Las personas que viven con el VIH se enfrentan a un doble peligro, el VIH y la COVID-19, mientras que los grupos de población clave y los niños siguen quedando atrás en lo referente al acceso a los servicios relacionados con el VIH

14 de julio de 2021

Las personas que viven con el VIH corren un riesgo mayor de padecer una complicación grave derivada de la COVID-19 e incluso de morir. Sin embargo, a la gran mayoría de ellas se les niega el acceso a las vacunas contra la COVID-19. Los grupos de población clave y sus parejas sexuales representan el 65 % de las nuevas infecciones por el VIH, pero la mayoría se queda al margen de las respuestas tanto al VIH como a la COVID-19. 800 000 niños que viven con el VIH no reciben el tratamiento que necesitan para seguir viviendo

GINEBRA, 14 de julio de 2021. El informe mundial de 2021 sobre el sida de ONUSIDA, presentado hoy, destaca el hecho de que las personas que viven con el VIH son más vulnerables a la COVID-19 y, sin embargo, cada vez son mayores las desigualdades que impiden a estos grupos de población acceder a las vacunas contra la COVID-19 y a los servicios para el VIH.

Los estudios realizados en Inglaterra y Sudáfrica han revelado que el riesgo de morir por la COVID-19 entre las personas que viven con el VIH era el doble que el de la población general. A fecha de julio de 2021, en el África subsahariana, donde residen dos tercios (67 %) de las personas que viven con el VIH, menos del 3 % de la población ha recibido como mínimo una sola dosis de la vacuna contra la COVID-19. Al mismo tiempo, los servicios de prevención y tratamiento del VIH parecen estar olvidando a los grupos de población clave, así como a los niños y adolescentes.

Las vacunas contra la COVID-19 lograrían salvar millones de vidas en los países en desarrollo, pero siguen sin llegar allí, ya que los países ricos y las grandes farmacéuticas conservan el monopolio de la producción y el suministro de las vacunas para así obtener beneficios. Esto está teniendo una gran repercusión en todo el mundo, ya que los sistemas sanitarios de los países en desarrollo se están colapsando. Triste ejemplo de ello es Uganda, donde los estadios de fútbol se están convirtiendo en hospitales improvisados.

«Mientras los países ricos de Europa se están preparando para disfrutar del verano, debido al fácil acceso de sus poblaciones a las vacunas contra la COVID-19, el Sur está inmerso en una profunda crisis», destaca Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «No hemos aprendido las grandes lecciones que nos dio el VIH, cuando a millones de personas se les negó el tratamiento que podía salvar sus vidas y murieron por la desigualdad para acceder a dichos medicamentos. Y esto es, sin duda, inaceptable».

El nuevo informe de ONUSIDA refleja de qué manera los confinamientos por la COVID-19 y otras restricciones han alterado gravemente las pruebas del VIH. En muchos países esto ha provocado caídas pronunciadas en los diagnósticos del VIH, las derivaciones a los servicios de atención sanitaria y el inicio de los tratamientos para el VIH. En KwaZulu-Natal, Sudáfrica, por ejemplo, ha habido una caída del 48 % en las pruebas del VIH después de que se impusiera el primer confinamiento nacional en abril de 2020. Asimismo, hubo menos nuevos diagnósticos del VIH y una marcada disminución en el inicio del tratamiento. Y todo ello debido a que 28 000 profesionales sanitarios de la comunidad del VIH pasaron de realizar pruebas del VIH a ocuparse de las pruebas de detección de la COVID-19.

El informe, Confronting inequalities (enfrentar las desigualdades), muestra que en 2020 los 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH se produjeron principalmente entre los grupos de población clave y sus parejas sexuales. Las personas que se inyectan drogas, las mujeres transgénero, los trabajadores sexuales, los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, así como las parejas sexuales de estas poblaciones clave, representaron el 65 % de las infecciones por el VIH en todo el mundo en el año 2020. Los grupos de población clave representaron el 93 % de las nuevas infecciones por el VIH fuera del África subsahariana y el 35 % en el África subsahariana. Sin embargo, siguen marginados y, en gran medida, fuera del alcance de los servicios para el VIH en la mayoría de los países.

Según el informe, muchos de los 19 países que lograron los objetivos 90-90-90 para 2020 han sido líderes en la prestación de servicios diferenciados, donde los servicios basados en instalaciones se complementan con aquellos otros liderados por la comunidad. La mayoría también han situado a los grupos de población clave como elemento central de sus respuestas. En Estonia, por ejemplo, a la ampliación de los servicios integrales de reducción del daño le siguió una reducción del 61 % en todo el país de las infecciones por el VIH y una disminución del 97 % en las nuevas infecciones por el VIH entre las personas que se inyectan drogas.

Las pruebas y el tratamiento del VIH han aumentado enormemente en los últimos 20 años. 27,4 millones de los 37,7 millones de personas que vivían con el VIH ya estaban en tratamiento en 2020. Sin embargo, las brechas en la prestación de servicios son mucho mayores para los niños que para los adultos. En 2020, unos 800 000 niños de entre 0 y 14 años que vivían con el VIH no recibían tratamiento para el VIH. La cobertura del tratamiento fue del 74 % para adultos, pero solo del 54 % para niños en 2020. A muchos niños no se le realizaron las pruebas del VIH al nacer y a día de hoy desconocen su estado serológico, lo que hace que sea un gran reto encontrarlos y brindarles los cuidados adecuados.

Confronting inequalities también pone de manifiesto que las mujeres y las niñas en el África subsahariana siguen teniendo un mayor riesgo de infección por el VIH: la desigualdad de género y la violencia de género son la causa principal de ese riesgo. Las desigualdades de género y la violencia de género privan a las mujeres y niñas de sus derechos humanos fundamentales, incluido el derecho a la educación, la salud y las oportunidades económicas. Esto aumenta su riesgo de infección por el VIH y bloquea el acceso a los servicios. En el África subsahariana, las adolescentes y las mujeres jóvenes concentran el 25 % de todas las nuevas infecciones por el VIH a pesar de representar solo el 10 % de la población.

La pobreza y la falta de escolaridad también impiden el acceso a los servicios para la salud y el VIH. El informe subraya que es mucho menos probable que personas que viven en la pobreza accedan a los servicios de planificación familiar para mujeres y a la circuncisión médica masculina voluntaria para hombres y niños. En 2020, el número de circuncisiones médicas masculinas voluntarias disminuyó en más de un 30 % en 15 países prioritarios de África oriental y meridional.

La pobreza también es un impulsor de la migración, que se ha demostrado que afecta gravemente al acceso a los servicios para el VIH y pone en peligro la vida de los migrantes que huyen de los conflictos y la pobreza con la esperanza de conseguir protección y disfrutar de seguridad económica.

«Los multimillonarios navegan en sus yates por las mismas aguas mediterráneas en las que se ahogan los migrantes», afirmó Winnie Byanyima. «¿Cómo podemos quedarnos de brazos cruzados y dejar que esta sea la "nueva normalidad"?». Debemos plantar cara a estas horribles desigualdades y volver a poner énfasis en el respeto por los derechos humanos más básicos y fundamentales.

Las desigualdades nunca se producen de forma natural. Son el resultado de acciones políticas y programáticas que dividen en vez de sumar. Por ejemplo, los grupos de población clave son marginados y criminalizados por sus identidades y expresión de género, su orientación sexual y sus medios de subsistencia. El nuevo análisis incluido en el informe muestra una correlación positiva entre mejores resultados en materia de VIH y la adopción de leyes que promuevan la no discriminación. Un estudio procedente del África subsahariana reveló que la prevalencia del VIH entre los trabajadores sexuales era del 39 % en países que criminalizaron el trabajo sexual, en comparación con el 12 % en aquellos países donde el trabajo sexual estaba parcialmente legalizado.

«Llevamos 40 años luchando contra el VIH. Tanto los éxitos como los fracasos nos han enseñado que no podemos ni prepararnos para una pandemia ni derrotarla a menos que acabemos con las desigualdades, promovamos enfoques centrados en las personas y basados en los derechos humanos, y trabajemos junto con las comunidades para llegar a todos los que lo necesitan», afirmó la Sra. Byanyima.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Education Plus se lanzó en respuesta a la alarmante tasa de VIH entre las adolescentes y las mujeres jóvenes en África

06 de julio de 2021

Las desiguales dinámicas de poder de género continúan haciendo que las mujeres y las niñas corran más riesgo de contraer el VIH. Seis de cada siete nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes de entre 15 y 19 años en el África subsahariana se producen entre las niñas, y 4200 adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años se infectaron por el VIH cada semana en 2020

GINEBRA, 6 de julio de 2021—Cinco organizaciones del sistema de las Naciones Unidas han unido sus fuerzas para lanzar una nueva iniciativa que garantice que todas las niñas y los niños del África subsahariana tengan un acceso igualitario a la educación secundaria gratuita para 2025, con el fin de que ello contribuya a la prevención del VIH. Education Plus, lanzado en el Foro Generación Igualdad en París, Francia, supone un ambicioso impulso de alto nivel de cinco años para acelerar la acción y las inversiones con el objeto de ampliar el acceso a la educación secundaria para todos los jóvenes y avanzar en materia de salud, educación y derechos de las adolescentes y las mujeres jóvenes en el África subsahariana.

Antes de la irrupción de la COVID-19, a alrededor de 34 millones de niñas en edad escolar secundaria en el África subsahariana se les negaba el derecho a recibir una educación completa, y se calcula que un 24 % de las adolescentes y mujeres jóvenes (15-24 años) de la región no estaban ni escolarizadas, ni en formación ni empleadas, en comparación con el 14,6 % de los hombres jóvenes. Uno de cada cuatro jóvenes del África subsahariana de entre 15 y 24 años son analfabetos y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) calcula que en 2020 los cierres escolares debidos a la COVID-19 afectaron a unos 250 millones de estudiantes en la región, de los cuales millones de ellos nunca podrán volver a un aula.

«Estamos seguros de que el hecho de mantener a las niñas en la escuela secundaria puede reducir su riesgo de infección por el VIH en un tercio o más en aquellos lugares donde el VIH es común. Además, disminuye el riesgo de matrimonio infantil, embarazo adolescente y violencia sexual y de género, y puede proporcionar a las niñas habilidades y competencias importantes para su capacitación económica», afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Hace falta un liderazgo político audaz y constante para garantizar que todos los niños puedan terminar su educación secundaria en el África subsahariana».

Los cofundadores de Education Plus, ONUSIDA, ONU Mujeres, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y UNICEF llaman a los países a utilizar los sistemas educativos como punto de partida para proporcionar un paquete integral plus con aquellos elementos esenciales que las adolescentes y las mujeres jóvenes necesitan al irse convirtiendo en personas adultas. Entre ellos se incluyen la educación integral sobre sexualidad, la salud sexual y reproductiva, y los derechos, incluida la prevención del VIH, la ausencia de violencia de género y la capacitación económica a través de las transiciones de la escuela al trabajo.

Anita Myriam Emma Kouassi, una joven activista de Benín, instó a los líderes a ir más allá de las promesas y actuar para acabar con las desigualdades y la discriminación de género contra las niñas y las mujeres jóvenes en África. «Las desigualdades y el analfabetismo impiden a las niñas asumir el control de sus vidas desde el principio, les niegan el derecho a decidir respecto de sus propios cuerpos y su salud. Por lo tanto, acabamos siendo vulnerables, no sabemos cómo defendernos ni hacer oír nuestras voces», recalcó. «Precisamente por ello, no podemos pasar por alto ni prescindir de la educación de las niñas; es el cimiento y el pilar de una nación fuerte con y para las niñas».

Hasta la fecha, cinco países (Benín, Camerún, Gabón, Lesotho y Sierra Leona) ya han firmado para defender la iniciativa con una amplia gama de compromisos que abordarán la urgencia de atajar eficazmente el alarmante número de chicas adolescentes y mujeres jóvenes que contraen el VIH y mueren por enfermedades relacionadas con el sida, entre otras amenazas para su supervivencia, bienestar, derechos humanos y libertades, incluyendo la violencia sexual y de género, y el embarazo adolescente.  

«Durante los próximos tres años, trabajaremos para intensificar la concienciación sobre la educación sexual a través de la formación y el desarrollo de material pedagógico especializado. Ayudaremos a las niñas embarazadas y a las madres jóvenes en caso de embarazo temprano. Proporcionaremos instalaciones sanitarias de calidad y facilitaremos el acceso a compresas higiénicas en las escuelas», prometió Rose Christiane Ossouka Raponda, primera ministra de Gabón. «El nuevo Código de Trabajo, que ya hemos presentado al Parlamento, enriquecerá nuestro marco legal, especialmente en lo que respecta al acoso en el lugar de trabajo. Las adolescentes, las jóvenes y todas las mujeres en su conjunto estarán aún mejor protegidas para promover su desarrollo social y profesional, y su capacitación».

La educación se ha convertido en una preocupación urgente en medio de la pandemia de la COVID-19 y a la vista de su gran impacto socioeconómico, ya que han aumentado la exposición de las niñas y las mujeres jóvenes a la violencia de género, el matrimonio infantil y los embarazos no deseados. También se ha visto un incremento en lo referente al riesgo de mortalidad materna y se ha multiplicado la vulnerabilidad que conduce directamente a la infección por el VIH. Las niñas del África subsahariana es muy probable que no puedan volver nunca a la escuela.

David Moinina Sengeh, ministro de Educación Básica y Secundaria Senior de Sierra Leona, insistió en que los países deben tomar decisiones basadas en pruebas y «no detenerse ante nada para asegurarse de que las niñas, incluidas las embarazadas, no queden fuera de la educación». Asimismo, defendió firmemente la idea de que la educación secundaria debe incluir la salud sexual y reproductiva en los planes de estudio educativos. «Se dice que cuesta dinero, pero lo cierto es que el coste será mucho más elevado para nosotros cuando tengamos un alto nivel de analfabetismo en el futuro», argumentó. «Para nosotros ya es cara la mortalidad materna, y también nos cuesta mucho en términos económicos el tener a una gran parte de nuestra población adulta, mujeres, excluidas de la economía».

El presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio, prometió que la nueva y radical política de inclusión del país ampliaría el acceso a poblaciones antes marginadas, como las mujeres embarazadas, las madres en edad de estudiar, las niñas procedentes de hogares pobres y todas aquellas que se encuentran en zonas de difícil acceso. «El Gobierno de Sierra Leona está plenamente comprometido con capacitar a las adolescentes, promover y proteger sus derechos, acelerar el progreso en el ámbito de la igualdad de género y la inclusión social, reducir el embarazo adolescente y disminuir las nuevas infecciones por el VIH».

La iniciativa pone énfasis en garantizar la participación y el liderazgo significativos de las adolescentes y las mujeres jóvenes en toda su diversidad, y se presta una especial atención a la inclusión de las personas en situaciones especialmente excluidas y vulnerables. Un aspecto transversal de Education Plus es el hecho de buscar involucrar a hombres y niños, con el empeño de transformar las normas de género dañinas y las masculinidades. Se considera esencial convertirlos en aliados y agentes del cambio.

Al presentar el compromiso con Education Plus del primer ministro de Lesotho, Dira Khama, secretario permanente de Educación, prometió que el país ampliaría la educación secundaria, y que se centraría especialmente en las áreas rurales. También apostó públicamente por fortalecer la puesta en marcha de una educación integral sobre sexualidad, favorecer flujos entre lo profesional y lo formativo para facilitar las transiciones de la escuela al trabajo, y trabajar con los padres y las comunidades para reducir la violencia sexual y de género contra las adolescentes y las mujeres jóvenes. El primer ministro también se comprometió, en un plazo de seis meses a un año, a «revisar e implementar la política de racionalización de las tasas de la escuela secundaria con el fin de reducir las cantidades que los hogares han de pagar por la educación».

Education Plus defenderá las reformas que respondan al género en las políticas, leyes y prácticas para garantizar la educación, la salud y otros derechos sociales y económicos de adolescentes y jóvenes. Esto incluye diversos aspectos, como los cambios en los requisitos de consentimiento paterno y la eliminación de las tasas de usuario para que las adolescentes puedan acceder a los servicios básicos relacionados con el VIH y otros servicios de salud sexual y reproductiva, el apoyo a las adolescentes embarazadas y las madres jóvenes para que puedan completar su educación, y, finalmente, el abordar la violencia de género, la gestión de la higiene menstrual y la salud mental, entre otros.

«Es fundamental que no perdamos de vista la prevención del VIH. No subestimar el papel especial que desempeña la salud mental en lo que respecta a las relaciones sexuales seguras», insistió Shudufhadzo Musida, Miss Sudáfrica 2020. «Si queremos crear conciencia en lo relacionado con la salud mental, la prevención del VIH, la capacitación económica y la igualdad de género, hemos de capacitar las mentes de las adolescentes y las mujeres jóvenes ahora más que nunca».

Education Plus se lanzó como un compromiso conjunto para con el Foro Generación Igualdad. En el lanzamiento virtual de alto nivel, la Sra. Byanyima fue acompañada por David Moinina Sengeh, ministro de Educación Básica y Secundaria Senior de Sierra Leona; el diplomático tunecino y antiguo enviado joven de la Unión Africana Aya Chebbi; una representante del centro de liderazgo de Education Plus Young Women, Anita Myriam Emma Kouassi, y la Miss Sudáfrica 2020, Shudufhadzo Musida.

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Concluye una Junta de ONUSIDA centrada en trazar el rumbo que se ha de seguir para el nuevo marco presupuestario, de resultados y de responsabilidad de ONUSIDA 2022-2026

06 de julio de 2021

GINEBRA, 6 de julio de 2021—El pasado 2 de julio finalizó la 48.ª reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA, la cual había comenzado el 29 de junio.

En su discurso de apertura, la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, puso al día a la Junta de Coordinación con relación a los progresos realizados en aquellas áreas a las que se había comprometido a dar prioridad  en su primera Junta de Coordinación, que tuvo lugar en diciembre de 2019: desarrollar la siguiente estrategia de ONUSIDA, transformar la cultura interna de la Secretaría de ONUSIDA, aumentar y optimizar el uso de los recursos para el Programa Conjunto y las prioridades en lo relacionado con los programas emergentes para la acción.

Una reflexión en torno a la reciente adopción de la nueva Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026: Poner fin a las desigualdades, poner fin al sida, y la Declaración política de la Asamblea General de las Naciones Unidas: acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030, la Sra. Byanyima instó a los países a no olvidarse del VIH durante la pandemia de la COVID-19. «El sida no se ha acabado. A día de hoy continúa siendo una de las pandemias más mortales de nuestro tiempo. El sida se ha cobrado la vida de casi 35 millones de personas. Y el año pasado hubo 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH, todas prevenibles, y 690 000 muertes, todas tratables», recalcó.

La Sra. Byanyima habló sobre cómo ONUSIDA había respondido rápidamente a la pandemia de la COVID-19. Subrayó que unas 70 oficinas nacionales de ONUSIDA de todo el mundo habían apoyado los planes de respuesta a la COVID-19 y se habían comprometido rápida y firmemente con las respuestas a la COVID-19 y el VIH. También se refirió a cómo ONUSIDA está actualmente respondiendo a una serie de preocupaciones urgentes relacionadas con los derechos humanos que se han desatado como consecuencia de la COVID-19 y los confinamientos, y que están afectando negativamente al acceso a los servicios para el VIH.

Al informar a la Junta sobre el punto en que se encuentran en lo referente a la creación de un lugar de trabajo seguro, igualitario y capacitador para todos, la Directora Ejecutiva definió las acciones prácticas que se habían llevado a cabo para mitigar el impacto de la COVID-19 en el bienestar del personal, los pasos dados en el Plan de acción para la gestión de un lugar de trabajo saludable, equitativo y propicio para todo el personal de ONUSIDA, las mejoras en el sistema de justicia interno y el progreso de la transformación cultural.

Durante la reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA, se debatieron varias áreas importantes relacionadas con el trabajo de ONUSIDA. Por ejemplo, se examinaron el informe financiero de ONUSIDA y los estados financieros auditados para 2020, así como se ofreció una actualización sobre cuestiones estratégicas relacionadas con la gestión de los recursos humanos. La Junta de Coordinación del ONUSIDA recibió, por primera vez, un informe de la Oficina de Ética y una respuesta de la dirección a los informes anuales de supervisión organizativa, incluidos los informes de los auditores internos y externos.

La Junta de Coordinación del ONUSIDA también se puso al día respecto del último segmento temático de la reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA sobre el cáncer de cuello uterino y el VIH, y fue informado con relación a la respuesta al VIH para las poblaciones migrantes y móviles.

Durante la reunión, se presentó a la Junta de Coordinación del ONUSIDA un borrador del Marco de presupuesto unificado, resultados y responsabilidad (UBRAF, por sus siglas en inglés) 2022-2026 de ONUSIDA. La versión final del UBRAF, que maximiza la coherencia, la coordinación y el impacto de la respuesta de las Naciones Unidas al VIH combinando los esfuerzos de los copatrocinadores y la Secretaría de ONUSIDA de 2022 a 2026, se enviará a la Junta de Coordinación del ONUSIDA en una sesión especial en octubre de este año.

«Con la orientación y el apoyo de la Junta, lograremos dar forma a nuestro nuevo UBRAF para que sea un marco sólido y significativo que nos permita llevar a la acción nuestro compromiso revitalizado y el mejor valor para la inversión, con el fin de ayudar a los países y las comunidades, y continuar demostrando una fuerte responsabilidad a la Junta y a la comunidad del sida en general», afirmó la Sra. Byanyima.

La Sra. Byanyima agradeció a Meryame Kitir, ministra de Cooperación para el Desarrollo de Bélgica, su liderazgo político y el anuncio de un nuevo acuerdo plurianual en apoyo de ONUSIDA, lo que convierte al país belga en un donante modelo y refleja una verdadera solidaridad internacional.  

John Nkengasong, director de los Centros de África para el Control y la Prevención de Enfermedades, se dirigió a la Junta de Coordinación del ONUSIDA en su sesión sobre liderazgo en la respuesta al VIH.

La Junta concluyó con un segmento temático sobre la COVID-19 y el VIH, en el cual se analizó la epidemiología de estas dos pandemias colindantes, se vio cómo la COVID-19 está afectando los programas para el VIH y exacerbando las desigualdades, y se destacó el papel fundamental desempeñado por las comunidades para mitigar los impactos. Asimismo, se hizo referencia a cómo mantener los logros alcanzados en la respuesta al VIH y construir una respuesta al virus mejor y más justa.

La reunión fue presidida por Namibia, y contó con Tailandia como vicepresidente y Estados Unidos como ponente. El informe proporcionado a la Junta y elaborado por la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, así como las decisiones de la Junta de Coordinación del ONUSIDA, se encuentran disponibles en inglés en https://www.unaids.org/en/whoweare/pcb/48.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Una nueva película envía un potente mensaje a los líderes mundiales: acabar con las desigualdades y acabar con el sida

01 de julio de 2021

Distintos rostros famosos y los defensores de la respuesta mundial al VIH son los protagonistas de una nueva película de ONUSIDA y una campaña en las redes sociales que insta a los líderes mundiales a abordar las desigualdades que impulsan la epidemia del VIH con el objeto de poner fin al sida para 2030

GINEBRA/NUEVA YORK, 2 de julio de 2021—Justo cuando se cumplen cuarenta años de los primeros diagnósticos de sida, un grupo de celebridades y defensores destacados de la respuesta al VIH se han puesto ante las cámaras para grabar una nueva película que forma parte de una campaña con la que se pretende recordar a los líderes mundiales su compromiso de poner fin a la epidemia de sida para 2030. La película «A Message to World Leaders on Ending AIDS» (un mensaje a los líderes mundiales para poner fin al sida) refleja la triste realidad: que la epidemia del VIH sigue siendo una emergencia sanitaria en todo el mundo, y que se está dejando a demasiadas personas atrás en la respuesta porque se está haciendo muy poco para poner fin a las desigualdades subyacentes que impulsan la epidemia. 

Junto con la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, la película presenta a personalidades famosas y grandes defensores desde hace años del movimiento mundial para acabar con el VIH. Entre ellos están Kenneth Cole, Toumani Diabaté, Youri Djorkaeff, David Furnish, Sir Elton John, la princesa Estefania de Mónaco, Sheryl Lee Ralph, Stéphanie Seydoux, Charlize Theron, Brigitte Touadera, Yousra y muchos más.

El filme invita a las personas a unirse a la campaña enviando sus propios mensajes a los líderes mundiales a través de las redes sociales con el hashtag #EndInequalitiesEndAIDS. También anima a firmar una carta dirigida a un líder mundial en la cual se recoge todo lo que se ha avanzado en la respuesta al VIH y se insta a los gobernantes a actuar con urgencia para reducir las desigualdades, movilizar recursos y capacitar a las comunidades que viven con el VIH y están afectadas por el virus para poner fin a la epidemia de sida para siempre. En la carta también se expresa la preocupación por el impacto de la COVID-19 en los servicios para el VIH y se hace referencia a cómo la pandemia ha aumentado la vulnerabilidad a la infección por el VIH entre ciertos grupos de personas, como las mujeres jóvenes y las niñas, debido a las interrupciones en la escolarización, el matrimonio infantil y la violencia de género. 

La campaña pretende hacerse eco de la Estrategia mundial contra el sida 2021-2026 que ONUSIDA acaba de adoptar: Poner fin a las desigualdades, poner fin al sida, y persigue también apoyar los resultados de la reunión de alto nivel sobre el sida de las Naciones Unidas celebrada este 2021. En la reunión, los Estados miembros mostraron su firme apoyo a la Declaración política sobre VIH/sida de 2021: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030, en la cual se fijan nuevos objetivos para la prevención y el tratamiento del VIH, y la reducción del estigma y la discriminación relacionados con el virus. Si logramos cumplir estos objetivos para 2025, el mundo estará de nuevo en el camino adecuado para acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Si se alcanzan, los objetivos proporcionarán servicios para el VIH al 95 % de las personas que los necesitan, reducirán el número de nuevas infecciones por el VIH anualmente a menos de 370 000 y conseguirán hacer descender las muertes relacionadas con el sida a menos de 250 000.

Durante las últimas cuatro décadas hemos sido testigos de un avance increíble en relación con el VIH. De hecho, el número de personas a las que se están administrando medicamentos que salvan vidas ha aumentado con creces desde 2010. Sin embargo, la campaña busca centrar todas las miradas en quienes son dejados atrás, como las mujeres y las chicas jóvenes, los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, las personas trans y los consumidores de drogas. Un informe de ONUSIDA publicado recientemente, Global commitmments, local action (compromisos mundiales, acción local) refleja que 10,2 millones de los 37,6 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo siguen esperando tratamiento. Solo el año pasado, 690 000 personas murieron por enfermedades relacionadas con el sida y se produjeron 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo.

El estreno de la película tuvo lugar durante la 48.º reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA. La película y la carta dirigida a los líderes mundiales están disponibles en inglés en endinqualityitiesendaids.unaids.org.

CITAS:  

«Necesitamos que los Gobiernos hagan su parte, necesitamos que las comunidades se movilicen y organicen, necesitamos que la sociedad civil defienda... Queremos con nosotros a aquellos que entienden la necesidad de solidaridad global, a aquellos cuyo corazón les dice que lo correcto es cuidar de la humanidad, restructurar y ganar el debate público».

Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA y Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas
 

«El estigma asociado [con el sida] era posiblemente peor que la enfermedad en sí misma... Si trabajamos juntos para lograr estos objetivos comunes [referentes a la prevención y el tratamiento del VIH], y si los hacemos realidad para 2025, el mundo recuperará el rumbo para acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030».

Kenneth Cole, diseñador, activista y embajador de buena voluntad internacional de ONUSIDA
 

«Es vital que no abandonemos la lucha. Hemos de redoblar los esfuerzos. Y ahora. Es urgente».

Toumani Diabaté, músico y embajador de buena voluntad internacional de ONUSIDA
 

«El virus no ha desaparecido. El acceso a la prevención, al tratamiento y a la atención sigue siendo la gran prioridad».

Youri Djorkaeff, director ejecutivo, FIFA Foundation
 

«Hay personas que se sienten marginadas y aisladas de la sociedad... ahí es donde el VIH tiende a entrar y a arraigarse más. [Necesitamos] garantizar que todo aquel que esté en riesgo de contraer el VIH se sienta seguro, amado y tenga acceso a las pruebas y al tratamiento que necesita».

David Furnish, presidente de la Elton John AIDS Foundation
 

«Ha habido niños pequeños en Indonesia que han sido expulsados de sus escuelas cuando sus profesores y sus padres descubrieron que eran seropositivos».

Atiqah Hasiholan, actriz, modelo y embajadora de buena voluntad de ONUSIDA para Indonesia
 

«Hemos avanzado mucho en el ámbito de la medicina y la ciencia, pero aún nos queda mucho camino por recorrer. [Acabar con el sida] es un sueño factible, pero lo que tenemos que hacer es acabar con el estigma. Debemos seguir dando esperanzas a las personas de todo el mundo, deben saber que el sida continúa en la agenda. No podemos dejar a estas personas atrás. Todos nacimos iguales, así que todos debemos ser tratados de la misma manera».

Sir Elton John, músico y fundador de la Elton John AIDS Foundation
 

«Hoy ya, con una sola pastilla al día, las personas que viven con el VIH pueden vivir sanas y mucho tiempo. Necesitamos un nuevo compromiso para acabar con la ignorancia, el estigma y, sí, a veces ese silencio que se mantiene entre nosotros y el fin de la epidemia de sida».

Sheryl Lee Ralph, actriz, cantante, escritora y activista
 

«Sabemos qué tenemos que hacer para acabar con el sida y tenemos las herramientas para conseguirlo».

Stéphanie Seydoux, embajadora de salud mundial en Francia
 

«Está en nosotros el animar a nuestros líderes a que pongan todos los medios que hacen falta para detener esta pandemia».

Princesa Estefanía de Mónaco, embajadora de buena voluntad internacional de ONUSIDA
 

«Solo hay una razón por la que no estamos cumpliendo nuestro objetivo, y es sencilla: la desigualdad. Los grupos de población clave más propensos a ser seropositivos tienen menos probabilidades de acceder a los servicios que necesitan para sobrevivir. Tanto si vives con el sida como si mueres a causa de él, con frecuencia todo vendrá determinado por quién eres, a quién quieres y dónde resides».

Charlize Theron, actriz, fundadora de Charlize Theron Africa Outreach Project y Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas
 

«Por desgracia, cada vez somos más y más complacientes, y las desigualdades no hacen más que crecer. Insto a los líderes de todo el mundo para que se comprometan a trabajar por un mundo sin sida».

Brigitte Touadera, primera dama de la República Centroafricana
 

«Muchas personas no acceden a los servicios por miedo a ser reconocidas, juzgadas o por motivos de seguridad personal».

Pia Wurtzbach, Miss Universo 2015 y embajadora de buena voluntad de ONUSIDA para Asia y el Pacífico
 

«Si queremos poner fin al sida, debemos hablar de ello. El VIH no discrimina. Discriminamos nosotros».

Yousra, actriz, cantante y embajadora de buena voluntad de ONUSIDA para Oriente Medio y el Norte de África

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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La Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas concluye con una sólida declaración política, y nuevos y audaces objetivos que deben cumplirse para 2025

14 de junio de 2021

NUEVA YORK/GINEBRA, 14 de junio de 2021— Tras semanas de grandes debates la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2021 llega a su fin en Nueva York (Estados Unidos de América). Los Estados miembros de las Naciones Unidas han adoptado una nueva Declaración política sobre el VIH y el sida muy ambiciosa y alcanzable: Acabar con las desigualdades y estar en condiciones de poner fin al sida para 2030. La declaración se basa en pruebas, parte de los derechos humanos y será una importante hoja de ruta para avanzar en la respuesta mundial al VIH durante los próximos cinco años.

«Quisiera dar las gracias a todos los Estados miembros», afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Durante los últimos dos meses juntos habéis logrado redactar, negociar y sacar adelante esta declaración política. Precisamente este documento será la base de nuestro trabajo para poner fin a esa pandemia que lleva 40 años arrasando comunidades enteras».

Con la declaración política de 2021 se ha logrado dar pasos importantes. Así, se han fijado nuevos objetivos para garantizar que el 95 % de las personas en riesgo de contraer el VIH usen servicios de prevención combinada del VIH. Además, por fin se ha puesto un mayor énfasis en la prestación de servicios liderada por la comunidad y se ha incluido un objetivo para garantizar que el 80 % de los servicios para los grupos de población clave sea proporcionado por las comunidades. Asimismo, destaca el compromiso para acabar con las desigualdades, que va mucho más allá del Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 (reducción de las desigualdades).

La Reunión de Alto Nivel sobre el Sida fue convocada por el presidente de la Asamblea General, y tuvo como coorganizadores a los embajadores de Australia y Namibia, quienes lideraron las negociaciones sobre la declaración política. Durante tres días, fueron 193 los Estados miembros representados en la reunión. Entre los ponentes se encontraban catorce presidentes, cinco vicepresidentes y cuatro primeros ministros. También estuvieron presentes muchos dignatarios de alto nivel que participaron en los paneles temáticos y en los treinta eventos de apoyo que tuvieron lugar durante toda la semana. En todos ellos se trataron temas que iban desde cómo aumentar la cobertura del tratamiento para los niños hasta cómo ampliar la reducción del daño y capacitar a los jóvenes y adolescentes.

Los cinco paneles temáticos fueron los siguientes:

  • Abordar las desigualdades para poner fin al sida: 10 años hasta 2030.
  • Poner a las personas y las comunidades en el centro de la respuesta al sida.
  • Recursos y financiación para una respuesta eficaz al sida.
  • Avanzar en la igualdad de género y capacitar a las mujeres y niñas en la respuesta al sida.
  • Abordar el impacto de la pandemia de la COVID-19 en la respuesta al sida y recuperarnos para estar mejor preparados ante futuras pandemias.

En la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida también participaron las personas que viven con el VIH; funcionarios sénior de las Naciones Unidas; representantes de organizaciones internacionales, del sector privado, de la sociedad civil y del mundo académico, y otras partes interesadas. Todos ellos perseguían lo mismo: encontrar la manera de llevar a la acción lo recogido en la declaración política, transformar los propósitos en resultados.

La reunión contó con la brillante participación de Sir Elton John, activista del sida desde hace muchos años y fundador de la Elton John AIDS Foundation (Fundación Elton John contra el sida). Él fue el encargado de hacer un fuerte llamamiento a la acción: «Solo con vuestro liderazgo podremos derrotar tanto al sida como a la COVID-19, y estar mejor preparados para las próximas pandemias que nos acechen. Todos ustedes podrán marcar la diferencia. Y confío en que lo harán. Y más con el enorme respaldo con el que cuentan, incluidos aquí los 38 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo. Juntos podemos erradicar el miedo y la desigualdad. De esta manera, a finales de esta década, lograremos, por fin, de una vez por todas, acabar con la pandemia de sida. El mundo los mira. No tenemos un segundo que perder».

ONUSIDA

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Reunión de alto nivel

"Compassion, courage and equality," says Sir Elton John

"Let us learn the lessons of the past and not repeat them," says Sir Elton John

El mundo adquiere un nuevo compromiso en su respuesta al sida: acabar con todas las desigualdades a las que se enfrentan las comunidades y las personas afectadas por el VIH, un paso crucial para poner fin al virus de la inmunodeficiencia humana

08 de junio de 2021

Los líderes mundiales se fijan un nuevo hito en su camino hacia la erradicación del sida, el año 2025. Para entonces, acuerdan reducir el número anual de nuevas infecciones por el VIH a menos de 370 000 y las muertes relacionadas con el sida a 250 000, eliminar las nuevas infecciones por el VIH entre los niños, acabar con el sida pediátrico y desterrar todas las formas de discriminación relacionada con el VIH. Con ese año en mente, también se comprometieron a facilitar un tratamiento contra el VIH que puede salvar 34 millones de vidas.

NUEVA YORK, 8 de junio de 2021. Durante la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Sida, que se está celebrando estos días en la ciudad de Nueva York (en los Estados Unidos de América), los Estados miembros de las Naciones Unidas hicieron una declaración política en la que adoptaron una serie de objetivos nuevos y ambiciosos. Si la comunidad internacional logra cumplir sus objetivos, para 2030 se habrán evitado 3,6 millones de nuevas infecciones por el VIH y 1,7 millones de muertes relacionadas con el sida.

Se ha demostrado que existen distintas opciones combinadas para la prevención del VIH que son eficaces y están centradas en las personas. Por eso mismo, en la declaración política se insta a los países a poner dichas posibilidades a disposición del 95 % de las personas que están en riesgo de infección por el VIH en cualquier grupo epidemiológicamente relevante, con independencia de su edad y entorno geográfico. Asimismo, se llama a los países a garantizar que el 95 % de las personas que viven con el VIH conozca su estado serológico, que el 95 % de las personas que conozcan su estado serológico esté en tratamiento para el VIH y que el 95 % de las personas en tratamiento contra el VIH reciba supresión vírica.

«En esta década de acción, si queremos cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, todos los Estados miembros deben comprometerse una vez más a poner fin a la epidemia de sida para 2030», recordó Volkan Bozkir, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

«Si albergamos el deseo de acabar con el sida, hemos de borrar de nuestro mundo las injusticias que se entrecruzan y no hacen sino impulsar las nuevas infecciones por el VIH e impedir que las personas puedan acceder a los servicios», insistió Amina J. Mohammed, secretaria general adjunta de las Naciones Unidas.

En la declaración política se recoge que los grupos de población clave (gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadores sexuales, consumidores de drogas inyectables, persona trans y personas en prisión y entornos cerrados) tienen más probabilidades de estar expuestos al VIH y a la violencia, el estigma, la discriminación y las leyes que restringen su movimiento o acceso a los servicios. Los Estados miembros se comprometieron a garantizar que menos del 10 % de los países cuenten con marcos jurídicos y políticos restrictivos que conduzcan a la denegación o limitación del acceso a los servicios para 2025. También se comprometieron a garantizar que, para el año 2025, menos del 10 % de las personas que viven con el VIH, que están en riesgo de contraerlo o que están afectadas por el virus, se enfrenten al estigma y la discriminación, para lo que acordaron conceder más fuerza al concepto de indetectable = intransmisible (las personas que viven con el VIH y que han logrado la supresión vírica no transmiten el VIH).

«Quisiera dar las gracias a los Estados miembros. Han adoptado una declaración política muy ambiciosa cuyo objetivo es que el mundo retome el rumbo para acabar con esta pandemia de sida que lleva 40 años devastando a las comunidades», resaltó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.

Visiblemente preocupados por el número de nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes, sobre todo en el África subsahariana, los Estados miembros se comprometieron a reducir el número de nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes y mujeres jóvenes a menos de 50 000 para 2025. Los Estados miembros se comprometieron también a eliminar todas las formas de violencia sexual y de género, incluida la violencia dentro de la pareja, mediante la adopción y aplicación de leyes que abordan las múltiples formas de discriminación y violencia a las que se enfrentan las mujeres que viven con el VIH, que corren el riesgo de padecerlo o que están afectadas por el virus. Igualmente, aseguraron que todos trabajarían duro para lograr que, en 2025, no más del 10 % de las mujeres, las niñas y las personas afectadas por el VIH sufran desigualdades de género y puedan ser víctimas de violencia sexual y de género. Además, se comprometieron a garantizar que todas las mujeres puedan ejercer su derecho a la sexualidad, también en lo concerniente a su salud sexual y reproductiva, sin ser objeto de coerción, discriminación y violencia.

También se instó a los países a utilizar los datos epidemiológicos nacionales para identificar a otras poblaciones prioritarias con mayor riesgo de exposición al VIH, entre las que se incluyen personas con discapacidad, minorías étnicas y raciales, pueblos indígenas, comunidades locales, personas que viven en la pobreza, migrantes, refugiados, personas desplazadas internamente, hombres y mujeres de uniforme y personas en emergencias humanitarias y en situaciones de conflicto y posconflicto. Los países también adquirieron el sólido compromiso de proteger contra otras pandemias, entre ellas la de la COVID-19, al 95 % de las personas que vive con el VIH, están en riesgo de contraerlo o están afectadas por el virus.

«Las marcadas desigualdades que han sacado a la luz las pandemias del VIH y de la COVID-19, ambas coincidentes en el tiempo, son un llamamiento para que el mundo priorice e invierta plenamente en la materialización del derecho humano a la salud para todos sin discriminación alguna», subrayó la Sra. Byanyima.

Los Estados miembros también se comprometieron a aumentar sus aportaciones y financiar totalmente la respuesta al sida. En este sentido, acordaron que, para 2025, habrían invertido 29 000 millones de dólares anuales en los países de rentas bajas y medias. Esto se traduce en invertir al menos 3100 millones de dólares estadounidenses en favor de los facilitadores sociales, incluyéndose aquí la protección de los derechos humanos, la reducción del estigma y la discriminación, y la reforma de la ley. También se comprometieron a incluir la prestación de servicios para el VIH liderados por iguales, entre otros, la contratación social y otros mecanismos de financiación pública.

Con el propósito de ampliar el acceso a las últimas tecnologías para la prevención, la detección, el diagnóstico, el tratamiento y la vacunación de la tuberculosis, los Estados miembros acordaron garantizar que el 90 % de las personas que viven con el VIH reciban tratamiento preventivo para la tuberculosis y esforzarse por reducir las muertes por tuberculosis relacionadas con el sida en un 80 % para 2025. Los países también se comprometieron a garantizar la accesibilidad, disponibilidad y asequibilidad a nivel mundial de medicamentos seguros, eficaces y de calidad garantizada, incluidos los genéricos, las vacunas, las pruebas diagnósticas y otras tecnologías sanitarias para prevenir, detectar y tratar la infección por el VIH, sus coinfecciones y otras comorbilidades, mediante el uso de las flexibilidades existentes en virtud del acuerdo sobre los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC). En esta misma línea, dieron su palabra de que las disposiciones de los derechos de propiedad intelectual en los acuerdos comerciales no menoscabarán las flexibilidades existentes, tal y como se indica en la Declaración de Doha con relación al Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública.

«La respuesta al sida sigue dejando atrás a millones de personas. Hablamos de comunidades LGBTI, trabajadores sexuales, consumidores de drogas, migrantes y prisioneros, adolescentes, jóvenes, mujeres y niños. Todas ellas merecen una vida como cualquier otra, deben disfrutar de los mismos derechos que la mayoría de las personas en esta sala, su dignidad ha de ser igualmente inquebrantable», destacó Yana Panfilova, una mujer que vive con el VIH y es miembro de la Red mundial de personas que viven con el VIH.

En esta reunión de alto nivel participan física y virtualmente los jefes de Estado y de Gobierno, ministros y delegados en Nueva York, personas que viven con el VIH, organizaciones de la sociedad civil, grupos de población clave y comunidades afectadas por el VIH, organizaciones internacionales, científicos e investigadores y el sector privado. ONUSIDA respaldó las consultas regionales y la participación de la sociedad civil en la reunión de alto nivel. Las organizaciones de la sociedad civil hicieron un llamamiento a los Estados miembros para pedirles la adopción de una resolución más sólida.

«Aunque es cierto que como comunidad mundial hemos logrado un progreso significativo, hemos de reconocer que hemos errado en el tiro y que mucha gente sigue pagando un alto precio por nuestro error: son muchos los que a día de hoy continúan perdiendo su vida ¿Por qué no hemos logrado alcanzar nuestro objetivo? La razón es solo una: la desigualdad que nos rodea», sentenció Charlize Theron, fundadora del proyecto Charlize Theron Africa Outreach y mensajera de la paz de las Naciones Unidas.

Los Estados miembros también se comprometieron a apoyar y aprovechar todo lo aprendido por parte del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) durante sus 25 años de andadura en este ámbito. Del mismo modo, prometieron financiar totalmente el programa con el fin de que ONUSIDA pueda seguir liderando la respuesta mundial al sida y apoyando los esfuerzos necesarios para estar preparados para una pandemia y velar por la salud mundial.

En el marco de la Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026: Poner fin a las desigualdades, poner fin al sida, adoptada consensuadamente el 25 de marzo de 2021 por la Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA, y del informe del Secretario General de las Naciones Unidas, Superar las desigualdades y enderezar el rumbo para poner fin al sida para 2030, publicado el 31 de marzo de 2021, ONUSIDA habría acogido con agrado compromisos aún más firmes en materia de educación integral sobre sexualidad, salud y derechos sexuales y reproductivos, y orientación sexual e identidad de género, aceptación no cualificada de opciones de prevención del VIH basadas en pruebas, como la reducción del daño, un llamamiento a la descriminalización de la transmisión del VIH, el trabajo sexual, el consumo de drogas y las leyes que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y una mayor flexibilización de las reglas de propiedad intelectual para el acceso a los medicamentos, las vacunas y las tecnologías que salvan vidas.

En 2020, 27,4 millones de los 37,6 millones de personas que vivían con el VIH estaban en tratamiento, frente a los 7,8 millones de 2010. Se calcula que, gracias a la aparición de un tratamiento asequible y de calidad, se han salvado 16,2 millones de vidas desde 2001. Las muertes relacionadas con el sida han caído en un 43 % desde 2010, hasta llegar a 690 000 en 2020. También se ha avanzado en lo referente a la reducción de nuevas infecciones por el VIH, aun cuando el progreso aquí ha sido notablemente más lento: se ha logrado una reducción del 30 % desde 2010, con 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH en 2020 en comparación con los 2,1 millones de 2010.

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Reunión de alto nivel

Discurso de Winnie Byanyima

Cuarenta años después, el nuevo informe de ONUSIDA nos demuestra que sí podemos poner fin al sida

03 de junio de 2021

ONUSIDA insta a los líderes mundiales a adoptar una audaz declaración política sobre el VIH en la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebrará la próxima semana en Nueva York y podrá seguirse online. ONUSIDA tiene la certeza de que es la ocasión ideal para comprometerse a alcanzar un nuevo conjunto de objetivos de cara a 2025 con el fin de acabar con el sida para el año 2030

NUEVA YORK/GINEBRA, 3 de junio de 2021—Cuatro décadas después de que se conocieran los primeros casos de sida, los nuevos datos de ONUSIDA demuestran que docenas de países lograron o superaron los objetivos para 2020 fijados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2016, lo que pone de manifiesto que esas metas no eran meras aspiraciones, sino una realidad alcanzable.

El informe demuestra que los países con leyes y políticas progresivas y sistemas sanitarios sólidos e inclusivos han obtenido los mejores resultados contra el VIH. En esos países, las personas que viven con el VIH y están afectadas por el virus tienen más posibilidades de acceder a servicios eficaces para el VIH, incluidas las pruebas de detección, la profilaxis previa a la exposición (medicamento para prevenir el VIH), la reducción del daño, el suministro multimensual de tratamiento para el VIH y un seguimiento y una atención constantes y de calidad.

«Los países que mejores resultados han obtenido precisamente han sido los que nos han abierto el camino para que los demás lo sigan», resaltó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Con su adecuada financiación, el compromiso auténtico de la comunidad, los enfoques multisectoriales basados en los derechos humanos y la ciencia como punto de partida para sus estrategias han logrado revertir sus epidemias y salvar vidas. Todos estos elementos son muy valiosos para estar preparados y responder eficazmente a la pandemia contra el VIH, la COVID-19 y muchas otras enfermedades».  

En todo el mundo, el informe muestra que el número de personas en tratamiento se ha triplicado con creces desde 2010. En 2020, 27,4 millones de los 37,6 millones de personas que vivían con el VIH estaban en tratamiento, frente a los 7,8 millones de 2010. Se calcula que, gracias a la aparición de un tratamiento asequible y de calidad, se han salvado 16,2 millones de vidas desde 2001.

Las muertes se han reducido en gran parte debido a la generalización conseguida de la terapia antirretroviral. Las muertes relacionadas con el sida han caído en un 43 % desde 2010, hasta llegar a 690 000 en 2020. También se ha avanzado en la reducción de nuevas infecciones por el VIH, aun cuando el progreso aquí ha sido notablemente más lento: se ha logrado una reducción del 30 % desde 2010, con 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH en 2020 en comparación con los 2,1 millones de 2010.

El informe subraya que los países que mantienen leyes punitivas y se niegan a adoptar un enfoque de la salud basado en los derechos no están sino castigando, ignorando, estigmatizando y dejando atrás a los grupos de población clave (que constituyen el 62 % de las nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo), a quienes se niega el acceso a los servicios para el VIH. Por ejemplo, casi 70 países de todo el mundo penalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. A los hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, las personas trans, las personas en prisión y los consumidores de drogas inyectables se les ofrece un acceso escaso o nulo a los servicios sanitarios o sociales, lo que actúa a favor del VIH, que consigue propagarse entre los más vulnerables de la sociedad.

Las mujeres jóvenes del África subsahariana también siguen siendo olvidadas. Seis de cada siete nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes de 15 a 19 años en la región se producen en las niñas. Las enfermedades relacionadas con el sida siguen siendo la principal causa de muerte entre las mujeres de entre 15 y 49 años en el África subsahariana.

La COVID-19 ha demostrado la fragilidad del progreso en salud y desarrollo de las últimas décadas y ha puesto de manifiesto unas desigualdades que son evidentes. Con el fin de que el mundo siga avanzando para acabar con el sida para 2030, la comunidad mundial del sida y ONUSIDA han mirado desde el prisma de las desigualdades para desarrollar una estrategia ambiciosa y alcanzable con nuevos objetivos que alcanzar para 2025. Acabar con las desigualdades exige respuestas al VIH que puedan llegar a las poblaciones que actualmente se están dejando atrás.

Si se alcanzan, los objetivos acercarán los servicios para el VIH al 95 % de las personas que los necesitan, reducirán las infecciones anuales por el VIH a menos de 370 000 y las muertes relacionadas con el sida serán menos de 250 000 para 2025. Ello requerirá una inversión anual de 29 000 millones de dólares estadounidenses para 2025. Cada inversión adicional de 1 dólar estadounidense en la implementación de la estrategia mundial contra el sida supondrá un retorno de más de 7 dólares estadounidenses en beneficios para la salud.

ONUSIDA llama a la Asamblea General de las Naciones Unidas a comprometerse con los objetivos de una nueva declaración política sobre el VIH en la quinta Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Sida, que tendrá lugar del 8 al 10 de junio de 2021.

«El mundo no puede permitirse invertir menos en la preparación y las respuestas ante la pandemia», afirmó la Sra. Byanyima. «Insto encarecidamente a la Asamblea General de las Naciones Unidas a aprovechar el momento y comprometerse a adoptar las medidas necesarias para acabar con el sida».

ONUSIDA

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Informe

ONUSIDA da la bienvenida a Lord Fowler, su nuevo embajador

30 de abril de 2021

GINEBRA, 30 de abril de 2021—Norman Fowler, el pionero ministro de Sanidad del Reino Unido, defensor de los derechos humanos y respetado presidente de la Cámara de los Lores, defenderá las reformas legislativas, el derecho a la salud para todos y la educación de las chicas en todo el mundo, con el objetivo de ayudar a acabar con la epidemia de VIH como embajador de ONUSIDA. 

Lord Fowler deja su puesto de presidente de la Cámara de los Lores a finales de abril y comienza a desempeñar, en mayo de 2021, su nuevo papel como defensor en materia de sida. 

En este nuevo cargo, se centrará en captar líderes de todo el mundo para acelerar tres cambios transformadores que son fundamentales para poner fin a la epidemia de sida: acabar con las leyes punitivas contra las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI) y con la estigmatización del colectivo; asegurar el acceso universal a la atención sanitaria, y garantizar el empoderamiento y la educación de todas las chicas para que terminen la enseñanza secundaria y se beneficien de un riesgo extremadamente reducido de contraer el VIH. 

Lord Fowler ejerció como ministro de Sanidad en el Reino Unido desde que comenzó la epidemia de VIH. A sus espaldas tiene décadas de servicio en los más altos niveles del gobierno y ha defendido a las personas afectadas por el VIH, así como los derechos humanos de las personas LGBTI. 

La directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, dijo: “Podemos acabar con la epidemia de sida, pero solo mediante la acción audaz de los líderes. Lord Fowler es respetado como un gran parlamentario y un valiente líder en todo el mundo. Ha llevado a cabo un atrevido cambio para luchar contra el sida y puede ayudar a otros líderes a hacer lo mismo. Le agradecemos enormemente que nos apoye de esta manera”. 

Lord Fowler explicó: “Como dije cuando anuncié que dejaba el puesto de presidente de la Cámara de los Lores, no me jubilo, solo dimito. Me he propuesto ver el fin de la epidemia de sida y también el fin de las desigualdades que se interponen en el camino e impiden que esto suceda. Hemos llegado muy lejos pero este último tramo es el más duro. La crisis de la covid-19 no es una razón para dar un paso hacia atrás sino para darlo hacia delante y vencer al sida”.

Este es un año clave para la respuesta al VIH: el 40.º aniversario de su descubrimiento. Este año también se celebra la reunión de alto nivel sobre el sida de las Naciones Unidas, en la que los líderes establecerán las medidas que tomarán para conseguir poner fin a la epidemia de sida para 2030.

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El secretario general de las Naciones Unidas insta a centrarse más en acabar con las desigualdades para poner fin a la epidemia de sida

30 de abril de 2021

Cuarenta años después de que se registraran los primeros casos de sida y a pocas semanas de la reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre el VIH y el sida, el secretario general de las Naciones Unidas ha publicado un nuevo informe con recomendaciones y objetivos para que el mundo vuelva a enderezar el rumbo para acabar con el sida 

NUEVA YORK, 30 de abril de 2021—El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha advertido de que, a pesar de las intensas medidas y los progresos realizados contra el VIH en algunos lugares y grupos de población, la epidemia del VIH sigue expandiéndose en otros, y ha publicado 10 recomendaciones clave.* Si todos los países las cumplen, se pondrá fin a la pandemia del sida como amenaza para la salud pública antes del fin de 2030, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En un nuevo informe, Superar las desigualdades y enderezar el rumbo
para acabar con el sida de aquí a 2030
, el secretario general de las Naciones Unidas insta al mundo a abordar las desigualdades que están ralentizando el progreso. 

"Es imprescindible romper el ciclo insostenible y cada vez más costoso de avanzar tan despacio en la lucha contra el VIH, pero nunca lo suficiente para poner fin a la pandemia", afirmó Guterres en el informe. "La desigualdad es la razón principal de que no se cumplieran las metas mundiales fijadas para 2020. Para acabar con la desigualdad, hay que lograr resultados transformadores para las personas que viven con el VIH, las comunidades y los países".

Los objetivos mundiales establecidos en la Declaración Política sobre el VIH y el Sida de la Asamblea General de 2016 se incumplieron en gran medida, lo que permitió que la pandemia de sida creciera en muchas regiones y países. Los alarmantes 1,7 millones de nuevas infecciones por el VIH que se produjeron en 2019 son más de tres veces superiores al objetivo de 2020 de menos de 500 000 nuevas infecciones. Además, las 690 000 muertes relacionadas con el sida en 2019 superan considerablemente el objetivo de 2020 de reducir las muertes a menos de 500 000 al año.

"Poner fin a la epidemia de sida como amenaza para la salud pública para 2030 sigue estando a nuestro alcance: muchos países están demostrando que es posible avanzar rápidamente en la respuesta al VIH cuando se adoptan estrategias basadas en pruebas y enfoques basados en los derechos humanos", afirmó la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. "Pero requiere un liderazgo político audaz para desafiar y abordar las injusticias y desigualdades sociales que siguen convirtiendo a ciertos grupos de personas y comunidades enteras en altamente vulnerables a la infección por el VIH".

El informe muestra que la COVID-19 ha ocasionado contratiempos adicionales. El secretario general de las Naciones Unidas advirtió de que la COVID-19 no es una excusa para no alcanzar los objetivos en materia de sida, sino más bien una dura advertencia para los países de que no pueden permitirse seguir invirtiendo menos de lo debido en la preparación y las respuestas a la pandemia.

Al mismo tiempo, la pandemia de COVID-19 ha servido para destacar los numerosos beneficios indirectos de las inversiones relacionadas con el VIH en materia de salud y desarrollo. La prestación de servicios liderada por la comunidad, que debe su origen a la respuesta al VIH, está ayudando a superar los enormes impedimentos originados por la COVID-19.

El conjunto de 10 recomendaciones para volver a poner el mundo en marcha incluye: abordar las desigualdades y llegar a todas las personas que viven con el VIH o corren el riesgo de infectarse para reducir las nuevas infecciones anuales por el VIH a menos de 370 000 y las muertes anuales relacionadas con el sida a menos de 250 000 para 2025; dar prioridad a la prevención del VIH para garantizar que el 95% de las personas en riesgo de infectarse tengan acceso a opciones eficaces de prevención para 2025; y eliminar las nuevas infecciones por el VIH entre los niños.

El informe subraya que es fundamental abordar los factores sociales y estructurales que perpetúan las desigualdades. Destaca, por ejemplo, cómo la desigualdad de género, respaldada por unas normas de género perjudiciales, restringe el uso por parte de las mujeres de los servicios de VIH y de salud sexual y reproductiva al perpetuar la violencia de género y limitar el poder de decisión, incluida la capacidad de las mujeres y las niñas para rechazar las relaciones sexuales no deseadas, negociar unas relaciones sexuales más seguras y mitigar el riesgo de infectarse por el VIH.

También muestra cómo las comunidades vulnerables, marginadas y criminalizadas, como los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas que consumen drogas, los trabajadores sexuales, las personas transgénero, los reclusos y los migrantes también siguen corriendo un mayor riesgo de infección por el VIH que la población general, puesto que no reciben información esencial ni servicios de tratamiento, prevención y atención del VIH.

El secretario general de las Naciones Unidas describe cómo las comunidades de personas que viven con el VIH, las que corren el riesgo de infectarse y las que están afectadas por el VIH son la columna vertebral de la respuesta al VIH. Las iniciativas lideradas por las personas que viven con el VIH, las mujeres, los grupos de población clave, los jóvenes y otras comunidades afectadas han identificado y abordado las principales desigualdades y deficiencias en los servicios, han defendido los derechos de sus integrantes y han ampliado el alcance, la escala y la calidad de los servicios sanitarios.

En el informe, el Sr. Guterres aplaude la reciente Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026 adoptada por ONUSIDA. Poner fin a las desigualdades, poner fin a la epidemia de sida. "Las lecciones de los países, ciudades y comunidades que han acelerado con éxito sus respuestas al VIH en los últimos cinco años son imprescindibles para la Estrategia Mundial sobre el Sida 2021-2026 de ONUSIDA", dijo el Sr. Guterres. “La comunidad internacional del sida y ONUSIDA ha centrado el desarrollo de su estrategia en las desigualdades. Esta cuenta con nuevos objetivos ambiciosos, granulares y confeccionados para llegar primero a los más rezagados”.

El informe se publica 25 años después de la creación de ONUSIDA y explica la forma en que la COVID-19 ha puesto de manifiesto ciertas desigualdades sociales y deficiencias en el sistema sanitario. El secretario general de las Naciones Unidas señala que el mundo debería aprovechar la experiencia de la respuesta a la pandemia del sida para fortalecer los sistemas sanitarios de todo el mundo y mejorar la preparación de cara a una pandemia. También apela a una mayor solidaridad mundial que permita cerrar la brecha de recursos para el VIH y aumentar las inversiones anuales para el VIH en los países de renta media y baja a 29 000 millones de dólares para 2025. 

*Las 10 recomendaciones que se recogen en el informe del Secretario General de las Naciones Unidas:

  1. Reducir y eliminar las graves desigualdades interseccionales que impiden erradicar el sida.
  2. Priorizar la prevención del VIH y asegurarse de que el 95 % de las personas expuestas al riesgo de infección por el VIH puedan acceder y acogerse a distintos programas combinados de prevención adecuados, priorizados, centrados en las personas y eficaces de aquí a 2025.
  3. Subsanar las deficiencias en la detección, tratamiento y supresión del VIH que limitan la eficacia de la respuesta al virus y cumplir, de aquí a 2025, las metas 95–95–95 relativas a la detección y el tratamiento en todas las subpoblaciones, grupos de edad y entornos geográficos, incluidos los niños que viven con el VIH.
  4. Erradicar la transmisión vertical del VIH y acabar con el sida en los pacientes pediátricos.
  5. Colocar la igualdad de género y los derechos humanos de mujeres y niñas en toda su diversidad en el centro de las iniciativas para mitigar el riesgo y el impacto del VIH.
  6. Aplicar el MPPVS (mayor participación de las personas que viven con el VIH y el sida) y empoderar a las comunidades de personas que viven con el VIH, las mujeres, los adolescentes y los jóvenes y las poblaciones clave para que puedan participar de forma decisiva en la respuesta al VIH.
  7. Respetar, proteger y hacer valer los derechos humanos de las personas que viven con el VIH, en riesgo de contraerlo y afectadas por el virus, y garantizar, de aquí a 2025, que menos del 10 % de las personas que viven con el VIH y de las poblaciones clave sean estigmatizadas y discriminadas.
  8. Impulsar la solidaridad internacional para subsanar las carencias de recursos en la respuesta al VIH y aumentar la inversión anual en el VIH en los países de ingreso bajo y mediano hasta alcanzar los 29.000 millones de dólares de aquí a 2025.
  9. Avanzar rápidamente en pos de la cobertura sanitaria universal y afianzar los sistemas de atención primaria de salud, reconstruir mejor y de manera más justa después de la COVID-19 y las crisis humanitarias, y mejorar la seguridad sanitaria y la preparación de cara a futuras pandemias en todo el mundo.
  10. Aprovechar los 25 años de experiencia, conocimientos especializados y mandatos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) para desarrollar una colaboración multisectorial y basada en derechos con múltiples interesados con miras a erradicar el sida y garantizar la salud de todas las personas como bien público mundial.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Los beneficios de continuar con la prestación de servicios relacionados con el VIH que permiten salvar vidas superan cien veces más el riesgo de transmisión por COVID-19

13 de abril de 2021

En algunos países se ha informado de una interrupción de los servicios del VIH de hasta un 75 %. Para prevenir un incremento de las muertes relacionadas con el sida, los servicios del VIH deben continuar durante la pandemia de COVID-19

GINEBRA, 13 de abril de 2021 — ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han apoyado la modelización matemática para establecer los beneficios de continuar con los servicios del VIH en comparación con el potencial daño de la transmisión adicional de la COVID-19. El análisis muestra que mantener los servicios del VIH evitaría entre 19 y 146 muertes relacionadas con el sida por cada 10 000 personas en un plazo previsto de 50 años, mientras que las muertes adicionales relacionadas con la COVID-19 por una exposición asociada a los servicios del VIH serían de 0,002 a 0,015 por cada 10 000 personas. Se ha demostrado que los beneficios de continuar con la prestación de servicios del VIH durante la pandemia de COVID-19 superan los riesgos de muertes adicionales relacionadas con la COVID-19.

“Ahora, el mundo debería hacer inversiones que no le dejen en un compromiso tan duro en el futuro”, declaró Peter Ghys, Director del Departamento de Información Estratégica y Evaluación de ONUSIDA. “Necesitamos construir futuros sistemas de salud que sean robustos y reconozcan las contribuciones lideradas por la comunidad como parte de un sistema resiliente y no como una ocurrencia en el último momento”.

En este análisis se han detectado cuatro interrupciones en los servicios del VIH: circuncisión médica masculina voluntaria, pruebas de diagnóstico del VIH, pruebas para detectar carga vírica y programas para prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH. Se han comparado las muertes por COVID-19 de trabajadores sanitarios y usuarios en 2020 y 2021 causadas por el mantenimiento del acceso a los servicios del VIH con las muertes relacionadas con el sida evitadas tanto en la actualidad como en los próximos 50 años gracias al mantenimiento de estos servicios. En países con una serie de epidemias de VIH y COVID-19 se han aplicado estos modelos.

La pandemia de COVID-19 ha provocado que se propague la interrupción de los servicios de salud, con restricciones en los movimientos de la población y servicios de salud suspendidos o limitados en muchos países. Este análisis demuestra que el potencial daño por la transmisión adicional de COVID-19 en los servicios de salud para el VIH necesita equilibrarse cuidadosamente con los beneficios de aquellos servicios que, según el análisis, incluyen menos muertes relacionadas con el sida. Estos resultados pueden parecer intuitivos, pero es importante darse cuenta de que algunos servicios se han cerrado para proteger a las personas que viven con el VIH frente a la exposición a la COVID-19 y sus potenciales consecuencias letales. Sin embargo, el riesgo de no mantener los servicios del VIH implica un mayor riesgo de muerte relacionada con la falta de prevención del VIH, con el acceso a un diagnóstico y con el tratamiento final, lo cual es inaceptable.

Mientras exista el riesgo de transmisión de la COVID-19 a corto plazo relacionada con la prestación de servicios del VIH, el riesgo de muertes adicionales por COVID-19 es, por lo menos, 100 veces menor que las muertes relacionadas con el sida evitadas por continuar con esos servicios. Puede que se necesiten esfuerzos adicionales para fomentar la búsqueda de servicios sanitarios para el VIH durante la actual pandemia de COVID-19.

“Los ministerios de sanidad tienen en cuenta una serie de factores a la hora de decidir cuándo y cómo ofrecer servicios de salud esenciales durante la pandemia”, declaró Meg Doherty, Directora de los Programas Mundiales contra el VIH, la Hepatitis y las ITS de la OMS. “Este trabajo demuestra que, a largo plazo, los beneficios de continuar con los servicios clave del VIH son mucho mayores que los riesgos de transmisiones adicionales de la COVID-19. Se debe continuar con una prestación de servicios innovadora y segura a la vez que se trata de controlar la pandemia”.

El análisis completo se puede encontrar en: https://doi.org/10.1101/2021.03.01.21252663

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