HTI

Un modelo para atender a los grupos de población clave de Haití

16 de agosto de 2022

Imagine que a usted lo culparan una y otra vez por todas las tragedias que ocurrieran en su país. Terremotos. Huracanes. Inundaciones.

Ahora imagine que, precisamente por eso, lo excluyeran de los esfuerzos para responder a las catástrofes.

Las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT) en Haití se enfrentan a profundos prejuicios. La discriminación a menudo socava su oportunidad de vivir. Mina sus oportunidades de educación y empleo. Para ellas incluso acceder a la atención sanitaria se vuelve difícil.

Fundada en 1999, la Fundación SEROvie aúna la promoción de la salud para la comunidad LGBT con la defensa de los derechos humanos y la capacitación socioeconómica. Hoy en día, la organización lleva a cabo proyectos en nueve departamentos geográficos.

ONUSIDA brinda su apoyo a SEROvie para asegurarse de que, en la respuesta a los desastres, siempre se tengan en cuenta  las necesidades de los grupos de población clave. Esta intervención garantiza que las personas que viven con el VIH continúen recibiendo su tratamiento antirretroviral y tengan acceso a la ayuda a tiempo. Más allá de la fase de emergencia, los beneficiarios obtienen apoyo para reanudar la generación de ingresos y poder reintegrarse en sus hogares. También reciben apoyo psicosocial para hacer frente al dolor y el trauma.

En 2016, SEROvie fundó la clínica J.C Ménard en Port au Prince. Esta clínica atiende a personas LGBT y a otros grupos de población clave, incluidas las trabajadoras sexuales y sus clientes. Aquí SEROvie ha condensado más de dos décadas de experiencia en la prestación de asistencia sanitaria y social en un paquete de servicios completo.

Con la ayuda de varios colaboradores, incluida la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), J.C Ménard ofrece una gama de servicios de libre acceso a usuarios que abordan la violencia de género, el estigma y la discriminación, la planificación familiar y la prevención del VIH, incluida la profilaxis previa a la exposición. También proporciona tratamiento y atención para el VIH, las ITS y la tuberculosis. 

En el laboratorio interno, los técnicos gestionan tanto el diagnóstico como la monitorización del tratamiento. Realizan un seguimiento individual de cada caso, desde el positivo en la prueba hasta la supresión vírica. Durante el último año, la clínica realizó pruebas del VIH en las instalaciones para 6000 personas y apoyó la gestión del tratamiento del VIH para más de 1500 clientes. Además de suministrar medicamentos a los pacientes, la clínica se coordina con otras instalaciones de tratamiento para garantizar que las existencias no se agoten y que los fármacos no caduquen.

Los trabajadores sociales realizan evaluaciones individuales para determinar las necesidades de los clientes. Para la psicóloga Darline Armand, sin duda, el momento más importante de su trabajo es la primera interacción tras el diagnóstico.

«Necesitan sentirse seguros», afirma.

Gregory Jacques, supervisor de iguales, explicó que la clínica emplea tanto la educación entre pares como la navegación entre pares como enfoques estratégicos. Los educadores hacen que los clientes se sientan implicados en las relaciones, el riesgo y la seguridad, y les proporcionan información precisa. Los propios navegadores son personas que viven con el VIH y que guían a los demás a través del proceso de tratamiento y atención.

«Lo que marca la diferencia es precisamente que saben que eres como ellos», explica un navegante.

En la sala de la comunidad, los clientes aprenden sobre salud y relaciones mediante divertidas actividades. Aquí es donde también se reúnen para los grupos de apoyo y diálogos.

El equipo de supervisión y evaluación mide el rendimiento del programa al detalle. Hacen un seguimiento de todo, desde el número de personas que viven con el VIH identificadas mediante pruebas de índice hasta el número de sesiones de sensibilización llevadas a cabo con sacerdotes de vudú. En el último año, la clínica envió mensajes de sensibilización en materia de VIH, VGB, estigma y discriminación a más de 15 000 personas. Más de 1500 personas se benefician de los servicios integrales de atención y tratamiento del VIH mientras más de 1500 se mantienen adheridas a la profilaxis previa a la exposición.

Steeve Laguerre, cofundador de SEROvie, reflexiona sobre la trayectoria de la organización con asombro y claridad.

«Los servicios que ofrecemos están totalmente determinados por las necesidades de las personas a las que servimos», afirma. «Buscamos financiación que se adapte a sus demandas. El trabajo siempre está orientado al cliente». 

Este enfoque centrado en el cliente es valioso para el Caribe en general. Según la Actualización mundial sobre el sida de 2022 En peligro, el año pasado cuatro de cada cinco nuevas infecciones en la región se vieron vinculadas a los grupos de población clave y a sus parejas sexuales. Al mismo tiempo, la mayor parte de la financiación para las actividades regionales de prevención combinada con los grupos de población clave procede de fuentes internacionales. 

«Las estrategias lideradas por la comunidad para la atención al paciente ayudan a reducir el diagnóstico tardío y la pérdida de seguimiento, a la vez que mejoran los resultados del tratamiento», afirmó el Dr. Christian Mouala, director nacional de ONUSIDA para Haití. «Estos enfoques deben contar con los recursos adecuados y estar integrados en la respuesta nacional».

Los trabajadores comunitarios de la salud refuerzan las respuestas al VIH y a la COVID-19

02 de diciembre de 2021

En 2001, Micheline Léon se encontraba mal. La entonces madre de tres hijos, de 33 años, viajó desde su casa, situada en la pequeña ciudad de Corporand, en el centro de Haití, hasta una clínica en Cange. Allí le diagnosticaron VIH y tuberculosis.

Afortunadamente, tres años antes, una organización llamada Zanmi Lasante -en criollo haitiano para referirse a Partners in Health- había lanzado la Iniciativa de Equidad del VIH. (Zanmi Lasante es la organización hermana del grupo de asistencia de salud sin ánimo de lucro Partners in Health, con sede en Estados Unidos). Se trató de uno de los primeros proyectos en el mundo para administrar eficazmente la terapia antirretroviral en entornos rurales pobres.

Veinte años después, Micheline es una de las 2 000 trabajadoras comunitarias de la salud llamadas accompagnateurs en la red Zanmi Lasante. Los equipos de accompagnateurs multidisciplinares son el vínculo entre los pacientes y los centros de salud. También forman parte de todas las discusiones de la Iniciativa de Equidad del VIH en relación con la atención al paciente, el tratamiento y el apoyo social.

Los trabajadores comunitarios de la salud viven en las zonas en las que trabajan. Ayudan a que los pacientes se recuperen y se mantengan sanos. Sus principales funciones son la distribución de medicamentos, las visitas a domicilio, y poner en contacto a las personas con la atención médica. Acompañan a los pacientes a las clínicas y hacen un seguimiento de los que han faltado a las citas médicas. Durante la pandemia de COVID-19, los accompagnateurs fueron clave en la labor de atención y tratamiento de Zanmi Lasante. Las habilidades de atención domiciliaria y rastreo de contactos perfeccionadas en respuesta al VIH se están utilizando ahora para la COVID-19.

Zanmi Lasante adopta un enfoque holístico de la atención que incluye servicios sociales como la provisión de alojamiento, comida y transporte. Los trabajadores comunitarios de la salud colaboran en la coordinación de todo el apoyo necesario. También sirven al conjunto de la comunidad mediante campañas educativas sobre temas como la salud mental y las infecciones de transmisión sexual.

Lo más importante es que los accompagnateurs capacitan e inspiran a las personas para que se hagan cargo de su propia salud. Micheline es un modelo de conducta que se encuentra al alcance de la mano. Ha seguido el tratamiento desde que lo comenzó y la carga viral del VIH se ha mantenido indetectable desde que empezó a recibir las pruebas de carga viral en 2017. Tiene un pequeño negocio de frutas y aves de corral, y a veces pasa tiempo en Puerto Príncipe, donde tiene un nuevo nieto. Participa en varias actividades de grupo en el centro Zanmi Lasante de Cange, como grupos de apoyo, cursos sobre la carga viral y clubes de madres.

"El apoyo psicosocial que recibí de Zanmi Lasante me hizo ver que mi diagnóstico no era una sentencia de muerte y que podía seguir adelante y llevar una vida sana y plena", dijo Micheline.

Otro programa de VIH haitiano muy importante emplea un enfoque de salud comunitaria. GHESKIO, el Grupo de Estudio Haitiano sobre el Sarcoma de Kaposi y las Infecciones Oportunistas, se fundó en 1982, un año antes de que se descubriera oficialmente el VIH. Es la organización de lucha contra el VIH más antigua del mundo y ha realizado investigaciones y prestado atención clínica durante las últimas cuatro décadas.

GHESKIO ha aprovechado un modelo basado en la comunidad para ayudar a Haití a responder al VIH y a otras crisis de salud pública. Cuando la pandemia de COVID-19 llegó al país en marzo de 2020, GHESKIO reforzó un programa existente, Distribución de TAR (terapia antirretroviral) en la Comunidad, para garantizar que los clientes que viven con el VIH recibieran un suministro de medicamentos para tres meses. Desde una pequeña sala de la Asociación Nacional de Solidaridad (ASON), un equipo empaqueta medicamentos en bolsas de plástico y consulta su lista de clientes. Si una persona no puede venir a por sus medicamentos, recibirá una entrega a domicilio.

GHESKIO también ha reforzado las actividades de formación de sus trabajadores comunitarios y multidisciplinares de la salud. Así, proporcionaban apoyo social a los pacientes, así como atención domiciliaria para aquellos casos que no requerían hospitalización.

"Nuestra Unidad Comunitaria ha desempeñado un papel esencial en la aceptación de los nuevos centros de tratamiento de COVID-19 en los barrios pobres y abarrotados", dijo el Coordinador de Programas de GHESKIO, Patrice Joseph. "En colaboración con el Ministerio de Salud, hemos reforzado el rastreo de contactos, la investigación de casos y la gestión del brote de COVID-19".

Una de las más recientes trabajadoras comunitarias de la salud es CV, una mujer de 35 años, madre de tres hijos, de Village de Dieu, una barriada al sur de Puerto Príncipe. Ella misma sobrevivió a la COVID-19. Cuando empezó a sentirse mal, un trabajador comunitario de la salud la acompañó a realizarse pruebas. Tras cinco días en el hospital COVID-19 de GHESKIO, un equipo comunitario llevó a cabo visitas a su domicilio para garantizar su plena recuperación.

Ahora trabaja como recepcionista en GHESKIO. Además, es agente de salud comunitaria de dicha organización y anima a los pacientes a acudir a las visitas programadas. CV fomenta la sensibilización de la comunidad en torno a la prevención de la COVID-19, promoviendo la higiene y educando a la población sobre la importancia de vacunarse contra el virus.

“No doy ningún día por perdido”, afirmó.

Fortalecer la respuesta al VIH en Haití a través de vigilancia dirigida por la comunidad

03 de diciembre de 2021

“No he tomado mi medicación en siete meses,” afirmó Carla Joseph (nombre ficticio), una mujer transgénero que vive con el VIH en Haití. “Necesito un lugar fiable y directo que no me pida una carta de referencia... para volver a recibir el tratamiento.”

Habla con uno de los oficiales de campo de vigilancia dirigida por la comunidad (CLM), parte del Observatorio del Foro de Sociedad Civil de Haití, quien ha estado trabajando durante el último año en cómo conectar a personas ya diagnosticadas con el tratamiento y en asegurar que los que ya están atendidos estén mejor provistos.

“Gracias a esta vigilancia hemos podido conocer a muchos pacientes a la espera de ser atendidos y de poder disponer de sus medicamentos de nuevo,” aseguró Elisabeth Jacques, una Coordinadora de Campo de Vigilancia Dirigida por la Comunidad. “¿No deberían prestarse los servicios en el mejor día y hora para el paciente?”

ONUSIDA apoya este trabajo de vigilancia que se está llevando a cabo por el Observatorio del Foro de Sociedad Civil de Haití. Se trata de un mecanismo de responsabilidad que busca mejorar el acceso a los servicios relacionados con el VIH y la calidad en la atención que estas personas reciben. El proceso se dirige y ejecuta por comunidades de personas que viven con el VIH, grupos de poblaciones clave y otros vulnerables.

Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo coordinado de varios socios, entre ellos el Ministerio de Salud Pública y Población y el Gobierno de los Estados Unidos a través del Plan de emergencia del Presidente de los Estados Unidos para paliar los efectos del SIDA (PEPFAR). Tiene el objetivo de mantener y extender los accesos a los servicios relacionados con el VIH para las 150 000 personas que se estima que viven con el VIH en Haití, incluyendo a las 30 000 que aún no conocen su estado.

En su primer informe, el Observatorio del Foro de Sociedad Civil llamó a la atención acerca de la necesidad de mejora de los servicios enfocados al cliente, ampliando los horarios de atención y reduciendo las esperas. También se recomendó aumentar el suministro a seis meses del medicamento antirretroviral dispensado a las personas estables que viven con el VIH. De manera adicional, la vigilancia dirigida por la comunidad puso de manifiesto la necesidad de mejorar los conocimientos sobre el tratamiento relacionados con el concepto de I = I (indetectable = intransmisible).

“Deberíamos capacitar a la sociedad civil para llevar a cabo esta labor de sensibilización. Están más familiarizados con los clientes. Cuando alguien se pierde en el seguimiento, los miembros de la comunidad saben cómo hablar con ellos y animarles a volver. Si dotamos a la comunidad de autonomía a través de la vigilancia dirigida, podremos tener un mejor control de los que ocurre,” afirmó Soeurette Policar, el Coordinador del Observatorio del Foro de Sociedad Civil.

El responsable de la prevención del VIH en el Ministerio de Salud Pública y Población, Steve Mc Allan Smith, agradeció las recomendaciones. “La vigilancia dirigida por la comunidad nos dirá cómo se están ofreciendo los servicios y cómo los están recibiendo las personas desde la perspectiva del cliente. Este acercamiento nos ayudará a orquestar intervenciones para las necesidades especificas de los pacientes. También nos facilitará atender los problemas con las pruebas de detección. Pero sobre todo nos servirá para retener a la gente en la atención. Alcanzar los objetivos es muy bueno,” confirmó. “Mantenerlos a largo plazo es lo que realmente nos interesa.”

A lo largo del último año, el país ha lidiado con crisis cruzadas. Un mes después del asesinato de su presidente, Haití sufrió un devastador terremoto, seguido de una tormenta tropical. El empeoramiento del crimen organizado y la ola de secuestros han tenido consecuencias nefastas para la vida cotidiana de los haitianos. En los últimos meses, la escasez de combustible ha complicado todavía más la situación de los habitantes y de las organizaciones, que no pueden llevar a cabo sus labores. Todo esto bajo la presión ejercida por el COVID-19.

La pobreza, la violencia de género y la discriminación que sufren las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave complican la posibilidad de mantenerse en tratamiento. El difícil contexto socioeconómico y de seguridad no hace más que empeorar las cosas. De acuerdo con los datos del PEPFAR, al menos 8000 haitianos dejaron de recibir el tratamiento contra el VIH el año pasado.

Sin embargo, tal y como afirma el Director nacional de ONUSIDA en Haití, Christian Mouala, el país ha sido capaz de implementar la dispensación multimensual de medicamentos antirretrovirales al 88 % de las personas en tratamiento contra el VIH durante el COVID-19. Todo esto gracias a los esfuerzos coordinados bajo el liderazgo del Ministerio de Salud Pública y Población y la colaboración de varias partes interesadas, como la sociedad civil haitiana.

“La gente y el sistema sanitario de aquí son resistentes y adaptables,” aseguró Sr Mouala. “En este momento, el liderazgo de la comunidad debe ser aún más central en el desarrollo y la aplicación de estrategias que garanticen que las personas disfruten de los mejores servicios de apoyo social, sanitario y del VIH.”

Brindándole a Haití la ayuda que necesita para construir una respuesta al VIH sostenible

11 de octubre de 2021

En la clínica GHESKIO (Groupe Haïtien d'Étude du Sarcome de Kaposi et des Infections Opportunistes), situada en Port au Prince, Haití, una mujer joven se entera de que es seropositiva. Además de asesorarla, se le ofrece la inscripción inmediata en un programa de tratamiento en el centro.

El inicio del tratamiento el mismo día del diagnóstico está entre las medidas que Haití ha puesto en marcha para cambiar el rumbo de su epidemia del VIH. La prevalencia del VIH entre los adultos es ahora del 1,9 %, una reducción importante tras el máximo de 3,2 % registrado a mediados de los años noventa. Según las estadísticas del Gobierno, de las 154 000 personas que se calcula que viven con el VIH, el 89 % conoce su estado serológico. El 93 % de las personas diagnosticadas sigue un tratamiento antirretroviral y el 87 % de las personas en tratamiento ha conseguido la supresión viral. Durante la última década, las muertes debidas a enfermedades relacionadas con el sida descendieron un 63 % en el país del Caribe.

Estos logros son el resultado de la colaboración entre el Gobierno de Haití, la sociedad civil y los socios internacionales de desarrollo.

Pero también se deben a la gran inversión de los donantes. La gran mayoría del gasto total en VIH en Haití procede de fuentes internacionales.

La oficina nacional de ONUSIDA para Haití está actualmente prestando su apoyo al Plan de emergencia del Presidente de los Estados Unidos para paliar los efectos del SIDA (PEPFAR) y al Ministerio de Salud Pública y Población para llevar a cabo el ejercicio del Índice y Tablero de Sostenibilidad (SID) en Haití. Se trata de una herramienta que se completa cada dos años para mejorar la comprensión de los paisajes de sostenibilidad de los países e informar sobre las decisiones de inversión en materia de VIH. A través del ejercicio, las partes interesadas evalúan las respuestas nacionales al VIH desde el punto de vista de la sostenibilidad y en cuatro áreas temáticas. Este es el cuarto SID de Haití. 

«Las impresionantes ganancias que Haití ha obtenido en la última década pueden verse comprometidas en el futuro si se confía demasiado en la financiación externa. ONUSIDA se enorgullece de apoyar al Ministerio de Salud Pública y Población junto con el PEPFAR y el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria a través de este ejercicio para crear una respuesta más sostenible», apuntó Christian Mouala, director nacional de ONUSIDA para Haití.

ONUSIDA continuará trabajando codo con codo con los líderes nacionales, PEPFAR, el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, la sociedad civil y otros socios clave de la respuesta al VIH para garantizar que las intervenciones nacionales sean equitativas. El objetivo es llegar a las comunidades más vulnerables a través de una programación e implementación coordinadas y la inclusión coherente de las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave, incluso en contextos humanitarios.

El director ejecutivo de la Unidad para el Control de Enfermedades Infecciosas y Transmisibles (UCMIT), Pavel Desrosiers, señaló que el ejercicio de SID es crucial para identificar las debilidades en la respuesta actual al VIH.

De acuerdo con Hamfrey Sanhokwe, coordinador del PEPFAR para Haití, el SID también ayuda a los donantes, pues «mide el progreso en sostenibilidad programática y financiera y ayuda a centrar los esfuerzos para una respuesta nacional óptima al VIH».

La participación óptima de todas las partes interesadas en el VIH es clave para el proceso. «Las personas que vivían con el VIH estuvieron representadas y fueron parte activa en todas las reuniones temáticas celebradas durante la semana. Aquellos intercambios siempre fueron productivos», subrayó Maria Malia Jean, representante de la Federación Haitiana de las Asociaciones de Personas que Viven con el VIH (AFHIAVIH).

Los resultados del SID de Haití para 2021 serán finalizados y validados por todas las partes interesadas antes de finales de octubre. Las partes interesadas en el VIH serán capaces de visualizar y centrarse en las áreas que necesitan un mayor fortalecimiento, mientras van percibiendo los éxitos para los que tan duro han tenido que trabajar.

«Haiti ha logrado grandes avances en la lucha contra el VIH; sin embargo, se deben mantener y aumentar los esfuerzos para garantizar que se alcancen los objetivos para 2030», afirmó Lauré Adrien, director general del Ministerio de Salud Pública y Población.

Asombro y desolación en ONUSIDA por el asesinato de Jovenel Moïse, presidente de Haití

08 de julio de 2021

GINEBRA, 8 de julio de 2021—ONUSIDA se siente impactada y rota tras el asesinato de Jovenel Moïse, presidente de Haití, a manos de hombres armados durante un asalto en su residencia privada. La familia de ONUSIDA también alberga la esperanza de que la primera dama, Martine Moïse, se recupere de las heridas sufridas durante el ataque.

«En este momento tan increíblemente difícil, mis pensamientos están con la familia del presidente Moïse», expresó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Deseo de corazón que la primera dama se recupere de sus lesiones. Es una gran amiga de ONUSIDA y una ingente campeona en la respuesta a la epidemia del VIH, tanto en Haití como en toda la región».

La Sra. Moïse, arriba a la izquierda, lleva desde el año 2017 presidiendo el Mecanismo de coordinación del país del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, y es una firme aliada de ONUSIDA, de quien siempre ha estado muy cerca. También es miembro de la Red de acción de esposas de líderes del Caribe y apoya el trabajo en torno a la iniciativa Every Woman, Every Child en Haití. Entre las prioridades de la Sra. Moïse está el acabar con la violencia contra las mujeres y las niñas, los embarazos adolescentes y la trata de personas. También apoya el programa para prevenir y eliminar la transmisión maternoinfantil del VIH.

El pasado mes de junio, la Sra. Moïse habló en nombre de la comunidad caribeña en la reunión de alto nivel sobre el sida de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

«Alguien tiene que empezar»: cómo una activista transgénero haitiana inspira esperanza a través de la visibilidad

09 de noviembre de 2020

El primer centro de acogida para personas transgénero en Haití abrió sus puertas la semana pasada. Kay Trans Ayiti fue inaugurado con el corte de un lazo rojo y vítores por parte de un círculo de activistas y residentes. El grupo se fue turnando para sacarse fotos entre globos rosas y azules atados al porche que se movían de arriba abajo.

Este momento triunfal tuvo lugar durante una época difícil. Cuando le preguntaron cómo les había ido a las personas transgénero en Haití durante la COVID-19, la fundadora Yaisah Val fue rotunda. «Cuando el resto de la población tiene un catarro, la comunidad trans tiene neumonía. Imagine eso unido al hambre, la pobreza y los recursos escasos en Haití: siempre estamos al margen», dice.

En muchos aspectos, la Sra. Val no está tan excluida como las personas a las que ayuda. La primera mujer abierta y públicamente transgénero de Haití se presenta como madre de dos y esposa. Posee un título universitario en educación y psicología clínica. Era profesora y orientadora escolar antes de convertirse en movilizadora comunitaria a tiempo completo, activista y portavoz en asuntos relacionados con la identidad de género. Durante los que ella denomina sus «años ocultos», fue fácilmente aceptada como mujer.

Nacida en los Estados Unidos de América e hija de padres haitianos, tuvo la suerte de tener una familia estable, el apoyo de sus profesores y el amor incondicional de su abuela.

«Si vas a ser marica, serás el mejor marica que hay porque eres el mío», le dijo su abuela cuando aún era un niño llamado Junior.

Esto no es lo habitual. Según la Red Trans del Caribe Unido, las personas transgénero de la zona tienen muchas menos posibilidades de recibir el apoyo de su familia, terminar la educación secundaria y tener trabajo. Es más probable que terminen viviendo en la calle, se prostituyan para sobrevivir y sufran extrema violencia. Todo esto aumenta exponencialmente el riesgo de esta comunidad de infectarse por el VIH. Un estudio reciente mostró que las mujeres transgénero en Haití tenían una prevalencia del VIH del 27,6 % —14 veces más alta que la población general.

Sin embargo, a pesar de su «privilegiada» vida, el viaje de 47 años de la Sra. Val ha sido intenso.

Desde que tenía dos o tres años, ya sabía que era una niña. El control del género por parte de sus parientes fue inmediato e incesante: «Enderezad a ese niño. No le podéis dejar que crezca de esa manera». A lo siete años, fue ingresada en el Hospital Infantil de Washington por heridas en sus genitales que se había infligido ella misma. La pubertad fue «un infierno...mucha confusión y odio hacia mí misma».

Hace alrededor de 20 años, se convirtió en ella misma durante el carnaval de Haití. Se hizo trenzas en el pelo, se enfundó un vestido y se subió a un ruidoso y colorido bus tap-tap con sus amigos. Un hombre ligó con ella. La llamó guapa y le abrió la puerta. Se sintió como Cenicienta.

«Ese chico se acabó enterando y casi me mata de una paliza», recuerda la Sra. Val. «Ya seas de clase alta, de clase media o de la calle, mientras seas trans, no importa. Una vez sales del armario, desaparece todo el respeto... Solo eres eso. Esa palabra te quita toda la humanidad a ojos de la gente».

Transicionar le ofreció cierta libertad, «vivía y me veían como soy, como siempre había sido». Pero el miedo a ser agredida o excluida hizo de su identidad un estresante secreto. Sus exnovios no sabían que era transgénero hasta que salió del armario años después. Solo se reveló ante el hombre que más tarde se convertiría en su marido después de haber vivido juntos durante un año y cuando estaban a punto de casarse.

«No recomiendo que se haga eso», dice la Sra. Val una y otra vez, haciendo referencia a las personas transgénero que ocultan su identidad de género a sus parejas. «Puede ser violento. Puede ser peligroso».

En su caso, salió bien. Su pareja decidió que era la misma persona que conocía y amaba. Hace tres años, la historia se repitió cuando se lo contó a sus hijos.

«Simplemente estaba sorprendido», dijo su hijo, Cedrick. «Me impactó para bien. Me habían empezado a educar poco a poco a lo largo de los años para que entendiese lo que significaba. Desde entonces, el vínculo madre-hijo alcanzó un nuevo nivel para ambos. Llenó todas esas lagunas. Ahora todo tenía sentido, como sus historias de la infancia».

Salir del armario a sus más allegados abrió las compuertas al activismo. En 2016, la Sra. Val se convirtió en la primera persona de la historia de Haití en identificarse públicamente como persona transgénero. Ha sido una asociada clave para ONUSIDA Haití y las organizaciones de lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) de la isla. El año pasado, participó en un diálogo nacional sobre los derechos de las personas LGBTI. Junto a su esposo, empezó a acoger a personas transgénero sin hogar. Esto sentó las bases para Kay Trans Ayiti, que ahora aloja a diez personas transgénero. Se ha puesto en marcha una recaudación de fondos destinada a un programa de apoyo psicosocial, asesoramiento jurídico en materia de sustitución hormonal y formación profesional. Una de sus iniciativas de empleo es un carrito de comida. Algunos de sus residentes viven con el VIH y reciben apoyos para continuar con su tratamiento antirretroviral.

La Sra. Val sabe de primera mano lo aterrador que es acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva como mujer transgénero. Recuerda su experiencia al ir a ginecólogo en Haití para hacerse una revisión relacionada con su vaginoplastia. El médico no entendía lo que significaba «transgénero». La visita terminó con el ginecólogo llamando a otros médicos para que la mirasen embobados.

«Era un canal de YouTube, una página de Google... cualquier cosa menos un ser humano. Estaba molesta. Estaba llorando. ¡Esa es la razón por la que las personas transgénero no acceden a la atención sanitaria! Tenemos un montón de hombres trans con problemas ginecológicos que utilizan tratamientos con hierbas en lugar de ir al médico», dice la Sra. Val.

Su grupo, Acción Comunitaria para la Integración de Mujeres Vulnerables en Haití (Action Communautaire pour l’integration des Femmes Vulnerable en Haiti o ACIFVH), está trabajando con dos clínicas de VIH para sensibilizar a los profesionales de la salud. Combatir la ignorancia y el conservadurismo es una ardua tarea. Incluso tras haber recibido sesiones educativas, algunos médicos y enfermeros han intentado imponer sus creencias religiosas a los formadores.  

«Tuve suerte de no haberme visto perjudicada por la transfobia y la discriminación», admite la Sra. Val. «Imagine si no hubiera tenido el apoyo de mi abuela, una educación y oportunidades. No habría sido la persona que ve ahora.

«Si echas una semilla en cemento, no crecerá. Ser trans no es el problema, la reacción de la gente lo es: echarlos a la calle, no dejarles trabajar, no aceptarlos en los colegios. Necesitamos tener un sitio en la sociedad. Es difícil. Llevará un tiempo. Pero alguien tiene que empezar».

Recordando el liderazgo de Charlot Jeudy

03 de diciembre de 2019

Charlot Jeudy, presidente de Kouraj, la organización haitiana de las comunidades de personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (LGBT), fue hallado muerto en su domicilio el pasado mes de noviembre. Todavía se están investigando las causas de su muerte. ONUSIDA recuerda al Sr. Jeudy como un intrépido y audaz defensor de los derechos humanos.

Tras el devastador terremoto que asoló el país en 2010, todos los vecinos de Haití trabajaron para superar la pérdida de sus hogares, sus negocios, los servicios públicos y más de 100 000 vidas. Sin embargo, en medio del trauma y de la determinación compartidos, tuvo lugar un episodio muy dañino.

Algunas personas empezaron a culpar a los masisi, un término despectivo del criollo haitiano para referirse a los hombres gais. Consideraban que el desastre había sido un castigo divino por los pecados de la comunidad LGBT. Los miembros de minorías sexuales y de género se convirtieron de pronto en sujetos sobre los que recaía una enorme exclusión y un gran abuso. Las organizaciones de derechos humanos documentaron casos de personas LGBT a las que se había negado el acceso a las viviendas de emergencia, la comida, la atención sanitaria y el trabajo. Hubo incluso denuncias de ataques físicos y violaciones homofóbicas.

Lejos de aceptar la situación, Charlot Jeudy decidió actuar. Fundó Kouraj, que en criollo haitiano significa valor. En su lucha por lograr la igualdad de derechos, Kouraj destacó la importancia de la capacitación de la comunidad y se fijó como objetivo inspirar orgullo y amor entre la comunidad LGBT.

«Queremos lanzar un discurso alternativo con relación a la homosexualidad en Haití porque, durante mucho tiempo, los homófobos han debatido con relación a nuestra realidad y han propuesto su propia interpretación», explicó el Sr. Jeudy en 2011.

Durante los ocho años posteriores, Kouraj evolucionó para ofrecerle a la comunidad servicios formativos, legales y psicosociales, así como educación sanitaria. Se convirtió en uno de los mayores defensores de Haití para acabar con la discriminación contra las personas LGBT y desempeñó un papel clave a la hora de resistirse a la introducción de las leyes discriminatorias.

Sin duda, el nombre de la organización había sido todo un acierto. Sus miembros se han enfrentado a agresiones verbales y amenazas de muerte. Hace tres años, tras numerosas amenazas de violencia, se tuvo que cancelar un festival para celebrar la comunidad LGBT afrocaribeña. Según algunos de sus amigos, el Sr. Jeudy hizo oídos sordos a sus súplicas de dejar el país en su momento. Además, en respuesta a un repunte detectado en las denuncias por violencia callejera contra la comunidad LGBT el año pasado, trabajó con las Naciones Unidas en un proyecto para promover la tolerancia y la igualdad de derechos.

John Waters, director del programa de la Coalición Caribeña de Comunidades Vulnerables, rindió homenaje al liderazgo del Sr. Jeudy.

«Vi a Charlot Jeudy crecer. Pasó de ser un activista joven, impaciente y vehemente a convertirse en un líder estratégico y capaz de usar los derechos humanos no como espada, sino como escudo», recordó el Sr. Waters. «Conquistó los corazones y las mentes de los

demás para crear aliados. El Sr. Jeudy ha dejado una enorme brecha en el trabajo por los derechos humanos en el Caribe. Puso el listón muy alto para aquellos que hoy tienen que seguir sus pasos».

El Sr. Jeudy fue también un representante activo de la sociedad civil que formó parte del cuerpo que supervisa la gestión de la respuesta haitiana al VIH, la tuberculosis y la malaria.

«Bajo el liderazgo de Charlot Jeudy, Kouraj se convirtió en un socio modélico», dijo Fritz Moise, director ejecutivo de la fundación Reproductive Health and Family Education. «Su muerte ha supuesto una enorme pérdida para la respuesta al VIH en Haití».

ONUSIDA ha sumado su voz a las muestras de dolor y honró también el liderazgo del Sr. Jeudy.

«Charlot Jeudy ejemplificó a la perfección el poder de las comunidades para ser la voz de aquellos sin voz, y para lograr un cambio significativo en las vidas de las personas», afirmó Mama Awa Faye, directora nacional de ONUSIDA para Haití. «Este año en el Día Mundial del Sida celebramos el poder de las comunidades para marcar la diferencia. El Sr. Jeudy hizo justo eso».

Los servicios de prevención y tratamiento del VIH en Haití se ponen de nuevo en marcha tras el huracán Matthew

02 de noviembre de 2016

Haití se encuentra normalmente en la trayectoria que siguen las tormentas del océano Atlántico, pero el huracán Matthew ha sido el más destructivo de las últimas cinco décadas y el peor desastre natural del país desde el devastador terremoto de 2010. De acuerdo con la Oficina para la coordinación de asuntos humanitarios, el huracán ha causado 546 muertes, 438 heridos y ha dejado a miles de personas sin hogar. Más de 141 000 personas han sido desplazadas y están viviendo en refugios temporales. 

Jasmin Désir, un líder comunitario de la Unión para la lucha contra el estigma y la discriminación (Union to Fight against Stigma and Discrimination), declaró que, para las personas con escasos recursos, la situación es de total desesperación, y es aún peor para las muchas personas que viven con el VIH. También afirmó que la principal preocupación de estas personas ahora mismo es ser capaces de tomar medicamentos antirretrovíricos "cuando no hay alimentos a la vista". En la actualidad, 806 000 personas necesitan asistencia alimentaria de emergencia.

Renel Julien, un organizador comunitario que vive con el VIH, moviliza a las personas en su misma situación para conseguir comida y agua. Julien afirma que el desgaste emocional que provoca enfrentarse a las consecuencias del huracán ha pasado factura a muchas personas de la comunidad.

Todo el sistema de atención sanitaria de Haití ha resultado afectado. El personal médico y sanitario de la comunidad fue incapaz de realizar visitas domiciliarias en algunos lugares. La mayoría de las clínicas resultaron gravemente dañadas y algunas de ellas, junto con algunos hospitales, perdieron todo su equipo, incluidos generadores, paneles solares y ordenadores. Durante el huracán también se perdieron medicamentos antirretrovíricos y otros recursos.

En los cinco departamentos más afectados (Grand 'Anse, Sur, Sudeste, Nippes y Noroeste), había 13 994 personas que viven con el VIH y 37 centros de tratamiento contra el VIH en funcionamiento antes del paso del huracán Matthew.

Según ONUSIDA Haití, el huracán ya ha afectado a los servicios de prevención, apoyo, tratamiento y atención relacionados con el VIH. Existe una necesidad urgente de poner en marcha programas que garanticen que la actual tasa de cobertura de personas en tratamiento (entre el 60% y el 80%) no disminuya.

"Un sistema de distribución comunitario podría ser la solución", declaró Yafflo Ouattara, director nacional de ONUSIDA para Haití. "A corto plazo, puede que sea la mejor opción para llegar a aquellas personas que viven con el VIH y no tienen acceso a los servicios habituales".

En estos momentos, la delegación nacional de ONUSIDA en Haití está apoyando el programa nacional para la reducción del sida con el objetivo de reunir información sobre las zonas más afectadas y buscar alternativas para la atención del VIH y su tratamiento. Acordar la distribución de los centros de tratamiento, así como revisar la cadena de abastecimiento de medicamentos antirretrovíricos y otros suministros, son algunas de las prioridades.

Los líderes comunitarios afirman que los grupos marginados, incluidos los gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas transgénero y los trabajadores sexuales, son aún más vulnerables en estas circunstancias. En base a una evaluación inicial llevada a cabo por organizaciones no gubernamentales en las zonas más afectadas por el huracán, se ha constatado que el estigma y la discriminación se han convertido en un obstáculo para algunas personas necesitadas.

"Haití apenas había comenzado la fase de desarrollo para reconstruir las infraestructuras tras el terremoto de 2010 que destruyó gran parte del país", declaró Edner Boucicaut, presidente del Mecanismo de coordinación del país de Haití para el Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, y director nacional de la organización sin ánimo de lucro Housing Works. "El hecho de tener que lidiar con un desastre natural tras otro hace que las cosas sean más complicadas que en una situación de emergencia normal".

César Núñez, director del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe, anunció que los socios están trabajando para asegurar que los logros alcanzados hasta el momento en la respuesta al VIH no se vean disminuidos. "Estamos comprometidos a asegurar que el excelente progreso que Haití ha conseguido en materia de prevención y tratamiento no se revierta".

Los retos y éxitos de Haití sobre el VIH se reconocen en el Día mundial del sida

02 de diciembre de 2012

Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA (izda), participa en el evento del Día mundial del sida en Pétionville, Haití, junto con Pamela White, embajadora de los Estados Unidos en Haití, y Sophia Martelly, primera dama de Haití.

Por un lado, la respuesta de Haití al VIH es paralela a su recuperación del terremoto. Aunque aún falte tiempo para concluir con la tarea, las partes nacionales e internacionales interesadas han colaborado para hacer frente a este reto, y se han conseguido logros importantes.

Durante la conmemoración del Día mundial del sida en Pétionville, Haití, organizada por el Ministro de sanidad, el director ejecutivo de ONUSIDA Michel Sidibé felicitó al país por su progreso hacia la visión de "llegar a cero", es decir, cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida.

Durante la última década, la tasa de nuevas infecciones por el VIH en Haití se redujo en un 54%. De 2005 a 2011 las muertes relacionadas con el sida disminuyeron en un 47% a escala nacional. Además, para 2011, el 58% de los haitianos que vivían con el sida tenían acceso al tratamiento antirretrovírico. El Sr. Sidibé mostraba su optimismo ante la continuidad de esta trayectoria positiva.

"Fue un honor para mí poder reunirme ayer con el Presidente de la República de Haití, y puedo asegurarles que durante nuestra conversación sentí que de verdad deseaba centrar sus esfuerzos en la respuesta al sida para garantizar que todo el mundo tuviera acceso a información y sistemas de apoyo necesarios para vivir", manifestó Sidibé.

Estos esfuerzos deben centrarse en las personas más vulnerables del país, añadió el Sr. Sidibé. En Haití, alrededor de un 18% de hombres que tienen relaciones con hombres, y un 8% de trabajadores del sexo viven con el VIH.  Casi la mitad de los jóvenes haitianos que viven en campos de refugiados no cuentan con conocimientos adecuados sobre el VIH.

El Sr. Sidibé ha instado a los líderes de Haití a aumentar los esfuerzos para proporcionar servicios de prevención y tratamiento a las poblaciones con un riesgo elevado de infección. También apeló a la adopción de una ley sobre el VIH que no permitiese el estigma o la discriminación.

Estoy orgullosa de poder trabajar codo con codo con el Presidente de la República para garantizar una educación para todos, el fortalecimiento de nuestro sistema sanitario, la capacitación de las mujeres y mejores condiciones de vida para toda la población.

Primera dama Sophia Martelly

Asimismo, les pidió que aumentasen las inversiones nacionales para la respuesta al sida. Actualmente, más del 75% de la financiación para la respuesta de Haití al sida proviene de fuentes externas. Mediante un mayor apoyo a su respuesta nacional al sida, Haití se uniría al cambio de paradigma internacional denominado "de la caridad a la solidaridad mundial", afirmó el Director ejecutivo de ONUSIDA.

Durante la ceremonia del Día mundial del sida, la primera dama de Haití, Sophia Martelly, reconoció la compleja red de problemas sociales que incrementan el riesgo de las personas de contraer el VIH. "Allí donde educar a los niños sea un problema, habrá sida. Allí donde las necesidades básicas sociales no se cumplan, habrá sida. Allí donde haya violencia y violaciones, habrá sida. Por ello se debe poner especial atención a la prevención", manifestó la Primera dama.

"Estoy orgullosa de poder trabajar codo con codo con el Presidente de la República para garantizar una educación para todos, el fortalecimiento de nuestro sistema sanitario, la capacitación de las mujeres y mejores condiciones de vida para toda la población", añadió.

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