Gender based violence

Educación integral sobre sexualidad en Zambia

09 de noviembre de 2016

Se estima que en todo el mundo sólo 3 de cada 10 mujeres jóvenes y adolescentes de entre 15 y 24 años tienen un conocimiento correcto y amplio sobre el VIH.

Con un conocimiento insuficiente, los jóvenes están mal preparados para tomar decisiones sanas y seguras sobre su salud sexual. Sin embargo, pese a que el conocimiento constituye una base fundamental, no es suficiente para modificar por sí mismo los patrones de comportamiento ni de reducir el riesgo de infección por el VIH. Se debe combinar dicho conocimiento con las destrezas y actitudes adecuadas, que pueden enseñarse y desarrollarse a través de una educación integral de alta calidad sobre sexualidad.

Esta educación no sólo desempeña un papel importante en la prevención de resultados negativos en la salud sexual y reproductiva, sino que también ofrece una plataforma para tratar las cuestiones de género y los derechos humanos, así como para promover las relaciones infundadas en el respeto y en la no violencia. Sin embargo, la educación sobre sexualidad y el VIH con perspectiva de género y basado en la preparación para la vida solo se incluye en el plan nacional del 15% de los 78 países analizados en el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo. Este ha sido creado recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Los programas de educación integral sobre sexualidad tendrán mayor probabilidad de contribuir a la reducción de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados cuando se centran en las relaciones de género y poder que los programas que hacen caso omiso de este vínculo.

Un programa de este tipo con perspectiva de género se ha aplicado en Zambia, que es un signatario del Compromiso Ministerial de 2013 sobre la educación integral sobre sexualidad y servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes y jóvenes en África oriental y meridional.

El plan de acción en Zambia se centra en la pubertad, la prevención del VIH, la igualdad de género, la salud sexual y reproductiva, las relaciones y los derechos humanos. El objetivo es que los adolescentes y jóvenes de Zambia disfruten de una salud sexual y reproductiva más adecuada, así como de mejores resultados con respecto a su salud general.

Zambia cuenta actualmente con la mayor población de jóvenes de toda su historia; el 52,5% de ellos son menores de 18 años. Durante la etapa escolar de los jóvenes, los profesores y expertos en salud sexual tienen una oportunidad única para hacer llegar a los estudiantes información adecuada en materia de educación sanitaria. El inicio de la adolescencia no solo conlleva cambios físicos, sino que también expone a los jóvenes a posibles violaciones de los derechos humanos, en particular en los ámbitos de la sexualidad, el matrimonio y la maternidad.

Harriet Lilanda, estudiante de 13 años de la escuela primaria de Twalumba, en Lusaka (Zambia), considera que un nuevo programa de educación sexual es fundamental para los jóvenes. "No era fácil hablar abiertamente sobre sexualidad, pues los chicos podrían pensar que soy una chica fácil. En casa, los padres también son muy reservados al respecto; creo que la educación que estamos recibiendo en clase ahora me ayudará", afirmó.

Tanto los profesores como los estudiantes en Zambia han acogido con satisfacción la educación integral sobre sexualidad en las escuelas y valoran el impacto que tendrá en la actitud de los jóvenes.

"Tuve la necesidad de involucrarme más en la educación integral sobre sexualidad a raíz de ver cómo nuestra sociedad oculta este tipo de información", declara Agather Shindende, profesora de la escuela primaria de Kabulonga. "Recuerdo que, cuando era pequeña, nos decían que si nos sentábamos al lado de un niño nos quedaríamos embarazadas. No quiero que esta generación tenga que pasar por lo que nosotros pasamos".

Los colegios tienen el potencial necesario para contribuir a un comportamiento individual saludable, así como para impartir mejores normas sociales sobre la igualdad de género y la no violencia, pero esto no podrá llevarse a cabo si al mismo tiempo son escenario de desigualdades de género y violencia. El acceso a un entorno de aprendizaje seguro debe combinarse con la educación sobre la igualdad de género, el comportamiento no violento y la salud sexual y reproductiva universal.

"De todo lo que he aprendido, el género es lo más interesante", afirma Harriet Lilanda. "Me gusta porque nos enseña a ser igualitarios. Los niños y las niñas pueden hacer las mismas cosas: matemáticas, ciencias, economía doméstica y dibujo técnico. He aprendido que debemos respetarnos los unos a los otros y que las tareas del hogar deben realizarlas tanto los niños y como las niñas".

Las diferentes prácticas relacionadas con el género, las normas y los valores influyen en las relaciones, la reproducción y la sexualidad. Las relaciones desiguales de género hacen que sea difícil para las mujeres y las niñas tomar decisiones sobre su sexualidad, además de aumentar su vulnerabilidad a la violencia, al matrimonio precoz y a resultados adversos en lo que respecta a su salud sexual y reproductiva.

Agather Shindende valora los beneficios de la educación integral sobre sexualidad y poco a poco comienza a ver los resultados. "La actitud y el comportamiento de los alumnos con respecto a las normas de género están mejorando lentamente, especialmente entre los niños", afirma. "Antes, los niños nunca querían cursar asignaturas como economía doméstica porque consideraban que era sólo para niñas. Hoy en día, sin embargo, de un total de 45 alumnos, 20 son varones y fueron ellos mismos los que escogieron voluntariamente economía doméstica como una de sus asignaturas optativas. Esto pone de manifiesto que la enseñanza de la educación integral sobre sexualidad desde una edad temprana puede abrir las mentes de nuestros jóvenes. También tenemos muchas niñas que van a clases de arte y diseño, incluyendo el dibujo técnico, que antes eran exclusivamente para niños".

Si las mujeres jóvenes y adolescentes, antes de ser sexualmente activas, tienen acceso a una educación integral sobre sexualidad apropiada para su edad, es más probable que tomen decisiones fundamentadas sobre su sexualidad y que enfoquen sus relaciones con más confianza en sí mismas. Se ha comprobado además que la educación integral sobre sexualidad está vinculada a un mayor uso del preservativo entre las adolescentes, a un incremento en el número de mujeres jóvenes que realizan voluntariamente las pruebas del VIH y a una reducción de embarazos adolescentes. Estos beneficios son particularmente visibles cuando la educación integral sobre sexualidad se suma a servicios sanitarios no relacionados con el centro educativo ofrecidos en un entorno libre de estigma donde los jóvenes se encuentren cómodos.

 

El empoderamiento de las niñas hace avanzar la respuesta al VIH

11 de octubre de 2016

GINEBRA, 11 de octubre de 2016—En este Día Internacional de la Niña, ONUSIDA respalda con firmeza el llamamiento de las Naciones Unidas a unos mejores datos específicos por sexo y edad que se puedan utilizar para mejorar la salud y el bienestar de las chicas de entre 10 y 19 años.

La discriminación y las desventajas han frenado el potencial de las niñas y las mujeres durante siglos. Esta generación de niñas, se calcula que unos 1100 millones en todo el mundo en 2016, la mayor de la historia, tiene el poder de cambiar el mundo, pero solo si pueden hacer que progresen sus conocimientos, su voluntad y la libertad para tomar sus propias elecciones y desarrollar todo su potencial.

“¡Las niñas cuentan! Debemos saber qué cuenta para las niñas, para asegurarnos de que tienen un comienzo en la vida sin VIH, que se mantienen sin VIH o permanecen sin sida", declaró Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA.

En 2015 en todo el mundo:

  • En torno a 120 millones de niñas (de entre 15 y 19 años) en todo el mundo han sufrido violaciones u otros actos sexuales forzados en algún momento de su vida.
  • En zonas con una alta prevalencia del VIH, las mujeres expuestas a violencia dentro de la pareja tenían 1,5 más probabilidades de contraer el VIH, siendo el matrimonio infantil un factor de riesgo para padecer esta violencia.
  • Casi 1100 adolescentes y jóvenes (de entre 15 y 24 años) se infectaron por el VIH cada día.
  • En torno al 70 % de las adolescentes y las jóvenes (de entre 15 y 24 años) no tenía un conocimiento integral y correcto del VIH.
  • El VIH, el virus del papiloma humano (VPH) y el cáncer de cuello de útero están estrechamente relacionados. La administración de la vacuna del VPH a todas las niñas de entre 9 y 13 años, con independencia de su estado serológico, servirá para prevenir el cáncer de cuello de útero en edades posteriores.

Los audaces objetivos de la Declaración Política para Poner Fin al Sida de 2016 que promueven el empoderamiento de las mujeres y las niñas defienden como esenciales los derechos y la igualdad de género para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos ofrecen la mayor oportunidad de garantizar que esta generación de niñas desarrolle todo su potencial. La recogida y el análisis de datos específicos por sexo y edad y enriquecidos por las experiencias y las voces de las niñas y las jóvenes del mundo permitirán acelerar el fin del sida.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Llamamiento para poner fin a la violación de los derechos humanos basada en la orientación sexual e identidad de género

07 de abril de 2016

Los expertos en derechos humanos han hecho un llamamiento para concentrar los esfuerzos con el objetivo de acabar con la violación de los derechos humanos basada en la orientación sexual y la identidad de género.

Durante la 58ª Sesión Ordinaria de la Comisión Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP), celebrada en Banjul, Gambia, se ha presentado un informe que resume el diálogo histórico que tuvo lugar en noviembre de 2015 entre los expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas, y los representantes de la Comisión Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Este informe, Acabar con la violencia y otras violaciones de los derechos humanos basadas en la orientación sexual y la identidad de género, destaca las graves violaciones de los derechos que sufren en todo el mundo gays, lesbianas, bisexuales, personas transgénero e intersexuales (LGBTI).

Este informe destaca el impacto de estos abusos en la salud de las personas LGBTI, y su acceso a los servicios de atención y prevención del VIH, pero también resalta los avances positivos en todo el mundo en la protección de los derechos de esta comunidad.

En 2014, la Comisión Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos adoptó una resolución en la que pedía la protección de este grupo ante la violencia y otras violaciones basadas en su orientación sexual o identidad de género reales o aparentes. En un comentario sobre la presentación del informe, Pansy Tkakula, presidenta de la CADHP, dijo: "La violencia y otras violaciones de los derechos humanos basadas en la orientación sexual y la identidad de género son retos universales que requieren respuestas coordinadas por parte de las instituciones regionales, nacionales y de las Naciones Unidas para los derechos humanos.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha creado una relatoría sobre los derechos de las personas LGBTI. James Cavallaro, presidente de la CIDH, destacó un elemento fundamental del trabajo de la Comisión: "Tener en cuenta las voces de las lesbianas, los gays, las personas bisexuales, transexuales e intersexuales en nuestro trabajo es desafiar la invisibilidad de las graves violaciones de los derechos humanos a las que se siguen enfrentando  en todo el continente americano y hacer a los países rendir cuentas por las mismas".

El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha aprobado dos resoluciones en las que se condena la violencia y la discriminación basadas en la orientación sexual y la identidad de género. "El diálogo nos ha permitido compartir buenas prácticas para guiar nuestra lucha habitual para combatir la impunidad, y para asegurar la protección y el cumplimiento de los derechos humanos de todas las personas, lo que incluye a las lesbianas, los gays y las personas bisexuales, transexuales e intersexuales", dijo Christof Heyns, relator especial de las Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.

El director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, y el alto comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, han dicho sobre la presentación del informe: "Acabar con la violencia, la criminalización, la discriminación y otras violaciones de los derechos humanos contra las lesbianas, los gays y las personas bisexuales, transgénero e intersexuales es una prioridad para nuestras organizaciones y para el entero sistema de las Naciones Unidas".

Las organizaciones de la sociedad civil también han dado la bienvenida al informe. "La colaboración en curso y la apertura al intercambio de experiencias entre los sistemas regionales e internacionales para los derechos humanos refuerzan la idea de universalidad de los derechos humanos, y sólo puede ayudar a mejorar la protección de los derechos humanos para todos, incluidas la comunidadLGBTI", señaló Sibongile Ndashe, director ejecutivo de la Iniciativa para el Litigio Estratégico en África.

ONUSIDA, Together for Girls (Juntos a favor de las niñas) y otros asociados han hecho un llamamiento a la atención posterior a la violación

18 de marzo de 2016

La violencia sexual es un problema mundial. Se calcula que una de cada tres mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual y que 120 millones de niñas en todo el mundo han experimentado relaciones sexuales forzadas antes de cumplir los 18 años. Además, en entornos con una alta prevalencia del VIH, las mujeres que experimentan violencia por parte de su compañero tienen un 50% más de posibilidades de adquirir el VIH que otras mujeres.

El acceso hasta 72 horas después a la profilaxis posterior a la exposición (PPE) en los casos de violencia sexual, violación o relaciones sexuales sin protección puede reducir el riesgo de infección por el VIH en más de un 80%. Sin embargo, no basta con la terapia PPE, pues se necesita que forme parte de un tratamiento en el que se aborden las infecciones transmitidas por vía sexual, los embarazos, las lesiones físicas, las enfermedades mentales y el acceso a la justicia y la protección legal.

El apoyo a las personas durante su recuperación es crucial, incluida la adhesión al programa de medicamentos antirretrovíricos de 28 días que se necesita para que la terapia PPE sea eficaz. No obstante, estas personas aún tienen que enfrentarse a muchas barreras para acceder libremente a los servicios de calidad, incluidos el estigma y la discriminación en entornos sanitarios.

El 16 de marzo, Together for Girls, la Organización Mundial de la Salud y ONUSIDA celebraron un acto paralelo con motivo de la sexagésima sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer para fomentar la campaña de Every Hour Matters, lo que incrementará la sensibilización sobre la importancia de un acceso rápido a la atención posterior a la violación comprensiva.

Se debe instruir a los trabajadores sanitarios, los servicios uniformados, los mediadores y otras personas involucradas en la atención posterior a la violación en métodos que tengan en cuenta las cuestiones de género en relación a las personas que han experimentado violencia sexual, así como para proporcionar una atención sanitaria libre de juicios de valor y discriminación.

La reducción de la violencia de género con el objetivo de disminuir el riesgo de adquirir el VIH y su impacto es el eje central de la Estrategia de ONUSIDA para 2016-2021. La Reunión de alto nivel sobre el sida de la Asamblea General de las Naciones Unidas se celebrará en junio y la Declaración Política sobre el Sida es una oportunidad única para garantizar que tanto la salud sexual y reproductiva como los derechos de las mujeres y las niñas se fomentan y que su derecho a vivir en un ambiente seguro y libre de violencia se salvaguarda.

Together for Girls es una asociación mundial pública y privada que tiene el objetivo de acabar con la violencia hacia los niños, especialmente la violencia sexual. Para abordar esta violación de los derechos humanos y este problema de salud pública, Together for Girls junta la experiencia y los recursos de muchas organizaciones que trabajan en el desarrollo, la salud pública y los derechos de la mujer y del niño para colaborar con gobiernos nacionales y la sociedad civil.

Para obtener más información sobre la campaña, visite la página web de Together for Girls en http://www.togetherforgirls.org/every-hour-matters/.

Citas

"Tenemos que acabar con el estigma y la discriminación que acompañan a las violaciones y debemos mostrar a nuestras comunidades dónde conseguir ayuda y acceso a los servicios posteriores a la violación". Es importante que pongamos en marcha centros eficientes que proporcionen atención posterior a la violación, pues es crucial para ayudar a los supervivientes de las violaciones".

Patricia Kaliati, ministra de Género de Malawi

"Es importante que proporcionemos más información sobre la atención posterior a la violación para prevenir las infecciones por el VIH en cualquier parte, en cualquier centro de salud, en cualquier comunidad, durante el periodo silente tras la violación.

Maureen Phiri, embajadora de la eliminación de la violencia sexual

"El primer derecho reproductivo es el derecho a no ser violado. Tenemos que conseguir que las niñas puedan acceder a los servicios lo antes posible para garantizar que dispongan de toda la ayuda que necesiten".

Gary Cohen, fundador de Together for Girls

"Efectivamente, evitar la violación y la violencia hacia las mujeres y los niños es la prioridad en nuestro programa. Sin embargo, es igualmente importante que cuando, por desgracia, ocurre una violación, se disponga de acceso a los servicios de atención posterior a la violación, así como a servicios psicosociales y mentales".

Michele Moloney-Kitts, directora de Together for Girls

"Debemos romper las barreras que impiden que las mujeres y las niñas accedan a la atención posterior a la violación y que reciban un tratamiento dentro del periodo silente para prevenir el VIH".

Malayah Harper, directora de la División de Igualdad de Género y Diversidad, ONUSIDA

Los hombres, los niños y el sida: reencauzar el debate

09 de diciembre de 2015

Si queremos que la estrategia Acción acelerada tenga éxito en la erradicación de la epidemia del sida, hay que incluir con decisión en la agenda mundial los derechos, las responsabilidades y los papeles a desempeñar por los hombres en la respuesta al sida.

Desde hace tiempo somos conscientes de que la estrategia Acción acelerada no tendrá éxito si no se actúa en materia de igualdad de género y derechos humanos. La situación de vulnerabilidad en la que viven gran cantidad de niñas y mujeres jóvenes ha recibido mucha atención por parte de diversos programas y ha sido objeto de debate muchas veces; no obstante, también hay que reconocer que hay normas perjudiciales que llevan a que la epidemia afecte a los hombres por igual. Los sistemas sanitarios no son capaces de dar respuesta a las necesidades de los hombres, lo que afecta negativamente tanto a la salud de los hombres como a la de las mujeres.

“Los hombres desempeñan un papel esencial. Al involucrar a los hombres en el cuidado de su propia salud y en el cambio de aquellas normas de género que sean perjudiciales, conseguiremos una mejoría en la salud de los hombres y en la de las mujeres. Este elemento es fundamental en la estrategia Acción acelerada de ONUSIDA para la erradicación de la epidemia del sida”, según declaró Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA.

Es de vital importancia concienciar a los hombres de la importancia que tienen la prevención, el tratamiento, la atención y los servicios sanitarios relativos al VIH. Los hombres y los adolescentes representan alrededor de un 49% de los 34,3 millones de adultos en el mundo que viven con el VIH y un 52% de todas las nuevas infecciones por el VIH. De los 1,2 millones de personas que murieron por enfermedades relacionadas con el sida en 2014, alrededor de un 60% eran hombres.

Según los datos de ONUSIDA, se carece de servicios sanitarios suficientes para tratar a todos los hombres que presentan un alto riesgo de infección por el VIH. La diversidad entre los hombres en términos de edad, de comportamientos de riesgo y de orientación sexual debería tenerse en cuanta a la hora de planificar los programas.

Las mujeres menores de 25 años a menudo se encuentran en una situación de vulnerabilidad frente a las infecciones por el VIH. La desigualdad de género y las estructuras sociales muchas veces impiden que puedan acceder a información y servicios relacionados con el VIH que las podrían proteger. Por otra parte, los hombres se ven afectados por el VIH a edades más tardías que las mujeres, por eso están más capacitados para acceder a servicios sanitarios, pero por muchas razones deciden no hacerlo.

El acceso de los hombres a los servicios sanitarios relacionados con el VIH es importante para su propia salud y, al mismo tiempo, es una manera importante de reducir el riesgo infección por el VIH entre las mujeres. Hacer que los hombres participen de los servicios sanitarios con el fin de cuidar su propia salud puede, a su vez, ser el punto de partida de programas que puedan transformar las normas de género que sean perjudiciales. ONUSIDA hace un llamamiento para seguir investigando cómo las normas de género perjudiciales y los conceptos que se tienen de la masculinidad pueden llevar a los hombres a ponerse en situaciones de vulnerabilidad. Por ejemplo, los estereotipos de “fuerza” masculina e invencibilidad pueden conducir a que los hombres no usen preservativos y eviten solicitar servicios de salud, como, por ejemplo, las pruebas del VIH. Un estudio ha demostrado que, en 12 países con unos niveles de ingresos bajos y medios, es poco probable que lo hombres se sometan a pruebas del VIH, dada sus posturas menos igualitaria en cuestiones de género. Además, los estudios nos informan de que los hombres no suelen ni buscar ni someterse de forma continuada a un tratamiento antirretrovírico.

ONUSIDA afirma que son los propios profesionales de la salud quienes muchas veces presuponen que los hombres no necesitan o no están dispuestos a usar los servicios relacionados con el VIH. Es necesario hacer desaparecer esos prejuicios, mediante el desarrollo de políticas amplías y programas que promuevan el acceso de los hombres a otros programas, y que satisfagan también sus necesidades concretas. Esto implica que es preciso cambiar la idea que se tiene de los hombres en la respuesta al sida, ya que a menudo se hace referencia a ellos como los "transmisores" o los "vectores", estereotipos que les culpan de la infección, les estigmatizan y les aíslan aún más del acceso a los servicios. A nivel mundial, existe una iniciativa para que se produzcan cambios en los debates sobre el VIH e igualdad de género —debería tenerse más en cuenta a los hombres y habría que animarlos a participar activamente en todos los aspectos de la respuesta al sida y a fomentar la igualdad de género—. La salud sexual y reproductiva no es solo responsabilidad de las mujeres. Los servicios de la salud sexual y reproductiva integrados y bien centrados deben estar al alcance de los hombres y adolescentes. Pese a que todavía queda mucho por investigar, ya existe un conjunto de datos que establece las bases para el desarrollo y la aplicación de unas políticas y programas más amplios.

Los días 10 y 11 de diciembre en Ginebra se celebrará una reunión mundial de alto nivel sobre los hombres, los adolescentes y el sida para demostrar la seriedad de este asunto y la necesidad de señalar el camino a seguir. ONUSIDA, la organización Sonke Gender Justice y la Federación Internacional de Planificación Familiar organizan la reunión. En términos generales, sus objetivos principales son obtener un consenso sobre qué lugar han ocupado hasta ahora los hombres y los adolescentes en la respuesta al VIH, y qué papel desempeñan en la iniciativa de poner fin la epidemia del sida.

ONUSIDA pide a los países que los esfuerzos para poner fin a la epidemia de sida para 2030 se concentren en la salud y los derechos de las mujeres y las niñas

25 de noviembre de 2015

GINEBRA, 25 de noviembre de 2015—En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ONUSIDA insta a los países a prestar especial atención a las mujeres y las niñas a la hora de preparar su respuesta para poner fin a la epidemia de sida para 2030.

El sida es la principal causa de muerte en mujeres en edad fértil (entre 15 y 49 años), y el VIH afecta a numerosas jóvenes y niñas adolescentes. Cada año, cerca de 380.000 jóvenes y niñas adolescentes contraen la infección por el VIH. Concretamente, en África subsahariana, una de cada cuatro nuevas infecciones se da en jóvenes con edades comprendidas entre 15 y 24 años.

"Se están registrando cada vez más muertes relacionadas con el sida entre las adolescentes, y están aumentando los casos de violencia contra las jóvenes", declaró el director ejecutivo de ONUSIDA Michel Sidibé. "Queremos hacer frente al origen del problema: la desigualdad de género, que puede dar lugar no solo a casos de violencia, sino también a falta de autoestima, una mayor vulnerabilidad y más dificultades para las jóvenes y las niñas a la hora de tomar decisiones informadas acerca de su salud y de su bienestar".

En algunas regiones, las mujeres que han sido víctimas de agresiones físicas o sexuales por parte de sus parejas tienen un 50% más de probabilidades de contraer la infección por el VIH con respecto a las mujeres que no han sufrido dichos abusos. Si bien los casos de violencia que sufren las mujeres que viven con el VIH son similares a las de las otras mujeres en general, vivir con el VIH expone a las mujeres y las niñas a otras formas de violencia debido a su estado serológico, como tener que someterse a una esterilización forzada o bajo coacción.

El alto grado de vulnerabilidad al VIH al que están expuestas las mujeres y las niñas está intrínsecamente ligado a las desigualdades de tipo sociocultural, económico y político. Acabar con la epidemia de sida dependerá de la aplicación de un programa de justicia social que abogue por la igualdad, sin violencia, en materia de educación, empleo, representación política, y acceso a la justicia y a la salud.

Ahora que comienza la campaña 16 Días de activismo contra la violencia de género, que este año se celebra bajo el lema "De la paz en el hogar a la paz en el mundo: aseguremos la educación de todos y todas", ONUSIDA desea instar a todos los países a que hagan de la participación y el empoderamiento de las mujeres su prioridad, a fin de conseguir que las mujeres y las niñas puedan vivir en un mundo sin desigualdades ni violencia.

Los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como la Estrategia 2016-2021 de ONUSIDA, reflejan un compromiso colectivo y mundial para lograr la igualdad de género, eliminar la violencia de género y progresar en materia de derechos de las mujeres y las niñas, entre los que se incluyen su empoderamiento y los derechos en cuanto a salud sexual y reproductiva. Se trata de un plan de acción atrevido, pero que marcará la diferencia. Las metas y los objetivos fijados abogan por una verdadera colaboración entre sectores y diversas generaciones, a fin de ampliar los esfuerzos para garantizar la seguridad y el empoderamiento de las jóvenes y las niñas en todo el mundo.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Formando a las mujeres para que luchen por el tratamiento del VIH en África occidental y central

06 de noviembre de 2015

Mujeres que viven con el VIH en África occidental y central se reunieron en Abuya, Nigeria, del 2 al 5 de noviembre, para participar en un taller con el que mejorar sus habilidades de liderazgo y su capacidad para respaldar la ambiciosa meta 90-90-90 del tratamiento del sida.

El objetivo es que, para el año 2020, el 90% de las personas que viven con sida conozcan su diagnóstico, el 90% de los que conocen su situación de seropositivos tengan acceso al tratamiento antirretrovírico y que el 90% de las personas en tratamiento tengan unos niveles de carga vírica nulos. Si se logra esta meta para el año 2020, en el 2030 será posible poner fin la epidemia del sida como amenaza para la salud pública.

Al amparo de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida del África occidental, las 47 participantes, procedentes de 16 países distintos, ampliaron sus conocimientos sobre la ambiciosa meta de tratamiento y las políticas para la eliminación de la transmisión de madre a hijo del VIH.

Mostraron su acuerdo en luchar por conseguir la meta 90-90-90 de tratamiento en África occidental y central y en instar a los gobiernos de sus países a incrementar los fondos internos destinados a la salud, incluidos los destinados a dar respuesta al sida, hasta el 15% del presupuesto nacional, como ya recomendó la Unión Africana en la Declaración de Abuja de 2001 para la lucha contra el VIH/Sida, tuberculosis y otras enfermedades infecciosas relacionadas. Las participantes también estuvieron de acuerdo en abogar por el compromiso total y por que se tenga en cuenta a las mujeres que viven con VIH a la hora de elaborar las planificaciones nacionales y llevar a cabo procesos de toma de decisiones.

El taller fue patrocinado por ONUSIDA, el Fondo mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria y el Fondo Robert Carr para Redes de la Sociedad Civil.

Citas

“Estamos en la transición de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y tenemos la oportunidad de hacer que los gobiernos consideren al tratamiento una prioridad”.

Assumpta Reginald, Directora Regional de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida, África occidental

“Este taller da a las mujeres que viven con sida la oportunidad de comprender mejor la meta 90-90-90 del tratamiento y el importante papel que tienen que desempeñar para lograrlo”.

Astou Diop, Presidente de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida, África occidental

“La voz de la mujeres que viven con VIH seguirá siendo el motor que hace avanzar la respuesta al sida y la fuente de una transformación social más profunda que conseguirá traer consigo igualdad de género, justicia social, tratamiento y derechos humanos para todos”.

Bilali Camara, Director Nacional de ONUSIDA para Nigeria y el Punto focal de ONUSIDA para la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental

“El equipo de apoyo regional de ONUSIDA y sus sedes colaborarán estrechamente con la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida del África occidental para poner la meta 90-90-90 de tratamiento al alcance de todos. Estoy convencida de que es la única manera de hacer funcionar esta estrategia y de asegurarnos de que vamos por un buen camino para poner fin al sida para 2030”.

Meskerem Grunitzky Bekele, Directora Regional en funciones del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA de África central y occidental

Las Naciones Unidas hacen un llamamiento a poner fin a la violencia y la discriminación contra las personas LGTBI

29 de septiembre de 2015

Doce organismos de las Naciones Unidas han publicado una declaración conjunta haciendo un llamamiento a poner fin a la violencia y la discriminación contra las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGTBI). La declaración conjunta destaca el compromiso interinstitucional de las Naciones Unidas de trabajar con los estados miembros para proteger, respetar y hacer valer el derecho de las personas LGTBI a vivir sin violencia, persecuciones, discriminación ni estigma. También hace un llamamiento a los países para que rechacen las leyes discriminatorias.

Las personas LGBTI se enfrentan a un amplio abanico de violaciones de los derechos humanos. Las Naciones Unidas y otros organismos han documentado violencia física y psicológica generalizada contra las personas LGBTI en todas las regiones, incluidos asesinatos, asaltos, secuestros, violaciones y violencia sexual, así como torturas y malos tratos en entornos institucionales y en otros ámbitos.

En muchos países, la respuesta a estas violaciones es inadecuada; en otros, con frecuencia, los defensores de los derechos humanos que desafían estas violaciones son perseguidos y se enfrentan a restricciones en sus actividades. El marco legislativo puede empeorar la situación. Hay 76 países que criminalizan las relaciones consentidas entre adultos del mismo sexo. Estas leyes exponen a las personas al riesgo de padecer detenciones arbitrarias, persecuciones, encarcelamientos e incluso pena de muerte en al menos cinco países.

Los entornos punitivos que marginan a las personas LGBTI también crean dificultades significativas en la respuesta al VIH. Los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres tienen 19 veces más probabilidades de vivir con el VIH que la población general y la prevalencia del VIH entre los homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres está aumentando en algunas regiones, como Asia, el Pacífico y América Latina. Las mujeres transgénero tienen 49 veces más probabilidades de vivir con el VIH.

Además de la violación de los derechos humanos fundamentales de las personas LGBTI, las leyes punitivas restringen gravemente la capacidad de estas para acceder a servicios contra el VIH y otros servicios sanitarios esenciales. A menudo se obliga a los profesionales de servicios sanitarios a dejar de trabajar, debido al acoso o por el miedo a la persecución.

El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, reafirmó su apoyo a los derechos de las personas LGBTI con un mensaje pronunciado durante la Asamblea General de las Naciones Unidas del año pasado. "La lucha por los derechos humanos, y la lucha contra la discriminación, subyace en el corazón de la misión de las Naciones Unidas. La lucha por la igualdad de derechos exige un compromiso mundial. Por este motivo las Naciones Unidas trabajan de forma activa para combatir la homofobia y la transfobia en todo el mundo", declaró.

Los organismos de las Naciones Unidas que han firmado la declaración conjunta para poner fin a la violencia y la discriminación contra las personas LGBTI son: la Organización Mundial del Trabajo (OIT), la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Fondo para la Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Drogas y el Delito (UNODC), la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA).

Leer la declaración conjunta

Poner fin a la violencia y a la discriminación contra las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex

29 de septiembre de 2015

Los organismos de las Naciones Unidas instan a los Estados a que tomen medidas urgentes para poner fin a la violencia y a la discriminación contra adultos/as, adolescentes y niños/as lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex (LGBTI)[1].

Todas las personas tienen el mismo derecho a no ser objeto de violencia, persecución, discriminación y estigmatización. Las leyes internacionales en materia de derechos humanos establecen obligaciones jurídicas para los Estados a fin de garantizar que todas las personas, sin distinción alguna, puedan gozar de tales derechos. Aunque acogemos con satisfacción el aumento de medidas que se aplican en muchos países para proteger los derechos de las personas LGBTI, nos sigue preocupando de sobremanera que por todo el mundo millones de personas LGBTI, las que son percibidas como LGBTI y sus familias, sean víctimas de violaciones generalizadas de sus derechos humanos. Esta situación es alarmante y es por ello que deben tomarse medidas al respecto.

El hecho de no respetar los derechos humanos de las personas LGBTI y de no protegerlas de abusos como la violencia y las leyes y prácticas discriminatorias, supone una grave violación de las normas internacionales en materia de derechos humanos y tiene un impacto significativo sobre la sociedad, fomentando una mayor vulnerabilidad a las enfermedades incluyendo la infección por el VIH, la exclusión social y económica, la presión sobre las familias y comunidades, y también un impacto negativo sobre el crecimiento económico, el trabajo decente y el progreso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de cara al futuro. Bajo el derecho internacional, los Estados tienen la principal obligación de proteger a las personas ante situaciones de discriminación y violencia. Por ello, los gobiernos, los parlamentos, los poderes judiciales y las instituciones nacionales de derechos humanos deben tomar medidas urgentes al respecto. Los líderes políticos, religiosos y comunitarios, las organizaciones de trabajadores, el sector privado, los profesionales de la salud, las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación también tienen un papel importante que desempeñar en este sentido. Los derechos humanos son universales, no pueden invocarse prácticas y creencias culturales, religiosas, morales ni actitudes sociales para justificar violaciones de derechos humanos contra ningún colectivo, incluyendo las personas LGBTI.

PROTEGER A LAS PERSONAS CONTRA LA VIOLENCIA

Los Estados deben proteger a las personas LGBTI contra la violencia, la tortura y los malos tratos, aplicando entre otras las siguientes medidas:

  • Investigando, encausando judicialmente y proveyendo reparaciones a víctimas de actos de violencia, tortura y malos tratos, ya sea contra adultos/as, adolescentes o niños/as LGBTI como para aquellas personas que defienden sus derechos humanos;
  • Reforzando las medidas para prevenir, para realizar seguimiento y para denunciar dichas situaciones de violencia;
  • Incorporando la homofobia y transfobia como circunstancias agravantes en las leyes contra delitos motivados por el odio y contra la incitación al odio;
  • Reconociendo que la persecución de personas por el simple hecho de ser LGBTI , o de ser percibidos como tal, pueda constituir un fundamento válido para conceder asilo a refugiados/as, y no devolviendo tales refugiados/as a un lugar donde su vida o su libertad puedan verse amenazadas.

Las Naciones Unidas y otras organizaciones han documentado violencia física y psicológica generalizada contra personas LGBTI en todas las regiones, incluyendo asesinatos, agresiones, secuestros, violaciones, violencia sexual, así como torturas y malos tratos, tanto en el ámbito institucional como en otros. Las mujeres lesbianas, bisexuales y trans y los jóvenes LGBTI se encuentran particularmente expuestos al riesgo de violencia física, psicológica y sexual en el ámbito familiar y comunitario. A menudo, las personas LGBTI son víctimas de violencia y discriminación durante emergencias humanitarias y cuando huyen de persecuciones, buscando refugio. También pueden ser objeto de abusos en el ámbito de la salud, incluyendo las llamadas «terapias» perjudiciales y reñidas con la ética que intentan cambiar la orientación sexual, las esterilizaciones forzadas o coercitivas, los exámenes anales y genitales forzados y las cirugías y tratamientos en niños/as intersex que son sin su consentimiento e innecesarios. En muchos países la respuesta a estas violaciones no es adecuada, no se denuncian y a menudo no se investigan o encausan judicialmente de manera apropiada, dando lugar a una gran impunidad, a la falta de justicia y a la carencia de soluciones y apoyo a las víctimas. Los/as defensores/as de derechos humanos que luchan contra estas violaciones suelen ser perseguidos/as y se enfrentan a limitaciones discriminatorias en sus actividades.

DEROGAR LEYES DISCRIMINATORIAS

Los Estados deben respetar las normas internacionales de derechos humanos, incluyendo a través de la revisión, la derogación y el establecimiento de una moratoria sobre la aplicación de:

  • Leyes que criminalicen las relaciones consentidas entre adultos del mismo sexo;
  • Leyes que criminalicen a las personas trans por su expresión de género;
  • Otras leyes utilizadas para detener, castigar o discriminar a personas por su orientación sexual, identidad o expresión de género.

En 76 países aún existen leyes que criminalizan las relaciones consentidas entre adultos del mismo sexo, por lo que se exponen al riesgo de detención, enjuiciamiento y encarcelación con carácter arbitrario o incluso a la pena de muerte en al menos cinco países. Las leyes que criminalizan el travestismo se utilizan para detener y castigar a las personas trans. Otras leyes son utilizadas para acosar, detener, discriminar o limitar la libertad de expresión, de asociación y de reunión pacífica de personas lesbianas, gais, bisexuales y trans. Estas leyes discriminatorias contribuyen a perpetuar la estigmatización y la discriminación, así como los delitos motivados por el odio, los abusos, las torturas, los malos tratos policiales y la violencia familiar y comunitaria, afectando de forma negativa a la salud pública, impidiendo el acceso a servicios de salud y relacionados con el VIH.

PROTEGER A LAS PERSONAS CONTRA LA DISCRIMINACIÓN

Los Estados deben respetar las normas internacionales de derechos humanos en materia de no discriminación, aplicando entre otras las siguientes medidas:

  • Prohibiendo la discriminación contra adultos/as, adolescentes y niños/as LGBTI en todos los ámbitos, incluyendo educación, empleo, sanidad, vivienda, protección social, justicia y situaciones de asilo y de privación de libertad;
  • Garantizando el reconocimiento legal de la identidad de género de las personas trans sin condiciones abusivas;
  • Combatiendo los prejuicios contra las personas LGBTI mediante el diálogo, la educación pública y la formación;
  • Garantizando que las personas LGBTI sean consultadas y participen en la elaboración, aplicación y seguimiento de leyes, políticas y programas que les afecten, incluyendo iniciativas humanitarias y de desarrollo.

Las personas LGBTI se enfrentan a una discriminación y exclusión generalizada en todos los ámbitos, incluyendo formas múltiples de discriminación en base a factores como el sexo, la raza, la etnia, la edad, la religión, la pobreza, la migración, la discapacidad y el estado de salud. Los/as niños/as se enfrentan al acoso escolar, a la discriminación o a la expulsión de las escuelas por su orientación sexual o identidad de género, ya sean reales o percibidos, o por la de sus padres o madres. Entre las/os jóvenes LGBTI rechazados por sus familias existen unos alarmantes niveles de suicidio, falta de vivienda e inseguridad alimentaria. La discriminación y la violencia contribuyen a la marginalización de las personas LGBTI y a su vulnerabilidad frente a enfermedades, incluyendo la infección por el VIH, y al mismo tiempo se les niega asistencia sanitaria y se mantienen actitudes discriminatorias y de patologización contra ellos/as, tanto en el ámbito de la salud como en otros. A las personas trans se les suele negar el reconocimiento legal del género en el que se identifican y enfrentan condiciones abusivas, como esterilizaciones, tratamientos o el divorcio con carácter forzoso para obtenerlo, por lo cual sufren situaciones de exclusión y marginalización. La exclusión de personas LGBTI de la elaboración, aplicación y seguimiento de las leyes y políticas que les afectan perpetúa su marginalización social y económica.

APOYO DE LAS NACIONES UNIDAS

Nuestras organizaciones están dispuestas a apoyar y ayudar a los Estados miembros y a otras partes interesadas a la hora de asumir los retos que se destacan en la presente declaración, como por ejemplo cambios constitucionales, legislativos y de políticas, el refuerzo de las instituciones nacionales, medidas en la educación y la formación y en otras iniciativas que busquen respetar, proteger, promover y hacer efectivos los derechos humanos de todas las personas LGTBI.


[1] Si bien la presente declaración hace referencia a personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex, debe entenderse también que engloba al resto de personas que se enfrentan a situaciones de violencia y discriminación por su orientación sexual, identidad de género y caracteres sexuales, sean aparentes o reales, y a aquellas personas que se puedan identificar con otros términos.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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