grupos de población clave puedan denunciar los abusos y la discriminación, y obtener ayuda.
  • Menos del 10% de las personas que consumen drogas no dispone de acceso a servicios legales.
  • Menos del 10% del personal sanitario y de las autoridades policiales informa de actitudes negativas acerca de las personas que consumen drogas.
  • Menos del 10% de las personas que consumen drogas sufre agresiones físicas o sexuales.

OBJETIVOS GLOBALES DE PREVENCIÓN PARA EL 2025

  • El 90% de las personas que se inyectan drogas tiene acceso a servicios completos de reducción del daño, que integren o estén vinculados a la hepatitis C, al VIH y a servicios de salud mental
  • El 80% de la prestación de servicios en materia de programas de prevención del VIH para personas que consumen drogas se impartan a manos de organizaciones dirigidas por personas que usan drogas

 

Día Internacional del Consumidor de Drogas

El 1 de noviembre es el Día Internacional del Consumidor de Drogas, momento en el que las personas que consumen drogas se reúnen para celebrar su historia y seguir luchando por sus derechos. La Red Internacional de Personas que usan drogas (INPUD) celebra los logros de las diversas comunidades, al tiempo que reconoce que su trabajo es más importante que nunca.

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ONUSIDA celebra el histórico acuerdo entre Medicines Patent Pool y Merck Sharp & Dohme

GINEBRA, 28 de octubre de 2021— ONUSIDA celebra el acuerdo entre Medicines Patent Pool y la empresa farmacéutica Merck Sharp & Dohme. Mediante dicho convenio, los derechos de propiedad intelectual de un medicamento antiviral para tratar las formas leves o moderadas de COVID-19 en pacientes adultos se comparten con los sublicenciatarios interesados con carácter no exclusivo y transparente. Aunque este nuevo medicamento—molnupiravir—todavía no está autorizado, ha obtenido unos resultados óptimos en los ensayos clínicos.

"Este acuerdo es un gran primer paso, ya que se ha antepuesto la salud pública a los beneficios", dijo la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. "Este nuevo tratamiento promete ser una valiosa contribución en la respuesta a la COVID-19 y su disponibilidad aumentará de manera significativa al permitir que empresas de todo el mundo produzcan versiones más económicas del medicamento".

Este es el primer acuerdo de licencia de una herramienta COVID-19 que se establece en aras de la salud pública. Se trata de un avance significativo dada la falta de medicamentos para tratar el coronavirus. La iniciativa permitirá la entrada en el mercado de versiones genéricas más asequibles de este medicamento, en cuanto reciba la autorización de los organismos reguladores nacionales y/o regionales o se incluya en la lista de uso en emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según lo estipulado, las empresas farmacéuticas de cualquier parte del mundo que estén interesadas y cualificadas para fabricar versiones genéricas del medicamento podrán comercializarlo en los 105 países comprendidos en el ámbito geográfico del acuerdo de licencia. No obstante, la COVID-19 no entiende de fronteras geográficas. Por ello, ONUSIDA espera que todos los países afectados por la enfermedad tengan acceso al mercado genérico de este producto. Todas las tecnologías sanitarias deberían considerarse bienes públicos mundiales.

Este acuerdo comprende todos los países subsaharianos, los de renta baja, la mayoría de renta media baja y 20 de renta media alta.

Medicines Patent Pool—creada originalmente para negociar acuerdos de licencia en materia de salud pública para productos contra el VIH, la tuberculosis y la malaria—ha desempeñado un papel fundamental en la respuesta al VIH al favorecer la competencia en el mercado farmacéutico y contribuir a la bajada de los precios de los medicamentos esenciales. ONUSIDA y Medicines Patent Pool son miembros del Comité directivo de la iniciativa Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 (C-TAP), que aboga por el intercambio voluntario de tecnologías, conocimientos, datos y derechos de propiedad intelectual de productos sanitarios para prevenir, diagnosticar y tratar la COVID-19.

"Ya es hora de que se tomen medidas similares para la fabricación de las vacunas contra la COVID-19. Lo que funciona para los medicamentos también debería servir para las vacunas, los diagnósticos y otras tecnologías que salvan vidas", dijo Byanyima. "Pido al G20 y a otros gobiernos que garanticen que los titulares de patentes estén obligados a compartir las herramientas y tecnologías que salvan vidas de forma equitativa". 

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ONUSIDA celebra la decisión de Nueva Zelandia de levantar las restricciones para viajar de las personas que viven con el VIH

GINEBRA, 25 de octubre de 2021—ONUSIDA celebra el anuncio de Nueva Zelandia, que termina con todas la restricciones para viajar de las personas que viven con el VIH. La reciente decisión del Servicio de Inmigración de Nueva Zelandia retira al VIH de la lista de condiciones médicas con probabilidades de conllevar un gasto o carga importante para los servicios sanitarios del país. Gracias a esto, termina para las personas que viven con el VIH la prohibición de obtener oficialmente un visado de residencia. 

“Elogio a Nueva Zelandia por dar este importante paso, y espero que sirva como ejemplo para que otros países eliminen sus restricciones y políticas discriminatorias contra las personas que viven con el VIH”, comentó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

Las leyes, políticas y prácticas que prohíben la movilidad de las personas que viven con el VIH son discriminatorias, y con frecuencia limitan sus oportunidades para viajar, estudiar o trabajar en el extranjero.  Para terminar con las desigualdades a las que se enfrentan las personas que viven con el VIH, ONUSIDA aboga por el derecho a la libertad de circulación y a la no discriminación. No hay pruebas de que restringiendo la entrada, estancia o residencia de personas que viven con el VIH se proteja en modo alguno la salud pública de un país.

Con el fin de las restricciones en Nueva Zelandia, ONUSIDA todavía contabiliza 46 países, territorios y zonas, que continúan imponiendo alguna forma de restricción a la entrada, estancia o residencia de personas que viven con el VIH, en base a su estado serológico.

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ONUSIDA recibe con ilusión la iniciativa del presidente Biden de nombrar a John Nkengasong nuevo coordinador mundial de los Estados Unidos para el sida

GINEBRA, 28 de septiembre de 2021: ONUSIDA acoge con gran agrado la propuesta del presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, de nombrar a John Nkengasong embajador general y coordinador de las actividades gubernamentales de los Estados Unidos para combatir el VIH/sida en todo el mundo desde dentro del Departamento de Estado.

El Sr. Nkengasong, uno de los principales expertos mundiales en pandemias, es virólogo especialista en VIH con décadas de experiencia en la respuesta mundial al sida y es igualmente actual director de los Centros de África para el Control y la Prevención de Enfermedades. Se trata, sin duda, de una opción inspiradora para liderar el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés), la mayor respuesta que ha habido a lo largo de la historia por parte de cualquier nación a una única enfermedad.

«La ingente experiencia de John Nkengasong en la lucha contra el VIH, junto con el gran papel que desempeña como experto en enfermedades en la batalla que se libra contra el ébola, la COVID-19 y otros virus en África, lo convierte en la persona ideal para liderar la contribución mundial de los Estados Unidos para poner fin a la pandemia del sida», destacó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Hoy en día, las pandemias del VIH  y la COVID-19 están dándose a la vez en comunidades de todo el mundo, y la amenaza de un resurgimiento de la pandemia de sida ya es muy real. Necesitamos el pensamiento audaz y el compromiso férreo que John Nkengasong viene demostrando a lo largo de toda su trayectoria profesional».

Previamente, el Sr. Nkengasong fue director adjunto del Centro para la Salud Mundial, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados  Unidos, y, aún antes de eso,  director del laboratorio internacional, de la división para el VIH/sida y la tuberculosis en el mundo, dentro del CDC. También destacó su labor como director asociado de ciencias de laboratorio, de la división de sida/VIH y tuberculosis en el mundo, del Centro de Salud Mundial y del CDC, y brilló asimismo como copresidente del grupo de trabajo técnico de laboratorio dePEPFAR. El Sr. Nkengasong es miembro del Grupo Asesor de ONUSIDA desde 2019 y, desde 2020, es además enviado especial de la Organización Mundial de la Salud para la preparación y la respuesta a la COVID-19.

ONUSIDA, que cumple 25 años en este 2021, tiene una sólida alianza ya de mucho tiempo con PEPFAR y el Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria cuyo objetivo es avanzar hacia el fin del sida como amenaza para la salud pública para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

ONUSIDA siente un profundo agradecimiento hacia Angeli Achrekar, coordinadora mundial en funciones de los Estados Unidos para el sida y representante especial de la Diplomacia Sanitaria Mundial, y hacia todo su equipo, por su enorme experiencia, preocupación y diligencia al frente del PEPFAR durante todo un año de transición entre las administraciones y tras varias pandemias. La Sra. Achrekar continuará dirigiendo PEPFAR mientras el Senado confirma el nombramiento del Sr. Nkengasong.

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ONUSIDA pone en valor la asunción de responsabilidad de Chile por violar los derechos de una mujer que vive con el VIH y fue esterilizada sin su consentimiento

GINEBRA, 11 de agosto de 2021—ONUSIDA recibe con agrado el reconocimiento por parte de Chile de su responsabilidad internacional por violar los derechos de una mujer que vive con el VIH y fue esterilizada sin su consentimiento hace casi 20 años. El Gobierno ha alcanzado un acuerdo amistoso con la mujer, Francisca, que incluye el pago de las reparaciones por la violación de sus derechos humanos. Además, se ha comprometido a poner fin a la esterilización forzosa y a garantizar los derechos reproductivos como derechos humanos sin discriminación.

Francisca dio a luz a un bebé sano en el año 2002 y luego fue esterilizada sin su consentimiento por el médico que le realizó la cesárea, quien decidió que una mujer seropositiva no debería tener hijos. El acuerdo amistoso anunciado esta semana llega tras más de una década de litigios encabezados por la mujer y sus equipos legales.

«Este acuerdo supone un paso muy importante para todas esas mujeres de todo el globo que llevan años y años luchando por la justicia reproductiva. La esterilización coactiva de las mujeres que viven con el VIH es una violación de los derechos humanos más fundamentales de las mujeres», afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Desgraciadamente, se trata de una práctica que sigue ocurriendo en muchos países. Por ello, hemos de intensificar los esfuerzos para detenerla y acercar la justicia a más mujeres».

El presente acuerdo ve por fin la luz después de la gran batalla librada durante años por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (IACHR) y tras una denuncia anterior en el sistema judicial chileno que no prosperó. El caso fue litigado por la organización chilena Vivo Positivo y la organización internacional de derechos humanos Center for Reproductive Rights.

ONUSIDA presentó un amicus curiae para informar a la IAHCR de los estándares que los Gobiernos deben respetar para abordar el estigma y la discriminación relacionados con el VIH que afectan a las mujeres seropositivas. Estos incluyen la obligación de respetar, proteger y cumplir con la autonomía de las mujeres en la toma de decisiones sobre asuntos relacionados con su vida sexual y reproductiva, su derecho a la integridad física y su derecho a estar libres de violencia, incluyendo la violencia a manos de personal sanitario.

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Asombro y desolación en ONUSIDA por el asesinato de Jovenel Moïse, presidente de Haití

GINEBRA, 8 de julio de 2021—ONUSIDA se siente impactada y rota tras el asesinato de Jovenel Moïse, presidente de Haití, a manos de hombres armados durante un asalto en su residencia privada. La familia de ONUSIDA también alberga la esperanza de que la primera dama, Martine Moïse, se recupere de las heridas sufridas durante el ataque.

«En este momento tan increíblemente difícil, mis pensamientos están con la familia del presidente Moïse», expresó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Deseo de corazón que la primera dama se recupere de sus lesiones. Es una gran amiga de ONUSIDA y una ingente campeona en la respuesta a la epidemia del VIH, tanto en Haití como en toda la región».

La Sra. Moïse, arriba a la izquierda, lleva desde el año 2017 presidiendo el Mecanismo de coordinación del país del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, y es una firme aliada de ONUSIDA, de quien siempre ha estado muy cerca. También es miembro de la Red de acción de esposas de líderes del Caribe y apoya el trabajo en torno a la iniciativa Every Woman, Every Child en Haití. Entre las prioridades de la Sra. Moïse está el acabar con la violencia contra las mujeres y las niñas, los embarazos adolescentes y la trata de personas. También apoya el programa para prevenir y eliminar la transmisión maternoinfantil del VIH.

El pasado mes de junio, la Sra. Moïse habló en nombre de la comunidad caribeña en la reunión de alto nivel sobre el sida de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

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