MWI

ONUSIDA pide la liberación inmediata de los miembros de la ONG arrestados en Malawi

11 de julio de 2019

 

GINEBRA, 10 de julio de 2019—ONUSIDA lamenta implicar innecesariamente a las autoridades de Malawi en su asunto pendiente con Mango Network. ONUSIDA y la organización Mango Network han alcanzado un acuerdo amigable con relación al asunto. ONUSIDA no ha emprendido ninguna acción legal y considera que tampoco hay necesidad de emprender la vía legal.   ONUSIDA solicita respetuosamente la liberación inmediata de los dos miembros de Mango Network, el señor Gift Trapence y el señor Macdonald Sembereka, quienes están bajo custodia policial.

ONUSIDA apoya enérgicamente la capacitación y el compromiso de las organizaciones de la sociedad civil en la respuesta al sida. Por este motivo, está deseosa de continuar unida a la comunidad y a las organizaciones de la sociedad civil con el fin de garantizar que todas las personas afectadas por el VIH tengan acceso a los servicios de prevención, tratamiento y apoyo social al VIH, así como para garantizar la protección de los derechos humanos de las personas afectadas por el VIH.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Aumento de la circuncisión médica masculina voluntaria en Malaui

29 de mayo de 2019

La circuncisión médica masculina voluntaria (CMMV) sigue siendo la única intervención que se practica en una sola ocasión que reduce el riesgo de infección por el VIH. El procedimiento proporciona protección parcial de por vida frente a la transmisión del VIH de mujer a hombre, y debe utilizarse como parte de la prestación de unos servicios de salud sexual y reproductiva más amplios para los niños y los hombres.

La ampliación de la CMMV en combinación con el fomento del uso del preservativo, la profilaxis previa a la exposición, las pruebas del VIH y el inicio temprano del tratamiento antirretrovírico pueden tener efectos importantísimos en las epidemias de VIH existentes en entornos de alta prevalencia. En 2017, en Malaui se realizaron más de 165 000 circuncisiones; más del doble de las que se llevaron a cabo en 2014 y muy por encima de las escasas 589 de 2008.

En 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el objetivo de que 25 millones de hombres en países de incidencia elevada, o lo que es lo mismo, 5 millones de hombres al año, se hubieran realizado la circuncisión voluntaria para 2020.

Cambiando la vida de los transgénero en Malawi

03 de junio de 2019

El colectivo de lesbianas, intersexuales, transgéneros y otras opciones (LITE, por sus siglas en inglés) nació en el año 2016 como un grupo de apoyo para la población lesbiana, gay, bisexual, transgénero e intersexual (LGTBI) residente en Lilongwe, Malawi. «En los desafíos a los que se enfrentaban las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales había tanto en común que me llevó a crear una organización no gubernamental que se ocupara de estas cuestiones», señala Lawrence Phriri Chipili, director ejecutivo de LITE y hombre transgénero.

Desde su formación en 2016 y su registro formal en 2017, LITE ha transitado por importantes plataformas nacionales, entre las que se incluyen el grupo de trabajo técnico de la Comisión nacional sobre el SIDA de Malawi que guía la respuesta multisectorial al sida.

En mayo de 2019, LITE, junto con otros colectivos LGTBI de Malawi, colaboró en la creación del Foro de la diversidad, con el fin de alcanzar juntos el objetivo común de garantizar que se fomenten, protejan y respeten los derechos LGTBI en Malawi. LITE es también vicepresidente del Foro trans de Sudáfrica, el cual aglutina 18 organizaciones transgénero de la Comunidad del África Meridional para el Desarrollo. En 2019, LITE y el señor Chipili fueron reconocidos por la Campaña de Derechos Humanos por ser unos de sus innovadores globales.

La organización no ha conseguido ninguno de estos reconocimientos fácilmente. Gracias a su formación académica en económicas, el señor Chipili ha presionado para obtener pruebas que apoyen la defensa de la organización.

«Cuando estábamos formando el colectivo, decidimos que precisábamos un conocimiento base de las necesidades que tenían las personas transgénero de Malawi tanto en las áreas rurales como en las urbanas », señala.  «No queríamos basar nuestros supuestos en el pequeño grupo de personas que viven en Lilongwe. Llevamos a cabo una evaluación de las necesidades con las comunidades y percibimos los ingentes desafíos a los que se enfrentan en lo relacionado con los servicios de salud, educación, empleo, asistencia jurídica y el disfrute de la seguridad».

El estudio ha ayudado a nuestra organización a diseñar su estrategia de defensa, la cual implica hacer visibles los problemas que afectan a la población transgénero en las esferas públicas y políticas.

La organización también emplea políticas y leyes para dar forma a su defensa. En 2015, el Gobierno de Malawi reconoció el acceso a la sanidad y la seguridad de las personas LGTBI. Sin embargo, de acuerdo con el señor Chipili, estas recomendaciones no se llevaron a la práctica. Así, partiendo de estas recomendaciones, LITE diseña su estrategia para generar un estudio que se comprometa estratégicamente con el Gobierno.

Nadie conoce estos desafíos mejor que el señor Chipili.  Fue expulsado de su casa, del colegio y de la universidad. Su resiliencia y determinación parecen haberse hecho más fuertes con las experiencias vividas.

«Arriesgo mi vida; y arriesgo la vida de las personas de mi círculo más próximo, pero esto son problemas que experimentamos a diario y, por tanto, hemos de hablar sobre ellos. El discurso del odio hacia mi comunidad hiere mi alma, pero también me motiva, pues la gente desconoce el impacto que tienen sus palabras. Mi misión es trabajar codo con codo con estas personas y ayudarlas a entenderlo», dice.

El señor Chipili reconoce que, si bien la comunidad LGTBI ha emprendido una lucha solitaria para hacerse más visible, el papel desempeñado por los socios, incluido ONUSIDA, ha sido determinante. «ONUSIDA nos ha ayudado a comprender dónde están nuestros espacios en las políticas de la organización y a trazar el camino que debemos seguir», apunta. «Ha defendido nuestra inclusión en las plataformas nacionales y nos ha ayudado a crear un compromiso estratégico con el Gobierno, siempre en línea con nuestro objetivo de no dejar excluido a nadie».

Para el señor Chipili y su organización el trabajo acaba de comenzar. «Precisamos más apoyo técnico y necesitamos más recursos humanos y económicos. Uno de los principales problemas es que la planificación y la financiación mundiales destinadas a la población transgénero son limitadas. Muchos recursos se conceden a organizaciones que trabajan con hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y con mujeres trabajadoras sexuales», denuncia. «La población transgénero suele ser invisible y, sin embargo, estamos experimentando muchísimo odio y estigmatización, lo que incluso nos pone más en riesgo de infección del VIH», dice.

“Sé parte del cambio”: hacer oír la voz de los trabajadores sexuales masculinos de Malaui

27 de mayo de 2019

“Si quiero que haya cambios, tengo que formar parte del cambio”, se pronunciaba Aniz Mitha, director ejecutivo de Community Health Rights Advocacy (CHeRA), una organización que trabaja con trabajadores sexuales masculinos en Malaui. Cuando el Sr. Mitha habla de cambios, lo hace con la autoridad sosegada e inquebrantable de quien sabe muy bien de lo que está hablando.

Procede de una familia musulmana conservadora de Malaui, y aún era muy joven cuando sus padres descubrieron que era gay y le echaron de casa. Sin ningún sitio al que poder acudir ni medios para mantenerse, huyó a Johannesburgo, en Sudáfrica, donde pasó varios años como trabajador sexual. “Para mí solo se trataba de sobrevivir, no estaba pensando en mi salud”, afirma.

Cuando enfermó, se realizó una prueba del VIH, que le reveló que vivía con el VIH. Al ser un inmigrante ilegal, no podía acceder a los servicios de atención sanitaria de Sudáfrica. Regresó a Malaui, donde inició el tratamiento del VIH y puso en marcha CHeRA. “Pensé, ‘¿Cómo puedo contribuir a que otros no pasen por la misma experiencia que yo?’”, explica.

CHeRA conciencia y desarrolla la capacidad de los trabajadores sexuales masculinos en relación con la prevención y el tratamiento del VIH, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, el empoderamiento económico, el apoyo psicosocial y el acceso a la justicia. Gracias a un acuerdo de financiación con ONUSIDA, recientemente ha llegado a más de 250 trabajadores sexuales masculinos de tres distritos prioritarios de Malaui, ha distribuido más de 30 000 preservativos y lubricante y ha facilitado que seis trabajadores sexuales masculinos que viven con el VIH accedan a la asistencia y el tratamiento. En otro programa financiado por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, la organización formó a 50 educadores inter pares, distribuyó más de 6000 preservativos y lubricante apto para los mismos.

El Sr. Mitha es muy consciente de los numerosos desafíos a los que se enfrentan los trabajadores sexuales masculinos, ya que él mismo ha tenido que afrontarlos. “En Malaui, el trabajo sexual no se considera un trabajo, por lo que no hay leyes que protejan a los trabajadores sexuales. Además, la mayoría de los trabajadores sexuales son hombres gais u hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que viven con miedo de que les arresten, ya que en este país la homosexualidad es ilegal”, indicaba.

“El estigma y la discriminación son institucionales”, añadía. “Los trabajadores sexuales masculinos no se consideran una población clave de la respuesta al VIH de Malaui, así que no estamos entre las prioridades de los planes gubernamentales. Por si fuera poco, las actitudes negativas de los profesionales sanitarios obstaculizan la asistencia”.

“Si, por ejemplo, abusan de mí o me golpean y voy a una comisaría”, agrega el Sr. Mitha, “se me harán preguntas como ‘¿Por qué va vestido de esta forma?’ o ‘¿Por qué habla de esa manera?’. Hay un abuso institucionalizado. Nos marginan de tal forma que, incluso en lo tocante a la atención sanitaria, tenemos que ir a hospitales privados, donde tenemos que pagar un dinero que puede que ni siquiera tengamos”.

A día de hoy, CHeRA está registrada como una organización no gubernamental. Aunque comenzó su andadura en 2016, hasta 2017 no contó con reconocimiento oficial, y esto sucedió después de que ONUSIDA desempeñara un papel fundamental en la modificación de las disposiciones de la Ley de Gestión y Control del VIH y el Sida de 2018 de Malaui que criminalizaban o discriminaban a determinados colectivos, como los trabajadores sexuales. Esto sentó las bases para que otras organizaciones de personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales y de trabajadores sexuales también se registraran.

Como les sucede a muchas otras personas que ayudan a los demás, su trabajo se extiende a su vida privada. Sabiendo como sabe lo que se siente al ser repudiado por la familia, el Sr. Mitha acoge a personas que no tienen dónde ir y que pueden quedarse tanto tiempo como necesiten para valerse por sí mismas.

A través de su trabajo y de su vida, ha construido un sólido concepto de sí mismo, de la familia y de la comunidad. “Vivo mi condición de persona que vive con el VIH y de gay de forma pública y, para muchos, soy un ejemplo a seguir. Así ven que puede hacerse. Ahora puedo ver que muchos otros como yo se abren y viven sin ocultar su homosexualidad ni su estado serológico”, afirma.

Al Sr. Mitha le gustaría que CHeRA se convirtiera en una organización que defienda con firmeza el acceso equitativo a la atención sanitaria para los trabajadores sexuales masculinos.

“Necesitamos más apoyo financiero para ampliar el trabajo que hacemos”, explicaba. “Facilitamos el acceso a la información y los servicios de prevención del VIH a una población a la que se margina. Es algo que marca un antes y un después. Trabajar en una organización comunitaria implica que lo que afecta a la comunidad también me afecta a mí”, apuntaba.

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Una vida dedicada a la respuesta al sida

17 de mayo de 2019

Isaac Ahemesah lleva involucrado en la respuesta al sida casi 25 años, de los cuales, ha pasado los últimos 16 trabajando para ONUSIDA en diferentes puestos y en distintos lugares de África. Su cargo más reciente fue como asesor sobre la acción acelerada en la oficina nacional de ONUSIDA de Malaui.

El Sr. Ahemesah comenzó a interesarse en la respuesta al sida en 1995, cuando estudiaba Trabajo Social en la Universidad de Ghana. Como parte de sus estudios, tuvo que llevar a cabo un trabajo de campo en un hospital local en el que había un hospital de cuidados paliativos para los numerosos pacientes terminales a causa de enfermedades relacionadas con el sida.

“En aquel momento no había ningún tratamiento para el VIH. No había ningún recurso en absoluto para las personas que viven con el VIH”, explica; y continúa, “No sabía en que me estaba metiendo, lo único que sabía es que tenía que ayudar”.

Ese fue el inicio de su prolongada implicación en la respuesta al sida. Comenzó su carrera profesional en Catholic Relief Services trabajando como responsable del programa para el VIH y el sida y, en 2003, se incorporó a ONUSIDA en la oficina nacional de Ghana. Desde entonces, a desempeñado diversos cargos, como asesor de desarrollo institucional, asesor sobre derechos humanos, género y movilización comunitaria en Liberia y, en la actualidad, asesor sobre acción acelerada en Malaui.

El Sr. Ahemesah, que ha sobrevivido al atentado terrorista que se perpetró en 2011 en el complejo de las Naciones Unidas de Abuya, en Nigeria, y al brote de ébola que se produjo en Liberia en 2013, sigue conservando una pasión inquebrantable por que se lleve a cabo una respuesta al sida que se centre en las personas.

“Las personas que viven con el VIH necesitan que sus voces se escuchen para lograr dignidad y respeto. Todo el mundo debe tener acceso a servicios de prevención, tratamiento, asistencia y apoyo relativos al VIH que estén libres de estigma y discriminación. Tenemos que asegurarnos de que nadie quede excluido”, añade. “ONUSIDA me brinda la oportunidad de hacer que estos principios fundamentales se hagan realidad”.

Del tiempo que ha pasado en Malaui, uno de los logros del que se siente más orgulloso es la labor de concienciación que sus colegas y él han podido llevar a cabo junto con colaboradores como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y las organizaciones civiles. Juntos, han trabajado en la Ley de Gestión y Control del VIH y el Sida de 2018 del país, cuyo objetivo es la eliminación o modificación de todas aquellas disposiciones que criminalizan a las personas o discriminan a determinados colectivos. Esta colaboración garantizó que la legislación final respetara los estándares internacionales de derechos humanos y estuviera en consonancia con las leyes modelo desarrolladas por la Comunidad del África Meridional para el Desarrollo y la Comisión de Derecho.

La nueva ley ha facilitado que en Malaui se cree un entorno propicio para que los servicios para el VIH puedan suministrarse a todo el mundo, incluidas las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales y las trabajadoras sexuales, cuyo riesgo de infección por el VIH es más alto que el de la población general.

“Los cambios del entorno jurídico han permitido que ONUSIDA y sus colaboradores trabajen de forma más abierta y eficaz con las poblaciones clave, como los trabajadores sexuales y las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI)”, declara el Sr. Ahemesah. “Ahora hay seis organizaciones LGBTI comunitarias registradas oficialmente, lo que significa que pueden solicitar fondos, participar en las oportunidades de formación y administrarse como organizaciones plenamente funcionales”.

El Sr. Ahemesah celebra los progresos que está haciendo Malaui para alcanzar los objetivos relacionados con el sida, entre los que se incluyen los objetivos 90-90-90. En Malaui hay alrededor de un millón de personas que viven con el VIH, de las cuales, el 90% conoce su estado serológico. Se estima que el 71% de las personas que viven con el VIH está bajo tratamiento en la actualidad, y que el 61% presenta supresión de la carga vírica.

Los avances en la lucha contra el VIH han contribuido a que la esperanza de vida del país haya aumentado de 46 años en el 2000 a 64 en el 2018. Además, Malaui también ha sido el primer país de África en adoptar la estrategia Opción B+, que busca garantizar que las mujeres embarazadas que viven con el VIH dispongan de acceso inmediato y para toda la vida al tratamiento, de modo que se preserve su salud y sus hijos permanezcan libres de VIH.

Durante los 15 años que ha pasado trabajando en ONUSIDA, el Sr. Ahemesah ha desempeñado diferentes cargos y, aunque su dilatada experiencia le será muy útil ahora que se dispone a dejar Malaui a finales de este mismo año para comenzar en su nuevo puesto como director nacional de ONUSIDA en Sierra Leona, lo que de verdad marcará la diferencia, sus atributos más valiosos, será su entrega y compromiso con la mejora de la vida de las personas que viven con el VIH o afectadas por el virus.

ONUSIDA y ONU Mujeres trabajan juntas en Malawi

07 de mayo de 2019

ONUSIDA está trabajando en estrecha colaboración con ONU Mujeres, uno de sus once copatrocinadores, para mejorar la calidad de vida de las mujeres y niñas en todo el mundo. En Malawi, por ejemplo, estas organizaciones se han asociado para disminuir las consecuencias de la violencia de género y reducir el riesgo de infección por el VIH en la población femenina.

«ONU Mujeres es la organización más reciente de los Copatrocinadores de ONUSIDA, y es un placer trabajar estrechamente con todo su equipo y otros asociados en el Marco Unificado de Presupuesto, Resultados y Rendición de Cuentas de ONUSIDA 2016–2021», afirma Clara M.W.  Anyangwe, la representante de ONU Mujeres en Malawi. Este Marco (UBRAF) es un programa que optimiza tanto la coherencia como la coordinación y la repercusión de la respuesta al VIH de las Naciones Unidas mediante la combinación de los esfuerzos de los Copatrocinadores y la Secretaría de ONUSIDA. Su objetivo principal es destinar los recursos financieros necesarios para impulsar la acción nacional en la respuesta al sida.

Gracias a la financiación del Marco Unificado, ONU Mujeres ha colaborado con un gran número de socios, entre los que se incluyen ONUSIDA; el Ministerio de Género, Infancia, Discapacidad y Bienestar Social; la Comisión Nacional del Sida; el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; la Red de Organización de Servicios sobre el Sida de Malawi y la sociedad civil, con el fin de implementar un proyecto que tiene por objeto intensificar la respuesta nacional al VIH, la violencia sexual y de género, las prácticas perjudiciales, la salud y derechos sexuales y reproductivos.

«La colaboración como Copatrocinadores de ONUSIDA supone un planteamiento mucho más efectivo», afirma Clara M. W. Anyangwe. «No existe un único organismo que pueda ayudar a cumplir los objetivos 90–90–90 de ONUSIDA. En cambio, cada uno tiene puntos positivos que ofrecer. En este caso, ONU Mujeres aporta la perspectiva de género y ONUSIDA, su experiencia en la respuesta al VIH».

Malawi ha conseguido grandes progresos en cuanto a la reducción de las infecciones por el VIH. En 2017, se registraron 39 000 nuevos casos, una disminución del 40 % desde 2010, pero 9500 se dieron entre chicas y mujeres jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 24 años. Esto supone más del doble del número de hombres en el mismo grupo de edad.

El proyecto ha supuesto un estudio de percepción sobre las normas de género imperantes que fomentan la violencia contra las mujeres y las chicas y su riesgo de infección por el VIH en Malawi, como las prácticas de los ritos de iniciación, la limpieza sexual, el matrimonio infantil o por poder y las relaciones sexuales remuneradas. A partir de las conclusiones, se ha elaborado un marco de referencia que se utilizará para hacer un seguimiento de los progresos del Plan Estratégico Nacional sobre el VIH y el sida en el país.

Una parte importante del proyecto consiste en involucrar a los líderes, entre los que se incluyen aquellos que dirigen las prácticas de los ritos de iniciación, y a los grupos de madres y padres. Como resultado de estos compromisos, se ha elaborado un marco que vincula a los asociados en la respuesta local al VIH, la salud y los derechos sexuales reproductivos y en la respuesta a la violencia sexual y de género para vigilar y abordar las prácticas que ocurren durante las ceremonias de los ritos de iniciación locales.

Se reveló, en una serie de diálogos intergeneracionales que reunieron a jóvenes, personas que viven con el VIH y líderes tradicionales y religiosos, la necesidad de abordar cuestiones como la falta de servicios para la salud y los derechos sexuales y reproductivos que tengan en cuenta a los jóvenes, la presión de grupo, el estigma, la discriminación y la violencia de género. Esto permitiría aumentar la capacidad de resistencia de los jóvenes y los incitaría a protegerse contra la infección por el VIH.

«También hemos aprovechado la campaña de ONU Mujeres a nivel mundial He for She pedir la participación de hombres y chicos. En particular, buscábamos fomentar una masculinidad positiva. ¿Cómo podemos hacer uso de esta masculinidad para proteger a las mujeres y a las chicas de las prácticas nocivas?», comentó Clara M.W. Anyangwe.

Durante estos diálogos, más de 100 hombres y jóvenes se comprometieron con la iniciativa He for She para fomentar la igualdad de género y reducir las infecciones y la violencia sexual y de género. El planteamiento relativo a los derechos humanos incorporado en el proyecto ha hecho que las leyes y las políticas que se relacionan con el VIH y el género se traduzcan a los idiomas locales y se difundan ampliamente en las comunidades afectadas. 

Clara M.W. Anyangwe insiste en que aprovechar la experiencia específica de los asociados bajo el Marco Unificado está dando sus frutos en Malawi.

«También ha sido magnífico contar con ONUSIDA como miembro del Mecanismo de Coordinación de País del Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. La participación de ONUSIDA en estos mecanismos nos beneficia a todos», comenta.

«Valoramos enormemente el continuo respaldo y la colaboración de ONU Mujeres para acabar con el VIH y la violencia de género en Malawi», afirma Thérèse Poirier, la Directora Nacional de ONUSIDA de Malawi. «Ha sido muy beneficioso colaborar unidos dentro de la ONU para no olvidar a nuestros homólogos nacionales al trabajar por separado en diferentes áreas de estas epidemias interrelacionadas y con múltiples niveles», declaró.

Los supervivientes de las inundaciones provocadas por el ciclón Idai desean volver a casa

18 de abril de 2019

El pueblo de Bangula, situado en el distrito de Nsanje, en el sur de Malawi, se encuentra a 5 duros kilómetros a pie de la frontera con Mozambique.

Este trayecto lo han realizado aproximadamente 2000 mozambiqueños desde que se les desplazó hace un mes, a causa de las inundaciones causadas por el ciclón Idai. Este pueblo es también el hogar temporal de, aproximadamente, 3500 malauíes procedentes de pueblos vecinos, los cuales también fueron desplazados.

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Al ser predominantemente una comunidad agrícola a pequeña escala, sus viviendas, pertenencias y medios de subsistencia fueron arrastrados por las inundaciones. Por lo tanto, los miembros de esta comunidad se encuentran actualmente en Bangula, mientras que esperan a que la tierra se seque y puedan volver a su hogar para poder empezar a reconstruir sus vidas.

La respuesta de emergencia para ayudar a las 81000 personas afectadas por las inundaciones en el distrito está siendo coordinada por el Gobierno de Malaui, las Naciones Unidas, asociados para el desarrollo y organizaciones no gubernamentales.

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Al llegar al pueblo, se entrega a los cabezas de familia colchonetas y sábanas para dormir y harina de maíz para cocinar.

Las mujeres y los niños se alojan en 21 tiendas situadas en la parte de atrás del pueblo, mientras que los demás duermen en casetas industriales, más concretamente bajo techos de hojalata.

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En una visita al campamento, Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA, supo que, a pesar de que se facilitan algunos servicios, no hay suficientes refugios para todo el mundo y no hay luz durante las noches, lo que empeora la vulnerabilidad y debilidad del grupo, especialmente de las mujeres y los niños.

Es bien sabido que la violencia sexual y de género contra las mujeres y los niños se intensifica en situaciones de emergencia como esta en Bangula. También se habló de una nutrición inadecuada y de una carencia de acceso al agua limpia y a la higiene, así como de actos de discriminación y estigma social.

La pequeña clínica situada en el pueblo se centra principalmente en casos de atención sanitaria primaria y ofrece servicios de atención prenatal y postnatal, asesoramiento y pruebas del VIH, recambios del tratamiento contra el VIH y respaldo psicosocial.

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Durante su visita, Michel Sidibé habló con un grupo de personas que viven con el VIH y que habían ido al pueblo buscando refugio. Explicaron que, cuando se produjeron las inundaciones, intentaron mantener su tratamiento contra el VIH a salvo del agua.

«Las inundaciones destruyeron mi casa. Sin embargo, fui capaz de alcanzar una bolsa de plástico en la que metí mis antirretrovíricos, ya que son una de mis posesiones más preciadas», explicó Sophia Naphazi, quien reside en el pueblo de Jambo, situado también en el distrito de Nsanje.

Elizabeth Kutenti, otra mujer que vive con el VIH, aclaró que sus pastillas estaban a salvo ya que las había guardado en el tejado. «Son mi vida», declaró Kutenti.

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La ayuda que estas personas necesitan para volver a sus hogares es muy fácil de prestar. «Necesitamos tres cosas: una sábana de plástico para cubrir lo que queda de nuestras casas; semillas de maíz para plantar y una azada. Con esto, podemos volver a casa», afirmó William Moses.

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«La capacidad de resistencia que he presenciado hoy es simplemente increíble», resaltó Michel Sidibé. «El mensaje más importante que he escuchado es uno de esperanza».

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Atupele Austin Muluzi, Ministro de Salud y Población de Malaui, acompañó a Michel Sidibé. Muluzi agradeció a los organismos de la ONU y a los departamentos gubernamentales por su apoyo en la coordinación de la respuesta de emergencia.

«Necesitamos un apoyo constante para que todas las personas que se encuentran aquí obtengan la ayuda que necesitan con el fin de que puedan volver a sus hogares y llevar una vida digna», señaló el Ministro.

Malawi pone en marcha una sala de control sanitario

12 de abril de 2019

Malawi se ha convertido en el último país en poner en marcha una sala de control sanitario, una plataforma de software diseñada para ayudar al gobierno en la toma de decisiones informadas sobre políticas y programas relacionados con la salud, entre ellos los relativos al VIH.

Esta novedosa herramienta refuerza los sistemas nacionales de información mediante la visualización en tiempo real de la información procedente de múltiples bases de datos. Además, permitirá que los jefes y los directores mejoren los programas de salud para conseguir los objetivos 90–90–90, según los cuales el 90 % de las personas que viven con el VIH conocerá su estado serológico; el 90 % de las personas que conocen su estado tendrá acceso al tratamiento y el 90 % de las personas en tratamiento suprimirá la carga vírica para el año 2020.

Malawi está consiguiendo grandes avances en la respuesta al VIH. En 2017, el 90 % de las personas que viven con el VIH conocía su estado, el 71 % tuvo acceso al tratamiento y el 61 % suprimió la carga vírica. Alrededor de 1 millón de personas viven con el VIH en el país, pero las nuevas infecciones se han reducido en un 40 % desde el año 2010. Sin embargo, el número de infecciones entre las mujeres jóvenes y las adolescentes de entre 15 y 24 años sigue siendo elevado y representa más de una de cada cuatro nuevas infecciones cada año.

En el discurso de la presentación de la sala de control sanitario en la capital, Lilongüe, el Presidente de Malawi, Arthur Peter Mutharika, declaró que se trataba de una herramienta muy importante para seguir adelante.

«La sala de control sanitario demuestra el compromiso del gobierno en cuanto a la rendición de cuentas y a la transparencia», dijo Peter Mutharika. «Espero que la sala nos permita averiguar los puntos en los que debemos centrarnos para avanzar aún más en nuestro intento por mejorar la salud de la población».

El Director Ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, afirmó que la iniciativa fortalecerá el sector sanitario del país.

«La sala de control sanitario supone un avance importante, ya que comparte datos en tiempo real para fomentar la comprensión de la epidemia de VIH del país y otros problemas sanitarios», alegó Michel Sidibé en la presentación. «Orientará la respuesta de Malawi y ayudará a los funcionarios a cerrar las brechas, lo que garantizará que nadie se queda al margen mientras el país se encamina a poner fin a la epidemia de sida para 2030».

ONUSIDA acoge con satisfacción los progresos en la respuesta al VIH reflejados en las encuestas respaldadas por los Estados Unidos de América en tres países africanos

01 de diciembre de 2016

Las inversiones de los Estados Unidos de América en la respuesta al VIH a nivel mundial está dando sus frutos

GINEBRA, 01 de diciembre de 2016.Tras la publicación de varios informes con resultados prometedores  del programa nacional sobre el sida en Malawi, Zambia y Zimbabwe, ONUSIDA felicita a estos países, así como a los Estados Unidos de América, por su excelente y firme apoyo a la respuesta al VIH a nivel global.

El Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR) ha emitido nueva información procedente de encuestas que muestra que Malawi, Zambia y Zimbabwe han progresado considerablemente en la lucha contra la epidemia. Los primeros resultados de las encuestas sobre la evaluación del impacto del VIH en la población de estos tres territorios (PHIA) concuerdan en gran medida con los datos nacionales y las estimaciones de ONUSIDA.

PEPFAR anunció que las encuestas PHIA, lideradas por el programa ICAP de la Universidad de Columbia, demuestran también que la epidemia empieza a estar controlada en adultos y bebés en Malawi, Zambia y Zimbabwe. Las encuestas también revelaron que los tres países africanos han logrado eliminar la carga vírica en aproximadamente un 65% de los adultos que viven con el VIH. Las estimaciones sobre el alcance del tratamiento antirretrovírico procedentes de las encuestas PHIA también concuerdan en gran medida con las estimaciones de ONUSIDA sobre el alcance del tratamiento, las cuales proceden de los datos de las instalaciones sanitarias que los programas nacionales de VIH han presentado a ONUSIDA.

«Estos resultados alentadores son fruto de un esfuerzo común: el realizado por los países más afectados por el sida, que han trabajado mano a mano con la comunidad internacional», dijo el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé. «El constante liderazgo bipartidista de los Estados Unidos de América es una importante contribución al progreso en la respuesta mundial al VIH. El Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida es un aliado fundamental en el proceso de poner fin a la epidemia de sida para 2030».

Información adicional sobre el informe del PEPFAR y las estimaciones de ONUSIDA

 

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