Gender based violence

Haciendo frente al vínculo entre el VIH y la violencia de género en Jamaica

07 de noviembre de 2019

Monique McDonald es una educadora inter pares de VIH que cuenta la historia de su infancia con un coraje inquebrantable. "Cuando tenía 12 años mi tío abusó de mi sexualmente y contraje el VIH".

La Sra. McDonald ha escrito sobre sus experiencias en un libro titulado Ahora soy libre. Utilizo las anotaciones en su antiguo diario para describir el abuso que sufrió cuando era niña y su viaje hacia la recuperación. A día de hoy, apoya a las mujeres jóvenes que viven con el VIH, ayudándolas a aceptar su estado y aconsejándoles que se adhieran al tratamiento. También fundó el Fondo Ashley para ayudar a otras sobrevivientes de abuso sexual a continuar con su educación.

Admite que ha sido un largo camino.

«Estaba tan deprimida que no sabía en quién confiar», recuerda. «¿Cómo pudo suceder esto y que todos hiciesen oídos sordos?»

Rushell Gray reflexiona sobre su pasado con una mezcla a partes iguales de tristeza e incredulidad.  

«Cuando era niña, todos hicieron la vista gorda y me culparon a mí. Era la niña con sida de la comunidad. Nadie dijo: «este hombre necesita ir a la cárcel». Llegó un momento en que casi me di por vencida porque el estrés era demasiado intenso», dijo.  

La Sra. Gray ahora trabaja como Mentor Mom. El programa Mentor Mom recluta a madres jóvenes que viven con el VIH para compartir sus experiencias y ayudar a otras jóvenes a enfrentar situaciones similares. Las Mentor Moms responden preguntas y ofrecen consuelo, acompañan a las mujeres y niñas jóvenes en sus visitas al médico y refuerzan la orientación clínica sobre la importancia de tomar medicamentos de forma regular.  

Tanto la Sra. McDonald como la Sra. Gray son empleadas y anteriores clientes de Eve for Life, una organización no gubernamental de Jamaica que ayuda a prevenir nuevas infecciones por el VIH y a mejorar la calidad de vida de las mujeres y los niños que viven o están afectados por el VIH. Los clientes se benefician de grupos de apoyo, atención psicológica y programas de empoderamiento.  

Joy Crawford y Patricia Watson fundaron Eve for Life hace 11 años. Al apoyar a mujeres jóvenes y niñas afectadas por el VIH, no tardaron mucho en darse cuenta del claro vínculo entre la infección por el VIH, el embarazo adolescente y el abuso sexual infantil. Según el Análisis de la situación de los niños jamaicanos, un informe de 2018 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más del 21% de las adolescentes en Jamaica declaró haber sufrido violencia sexual.  

Como proveedor permanente de servicios de apoyo técnico y fomento de las capacidades en torno a la sostenibilidad para Eve for Life, UNICEF está interesado no solo en respaldar a las niñas, sino también en abordar las normas culturales que las hacen vulnerables.  

«Existe esta creencia generalizada de que los hombres adultos pueden tomar el cuerpo de una niña si ellos forman parte de su vida, apoyan a su familia o algo así», explica Novia Condell, especialista en salud y empoderamiento de adolescentes de UNICEF Jamaica. «Por supuesto, la niña no tiene poder para negociar ningún tipo de protección en una situación en la que ha sido abusada o explotada».

Entre las prioridades del programa de UNICEF se encuentra el apoyo a la participación comunitaria necesaria para cambiar las actitudes en torno al abuso sexual infantil. Eve for Life encabeza la campaña Nuh Guh Deh (no vayas por ahí), cuyo objetivo es acabar con el abuso sexual. Para transmitir el mensaje, utilizan estrategias complementarias que van desde reuniones comunitarias hasta videos musicales.

La delegación nacional de ONUSIDA en Jamaica también brinda apoyo técnico a Eve for Life y ayuda a la organización a crear asociaciones para la movilización de recursos. La oficina subregional de ONUSIDA en el Caribe también trabaja con Eve for Life en la creación de espacios seguros para jóvenes sobrevivientes y líderes para crear conciencia sobre el vínculo entre la violencia de género y el VIH.

También se enfoca en satisfacer las necesidades básicas de las mujeres jóvenes, incluyendo alimentos, ropa y atención médica. Pero más allá de estos servicios, la labor continúa proporcionando a las adolescentes y mujeres jóvenes que viven con el VIH un nivel más profundo de apoyo emocional y orientación.   

«El Ministerio de Salud de Jamaica ha encontrado un socio fuerte en Eve for Life, uno que se centra en la resistencia y el desarrollo competencias esenciales para la vida. Consiguen que las niñas recuperen el control de sus vidas para que así puedan mejorar su situación y la de sus hijos», dice la Sra. Condell.

Prevención del VIH y la violencia sexual y de género en las operaciones de paz y humanitarias

15 de agosto de 2019

Solo en África hay actualmente siete operaciones de paz y un enorme número de operaciones humanitarias. En todo el continente, 600 millones de personas viven en países afectados por la fragilidad, el conflicto y la violencia, y siete de cada diez mujeres en situación de conflicto y en poblaciones de refugiados están expuestas a la violencia sexual y de género. En determinados contextos, las mujeres que han sido víctimas de violencia tienen un 50 % más de posibilidades de vivir con el VIH.

El personal uniformado que trabaja en las operaciones para el mantenimiento de la paz se encuentra habitualmente expuesto a una gran cantidad de riesgos para la salud durante su jornada, debido al tipo de trabajo que realizan, los lugares a los que son enviados y las condiciones en las que a menudo tienen que ejercer. Por ello, la salud y el bienestar de este personal uniformado es motivo de preocupación. Y de igual importancia es el bienestar de todas las personas entre quienes desarrolla su trabajo.

Para proteger tanto a este personal desplegado, como a los civiles, la Unión Africana elaboró en noviembre de 2018 un nuevo código de conducta para prevenir y denunciar la violencia sexual y de género, también en las operaciones de paz.

«Necesitamos urgentemente una estrategia más general, concertada y armonizada para abordar las cuestiones referentes a la violencia sexual y de género y al VIH durante los conflictos y en situaciones humanitarias», apunta Bineta Diop, enviada especial de la Unión Africana para cuestiones de mujeres, paz y seguridad.

El nuevo código de conducta, explicado resumidamente en la política de la Unión Africana referente a la prevención y la respuesta a la explotación y el abuso sexual durante las operaciones de paz, prioriza la eliminación de todas las formas de violencia de género y sitúa las operaciones de paz al frente a la hora de garantizar la justicia y la protección de las poblaciones vulnerables. Ahora el reto está en poner en práctica el código de conducta.

«La Unión Africana tiene cero tolerancia respecto a la violencia sexual y de género, e insta a los Estados miembros a poner en marcha de manera inmediata políticas  centradas en el sobreviviente y las cuales ofrezcan una amplia variedad de servicios de apoyo», señala Admore Kambudzi, directora del departamento de paz y seguridad de la Comisión de la Unión Africana.

En junio, la Comisión de la Unión Africana y la oficina de enlace de ONUSIDA con la Unión Africana, en colaboración con la oficina de las Naciones Unidas para la Unión Africana, convocaron la primera de una serie de reuniones dirigidas a formular recomendaciones prácticas para lograr una forma colectiva de abordar la violencia sexual y de género y el VIH en contextos frágiles.

Los participantes estuvieron de acuerdo en que es fundamental adoptar un enfoque centrado en los sobrevivientes respecto a la violencia sexual relacionada con los conflictos y que busque desarrollar la resiliencia de los sobrevivientes y proporcionarles apoyo psicosocial y de salud mental. Para lograr el éxito, será clave incluir a los hombres y a los varones jóvenes en la lucha para acabar con la violencia sexual y de género.

Los participantes también pidieron que se garantizaran la salud y el bienestar del personal uniformado de las operaciones de paz, tanto antes, como durante su servicio activo. Pronto se terminará un protocolo para integrar los programas relacionados con el VIH en las operaciones de paz de la Unión Africana y se reunirá a un equipo de expertos para trazar el mapa de la situación actual en los países afectados por la crisis, identificar los vacíos y los puntos fuertes, y proponer una forma de erradicar la violencia sexual y de género y la exposición al VIH.

«Insto a los socios a actuar para poner fin a la violencia sexual y de género y al VIH en los entornos frágiles dentro del contexto del tema de la Unión Africana para 2019, el año de los refugiados, retornados y desplazados internos», dice Clémence A. Habi Bare, director de la oficina de enlace de ONUSIDA con la Unión Africana.

Política de la Unión Africana referente a la prevención y la respuesta a la explotación y el abuso sexual durante las operaciones de paz

Seguridad y asuntos humanitarios

ONUSIDA y ONU Mujeres trabajan juntas en Malawi

07 de mayo de 2019

ONUSIDA está trabajando en estrecha colaboración con ONU Mujeres, uno de sus once copatrocinadores, para mejorar la calidad de vida de las mujeres y niñas en todo el mundo. En Malawi, por ejemplo, estas organizaciones se han asociado para disminuir las consecuencias de la violencia de género y reducir el riesgo de infección por el VIH en la población femenina.

«ONU Mujeres es la organización más reciente de los Copatrocinadores de ONUSIDA, y es un placer trabajar estrechamente con todo su equipo y otros asociados en el Marco Unificado de Presupuesto, Resultados y Rendición de Cuentas de ONUSIDA 2016–2021», afirma Clara M.W.  Anyangwe, la representante de ONU Mujeres en Malawi. Este Marco (UBRAF) es un programa que optimiza tanto la coherencia como la coordinación y la repercusión de la respuesta al VIH de las Naciones Unidas mediante la combinación de los esfuerzos de los Copatrocinadores y la Secretaría de ONUSIDA. Su objetivo principal es destinar los recursos financieros necesarios para impulsar la acción nacional en la respuesta al sida.

Gracias a la financiación del Marco Unificado, ONU Mujeres ha colaborado con un gran número de socios, entre los que se incluyen ONUSIDA; el Ministerio de Género, Infancia, Discapacidad y Bienestar Social; la Comisión Nacional del Sida; el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; la Red de Organización de Servicios sobre el Sida de Malawi y la sociedad civil, con el fin de implementar un proyecto que tiene por objeto intensificar la respuesta nacional al VIH, la violencia sexual y de género, las prácticas perjudiciales, la salud y derechos sexuales y reproductivos.

«La colaboración como Copatrocinadores de ONUSIDA supone un planteamiento mucho más efectivo», afirma Clara M. W. Anyangwe. «No existe un único organismo que pueda ayudar a cumplir los objetivos 90–90–90 de ONUSIDA. En cambio, cada uno tiene puntos positivos que ofrecer. En este caso, ONU Mujeres aporta la perspectiva de género y ONUSIDA, su experiencia en la respuesta al VIH».

Malawi ha conseguido grandes progresos en cuanto a la reducción de las infecciones por el VIH. En 2017, se registraron 39 000 nuevos casos, una disminución del 40 % desde 2010, pero 9500 se dieron entre chicas y mujeres jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 24 años. Esto supone más del doble del número de hombres en el mismo grupo de edad.

El proyecto ha supuesto un estudio de percepción sobre las normas de género imperantes que fomentan la violencia contra las mujeres y las chicas y su riesgo de infección por el VIH en Malawi, como las prácticas de los ritos de iniciación, la limpieza sexual, el matrimonio infantil o por poder y las relaciones sexuales remuneradas. A partir de las conclusiones, se ha elaborado un marco de referencia que se utilizará para hacer un seguimiento de los progresos del Plan Estratégico Nacional sobre el VIH y el sida en el país.

Una parte importante del proyecto consiste en involucrar a los líderes, entre los que se incluyen aquellos que dirigen las prácticas de los ritos de iniciación, y a los grupos de madres y padres. Como resultado de estos compromisos, se ha elaborado un marco que vincula a los asociados en la respuesta local al VIH, la salud y los derechos sexuales reproductivos y en la respuesta a la violencia sexual y de género para vigilar y abordar las prácticas que ocurren durante las ceremonias de los ritos de iniciación locales.

Se reveló, en una serie de diálogos intergeneracionales que reunieron a jóvenes, personas que viven con el VIH y líderes tradicionales y religiosos, la necesidad de abordar cuestiones como la falta de servicios para la salud y los derechos sexuales y reproductivos que tengan en cuenta a los jóvenes, la presión de grupo, el estigma, la discriminación y la violencia de género. Esto permitiría aumentar la capacidad de resistencia de los jóvenes y los incitaría a protegerse contra la infección por el VIH.

«También hemos aprovechado la campaña de ONU Mujeres a nivel mundial He for She pedir la participación de hombres y chicos. En particular, buscábamos fomentar una masculinidad positiva. ¿Cómo podemos hacer uso de esta masculinidad para proteger a las mujeres y a las chicas de las prácticas nocivas?», comentó Clara M.W. Anyangwe.

Durante estos diálogos, más de 100 hombres y jóvenes se comprometieron con la iniciativa He for She para fomentar la igualdad de género y reducir las infecciones y la violencia sexual y de género. El planteamiento relativo a los derechos humanos incorporado en el proyecto ha hecho que las leyes y las políticas que se relacionan con el VIH y el género se traduzcan a los idiomas locales y se difundan ampliamente en las comunidades afectadas. 

Clara M.W. Anyangwe insiste en que aprovechar la experiencia específica de los asociados bajo el Marco Unificado está dando sus frutos en Malawi.

«También ha sido magnífico contar con ONUSIDA como miembro del Mecanismo de Coordinación de País del Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. La participación de ONUSIDA en estos mecanismos nos beneficia a todos», comenta.

«Valoramos enormemente el continuo respaldo y la colaboración de ONU Mujeres para acabar con el VIH y la violencia de género en Malawi», afirma Thérèse Poirier, la Directora Nacional de ONUSIDA de Malawi. «Ha sido muy beneficioso colaborar unidos dentro de la ONU para no olvidar a nuestros homólogos nacionales al trabajar por separado en diferentes áreas de estas epidemias interrelacionadas y con múltiples niveles», declaró.

Las mujeres toman la iniciativa para reducir el impacto del VIH y la violencia de género en Oriente Medio y África del Norte

23 de abril de 2019

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sido víctima de la violencia. En algunas regiones, las que han sufrido violencia ejercida por parejas sentimentales son 1,5 veces más propensas a contraer el VIH que aquellas que no la han sufrido. En las poblaciones marginadas, como las trabajadoras sexuales o las mujeres transgénero, se relaciona la elevada prevalencia de la violencia con las altas tasas de infección por el virus.

En la región de Oriente Medio y África del Norte (MENA, por sus siglas en inglés), ONUSIDA calcula que alrededor de 220 000 personas viven con el VIH. Además, se incrementaron las nuevas infecciones en un 12 % entre 2010 y 2017, así como lo hicieron las muertes relacionadas con el sida en un 11 % durante el mismo período. El estigma y la discriminación que se asocian al VIH están dificultando el progreso de varios países en la lucha contra la epidemia, además de los altos niveles de violencia de género, que se encuentra estrechamente relacionada con normas y estereotipos de género muy perjudiciales.

En 2018, se puso en marcha el proyecto LEARN MENA con el fin de ofrecer a las mujeres una plataforma en la que compartir experiencias y analizar la relación entre la violencia de género y el VIH en la región. Este se encuadra en el proyecto de investigación Action Linking Initiatives in Violence against Women and VIH Everywhere (ALIV(H)E), que recopila pruebas sobre las medidas que funcionan en la prevención de la violencia y conciencia a las mujeres para que comprendan y se enfrenten a esta relación entre la violencia y el virus.

Gracias a los diálogos comunitarios que dirige MENA-Rosa, una red regional de mujeres seropositivas o que se encuentran afectadas por el VIH, se ha logrado que las mujeres comprendan mejor las causas fundamentales de la relación entre la violencia de género y el VIH. Estos diálogos han puesto de relieve el hecho de que la desigualdad de género es la principal causa de la violencia y del mayor riesgo de infección por el VIH. Por ejemplo, muchas mujeres revelaron que no habían ido nunca a la escuela , así como otras comentaron que habían contraído matrimonio a una edad temprana o que este había sido forzoso. Desgraciadamente, muchas mujeres se infectan por el VIH como consecuencia de la violencia sexual, incluso dentro de su propio matrimonio.

«La violencia está en todas partes. Con el tiempo, a medida que vas creciendo, llega a verse como algo normal», afirmó una participante argelina. 

Las participantes expusieron múltiples formas de violencia en diferentes entornos, entre ellos los centros de atención sanitaria, en los que se les impidió el acceso a servicios como los de prevención y de tratamiento del VIH.

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Hasta la fecha, se ha puesto en marcha el proyecto en siete países: Argelia, Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos, Sudán y Túnez.

Los resultados del proyecto están siendo de gran ayuda para que las mujeres afectadas y que viven con el VIH aboguen por una respuesta más eficaz a la epidemia en la región y por medidas que reduzcan los efectos de la violencia. Los diálogos han dado voz a las mujeres que se encuentran marginadas y han alentado a los responsables de la toma de decisiones y a los asociados a elaborar respuestas comunitarias más sólidas a nivel nacional. ONUSIDA apoya a los países para que apliquen las recomendaciones y los planes de acción que se han elaborado a partir del proyecto.

«Las dirigentes de MENA-Rosa se han concienciado de la necesidad de denunciar la violencia contra nosotras en vez de esconderla a lo largo de este doloroso proceso», afirmó Rita Wahab, Coordinadora Regional de MENA-Rosa. «Este empoderamiento permitirá que todas las mujeres conozcan y sean conscientes de sus derechos. Nuestras mediadoras seguirán en este camino para exponer la relación entre la violencia contra las mujeres y el VIH. La igualdad de género empieza en casa, crece en sociedad y florece en el entorno legal propicio».

LEARN MENA se ha puesto en marcha gracias a ONUSIDA, Frontline AIDS y MENA-Rosa, con el apoyo financiero de USAID. Salamander Trust, creador principal del proyecto ALIV(H)E, ofrece el apoyo técnico adicional.

«La comunidad no está de parte de las jóvenes»

15 de marzo de 2019

Los llamados Rise Clubs ayudan a las adolescentes y a mujeres jóvenes a dialogar sobre el VIH y sobre los derechos y la salud sexual y reproductiva.

Khayelitsha es una de las mayores townships (barrios étnicos) de Sudáfrica, en concreto está en Cape Flats (Ciudad del Cabo).

Al igual que en muchas otras comunidades sudafricanas, las mujeres y las niñas que viven en asentamientos cuasi informales se enfrentan a situaciones de desigualdad de género a diario, lo cual las expone a un mayor riesgo de infección por el VIH.

La desigualdad de género impide que estas accedan, tanto a los servicios del VIH como a los de salud sexual y reproductiva, y que, además, reciban una educación integral sobre sexualidad. Asimismo, corren más riesgo de ser víctimas de violencia de género.

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«Hay mucha delincuencia. La comunidad no está de parte de las jóvenes. Se cree que deben ser sumisas a los hombres. A veces, nos resulta difícil expresarnos», afirma una joven que pertenece al Rise Club de Khayelitsha.

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«Nos menospreciamos a nosotras mismas para encajar en los estándares que la comunidad nos impone. Las jóvenes son violadas, secuestradas... Hay mucha violencia. «Esto sí, esto no. Te dicen lo que debes hacer», añade.

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A la mayoría de jóvenes les cuesta hablar con sus padres, con los profesores o con sus familias sobre temas de salud y de derechos relacionados con la sexualidad y la reproducción. Tanto mujeres jóvenes como adolescentes sufren el estigma social y la discriminación. Por ejemplo, las enfermeras las juzgan por su actividad sexual cuando acuden a los servicios sanitarios. Muchos países de África oriental y meridional han firmado el Acuerdo ministerial sobre educación integral sexual y servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes y jóvenes en África oriental y meridional. Pero, aunque en estos países hay algún tipo de política educacional sobre la materia, no la implementan de forma igualitaria. 


Las jóvenes corren más riesgo que sus pares varones y que mujeres mayores de contraer enfermedades de transmisión sexual, como el VIH, ente otros.

En estos países, una cuarta parte de los 800 000 nuevos casos de VIH en 2017 se produjo entre adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años. De los 2.17 millones de todos los adolescentes y jóvenes seropositivos de entre 15 y 24 años de edad, 1.5 millones son mujeres.

De los 277 000 nuevos casos de infección en 2017, 77 000 se registraron en el grupo de mujeres jóvenes y 32 000, es decir, menos de la mitad, en sus pares varones.

El grado de conocimiento sobre la prevención del VIH varía según el país: un 64.5 % en Ruanda; solo un 20.37 % en las Comoras, y, en la mitad, Sudáfrica, con un 45.8 %.

En algunos países de la región, la ley permite a las jóvenes contraer matrimonio cuando todavía son menores de edad. Los matrimonios prematuros están asociados con la pérdida de la integridad física, la carencia de educación por abandono escolar, la dependencia económica y la violencia de género.

El trabajo sexual contribuye a la desigualdad de género en cuanto a las infecciones por el VIH entre jóvenes subsaharianos.

Se ha demostrado que las trabajadoras sexuales jóvenes tienen más probabilidad de contagiarse por las situaciones a las que se exponen, como casos de abuso, violencia y alcoholismo, tener múltiples parejas y mantener relaciones sexuales sin protección o con personas de diferente edad.


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Rise clubs

Rise es una asociación dirigida a adolescentes y mujeres jóvenes que buscan construir una sociedad más coherente, autoeficiente y resistente. Para ello, en Rise se les facilita a las jóvenes de entre 15 y 24 años un espacio donde puedan apoyarse mutuamente y emprender proyectos comunitarios para prevenir el VIH, mitigar su impacto y proporcionar opciones más seguras.

Esta asociación también ayuda a mejorar la autoconfianza de estas jóvenes, las anima a manifestarse en contra de los males sociales y a que tomen sus propias decisiones.

En 2014, nació esta iniciativa en el seno del Instituto de Justicia Social Soul City en 15 distritos sudafricanos afectados en gran medida por el problema.

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«En Sudáfrica, los padres no hablan sobre sexo y a nosotras nos avergüenza hacerlo. Como no podía hablar sobre este tema con mi hermana, me uní a Rise, donde ahora puedo hacerlo con mis compañeras. Algunas son mayores que yo y me pueden aconsejar». —Cinga 

 

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«Mis padres me enseñaron que la única manera de aprender es preguntando. Cuando me uní a Rise, solíamos preguntar a las que no se atrevían a hacerlo por sí solas y, así, es más fácil para ellas». —Okuhle

 

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«No podía hablar con nadie en casa. Luego, me volví una persona más abierta. Rise me ha ayudado a combatir mi baja autoestima». —Lisa


Los países de África oriental y meridional necesitan implementar leyes, políticas y programas para mejorar la situación de estas jóvenes. Lo que estas chicas necesitan son programas personalizados y específicos para cada caso, cuyo contenido debería incluir información sobre los servicios de salud sexual y reproductiva, talleres de educación integral sobre sexualidad, medidas de prevención para evitar embarazos no deseados, violencia de género e infecciones por el VIH.

De acuerdo con los principios de igualdad de género y de los derechos humanos, es obligatorio informarlas sobre dichos asuntos.Por otra parte, los programas deberían abordar otros problemas socioeconómicos, como la pobreza o el desempleo.

Si se implementasen este tipo de medidas legales, no solo mejoraría la salud de las jóvenes, sino que también se les brindaría la oportunidad de vivir una vida libre y digna.

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El Día Internacional de la Mujer, ONUSIDA exige más medidas para proteger a las adolescentes y jóvenes

08 de marzo de 2019

Cada día, 460 niñas adolescentes contraen la infección por el VIH y cada semana 350 niñas adolescentes mueren a causa de enfermedades relacionadas con el sida

GINEBRA, 8 de marzo de 2019 — En el Día Internacional de la Mujer, ONUSIDA insta a los países a redoblar sus esfuerzos y proteger a las jóvenes y adolescentes frente al VIH.

Las enfermedades relacionadas con el sida siguen siendo la principal causa de muerte de las mujeres con edades comprendidas entre 15 y 49 años en todo el mundo. En 2017, a escala mundial, el 66% de las nuevas infecciones por el VIH en personas con edades comprendidas entre los 10 y los 19 años se produjeron en mujeres: en el caso de África Oriental y Meridional, las mujeres representaron el 79% de las nuevas infecciones por el VIH en personas de entre 10 y 19 años años de edad.

“Existe un círculo vicioso de desigualdades de género, violencia de género e infección por el VIH en muchas partes del mundo”, dijo Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA. “Debe ponerse fin a la opresión y los desequilibrios de poder, y atajar los comportamientos masculinos discriminatorios para garantizar que las mujeres y las niñas tengan un control total sobre su salud y sus derechos sexuales”.

Se necesita mucho más para que la prevención, el tratamiento y el cuidado del VIH llegue a las personas jóvenes. Se está dejando atrás sobre todo a las niñas jóvenes y adolescentes. La violencia de género, la explotación sexual y el consumo de drogas son algunos de los muchos factores que pueden aumentar la vulnerabilidad de las jóvenes y adolescentes al VIH.

Los esfuerzos para poner fin al sida quedan atenuados cuando no se respetan los derechos humanos de las jóvenes y adolescentes, sobre todo sus derechos en materia de salud sexual y reproductiva.  Por ello, los países deben promulgar leyes y políticas que faciliten el acceso a los servicios, incluida la salud y la protección social, a las jóvenes y adolescentes para ayudarles a reivindicar su derecho a la salud.

La legislación internacional ofrece a las personas, incluidas las niñas jóvenes y adolescentes, el derecho a acceder a los servicios para proteger su salud sexual y reproductiva. No obstante, 45 países del mundo siguen contando con leyes que exigen a las personas menores de 18 años obtener el permiso de sus progenitores para poder someterse a una prueba de VIH.

La protección social, la educación, incluida la educación sexual integral, y los servicios de prevención del VIH que forman parte de los servicios de salud sexual y reproductiva han demostrado mejorar la salud sexual y reproductiva de las mujeres jóvenes y adolescentes, así como contribuir a su empoderamiento. Un estudio sudafricano demostró que la prevalencia del VIH entre las niñas que habían finalizado la enseñanza secundaria era de aproximadamente la mitad que la de las niñas que no lo habían hecho (8,6% frente al 16,9%). Se han obtenido resultados similares en el caso de los niños que tienen acceso a la educación primaria universal en Botswana, Malawi y Uganda.

Inversión en educación. Inversión en VIH y otros servicios de salud. Prevención y protección de las mujeres y niñas frente a la violencia. Erradicación de las prácticas discriminatorias como el matrimonio prematuro, forzado e infantil. Promoción de los derechos de las mujeres. A través de estas medidas, las jóvenes y adolescentes lograrán protegerse del VIH y el mundo podrá avanzar para poner fin al sida para 2030.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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She Conquers en Sudáfrica

24 de enero de 2019

Cuando Selokela Molamodi tenía cuatro años, su maestra preguntó a la clase qué les gustaría ser de mayores. Mientras sus compañeros proponían profesiones más convencionales, como enfermeros, médicos o abogados, la Sra. Molamodi respondió con determinación y arrojo “Quiero ser ministra de Educación”.

Su pasión por la educación y la audacia que la caracteriza han mantenido a la Sra. Molamodi, que a día de hoy cuenta 19 años, en el buen camino. Fue delegada tanto en la primaria como en la secundaria y se graduó el año pasado siendo la primera de su clase. Armada con una confianza inquebrantable y los principios básicos de la transparencia, la honestidad y la humildad, la Sra. Molamodi ha esquivado el destino que otras muchas jóvenes sudafricanas comparten: la infección por el VIH, el embarazo no deseado y el abandono de la educación secundaria.

Afirma que tuvo que enfrentarse a las mismas crudas realidades que otras jóvenes, como las dificultades financieras, el crimen, la violencia, la presión de los demás, la tentación de hombres mayores y adinerados que se “ocupen” de ellas y el abuso de drogas y alcohol. Según explica, seguir estudiando hizo que no perdiera el norte.

“Sigue habiendo muchas ideas erróneas sobre el VIH entre los jóvenes. No se habla abiertamente de sexo. A los jóvenes se les da información sobre salud sexual y reproductiva, pero no sobre cómo tomar decisiones en relación al sexo”.

Selokela Molamodi

“Sigue habiendo muchas ideas erróneas sobre el VIH entre los jóvenes. No se habla abiertamente de sexo. A los jóvenes se les da información sobre salud sexual y reproductiva, pero no sobre cómo tomar decisiones en relación al sexo”, asegura.

En Sudáfrica, 1500 mujeres jóvenes y adolescentes entre 15 y 24 años contraen el VIH cada semana. Dicha cifra representa el 29% de todas las nuevas infecciones por el VIH del país durante 2017. Las investigaciones muestran que los hombres mayores, generalmente de cinco a ocho años, son los principales responsables de la transmisión del virus entre las jóvenes. Hacia el ecuador de los 20, ellas son quienes lo contagian a los hombres de su misma edad.

“Las jóvenes creen que durante la juventud hay que tener muchas parejas sexuales, porque eso es lo que significa ser libre. Después, al llegar a los veintitantos, dejan atrás esa forma de vida y sientan la cabeza. Lo que las chicas no entienden es que no tienen control alguno sobre esas relaciones sexuales, que su consentimiento no cuenta”, expone.

Para establecer un diálogo sobre este y muchos otros problemas a los que hacen frente las jóvenes, durante su último año de instituto, la Sra. Molamodi puso en marcha la iniciativa You for You.

“Yo lo llamo movimiento, no organización”, puntualiza la Sra. Molamodi. “Se trata de aceptarse y de quererse a uno mismo por lo que es. Aunque seamos parte de una comunidad, de un colectivo, lo primero es que nos queramos a nosotros mismos como individuos”, explica.

La Sra. Molamodi, junto con dos amigas con quienes inició el movimiento, lleva a cabo sesiones individuales de asesoramiento con otras jóvenes sobre aspectos como la autoestima, la positividad corporal, la salud sexual y reproductiva y el abuso de drogas y alcohol. También ha organizado dos eventos con el objetivo de empoderar a las jóvenes como líderes “para que, juntas, podamos crecer y alzarnos contra la discriminación”.

Considera que DREAMS, la iniciativa dirigida por el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida, es como la matriarca de una familia formada por jóvenes como ella. En Sudáfrica, DREAMS trabaja en estrecha colaboración con She Conquers, una campaña nacional gubernamental destinada al empoderamiento de las mujeres jóvenes y adolescentes para que tomen las riendas de su propia salud.

“Sí, está bien permitir a las chicas acceder a servicios de prevención y tratamiento del VIH y de planificación familiar libres de discriminación, pero también tienen que tener en cuenta nuestras opiniones. Necesitamos educación e información, y que nos enseñen que nuestros actos tienen consecuencias de las que depende que nuestras vidas sean mejores o peores”.

Selokela Molamodi

“DREAMS/She Conquers nos ha facilitado un espacio para que las mujeres jóvenes podamos hablar con naturalidad con otras jóvenes de las cosas que nos afectan. Nos da voz y nos abre las puertas del conocimiento. Por ejemplo, la mayoría de las chicas que yo conozco se han hecho las pruebas del VIH, pero ninguna de ellas había hablado nunca del tema hasta que DREAMS/She Conquers vino al instituto”, relata.

“Estas son la clase de iniciativas que incrementan la eficacia de lo que ONUSIDA está tratando de lograr”, afirma la Sra. Molamodi. “Sí, está bien permitir a las chicas acceder a servicios de prevención y tratamiento del VIH y de planificación familiar libres de discriminación, pero también tienen que tener en cuenta nuestras opiniones. Necesitamos educación e información, y que nos enseñen que nuestros actos tienen consecuencias de las que depende que nuestras vidas sean mejores o peores”.

A la Sra. Molamodi le gustaría que hubiera más charlas sobre prevención del VIH y salud sexual y reproductiva, así como de orientación laboral, empoderamiento y emprendimiento.

Cuando la preguntamos sobre las ambiciones que alberga para You for You, responde “Quiero ayudar a crecer a un continente de mujeres jóvenes que tengan la confianza suficiente para hablar, que sean capaces de defenderse y de empoderarse las unas a las otras. Si alguien me dice 'Yo no me rendí', entonces sé que mi esfuerzo no fue en vano, que fui la razón de que alguien no se rindiera”.

Mensaje del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de 2018

30 de noviembre de 2018

Al conmemorar el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conmemoramos y reafirmamos nuestro compromiso mundial por acabar con la violencia contra la mujer y otras formas de violencia de género.

La violencia contra la mujer continúa siendo una de las principales violaciones de los derechos humanos en todo el mundo, lo que perjudica la salud, dignidad, seguridad y autonomía de las mujeres y jóvenes. Las mujeres que han sufrido abusos físicos o sexuales por parte de sus parejas presentan tasas más altas de enfermedades de salud mental, entre las que se incluyen la depresión y la ansiedad, mayor consumo de alcohol y un menor control en la toma de decisiones sexuales.

Hay una relación indiscutible entre la violencia contra la mujer y el VIH. Los estudios muestran claramente que las mujeres que viven con el VIH tienen más posibilidades de haber sufrido violencia, y las mujeres que la han sufrido tienen más posibilidades de vivir con el VIH. En algunas regiones, las mujeres que sufren violencia física o sexual ejercida por sus parejas sentimentales tienen un 1,5% más de posibilidades de contraer el VIH en comparación con las que no sufren este tipo de violencia. Entre las poblaciones marginadas, en especial entre las mujeres transgénero, una alta prevalencia de la violencia está relacionada con las altas tasas de infección por el VIH.

La violencia o el miedo a ella puede dificultar que las mujeres insistan en mantener relaciones sexuales seguras y que usen y se beneficien de servicios de salud sexual y reproductiva y de VIH. El miedo a la violencia ejercida por parejas sentimentales también es una barrera para la aceptación de las pruebas del VIH y los servicios de asesoramiento. Del mismo modo lo es para la divulgación del estado seropositivo y para comenzar con el tratamiento, incluso para las mujeres embarazadas que viven con el VIH. La violencia contra las mujeres que viven con el VIH también se encuentra en los centros de atención sanitaria. Algunas mujeres han declarado que han llegado a ser esterilizadas contra su voluntad.

Están siendo muy efectivos los programas que empoderan a las mujeres y a las jóvenes a través de enfoques integrados que cambian las normas sociales y culturales y promueven e implementan leyes y políticas sobre la violencia contra la mujer, la igualdad de género y el VIH. La introducción de tales programas, combinados con la voluntad política para fomentar la igualdad de género y acabar con la discriminación hacia las mujeres, son fundamentales para abordar la violencia contra las mujeres. ONUSIDA sigue adelante con su compromiso por actuar inmediatamente contra la violencia contra las mujeres como una obligación de derechos humanos y como causa y consecuencia del VIH.

El 25 de noviembre, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer pone en marcha los 16 días de activismo contra la violencia de género, que termina el 10 de diciembre, el Día de los Derechos Humanos. Es el momento de conmemorar y reafirmar nuestro compromiso por acabar con la violencia contra la mujer y otras formas de violencia de género.

25 de noviembre de 2018

Michel Sidibé

Director ejecutivo de ONUSIDA

Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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