Press Release

ONUSIDA publica su informe del Día Mundial del Sida 2025

La crisis de financiación de 2025 ha sumido la respuesta al sida en el caos, con disrupciones masivas en la prevención del VIH y en los servicios liderados por la comunidad, particularmente para los más vulnerables. Sin embargo, el nuevo informe de ONUSIDA muestra evidencia de que la resiliencia, la inversión y la innovación, combinadas con la solidaridad mundial, aún ofrecen un camino para poner fin al sida.

GINEBRA, 25 de noviembre de 2025 — La respuesta mundial al VIH ha sufrido su revés más significativo en décadas, advierte un nuevo informe de ONUSIDA publicado hoy en vísperas del Día Mundial del Sida 2025. Superar las disrupciones, transformar la respuesta al sida detalla las consecuencias de gran alcance de las reducciones en la financiación internacional y la falta de solidaridad mundial, que enviaron ondas de choque a través de los países de ingresos bajos y medianos gravemente afectados por el VIH.

Las abruptas reducciones en la asistencia internacional para el VIH en 2025 han profundizado los déficits de financiación existentes. La OCDE estima que se proyecta que la asistencia sanitaria externa caiga entre un 30 y un 40% en 2025 en comparación con 2023, causando una interrupción inmediata y aún más severa de los servicios de salud en los países de ingresos bajos y medianos.

«La crisis de financiación ha expuesto la fragilidad de los progresos por los que tanto hemos luchado», afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Detrás de cada dato en este informe hay personas: bebés y niños que no acceden a las pruebas de detección o al diagnóstico temprano del VIH, mujeres jóvenes aisladas del apoyo para la prevención, y comunidades que de repente se quedan sin servicios y atención. No podemos abandonarlos. Debemos superar esta disrupción y transformar la respuesta al sida».

Un sistema mundial conmocionado

Los servicios de prevención —que ya estaban bajo presión antes de la crisis— han sido los más afectados. Importantes reducciones en el acceso a medicamentos para prevenir el VIH (la profilaxis preexposición, conocida como PrEP) y fuertes descensos en la circuncisión médica masculina voluntaria para la prevención del VIH han dejado una creciente brecha de protección para millones de personas. El desmantelamiento de los programas de prevención del VIH diseñados con y para mujeres jóvenes ha privado a las adolescentes y mujeres jóvenes de servicios de prevención del VIH, salud mental y violencia de género en muchos países. Esto aumenta aún más su vulnerabilidad: ya en 2024 se registraban a nivel mundial 570 nuevas infecciones por VIH cada día entre mujeres jóvenes y niñas de 15 a 24 años.

Las organizaciones lideradas por la comunidad —la columna vertebral de la respuesta al VIH y quienes lograban llegar a las personas más vulnerables al VIH— informan de cierres generalizados; más del 60% de las organizaciones lideradas por mujeres han suspendido programas esenciales. Los servicios para las poblaciones clave, incluidos los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, las personas que se inyectan drogas y las personas transgénero, también se han visto gravemente afectados.

El fracaso en alcanzar los objetivos mundiales de VIH para 2030 de la próxima Estrategia Mundial contra el Sida podría resultar en 3,3 millones de nuevas infecciones por VIH adicionales entre 2025 y 2030.

Crecientes preocupaciones en materia de derechos humanos

La crisis de financiación se ha desarrollado en un contexto de deterioro del entorno mundial de los derechos humanos, con consecuencias particularmente graves para las poblaciones marginadas. En 2025, el número de países que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y la expresión de género aumentó por primera vez desde que ONUSIDA comenzó a monitorear las leyes punitivas en 2008. Las restricciones a la sociedad civil —particularmente aquellas que trabajan con poblaciones clave a nivel mundial y con mujeres jóvenes y niñas en África subsahariana— están perturbando aún más el acceso esencial a los servicios de VIH.

La resiliencia y la innovación ofrecen esperanza

A pesar de estos desafíos, varios países han tomado medidas rápidas en un intento por cerrar las brechas de financiación. Como resultado, muchos países están mostrando resiliencia en lo que respecta a la prestación del tratamiento del VIH. Algunos países han reportado cifras relativamente estables o incluso un aumento en las nuevas iniciaciones en la terapia antirretroviral como resultado de una acción rápida para mantener los servicios.

Nigeria, Uganda, Costa de Marfil, Sudáfrica y Tanzania se han comprometido a aumentar las inversiones nacionales en servicios de VIH. ONUSIDA está trabajando con más de 30 países para acelerar los planes nacionales de sostenibilidad.

La innovación también está ganando impulso. Las tecnologías de prevención del VIH —incluidas las inyecciones semestrales para prevenir el VIH— tienen el potencial de prevenir decenas de miles de nuevas infecciones en entornos de alta carga. Nuevas alianzas anunciadas en 2025 por la Fundación Gates, UNITAID, el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, y el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR) han lanzado iniciativas para asegurar el acceso generalizado a formulaciones genéricas asequibles de medicamentos que salvan vidas, por tan solo 40 dólares por persona al año en algunos casos.

«Sabemos lo que funciona: tenemos la ciencia, las herramientas y las estrategias probadas», dijo la Sra. Byanyima. «Lo que necesitamos ahora es coraje político. Invertir en las comunidades, en la prevención, en la innovación y en la protección de los derechos humanos es el camino para poner fin al sida».

Los acontecimientos en la segunda mitad de 2025 ofrecen cierta esperanza para sostener la financiación internacional crítica. Estados Unidos lanzó su nueva Estrategia Mundial de Salud «America First» y está estableciendo acuerdos bilaterales con alrededor de 70 países para continuar la financiación durante una transferencia progresiva hacia respuestas nacionales autosuficientes al VIH durante los próximos dos a cinco años. La reciente Octava Conferencia de Reposición del Fondo Mundial también generó promesas de 11,34 mil millones de dólares, con más socios aún por presentarse. Este es un logro extraordinario.

Un llamamiento a la acción

Hoy, 40,8 millones de personas viven con el VIH en todo el mundo, 1,3 millones de nuevas infecciones ocurrieron en 2024, y 9,2 millones de personas aún no acceden al tratamiento.

En este Día Mundial del Sida, ONUSIDA hace un llamamiento a los líderes mundiales para:

  • Reafirmar la solidaridad mundial, el multilateralismo y el compromiso colectivo de luchar y poner fin al sida juntos.
    • Este es el pilar de nuestro progreso hasta la fecha. Los compromisos en materia de salud y deuda en la Declaración de los Líderes de la Cumbre del G20 y la reposición del Fondo Mundial el pasado fin de semana refuerzan los signos de esperanza.
  • Mantener la financiación para la respuesta.
    • La asistencia internacional debe sostenerse para los países que más la necesitan, a fin de garantizar una transición gradual, segura y sostenible hacia la financiación nacional.
    • La financiación nacional no puede crecer lo suficientemente rápido como para cubrir el déficit, por lo que el apoyo mundial continuo es fundamental.
    • Los compromisos para una reestructuración urgente y significativa de la deuda, según la Declaración de los Líderes del G20, son esenciales para liberar recursos actualmente inmovilizados en el pago de la deuda.
  • Invertir en innovación, incluidas opciones de prevención y tratamiento de acción prolongada y asequibles.
    • Ampliar y acelerar el despliegue del lenacapavir para llegar rápidamente a 20 millones de personas.
    • Otorgar licencias a más empresas para producir a gran escala con el fin de reducir aún más los costos.
  • Defender los derechos humanos. Empoderar a las comunidades.
    • Hacemos un llamamiento a todos los asociados para que defiendan el derecho a la salud como un derecho humano fundamental. Esto significa mantenerse firmes en defensa de la autonomía corporal y la salud y los derechos sexuales y reproductivos, garantizando que cada persona tenga la libertad y la dignidad de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y su salud.
    • Y debemos fortalecer la acción liderada por la comunidad, porque las comunidades están en el centro de toda respuesta exitosa. Sus voces, su liderazgo y su experiencia vivida impulsan el progreso y la rendición de cuentas.

Después de décadas de lucha, la respuesta mundial al VIH estaba al alcance de su objetivo de poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030. El mundo ha llegado demasiado lejos —y ha logrado demasiado— para permitir que el progreso se desmorone en este momento de oportunidad histórica.

«Este es nuestro momento para elegir», instó la Sra. Byanyima. «Podemos permitir que estas crisis deshagan décadas de logros ganados con esfuerzo, o podemos unirnos detrás de la visión compartida de poner fin al sida. Millones de vidas dependen de las decisiones que tomemos hoy».

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para lograr su visión compartida de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA une los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas —ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y el Banco Mundial— y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conéctese con nosotros en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.