Reportaje

Dos décadas de compromiso en la respuesta al VIH en Brasil

14 de octubre de 2019

Tras siete años viviendo con el VIH, Jair Brandão estaba esperando una cita médica en una clínica en Recife, en el noreste de Brasil, cuando otro paciente le explicó que podía recibir apoyo psicosocial de una organización no gubernamental cercana. A pesar de que necesitó muchos años para aceptar su estado serológico, tan solo necesitó tres sesiones de asesoramiento para darse cuenta de que estaba destinado a convertirse en un activista del VIH.

«Estaba emocionado y asustado al mismo tiempo porque no entendía mucho sobre los espacios políticos, sobre el sida ni las políticas de sanidad. Tampoco sabía cómo participar en un debate político», recuerda el Sr. Brandão, quien dos décadas después es uno de los activistas del VIH más influyentes de Brasil. «El primer desafío fue aceptarme como una persona que vive con el VIH. Tuve que aprender sobre el virus y cómo cuidarme. Después de eso comencé a educarme sobre temas sociales y políticos».

El Sr. Brandão cree que ser activista es algo innato en él. «Algunas personas nacen con ese don», dice «Ser activista es un no parar y no aceptar injusticias ni las violaciones de derechos. Creo que nací con este don porque siempre me he encargado de dirigir todo tipo de procesos, incluso sin saber que eso era activismo, y siempre me preocupaba por ayudar y empoderar a otros».

Después de participar en tres de las cuatro Reuniones de alto nivel de las Naciones Unidas sobre el sida y en la Reunión de alto nivel sobre la tuberculosis de 2018, el Sr. Brandão sabe lo difícil que es entablar conversación con otros miembros de la sociedad civil y con representantes de otros países. Su lengua materna es el portugués, que no es un idioma oficial de las Naciones Unidas. «Hablar un idioma extranjero es un gran problema para nosotros en Brasil, por lo que, como mínimo, tenemos que saber español. Muy pocos activistas brasileños tienen un nivel de inglés lo suficientemente fluido para poder intervenir en estos espacios».

En julio de 2019, el Sr. Brandão formó parte de los delegados de organizaciones no gubernamentales en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible en Nueva York, Estados Unidos de América, representando a RNP+ (Rede Nacional de Pessoas Vivendo com HIV e AIDS) y su propia organización no gubernamental, Gestos: Soropositividade, Comunicação e Gênero.

«Es esencial que la sociedad civil participe de manera efectiva en los procesos nacionales de aplicación y seguimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. No podemos alcanzar los ODS sin su plena participación», dice. «Defender el programa para el VIH también requiere discutir otros temas igualmente importantes y transversales».

A través de su papel como asesor de proyectos en Gestos y como miembro de RNP+, el Sr. Brandão también lidera el proyecto del Índice de Estigma 2.0 en personas que viven con el VIH en Brasil. Junto a sus compañeros en Gestos y otras redes nacionales de personas que viven con el VIH y con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ONUSIDA, ayudó en la formación de 30 personas en siete ciudades brasileñas para que supiesen hacer entrevistas correctamente. En dos meses, reunieron información sobre el estigma y la discriminación relacionados con el VIH al llevar a cabo alrededor de 1800 entrevistas. Los primeros resultados serán publicados antes de finales de noviembre.

«Este proceso fortaleció a los activistas que realizaron las entrevistas porque pudieron escuchar y experimentar las historias que muchas personas habían vivido y que hasta ahora no pudieron compartir con nadie», recuerda. «Estamos en la cuarta década de la epidemia del VIH y todavía existe una gran estigmatización y discriminación. El Índice de Estigma 2.0 es un instrumento que nos da pruebas de ello en Brasil. Podremos abogar por políticas y servicios de VIH libres de estigma y discriminación».

El Sr. Brandão cree en el poder de la colaboración y la asociación para lograr el progreso social.

«La solidaridad y el espíritu comunitario que ayudaron a crear el movimiento contra el VIH deben volver a poner a nuestros actos y nuestra consciencia en movimiento», dice. «Es fundamental que reflexionemos sobre las estrategias y crear nuevas formas de lograr el cambio. Al igual que empoderar a nuevos activistas, especialmente a los jóvenes. Estos deben ser bienvenidos y estar abiertos a recibir información de activistas con experiencia en la respuesta del VIH. Es hora de unir fuerzas, no de dividirnos».