Acuerdo en materia de pandemias: ONUSIDA recoge las lecciones aprendidas sobre la pandemia de sida en el texto de Bureau

24 de julio de 2023

ONUSIDA comparte las lecciones aprendidas sobre la pandemia de sida en el texto del acuerdo en materia de pandemias de la oficina de negociación intergubernamental.

GINEBRA, 24 de julio de 2023: el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) recoge las lecciones aprendidas sobre la pandemia de sida para fortalecer y afinar el texto de la organización del acuerdo en materia de pandemias con el fin de garantizar una respuesta realmente sólida a las pandemias actuales, y para prevenir, prepararse y responder a las pandemias del futuro.

ONUSIDA y la respuesta al sida en todo el mundo cuentan con una experiencia y conocimientos únicos de los últimos cuarenta años en cuanto a la respuesta ante pandemias se refiere. La respuesta al sida mundial ha demostrado lo eficaz que puede ser una respuesta a la pandemia, lo que se ha señalado recientemente en su Actualización global sobre el sida 2023: The Path that Ends AIDS.

Aunque la COVID-19 incrementó la vulnerabilidad al VIH e interrumpió el acceso a los servicios para el VIH en el caso de millones de personas en todo el mundo, la respuesta al VIH/sida, los sistemas, la infraestructura y el modelo de gobernanza también ayudaron a los países a responder tanto al VIH como a la COVID-19.  ONUSIDA tiene un interés fundamental en la protección de los logros en la respuesta al VIH, la prevención de futuras pandemias y las emergencias sanitarias que afectan a las personas que viven con el VIH o que están afectadas por el virus y que podrían retrasar los esfuerzos para poner fin al sida para 2030.

Tras más de un cuarto de siglo liderando la lucha para poner fin al sida como amenaza para la salud pública, ONUSIDA ofrece las siguientes lecciones aprendidas para fortalecer el actual borrador del acuerdo en materia de pandemias:

Lenguaje general

El proyecto actual podría enmendarse para incorporar un lenguaje mucho más claro y determinante con relación a los compromisos de los países de altos ingresos para garantizar el acceso mundial a los productos relacionados con la pandemia y proporcionar proactivamente apoyo financiero y técnico para permitir las respuestas a la pandemia en los países de bajos y medianos ingresos. El uso frecuente de la fórmula «según corresponda» podría sustituirse por un lenguaje claro que transmita la obligación de los estados de actuar. En el borrador actual, gran parte de la carga para la prevención y la vigilancia recae en los países de bajos y medianos ingresos, y no se señalan obligaciones claras por parte de los países de altos ingresos para ayudar y apoyar a los países de medios y bajos ingresos. También podría incluirse un texto que comprometa a todos los países a priorizar la salud y la investigación médica.

Derechos humanos e igualdad

Si bien el borrador identifica los derechos humanos y la igualdad como principios fundamentales de la preparación frente a la pandemia, el borrador podría aclarar el lenguaje en relación con el compromiso de los Estados miembros de proteger los derechos humanos y garantizar la equidad en todos los aspectos de la prevención, la preparación y la respuesta a la pandemia (PRP). El acuerdo podría: reconsiderar la definición de «personas en situaciones vulnerables» (Art. 1); hacer referencia explícita a las obligaciones de los Estados de proteger y cumplir los derechos humanos dentro de sus «principios generales» (Art. 3.1); ante todo priorizar la equidad en todas las disposiciones del acuerdo; enfatizar la igualdad formal y sustantiva, junto con la no discriminación, como principios generales (Art. 3.1)

Acceso igualitario

Con respecto al acceso igualitario a los productos relacionados con la pandemia, el borrador de la organización utiliza un lenguaje que sugiere que las acciones recomendadas son consultivas en lugar de obligatorias. ONUSIDA recomienda que el borrador:

  • Comprometa claramente a los países que poseen tecnología médica relacionada con la pandemia y conocimientos para compartirla con los países de bajos y medianos ingresos, de forma oportuna y significativa, incluidos los requisitos de financiación y acuerdos de compra para instituciones y empresas de los países de altos ingresos para compartir tecnología y conocimientos con investigadores y fabricantes capaces en los países de bajos y medianos ingresos.
  • Comprometa a proporcionar un sólido apoyo financiero y técnico para la investigación colaborativa entre instituciones en el norte y en el sur con el fin de desarrollar la capacidad de investigación y desarrollo en los países de bajos y medianos ingresos, no solo para pandemias y no solo para la producción, sino también para permitir que los países de bajos y medianos ingresos contribuyan al progreso en la ciencia y la tecnología para toda la humanidad.
  • Comprometa a los países a aprovechar al máximo las flexibilidades de los ADPIC durante una emergencia sanitaria.
  • Comprometa a todos los estados a renunciar a las disposiciones de propiedad intelectual en relación con todos los productos relacionados con la pandemia durante los periodos de pandemia y recuperación.
  • Comprometa a los Estados miembros a proporcionar liderazgo político y una financiación y asistencia técnica sólidas para crear una capacidad de fabricación de medicamentos sólida y flexible en los países de bajos y medianos ingresos antes de que surja la próxima pandemia. De cara a futuras pandemias, un mayor apoyo será fundamental para adaptar esta capacidad en los países de bajos y medianos ingresos para fabricar productos relevantes para la pandemia.
  • Si la demanda de productos relevantes para la pandemia supera a la oferta durante futuras pandemias, todos los Estados miembros deben comprometerse a cumplir con las recomendaciones de priorización de asignación de productos de la OMS con el fin de garantizar un acceso equitativo, prestando especial atención a las poblaciones más vulnerables.

Acceso y reparto de beneficios

Aunque el borrador especifica las obligaciones entre los países de bajos y medianos ingresos para las acciones relacionadas con la vigilancia y el intercambio oportuno de patógenos y datos, el borrador debe revisarse para comprometer a los Estados miembros a garantizar un acceso equitativo, incluido en lo referente a la distribución de los beneficios y las ganancias de la venta de estos patógenos. Se han de aprovechar las lecciones aprendidas acerca del Ébola, donde se compartieron patógenos de África, pero los medicamentos se acumularon en el norte, lo que dejó a las personas en África a la espera de donaciones benéficas. El Acuerdo debe basarse en la precedencia del PIP (acuerdo de preparación para una gripe pandémica), que facilita el intercambio de patógenos y beneficios tanto en términos de vacunas como de ganancias.

Responsabilidad común pero diferenciada

Aunque la PRP es una responsabilidad compartida de los Estados miembros, el borrador podría dejar claro que la naturaleza y el alcance de las responsabilidades se diferencian en función de los recursos y las capacidades financieros y tecnológicos de cada país. Dado que los efectos de las epidemias recaen en mayor medida en las poblaciones pobres y vulnerables, los países que albergan estas poblaciones requieren asistencia adicional.

Inclusión de la comunidad y la sociedad civil

Las respuestas lideradas por la comunidad desempeñan un papel fundamental a la hora de llegar a las comunidades marginadas con mensajes y servicios sanitarios fundamentales durante una pandemia (tal y como han demostrado tanto el VIH como la COVID-19), pero las comunidades siguen contando con recursos insuficientes y no están correctamente integradas como socias clave en las iniciativas de PRP nacionales. El acuerdo en materia de pandemias debe reconocer el papel fundamental de las respuestas lideradas por la comunidad y comprometer a los Estados miembros a incluir a las comunidades y a la sociedad civil en la toma de decisiones, la planificación, la preparación, la implementación y el seguimiento.

Inversiones sostenibles en infraestructuras y sistemas sanitarios

Los sistemas de salud centrados en las personas, sostenibles, resilientes y con recursos adecuados son fundamentales para la PRP y para lograr la cobertura sanitaria universal. La respuesta al VIH ha demostrado claramente cómo es posible aprovechar la inversión en el VIH para construir sistemas sanitarios y de servicios sociales más fuertes, inclusivos y sostenibles que respondan tanto al VIH como a otras amenazas sanitarias. A partir del lenguaje previamente recomendado sobre responsabilidades diferenciadas basadas en la capacidad financiera y técnica del país, el proyecto podría comprometer claramente a los países a invertir una nueva financiación pública importante en sistemas de salud, garantizando así una mano de obra sanitaria bien formada y bien remunerada (incluidos los trabajadores sanitarios comunitarios); fortaleciendo la atención sanitaria de primera línea; garantizando el acceso a los medicamentos y diagnósticos (incluidos los que se producen localmente); y fortaleciendo y utilizando de forma eficaz los sistemas de información sanitaria.

Gobernanza multisectorial

El VIH ha sido pionero en la gobernanza sanitaria inclusiva, responsable y participativa en múltiples sectores y con la comunidad, pero existe el riesgo de que la gobernanza de la PPR se conciba como una empresa tecnocrática y descendente que no incluya las contribuciones centrales de las comunidades y la sociedad civil. El borrador podría insistir en que los mecanismos de gobernanza de la PRP sean totalmente inclusivos para las partes interesadas claves y que se integren a nivel nacional y regional para hacer frente a las pandemias actuales y futuras crisis sanitarias. Debe reforzarse el lenguaje sobre enfoques de todo el gobierno y de toda la sociedad.

Conclusión

Las pandemias siguen generando enormes costes en las sociedades de todo el mundo: se estima que 630 000 personas murieron por causas relacionadas con el sida en 2022, y la COVID persistente tendrá efectos duraderos en la salud y el bienestar humanos. En las respuestas al VIH y a la COVID-19, se ha dejado a demasiados países y comunidades solos en la lucha por salir adelante. Responder eficazmente a las pandemias actuales y futuras requiere que la comunidad global establezca en el corazón de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2023 y priorice unos principios de solidaridad, igualdad y acción centrada en las personas. A través del aprendizaje adquirido con la práctica durante décadas, la respuesta al VIH ha demostrado cómo es posible responder eficazmente a una pandemia. ONUSIDA recomienda encarecidamente a los países que tengan presentes las lecciones aprendidas por ONUSIDA al negociar las revisiones al borrador del acuerdo en materia de pandemias.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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ONUSIDA advierte que el VIH, el COVID-19 y otras inversiones sanitarias están en peligro debido a la inminente crisis de deuda en África y otros países en desarrollo

13 de octubre de 2022

En 2020 los países más endeudados utilizaron una cantidad cuatro veces mayor de sus ingresos en el pago de deuda que en inversiones sanitarias, revela el informe de ONUSIDA Una triada pandémica. Este informe se presentó en un acto organizado por la Universidad de Georgetown en Washington D. C. durante las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

WASHINGTON/GINEBRA, 13 de octubre de 2022—  El COVID-19 y la crisis de deuda, actualmente agravada por las consecuencias de la guerra en Ucrania, han creado un retroceso sin precedentes en la salud mundial y han puesto en peligro la respuesta mundial al sida. Según un nuevo informe de ONUSIDA, esta situación podría resultar en 7,7 millones de muertes relacionadas con el sida para 2030.

El informe Una triada pandémica muestra que la crisis de deuda y la guerra de Ucrania han agravado la crisis fiscal de los países en desarrollo, reduciendo drásticamente su capacidad de invertir en sanidad. También muestra que los países más endeudados son los más perjudicados económicamente por el COVID-19 y, al mismo tiempo, los más afectados por el VIH. En 2020, por cada 10 dólares estadounidenses disponibles, 4 se destinaron al pago de deuda y tan solo 1 se invirtió en sanidad.

“El sistema multilateral no puede volver a fallar”, dijo Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “La respuesta al COVID no fue para nada adecuada. Desde una vacunación muy limitada en países en desarrollo, hasta la ausencia de un alivio permanente de la deuda, pasando por la escasez de nuevos recursos para países con graves problemas sanitarios y sociales. Esta vez no se pueden cometer errores”.

El Banco Mundial prevé que, sin tener siquiera en cuenta los últimos datos, 110 países tendrán un gasto sanitario en 2027 por debajo de los niveles de 2019 o ligeramente por encima. Solo 67 países superarán los niveles de inversión sanitaria de 2019, anteriores al COVID.

Los datos de 2020 muestran que hubo un aumento temporal del gasto sanitario, pero se centró sobre todo en la emergencia del COVID, dejando atrás otras prioridades en materia de salud. Las últimas previsiones del FMI auguran un crecimiento económico más lento, una mayor inflación y un empeoramiento de los riesgos de deuda, por lo que las inversiones en sanidad y VIH están en serio peligro.

“Necesitamos una respuesta multilateral valiente que permita a los países en desarrollo responder a las pandemias actuales y prevenir las futuras, mientras que se abordan las crisis alimentarias urgentes”, afirmó Byanyima. “El camino a seguir pasa por aumentar la cooperación para el desarrollo, eliminar lagunas fiscales y promover una fiscalidad progresiva, proporcionar una cancelación y una condonación de  deuda rápidas y eficaces y evitar la austeridad que supondría menos médicos, enfermeras o matronas. Los nuevos recursos y los recursos liberados de la deuda o de la evasión fiscal deben invertirse de forma inteligente para acabar con la epidemia de sida en 2030 y responder eficazmente a futuras pandemias”.

Una triada pandémica muestra que de los 38 millones de personas que se estima que viven con VIH, 26 millones se encuentran en países en desarrollo y dos tercios en países que no han recibido ningún tipo de condonación de deuda a pesar de la grave crisis sanitaria y económica que les causó el COVID.

La respuesta al VIH en países de renta baja y media es 8 mil millones de dólares estadounidenses menor que la cantidad necesaria para 2025. En 2021, los recursos internacionales destinados al VIH fueron un 6 % inferiores que en 2010.  Se estima que la menor disponibilidad de recursos para financiar el acceso a los servicios del VIH podría costar 7,7 millones de vidas en la próxima década.

El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria está buscando recursos adicionales para que los países puedan hacer mayores inversiones en la lucha contra estas tres enfermedades.

Kalipso Chalkidou, responsable de financiación de salud en el Fondo Mundial, ha declarado: “Como indican las últimas cifras de las Perspectivas de la Economía Mundial del FMI, las previsiones son nefastas tanto para los países donantes como para los receptores, ya que el servicio de deuda limita mucho la inversión en sanidad y en causas sociales de los países más pobres. En este contexto, el Fondo Mundial considera que los intercambios de deuda para sanidad son una herramienta muy prometedora a fin de crear el espacio fiscal necesario para invertir en estas tres enfermedades y en los sistemas sanitarios”.

Los niveles de deuda pública en países de renta media y baja aumentaron de media desde un 55 % hasta un 63,8 % de su PIB entre 2019 y 2020, lo que equivale a la alarmante cifra de 2,3 billones de dólares estadounidenses. Esta cifra no deja de aumentar. Al mismo tiempo, la depreciación de la moneda con respecto al dólar estadounidense de más del 10 % y la subida constante de los tipos de interés están creando el escenario idóneo para una “tormenta financiera”. En el caso de los países de renta baja, se calcula que la deuda total constituye el 87 % de su PIB. En consecuencia, el porcentaje de países de renta baja con problemas de endeudamiento o con alto riesgo de sufrirlos se ha duplicado desde 2015 hasta llegar al 60 %.

En las Reuniones Anuales del FMI, Oxfam renovó su compromiso de reducir el índice de desigualdad y presentó los últimos datos sobre desigualdades en el acceso a la sanidad.

Max Lawson, responsable de incidencia política y políticas de desigualdad en Oxfam indicó: “Nuestro análisis muestra que la mitad de los países más pobres redujeron el gasto sanitario a pesar de estar atravesando por la peor crisis sanitaria del siglo. Están gastando mucho más en pagar sus enormes deudas a los ricos acreedores de Nueva York y Londres que lo que pueden invertir en evitar que su gente muera a causa de enfermedades. Es una situación horrible y más terrible aún porque no tiene por qué que ser así. La desigualdad es una decisión política, no algo inevitable”.

ONUSIDA

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Video: sesión para presentar el informe

Pandemic triad: HIV, COVID-19 and debt in developing countries

Watch: Jaime Atienza Azcona, Director, Equitable Financing, UNAIDS explains the report

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Las empresas sociales y el ahorro financiero apoyan a las trabajadoras sexuales malgaches a lo largo de la COVID-19

15 de marzo de 2022

Pionera en la respuesta al VIH en Madagascar, la Réseau Association des Femmes Samaritaines (Réseau AFSA, la Asociación de Mujeres Samaritanas), una asociación de trabajadoras sexuales, se creó tras el descubrimiento del primer caso de VIH entre las trabajadoras sexuales, en 1987. Durante las últimas tres décadas, se ha centrado en la capacitación e integración social de las trabajadoras del sexo, con el objetivo de prevenir la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.

Pero la pandemia de la COVID-19 trajo consigo una nueva oleada de dificultades socioeconómicas que hizo sufrir a las trabajadoras sexuales de todo el mundo. Las pérdidas de ingresos y las restricciones del confinamiento, junto con el estigma y la discriminación arraigados en la sociedad y el sistema, han planteado retos únicos a las trabajadoras sexuales a la hora de proteger su salud y seguridad. En consonancia con estos complejos retos mundiales, las comunidades marginadas de Madagascar, uno de los países más pobres del mundo, se han visto muy perjudicadas en estos tiempos de incertidumbre.

A través del Fondo de Solidaridad de ONUSIDA, creado para empoderar económicamente a las poblaciones clave a través del emprendimiento social, Réseau AFSA  desarrolló actividades de pequeña empresa en la región de Antananarivo. Réseau AFSA está apoyando a 10 trabajadoras sexuales con negocios de producción de alimentos y venta de frutas, verduras y ropa. También, se les está enseñando técnicas simplificadas de gestión financiera para potenciar sus negocios individuales.

ONUSIDA habló con Rarivoharilala Esther, coordinadora técnica de Réseau AFSA, sobre cómo el proyecto del Fondo de Solidaridad está fomentando la resistencia de la comunidad y la capacidad financiera de sus miembros.

¿Cuál es el objetivo de su proyecto de empresa social?

Nuestro principal objetivo es capacitar a las trabajadoras sexuales para que gestionen y dirijan eficazmente sus propios negocios, obteniendo así unos ingresos sostenibles.

El valor añadido del proyecto de emprendimiento social es que se anima a cada beneficiario a ahorrar parte de sus ganancias en una cuenta de ahorro para garantizar la continuidad de sus empresas. Esto fue posible gracias a la colaboración con el Ministerio de Correos y Telecomunicaciones de Madagascar, que creó las cuentas de ahorro.

¿Qué problema quiere resolver con su empresa social?

A través de las actividades de emprendimiento social, estamos apoyando a las trabajadoras sexuales, incluidas las que tienen hijos que cuidar.

Los ingresos obtenidos a través de las empresas sociales les ayudan a mantener a hijos. Además, tener ahorros puede garantizar la continuidad de sus empresas y, potencialmente, el cuidado sostenido de sus hijos. 

¿Cuál es su mayor preocupación sobre el proyecto y cómo la superará?

Nuestra principal preocupación ahora es fomentar el hábito del ahorro continuo para garantizar la sostenibilidad de las empresas lideradas por la comunidad. Pero con la respuesta y la mejora de las estrategias de gestión que hemos visto por parte de la comunidad, estoy segura de que están dispuestas a continuar con estas empresas. Réseau AFSA también se compromete a supervisar sus empresas y a apoyarlas durante el próximo año. Estamos centrados en la búsqueda de financiadores y socios para garantizar la continuidad de este proyecto.

¿Qué quiere conseguir para la comunidad en el futuro?

Esperamos que los beneficios de este proyecto se extiendan a más miembros de la comunidad. También esperamos que el proyecto llegue a otras regiones o provincias de Madagascar.

Para hacer frente a las dificultades derivadas de la pandemia de COVID-19, la Plateforme Océan Indien (Plataforma del Océano Índico) encomendó a Réseau AFSA la gestión y la distribución de alimentos, mascarillas, jabón y geles para más de un centenar de profesionales del sexo, así como para otros grupos de población clave con mayor riesgo de contraer el VIH y la COVID-19, como lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales, personas que viven con el VIH y personas que se inyectan drogas. La red también mejoró el acceso a los servicios sanitarios y a las vacunas durante la pandemia.

El siguiente paso en este inspirador viaje sigue siendo garantizar la sostenibilidad de las empresas sociales y buscar socios que puedan potenciarlas. Inculcar el hábito del ahorro para fomentar el crecimiento de sus empresas sociales y reforzar la capacidad de los miembros de la comunidad para cuidar de sus hijos es un primer paso en esta dirección.

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Un nuevo informe destaca el papel fundamental de las organizaciones lideradas por la comunidad en la respuesta y preparación ante la pandemia

28 de enero de 2022

En un nuevo informe de ONUSIDA, Holding the line: communities as first responds to COVID-19 and Emerging health threats  (Sin soltar las riendas: las comunidades como primera respuesta ante la COVID-19 y otras amenazas sanitarias emergentes), las organizaciones lideradas por y para las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave detallan sus enormes esfuerzos para responder a las pandemias colindantes de la COVID-19 y el VIH. De acuerdo con datos cualitativos extraídos de encuestas que abarcan a 225 organizaciones de 72 países lideradas por la comunidad, el informe ofrece una instantánea del trabajo que han desarrollado las organizaciones durante principios de 2020 para mantener la respuesta al VIH y, al mismo tiempo, apoyar a sus comunidades durante la pandemia de la COVID-19. El informe destaca también las acciones de alta prioridad que se necesitan urgentemente para garantizar la continuidad de los servicios relacionados con el VIH, así como la sostenibilidad de las organizaciones lideradas por la comunidad que los proporcionan.

Según los miembros de la comunidad, dicho informe cuenta la historia del ingenio tan extraordinario de las organizaciones lideradas por la comunidad para movilizarse cuándo y dónde los Gobiernos eran incapaces de hacerlo. Sus testimonios demuestran que las organizaciones dirigidas por y para las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave, incluidas las mujeres y los jóvenes, han aprovechado sus profundos conocimientos sobre el VIH para forjarse una mayor experiencia en pandemias. Ante las interrupciones de los servicios, la escasez de productos sanitarios, los toques de queda y las graves brechas de financiación, las organizaciones se adaptaron rápidamente para continuar prestando servicios relacionados con el VIH.

Las organizaciones lideradas por la comunidad informaron de que cada vez se involucraban más en la distribución de medicamentos antirretrovirales y kits de autodiagnóstico, negociando con funcionarios gubernamentales para asegurar que los medicamentos fueran accesibles y los entregaran personalmente a los beneficiarios. Muchas organizaciones también informaron de que sus servicios pasaron a ser en línea y de que, además, recurrieron al contacto telefónico y por correo electrónico para prestar asesoramiento y hacer un seguimiento del estado de salud. Asimismo, en situaciones urgentes incluso realizaron visitas domiciliarias. El apoyo material, incluidos los envases de alimentos y suplementos de ingresos, se movilizaron y distribuyeron entre los más necesitados.

Las organizaciones también se comprometieron a prestar servicios relacionados con la COVID-19. Empezaron a llegar a los miembros de la comunidad y al público en general para concienciar sobre la COVID-19 y compartir información sobre cómo las personas podían protegerse. Detectaron y respondieron a los crecientes niveles de violencia de género, brindando asistencia y apoyo a los supervivientes. También distribuyeron mascarillas, jabón y desinfectante de manos, y construyeron instalaciones para lavarse las manos. Cuando el coste y la disponibilidad de mascarillas y jabón se convirtieron en un problema, muchas organizaciones lideradas por la comunidad informaron de la búsqueda de formas innovadoras de producir estos artículos por sí mismas.

Sin embargo, a la mayoría de estas organizaciones le asustaba la posibilidad de que su ausencia, especialmente en los procesos de planificación y toma de decisiones, resultara en el fracaso de las respuestas nacionales a la COVID-19 para abordar las necesidades de sus comunidades. Además, una y otra vez expresaron su profunda preocupación por el impacto económico de los confinamientos y las restricciones de viaje de sus beneficiarios. También destacaron las continuas dificultades a la hora de conseguir equipos de protección personal y autorizaciones de viaje en transporte público o vehículos privados para su personal. 

Las organizaciones confesaron que tuvieron que soportar cargas extremadamente pesadas con poco apoyo externo. Las intensas brechas de financiación dejaron al personal de estas organizaciones agotado y trabajando por las noches y durante los fines de semana para recaudar fondos, normalmente sin éxito. Algunas incluso recurrieron a sus propios salarios personales y ahorros para ayudar a sus comunidades.

Las organizaciones lideradas por la comunidad están en el corazón de una respuesta de salud pública centrada en las personas y basada en los derechos humanos. ONUSIDA no deja de instar a apoyar y financiar las infraestructuras lideradas por la comunidad, haciendo hincapié en que las comunidades necesitan urgentemente el espacio y los recursos para liderar. 

«Las organizaciones lideradas por la comunidad son las que nos han guiado a lo largo de dos pandemias, la primera, la pandemia de sida, y ahora, la de la COVID-19», insistió Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Su papel central y crucial en la prestación de servicios en el corazón de las comunidades, y sus esfuerzos por llegar a las personas más vulnerables deben ser reconocidos y valorados. Por eso, juntos, debemos hacer más para apoyarlas económicamente, implicarlas de manera significativa en los procesos de toma de decisiones y asegurarnos de que dispongan de todos los recursos que necesitan para que puedan continuar su trabajo en la respuesta al VIH y la COVID-19 y estar preparadas para futuras pandemias».

Los lugares en los que los sistemas de salud pública han involucrado a las redes y organizaciones lideradas por la comunidad y han capacitado a los más afectados por las pandemias han cosechado más éxito a la hora de contrarrestar la desinformación, garantizar la continuidad de los servicios sanitarios y proteger los derechos y medios de subsistencia de los más vulnerables. Y en eso precisamente consiste el situar a las personas en el centro de las respuestas a la pandemia.

Con el fin de garantizar la sostenibilidad de una respuesta al VIH liderada por la comunidad, el informe llama a adoptar cinco medidas urgentes:

  • Las organizaciones lideradas por la comunidad deben estar totalmente incluidas e integradas en las respuestas nacionales a las pandemias, incluidas las continuas respuestas a la COVID-19. Esto no puede limitarse a la consulta y debe tener lugar al nivel de desarrollo de políticas, planificación, diseño y evaluación de intervenciones.
  • Debe movilizarse financiación de emergencia a corto plazo y ponerse a disposición de las organizaciones lideradas por la comunidad.
  • Se debe establecer una base de financiación estable a largo plazo que permita a las organizaciones lideradas por la comunidad funcionar de forma eficaz.
  • La base de información sobre el trabajo de las organizaciones lideradas por la comunidad debe ampliarse y profundizarse mediante la documentación sistemática, la identificación de buenas prácticas y el intercambio de información.
  • Debemos garantizar la continuidad de los servicios relacionados con el VIH, entre los que se incluyen la ampliación de la financiación a las organizaciones lideradas por la comunidad y el establecimiento de acuerdos de colaboración entre las organizaciones lideradas por la comunidad y las instalaciones médicas para garantizar la sostenibilidad de la respuesta al VIH durante la COVID-19 y otras futuras pandemias.

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La COVID-19 ha afectado a la recepción del tratamiento, pero a día de hoy 28,2 millones de personas seropositivas disponen de medicamentos

06 de diciembre de 2021

Durante la pandemia de COVID-19, se han producido considerables contratiempos en la respuesta al VIH, en especial cuando en muchos países ocurrían los primeros confinamientos y los programas del VIH se esforzaban por adecuarse a la situación. Aún así, también existen muchos ejemplos inspiradores de adaptación y resiliencia.

El número de personas que viven con el VIH y que reciben terapia antirretroviral aumentó sólo un 1,9 % entre enero y junio de 2020, pasó de 25,5 a 26 millones de personas. A esto se suma un incremento acelerado del 4,9 % entre julio y diciembre de 2020, alcanzando la cifra de 27,3 millones de personas, la cual creció un 3,4 % durante los seis primeros mes del año posterior. A finales de junio de 2021, había 28,2 millones de personas seropositivas en tratamiento en todo el mundo.

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HIV treatment

ONUSIDA da la bienvenida al primer acuerdo de licencia del Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 de la OMS

24 de noviembre de 2021

 

GINEBRA, 24 de noviembre de 2021—ONUSIDA da la bienvenida al primer acuerdo de licencia del Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 (C-TAP) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se negoció entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Medicines Patent Pool.

La iniciativa C-TAP se basa en un modelo de éxito para aumentar el acceso a productos contra el VIH, la tuberculosis y la hepatitis C en países de renta media y baja. Ha demostrado eficacia para superar algunas barreras de acceso a las tecnologías sanitarias para la COVID-19. Sin embargo, ha sido hasta la fecha poco aprovechada y, las empresas farmacéuticas y otros titulares de tecnologías de COVID-19, se han mostrado reacios a unirse al C-TAP.

“Doy la bienvenida a este acuerdo, pero pido a otras empresas farmacéuticas y a aquellos que poseen la tecnología COVID-19 a que compartan sus conocimientos,” declaró Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. “Piensen en cuántas vidas podrían salvarse si las vacunas, los medicamentos y otras tecnologías COVID-19 se pusieran a disposición de todos los que los necesitan.”

Este nuevo acuerdo de licencia demuestra que es posible compartir conocimientos, tecnología y derechos de propiedad intelectual en la lucha contra la COVID-19.

Compartir los derechos de propiedad intelectual, los datos y los conocimientos debería ser un factor esencial en la preparación y la respuesta ante una pandemia. ONUSIDA anima a los institutos de investigación y a los poseedores de tecnologías que salvan vidas, incluyendo a los fabricantes de vacunas, que sigan y se unan al C-TAP e insta a los gobiernos de los países con compañías farmacéuticas a que garanticen que las tecnologías se ofrezcan al C-TAP con urgencia.

El acuerdo contiene disposiciones clave de acceso, como el derecho no exclusivo a desarrollar las patentes, los conocimientos técnicos y el material bajo licencia. No existen limitaciones geográficas, por lo que compañías cualificadas a nivel mundial podrán desarrollar las licencias y comercializar los productos derivados de ellas. Los términos de este acuerdo estarán disponibles al público, asegurando así la transparencia. Incluye un paquete de transferencia de tecnología.

El acuerdo abarca la concesión de licencias de una tecnología para detectar anticuerpos contra el SARS-CoV-2, virus causante de la COVID-19, a partir de la infección por este o de una vacuna, y permitirá medir la eficacia de los programas de vacunación y ayudará en la gestión de los de refuerzo. Las pruebas derivadas de la tecnología son de uso fácil, lo que ayudará en su aplicación en zonas de recursos limitados. Así, las compañías en países de renta media y baja no tendrán que pagar los derechos para poder hacer uso de esta.

ONUSIDA apoyó un llamamiento a la acción en mayo de 2020, liderado por el Gobierno de Costa Rica y la OMS, que condujo a la creación del C-TAP. ONUSIDA es miembro del Comité Directivo del C-TAP.

ONUSIDA da las gracias al Gobierno de España por respaldar y facilitar el acuerdo y por su apoyo económico al C-TAP.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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ONUSIDA advierte de millones de muertes relacionadas con el sida y de la continua devastación de las pandemias si los líderes no abordan las desigualdades

29 de noviembre de 2021

GINEBRA, 29 de noviembre de 2021 - ONUSIDA emitió hoy la advertencia fehaciente de que, si los líderes no logran abordar las desigualdades, el mundo podría enfrentarse a 7,7 millones* de muertes relacionadas con el sida en los próximos diez años. ONUSIDA insiste en que, si no se adoptan las medidas transformadoras necesarias para la respuesta al sida, el mundo permanecerá además atrapado en la crisis de la COVID-19 y las futuras pandemias nos pillarán a todos peligrosamente desprevenidos.

«Tratamos de hacer un llamamiento urgente a la acción», dijo la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. «Si bien ya antes estábamos lejos del camino para poner fin al sida, los obstáculos ahora son mucho mayores, puesto que la COVID-19 sigue azotando al mundo con fuerza, lo que obliga a interrumpir los servicios de prevención y tratamiento del VIH, la escolarización, los programas de prevención de la violencia y mucho más. No nos podemos ver obligados a elegir entre poner fin a la pandemia de sida hoy y prepararnos para las pandemias del mañana. Con un único enfoque exitoso lograremos ambos objetivos. Pero, tal y como estamos ahora, no vamos bien».

La advertencia se incluye en un nuevo informe de ONUSIDA presentado antes del Día Mundial del Sida (1 de diciembre) y titulado Unequal, unprepared, under threat: why bold action against inequalities is needed to end AIDS, detener la COVID-19 y prepararnos para futuras pandemias.

Algunos países, entre ellos algunos con las tasas más altas de VIH, han dado grandes pasos contra el sida, de modo que nos han abierto el camino para saber todo lo que sí se puede conseguir. Sin embargo, las nuevas infecciones por el VIH no están disminuyendo lo suficientemente rápido en todo el mundo como para detener la pandemia: en 2020 hubo 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH y las tasas de infección por el virus son cada vez mayores. Las infecciones también siguen líneas de desigualdad. Seis de cada siete nuevas infecciones por el VIH entre adolescentes del África subsahariana se producen entre las adolescentes. Los hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales y las personas que consumen drogas se enfrentan a un riesgo de infección por el VIH entre 25 y 35 veces mayor en todo el mundo.

La COVID-19 está socavando la respuesta al sida en muchos lugares. El ritmo de las pruebas del VIH disminuyó casi de manera uniforme y en 2020 menos personas que viven con el VIH iniciaron tratamiento en 40 de los 50 países que informan a ONUSIDA. Del mismo modo, los servicios de prevención del VIH se han visto afectados: en 2020, los servicios de reducción del daño para las personas que consumen drogas se vieron interrumpidos en el 65 % de los 130 países encuestados.

«Aún es posible poner fin a la epidemia para 2030», afirma el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en su mensaje para el Día Mundial del Sida. «Sin embargo, eso nos exigirá una acción gradual y una mayor solidaridad. Para vencer al sida y crear resiliencia contra las pandemias del mañana, necesitamos más que nunca una acción colectiva».

En su nuevo informe, ONUSIDA examina cinco elementos fundamentales del plan acordado por los Estados miembros en la Reunión de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Sida que deben implementarse urgentemente para detener la pandemia de sida y que, pese a ser fundamentales, carecen de financiación y no han recibido ninguna prioridad para la prevención, preparación y respuesta a la pandemia. Estos compromisos son:

  • Infraestructura dirigida por la comunidad y centrada en las personas.
  • Acceso equitativo a medicamentos, vacunas y tecnologías sanitarias.
  • Apoyo a los trabajadores en las primeras líneas de la pandemia.
  • Derechos humanos en el centro de las respuestas a la pandemia.
  • Sistemas de datos centrados en las personas que pongan de manifiesto las desigualdades. 

El llamamiento a la ampliación de las inversiones y los cambios en las leyes y políticas para acabar con las desigualdades que impulsan el sida y otras pandemias está respaldado por los líderes en la respuesta mundial a la salud y la pandemia de todo el mundo.

«Si no tomamos las medidas necesarias para abordar las desigualdades que impulsan el VIH hoy en día, no solo no lograremos poner fin a la pandemia de sida, sino que también dejaremos nuestro mundo peligrosamente desprotegido para futuras pandemias», afirmó Helen Clark, copresidenta del Panel Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia, en un prólogo especial del informe de ONUSIDA. «La pandemia encuentra espacio para crecer en las fracturas de sociedades divididas. Los increíbles científicos, médicos, enfermeros y comunidades que trabajan para acabar con las pandemias nunca podrán tener éxito a menos que los líderes mundiales adopten las medidas que les permitan lograrlo».

ONUSIDA y los expertos en salud mundial subrayan que, si bien los intereses económicos, como siempre, matarán a millones de personas y dejarán al mundo atrapado en las pandemias colindantes que llevan décadas azotándonos, los líderes sí pueden, actuando de forma audaz y conjunta, abordar todas esas desigualdades en las que las pandemias prosperan, acabar con el sida, superar la crisis de la COVID-19 y proteger al mundo frente a las amenazas de futuras pandemias.

«Los patógenos que van desde el VIH hasta el virus que se esconde detrás de la COVID-19 invaden las grietas y las fisuras de nuestra sociedad con un oportunismo incansable», afirmó Paul Farmer, de Partners in Health, una organización sin ánimo de lucro que desde hace décadas se dedica a tratar eficazmente el sida en entornos de pobreza material. «No obstante, el hecho de que la pandemia de sida esté determinada por las profundas desigualdades estructurales no tiene que dejarnos inactivos. Nuestros equipos, en el Haití rural y en todo el mundo, llevan años demostrándonos que con una atención integral, formas sólidas de acompañamiento y apoyo social, y una mayor dosis de justicia social, las disparidades en los resultados del VIH se pueden reducir rápidamente y los sistemas sanitarios pueden verse enseguida reforzados. No deberíamos conformarnos con menos». 

Este año precisamente hace cuarenta años que se notificaron los primeros casos de sida. Desde entonces, cuando las inversiones han cumplido los objetivos, se han producido enormes avances, especialmente en la ampliación del acceso al tratamiento. En junio de 2021, 28,2 millones de personas tenían acceso al tratamiento contra el VIH, frente a 7,8 millones en 2010, aunque el progreso se ha ralentizado considerablemente.

Los países que gozan de leyes y políticas alineadas con las pruebas, un fuerte compromiso, la participación de la comunidad y unos sistemas de salud sólidos e inclusivos han obtenido los mejores resultados, mientras que las regiones con las mayores deficiencias en materia de recursos y los países con leyes punitivas y que no han adoptado un enfoque basado en los derechos de la salud han protagonizado las peores cifras.

«Ya sabemos qué es lo que funciona: hemos visto respuestas brillantes en algunos lugares, pero es necesario aplicarlas en todas partes y para todos. Contamos con una estrategia efectiva que los líderes acordaron este año en la ONU, pero que debe implementarse en su totalidad. Poner fin a las desigualdades para poner fin al sida es una elección política que requiere reformas políticas audaces y dinero. Hemos llegado a una encrucijada. Debemos elegir qué líderes queremos: aquellos que apuestan por acciones audaces, o aquellos otros que se limitan a actuar a medias».

* La estimación de 7,7 millones de muertes relacionadas con el sida entre 2021 y 2030 es lo que los modelos de ONUSIDA predicen si la cobertura de los servicios para el VIH se mantiene constante a niveles de 2019. Si se pone en marcha la Estrategia Mundial contra el Sida 2021-2026: Acabar con las desigualdades, Acabar con el sida, y logramos alcanzar los objetivos para 2025, ONUSIDA estima que a lo largo de esta década conseguiremos evitar al menos 4,6 millones de todas esas muertes.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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