ONUSIDA celebra el histórico acuerdo entre Medicines Patent Pool y Merck Sharp & Dohme

28 de octubre de 2021

GINEBRA, 28 de octubre de 2021— ONUSIDA celebra el acuerdo entre Medicines Patent Pool y la empresa farmacéutica Merck Sharp & Dohme. Mediante dicho convenio, los derechos de propiedad intelectual de un medicamento antiviral para tratar las formas leves o moderadas de COVID-19 en pacientes adultos se comparten con los sublicenciatarios interesados con carácter no exclusivo y transparente. Aunque este nuevo medicamento—molnupiravir—todavía no está autorizado, ha obtenido unos resultados óptimos en los ensayos clínicos.

"Este acuerdo es un gran primer paso, ya que se ha antepuesto la salud pública a los beneficios", dijo la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. "Este nuevo tratamiento promete ser una valiosa contribución en la respuesta a la COVID-19 y su disponibilidad aumentará de manera significativa al permitir que empresas de todo el mundo produzcan versiones más económicas del medicamento".

Este es el primer acuerdo de licencia de una herramienta COVID-19 que se establece en aras de la salud pública. Se trata de un avance significativo dada la falta de medicamentos para tratar el coronavirus. La iniciativa permitirá la entrada en el mercado de versiones genéricas más asequibles de este medicamento, en cuanto reciba la autorización de los organismos reguladores nacionales y/o regionales o se incluya en la lista de uso en emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según lo estipulado, las empresas farmacéuticas de cualquier parte del mundo que estén interesadas y cualificadas para fabricar versiones genéricas del medicamento podrán comercializarlo en los 105 países comprendidos en el ámbito geográfico del acuerdo de licencia. No obstante, la COVID-19 no entiende de fronteras geográficas. Por ello, ONUSIDA espera que todos los países afectados por la enfermedad tengan acceso al mercado genérico de este producto. Todas las tecnologías sanitarias deberían considerarse bienes públicos mundiales.

Este acuerdo comprende todos los países subsaharianos, los de renta baja, la mayoría de renta media baja y 20 de renta media alta.

Medicines Patent Pool—creada originalmente para negociar acuerdos de licencia en materia de salud pública para productos contra el VIH, la tuberculosis y la malaria—ha desempeñado un papel fundamental en la respuesta al VIH al favorecer la competencia en el mercado farmacéutico y contribuir a la bajada de los precios de los medicamentos esenciales. ONUSIDA y Medicines Patent Pool son miembros del Comité directivo de la iniciativa Acceso Mancomunado a Tecnología contra la COVID-19 (C-TAP), que aboga por el intercambio voluntario de tecnologías, conocimientos, datos y derechos de propiedad intelectual de productos sanitarios para prevenir, diagnosticar y tratar la COVID-19.

"Ya es hora de que se tomen medidas similares para la fabricación de las vacunas contra la COVID-19. Lo que funciona para los medicamentos también debería servir para las vacunas, los diagnósticos y otras tecnologías que salvan vidas", dijo Byanyima. "Pido al G20 y a otros gobiernos que garanticen que los titulares de patentes estén obligados a compartir las herramientas y tecnologías que salvan vidas de forma equitativa". 

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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COVID-19 y VIH

Una dosis de realidad: Cómo los países ricos y las compañías farmacéuticas incumplen sus promesas sobre las vacunas

21 de octubre de 2021

Según el último informe publicado por la Alianza Popular por las Vacunas (People’s Vaccine Alliance), los países en desarrollo han sufrido las consecuencias de las innumerables promesas incumplidas y de los gestos inadecuados por parte de los países ricos y de las empresas farmacéuticas, que no solo no entregan los miles de millones de dosis acordadas, sino que, además, bloquean las soluciones reales a la situación de desigualdad por las vacunas.

El informe, Una dosis de realidad, ha revelado que de la donación de 1.800 millones vacunas contra el COVID-19 prometida por los países ricos, únicamente 261 millones, el 14 %, han sido recibidas hasta la fecha, mientras que las empresas farmacéuticas han suministrado solo el 12 % que asignaron al Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 (COVAX, por sus siglas en inglés), una iniciativa diseñada para garantizar que los países de renta media y baja dispusieran de un acceso justo a las vacunas contra el COVID-19.

Al mismo tiempo, la Unión Europea y otros países ricos se han opuesto a la propuesta de más de 100 naciones de renunciar a las patentes de las vacunas y de las tecnologías relacionadas con el COVID. Del mismo modo, las empresas farmacéuticas líderes del sector han rechazado compartir abiertamente su información con la Organización Mundial de la Salud para que los países en desarrollo pudiesen así desarrollar su propio tratamiento y salvar vidas.

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, declaró que: “Los países ricos y las compañías están vergonzosamente incumpliendo sus promesas mientras bloquean la solución real: impiden que los países en desarrollo dispongan de los recursos necesarios para fabricar sus propias vacunas”.

“Está dolorosamente demostrado que el mundo en desarrollo no puede depender de la generosidad y de la caridad de los países ricos y las empresas farmacéuticas, ya que, a consecuencia de sus actos, cientos de miles de personas están muriendo de COVID-19. Esto es más que espantoso”.

El gobierno británico, que ha estado ignorando enérgicamente las peticiones de ayuda de países como India y Sudáfrica para que se les permita fabricar sus propias vacunas, sólo ha entregado 9.6 millones de las 100 millones prometidas a los países más pobres; menos de un 10 %. Mientras tanto, ha obtenido medio millón de dosis del COVAX, a pesar de la extrema escasez de vacunas en los países en vías de desarrollo y de haber conseguido ya más que suficientes para los británicos gracias a los acuerdos directos con las empresas farmacéuticas. Pero no es el único país en esta situación. Canadá ha retirado más de 970.000 dosis del COVAX, mientras que ha suministrado solo el 8 %, 3.2 millones de los 40 millones acordados. Alemania, otro de los detractores de la liberación de las patentes, ha suministrado el 12 % de las prometidas, mientras que Francia solo el 9 % de las 120 millones esperadas. Estados Unidos es el país que más ha donado, alrededor de 177 millones. Sin embargo, esto solo supone el 16 % de los 1.100 millones prometidos.

La Alianza Popular por las Vacunas ha manifestado que mientras el COVAX no reconocía que las empresas farmacéuticas podrían no suministrar todas las dosis, las propias compañías han debilitado la iniciativa. En primer lugar, por no conceder las suficientes vacunas y, además, por entregar mucho menos de lo acordado. De las 994 millones de dosis asignadas al mecanismo COVAX por Johnson & Johnson, Oxford/AstraZeneca y Pfizer/BioNTech, se han entregado realmente solo 120 millones, el 12 %. Cifra que supone quince veces menos de las vacunas recibidas por los países ricos por parte de estas compañías, 1.800 millones. Tanto Johnson & Johnson como Moderna todavía no han donado ni una dosis de las prometidas a la iniciativa.

Robbie Silverman, director general de un departamento de OXFAM, afirmó: “El fracaso de las donaciones de los países ricos, así como el de COVAX, comparten la misma causa: hemos otorgado el control del suministro de vacunas a un número pequeño de empresas farmacéuticas, que priorizan sus propios beneficios”.

“Estas compañías no tienen los recursos suficientes como para vacunar a toda la población del planeta, están restringiendo artificialmente la demanda, y siempre favorecerán a sus clientes ricos”.

“La única manera de poner fin a la pandemia es compartir la tecnología y los conocimientos especializados con otras fabricantes cualificados para que todas las personas, en cualquier parte del mundo, tengan acceso a estas vacunas que salvan vidas”.

Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre, el presidente estadounidense, Joe Biden, pidió apoyo para alcanzar el objetivo de vacunar al 70 % de la población para el 2022. Aunque sea un objetivo muy ambicioso, la Alianza Popular por las Vacunas sostiene que se debería alcanzar mucho más rápido y que todavía no se dispone de un plan para ello.

La Organización Mundial de la Salud ha declarado que conseguir las dosis para los países en desarrollo para final de este año es una prioridad global. Sin embargo, la Alianza afirma que los países ricos se desentienden y están trabajando con una fecha límite de entrega de un suministro inadecuado de dosis para algún momento de 2022, lo que probablemente se traducirá en innumerables muertes innecesarias.

Maaza Seyoum, responsable de la Alianza Africana y coordinadora de la Alianza Popular para la Vacunación en África, comentó lo siguiente: “En todo el mundo fallecen trabajadores sanitarios y los niños pierden a sus padres y abuelos. Con el 99 % de las personas de países de renta baja aún sin vacunar, ya hemos tenido suficiente de estos gestos tan insignificantes y tardíos”.

“Los gobiernos no pueden seguir permitiendo que las empresas farmacéuticas controlen la situación mientras generan unos beneficios astronómicos, sino que deben comenzar a emprender acciones que realmente salven vidas”.

A fin de evitar la creciente presión por compartir datos sobre sus vacunas sin restricciones de propiedad intelectual, las principales empresas farmacéuticas occidentales han exagerado sistemáticamente sus volúmenes de producción previstos. De esta manera, afirmaban que pronto habría suficientes vacunas para todo el mundo mientras entregaban la gran mayoría de sus existencias a los países ricos. En conjunto, las cuatro compañías afirmaron que producirían unas 7.500 millones en 2021. Sin embargo, a menos de tres meses de terminar el año, han suministrado únicamente la mitad. Las predicciones indican que producirán 6.200 millones de vacunas para el final de año, un déficit en sus previsiones de más de 1.300 millones de dosis.

A una semana de que los líderes mundiales se reúnan en la cumbre del G20 en Roma, la Alianza Popular para las Vacunas, que cuenta con 77 miembros, entre ellos ActionAid, la Alianza Africana, Global Justice Now, Oxfam y ONUSIDA, les pide que dejen de incumplir sus promesas de vacunar al mundo y les insta a:

  • Suprimir los derechos de propiedad intelectual de las vacunas, pruebas, tratamientos y otras herramientas médicas de COVID, aceptando la propuesta de exención del Acuerdo sobre los ADPIC en la Organización Mundial del Comercio.
  • Exigir y utilizar todas sus herramientas legales y políticas para obligar a las empresas farmacéuticas a compartir toda la información, el conocimiento especializado y la tecnología sobre el COVID-19 con el Grupo de Acceso a la Tecnología de COVID-19 de la OMS y el Centro de Transferencia de Tecnología de ARNm de Sudáfrica.
  • Invertir en centros de producción descentralizados en los países en desarrollo para evolucionar de un mundo de monopolios y escasez de vacunas a otro con dosis suficientes y justicia en el que los países en desarrollo controlen de manera directa la capacidad de producción para satisfacer sus necesidades.
  • Redistribuir de manera inmediata las vacunas existentes de forma equitativa entre todas las naciones para alcanzar el objetivo de la OMS de vacunar al 40 % de la población para finales del 2021 y el 70 % para mediados de 2022.

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Alianzas para fortalecer el compromiso de la comunidad con las respuestas al VIH y la COVID-19 en Namibia

12 de octubre de 2021

En la respuesta a las pandemias colindantes de COVID-19 y VIH, las comunidades continúan demostrando resiliencia, agilidad e innovación. Para capacitar, formar y proteger a las comunidades, ONUSIDA, en colaboración con el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales de Namibia y los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades, está apoyando a las organizaciones de la sociedad civil con el fin de poner en marcha la iniciativa de la Alianza para acelerar las pruebas de COVID-19 (PACT, por sus siglas en inglés) en Namibia. Además, se están llevando a cabo actividades de sensibilización comunitaria para reducir tanto la propagación de la COVID-19 como el estigma y la discriminación asociados, así como para minimizar sus efectos en las personas que viven con el VIH.

En mayo de 2021, Namibia experimentó un aumento exponencial en la transmisión comunitaria de casos de COVID-19 debido a la aparición de la variante delta, que hizo descarrilar los esfuerzos de contención del país y puso muy contra las cuerdas a su sistema sanitario. La nación se enfrentó al reto con un fuerte liderazgo político y compromiso. Las intervenciones fundamentadas en pruebas y de alto impacto lograron una disminución notable de los casos, las tasas de positividad y las muertes.

A través de la iniciativa PACT, cuatro organizaciones de la sociedad civil con experiencia en el trabajo con comunidades y redes vulnerables de personas que viven con el VIH en asentamientos informales recibieron el apoyo del Ministerio de Salud y Servicios Sociales y ONUSIDA para poner en marcha el proyecto PACT. El proyecto se centra en la prevención de la COVID-19 y en el rastreo de contactos, y persigue reducir el impacto de la COVID-19 en la respuesta al VIH y facilitar el acceso a una atención sanitaria de calidad en las 14 regiones del país. Asimismo, en el marco del PACT se desplegará a 270 trabajadores sanitarios comunitarios.

ONUSIDA se está asociando con tres de las cuatro organizaciones de la sociedad civil, trabajando en las tres regiones con la mayor carga de VIH y COVID-19, Oshana, Erongo y Khomas, que representan el 36 % de las personas que viven con el VIH, el 52 % de los casos de COVID-19 y el 42 % de las muertes relacionadas con la COVID-19 en el país. Estas organizaciones de la sociedad civil han realizado un notable trabajo para abordar las necesidades de los grupos de población clave, las adolescentes y las mujeres jóvenes, y las personas que viven con el VIH utilizando las infraestructuras y los sistemas existentes para el VIH.

«Poner fin a las dos pandemias requiere una mayor implicación de las comunidades impulsada por los datos, alianzas y la integración de los servicios contra la COVID-19 y el VIH. Además, hay que tratar de llegar a las comunidades marginadas y vulnerables. Este es precisamente el enfoque que la iniciativa PACT ha adoptado en Namibia para mitigar la propagación de la COVID-19», afirmó Alti Zwandor, directora nacional de ONUSIDA para Namibia.

Para adaptar, armonizar y mantener la formación de los trabajadores sanitarios comunitarios, ONUSIDA ha estado trabajando incansablemente con el Centro Nacional de Formación en Salud, el cual ha incluido el programa de formación de los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades con relación a la COVID-19 para incluir información sobre las vacunas, el VIH y la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Se instruyó a cuarenta formadores sénior del centro de formación para impartir varios cursos en todo el país. Posteriormente, se capacitaron y desplegaron otros 250 trabajadores sanitarios comunitarios y 25 supervisores para poner en marcha actividades de divulgación comunitaria. Aparte de las visitas domiciliarias y las actividades de sensibilización comunitaria, una de las organizaciones no gubernamentales, la red Tonata people living with HIV, ha incorporado mensajes de texto masivos con información sobre la COVID-19 en los idiomas locales para apoyar a los grupos de personas que viven con el VIH, con lo que se ha logrado difundir la iniciativa PACT a un público mucho más amplio.

«Los trabajadores sanitarios de la comunidad que están en el terreno experimentaron situaciones en las que los miembros de la comunidad mostraban agresividad al recibir información sobre la COVID-19. En algunas zonas clave, la población también se quejó de pasar hambre e indicó que solo se involucraría con los trabajadores sanitarios de la comunidad una vez que se les proporcionaran algunos alimentos básicos que les permitieran concentrarse», detalló Agatha Kuthedze, directora de la Asociación de Planificación Familiar de Namibia (NAPPA, por sus siglas en inglés). Añadió que la organización había remitido a las autoridades a las personas que necesitaban medidas de bienestar social para que les prestaran más ayuda. 

La iniciativa continuará apoyándose en los éxitos e integrará programas fundamentales sobre el VIH y la salud y los derechos sexuales y reproductivos, al tiempo que explorará continuamente innovaciones para una respuesta al VIH continua y completa. Las organizaciones no gubernamentales asociadas implicadas son Tonata, Walvis Bay Corridor Group, NAPPA y Project Hope.

Las personas que viven con el VIH tienen un mayor riesgo de enfermedad por COVID-19, pero un menor acceso a las vacunas

11 de octubre de 2021

Cada vez hay más datos que demuestran que las personas que viven con el VIH y contraen la infección por SARS-CoV-2 corren un mayor riesgo de requerir hospitalización y desarrollar complicaciones clínicas.

Los datos procedentes de los Estados Unidos de América reflejan que las personas que vivían con el VIH y contrajeron la infección por el SARS-CoV-2 presentaban muchas más probabilidades que las personas seronegativas de necesitar hospitalización y desarrollar otras patologías graves. Asimismo, de acuerdo con distintos estudios llevados a cabo en Inglaterra y Sudáfrica, el riesgo de morir por la COVID-19 entre las personas con VIH era el doble que el de la población general. Las enfermedades relacionadas con el sida en estado avanzado y/o la presencia de comorbilidades crónicas, que tienden a ser comunes en las personas que viven con el VIH, parecen estar directamente relacionadas con la gravedad de la COVID-19 en la población seropositiva.

Sin embargo, el acceso a las vacunas contra la COVID-19 en todo el mundo sigue siendo extremadamente desigual e injusto. A principios de octubre de 2021, todavía había bajos niveles de acceso a las vacunas en los países de ingresos bajos y medios, que precisamente son los que albergan a más de la mitad (55 %) de las personas que viven con el VIH en todo el mundo.

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COVID-19 y VIH

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Distribution of the population covered by at least one dose of a COVID-19 vaccine (as of 5 October 2021), compared to the distribution of people living with HIV (all ages), by country income classification, 2020

Los efectos de la pandemia COVID-19 en la respuesta al VIH

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Una campaña de cuatro décadas para conseguir un acceso igualitario a los medicamentos que salvan vidas

17 de septiembre de 2021

Si volvemos a los primeros días del activismo contra el sida, podemos decir que la respuesta mundial a la COVID-19 es ingente.

Las imágenes hasta ahora nunca vistas de principios de los años noventa, en las que se ve a activistas contra el sida que luchan por medicamentos que salvan vidas demuestran que, con eslóganes como «Dead from Drug profiteers» y «AIDS $ now», aquellos activistas contra el sida de ayer son el fiel retrato de los activistas que hoy en día se esfuerzan por hacer realidad el acceso igualitario a las vacunas contra la COVID-19.

Sin embargo, las fotos también nos dejan ver que, cuarenta años después del descubrimiento de los primeros casos de sida, el mundo está cometiendo los mismos errores en su respuesta a la COVID-19, ya que las desigualdades siguen siendo la fuerza motriz de las infecciones y las muertes.

En las imágenes, captadas por la fotógrafa francesa Elizabeth Carecchio, se observa a distintas personas caminando durante la manifestación que se celebró en mayo de 1990 en los Institutos Nacionales de Salud de Washington, DC, en los Estados Unidos de América, para pedir un tratamiento para el VIH. Son un recordatorio del papel central desempeñado por los activistas a lo largo de los años, incluso hoy en día, ya que continúan defendiendo un acceso más justo al tratamiento y las vacunas. En pocas palabras, están haciendo campaña para que el mundo anteponga a las personas a los beneficios, un llamamiento general por parte de People's Vaccine, y del que ONUSIDA se enorgullece de formar parte.

Fotografía: Elizabeth Carecchio

El PNUD y ONUSIDA apoyan a más de 300 mujeres embarazadas y lactantes que viven con el VIH en Abiyán

08 de julio de 2021

Al igual que ha sucedido en el resto del mundo, la COVID-19 ha golpeado con fuerza Costa de Marfil. En cuanto se confirmaron los primeros casos de COVID-19 en marzo de 2020, el Gobierno desarrolló un plan de respuesta nacional. Desgraciadamente, las medidas restrictivas para proteger a la población tuvieron un impacto en el uso de los servicios sanitarios, incluidos los relacionados con el VIH, lo que amenazó la ya de por sí frágil retención en la atención de las personas que viven con el VIH. Las mujeres embarazadas y lactantes que viven con el VIH y sus hijos, uno de los grupos más vulnerables, se han visto particularmente afectadas, cuando el mantener su acceso a los servicios y la atención era esencial para evitar desandar lo andado durante años.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ONUSIDA aunaron fuerzas para ayudar a retener a 333 mujeres embarazadas y lactantes que viven con el VIH en los servicios prenatales, de maternidad y pediátricos de Abiyán. El proyecto se encargará de suministrar, durante nueve meses, 1000 kits de alimentos y 1000 kits de higiene para ayudar a las beneficiarias con la asistencia alimentaria y ayudarlas a protegerse contra la COVID-19.  Cada kit de alimentos contiene 20 kilos de arroz, 6 litros de aceite, 10 pastillas de jabón y 4 cajas de harina para niños. Por su parte, los kits de higiene constan de 2 botellas de gel hidroalcohólico, 2 botellas de jabón líquido y 50 mascarillas quirúrgicas. El proyecto también tiene como objetivo garantizar que las mujeres tengan acceso al completo paquete de servicios desarrollado en el marco del programa de prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH (transmisión vertical) de Costa de Marfil, con el fin de garantizar que todos los hijos expuestos de las beneficiarias del proyecto sean examinados pronto y tengan acceso a una atención adecuada. Del mismo modo, se persigue documentar y compartir buenas prácticas.

Una de las beneficiarias, Ouattara Maimouna, que lleva cinco años viviendo con el VIH y es madre lactante de tres hijos, afirmó: «Doctor, este regalo fue increíblemente importante para nosotros. ¡Nos ha ayudado muchísimo! Esta reserva de comida es la que me ayuda a alimentar a mi familia. Nunca podré agradecerlo lo suficiente, porque justo entonces se me habían acabado las opciones para poder seguir tirando del pequeño negocio que me permitía sacar adelante a mi familia».

«Desde el comienzo del proyecto en diciembre de 2020, se han distribuido aproximadamente 700 kits de higiene y 700 kits de alimentos. Los socios que han puesto en marcha el Plan emergencia del Presidente de los Estados Unidos para paliar los efectos del SIDA (PEPFAR, por sus siglas en inglés) coinciden en que los kits han contribuido a la adhesión de las mujeres embarazadas y lactantes a las medidas para prevenir la transmisión vertical, a los servicios de atención pediátrica y del VIH, y a los grupos de apoyo personal», afirmó Brigitte Quenum, directora nacional de ONUSIDA para Costa de Marfil.

En esta fase de implementación, ya se están viendo algunas de las lecciones aprendidas. El proyecto ha sido muy bien recibido por las beneficiarias debido a su vulnerabilidad, que se ha visto agravada por la crisis de la COVID-19. El apoyo ha contribuido a aumentar el cumplimiento de las citas en las distintas consultas prenatales, mejorar la continuidad del tratamiento y de las pruebas de carga viral para las mujeres embarazadas y lactantes, y fortalecer la relación entre las mujeres que viven con el VIH y el personal que presta atención tanto clínica como comunitaria. El proyecto también enfatiza la importancia de tener en cuenta el componente social en el cuidado de las mujeres en lo relacionado con la prevención de la transmisión vertical de los servicios para el VIH.

La distribución de los kits de alimentación e higiene continuará hasta finales de 2021. Las mujeres embarazadas y lactantes que viven con el VIH se han vuelto más vulnerables en medio de la respuesta a la COVID-19 y deben diseñar estrategias de asistencia que respondan a sus sensibilidades específicas. «La movilización del PNUD, ONUSIDA, los socios implementadores del PEPFAR y sus socios de organizaciones no gubernamentales ha garantizado una coalición de apoyo para la defensa y el aumento de los esfuerzos de divulgación para llegar a las poblaciones vulnerables», añadió la Sra. Quenum. «Aunque esta iniciativa única es útil, hemos de esforzarnos para integrar otras actividades, como la promoción de la nutrición y la integración de un componente social en la atención a las mujeres que viven con el VIH en los servicios de transmisión vertical y otros centros de atención».

En los próximos meses comenzará a evaluarse la protección social inclusiva y sensible al VIH en colaboración con los principales ministerios implicados. Para ello hará falta movilizar fondos para cuestiones sociales relacionadas con las mujeres que viven con el VIH y promover medidas de apoyo sostenibles.

Un informe revela que la COVID-19 ha provocado grandes interrupciones en los servicios del programa de prevención del VIH, pero destaca que sí son posibles las innovaciones y las adaptaciones de estos servicios para el VIH

01 de julio de 2021

La pandemia de la COVID-19 está amenazando todo lo que con tanto esfuerzo se ha avanzado en materia de salud pública y desarrollo en estas últimas décadas. ONUSIDA está firmemente comprometida a desempeñar un papel fundamental a la hora de garantizar que las personas que viven con el VIH y están afectadas por el virus dispongan de la información y el apoyo que necesitan durante la pandemia de la COVID-19. Asimismo, promueve incansablemente las medidas de desarrollo y apoyo necesarias para garantizar que el acceso a los servicios de prevención y tratamiento del VIH continúe sin interrupciones.

Lanzada en 2017, la Coalición Mundial para la Prevención del VIH tiene como objetivo aportar un nuevo impulso y arrojar luz sobre los programas de prevención del VIH, para lo que se centra en los 28 países que soportan la mayor carga de la epidemia del VIH. La Coalición Mundial para la Prevención del VIH ha publicado un nuevo informe, Cómo prevenir las infecciones por el VIH ante una nueva pandemia: informe de síntesis sobre las interrupciones y adaptaciones del programa durante la pandemia de COVID-19 en 2020, el cual proporciona una síntesis del estado de la programación para la prevención del VIH durante la pandemia de la COVID-19, identifica las vulnerabilidades críticas, los riesgos y las principales interrupciones de los servicios, y documenta las respuestas en diversos entornos. El informe se ocupa especialmente de recopilar información sobre innovaciones de programas a nivel comunitario.

«La pandemia de la COVID-19 pone en riesgo todo lo que con tantísimo esfuerzo se ha avanzado en lo referente a la prevención del VIH, incluida la reducción del 23 % en las nuevas infecciones desde 2010. Y todo ello en un momento en el que todavía hay mucho que hacer para conseguir que el número de las nuevas infecciones por el VIH disminuya aún más. Las brechas y las amenazas para progresar muestran grandes desigualdades, y los servicios de prevención del VIH y las barreras sociales para las personas que más se han dejado atrás, como los grupos de población clave y las adolescentes y las mujeres jóvenes, se han visto desproporcionadamente afectadas por la COVID-19», afirmó Shannon Hader, directora ejecutiva adjunta de programas de ONUSIDA.

Inevitablemente, se han observado importantes interrupciones en los servicios de prevención del VIH, y se han alargado las cadenas de suministro de los productos básicos para la prevención del VIH, incluidos preservativos, lubricantes y antirretrovirales, y otros medicamentos. El informe refleja los primeros descensos detectados en el número mensual de personas atendidas por programas críticos de prevención del VIH. También se recoge en él la gran caída en el número de circuncisiones médicas masculinas voluntarias realizadas en comparación con los meses anteriores correspondientes.

Al mismo tiempo, aunque ha expuesto y ampliado de forma vívida las desigualdades e inequidades sanitarias, la COVID-19 también ha demostrado cómo hacer que los sistemas sanitarios y otras instituciones públicas sean más justos, más inclusivos y más capaces de hacer frente a los retos que supone poner fin al sida. Los proveedores de servicios sanitarios y las organizaciones comunitarias han respondido a la crisis cambiando la forma en que prestan servicios de prevención del VIH y minimizando las interrupciones de los servicios esenciales.

El informe destaca las innovaciones en la mitigación del impacto de la COVID-19 y las adaptaciones de los servicios para el VIH, incluida la dispensación multimensual de preservativos, lubricantes, agujas, jeringas y profilaxis previa a la exposición (PPrE), la prestación de servicios diferenciados y los enfoques de autodetección, los puntos de acceso alternativos a los productos básicos de prevención, como preservativos y PPrE, las dosis para llevar a casa de terapias de sustitución de opiáceos para las personas que se inyectan drogas, la continuación segura de los servicios de divulgación para los grupos de población clave y las adolescentes y las mujeres jóvenes, y las plataformas virtuales para las intervenciones de prevención. Y, es más, hace un llamamiento para asegurar su ampliación incluso más allá de la pandemia de la COVID-19. El informe destaca que la respuesta a la pandemia de la COVID-19 se ha trazado a partir de lo aconsejado por expertos en VIH y la experiencia de comunidades relacionadas con el VIH. Se insiste en que se tomaron medidas decisivas tempranas con el fin de abordar las vulnerabilidades críticas, mantener los servicios sanitarios y generar sinergias entre pandemias que colisionan.

«En los más de 30 años desarrollando enfoques de prevención eficaces, hemos adquirido un conocimiento y una experiencia sustanciales que los responsables de la toma de decisiones y los responsables de la implementación de programas sanitarios pueden utilizar en países de bajos y medianos ingresos para adoptar las mejores decisiones posibles en lo referente a la prevención del SARS-CoV-2», afirmó el Dr. Hader. «Las necesidades más apremiantes que nos llegan desde las comunidades son las que tienen que ver con la protección de los medios de subsistencia: ¿cómo comen, viven, se cuidan y sobreviven a la COVID-19? ONUSIDA puede ayudar a los servicios de mediación orientados a las personas», añadió.

El informe apoyará a todas las partes interesadas en la preparación de las solicitudes para el mecanismo de respuesta a la COVID-19 del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, con el fin de garantizar que los equipos encargados de elaborar las propuestas identifiquen las principales innovaciones y adaptaciones en materia de prevención del VIH que podrían apoyarse y ampliarse para recuperar el impulso mundial de la prevención del VIH y mitigar el impacto de la pandemia de la COVID-19 en los servicios para el VIH.

Ciencia, VIH y COVID-19: ¿hacia dónde vamos?

08 de junio de 2021

En un evento paralelo a la Reunión de Alto Nivel sobre el Sida de las Naciones Unidas, que se está celebrando en Nueva York del 8 al 10 de junio y se puede seguir virtualmente, se ha subrayado la importancia de la ciencia tanto para la nueva estrategia como para los objetivos mundiales fijados por ONUSIDA. Asimismo, se ha puesto de manifiesto la enorme relevancia de un entorno científico que avanza y que será determinante para llevar al mundo a 2030, la fecha meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible para poner fin al sida.

En el encuentro Ciencia, VIH y COVID-19: ¿hacia dónde vamos?, Jon Cohen, un periodista científico de renombre, fue el encargado de moderar un debate en el que participaron Anthony Fauci, asesor médico jefe del presidente de los Estados Unidos de América; Loyce Maturu, activista que trabaja para Zvandiri en Zimbabwe; Soumya Swaminathan, científico jefe de la Organización Mundial de la Salud y otros científicos líderes en materia de VIH.

En la complejidad y la naturaleza multidimensional de la respuesta mundial al sida, la ciencia ha sido siempre esa fuerza constante capaz de moldear y adaptar la reacción del mundo. Y precisamente ese papel principal de la ciencia ha quedado claro en la batalla que seguimos librando contra la otra pandemia que nos acecha: la de la COVID-19. Este acto paralelo brindó una oportunidad excelente para hablar de la ciencia y revisar los principales y emergentes temas científicos que influirán en la trayectoria de la pandemia del VIH en el enfoque para 2030.

El Sr. Fauci enfatizó la importancia del compromiso a largo plazo y la inversión en vigilancia y ciencia con el fin de llegar preparados a posibles futuras pandemias. Recalcó que hemos de generar confianza en la ciencia y explicar cómo evoluciona el conocimiento, para lo que debemos recopilar datos fiables capaces de alterar los protocolos ya en marcha de salud clínica y pública. La pandemia de la COVID-19 nos ha enseñado mucho sobre eficiencia y sobre cómo convertir de forma rápida las nociones científicas en intervenciones eficaces que salven vidas, afirmó. Sin embargo, debemos abordar los grandes desafíos que a día de hoy limitan nuestro impacto mundial: el acceso, el elevado precio de las medidas y las enormes desigualdades sociales. Como conclusión final, se insistió en que tanto la pandemia del VIH como la de la COVID-19 tienen el poder de hacer mucho más fuerte a la comunidad global. Además, en nombre de los Estados Unidos, se comprometió a trabajar para ser un líder mundial y un socio fiable en esos esfuerzos.

Greg Millett celebró la increíble caída en los números de las nuevas infecciones por el VIH en varios lugares como Londres, Dinamarca y Australia, donde la profilaxis previa a la exposición (PPrE) y las pruebas y el tratamiento eficaces están realmente funcionando para los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.  Destacó la importancia de los recientes avances científicos que han llevado al desarrollo de nuevas tecnologías, como las autopruebas del VIH y las nuevas modalidades de profilaxis previa a la exposición.

Uno de los temas principales fue el de la igualdad. Tanto para la COVID-19 como para el VIH, los participantes recalcaron que debemos asegurarnos de que todas las personas de todos los países del mundo puedan beneficiarse de la ciencia. El público que se pronunció reiteró que esto es aún más importante dada la participación de tantas personas en tantos países como participantes altruistas en la investigación que ha conducido a nuevas y emocionantes herramientas para la prevención del VIH y vacunas contra la COVID-19. Y el Sr. Millet señaló que todos estamos interrelacionados e interconectados. Sin duda, las infecciones por el VIH y otras enfermedades no entienden de fronteras.

Loyce Maturu recordó a todos que los jóvenes desempeñan un papel esencial en la respuesta al VIH. Los jóvenes suelen ser dejados atrás y tratados como usuarios finales de servicios que quedan muy lejos de su estilo de vida. Reconoció que, gracias a la ciencia, ella misma estaba en este acto con nosotros, que seguía ahí, guapa y sana tras haber sufrido de niña distintas enfermedades relacionadas con el sida y después de haber sido testigo de cómo el VIH se llevaba a su madre y su hermano. Los jóvenes deben ocupar una posición central para la ciencia y han de poder llevar sus aportaciones a las mesas en que se establecen las prioridades en investigación.

Quarraisha Abdool Karim y otros instaron a los líderes políticos a no «pasarse la pelota unos a otros» en lo concerniente al VIH. Pidieron no dejar las cosas a medias. Debemos terminar nuestro trabajo, no podemos permitirnos que los enormes retos que se nos van presentando en el camino nos aparten de nuestra misión.

Todos los participantes coincidieron en que los programas para el VIH deben basarse firmemente en pruebas científicas. Además, Wafaa El Sadr señaló que la base de las pruebas no proviene solo de laboratorios biomédicos y grandes ensayos clínicos, sino también de lo que se observa a raíz de la implementación y a través de las ciencias sociales. Los copresidentes de la próxima Conferencia de Ciencias de la Sociedad Internacional del Sida, que se celebrará en julio de 2021, Adeeba Kamarulzaman y Hendrik Streeck, albergaban la esperanza de que la reunión de alto nivel trajera consigo el impulso que hace falta tanta para conseguir ese mayor compromiso con la ciencia. Cabe destacar que la participación en la conferencia para este año será tan elevada como en otras ocasiones, a pesar de las restricciones impuestas por la COVID-19. El Sr. Streeck hizo un llamamiento para lograr reunir a miles de científicos expertos en vacunas contra el VIH y animarlos a aunar esfuerzos, como ya sucediera con el Gran Colisionador de Hadrones e incluso con el Proyecto Manhattan.

La Sra. Swaminathan se mostraba optimista y terminó de esa forma su intervención: con el deseo de que el éxito demostrado de la colaboración científica, gracias al cual se han creado múltiples vacunas contra la COVID-19 de forma veloz, se tradujera en un estímulo para lograr un mayor entusiasmo y mucha más inversión en futuras colaboraciones para acabar no solo con el sida, sino también con otros de los grandes desafíos para la salud pública, como la tuberculosis, la malaria y las enfermedades no transmisibles.

Citas

«Hemos de asegurarnos de llegar a todos los sectores de nuestras comunidades locales y mundiales, en particular a aquellos más escépticos, desfavorecidos o históricamente explotados»

Anthony Fauci asesor médico jefe del presidente de los Estados Unidos de América

«Por favor, trabajemos para que los jóvenes y adolescentes sean considerados parte activa de la toma de decisiones y no solo meros usuarios finales. Precisamos un enfoque integral ascendente para garantizar que la investigación y la ciencia estén impulsadas por las comunidades para que sean capaces de satisfacer las necesidades de todo el mundo»

Loyce Maturu activista del VIH que trabaja para Zvandiri en Zimbabwe

Reunión de alto nivel sobre el sida

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