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Mensaje de la Directora Ejecutiva de ONUSIDA en el Día de la Cero Discriminación y el Día Internacional de la Mujer

Como Directora Ejecutiva de ONUSIDA, lidero la gran labor que realizan las Naciones Unidas para poner fin al sida. Al mismo tiempo, soy también alguien que ha perdido a miembros de su familia como consecuencia del sida, por lo que vivo el sida de manera personal.

Tanto mi propia experiencia familiar como nuestra experiencia colectiva en las Naciones Unidas han puesto de manifiesto la misma enseñanza clave: la lucha para derrotar al sida es inseparable de la lucha por los derechos de las mujeres y de la lucha contra todas las formas de discriminación existentes.

Se puede vencer al sida, pero solo lo venceremos si acabamos con todas las injusticias económicas y sociales que lo perpetúan, y fomentamos la consecución de más innovaciones científicas para satisfacer las verdaderas necesidades de las mujeres y de las niñas que viven con el VIH y que son vulnerables a la infección.

En todo el mundo el sida continúa siendo la principal causa de muerte de las mujeres entre 15 y 49 años. Si queremos erradicar el sida para 2030, debemos acabar con la violencia de género, la desigualdad y la inseguridad, y garantizar que las mujeres y las niñas puedan acceder en igualdad al sistema educativo, la sanidad y el mercado laboral.

Tenemos que transformar nuestras sociedades para que no haya ciudadanos de segunda clase y para que se respeten los derechos humanos de todas las personas. No podremos ganarle la batalla al sida mientras las comunidades marginadas, incluyéndose aquí las lesbianas, los gais, los transgénero, las personas intersexuales, los consumidores de drogas inyectables y los trabajadores sexuales, vivan con miedo por la actuación del Estado o por la violencia y los abusos sancionados socialmente.

Para vencer al sida, hemos de acabar antes con todas las formas de discriminación.

Desde aquí quiero dar las gracias a todos esos grandes y valientes movimientos de justicia social, pues ellos son los verdaderos líderes de este trabajo.

Les felicito.

El feminismo, los derechos humanos y la cero discriminación son valores muy profundamente arraigados en todo el mundo: expresan nuestra humanidad, el reconocimiento de que yo soy porque tú eres. Y desempeñan un papel central en la lucha contra el sida.

Venzamos al sida. Es posible. Podemos hacerlo.

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA

Cero discriminación contra las mujeres y las niñas

Datos destacables ⁠— Cero discriminación relacionada con el VIH contra las mujeres y las niñas

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ONUSIDA intensifica su trabajo con sus socios en China para garantizar la continuidad de los servicios del VIH durante el nuevo brote de coronavirus

GINEBRA, 6 de febrero de 2020—ONUSIDA muestra su profunda tristeza y expresa sus condolencias a las familias de los fallecidos por el nuevo coronavirus (2019-nCoV). ONUSIDA se solidariza con China y le ofrece todo su apoyo para impulsar las medidas ya puestas en marcha para poner fin al brote.

«China ha hecho un esfuerzo ingente por detener el brote y confío plenamente en la capacidad del país para controlar la epidemia», apunta Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «En este momento tan complejo, ONUSIDA se pone a disposición de todos para contribuir a los esfuerzos globales para detener la expansión del virus».

ONUSIDA está trabajando codo con codo con sus socios chinos y las autoridades del país para garantizar que las personas que viven con el VIH y que están afectadas por el virus sigan teniendo acceso a los servicios básicos para el VIH. En las zonas afectadas por el brote del nuevo coronavirus, se ha restringido el movimiento y se ha limitado el acceso a los servicios, puesto que los hospitales están centrados en atender el número creciente de casos de pacientes con coronavirus.

Es fundamental que las personas que viven con el VIH y con otras enfermedades crónicas sigan teniendo acceso a su medicación, con el fin de que no vean interrumpido su tratamiento y continúen sanas. ONUSIDA ha elogiado la gran labor del Centro nacional para el control y la prevención del sida y las enfermedades de transmisión sexual por su rápida actuación para garantizar que las personas que viven con el VIH y que están lejos de sus hogares durante este periodo de bloqueo sean capaces de recibir su tratamiento antirretrovírico mensual.

Aún no se sabe con certeza cómo ha impactado el coronavirus en las personas que viven con el VIH en China, por lo que ONUSIDA sigue trabajando para controlar el desarrollo del brote y calcular el número de afectados. Asimismo, ONUSIDA se seguirá esforzando, junto con las autoridades y los socios de la comunidad, por lograr que las personas afectadas por el VIH dispongan de la información necesaria para saber cómo prevenir el 2019-nCov y cómo acceder a los servicios que necesitan.

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Se detiene el ensayo clínico HVTN 702 de una vacuna contra el VIH

GINEBRA, 4 de febrero de 2020—Los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos anunciaron ayer el abandono del ensayo clínico HVTN 702 para una vacuna contra el VIH. Si bien durante el ensayo no se ha detectado ningún problema de seguridad, el comité de supervisión de los datos y de la seguridad ha determinado que la vacuna era inefectiva para prevenir la transmisión del VIH.

El ensayo, llevado a cabo en 14 lugares de Sudáfrica, estuvo estudiando durante 18 meses a más 5400 personas seronegativas de entre 18 y 35 años. Los participantes recibieron seis inyecciones durante un periodo de seis meses, tanto de vacuna como de un placebo. Un análisis realizado después de que, al menos, el 60 % de los participantes llevaran en el estudio más de 18 meses reveló que entre las personas que habían recibido la vacuna se habían producido 129 infecciones, mientras que entre aquellos a los que se le había administrado el placebo hubo 123 personas infectadas.

«Claro que estamos descontentos con los resultados, aunque hemos aprendido cuestiones importantes que tendremos en cuenta para futuros ensayos. Quiero dar las gracias al equipo de trabajo por el importante ensayo en el que han trabajado para esta vacuna», señaló Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.

Actualmente se están probando a gran escala otras vacunas importantes. Así, podemos hablar del ensayo Mosaico, dentro del cual se está probando en el continente americano y en Europa una vacuna entre personas transgénero, gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. También está el ensayo Imbokodo, encargado de probar una vacuna entre las mujeres del África Subsahariana. Sería fundamental contar con una vacuna efectiva contra el VIH para avanzar en la lucha contra el sida en el futuro.

A pesar de las enormes inversiones realizadas en el ámbito de la prevención durante el ensayo, todavía había una incidencia del VIH de alrededor de un 4 % al año entre las mujeres que participaron en el ensayo. Hablamos de cifras, sin duda, demasiado elevadas. Se puede prevenir la transmisión del VIH. Para ello se requiere una correcta combinación de intervenciones, entre las que están las pruebas del VIH; la terapia antirretrovírica para las personas que viven con el VIH; la profilaxis previa a la exposición; los preservativos y otras opciones de prevención; los servicios de salud sexual y reproductiva, incluyéndose aquí una educación integral sobre sexualidad; la permanencia de las chicas en los colegios; y la eliminación de las barreras sociales, legales y económicas que impiden el progreso de las mujeres y las niñas.

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Mensaje de la Directora Ejecutiva de ONUSIDA con motivo del Día de la Cobertura Sanitaria Universal

En este Día de la Cobertura Sanitaria Universal, alzo la voz en solidaridad con todas aquellas personas que carecen de acceso a los servicios sanitarios que precisan. Hoy, 10 000 de esas personas morirán. Cada dos minutos una mujer fallecerá dando a luz. Y cada segundo, tres personas serán empujadas a caer en la pobreza extrema por tener que sufragarse su atención sanitaria. Hoy en día quienes más necesitan la atención sanitaria son precisamente quienes menos posibilidades tienen de recibirla. Esto ha de cambiar, y debe hacerlo enseguida.

La cobertura sanitaria universal es un derecho humano de todas y cada una de las personas que habitan este planeta. Sin importar quiénes sean o dónde vivan, todo el mundo tiene derecho a recibir servicios sanitarios de calidad sin enfrentarse a la crudeza económica. Este no es sino un compromiso histórico adquirido por los Estados miembros de las Naciones Unidas en la declaración política firmada en la primera reunión de alto nivel sobre la cobertura sanitaria universal que se celebró el pasado mes de septiembre.

La cobertura sanitaria universal es clave en nuestro tiempo y en la respuesta al sida, porque los mejores resultados de salud se deben, en primer lugar y sobre todo, a abordar las injusticias. La demostración de que la cobertura sanitaria se torne verdaderamente universal estará tanto en una salud mejorada, como en la eliminación de una desigualdad inaceptable en cuanto a resultados sanitarios para la mayoría de las poblaciones marginadas. Llegará el día en que los padres no tendrán que escoger entre a qué hijo salvar porque el tratamiento tiene un coste demasiado caro.

Cada año 100 millones de personas son obligadas a caer en la pobreza extrema y 900 millones se enfrentan a una gravísima dificultad económica por tener que pagar de su bolsillo la atención médica. A pesar de todos los esfuerzos por reducir estas cifras, alarmantemente siguen en aumento. El incremento más rápido tiene lugar en África, donde dos tercios de los países todavía tienen que pagar tasas por utilizar cualquier nivel de atención. Y esto ha de cambiar. Las tasas de usuario atrapan a las personas, sobre todo a las mujeres y a los niños, en ciclos de pobreza, enfermedad e impotencia. Es una enorme injusticia obligar a las personas a escoger entre pagar por la comida, la educación o los servicios sanitarios que precisan. Constituye toda una violación de los derechos humanos el hecho de detener a los pacientes en los hospitales cuando no pueden permitirse abonar la factura. La cobertura sanitaria universal ha de levantar las barreras económicas que impiden el acceso a la atención sanitaria. Para garantizar el respeto a los derechos humanos y lograr salvar vidas, el acceso a una atención sanitaria de calidad debería estar disponible para todos.

Sin embargo, la cobertura sanitaria universal tiene también que ir más allá del sector sanitario, para lidiar asimismo con los determinantes sociales, económicos y estructurales de la salud, como son la pobreza, la falta de educación formal, la desigualdad de género y la violencia de género. Del mismo modo, debe asegurarse de que los grupos de población clave y vulnerables no queden excluidos del acceso a los servicios sanitarios debido a las barreras legales, al estigma y a la discriminación por ser quienes son.

La respuesta al sida nos ha enseñado que las organizaciones lideradas por las comunidades constituyen la parte central de cualquier sistema sanitario eficaz. Hace tan solo unos días celebramos el Día Mundial del Sida haciendo un llamamiento a todo el mundo para que en todos los rincones se reconozca que son las comunidades quienes marcan la diferencia. Si en la actualidad más de 24 millones de personas tienen acceso al tratamiento para el VIH, ello se debe primeramente y, ante todo, a la labor de todas esas comunidades que abogan por los servicios, los defienden, los acercan a las personas y hacen que los sistemas asuman su responsabilidad.

Para que la cobertura sanitaria universal consiga resultados de salud cuantificables, debe financiar e incluir los servicios liderados por la comunidad. Las comunidades necesitan estar en el centro, implicarse en cada paso de la gobernanza sanitaria, la planificación, la implementación, la monitorización, la comunicación y la investigación.

Haciendo mío el lema de este año del Día de la Cobertura Sanitaria Universal, «Cumplamos nuestra promesa», insto a todos los Gobiernos y comunidades a aprovechar y dar aún más fuerza al dinamismo generado por el compromiso en la declaración política, para trabajar juntos y avanzar hacia servicios sanitarios de calidad e iguales para todos, que lleguen a las personas más necesitadas y mejoren su bienestar. Esto será fundamental tanto para acabar con el sida como para logar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles.

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA

Secretaria general adjunta de las Naciones Unidas

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Mensaje de la Directora Ejecutiva de ONUSIDA con motivo del Día de los Derechos Humanos

10 de diciembre de 2019

Los derechos humanos son claves para poner fin al sida y son el alma de cada una de las batallas y de cada uno de los éxitos desde el comienzo de la epidemia.

Si no exigiéramos incansablemente el respeto de los derechos humanos y no nos esforzáramos por asegurar que los derechos humanos continúan en el centro de la respuesta al sida, no tendríamos hoy en día a más de 24 millones de personas en tratamiento y cuatro de cada cinco personas que viven con el VIH desconocerían su estado serológico. Las poblaciones más vulnerables y marginadas, y las personas que viven con el VIH no tendrían acceso a una atención sanitaria sin estigma ni lograrían que los Gobiernos asumieran su responsabilidad.

Sin embargo, la respuesta al sida aún no ha concluido y todavía quedan barreras a los derechos humanos. El VIH sigue siendo una epidemia de desigualdad, estigma, discriminación y violencia. En aquellos lugares en que se violan los derechos humanos, las personas corren mayor riesgo de infección y tienen menos posibilidades de hacerse una prueba del VIH o iniciar un tratamiento.

Los grupos de población clave concentran el 54 % de las nuevas infecciones en todo el mundo, un 75 % de las nuevas infecciones fuera del África subsahariana. Mundialmente, en 2018, 6000 chicas adolescentes y mujeres jóvenes se infectaron por el VIH cada semana. Permítanme ser clara, estas comunidades no son dejadas atrás; estas comunidades son obligadas a quedarse atrás por las leyes, las políticas y las prácticas que se crean, se ejecutan y se instauran.

Formas cruzadas de discriminación y desigualdad llevan a las mujeres de los grupos de población clave a experimentar vulnerabilidades y barreras únicas. Sabemos, por ejemplo, que las mujeres que consumen drogas son encarceladas de manera desproporcionada y que corren mayor riesgo de contraer el VIH que los hombres.

Los trabajadores sexuales, los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas transgénero y los consumidores de drogas se enfrentan a barreras crudas e imperdonables que adoptan la forma de leyes penales. Estas leyes incrementan el estigma y la discriminación, y evitan que las personas puedan acceder a la reducción del daño y a los servicios de pruebas, tratamiento y prevención del VIH.

Impiden a las comunidades coordinarse y trabajar juntas, aíslan y llevan a las comunidades a volverse invisibles, y, al tiempo, aumentan los niveles de violencia.

Todas estas leyes afectan a las vidas y los derechos de las personas y de las comunidades, a la igualdad, la salud, la privacidad, la familia e incluso a la propia vida.

Sin embargo, de un plumazo podríamos darle la vuelta a la situación. La descriminalización del trabajo sexual en diez años podría evitar entre el 33 y el 46 % de las nuevas infecciones por VIH entre trabajadores sexuales y clientes. Los nuevos datos hallados en el África subsahariana sugieren que el conocimiento del estado serológico entre los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que estaban viviendo con el VIH era tres veces más elevada en los países que tienen más leyes que apoyan a las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales, y en aquellos otros que descriminalizan el consumo de drogas y ponen en marcha medidas para la reducción del daño con las que ver desplomarse los números referentes a las nuevas infecciones por el VIH entre las personas que consumen drogas.

No se trata ya de la necesidad de pruebas. Es momento de liderazgo, de valor político, de acción.

La primera obligación que tiene un país para con sus derechos humanos es el respeto, la obligación de respetar, y no violar, los derechos humanos. Al mantener vigentes dichas leyes penales, no estamos sino cayendo en el primer obstáculo.

La ley debería proteger, y no perseguir, a los más vulnerables. Ha de apoyar, y no sabotear, los esfuerzos por preservar la salud pública y los derechos humanos.

En este Día de los Derechos Humanos, insto a todo el mundo a revisar sus leyes, con el fin de crear un sistema judicial que proteja, y no infrinja, los derechos humanos de las personas dejadas atrás.

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA

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ONUSIDA aplaude la decisión tomada por el Territorio del Norte de Australia para descriminalizar el trabajo sexual

GINEBRA, 2 de diciembre de 2019—ONUSIDA celebra la decisión adoptada por el parlamento del Territorio del Norte de Australia para descriminalizar el trabajo sexual. Con el proyecto de ley para la industria del sexo (Sex Industry Bill, 2019) se persigue la seguridad de los trabajadores sexuales y sus clientes al aplicar una legislación en materia de salud pública a quienes dirigen el negocio de los servicios sexuales, y al permitir a los trabajadores sexuales trabajar juntos. La legislación prohíbe explícitamente la explotación de los trabajadores sexuales, apoya su acceso a la justicia y declara ilegal cualquier implicación de un menor.

«Elogio la decisión del Territorio del Norte de Australia, la cual defiende los derechos humanos de los trabajadores sexuales. Ello significa que pueden operar dentro de las leyes y las regulaciones existentes, incluyéndose aquellas leyes que guardan relación con el empleo, la salud ocupacional, la seguridad, los derechos de los trabajadores y la discriminación», señaló Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «La descriminalización del trabajo sexual reduce el riesgo de la transmisión del VIH tanto para los trabajadores sexuales como para sus clientes».

En todo el mundo los trabajadores sexuales tienen 21 veces más posibilidades de contraer el VIH que la población adulta general. De acuerdo con un estudio de 2014 publicado en The Lancet, la descriminalización del trabajo sexual es la única intervención que tendría el mayor impacto en el curso de la epidemia del VIH a lo largo de 10 años, y con ella se calcula que se conseguirían reducciones de entre el 33 y el 46 % en las nuevas infecciones por el VIH entre los trabajadores sexuales y sus clientes.

«Se trata de un logro ingente que se apoya en la defensa de los trabajadores sexuales y sus partidarios durante muchos años, y es el resultado de la gran colaboración entre el Gobierno y los trabajadores sexuales», explicó Jules Kim, directora ejecutiva de Scarlet Alliance, la asociación australiana de trabajadores sexuales. «La descriminalización supone que los trabajadores sexuales del Territorio del Norte tienen la posibilidad de acceder a la justicia en caso de que se produzca un delito, y que llegarán a ella sin miedo a ser arrestados. Lograremos también poner en marcha estrategias de salud y seguridad ocupacionales, y priorizar la salud y la seguridad de todos los implicados en el trabajo sexual»

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ONUSIDA celebra el nombramiento de Ghada Fathi Waly como directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito

GINEBRA, 25 de noviembre de 2019—ONUSIDA muestra su alegría por el nombramiento de Ghada Fathi Waly como directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y directora general de la sede de las Naciones Unidas en Viena.

«Estoy deseando trabajar codo con codo con la Sra. Waly para juntas ayudar a construir sociedades más seguras para todos en las que nadie se tope con obstáculos para ejercer su derecho a la atención sanitaria, la educación y la justicia», dijo con rotundidad Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «ONUSIDA continuará también colaborando con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para poner en marcha innovadores programas y políticas de reducción del daño dirigidos a las personas que consumen drogas. El objetivo no es sino reducir los perniciosos efectos que el consumo de drogas tiene tanto sobre las personas como sobre las sociedades, mientras se respetan los derechos de las personas consumidoras de drogas y prisioneras».

Las infecciones por el VIH entre las personas que se inyectan drogas van en aumento. Fuera del África subsahariana, en 2018, las personas consumidoras de drogas inyectables y sus parejas sexuales concentraban en torno a una quinta parte de todas las nuevas infecciones por el VIH. En dos regiones del mundo (Europa Oriental y Asia Central, y Oriente Medio y África del Norte) las personas que se inyectan drogas representaron más de una tercera parte de todas las nuevas infecciones registradas en 2018. También son elevadas en muchas partes del mundo las tasas de hepatitis vírica y tuberculosis entre las personas consumidoras de drogas. Estas enfermedades, ambas evitables y tratables, junto con las muertes por sobredosis, también evitables, se cobran cientos de miles de vidas al año.

Los servicios integrales de reducción del daño (incluyéndose aquí los programas de agujas y jeringas, las terapias de sustitución de opiáceos, los tratamientos para la drogodependencia, la prevención de las sobredosis, y las pruebas y el tratamiento para el VIH, la tuberculosis y la hepatitis B y C) reducen la incidencia de la infecciones de transmisión sanguínea, las muertes por sobredosis y otros daños.

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Mensaje de Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, para el Día Mundial del Sida de 2019

1 de diciembre de 2019

Creo firmemente en las comunidades.

Las comunidades son las que pueden hacer realidad el cambio.

Las comunidades son nuestra mayor esperanza para erradicar el sida, porque son ellas quienes llevan luchando contra el VIH desde el principio.

Mientras la epidemia causaba estragos en nuestros países, en nuestras ciudades y en nuestros pueblos, las mujeres formaban comunidades y se apoyaban para soportar juntas la carga del cuidado de sus familias.

Desde hace muchísimo tiempo hemos dado por sentado su voluntariedad.

Ante la adversidad, las comunidades de hombres gais, trabajadores sexuales y personas consumidoras de drogas se han organizado para reivindicar su derecho a la salud como ciudadanos en condiciones de igualdad.

Por ello, sabemos que las comunidades han demostrado su gran valía. No cabe debate alguno al respecto.

Sin las comunidades, 24 millones de personas de todo el mundo hoy no tendrían acceso al tratamiento. Sin las comunidades lideradas por mujeres que viven y están afectadas por el VIH, no estaríamos hoy cerca de poner fin a las nuevas infecciones entre los niños, así como tampoco seríamos capaces ni de criar huérfanos ni de cuidar de los enfermos.

Hace 25 años, una mujer de Burundi llamada Jeanne fue la primera persona que hizo público su estado serológico positivo. Actualmente Jeanne se encarga de hacer que los líderes asuman su responsabilidad y de luchar por el derecho a la atención sanitaria.

A pioneras como Jeanne se han unido líderes jóvenes como Yana, una joven ucraniana de 20 años que nació con el VIH. Yana fundó Teenergizer, un grupo que reúne a jóvenes de todas las partes del este de Europa. En un mundo en el que los hombres mayores tienen el mando, su único objetivo es que jóvenes como ella puedan alzar la voz y elegir.

Pensemos en Fiacre. Vive en la República Centroafricana y, como otros miles de jóvenes, llegó allí desplazado por el conflicto. Fiacre va en bicicleta a una clínica y pasa todas las barreras y controles con el objeto de recoger sus medicinas antirretrovíricas y las de los miembros de su grupo. De no ser por él, todas y cada una de esas personas tendrían que enfrentarse solas a un viaje que es peligroso. Es simplemente sorprendente.

Como pueden ver, las comunidades marcan la diferencia en todo el mundo.

Sin embargo, debe cambiar nuestra actitud de dar por sentado el esfuerzo de las comunidades.

En este Día Mundial del Sida, ONUSIDA quiere elogiar y rendir homenaje a los logros que los activistas y las comunidades han cosechado en la lucha contra el VIH. Queremos recordar y honrar a todos los que se han ido quedando por el camino. Fueron ellos y ellas quienes desafiaron el silencio y acercaron a las comunidades los servicios que salvan vidas. Sin embargo, y por sólidas que resultan, las infinitas contribuciones realizadas por las mujeres y por muchos otros no podrán reemplazar nunca la responsabilidad de los Gobiernos.

Recordemos que los Gobiernos se han comprometido a que, al menos, el 30 % de los servicios del VIH sean liderados por las comunidades.

También han acordado que el 6 % de toda la financiación para el VIH irá destinada a la movilización de las comunidades, la promoción de los derechos humanos y el cambio de leyes dañinas que no hacen sino obstaculizar nuestro camino para erradicar el sida.

Seamos claros: hoy por hoy defender los derechos humanos y plantar cara a la discriminación, la criminalización y el estigma constituye un trabajo arriesgado.

Hagamos, por tanto, un llamamiento a los Gobiernos para que abran los espacios, con el fin de que los activistas puedan llevar a cabo su trabajo de la mejor manera que saben.

Con las comunidades al frente y los Gobiernos cumpliendo sus promesas, lograremos acabar con el sida.

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA

Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas

Día Mundial del Sida 2019

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ONUSIDA da la bienvenida a Winnie Byanyima, su nueva Directora Ejecutiva

GINEBRA, 1 de noviembre de 2019 - ONUSIDA se complace en recibir a su nueva Directora Ejecutiva, Winnie Byanyima. La Sra. Byanyima tiene a sus espaldas más de 30 años de experiencia en liderazgo político, diplomacia y compromiso humanitario.

«Me llena de satisfacción unirme a ONUSIDA y estoy deseosa de trabajar con todos nuestros socios para seguir avanzando en la respuesta al VIH y construir sociedades más justas, sanas y felices, sobre todo para las mujeres, las niñas y todos los grupos de personas excluidas y dejadas atrás», declaró la Sra. Byanyima.

La Sra. Byanyima aporta una enorme experiencia y su compromiso con la voluntad de aprovechar el poder de los Gobiernos, los organismos multilaterales, el sector privado y la sociedad civil para avanzar en un programa de desarrollo centrado en las personas. Su último puesto fue como Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional. También fue durante siete años directora de Género y Desarrollo en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

La Sra. Byanyima tiene un título avanzado en Ingeniería Mecánica (en Conservación de Energía y Medio Ambiente) por el Instituto de Tecnología de Cranfield y una licenciatura en Ingeniería Aeronáutica por la Universidad de Mánchester.

El pasado mes de agosto, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, nombró a la Sra. Byanyima Directora Ejecutiva de ONUSIDA y subsecretaria general de las Naciones Unidas tras un exhaustivo proceso de selección en el que participó un comité de búsqueda integrado por miembros de la Junta de Coordinación del Programa de ONUSIDA. El Comité de Organizaciones Copatrocinadoras de ONUSIDA se encargó de presentar al secretario general su recomendación final respecto al nombramiento. 

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ONUSIDA agradece a todos los donantes su compromiso para lograr la plena financiación del Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria

El Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria ha logrado 14 mil millones de dólares estadounidenses para las tres enfermedades de cara a los próximos tres años (2020-2022)

GINEBRA, 11 de octubre de 2019-ONUSIDA se muestra enormemente positiva por el firme compromiso que los donantes han mostrado para con el Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (Fondo mundial). En su sexta conferencia de reposición, celebrada en Lyon, Francia, los pasados días 9 y 10 de octubre, el Fondo mundial recaudó 14,02 mil millones de dólares estadounidenses, la mayor cantidad conseguida hasta ahora para este organismo, que trabaja para erradicar las tres enfermedades.

«Alabo infinitamente a todos los países y contribuyentes que han dado un paso al frente y se han comprometido a invertir en el Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria», señaló Gunilla Carlsson, Directora Ejecutiva en funciones de ONUSIDA. «Estas inversiones llenan de esperanza a millones de personas de todo el mundo que podrán salvar su vida. El seguir avanzando y poner a las personas en el centro será fundamental para hacer que el dinero resulte lo más fructífero y efectivo posible».

ONUSIDA felicita al presidente de Francia, Emanuel Macron, por su compromiso personal y su mensaje a todos los países para que estos aumenten las aportaciones prometidas para así cumplir con el incremento de un 15 % propuesto tras la última reposición. La mayoría de los donantes igualaron o sobrepasaron la subida del 15 % y muchos nuevos contribuyentes asistieron a la conferencia por primera vez y se estrenaron con las aportaciones.

ONUSIDA continuará trabajando codo con codo con el Fondo mundial proporcionándole información estratégica y dominio técnico, y ayudando a los países a mejorar el desarrollo de su capacidad para obtener e implementar las concesiones del Fondo mundial. ONUSIDA defiende un enfoque centrado en las personas y basado en los derechos humanos para poner fin al sida y apoya completamente el compromiso activo de la sociedad civil y de las organizaciones de la comunidad para llegar a los más marginados y a las personas dejadas atrás. En 2018 había 37,9 millones de personas viviendo con el VIH y de ellos 15 millones todavía tienen una necesidad imperiosa de acceder a una terapia antirretrovírica que les salve la vida.

Las contribuciones al Fondo mundial impulsarán la respuesta al VIH. ONUSIDA continuará defendiendo una mayor inversión para satisfacer todas las necesidades en lo referente a recursos para la respuesta al sida con vistas a poner fin al sida para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

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