Diseño de la próxima estrategia mundial sobre el sida de ONUSIDA

18 de septiembre de 2020

Las partes interesadas de ONUSIDA se reunieron virtualmente para desarrollar de manera conjunta la siguiente estrategia para la respuesta al sida.

GINEBRA, 18 de septiembre de 2020Cuando quedan tan solo diez años para que se cumpla el plazo previsto para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre los que se incluye acabar con la epidemia de sida como amenaza de salud pública para 2030, ONUSIDA ya está trabajando para desarrollar la siguiente estrategia mundial sobre el sida. Dicha próxima estrategia, cuya adopción por parte de la Junta de Coordinación del ONUSIDA está prevista para marzo del año 2021, será una hoja de ruta dirigida a todos los países y socios respecto a la respuesta al sida, para que no se aparten del objetivo de acabar con esta epidemia.

La primera fase del desarrollo de la nueva estrategia tuvo lugar de mayo a agosto de 2020, cuando ONUSIDA llevó a cabo diferentes consultas y revisó la actual estrategia de ONUSIDA 2016-2021, así como su puesta en marcha. Entonces se consultó a más de 10 000 partes interesadas mediante una encuesta mundial en línea, entrevistas con informantes clave, debates de grupo en torno al tema y diferentes talleres. La revisión de pruebas por parte de ONUSIDA plantea importantes interrogantes con relación a qué está funcionando y qué más se puede hacer para mantener o ampliar todo aquello que está dando buenos resultados. Asimismo, invita a la reflexión en cuanto a dónde nos estamos quedando atrás y cómo podemos salvar las brechas y los obstáculos de cara a la siguiente estrategia mundial sobre el sida, con el fin de no perder la ambición ni el enfoque, así como de seguir actuando fundamentados en pruebas.

El 16 de septiembre de 2020, ONUSIDA tuvo una ronda de consultas online con distintas partes interesadas para hablar sobre la siguiente estrategia mundial sobre el sida. En dicho encuentro participaron más de 170 representantes de los Estados miembros, integrantes de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales y miembros del sector privado y académico, junto con representantes de los once copatrocinadores de ONUSIDA.  

«No podemos dar por sentado que se mantendrá la solidaridad mostrada con la respuesta al sida», subrayó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «No tenemos pensado reabrir debates en torno a cuestiones que pudieran hacernos retroceder. Queremos centrarnos en cómo avanzar en aquellas áreas y cuestiones a las que aún no hemos llegado. Necesitamos avanzar para reforzar el progreso, mejorar la urgencia en la respuesta al VIH y fortalecer la solidaridad mundial».        

La revisión de las pruebas y las consultas con relación a la estrategia llevadas a cabo por ONUSIDA hasta la fecha indican que las prioridades de la actual estrategia de ONUSIDA siguen siendo importantes, si bien se han de acelerar el progreso y los resultados en todos los países, contextos y grupos de población. Entre los aspectos que surgieron durante las consultas se encuentran los relacionados con el liderazgo y la financiación políticos, las alianzas y la responsabilidad, la COVID-19, los grupos de población clave, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes; las respuestas lideradas por la comunidad; la eliminación del estigma, la discriminación y las leyes punitivas; la especificidad regional; el VIH y la cobertura sanitaria universal; la multisectorialidad y las desigualdades.  

En las consultas con las distintas partes interesadas se profundizó más en estos 11 temas, gracias a lo cual se recibieron aportaciones sobre cómo amplificar los cambios, cómo pasar del compromiso a la acción y cómo medir y supervisar la acción para demostrar la responsabilidad esperada.

Los representantes de los Gobiernos pusieron énfasis en lo importante que es dar voz a los países y situarlos al frente del desarrollo de la nueva estrategia, tanto en el Gobierno como en las comunidades.  Los representantes de la sociedad civil insistieron en la necesidad de reforzar la capacitación y el liderazgo de los jóvenes, una gran área más deficitaria en la estrategia actual, con el fin de aprovechar todo el potencial de la comunicación, la educación y el desarrollo de la capacidad de las generaciones futuras. Por su parte, los representantes de las organizaciones internacionales subrayaron la gran relevancia de la siguiente estrategia de ONUSIDA para mantener y potenciar el compromiso de la comunidad, todo en coordinación con la nueva estrategia desarrollada por el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

El proceso para el desarrollo de la estrategia de ONUSIDA pasa ahora a una nueva fase, en la que se deben considerar nuevos aspectos que han surgido tras los encuentros y las reuniones de la Junta de Coordinación del ONUSIDA. Será en la 47.ª reunión de la Junta de Coordinación del ONUSIDA, en diciembre de 2020, donde se presentará el esbozo detallado y comentado de la que será la siguiente estrategia de ONUSIDA, la cual integrará los nuevos objetivos mundiales con relación al VIH para 2025 y las estimaciones en cuanto a necesidad de recursos.   La próxima estrategia mundial sobre el sida de ONUSIDA proporcionará un enlace fundamental para informar de los preparativos de cara a la próxima Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre el Sida.

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El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Remarks by UNAIDS Executive Director

VIH y COVID-19: un momento único en la historia para aprender, potenciar y construir sistemas de salud resilientes

09 de septiembre de 2020

En el día de la inauguración de la conferencia Virtual Fast-Track Cities 2020 sobre las respuestas al VIH y a la COVID-19 en las ciudades, ONUSIDA publicó un nuevo informe acerca de cómo fortalecer las respuestas a las emergencias sanitarias.

GINEBRA, 9 de septiembre de 2020 — Un nuevo informe de ONUSIDA pone de manifiesto cómo los países que están lidiando con la COVID-19 hacen uso de la experiencia y la infraestructura de la respuesta al sida para garantizar una respuesta más sólida ante ambas pandemias.  COVID-19 and HIV: 1 moment, 2 epidemics, 3 opportunities—how to seize the moment to learn, leverage and build a new way forward for everyone’s health and rights  (COVID y VIH: 1 momento, 2 epidemias, 3 oportunidades—cómo sacar el máximo partido de este momento para aprender, potenciar y construir un nuevo camino para los derechos y la salud de todos) muestra que al identificar los cambios de dinámica necesarios, es posible encontrar sistemas que sean efectivos, inclusivos, equitativos y con suficientes recursos.

«Dadas las dimensiones épicas de esta emergencia, el mundo necesita unidad y solidaridad», afirmó António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas. «Nuestra lucha de décadas contra el VIH nos aporta conocimientos esenciales. Si prestamos atención a lo que hemos aprendido y trabajamos juntos, podemos garantizar que las respuestas sanitarias nacionales cumplan la promesa de la Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030 y para la salud y el bienestar de todos».

Las tres oportunidades que se ponen de relieve en el informe son: (1) que los principales conocimientos adquiridos de la respuesta al VIH deberían iluminar el camino para las respuestas frente a la COVID-19; (2) cómo la infraestructura existente para el VIH está de alguna manera guiando ya las respuestas ante la COVID-19 y tiene el potencial para impulsar un progreso acelerado; y (3) cómo las respuestas a la COVID-19 y al VIH ofrecen una oportunidad histórica de construir un puente hacia sistemas de salud flexibles y orientados a resultados que funcionen para las personas.

«Estamos ante una oportunidad única de reinventar los sistemas sanitarios», declaró Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Todas las miradas están puestas en la salud, los sistemas sanitarios y la atención sanitaria, con el deseo de los países de estar mejor equipados no solo para combatir la COVID-19, sino también para crear sociedades más sanas y resilientes. Podemos sacar provecho de esta oportunidad y aprender del VIH y de la COVID-19 para implementar cambios sustanciales que nos permitan desarrollar sistemas sanitarios basados en los derechos, equitativos y centrados en las personas».   

El informe destaca cómo la respuesta al VIH puede contribuir a lanzar una respuesta acelerada frente a la COVID-19 de manera que pueda ayudar a garantizar que dichos esfuerzos no vayan en detrimento de la respuesta al VIH o de otras prioridades sanitarias esenciales.  Al mismo tiempo que el mundo concentra todos sus esfuerzos en frenar la propagación de la COVID-19, es también necesario redoblar esfuerzos para limitar cualquier interrupción y promover una pronta recuperación de los servicios relacionados con el VIH. Esto incluye el garantizar el suministro ininterrumpido de productos y tecnologías esenciales para el VIH y otras prioridades sanitarias a nivel mundial.

«Hasta la fecha, la COVID-19 ha causado un significante número de pérdidas humanas en muchas comunidades, pero sobre todo en aquellas donde las desigualdades hacen a las personas más vulnerables a los problemas de salud. El poder sacar provecho de la infraestructura y la mano de obra existentes para el VIH ha ayudado a mitigar lo que podría haber sido una situación muchísimo peor», afirma José M. Zuniga, presidente y director ejecutivo de la Asociación Internacional de Proveedores de Atención al Sida y coorganizador de Virtual Fast-Track Cities 2020 junto con ONUSIDA. «No obstante, con el actual presupuesto para el VIH sustancialmente mermado, el mundo necesita urgentemente incrementar las inversiones en las respuestas tanto al VIH como a la COVID-19 y no desplazar una para responder a la otra».

La amplia, dinámica y ágil infraestructura que se ha construido en torno a la respuesta al VIH, incluida la prestación de servicios innovadores y dirigidos por la comunidad, se está aprovechando de muchas formas para reforzar la respuesta a la COVID-19. Por poner algunos ejemplos, 280 000 trabajadores sanitarios formados dentro del Plan de emergencia del Presidente de los Estados Unidos para paliar los efectos del SIDA están ahora mismo trabajando en primera línea frente a la COVID-19 en muchos países con ingresos bajos y medios. Además, 17 centros de referencia para el tratamiento del VIH en Marruecos funcionan actualmente como servicios de primera línea para el tratamiento de la COVID-19. En Nueva York, la organización no gubernamental para el VIH Housing Work ha abierto dos refugios destinados a personas sin hogar que han dado positivo en la prueba de COVID-19.

El informe pone de relieve que, aunque difieran en muchos sentidos, la COVID-19 y el VIH tienen muchas características en común y que, si tenemos en cuenta las lecciones fundamentales aprendidas del VIH, podremos evitar muchos errores en la respuesta a la COVID-19. Un elemento clave es la aceptación y el liderazgo de las comunidades. El activismo comunitario ha acelerado la entrega de medicinas para el VIH que salvan vidas, la vigilancia por parte de la comunidad ha alertado a los funcionarios de la peligrosa merma de las reservas de medicamentos y las comunidades han hecho entrega a domicilio de pruebas para el VIH y de servicios para el tratamiento. De esta forma también han liderado esfuerzos para eliminar leyes punitivas que alejan de los servicios de salud fundamentales a gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadores sexuales y personas que consumen drogas.

El informe muestra asimismo la importancia de fundamentar toda respuesta sanitaria en los derechos humanos y la necesidad de respuestas que transformen los aspectos relativos al género. Otras acciones incluyen el refuerzo de sistemas estratégicos de información que permitan transmitir rápidamente datos fiables sobre la pandemia para poder identificar así nuevos brotes, una coordinación a nivel mundial, voluntad política constante y una respuesta multisectorial. 

«La aparición de la COVID-19 ha dejado al descubierto la debilidad subyacente de los sistemas sanitarios, que han demostrado su falta de recursos, de preparación y de sostenibilidad», declara Byanyima. «ONUSIDA insta a que se replanteen los sistemas sanitarios para garantizar que estos sean inclusivos, justos y equitativos».

Los sistemas sanitarios del futuro tienen que estar preparados para enfrentarse a cualquier nueva crisis sanitaria de gran magnitud y para eso necesitan ser ágiles, estar orientados a los resultados y centrados en las personas. La epidemia de COVID-19 y la respuesta al VIH deberían usarse como una oportunidad para rediseñar los sistemas sanitarios de manera que funcionen para las personas, se maximice la eficiencia y eficacia, atraigan suficientes recursos y hagan partícipes a las comunidades como aliadas fundamentales para la salud. 

La conferencia Virtual Fast-Track Cities 2020 tendrá lugar el 9 y el 10 de septiembre y reunirá a unos 1500 representantes de más de 300 ciudades y municipios de todo el mundo para debatir las respuestas a la COVID-19 y al VIH en las ciudades. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos, pronunciará el discurso de apertura y ONUSIDA hablará sobre la importancia de la continuidad de los servicios relacionados con el VIH durante la COVID-19, así como debatirá estrategias de mitigación para proteger los logros alcanzados en la respuesta al VIH. 

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ONUSIDA insta a la acción urgente para fortalecer los programas de protección social frente a la COVID-19

26 de agosto de 2020

GINEBRA, 26 de agosto de 2020 - ONUSIDA está instando a los países a adoptar medidas urgentes para reforzar los programas de protección social y defender a las personas más vulnerables del impacto sanitario y el desplome económico derivados de la pandemia de la COVID-19.

Las personas que viven con el VIH y tuberculosis (TB) son las que más sufren los efectos de la COVID-19. Según el modelaje, se calcula que el posible impacto catastrófico de la pandemia de la COVID-19 causaría hasta un 10 %, un 20 % y un 36 % más de muertes de personas con VIH, tuberculosis y malaria, respectivamente, en los próximos cinco años.

Entre los más vulnerables están las mujeres y las chicas, los gais y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, los consumidores de drogas y las personas transgénero. Muchos de ellos son excluidos de los programas existentes de protección social.

«Los países han de asegurar que todo el mundo sea capaz de disfrutar del acceso a los servicios esenciales, incluyéndose aquí la atención sanitaria. Del mismo modo, los Gobiernos deben invertir adecuadamente en programas de protección social, con el fin de mantener a los ciudadanos seguros y de protegerlos de las consecuencias derivadas de la falta de sustento», recordó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

El desplome socioeconómico provocado por la pandemia de la COVID-19 tendrá un impacto descomunal en algunas de las personas más desfavorecidas de las sociedades de todo el mundo. Por ejemplo, la COVID-19 amenaza con doblar el número de personas que se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria hasta llegar a más de 265 millones de personas para final de año. La mayoría de ellas serán residentes de países ya muy afectados por conflictos o crisis económicas o climáticas. Los refugiados se encuentran entre los grupos que más peligro corren.

Es muy probable que cientos de millones de personas de todo el mundo pierdan sus puestos de trabajo en sectores tanto formales como informales de la economía. Alrededor de 150 millones de trabajos a jornada completa se perdieron ya durante el primer trimestre del año, y se espera que en los próximos meses sean muchos más los millones de personas que se vean obligadas a decir adiós a su fuente de ingresos.

«A día de hoy, solo el 29 % de la población mundial cuenta con un buen respaldo en lo que a medidas de protección social se refiere», señaló Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo. Los Gobiernos han de actuar para garantizar la sostenibilidad de los medios de subsistencia, las empresas y los puestos de trabajo, y para velar por la salud, los derechos y los ingresos de los trabajadores durante y después de la COVID-19».

Las mujeres acostumbran a ser las más vulnerables a las crisis económicas, puesto que un enorme porcentaje, desproporcionado con respecto al de hombres, trabaja en los sectores informales de la economía, lo que hace que tengan más posibilidades de perder sus ingresos. A menudo trabajan en la primera línea de la respuesta a la COVID-19; constituyen el 70 % de la mano de obra en los sectores relacionados con el cuidado social y sanitario, y llevan a sus espaldas la carga del trabajo doméstico, nunca remunerado, además de encargarse de los hijos y realizar otros quehaceres vinculados al cuidado de la familia.

El aumento de la violencia de género durante el confinamiento también hace imperativo para los Gobiernos el invertir desde ya en programas de protección social diseñados específicamente para velar por las mujeres y los niños.

Hay una generación de jóvenes también con riesgo de ser víctimas del colapso socioeconómico causado por la pandemia. La vulnerabilidad de los niños y los jóvenes ha crecido exponencialmente como consecuencia del cierre de las escuelas, que ha afectado a más del 90 % de la población en edad escolar del mundo, la cual ha visto interrumpida su educación y su acceso a servicios sociales imprescindibles para ellos, como el comedor escolar.

«Los niños y los jóvenes están sufriendo de manera desproporcionada el impacto socioeconómico de la crisis de la COVID-19», destaca Henrietta H. Fore, directora ejecutiva de UNICEF. «Antes del brote, dos de cada tres niños ya no contaban con un fondo de protección social o, de tenerlo, era inadecuado. Los países necesitan estar a la altura de su compromiso con la protección social para todas las personas que la necesiten.

Esta llamada a la acción dirigida a los Gobiernos para que inviertan adecuadamente en programas de protección social es apoyada por ONUSIDA, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También cuenta con el sustento del Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Banco Mundial.

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UNAIDS calls on governments to strengthen HIV-sensitive social protection responses to the COVID-19 pandemic

Las lecciones aprendidas de la respuesta al VIH: ONUSIDA advierte de todos los peligros que conlleva el no respetar los derechos humanos en la respuesta a la COVID-19

27 de agosto de 2020

El informe refleja interrupciones de los servicios del VIH, casos de violencia, acoso, abuso, arrestos, muertes y fracaso por parte de muchos Gobiernos a la hora de respetar los derechos humanos en las primeras respuestas que se dieron a la pandemia. ONUSIDA insta a los Gobiernos a proteger a las personas más vulnerables, especialmente a los grupos de población clave, que corren más riesgo de infectarse por el VIH.

GINEBRA, 27 de agosto de 2020 - Durante las primeras etapas de la respuesta a la COVID-19, ONUSIDA recibió un gran número de denuncias con relación a las interrupciones de servicios del VIH y las terribles violaciones de los derechos humanos de que fueron víctimas los grupos de población vulnerables y marginados. La experiencia que ya tenemos de la respuesta al VIH nos demuestra que las violaciones de los derechos humanos durante una pandemia minan la confianza, dañan a las personas y retrasan las respuestas de salud pública.

El Secretario General de las Naciones Unidas ha solicitado a todos los organismos de las Naciones Unidas que apoyen los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud de conformidad con sus respectivas áreas de experiencia. Así, para informar mejor de la respuesta que está llevando a cabo, ONUSIDA encargó un informe que recogiera cómo han afectado las órdenes de salud pública y las restricciones al libre movimiento derivadas de la COVID-19 a los derechos humanos y a la respuesta al VIH. Los hallazgos, que no hacen sino reflejar las tendencias imperantes en todo el mundo, revelaron enormes incumplimientos de los derechos humanos, interrupciones de los servicios sociales y sanitarios que suponen una amenaza para la vida, y muchos casos de violencia, abuso y discriminación contra los grupos de población clave y los sectores más pobres y marginados.

El presente informe se ha diseñado para ayudar a los Gobiernos a dar los pasos adecuados para responder a las preocupaciones con relación a los derechos humanos en el contexto cambiante de la COVID-19. «Es un mito lo de que pueda existir un equilibrio entre los derechos humanos y la salud pública», insistió Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Al hablar de derechos humanos, no hablamos de algo intrínseco. Los derechos humanos constituyen también el medio del que disponen los Gobiernos para salir vencedores de una pandemia». 

Rights in a pandemic – Lockdowns, rights and lessons from HIV in the early response to COVID-19 (Los derechos en tiempos de pandemia - Confinamientos, derechos y lecciones aprendidas del VIH en las primeras respuestas a la COVID-19) es una instantánea a tiempo que se centra en los primeros días de la pandemia, desde febrero hasta mediados de mayo de 2020, y llama la atención sobre las experiencias de algunas personas procedentes de las comunidades más marginadas y vulnerables. Entre las violaciones constan algunos casos en los que la Policía recurrió a balas de goma, gases lacrimógenos y fustas para hacer cumplir las medidas de distanciamiento social. También hubo detenciones y multas para quienes no usaban mascarilla. Y cuando alguien no podía pagar la sanción, era obligado a permanecer en la cárcel hasta reunir el dinero.

Muchos médicos fueron arrestados y detenidos por ir y venir a las instalaciones sanitarias. También hubo denuncias con relación a mujeres embarazadas que fallecieron ya que, por las estrictas restricciones de movimiento que hubo, no fueron capaces de acceder a los servicios sanitarios. Muchas llegaron a morir al intentar llegar andando al hospital. En una de las denuncias recibidas, se lee incluso lo sucedido al conductor de una moto taxi, quien fue apaleado hasta la muerte por la Policía por saltarse el toque de queda y acercar al hospital a una mujer que estaba de parto.

Rights in a Pandemic (Los derechos en tiempos de pandemia) subraya las 10 áreas que requieren la acción inmediata de los Gobiernos para desarrollar respuestas a la COVID-19 eficaces y basadas en los derechos humanos. Aquí se incluye el adoptar medidas proactivas para garantizar que las personas, sobre todo las pertenecientes a grupos de población vulnerables, puedan acceder a los servicios para la prevención y el tratamiento del VIH. Igualmente el designar y respaldar a trabajadores esenciales, también a las organizaciones lideradas por la comunidad, y el poner en marcha medidas para evitar y abordar la violencia de género.

«El informe llega en un momento muy muy crítico», apunta Felicita Hikuam, directora adjunta de la Alianza para el sida y los derechos en el sur de África. «Por desgracia, parece que no hemos aprendido absolutamente nada de la lección que el VIH lleva tratando de enseñarnos todo este tiempo: las epidemias exponen y exacerban las desigualdades ya existentes, y, además, afectan más negativamente a todas aquellas personas que ya de por sí son marginadas».

Un motivo de preocupación importante es el que tiene que ver con la seguridad durante los confinamientos, especialmente en el caso de las mujeres y las jóvenes, los niños, y los grupos de población clave, incluyéndose aquí los trabajadores sexuales, las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales. En infinidad de países hay constancia de incidentes relacionados con la violencia de género, la cual se ha incrementado entre un 40-70 %, y las cifras han sido incluso mayores en determinadas ciudades y regiones. Las personas transgénero fueron acosadas y arrestadas por salir de su casa «el día equivocado», de acuerdo con las políticas de confinamiento por razón de género. Los trabajadores sexuales han perdido sus ingresos y ya no tienen derecho a ningún tipo de ayuda económica. Tal y como ONUSIDA no se cansa de repetir, la violencia contra los grupos de población clave y las mujeres y las chicas solo aumenta la vulnerabilidad al VIH.

«El informe da visibilidad dentro del marco de la pandemia a todos aquellos que son empujados a los márgenes de la sociedad», anticipa Elena Reynaga, directora ejecutiva de la red de mujeres trabajadoras sexuales de América Latina y el Caribe. «Desde la perspectiva de los derechos humanos, necesitamos Gobiernos que escuchen y pongan en práctica las recomendaciones. Ello supondría un paso al frente para acabar con el sida para 2030 sin dejar a nadie atrás».

En mayo, ONUSIDA advirtió del riesgo que corría el acceso a los servicios para el VIH, los cuales podrían verse interrumpidos durante la pandemia de la COVID-19. Los primeros estudios de modelaje ya entonces demostraron que una gran interrupción del tratamiento del VIH podría dar lugar a 500 000 muertes más relacionadas con el sida en el África subsahariana. Este nuevo informe nos dice ahora que los servicios de tratamiento y prevención para el VIH se vieron interrumpidos en 10 de los 16 países analizados. Algunos de los países denunciaron reducciones en los medicamentos de hasta un 20 % en algunos lugares.  Hubo también múltiples denuncias de personas que viven con el VIH y no disponían de suficientes medicamentos antirretrovíricos para un confinamiento de más de 60 días. Asimismo, se comunicó la situación de ciudadanos que se habían visto obligados a abandonar su terapia del VIH debido a la falta de alimentos.

Además de aprender de las lecciones extraídas de la respuesta al VIH, la pandemia del VIH no se puede olvidar durante esta crisis. «Las comunidades de personas que viven con el VIH y que están afectadas por el virus se han visto una vez más en la encrucijada de la injusticia y la discriminación hacia ellos a raíz de la pandemia de la COVID-19», manifestó Rico Gustav, director ejecutivo de GNP+. «Desde nuestro papel como red mundial de personas que viven con el VIH, pedimos una aplicación de la ley basada en los derechos humanos que respete y reconozca la necesidad de las comunidades marginadas de moverse libremente para acceder a su tratamiento para el VIH y recibir otras medicaciones. Del mismo modo, pedimos que se amplíe la dispensación multimensual de los medicamentos antirretrovíricos para el VIH».

Sin embargo, también son muchos los ejemplos positivos. En 15 de los 16 países analizados, los Gobiernos pusieron en libertad a presos para reducir el hacinamiento y frenar la transmisión de la COVID-19. Allí donde los Gobiernos se aliaron con la sociedad civil y el sector privado, las respuestas a la COVID-19 fueron más positivas e inclusivas. Algunos países proporcionaron medios de transporte gratuitos a partir del toque de queda para garantizar la atención sanitaria en caso de urgencia, mientras que en otros lugares la Policía cambió el poner multas por repartir mascarillas. En algunos países ofrecieron un hogar provisional y alimentos a las personas que vivían en campamentos para desplazados. Otros Gobiernos se comprometieron a no cortar el suministro de agua a los hogares que no abonaran sus facturas, establecieron una moratoria para evitar los desahucios e invirtieron grandes sumas para garantizar la alimentación de sus ciudadanos. 

«Las instituciones nacionales de derechos humanos como esta que yo lidero desempeñan un papel fundamental a la hora de velar y proteger los derechos humanos tanto de los más vulnerables como de los que no lo son, especialmente en épocas de crisis y pandemias como las de la COVID-19 y el VIH», expresó Anthony O. Ojukwu, secretario ejecutivo de la Comisión nacional de derechos humanos de Nigeria. «Este informe nos brinda la oportunidad de trabajar mano a mano con instituciones de todo el globo, con el fin de reforzar los controles que ya existen en nuestros países para corregir los excesos, como todos aquellos que se vieron relacionados con la seguridad personal durante los primeros días del confinamiento».

ONUSIDA tuvo también constancia de países que estaban ampliando de tres a seis meses la dispensación multimensual de los medicamentos para el VIH, y de otros que se esforzaron por garantizar el reparto de los tratamientos a domicilio y el suministro de medicamentos basado en la comunidad.

«ONUSIDA reconoce y elogia todos los pasos positivos que se han dado.  Sin embargo, hemos de tener presente que la COVID-19 seguirá con nosotros aún mucho tiempo», señaló la Sra. Byanyima. «Mantenemos firme nuestro compromiso de seguir luchando y alzando la voz por los más vulnerables, incluso inmersos en este entorno hostil que ha creado la COVID-19. Nos valdremos de este informe para llegar a los Gobiernos, las comunidades y los socios. Con los resultados de este informe en mano, les pediremos que se abran al diálogo y que traten de hallar juntos la manera de reformar las leyes, las políticas y las prácticas negativas. Les instaremos a proteger los derechos humanos.

El presente informe parte de Los Derechos Humanos en tiempos de COVID-19 — Lecciones del VIH para una respuesta efectiva dirigida por la comunidad, publicado por ONUSIDA en marzo de 2020, y el cual suplicaba a los distintos países que se basaran en los derechos humanos a la hora de responder a la COVID-19, y que tomaran como ejemplo las mejores prácticas que se llevan observando en los 40 años de respuesta al VIH.

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Los derechos en tiempos de pandemia - Confinamientos, derechos y lecciones aprendidas del VIH en las primeras respuestas a la COVID-19 (agosto de 2020)

Los Derechos Humanos en tiempos de COVID-19 — Lecciones del VIH para una respuesta efectiva dirigida por la comunidad (marzo de 2020)

Nuestra acción

COVID-19 y VIH

El nuevo Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 proporcionará información jurídica clave y apoyo a la respuesta mundial a la COVID-19

22 de julio de 2020

NUEVA YORK/GINEBRA, 22 de julio de 2020—La iniciativa del Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19, que se pone en marcha hoy, aúna y da acceso a documentos jurídicos de más de 190 países para ayudar a los Estados a establecer y aplicar marcos jurídicos sólidos para gestionar la pandemia. El objetivo es garantizar que las leyes protejan la salud y el bienestar de las personas y las comunidades, y respeten las normas internacionales de derechos humanos.

Este nuevo Laboratorio (www.COVIDLawLab.org) es un proyecto conjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) y el Instituto O'Neill de Derecho Nacional y Mundial de la Salud de la Universidad de Georgetown.

Unas leyes bien diseñadas pueden ayudar a construir sistemas de salud sólidos; evaluar y aprobar medicamentos y vacunas seguros y eficaces; y tomar medidas para crear espacios públicos y lugares de trabajo más saludables y seguros. Sobre todo, son fundamentales para la aplicación efectiva del Reglamento Sanitario Internacional de la OMS: la vigilancia; la prevención y el control de las infecciones; la gestión de los viajes y el comercio; y la aplicación de medidas para mantener los servicios de salud esenciales.

«Las leyes y las políticas basadas en la ciencia, las pruebas y los derechos humanos pueden lograr que las personas accedan a los servicios sanitarios, se protejan de la COVID-19 y vivan libres de estigmas, discriminación y violencia», afirma Achim Steiner, Administrador del PNUD.  «El Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 es una herramienta importante para poner en común prácticas óptimas en materia de leyes y políticas».

Durante la pandemia de COVID-19 se ha producido un aumento desmesurado de las medidas legislativas urgentes para controlarla y reducirla.

«Para hacer frente a la COVID-19, los países necesitan contar con marcos jurídicos sólidos», dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «A menudo, hay leyes no estrictamente centradas en el sector sanitario que, sin embargo, afectan a la salud pública. Dado que la salud es una cuestión mundial, los marcos jurídicos deben estar alineados con los compromisos internacionales para responder a los riesgos actuales y emergentes a los que se enfrenta la salud pública. En estos momentos, es más importante que nunca disponer de una base jurídica sólida en materia de salud».

Sin embargo, las deficiencias en el diseño, la aplicación o el cumplimiento de las leyes pueden perjudicar a las poblaciones marginadas, enquistar la estigmatización y la discriminación y obstaculizar los esfuerzos por poner fin a la pandemia.

«Las leyes nocivas pueden exacerbar el estigma y la discriminación, violar los derechos de las personas y socavar las respuestas de salud pública», señala Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Para garantizar que las respuestas a la pandemia sean eficaces, humanas y sostenibles, los Gobiernos deben utilizar la legislación como herramienta para defender los derechos humanos y la dignidad de las personas afectadas por la COVID-19».

El Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 es una base de datos de leyes que los países han adoptado en respuesta a la pandemia. Incluye declaraciones de estado de alerta o emergencia, medidas de cuarentena, vigilancia de enfermedades, medidas legislativas relacionadas con el uso de las mascarillas, el distanciamiento social y el acceso a medicamentos y vacunas. La base de datos se engrosará a medida que se añadan más países y temas.

También incluirá estudios sobre diferentes marcos jurídicos relativos a la COVID-19. Esos análisis se centrarán en las repercusiones sobre los derechos humanos de las leyes de salud pública y ayudarán a los países a determinar las prácticas óptimas para orientar sus respuestas inmediatas a la COVID-19 y los esfuerzos de recuperación socioeconómica una vez que la pandemia esté controlada.  Todo ello se basa en la labor de la UHC Legal Solutions Network, una red de intercambio de soluciones jurídicas que se estableció para ayudar a los países a lograr la cobertura sanitaria universal mediante la aplicación de marcos jurídicos basados en los derechos.

«Es preciso hacer un seguimiento de la forma en que se utilizan las leyes y las políticas durante la pandemia, evaluarlas y comprender qué soluciones dan resultado », dijo el Dr. Matthew M. Kavanagh, profesor del Departamento de Salud Internacional de la Universidad de Georgetown.  Por su parte, Katie Gottschalk, directora ejecutiva del Instituto O'Neill de Derecho Sanitario Nacional y Mundial en la Facultad de Derecho de esa misma universidad, añadió: «Debemos extraer lecciones de las políticas adoptadas en la etapa inicial de la pandemia para poner en práctica las leyes más eficaces en el futuro. El Laboratorio Jurídico sobre la COVID-19 sirve precisamente para ese fin».

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COVID-19 y VIH

Los derechos en tiempos de COVID-19 — Lecciones del VIH para una respuesta efectiva, liderada por la comunidad

Pese al gran progreso desde el principio, la respuesta al VIH sigue fallando a los niños

07 de julio de 2020

GINEBRA, 7 de julio de 2020 - El último informe sobre el progreso para la consecución de los objetivos Start Free, Stay Free, AIDS Free muestra que, a pesar del gran avance logrado desde los primeros días de la epidemia, la respuesta al sida centrada en los niños se mantiene en posición rezagada. Año tras año se sigue sin alcanzar el gran objetivo de eliminar las nuevas infecciones entre los niños, y los más pequeños siguen muriendo innecesariamente como consecuencia de enfermedades relacionadas con el sida. Muertes que podrían evitarse con tratamientos sencillos y económicos si se diagnosticara y tratara a tiempo a los más pequeños de la sociedad.

«Supone una auténtica tragedia el ver que disponemos de muchísimas herramientas, el saber que se han evitado muchas nuevas infecciones entre niños, el comprobar que son muchos los niños seropositivos que están bien, mientras que hay muchos otros muriendo sin disfrutar de ningún paso de los que hemos dado hacia adelante», expresa Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Nos negamos a aceptar que cada año decenas de miles de niños sigan infectándose por el VIH y muriendo como consecuencia de enfermedades relacionadas con el sida».

El marco Start Free, Stay Free, AIDS Free parte de tres conceptos sencillos. En primer lugar, los bebés tienen derecho a llegar al mundo libres del VIH (Start Free). En segundo lugar, mediante la prevención del VIH, los niños, los adolescentes y las mujeres jóvenes tienen derecho a permanecer libres del virus (Stay Free). En tercer lugar, los niños y adolescentes que contraen el VIH tienen todo el derecho a ser diagnosticados, tratados y cuidados, para que permanezcan libres de sida todo el tiempo (AIDS Free).

Todos los países del globo han mostrado su acuerdo respecto a establecer objetivos relacionados con la prevención y el tratamiento. Con el fin de que los niños empiecen sus vidas libres del VIH, uno de los objetivos consistía en reducir el número de nuevas infecciones infantiles por el VIH a menos de 40 000 para 2018, y a 20 000 para el año 2020. Sin embargo, de acuerdo con los últimos datos publicados, en 2019 se infectaron 150 000 niños, cifra que supone una reducción desde el año 2010, pero que sigue siendo cuatro veces superior al objetivo fijado para 2018.

Si se garantiza que las mujeres embarazadas que viven con el VIH sean diagnosticadas a tiempo, empiecen su tratamiento y se mantengan adheridas a la terapia antirretrovírica durante el embarazo, el parto y la lactancia, las posibilidades de que transmitan el virus están por debajo del 1 %. En todo el mundo, en el año 2019 recibió tratamiento antirretrovírico el 85 % de las mujeres que viven con el VIH. Pese a esa elevada cobertura, los niños se siguen infectando debido al desigual acceso a los servicios de tratamiento (principalmente en África occidental y central), las mujeres no reciben las atenciones necesarias, y las embarazadas y las lactantes contraen el VIH.

«Como comunidad global, hemos avanzado ingentemente para controlar la pandemia del VIH, pero todavía tenemos pendiente llegar a muchos niños, adolescentes y mujeres jóvenes», insistió Angeli Achrekar, subdirectora y coordinadora en materia de sida mundial en Estados Unidos, y responsable del Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR). «Debemos redoblar esfuerzos todos para llegar de manera inmediata a todas esas poblaciones críticas. PEPFAR sigue plenamente comprometido con llevar a cabo su parte».

El componente stay-free (mantente sin) fija el objetivo de reducir las nuevas infecciones por el VIH entre chicas adolescentes y mujeres jóvenes a menos de 100 000 para el año 2020. Las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes llevan mucho tiempo siendo, con gran diferencia, las más afectadas por el VIH en los países más centrados en la iniciativa Start Free, Stay Free, AIDS Free. Las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes son el 10 % de toda la población, pero representan el 25 % de las nuevas infecciones por el VIH, y corren casi dos veces el mismo riesgo de contraer la infección por el VIH que sus coetáneos masculinos. No obstante, las nuevas infecciones entre las mujeres jóvenes sí han descendido. En Sudáfrica, donde se combinan distintos programas de prevención para chicas adolescentes y mujeres jóvenes, las nuevas infecciones entre este grupo de edad han caído en torno a un 35 %. Y en Eswatini, las nuevas infecciones por el VIH entre las mujeres jóvenes de 15-24 años han caído en torno a un 54 %.

«Durante muchísimo tiempo, la respuesta al VIH se ha pasado por alto en el caso de los niños, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes», recalca Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. «Mas albergamos esperanza. El impulso reciente para reducir las nuevas infecciones entre chicas adolescentes y mujeres jóvenes que se está observando en países como Eswatini y Sudáfrica nos demuestra todo lo que es posible conseguir cuando los Gobiernos y las comunidades, lideradas por las propias chicas, aúnan fuerzas. No podemos permitir que la COVID-19 y el viento en contra que trae consigo nos hagan aminorar la marcha. Debemos permanecer fuertes y ambiciosos en nuestro esfuerzo conjunto por garantizar que la siguiente generación de niños nazca libre del VIH y el sida».

Para que los niños y los adolescentes vivan AIDS-free (libres de sida), los países llaman a establecer objetivos ambiciosos, pero realistas, con relación al tratamiento infantil para el VIH: para el año 2020, administrar un tratamiento antirretrovírico a los 1,4 millones de niños que viven con el VIH. En el año 2019, sin embargo, solo 950 000 (53 %) de los 1,8 millones de pequeños que viven con el VIH recibieron tratamiento antirretrovírico, una cifra muy inferior al 67 % de los adultos que están en tratamiento.  Está claro que, para salvar vidas, los 840 000 menores que no están en tratamiento (aproximadamente dos tercios de los que se calcula que hay de entre 5 y 14 años) deben ser diagnosticados y tratados con carácter urgente.

«La falta de medicamentos para el VIH óptimos con formulaciones pediátricas adecuadas lleva siendo desde hace años una gran barrera para mejorar los resultados en salud de los niños que viven con el VIH, y lleva a la baja cobertura del tratamiento», explica Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud. «El acceso a los servicios para los grupos vulnerables se debe expandir mediante un compromiso de la comunidad más sólido, un mejor suministro de servicios, y un gran esfuerzo para poner fin al estigma y la discriminación».

A pesar de todos los fracasos, la buena noticia es que sí sabemos de qué manera el mundo podría alcanzar los objetivos de Start Free, Stay Free, AIDS Free. Y comprometiéndonos como debemos, aún podemos salvar los obstáculos que nos impiden lograr los objetivos y revertir los fracasos.

«La década pasada ha estado marcada por la innovación y el progreso en el campo del VIH pediátrico. Sin embargo, el enorme incumplimiento de los objetivos para con los niños que se refleja en el último informe es plenamente inadmisible. Debemos renovar, de forma urgente, nuestro compromiso para luchar por una generación libre de sida. Sin embargo, hoy en día, como comunidad mundial, estamos fallando a todos aquellos más vulnerables que están a nuestro alrededor: los niños y los jóvenes», apuntó Elizabeth Glaser, presidenta y directora ejecutiva de Pediatric AIDS Foundation.

«Podemos hacerlo mejor. Debemos hacerlo mejor», añadió la Sra. Byanyima. «Sabemos bien cómo salvar vidas y frenar el número de nuevas infecciones ente los niños. Solo pido que no escatimemos esfuerzos. Todo lo que suponga hacer algo menos es una vergüenza por nuestra parte». 

ONUSIDA y el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida lanzaron la iniciativa Start Free, Stay Free, AIDS Free en 2016 con el fin de integrar los logros del Plan mundial para eliminar las nuevas infecciones por VIH en niños para el 2015 y para mantener con vida a sus madres, el cual terminó en 2015.

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El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Informe de 2020

El análisis KFF/ONUSIDA revela que los Gobiernos donantes destinaron 7800 millones de dólares estadounidenses a la respuesta al VIH, casi 200 menos que el año anterior

06 de julio de 2020

La financiación procedente de los Gobiernos donantes fue prácticamente la misma que hace una década, a pesar de que el número de personas que viven con el VIH aumentó un 24 % en ese periodo

GINEBRA/SAN FRANCISCO 6 de julio de 2020-De acuerdo con un nuevo informe de la KFF (Fundación de la familia Kaiser) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), el desembolso de los Gobiernos donantes para combatir el VIH en los países de bajos y medianos ingresos sumó un total de 7800 millones de dólares estadounidenses en el año 2019, cifra que supone una reducción respecto a los 8000 millones de dólares estadounidenses del año 2018 y que sitúa las aportaciones casi al mismo nivel que hace una década.

La mitad de los 14 Gobiernos donantes analizados en el estudio redujo su aportación a la lucha mundial contra el VIH de 2018 a 2019. Tan solo seis aumentaron su inversión y uno la mantuvo estable. La financiación de los países donantes apoya el tratamiento y la atención al VIH, su prevención y otros servicios relacionados en los países de ingresos bajos y medianos. 

El descenso en la financiación se debió sobre todo a la reducción de la financiación bilateral por parte de los Estados Unidos, como consecuencia de la financiación fija del Congreso durante varios años, los recortes en los canales de financiación para los programas, y los plazos de los pagos.  El descenso se debe también, aunque en menor medida, a la reducción de la financiación procedente de otros donantes. Si bien los donantes aumentaron en más de 100 millones de dólares estadounidenses sus contribuciones bilaterales al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria; ONUSIDA y UNITAID, las ganancias no resultaron suficientes para compensar las mermas en la financiación bilateral. Desde el año 2010, la financiación procedente de Gobiernos donantes distintos a los Estados Unidos se ha reducido en más de mil millones de dólares estadounidenses debido, en gran parte, al enorme descenso del apoyo bilateral al VIH.

Aun cuando sus aportaciones son menores, los Estados Unidos siguen siendo el país del mundo que más fondos destina al VIH. Solo en el año 2019 aportó 5700 millones de dólares estadounidenses, y se sitúa el primero en términos de financiación de acuerdo con la magnitud de su economía. El siguiente gran país donante es el Reino Unido (646 millones de dólares estadounidenses), seguido por Francia (287 millones de dólares estadounidenses), Países Bajos (213 millones de dólares estadounidenses) y Alemania (180 millones de dólares estadounidenses).

Estos datos alimentan un informe mundial de ONUSIDA aún mayor, el cual analiza todas las fuentes de financiación para el alivio del VIH, entre las que se incluyen Gobiernos locales, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado, y las compara con los recursos que se necesitan para conseguir los objetivos relacionados con las pruebas de detección y el tratamiento. ONUSIDA calcula que, para finales de 2020, se necesitan recursos valorados en 26 200 millones de dólares estadounidenses, en comparación con los 19 800 millones actualmente disponibles, lo que deja entrever una brecha de varios miles de millones dólares estadounidenses. Esta brecha ha ido creciendo en los últimos años porque el número de personas que viven con el VIH en los países de bajos y medianos ingresos ha aumentado en un 25 % a lo largo de la década pasada, y el número de nuevas infecciones por el VIH se sigue manteniendo elevado.

«Cada dólar no invertido hoy contribuye a más muertes relacionadas con el sida y a nuevas infecciones por el VIH», insiste Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «En un mundo que se caracteriza por las desigualdades masivas, tenemos que aumentar las inversiones para hacer realidad el derecho a la salud. Se trata de una responsabilidad compartida, hemos de solicitar más financiación a los donantes y debemos conseguir más recursos nacionales. También hemos de lograr dejar el margen fiscal necesario mediante la cancelación de la deuda». «Los Gobiernos donantes no hacen sino abandonar la financiación de los programas para el VIH en los países de bajos y medianos ingresos, mientras el número de personas que viven con el VIH no para de crecer», afirma Jen Kates, vicepresidente ejecutivo superior de KFF. «Es muy posible que esta situación se torne aún más precaria en 2020 y en adelante, puesto que los efectos de la COVID-19 golpean los presupuestos de los Gobiernos donantes y afectan e impactan cada vez más en los ámbitos relacionados con la salud y la economía de todo el mundo».

El nuevo informe, elaborado conjuntamente por ONUSIDA y la Fundación de la familia Kaiser, ofrece los datos más recientes de que se dispone sobre financiación de los donantes a partir de la información facilitada por los Gobiernos. Se incluyen la ayuda bilateral a los países de bajos y medianos ingresos, y las contribuciones al Fondo mundial, ONUSIDA y UNITAID.  La «financiación de los Gobiernos donantes» hace referencia al desembolso, y a los pagos, realizados por los donantes.

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El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Informe

El Health Innovation Exchange 2020 de ONUSIDA se anticipa a la Conferencia Internacional sobre el Sida

01 de julio de 2020

El evento mundial Health Innovation Exchange de ONUSIDA, HIEx2020, dará a conocer innovaciones relacionadas con la salud procedentes de todo el mundo y facilitará los debates en torno a la innovación en materia sanitaria

GINEBRA, 1 de julio de 2020—El evento mundial de ONUSIDA conocido como Health Innovation Exchange, HIEx2020, ha sido ya inaugurado y se ha convertido en un mercado virtual en el que se exhiben más de 25 innovaciones en materia de salud procedentes de todos los rincones del globo. Este año, el evento, que está teniendo lugar antes de la Conferencia Internacional del Sida de 2020, se ha centrado de manera especial en la COVID-19.

Las innovaciones presentadas en este mercado tratan de responder a algunos a los desafíos más grandes y complejos a los que se enfrentan los países y las comunidades, particularmente en los países de bajos y medianos ingresos. Las innovaciones son muchas y variadas. Van desde productos para detectar medicamentos falsos y sustancias ilícitas hasta soluciones digitales como plataformas para la telemedicina que proporcionan servicios médicos remotos, y aplicaciones para móviles pensadas para promover la salud sexual de los jóvenes y diagnosticar casos de COVID-19.

«Necesitamos innovaciones sociales, debemos potenciar la tecnología para conseguir mejores resultados en materia de salud. Hemos de lograr algo que nos permita un cambio radical respecto de las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes en el África subsahariana, para abordar así las desigualdades que siguen y siguen con el paso del tiempo», insiste Shannon Hader, directora ejecutiva adjunta de ONUSIDA. «La respuesta al sida ha demostrado que las innovaciones llevadas a cabo con la pasión de las comunidades son capaces de transformar el acceso a la atención sanitaria y permiten llegar a las comunidades más marginadas».

Una de las innovaciones más destacadas recurre a la tecnología de iluminación LED sin ultravioleta para matar virus y bacterias, novedad que hace bien poco ha demostrado ser muy eficaz sobre el nuevo coronavirus que causa la COVID-19.

El programa HIEx2020 tendrá una duración de dos días (1 y 2 de julio) durante los cuales se presentarán los líderes clave en lo referente a salud e innovación. Entre el programa de eventos de alto nivel se incluyen las Lecciones aprendidas de la COVID-19: Innovar para preparar para el futuro nuestros sistemas sanitarios, facilitar el acceso de los jóvenes a la salud digital y cambiar los sistemas sanitarios mediante las innovaciones.

Mariya Gabriel, comisaria europea en materia de innovación, investigación, cultura, educación y juventud, se encargará del discurso principal, con el cual incidirá en la necesidad de potenciar la innovación y el liderazgo para alcanzar una buena salud mundial. «La innovación ha de formar parte del ADN de la atención sanitaria, nadie puede quedar atrás», insistió la Sra. Gabriel. «Pero ningún continente, ningún país y ninguna institución aislados pueden ganar la batalla solos. Se necesita un esfuerzo mundial y es imprescindible un gran compromiso político».

HIEx2020 pondrá un énfasis especial en los temas relacionados con la energía solar para la salud a través de una reunión de alto nivel con ministros de salud y energía de distintos países, la cual está organizada en colaboración con la Alianza Solar Internacional. Las instalaciones de atención primaria de muchos países carecen de energía fiable, lo cual no solo limita la calidad de los servicios, sino que también impide la adopción de herramientas sanitarias digitales con las que seguir avanzando en el acceso a la atención sanitaria. 

«La energía solar garantiza una mayor disponibilidad y una mejor calidad de los servicios sanitarios en aquellas zonas en el que el acceso a la energía supone todo un reto», indica Upendra Tripathy, director general de Alianza Solar Internacional. «Hemos de seguir trabajando para aumentar el alcance de la energía solar como agente para transformar la atención sanitaria primaria en los países en desarrollo».

Innovaciones para la COVID-19

La pandemia de COVID-19 ha sacado a la luz lo enormemente importante que es garantizar que los sistemas sanitarios sean resilientes y que los países cuenten con las tecnologías necesarias y las capacidades para responder con eficacia a las crisis sanitarias.

El Health Innovation Exchange de ONUSIDA ha apoyado desde el comienzo el seguimiento de las innovaciones relacionadas con la COVID-19. Puesto que la pandemia de COVID-19 se extendió rápidamente en marzo de 2020, ONUSIDA y su iniciativa Health Innovation Exchange aunaron fuerzas con StartupBlink para lanzar un mapa dinámico online de las innovaciones relacionadas con la COVID-19.

El mapa cuenta ahora con más de 30 000 usuarios mensuales e incluye detalles de más de 1000 iniciativas de todo el mundo. Como parte de HIEx2020, Health Innovation Exchange de ONUSIDA y StartupBlink darán a conocer conjuntamente un análisis profundo de las iniciativas para la COVID-19 en un Informe sobre ecosistemas de innovación que medirá y clasificará las ciudades y los países del mundo en términos de innovación para la COVID-19.

 Para visitar HIEx2020, vaya a: https://event.healthinnovation.exchange/ (en inglés)

Health Innovation Exchange de ONUSIDA

Lanzada por ONUSIDA en Ginebra, Suiza, en mayo de 2019, la iniciativa Health Innovation Exchange de ONUSIDA identifica lo retos y desafíos a los que se enfrentan los implementadores y los conecta con las innovaciones que tienen mayor potencial de impacto. Asimismo, los vincula con los inversores para ampliar el alcance de las soluciones sostenibles. Health Innovation Exchange de ONUSIDA parte de la experiencia y el gran conocimiento de líderes políticos, expertos en materia de salud, innovadores, inversores, aceleradores, comunicadores e implementadores de los países. Al tiempo, defiende soluciones ingeniosas, impulsa la producción local y persigue alianzas multisectoriales.

Nota: la inclusión en el mercado Health Innovation Exchange de ONUSIDA no equivale al respaldo de la innovación por parte de ONUSIDA ni de Health Innovation Exchange de ONUSIDA.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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El informe de ONUSIDA sobre la epidemia mundial de sida muestra que los objetivos de 2020 no se cumplirán debido a un éxito profundamente desigual; COVID-19 arriesga desviar los avances en VIH fuera de curso

06 de julio de 2020

Los objetivos no cumplidos han dado como resultado 3,5 millones más de infecciones por el VIH y 820.000 más muertes relacionadas con el sida desde 2015 en relación con lo que podría haberse logrado si el mundo estuviera en el camino planeado para alcanzar los objetivos establecidos para 2020. Además, la respuesta podría retrasarse en 10 años o más si la pandemia de COVID-19 provoca graves interrupciones en los servicios para el VIH.

GINEBRA, 6 de julio de 2020— Un nuevo informe de ONUSIDA muestra un progreso notable, pero muy desigual, especialmente en la expansión del acceso a la terapia antirretroviral. Debido a que los logros no se han compartido por igual dentro y entre los países, no se alcanzarán los objetivos globales de VIH establecidos para 2020. El informe, Aprovechando el momento, advierte que incluso los beneficios obtenidos podrían perderse y el progreso se estancaría aún más si no actuamos. Destaca cuán urgente es para los países duplicar los esfuerzos de respuesta al VIH y actuar con mayor urgencia para llegar a los millones de personas que aún quedan atrás.

“Se requiere de una acción decisiva todos los días en la próxima década, para que el mundo vuelva a su camino para poner fin a la epidemia de sida para 2030", dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. “Se han salvado millones de vidas, particularmente las vidas de mujeres en África. El progreso realizado por muchos debe ser compartido por todas las comunidades en todos los países. El estigma y la discriminación y las desigualdades generalizadas son barreras importantes para poner fin al sida. Los países necesitan orientarse por la evidencia y cumplir con sus responsabilidades con los derechos humanos.”

Catorce países han alcanzado las metas de tratamiento del VIH 90–90–90 (que 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico con respecto al VIH; que un 90% de los que conocen dicho estado tengan acceso a tratamiento; y que un 90% de las personas en tratamiento para el VIH tengan la carga viral suprimida). Entre ellos está Eswatini, que tiene una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del mundo, con un 27% en 2019, y que, habiendo superado las metas para 2020, está en camino de alcanzar las metas 95-95-95, previstos para 2030.

Millones de vidas se han salvado y millones de nuevas infecciones por el VIH han sido prevenidas con la ampliación de la terapia antirretroviral. Sin embargo, 690.000 personas murieron de enfermedades relacionadas con el Sida el año pasado y 12,6 millones de los 38 millones de personas que viven con el VIH no tuvieron acceso al tratamiento que puede salvar sus vidas.

“No podemos descansar por nuestros éxitos, ni desanimarnos por los contratiempos. Debemos asegurarnos de que nadie se quede atrás. Debemos cerrar las brechas. Estamos apuntando a 100–100–100”, dijo Ambrose Dlamini, el Primer Ministro de Eswatini.

El mundo está muy atrasado en la prevención de nuevas infecciones por VIH. Unos 1,7 millones de personas se infectaron recientemente con el virus, más de tres veces la meta mundial. Ha habido progresos en África Oriental y Meridional, donde las nuevas infecciones por el VIH se han reducido en un 38% desde 2010. Esto está en marcado contraste con Europa Oriental y Asia Central, que ha visto un asombroso aumento del 72% en las nuevas infecciones por VIH desde 2010. Las nuevas infecciones por el VIH también han aumentado en un 22% en el Medio Oriente y África del Norte, y en un 21% en América Latina.

Aprovechando el momento muestra un progreso desigual, con demasiadas personas y poblaciones vulnerables que están quedando atrás. Alrededor del 62% de las nuevas infecciones por el VIH ocurrieron entre poblaciones clave y sus parejas sexuales, incluidos los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadoras sexuales, personas que se inyectan drogas y personas privadas de libertad, a pesar de que constituyen una proporción muy pequeña de la población general

El estigma y la discriminación, junto con otras desigualdades sociales y exclusión, están demostrando ser barreras significativas. Las poblaciones marginadas que temen el juicio, la violencia o el arresto luchan por acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, especialmente aquellos relacionados con la anticoncepción y la prevención del VIH. El estigma contra las personas que viven con el VIH sigue siendo común: al menos 82 países penalizan alguna forma de transmisión, exposición o no divulgación del VIH; el trabajo sexual está criminalizado en al menos 103 países; y al menos 108 países penalizan el consumo o la posesión de drogas para uso personal.

Las mujeres y las niñas en África subsahariana continúan siendo las más afectadas y representaron el 59% de todas las nuevas infecciones por VIH en esa región en 2019, con 4.500 niñas adolescentes y mujeres jóvenes entre 15 y 24 años infectadas con VIH cada semana. Las mujeres jóvenes representaron el 24% de las nuevas infecciones por el VIH en 2019, a pesar de representar solo el 10% de la población en África subsahariana.

Sin embargo, donde los servicios de VIH se brindan de manera integral, los niveles de transmisión del VIH se reducen significativamente. En Eswatini, Lesotho y Sudáfrica, una alta cobertura de opciones de prevención combinada, que incluyen apoyo social y económico para mujeres jóvenes y altos niveles de cobertura de tratamiento y supresión viral para poblaciones previamente no alcanzadas, han reducido las brechas de desigualdad y han reducido la incidencia de nuevas infecciones por el VIH. 

La pandemia de COVID-19 ha impactado seriamente la respuesta al Sida y podría deteriorarla aún más. Una interrupción completa de seis meses en el tratamiento del VIH podría causar más de 500.000 muertes adicionales en África subsahariana durante el próximo año (2020–2021), devolviendo a la región a los niveles de mortalidad por Sida de 2008. Incluso una interrupción del 20% podría causar 110.000 muertes adicionales.

“Aquellos de nosotros que sobrevivimos al VIH y luchamos por la vida y el acceso al tratamiento y la atención no podemos permitirnos perder las ganancias que nos demandaron tanto esfuerzo para obtenerlas. En algunos países latinoamericanos estamos viendo cómo los recursos, medicamentos, personal de salud y materiales para el VIH se están trasladando a la lucha contra la COVID-19”, dijo Gracia Violeta Ross, presidenta de la Red Boliviana de Personas que viven con el VIH. “Se ignoran algunas buenas lecciones y prácticas de la respuesta al VIH, como la participación significativa y la rendición de cuentas. No permitiremos que el VIH se quede atrás".

Para combatir las epidemias convergentes de VIH y COVID-19, ONUSIDA y sus socios lideran un llamado global para una vacuna universal contra la COVID-19, que ha sido firmado por más de 150 líderes mundiales y expertos que exigen que todas las vacunas, tratamientos y pruebas sean libre de patentes, producidos en masa y distribuidos de manera justa y gratuita para todos.

ONUSIDA también insta a los países a aumentar las inversiones para ambas enfermedades. En 2019, la financiación para el VIH cayó un 7% desde 2017, a US $ 18,6 mil millones. Este revés significa que la financiación es un 30% inferior a los US $ 26,2 mil millones necesarios para responder eficazmente al VIH en 2020.

“No podemos tener países pobres al final de la fila. Las personas no deben depender del dinero en su bolsillo o del color de su piel para protegerse contra estos virus mortales", dijo la Sra. Byanyima. “No podemos tomar dinero de una enfermedad para tratar otra. La respuesta tanto para el VIH como la COVID-19 deben estar totalmente financiados para evitar la pérdida masiva de vidas".

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Hoja informativa — Últimas estadísticas sobre el estado de la epidemia de sida

Diapositivas clave sobre epidemiología

Informe (inglés)

Data book (inglés)

La Junta de ONUSIDA analiza el trabajo del Programa conjunto con relación a la COVID-19 y el VIH, y debate tanto la próxima línea estratégica de ONUSIDA como su programa transformador

26 de junio de 2020

GINEBRA, 26 de junio de 2020-Ya ha concluido en Ginebra, Suiza, la 46.ª reunión de la Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA. La Junta Coordinadora del Programa, que se reunió del 23 al 25 de junio de 2020, se celebró por primera vez como una reunión virtual debido a la pandemia de la COVID-19. La Junta, presidida por los Estados Unidos de América, había decidido que era fundamental demostrar que los procesos intergubernamentales pueden y, de hecho, siguen trabajando con gran eficiencia durante la pandemia de la COVID-19.

Durante la reunión, se tomaron decisiones fundamentales con relación al futuro de la respuesta al VIH y la transformación de ONUSIDA. Asimismo, se habló y reflexionó sobre la interconexión entre las pandemias gemelas del VIH y la COVID-19.

«Agradezco enormemente la confianza que la Junta Coordinadora del Programa ha depositado en nosotros para seguir adelante con nuestra ambiciosísima agenda», destacó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Me siento emocionada y feliz porque nos han dado luz verde para seguir trabajando en una nueva estrategia mundial del VIH para responder al sida que incorpora también la realidad de la COVID-19 y de la nueva era poscovídica. Han demostrado confiar en nuestra labor para dejarnos construir una ONUSIDA más fuerte y con mayores responsabilidades. Estoy deseando materializar y llevar a la práctica todo el esfuerzo que estamos poniendo en ello».

La reunión de tres días comenzó con la panorámica general que la Sra. Byanyima mostró respecto a la situación del VIH y la COVID-19 a mediados del año 2020. En su intervención, recordó una y otra vez a los participantes que la epidemia del VIH es urgente y que aún queda mucho trabajo por hacer, pues el mundo aún está lejos de alcanzar los objetivos relacionados con el VIH previstos para el año 2020. Instó a los países a incrementar las inversiones en la respuesta al VIH que llevan décadas haciendo, y los animó a tomar nota de las lecciones aprendidas de toda una historia de acceso desigual a los servicios para el VIH. Además de en la importancia de ser conscientes de ello, insistió en la necesidad de poner en práctica lo adquirido para luchar contra la COVID-19, y de apoyar el movimiento para defender una vacuna disponible para todas y cada una de las personas del globo.

Todos los presentes en la reunión dialogaron en torno a la relevantísima naturaleza de la siguiente estrategia de ONUSIDA, una línea estratégica que, de antemano, se reconoció que sería ambiciosa, visionaria, basada en los datos y fundamentada en las pruebas, bien dotada y bien recibida. La Junta Coordinadora del Programa fijó un calendario de metas e hitos para desarrollar la nueva estrategia y acordó que ONUSIDA presentaría un informe sobre los resultados de la revisión y las consultas que se estaban llevando a cabo, para que la Junta lo aprobara a finales de octubre de 2020. Se estableció que el borrador de la estrategia se discutiría en la siguiente reunión de la Junta Coordinadora del Programa, la cual está prevista para el mes de diciembre de 2020.

La Junta Coordinadora de ONUSIDA también intercambió pareceres sobre la transformación de ONUSIDA. La Junta Coordinadora del Programa se actualizó con relación a la puesta en marcha del Plan de acción sobre la gestión, establecido para velar por, y garantizar, un lugar de trabajo sano, justo y capacitador para todo el personal de ONUSIDA. La Junta alabó los pasos dados y el progreso alcanzado, pero llamó a avances aún más rápidos, principalmente en lo que concierne al fortalecimiento de los sistemas de justicia interna y reparación. El grupo de la Junta Coordinadora del Programa que trabaja en torno a las recomendaciones de la Unidad de Inspección Conjunta ofreció una actualización de la labor que estaba realizando para garantizar el cumplimiento de dichas recomendaciones.

Al referirse al Marco unificado de presupuesto, resultados y rendición de cuentas de ONUSIDA, la Junta Coordinadora del Programa reconoció que ONUSIDA está entregada a su misión, consigue llegar más que nadie a las personas más olvidadas y dejadas atrás, y trabaja por acabar con las desigualdades. También se acogió con agrado el mayor trabajo de ONUSIDA a nivel regional.

Asimismo, durante la reunión se analizaron los informes elaborados tras la supervisión de la labor de ONUSIDA, de sus movimientos económicos y de su gestión de los recursos humanos estratégicos. La Junta Coordinadora de ONUSIDA escuchó con gran agrado los logros del Programa Conjunto en lo referente al fortalecimiento del Programa y su acción colaborativa a nivel nacional, pero mostró su enorme preocupación por la caída prevista de 15 millones de dólares estadounidenses en el presupuesto general. Sin embargo, todos los miembros expresaron su alegría y agradecimiento por los 20 millones de euros adicionales aportados en 2020 por parte del Gobierno de Alemania. La Junta Coordinadora del Programa también vio con muy buenos ojos el hecho de que las auditorías internas y externas se revisaran en un punto de la agenda independiente, de manera que los miembros de la Junta pudieran interactuar con los auditores.

El segmento temático dedicado al cáncer cervical e inicialmente previsto para el 25 de junio se celebrará ahora durante la reunión de la Junta Coordinadora del Programa del próximo mes de diciembre.

Representantes de los Estados miembros de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales, sociedad civil y organismos no gubernamentales participaron en la reunión de tres días presidida por los Estados Unidos de América, con Namibia como vicepresidente e India como ponente.

El informe proporcionado a la Junta y elaborado por la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, así como las decisiones de la Junta, se encuentran disponibles en https://www.unaids.org/en/whoweare/pcb/46 (en inglés).

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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