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40 años de la respuesta al sida

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Mensaje de ONUSIDA en el Día Internacional de la Mujer 2021

08 de marzo de 2021

8 de marzo de 2021

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA
Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas

Las mujeres líderes han guiado al mundo para responder a la crisis de la COVID-19, desde jefas de gobierno hasta coordinadoras de movimientos sociales de base. Le han recordado al mundo la importancia de tener un número significativo de mujeres, en todas su diversidad, en posiciones de liderazgo.

Pero la crisis de la COVID-19 ha hecho que los avances hacia la igualdad retrocedan. Ha ampliado la brecha de género en cuanto a riqueza, ingresos, acceso a servicios, carga de trabajo de cuidados no remunerado, estatus y poder.

En torno a 20 millones más de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria podrían quedarse sin escolarizar como consecuencia de la crisis. Puede que muchas de ellas nunca vuelvan a la escuela ni a tener acceso a técnicas ni oportunidades económicas, y correrán mayor de sufrir violencia, mala salud, pobreza y otros problemas.

Dos millones y medio más de niñas se encuentran en riesgo de contraer un matrimonio infantil durante los próximos cinco años. Se ha producido un aumento dramático de la violencia contra la mujer.

Pandemias como la de la COVID-19 y la del VIH aumentan las grietas de la sociedad y agravan las vulnerabilidades. Las desigualdades y la violencia basadas en el género, que están interrelacionadas, frenan la vida de mujeres y niñas en todo el mundo.

La pandemia ha puesto en manifiesto el doloroso dato de que, incluso antes de la COVID-19, se calcula que un número estimado de 34 millones de niñas de entre 12 y 14 años no estaban escolarizadas, que, a escala mundial, una de cada tres mujeres declara haber sufrido violencia física o sexual y que las mujeres de todo el mundo trabajan más horas por un salario menor o inexistente.

Las mujeres que habían sido estigmatizadas se encuentran entre los que están sufriendo los peores impactos de la pandemia. La pérdida repentina de los medios de subsistencia de las trabajadoras sexuales y su falta de acceso a atención sanitaria y protección social han intensificado sus vulnerabilidades, especialmente para las que viven con el VIH.  Muchas mujeres migrantes y trabajadoras precarias afectadas adversamente por la pandemia están excluidas de los programas gubernamentales de ayuda y protección, así como de los servicios sanitarios. Los estigmas sociales, la discriminación y la criminalización ponen a las mujeres transgénero y a las mujeres que consumen drogas en un mayor riesgo de infección por el VIH o por otras infecciones de transmisión sexual y las aleja del acceso a servicios de prevención, tratamiento y atención relacionados con el VIH.

Las estrategias de recuperación no pueden ser ciegas ni neutrales respecto al género: deben derrocar las desigualdades que frenan a las mujeres.

ONUSIDA, la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Fondo de población de las Naciones Unidas se han unido en un amplio movimiento, Education Plus, para trabajar con los gobiernos con el fin de asegurar los cambios transformadores que permitirán que todas las adolescentes de África puedan acceder a la escuela, seguras y fuertes. Esto incluye a todas las niñas que han tenido que dejar la escuela durante la crisis de la COVID-19, así como a aquellas que ya habían sido excluidas de la escuela incluso antes de esta crisis.

Tanto superar la crisis de la COVID-19 como poner fin a las nuevas infecciones por el VIH y muertes asociadas al sida requieren que nos centremos en las desigualdades que conllevan vulnerabilidades. La nueva estrategia mundial contra el sida 2021-2026 pone los derechos y las múltiples y diversas necesidades a lo largo del ciclo vital de las mujeres y niñas en el centro de la respuesta: desde prevenir la transmisión vertical (maternoinfantil) hasta aportar acceso a una educación de calidad en entornos favorables y seguros para asegurar una educación integral sobre sexualidad y unos servicios íntegros de salud sexual y reproductiva.

La desigualdad de género no solo está mal. Es peligrosa. Nos debilita a todos.  Un mundo más equitativo estaría más preparado para responder a pandemias y otros problemas; nos permitiría tener un mayor nivel de salud, seguridad y prosperidad.

Los avances en  materia de la igualdad de género nunca han sido automáticos. Nunca se han dado; siempre se han ganado.

Estamos inspirados por los movimientos de mujeres que lideran la lucha por la igualdad. Las Naciones Unidas os apoyan en vuestros esfuerzos para avanzar hacia un mundo en el que las mujeres y las niñas de todas las diversidades prosperen y ocupen el lugar que les corresponde como iguales.

Este Día Internacional de la Mujer, apoyemos y celebremos que las mujeres estén tomando las riendas.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Igualdad de género

ONUSIDA saluda la decisión de los Estados Unidos de América de apoyar la salud, la seguridad y los derechos de las mujeres

03 de febrero de 2021

GINEBRA, 3 de febrero de 2021- ONUSIDA acoge con tremendo agrado el anuncio realizado por el presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, con relación a la rescisión de la medida Protección de la vida en la asistencia global de salud (PLGHA, por sus siglas en inglés, y antes conocida como Política de la Ciudad de México). Esta política obligaba a las organizaciones extranjeras no gubernamentales a aceptar como condición para recibir financiación del Gobierno de los Estados Unidos que no realizarían ni promoverían directamente abortos con fondos procedentes de cualquier fuente (incluyéndose aquí fondos de fuera de los Estados Unidos).

«La anulación de la PLGHA demuestra el firme compromiso de la nueva Administración de los Estados Unidos a la hora de apoyar a las mujeres en la defensa de sus derechos y el acceso a la información y los servicios relacionados con su salud sexual y reproductiva», destaca Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.  «Estamos deseando trabajar codo con codo con la nueva Administración de los Estados Unidos de América para garantizar que todas las mujeres y las chicas puedan disfrutar del ejercicio efectivo de los derechos humanos, y tener acceso a la información relativa a la salud reproductiva y sexual, y todos esos servicios que quieren y necesitan».

La anterior Administración de los Estados Unidos llevó las antiguas restricciones establecidas por la Política de la Ciudad de México a un nuevo nivel al aplicar la política a la asistencia sanitaria mundial brindada por todos los departamentos y agencias del Ejecutivo. La medida limitó gravemente el acceso a los servicios básicos de atención sanitaria sexual y reproductiva, y ahogó los esfuerzos locales en materia de esos derechos. A su vez, dicha política minó los derechos humanos en general, y en particular los relacionados con la atención sanitaria sexual y reproductiva en todo el mundo.

ONUSIDA se congratula ante la llamada de la Casa Blanca a renunciar a todos aquellos condicionantes vinculados a la PLGHA en cualquier subvención actual, y con efecto inmediato; a notificar a los beneficiarios de dichas ayudas, cuanto antes, que esas condiciones han sido eliminadas, y a dejar de imponer cualquiera de esas condiciones en toda ayuda financiera futura.

«El hecho de que las mujeres y las chicas puedan disfrutar del pleno acceso a los servicios relacionados con su salud sexual y reproductiva y vean respetados sus derechos influye directamente en su seguridad, salud y bienestar. Esperamos que esta sea la base para la Ley mundial de asistencia sanitaria, capacitación y derechos, la legislación diseñada para derogar para siempre la PLGHA», añade la Sra. Byanyima.

ONUSIDA también transmite su enorme satisfacción ante el anuncio realizado por el presidente de los Estados Unidos, quien ha señalado que retomará la financiación al Fondo de Población de las Naciones Unidas, una organización clave copatrocinadora de ONUSIDA que trabaja en todo el mundo para proporcionar atención en lo referente a la salud reproductiva a las mujeres y las personas jóvenes. ONUSIDA agradece profundamente el sólido compromiso adquirido por el secretario de Estado de los Estados Unidos de América, Anthony Blinken, de destinar este año 32,5 millones de dólares estadounidenses al UNFPA.

ONUSIDA

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Desafía el estigma, persigue tu derecho a la salud

20 de enero de 2021

Las adolescentes y las mujeres jóvenes deben velar ante todo por su salud sexual y reproductiva, y luchar para acceder tanto a los servicios relacionados con la misma como a la información relativa a sus derechos. El estigma y las normas de género dañinas asociadas a la salud sexual y reproductiva y a los derechos no van a ningún lado, afirma Nyasha Phanisa Sithole, líder en materia de salud sexual y reproductiva y derechos humanos en Zimbabwe.

«Si vives con miedo al estigma, nunca lograrás acceder a estos servicios, porque ahora mismo aún estamos lejos de lograr un entorno libre de estigma», insiste. 

La Sra. Sithole pertenece a Athena Network. Trabaja como defensora de derechos y salud sexual y reproductiva, y es líder regional en lo que a la defensa, el liderazgo y la formación de mujeres jóvenes se refiere. Desde el papel que desempeña, está convencida de que todo el mundo puedo aportar su granito de arena para cambiar su statu quo e influir en la toma de decisiones.

«Mi historia es una más de las muchas que existen. Soy esa adolescente que, a los 16 años de edad, necesitaba acceder a los productos básicos para prevenir el VIH, pero solo tenía los preservativos a mi alcance y, en ocasiones excepcionales, profilaxis previa a la exposición», relata la Sra. Sithole recordando su adolescencia.

A pesar de esta historia, que es una habitual, es fundamental satisfacer las necesidades relacionadas con los servicios para el VIH, la salud sexual y reproductiva, los derechos y la violencia de género en las regiones de África oriental y meridional.

Las adolescentes y las mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años representan el 29 % de las nuevas infecciones por el VIH entre adultos de 15 años en adelante en las regiones de África oriental y meridional, si bien este grupo solo constituye el 10 % de la población total. Dicho porcentaje se traduce en 3600 nuevas infecciones por el VIH a la semana entre chicas adolescentes y mujeres jóvenes en la región, una cifra que es más del doble de la observada entre los hombres jóvenes de la misma edad (1700 semanalmente).

El estigma y la discriminación a los que se enfrentan las personas jóvenes, sobre todo las adolescentes y las mujeres jóvenes, a la hora de acceder a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva crean grandes barreras a distintos niveles, entre ellos el individual, el interpersonal, el comunitario y el social. 

Asimismo, entre las violaciones de los derechos a la salud documentadas están el revelar sin consentimiento el estado de salud, el negar a una persona el acceso a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, y el ejercer violencia psicológica al respecto.

En el año 2014 la Sra. Sithole se infiltró como una paciente secreta en un centro de atención sanitaria para jóvenes situado en Harare, la capital de Zimbabwe, en un distrito repleto de zonas residenciales y escuelas. La primera persona con la que se topó en el centro fue un guarda de seguridad nada discreto.

«Me preguntó: “¿Qué necesitas?“ Una prueba de detección del VIH, le contesté yo. Y ahí volvió a preguntarme: ¿“Asi wakarumwa?”  Que en español significa algo así como “¿Te han metido el veneno? En Shona, este es el lenguaje de la calle que se utiliza para hablar de alguien que tiene una enfermedad de transmisión sexual», cuenta.

Si no hubiera estado bien informada de la situación, la Sra. Sithole confiesa que habría entrado en pánico. «Es algo que te puede hacer sentir miedo o echar para atrás, porque te dices a ti misma: “Es solo un guarda de seguridad. ¿Por qué se burla de mí y de mi situación?“. Porque, párate a pensar, imagina. Si yo verdaderamente tuviera un problema médico que quisiera solucionar, ¿qué pasaría entonces?». 

La Sra. Sithole explica que, muchas veces, los proveedores de salud miran con desdén a las adolescentes y mujeres jóvenes que quieren acceder a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva. Incluso las juzgan y preguntan: «¿Cuántos años tienes y para qué necesitas los preservativos o los métodos anticonceptivos?».

En lo que respecta al estigma derivado del acceso a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, las organizaciones de la comunidad desempeñan un papel clave para las adolescentes y las mujeres jóvenes. Estas organizaciones capacitan mediante la información en materia de derechos y salud sexual y reproductiva, y las derivaciones de unos servicios a otros. 

Sin embargo, la COVID-19 ha impactado enormemente en la gran labor de estas organizaciones en Zimbabwe, país en el que se impuso el confinamiento para frenar la propagación del virus.

«En mi opinión, ningún Gobierno fue justo a la hora de imponer las fuertes restricciones a todas y cada una de las organizaciones que trabajaban en la comunidad», afirma la Sra. Sithole, y añade, además, que este proceder repercutió muy negativamente en el acceso de los jóvenes a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva.

Con el fin de mitigar los riesgos, la Coalición Mundial para la Prevención del VIH, coorganizada por ONUSIDA y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se subió a bordo para proporcionar apoyo económico y técnico a Athena Network en diez países, entre ellos Zimbabwe, para establecer enlaces y promover la iniciativa What Girls Want (lo que quieren las chicas) en cada país. Durante la pandemia de la COVID-19, las defensoras de la iniciativa, que eran chicas adolescentes y mujeres jóvenes, movilizaron a sus iguales para llevar a cabo debates a través de WhatsApp y hablar de los problemas a los que se enfrentan y para los que buscan el apoyo de sus iguales.

La Sra. Sithole está convencida de que los Gobiernos deberían invertir en elaborar y modificar las políticas existentes con el fin de crear un entorno propicio en el que las adolescentes y las mujeres jóvenes puedan tener acceso a la información, los servicios y derechos relacionados con la salud sexual y reproductiva.

Por grandes que sean el estigma y la discriminación que surgen ante la búsqueda de servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, la Sra. Sithole no se cansa de decir que las adolescentes y las mujeres jóvenes deben darse cuenta de su enorme poder y recurrir a la red que las ampara para conseguir lo que necesitan.

«Piensa en tu vida, porque es muchísimo más importante que todo lo demás. Por lo que, pase lo que pase a tu alrededor, si sabes que hay un servicio al que puedes acceder, no lo pienses, vete», aconseja.

Se ha puesto en marcha un fondo para ayudar a los grupos de población clave durante la COVID-19

10 de diciembre de 2020

 

GINEBRA, 10 de diciembre de 2020—ONUSIDA anuncia la puesta en marcha de su Fondo de Solidaridad, que apoyará a empresarios sociales y microempresas pertenecientes a personas de grupos de población clave que se estén enfrentando a circunstancias especialmente difíciles durante la pandemia de COVID-19.

«Los grupos de población clave están entre los que han sufrido un impacto desproporcionado por parte de la COVID-19», dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «La COVID-19 ha resaltado y exacerbado las profundas desigualdades económicas y sociales, que son cada vez mayores. Debemos actuar para apoyar y proteger a las personas más afectadas por la pandemia».

La experiencia ganada de las pandemias de COVID-19 y VIH, así como de otras enfermedades, como el ébola, ha demostrado que los grupos de población clave tienen más probabilidades de verse afectados por la inseguridad alimentaria, enfrentarse a barreras en la atención sanitaria y el acceso a medicamentos, y a perder sus medios de vida o sufrir desempleo, la falta de hogar o violencia doméstica.

El nuevo Fondo de Solidaridad, puesto en marcha hoy, el Día de los Derechos Humanos, brindará apoyo a los empresarios sociales y las pequeñas empresas propiedad de personas que viven con el VIH, mujeres o miembros de grupos de población clave, incluidos los trabajadores sexuales, las personas transgénero, las personas que consumen drogas y los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas que tan a menudo sufren violaciones de sus derechos humanos.

«El fondo ayudará a reducir las diferencias entre aquello a lo que aspiran las personas de mi comunidad y sus oportunidades. Deposita confianza y nos proporciona una oportunidad para mostrar nuestra innovación e iniciativa emprendedora sin límites», dijo Maite Schneider, cofundadora y directora ejecutiva de TransEmpregos.

En un principio se pondrá a prueba la iniciativa en cinco países (Brasil, Ghana, India, Madagascar y Uganda) con un presupuesto proporcionado por ONUSIDA de 250 000 $, pero se extenderá a más países en los próximos meses, con el objetivo de recaudar entre 3 y 5 millones de dólares más en 2021 y 2022.

ONUSIDA trabajará estrechamente con redes comunitarias, ecosistemas de innovación nacionales, el sector privado y otros asociados para crear un apoyo a medida, especialmente incluyendo el desarrollo de capacidades en el emprendimiento social y orientación para aumentar la sostenibilidad de las empresas sociales y los efectos sobre el conjunto de la comunidad, prestando especial atención a los grupos de población clave jóvenes.

Entre los asociados se encuentra la plataforma de desarrollo de empresas e inversión Social Alpha, que proporcionará orientación y apoyo a emprendedores a los beneficiarios elegidos. «Esperamos asociarnos con comunidades y ONUSIDA en el Fondo de Solidaridad y aprovechar nuestra experiencia a la hora de trabajar con empresarios sociales para superar retos sociales, económicos y medioambientales complejos», expresó Manoj Kumar, director ejecutivo y fundador de Social Alpha.

ONUSIDA

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ONUSIDA hace un fuerte llamamiento para erradicar esa pandemia olvidada que es la violencia contra las mujeres y las chicas

25 de noviembre de 2020

GINEBRA, 25 de noviembre de 2020 - Hoy, fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ONUSIDA insta al mundo a aumentar sus esfuerzos para acabar con esa pandemia olvidada que es la violencia contra las mujeres y las chicas en todas sus formas. Una auténtica violación de los derechos humanos extendida por todo el globo y que afecta a una de cada tres mujeres al menos una vez a lo largo de su vida.

Antes de la pandemia de la COVID-19, se calculaba que en todo el mundo 243 millones de mujeres y chicas de entre 15 y 49 años habían sido víctimas de violencia sexual o física perpetrada por su pareja en los últimos 12 meses. Los datos nos dicen que la pandemia de la COVID-19 ha incrementado considerablemente los casos de violencia de género en casi todos los países.

«Cada vez tenemos más pruebas en las que apoyarnos para demostrar que la pandemia de la COVID-19 no está afectando con igual magnitud a ambos sexos», destacó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Las consecuencias de los confinamientos y las restricciones para viajar que se impusieron en muchos países para frenar la expansión de la COVID-19, el hecho de no considerar servicios esenciales los servicios de salud sexual y reproductiva para las supervivientes de la violencia, y el menoscabo de la seguridad económica de las mujeres han dado lugar a barreras insalvables para las mujeres y las chicas que han sufrido abusos, sobre todo en el caso de todas aquellas que están obligadas a compartir techo con sus abusadores».

Como resultado de la pandemia de la COVID-19, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes están también más abocadas a los matrimonios forzosos tempranos y a la trata de personas, están viéndose obligadas a renunciar a su derecho a la educación por el cierre de las escuelas y, además, carecen de acceso tanto a una educación integral sobre sexualidad como a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluyéndose aquí los métodos anticonceptivos y el aborto.

La enfermedad del nuevo coronavirus está haciendo crecer la violencia contra las mujeres y exacerbando las desigualdades de género ya existentes. Además, está multiplicando exponencialmente los riesgos y las vulnerabilidades de las mujeres respecto al VIH. Al tiempo, el acceso a los servicios contra la violencia de género y la salud sexual y reproductiva es cada vez menor, o incluso se ha visto interrumpido durante la pandemia. La violencia contra las mujeres es el gran factor que hace aumentar el riesgo de contraer el VIH. En aquellas zonas en las que hay una fuerte prevalencia del VIH, como el África subsahariana, las mujeres que son víctimas de violencia dentro de la pareja tienen un 50 % más de probabilidades de vivir con el VIH. Se observa también que los hombres que practican la violencia contra las mujeres tienden a correr ellos mismos más riesgo de infectarse por el VIH. Además, tienden a usar con menor frecuencia los preservativos, lo que, a su vez, también hace crecer el riesgo de transmitir el VIH.

La violencia, o la posibilidad de que esta se desate, hace que muchas mujeres y chicas adolescentes que viven con el VIH no revelen su estado serológico positivo a sus parejas, familiares y proveedores de atención sanitaria. Y precisamente esto dificulta sobremanera la adherencia de las mujeres y las chicas al tratamiento para el VIH.

La violencia de género limita la toma de decisiones de las mujeres y las chicas, y mina los derechos y la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Se les impide decidir si quieren mantener relaciones sexuales, cómo, cuándo y con quién. Se les niega su derecho a cuidar de su salud, se les bloquea el acceso a los servicios para la prevención del VIH y no se les brinda la oportunidad de seguir un tratamiento.

«La pandemia de la COVID-19 ha puesto sobre la mesa una vez más que es inaceptable continuar con medidas incompletas y no cumplir el compromiso de acabar definitivamente con la violencia contra las mujeres», enfatizó la Sra. Byanyima. «Hemos de tomarnos en serio el lograr la igualdad de género, el acabar con el sida y el prevenir la violencia de género; debe ser nuestra prioridad local, nacional y mundial».

ONUSIDA

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Igualdad de género

Poco progreso a la hora de aumentar los conocimientos exhaustivos sobre el VIH entre mujeres jóvenes en África oriental y meridional

09 de noviembre de 2020

Un componente crucial de las repuestas al VIH es asegurar que los jóvenes sepan tanto cómo prevenir infecciones por el VIH como dónde pueden acceder de forma segura a la prevención del VIH y a servicios de salud sexual y reproductiva.

El análisis de estudios poblacionales llevados a cabo desde el año 2000 sugiere que los conocimientos exhaustivos acerca del VIH entre mujeres y hombres jóvenes en África occidental y central —y hombres jóvenes en áfrica oriental y meridional— se han incrementado de manera constante. Sin embargo, los conocimientos exhaustivos sobre el VIH entre mujeres jóvenes en África oriental y meridional han aumentado a un ritmo más lento.

Estudios recientes revelan que todavía queda mucho por hacer. En estudios realizados entre 2011 y 2018, solo el 39 % de las mujeres jóvenes (de entre 15 y 24 años) en África oriental y meridional —y el 28 % en África occidental y central— mostraban conocimientos exhaustivos sobre el VIH, en comparación con el 46 % y el 31 % de los hombres jóvenes de la misma franja de edad. En 2001, los países se comprometieron en la Declaración de compromiso sobre el VIH/sida a asegurarse de que, para 2005, el 90 % y, para 2010, el 95 % de los jóvenes de entre 15 y 24 años tuvieran información, educación, servicios y competencias esenciales para la vida que les permitieran reducir su vulnerabilidad a la infección por el VIH.

Comprehensive knowledge of HIV among young people (aged 15-24 years), select countries in sub-Saharan Africa, 2000-2018.

Conocimientos exhaustivos sobre el VIH entre personas jóvenes (de entre 15 y 24 años) en ciertos países del África subsahariana, 2000-2018.

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Prevención del VIH

ONUSIDA celebra los nuevos resultados que muestran que los medicamentos inyectables de larga duración son infinitamente más eficaces a la hora de prevenir el VIH entre las mujeres

09 de noviembre de 2020

GINEBRA, 9 de noviembre de 2020 - ONUSIDA, muy ilusionada ante los nuevos resultados arrojados por el ensayo: el fármaco antirretrovírico cabotegravir, el cual se inyecta cada dos meses, previene el VIH entre las mujeres. Según el estudio, las inyecciones de larga duración entre las mujeres en el África subsahariana resultaron un 89 % más eficaces para prevenir el VIH que las pastillas diarias de profilaxis previa a la exposición (PPrE).

«Los resultados observados son tremendamente significativos. ONUSIDA lleva mucho tiempo intentando que existan opciones para la prevención del VIH entre las mujeres que sean adicionales, aceptables y eficaces. Y por fin este fármaco podría llegar para cambiar por completo las reglas del juego», expresa emocionada Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Si los donantes y los países invirtieran para ampliar el acceso a la profilaxis previa a la exposición inyectable dirigida a las mujeres con más riesgo de contraer el VIH, lograríamos reducir muchísimo el número de nuevas infecciones».

En el ensayo participaron 3200 mujeres de entre 18 y 45 años que corrían un mayor riesgo de infectarse por el VIH en Botswana, Kenya, Malawi, Sudáfrica, Eswatini, Uganda y Zimbabwe. El ensayo se detuvo enseguida por recomendación del Comité de control de la seguridad y los datos, debido a las evidentes pruebas estadísticas que muestran que los fármacos inyectables son más eficaces que las pastillas diarias.

Entre todas las mujeres escogidas al azar para participar en el grupo del estudio de cabotegravir inyectable, se produjeron cuatro infecciones por el VIH, en comparación con las 34 infecciones detectadas en el grupo escogido al azar de profilaxis previa a la exposición oral y diaria. El riesgo de contraer el VIH fue nueve veces inferior con las inyecciones de cabotegravir que con la profilaxis diaria oral.

Los resultados del estudio son importantes y oportunos, ya que se necesitan con urgencia más métodos para prevenir el VIH entre las mujeres con más riesgo de contraer el VIH. El objetivo es que las nuevas opciones preventivas no se basen en la administración diaria o prácticamente diaria de pastilla, en el uso de preservativos o en la abstención sexual. El desarrollo de métodos alternativos capaces de prevenir el VIH y demostrar una mayor adherencia que la actual  aumentará las opciones para la prevención de VIH y la aceptabilidad para las mujeres, y reducirá el número de nuevas infecciones por el VIH.

«ONUSIDA quiere transmitir su enhorabuena a todas las personas que están trabajando en este estudio histórico», insiste la Sra. Byanyima. «Al igual que lo que sucede con la vacuna para la COVID-19, ahora debemos trabajar para garantizar que estas inyecciones que salvan vidas resulten accesibles y asequibles, y se distribuyan justamente entre las personas que opten por utilizarlas».

ONUSIDA

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Se reduce el impacto de la COVID-19 en los servicios contra la transmisión vertical del VIH

27 de octubre de 2020

De acuerdo con los últimos datos, la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto significativo en los servicios relacionados con las pruebas del VIH. Sin embargo, el impacto sobre el tratamiento para el VIH  ha sido inferior al que originalmente se temía. El impacto sobre los servicios para la prevención de la transmisión vertical del VIH (de madre a hijo) se puede considerar variado. Hacia abril, los países en general vieron un descenso en el número de mujeres que se realizaban la prueba del VIH en su primera visita a la clínica para recibir cuidados prenatales. En torno al mes de junio, se observó que dicha tendencia a la baja se había modificado.

En agosto de 2020, gracias al ejercicio de recogida de datos de ONUSIDA, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, con el fin de identificar las interrupciones nacionales, regionales y mundiales causadas por la COVID-19 en los servicios rutinarios del VIH, se analizó la prevención de la transmisión vertical del VIH en 43 países, de los cuales 17 ya habían proporcionado datos suficientes para permitir la identificación de tendencias.

Con el objeto de medir el impacto de la COVID-19 en los servicios relacionados con la transmisión vertical del VIH, se calculó la ratio referente a enero. Por ejemplo, si el número de pruebas en abril fue el mismo que en enero, la ratio sería 1. Si se observara un descenso, la ratio sería inferior a 1.

Ratio de mujeres embarazadas que se realizaron las pruebas del VIH al recibir los cuidados prenatales, meses posteriores frente a enero

Ratio of the number of pregnant women tested for HIV at antenatal care, subsequent months versus January

En abril, todos los países excepto Mozambique y Jamaica experimentaron descensos en el número de mujeres que se realizaron las pruebas del VIH en su primera visita a una clínica para el cuidado prenatal, respecto a enero. Hacia junio o julio, 14 de los 17 países habían vuelto al nivel de febrero respecto a las pruebas (a excepción de Indonesia, Botswana y Sierra Leona).

De los 15 países que proporcionaron datos con relación al tratamiento entre mujeres embarazadas que viven con el VIH, todos excepto cinco (Botswana, Sudáfrica, Sierra Leona, Togo y Guatemala) han logrado recuperar las cifras del mes de febrero con relación al número de mujeres que reciben tratamiento.

Porcentaje de mujeres embarazadas que viven con el VIH y que están recibiendo una terapia antirretrovírica para evitar la transmisión vertical, meses posteriores frente a enero.

Ratio of the number of pregnant women living with HIV receiving antiretroviral therapy to prevent vertical transmission, subsequent months versus January

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