Los países ricos vacunan a una persona por segundo, mientras la mayoría de las naciones pobres aún no han puesto ni una sola dosis

10 de marzo de 2021

Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea bloquean las propuestas presentadas en la OMC para ayudar a los países pobres a conseguir vacunas con mayor rapidez

Un año después de que la COVID-19 fuese declarada como pandemia, la Alianza "People's Vaccine" alerta de que los países en desarrollo sufren una escasez crítica de oxígeno y suministros médicos para hacer frente a la COVID-19. A pesar de ello, la mayoría aún no han podido administrar ni una sola dosis de la vacuna, mientras que los países ricos han vacunado a su población a un ritmo de una persona por segundo durante el último mes. 

La mayoría de estos países ricos, como Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, están bloqueando una propuesta presentada por más de 100 países en desarrollo, que se debatirá hoy en el seno de la Organización Mundial del Comercio, y que permitiría acabar con el monopolio de las empresas farmacéuticas y aumentar la producción de vacunas seguras y eficaces contra la COVID-19. Esta medida debe adoptarse de manera urgente a fin de garantizar que los países más pobres pueden acceder a dosis de estas vacunas que necesitan desesperadamente. 

Se prevé que un mayor número de países pobres reciban dosis de las vacunas en los próximos días gracias al Mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas contra la COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud, también llamado COVAX; no obstante, la escasez de vacunas implica que, a mediados de año, tan solo se habrá vacunado a un 3 % de la población de estos países, y a una quinta parte, en el mejor de los casos, a finales de 2021. 

Aproximadamente un millón de personas de todo el mundo han firmado un llamamiento promovido por la Alianza "People's Vaccine" – una plataforma de organizaciones de activismo como Oxfam, Frontline AIDS, ONU SIDA, Global Justice Now y el Centro Yunus – para exigir a los países ricos que dejen de anteponer el monopolio y los beneficios de las grandes empresas farmacéuticas en detrimento de las vidas de las personas. El 11 de marzo tendrán lugar protestas frente a las sedes de las empresas farmacéuticas, en el marco de un día mundial de acción protagonizado por activistas de todo el mundo. 

Las encuestas de opinión realizadas recientemente por YouGov para la Alianza en Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido revelan que, en promedio, más de dos tercios de la población de estos países (el 69 %) cree que los Gobiernos deben garantizar que los conocimientos científicos sobre la vacuna se comparten con empresas productoras cualificadas de todo el mundo, en lugar de seguir siendo propiedad exclusiva de unos pocos gigantes farmacéuticos, y que debería compensarse adecuadamente a quienes han creado las vacunas. 

La directora ejecutiva de Oxfam Internacional, Gabriela Bucher, ha declarado: “Ya hemos perdido dos millones y medio de vidas en todo el mundo a causa de esta brutal enfermedad, contra la que la mayoría de los países luchan sin contar con atención médica adecuada ni vacunas. Cuando permiten que un pequeño grupo de empresas farmacéuticas decida quién vive y quién muere, los países ricos están prolongando esta emergencia sanitaria global sin precedentes, y arriesgando incontables vidas más. En este momento crucial, los países en desarrollo necesitan apoyo, no oposición”.

La Alianza advierte de que la historia puede repetirse en Sudáfrica, Malaui, y otros países del continente africano. A principios de la década de los años 2000, millones de personas murieron a causa del monopolio de las empresas farmacéuticas sobre los tratamientos eficaces contra el VIH, a los que pusieron precios inalcanzables que llegaban a rondar los 10 000 dólares anuales.

Lois Chingandu, activista y directora de Investigación e Influencia en Frontline AIDS, cuenta que “aquí en Zimbabue, he perdido a muchos amigos y amigas muy queridos, que en sus últimos momentos apenas podían respirar. Resulta de una ironía cruel que activistas que lucharon incansablemente por la gratuidad de los tratamientos contra el VIH ahora mueran por COVID-19 porque, de nuevo, se anteponen los beneficios de las farmacéuticas a las vidas humanas.” 

Finalmente se consiguió poner fin al monopolio de las empresas farmacéuticas sobre los medicamentos contra el VIH, permitiendo la producción masiva de tratamientos baratos y eficaces para tratar a las personas con VIH, millones de personas que a día de hoy siguen vivas y que, en caso contrario, habrían muerto. 

El 10 y 11 de marzo, más de 100 países en desarrollo liderados por Sudáfrica y la India volverán a defender en la OMC la necesidad de una exención de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC), que permitiría eliminar las barreras legales que impiden que más países y empresas productoras fabriquen vacunas, y puedan así proteger a su población, y participar de la posterior recuperación económica.

El catedrático Muhammad Yunus, premio Nobel y uno de los líderes de la Alianza "People's Vaccine", afirma que “esta propuesta, que supone una muestra de solidaridad humana que permitiría garantizar que el conjunto de la familia humana recibe los medicamentos y vacunas al mismo tiempo, no es tan solo un acto de caridad, sino que en realidad favorece los intereses del mundo rico”.

“Tenemos que actuar ya. No hay vuelta atrás. Es totalmente injusto que los países ricos, que disponen de vacunas suficientes para proteger a su ciudadanía, estén bloqueando la exención de los ADPIC, que podría ayudar a los países más pobres a conseguir las vacunas que necesitan”. 
Las principales entidades desarrolladoras de las vacunas se han beneficiado de miles de millones de dólares de subvenciones públicas y, sin embargo, se ha concedido a las empresas farmacéuticas el monopolio sobre su producción, así como sobre los beneficios que generan. 

Al mismo tiempo, en todo el mundo hay empresas cualificadas para producir vacunas que estarían preparadas para hacerlo masivamente si tuviesen acceso a las tecnologías y conocimientos necesarios, que las empresas farmacéuticas han mantenido bajo llave hasta el momento. Esta nueva capacidad de producción podría empezar a explotarse en tan solo unos meses. Suhaib Siddiqi, ex director del departamento de química de Moderna, la empresa productora de una de las primeras vacunas aprobadas, ha afirmado que, con los prototipos y el asesoramiento técnico adecuados, una fábrica moderna debería tener capacidad para producir vacunas en un máximo de tres o cuatro meses. 

Francia ha instado a aumentar la producción en los países en desarrollo, mientras que Estados Unidos ha tomado medidas para incrementar la propia. Sin embargo, hasta el momento ambos países siguen defendiendo el monopolio de las corporaciones farmacéuticas.  

Para controlar el virus, es imprescindible que se produzcan dosis suficientes de las vacunas en distintos lugares del planeta y a un precio asequible, que esas vacunas se distribuyan equitativamente en todo el mundo y que se administren de forma gratuita a las comunidades locales. Hasta el momento, no estamos cumpliendo con ninguno de estos cuatro requisitos. 

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONU SIDA, afirma que “después de tanta abnegación, sacrificio y heroísmo por parte de muchas personas, la Alianza para una vacuna universal denuncia la hipocresía y el vacío de la solidaridad humana, y el egoísmo miope que socava los esfuerzos para controlar el virus en los países”.

“Tan solo lo lograremos a través de una movilización global para incrementar la producción de vacunas y aumentar de forma rápida el número de dosis disponibles a un precio asequible”.

Por su parte Nick Dearden, director de Global Justice Now, señala que “un año después del inicio de la pandemia, es indignante que haya fábricas paradas, sin poder fabricar vacunas contra la COVID-19, tan solo porque los países ricos dan prioridad a las patentes de las empresas farmacéuticas, en detrimento de las vidas de personas de todo el mundo. Es necesaria una suspensión de las patentes a nivel global que permita acelerar la producción de estas vacunas en todo el mundo”.
 

Notas para editores

  • Según datos de OurWorldInData, Bloomberg, la Universidad John Hopkins y otras búsquedas, la mayor parte (al menos 47) de los 79 países clasificados por el Banco Mundial como de renta baja y media-baja aún no han vacunado ni a una sola persona. Esta cifra es exacta a fecha de 4 de marzo, y tiene en cuenta las distribuciones de vacunas previstas por el COVAX para los próximos días, incluyendo también las vacunas pendientes de administrar. Somos conscientes de que, entretanto, es posible que estos países reciban envíos del COVAX aún sin registrar.
  • Desde principios de 2021 los países de renta alta han administrado, en promedio, una dosis de vacuna por segundo. Esta cifra se basa en el promedio diario de dosis de la vacuna contra la COVID-19 administradas entre el 1 de enero y el 2 de marzo de 2021, y se ha obtenido a partir de los datos de OurWorldInData sobre los países considerados de renta alta según la clasificación del Banco Mundial. La tasa de vacunación por hora se ha calculado asumiendo que estos países vacunan durante 8 horas al día, y el resultado se ha dividido después entre minutos y segundos. Así pues, el promedio de la tasa de vacunación por segundo en estos 68 países de renta alta se ha estimado en 1,1 dosis por segundo, es decir, 66 dosis por minuto. Este promedio incluye a seis países de renta alta que aún no han empezado a vacunar a sus ciudadanos y ciudadanas.
  • Estos son los resultados de la encuesta de YouGov en cada uno de los países – Estados Unidos: 69 %; Francia: 63 %; Alemania: 70 %, y el Reino Unido: 74 %. El promedio de los cuatro países es del 69 %. A menos que se indique lo contrario, todas las cifras son de YouGov Plc. El tamaño total de la muestra es de 1351 personas adultas en Estados Unidos, 1788 personas adultas en el Reino Unido, 1010 personas adultas en Francia y 2039 personas adultas en Alemania. El trabajo de campo se desarrolló entre el 23 y el 26 de febrero de 2021, a través de una encuesta online. Estas cifras se han ponderado y representan al total de la población adulta (mayores de 18) de cada uno de estos cuatro países (Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania).
  • La semana pasada, The Associated Press localizó fábricas en tres continentes cuyos propietarios afirmaban estar preparados para empezar a fabricar cientos de millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 en un plazo breve, pero para hacerlo necesitarían contar con los prototipos y los conocimientos técnicos necesarios.
  • Países como Sudán del Sur, Yemen y Malaui han experimentado un drástico incremento de casos en los últimos meses. Por ejemplo, en Malaui los casos han aumentado en un 9500 %, a medida que la cepa sudafricana se ha ido propagando por el país. Dos miembros del Consejo de Ministros murieron en un solo día.

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Nuestra acción

COVID-19 y VIH

De superviviente del VIH a primera interviniente contra la COVID-19

03 de marzo de 2021

Ingrid Bretón descubrió que estaba viviendo con el VIH a la edad de 19 años. Corría el año 1994 y el tratamiento contra el VIH no estaba disponible todavía en la República Dominicana.

«Viví durante casi 5 años, pero muerta por dentro», recuerda. «Pasé por todo tipo de procesos de negación que cualquier persona recién diagnosticada experimenta. En los centros de salud no querían atenderme. Viví todo tipo de estigma y discriminación».

En La Romana, su ciudad, era conocida como «la chica del sida».  Era imposible encontrar trabajo.  

El tratamiento contra el VIH le ayudó a cambiar el rumbo de su vida. Con la ayuda de su médico, José Román, se convirtió en la primera mujer que vivía con el VIH en La Romana conocida por haber dado a luz un bebé libre de VIH. Al continuar con el tratamiento, pensó que estaba perfectamente sana y que podía vivir una vida significativa.

«Pensé para mí, "no estoy enferma, no se me está cayendo el pelo, no tengo úlceras, no tengo sida. Quiero hacer cosas"», recuerda la señora Bretón.

En 2002 creó la Fundación Grupo Paloma, que ofrece apoyo psicosocial, asistencia legal y oportunidades laborales para personas que viven o que están afectadas por el VIH en la región este del país. La organización desempeña también un papel activista clave al dar visibilidad a cuestiones como el cumplimiento del tratamiento, la prevención y el estigma y la discriminación.

Una de las innovaciones puestas en marcha por la fundación es un proyecto de agricultura que contrata a personas que viven con el VIH.

«Es un proceso bonito», dice la señora Bretón mientras camina por los soleados campos de tierra roja, entre tomates, papayas y bananas. «La idea es que la gente que vive con el VIH pueda seguir adelante, trabajando y manteniendo a sus familias».

Las familias con las que trabaja la Fundación Grupo Paloma se han visto afectadas directamente por la pandemia de COVID-19. El trabajo de la fundación ha sido crucial durante este tiempo. Sus voluntarios reparten comida, medicamentos y ropa a domicilio. La fundación es una fuente de conexión y de apoyo emocional en un tiempo en el que las comunidades que viven con el VIH están más aisladas que nunca debido a las medidas de distancia social.

La primera Encuesta Rápida sobre las Necesidades de las Personas que Viven con VIH en el contexto de la COVID-19 reveló que, mientras que el 92 % de los encuestados había recibido terapia antirretroviral, aproximadamente uno de cada seis tenía suministros para menos de un mes. Gracias al activismo de la Delegación Nacional de ONUSIDA en la República Dominicana los protocolos se han enmendado para que las personas que viven con el VIH y que acceden al tratamiento a través del sistema público de salud puedan recibir un suministro de medicamentos para 3 o 6 meses de una sola vez.

La Delegación Nacional ha instado al gobierno a que refuerze los programas de atención integral, a través también de alianzas con la sociedad civil. Por ejemplo, la Fundación Grupo Paloma ha atendido a personas que viven con el VIH en el Hospital Provincial Francisco Gonzalvo durante un periodo de cinco meses en 2020 cuando el personal sanitario no podía en las instalaciones de La Romana.

La Delegación Nacional de ONUSIDA en la República Dominicana ha pedido que se preste especial atención a la protección social y a las necesidades de seguridad alimentaria de las personas que viven con el VIH que se encuentran en una situación económica delicada. La Delegación respondió rápidamente a las secuelas de la COVID-19 y ofreció apoyo a la Fundación Grupo Paloma y a otras organizaciones comunitarias que contribuyen a la respuesta nacional al VIH. La respuesta integral de ONUSIDA incluía proveer de equipos de protección individual e información específica a la comunidad de personas que viven con el VIH. En la segunda fase de su respuesta se incluía la movilización de apoyo nutricional.

«Esto fue muy valorado por las familias, dada la crisis económica causada por la COVID-19», afirma la señora Bretón.

«La sociedad civil desempeña un importante papel a la hora de concienciar a las comunidades y abogar por la causa en su nombre», asegura la Directora Nacional de ONUSIDA, Bethania Betances. «Como hacemos frente a dos pandemias, el VIH y la COVID-19, es crucial que ellos participen en la toma de decisiones para ayudar a crear una respuesta efectiva y humana».

Ver: La extraordinaria historia de una mujer que vive con el VIH en la República Dominicana

La COVID-19 impulsa la dispensación multimensual del tratamiento contra el VIH en Camboya

25 de febrero de 2021

Cuando estalló la pandemia de COVID-19 en Nom Pen, Em Ra, en la foto de arriba, estaba preocupada.

Vive con VIH y solo tenía medicamentos para un mes.

"En primer lugar, temía que los medicamentos no se pudieran enviar a Camboya y, en segundo lugar, cuando no tenemos medicamentos para unos meses, tenemos que venir a la clínica muy a menudo", dijo. "Esto aumenta mis gastos y también las posibilidades de contagiarme de COVID-19".

Hace poco, durante una visita a la clínica del Centro Nacional para el VIH/Sida, Dermatología y ETS (NCHADS, por sus siglas en inglés), su médico, Prak Narom, le informó de que podía optar a la dispensación multimensual del tratamiento del VIH. "A causa de la COVID-19, a un paciente con buena salud que toma su tratamiento a diario se le pueden recetar medicamentos para el VIH para más de tres meses, y a algunos pacientes podemos darles hasta para seis meses", explicó.

La Sra. Ra es una de las miles de personas en Camboya que ahora pueden recoger una provisión de medicamentos en una sola visita. Se calcula que hay 73 000 personas que viven con el VIH en Camboya y ahora casi el 50 % de las personas en tratamiento tienen acceso a la dispensación multimensual del tratamiento del VIH. Antes de la pandemia, esa cifra era del 34 %.

El programa de dispensación multimensual del tratamiento del VIH en Camboya comenzó en 2019, mucho antes de la pandemia de COVID-19, pero ha demostrado ser una bendición.

"Cuando pusimos en marcha la dispensación multimensual, hubo algunos desafíos por la escasez de medicamentos, pero hoy los hemos superado y podemos proporcionar a las personas medicamentos para hasta seis meses", dijo Ly Penh Sun, director de NCHADS, en la foto de arriba.

La directora nacional de ONUSIDA de Camboya, Vladanka Andreeva, se temía lo peor cuando la COVID-19 cerró el país.  «El mayor y más antiguo emplazamiento para el tratamiento contra el VIH de la capital fue readaptado para servir como un centro de COVID-19 y nuestras actividades de divulgación tuvieron que cesar, ya que los locales públicos se encontraban cerrados al público».

Sin embargo, ONUSIDA, junto con el programa nacional sobre el sida y las comunidades, colaboró y ayudó a trasladar a las personas a otro emplazamiento de tratamiento, al mismo tiempo que proporcionaba mascarillas y desinfectante para las manos a las personas que viven con el VIH.  ONUSIDA también defendió que las personas que viven con el VIH se integraran en el programa de emergencia de transferencia de efectivo. Como resultado, se beneficiaron más de 2500 familias.

Y lo que es más importante, ONUSIDA y sus asociados presionaron para implantar la entrega a domicilio del tratamiento y el despliegue de la dispensación multimensual de medicamentos para el VIH a nivel nacional.

«Hemos utilizado la COVID-19 como acelerador para seguir ampliando y fomentando la dispensación multimensual de los medicamentos», explica la señora Andreeva, que aparece en la imagen superior.

Ha tenido tanto éxito que el señor Narom no puede creerlo.

«En el pasado atendíamos a 30 pacientes por la mañana, pero ahora con la dispensación multimensual podemos reducir esto a la mitad o más de la mitad», comentó.  «Ahora puedo pasar más tiempo con mis pacientes y llevar a cabo revisiones más profundas».

Cuando una persona no puede recibir regularmente la terapia antirretroviral, su carga vírica aumenta, repercutiendo en la salud de la persona, lo que en última instancia puede llevar a la muerte.  Incluso las interrupciones relativamente breves del tratamiento contra el VIH pueden tener un considerable impacto negativo en la salud de una persona y su potencial para transmitir el VIH.

ONUSIDA aboga por que todos los países, ministerios de la salud y los programas nacionales sobre el sida ofrezcan acceso a terapia antirretroviral durante tres o más meses para todas las personas que viven con el VIH, entre ellos(as) los refugiados y los migrantes.

En cuanto a la señora Ra, se ha unido a un grupo de Telegram creado por la clínica para las personas que viven con el VIH en caso de que tengan preguntas sobre su salud o sus medicamentos.

Ver:  COVID-19 fomenta la dispensación multimensual del tratamiento contra el VIH en Camboya

Fotografía: ONUSIDA/S.DARA

Watch: COVID-19 spurs on multimonth dispensing of HIV treatment in Cambodia

¿Cómo se ha podido dar tan rápido con una vacuna contra la COVID-19?

09 de febrero de 2021

Ahora que la vacunación contra la COVID-19 ya se ha iniciado en todo el mundo, ONUSIDA ha querido charlar con Peter Godfrey-Fausset, asesor científico sénior de ONUSIDA y profesor de salud internacional y enfermedades infecciosas en la London School of Hygiene and Tropical Medicine, para saber más sobre esa espera por una vacuna contra el VIH.

Mucha gente se está preguntando en este momento: «¿Cómo es posible que la vacuna contra la COVID-19 se haya desarrollado tan rápido?».

El virus SARS-CoV-2, que es el responsable de la COVID-19, tuvo un origen animal y saltó a los humanos en el año 2019. En el caso del VIH, ese salto se produjo hace un siglo, en torno a los años veinte, y se convirtió en un problema en la década de los ochenta, cuando empezó a propagarse entre los seres humanos en mucha mayor medida que antes.

El motivo por el que hemos visto ese enorme impulso en lo que tiene que ver con la vacuna contra la COVID-19 no es otro que la urgencia de dar con ella. En 2020, la COVID-19 infectó a casi 100 millones de personas en todo el planeta. Solo en ese año 2020, la COVID-19 acabó con la vida de 2 millones de personas.

Y precisamente de ahí viene esa urgencia que decimos, pese al hecho de que hemos ido viendo grandes cambios en la forma de vida de todas las personas. Tenemos restricciones de movilidad, se ha impuesto la distancia social, llevamos mascarillas, vivimos lavándonos las manos y estamos rodeados de geles hidroalcohólicos. No obstante, con todo y con eso, hemos sido testigos del veloz aumento de las infecciones. Todo ello da lugar a la imperiosa urgencia de lograr una vacuna. Y, por supuesto, esto tiene un gran impacto económico en todo el mundo.

El VIH y el SARS-COV-2 son muy distintos, ¿no?

Existen diferencias fundamentales entre el SARS-CoV-2 y el VIH. Aunque ambos son virus, el SARS-CoV-2 es una infección muy sencilla. La enfermedad puede ser complicada, en ocasiones misteriosa, pero se sabe que casi todas las personas que se infectan con el SARS-CoV-2 desarrollan anticuerpos a la proteína S, y es justo eso lo que neutraliza el virus y lleva a la recuperación con la consiguiente eliminación del virus.

Por el contrario, casi todas las personas que contraen el VIH desarrollan anticuerpos y nosotros utilizamos esos anticuerpos en las pruebas habituales para la detección del VIH. Sin embargo, por desgracia, muy pocos logran eliminar la infección y estos anticuerpos resultan insuficientes para neutralizar el VIH. La envoltura del VIH, similar a una espiga, es una compleja estructura situada sobre la superficie del virus. Está recubierta de azúcares y su sitio activo está muy profundo, por lo que resulta difícil llegar a él.

Con el paso del tiempo, a medida que la gente se infecta con el VIH, algunas personas sí que desarrollan anticuerpos capaces de neutralizar el VIH, pero eso puede llevar años y, además, el VIH es un retrovirus, de ahí que hablemos de antirretrovirales. Un retrovirus es un virus que copia su carga genética y la integra en un código genético humano. Y mientras realiza la copia, copia su código genético, mas no lo hace de forma precisa, por lo que aparecen errores. Eso significa que la proteína de envoltura y el propio VIH están constantemente cambiando, modificando su aspecto, poniéndoselo difícil a los anticuerpos para que los protejan, por lo que incluso los anticuerpos neutralizadores de una persona a menudo fallan al neutralizar el virus de otro individuo seropositivo.

En este momento hemos hallado ya algunos de los tan conocidos como anticuerpos neutralizadores, como en el caso de los anticuerpos que neutralizan muchas cepas diferentes del VIH. Y esos son los anticuerpos que los científicos están estudiando actualmente para tratar de descubrir si son o no capaces de proteger a las personas y evitar que contraigan distintas cepas del VIH. Estos anticuerpos de los que hablamos representarían una parte muy importante del proceso para dar con una vacuna contra el VIH. Tendríamos que ser capaces de generar anticuerpos neutralizadores mucho más amplios antes de que se produjera la infección.

Por último, cabe recordar que, a diferencia de la COVID-19, o quizás en parte a diferencia de la COVID-19, el VIH depende mucho de las células T, la otra mitad del sistema inmunitario humano. El sistema inmunitario humano tiene anticuerpos, pero también dispone de la tan mencionada inmunidad celular, la cual está liderada por las células T. Esta es mucho más difícil de estudiar, es infinitamente más variada y, además, dificulta y diferencia el VIH respecto de la COVID-19 en lo que tiene que ver con el desarrollo de una posible vacuna.

¿Cuánto dinero se está destinando a la investigación de una vacuna contra el VIH?

Durante la década pasada, cada año dedicamos aproximadamente mil millones de dólares estadounidenses a la investigación y el desarrollo, siempre con el fin de conseguir producir una vacuna contra el VIH. ¿Eso es mucho o no es suficiente? Equivale a alrededor de un 5 % del presupuesto para la respuesta mundial al VIH. Podemos decir que ha habido un éxito limitado.  Si echamos la vista atrás al año 2009, observamos que hubo una gran expectación por una candidata a vacuna desarrollada en Tailandia que sí parecía brindar una cierta protección contra la infección por el VIH. Sin embargo, enseguida se vio que no tenía la eficacia suficiente para poner en marcha la producción.

La década que vino después, testigo de más ensayos, nos ha enseñado mucho con relación a la inmunología y el modo en que los cuerpos humanos y los sistemas inmunitarios interaccionan con el VIH. Sin embargo, nada de ello nos ha permitido reducir el número de nuevas infecciones por el VIH. Toda nuestra esperanza está puesta ahora en dos grandes estudios que se están llevando a cabo en este campo en este mismo momento. Al margen, tenemos también otras muchas candidatas a vacuna llamando a las puertas. Por todo ello, sí, claro que creo que hemos de albergar esperanza, aunque está claro que a corto plazo no se vislumbra una vacuna como la que ya tenemos a nuestro alcance para la COVID-19.

Durante este tiempo la COVID-19 ha ocupado y sigue ocupando todos los titulares. ¿Qué hay de todas las demás enfermedades infecciosas?

En África, la tuberculosis, la malaria y el VIH cada año siegan las vidas, cada una de ellas, de cinco veces el número de personas que la COVID-19 ha matado en África este último año. Hablamos de problemas ingentes que llevan años entre nosotros. Tenemos una vacuna contra la tuberculosis, la vacuna BCG, la cual se empleó por primera vez hace 100 años, allá por 1920. No obstante, y por desgracia, esta vacuna no protege contra las formas más comunes de la tuberculosis en adultos. Hace muy poco han visto la luz nuevas vacunas tanto contra la tuberculosis como contra la malaria, pero hay que decir que ninguna de ellas parece funcionar muy bien. Actualmente hay un debate abierto en torno a si hacer o no llegar a más gente la vacuna, puesto que únicamente tienen una eficacia protectora de un 30 % o menos.

Sin embargo, hay una buena noticia, y es que una nueva posible vacuna contra la malaria ya ha iniciado los grandes ensayos de fase III en África. Por si fuera poco, tras ella está el laboratorio AstraZeneca, que es el mismo que ha desarrollado la vacuna de Oxford contra la COVID-19. Por eso, todos deseamos que la enorme investigación que se está llevando a cabo para lograr una vacuna contra la COVID-19 sirva de estímulo e impulse los estudios sobre otras enfermedades infecciosas asesinas que, de hecho, matan a mucha mucha más gente en África y en otros rincones del mundo donde los recursos son limitados.

Ver: El asesor científico de ONUSIDA explica algunas de las diferencias entre el VIH y la COVID-19

Ver: El asesor científico de ONUSIDA explica algunas de las diferencias entre el VIH y la COVID-19

Nuestra acción

COVID-19 y VIH

ONUSIDA hace un llamado para la liberación de cinco trabajadores humanitarios detenidos en Venezuela

29 de enero de 2021

GINEBRA, 29 de enero de 2021 — El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) está profundamente preocupado por la detención, por parte de la policía militar, de los ciudadanos venezolanos y trabajadores humanitarios Johán León Reyes, Yordy Bermúdez, Layners Gutiérrez Díaz, Alejandro Gómez Di Maggio y Luis Ferrebuz; todos miembros de la organización no gubernamental Azul Positivo. Los cinco se encuentran detenidos desde el pasado 12 de enero de 2021.

“Hago un llamado a las autoridades venezolanas a que liberen de la custodia policial a los cinco trabajadores humanitarios que trabajan para la organización no gubernamental Azul Positivo y que devuelvan el equipo esencial incautado en el momento de su arresto”, dijo la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima. “Una sociedad civil fortalecida y empoderada juega un papel central en la prestación de servicios a los más necesitados; y es fundamental para una efectiva respuesta al VIH y otros retos en materia de salud en Venezuela”.

Azul Positivo se estableció en 2004 para trabajar en la prevención del VIH en el estado de Zulia, en Venezuela. ONUSIDA ha apoyado el trabajo de Azul Positivo durante muchos años y ha sido testigo del impacto positivo de sus contribuciones en la comunidad.

ONUSIDA apoya firmemente el pleno empoderamiento y participación de las organizaciones de la sociedad civil en la respuesta al sida y el trabajo humanitario. Espera continuar trabajando con organizaciones de base comunitarias y de la sociedad civil de Venezuela, así como con las autoridades gubernamentales, para garantizar que todas las personas afectadas por el VIH tengan acceso a los servicios de prevención, tratamiento y apoyo social y que sus derechos humanos sean protegidos.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Contacto

UNAIDS Geneva
Michael Hollingdale
tel. +41 79 500 2119
hollingdalem@unaids.org

Nuestra acción

Respuestas comunitarias

Reckitt Benckiser dona desinfectante de manos a las personas que viven con el VIH

25 de enero de 2021

En Rusia, los centros de la comunidad para el VIH situados en Moscú, Vorónezh, Kaluga, Kursk, Orel y Vladimir han recibido 35 000 botes de desinfectante de manos Dettol como parte de una iniciativa promovida por Reckitt Benckiser. La donación se hizo en vista de la creciente pandemia de la COVID-19 en el país y del aumento de otras enfermedades de transmisión vírica. Esos botes reflejan el esfuerzo conjunto de la sede de Reckitt Benckiser en la Federación de Rusia y el Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central. Las organizaciones no gubernamentales Medical Volunteers, Volunteers to Help Orphans y Center Plus también se unieron a la iniciativa y fueron las encargadas de distribuir las donaciones a los centros de la comunidad.

«Se trata de un apoyo que llega en un momento muy oportuno a las personas de los grupos de población clave; a quienes están en riesgo y batallan en primera línea contra ambas epidemias, tanto la del VIH como la de la COVID-19, y a todos aquellos que no tienen la oportunidad de cuidarse solos», insiste Vladimir Mayanovsky, presidente de Center Plus.

De acuerdo con un estudio llevado a cabo por el Central Research Institute of Epidemiology situado en Rospotrebnadzor (el servicio federal para la vigilancia de la protección de los derechos de los consumidores y el bienestar humano) en colaboración con la Coalición internacional de preparación para el tratamiento y siempre con el apoyo de ONUSIDA, el número de personas que viven con el VIH con marcadores para el diagnóstico de la COVID-19 fue cuatro veces superior al hallado en participantes VIH-negativo. Asimismo, la investigación puso de manifiesto que las personas que viven con el VIH tienen dos veces menos posibilidades de que se les realice la prueba de detección del coronavirus y buscan ayuda médica con menos frecuencia que las personas seronegativas, aun presentando síntomas.

El estudio también demostró que la mayoría de los participantes que viven con el VIH presentan un mayor riesgo de contraer la COVID-19 como consecuencia del elevado número de infecciones que hay en su entorno y del menor uso de equipos de protección personal. Del mismo modo, de acuerdo con el estudio, estas personas infravaloran el alto riesgo que presentan ante la enfermedad de la COVID-19.  El desinfectante de manos evita que las personas contraigan la enfermedad del coronavirus.

«La misión de Reckitt Benckiser es proteger, sanar y nutrir, creando un mundo más limpio y más sano. En los países en los que trabajamos, nos esforzamos al máximo por reforzar la importancia de adoptar una actitud responsable con respecto a la salud y considerar que la higiene es la base de un estilo de vida sano. Lavarse las manos es uno de los hábitos más sencillos e importantes. Reckitt Benckiser es más que un negocio, es una forma de contribuir a un futuro más sano y más feliz», destaca Igor Radakovich, director general de Reckitt Benckiser Healthcare en la Federación de Rusia, Ucrania y los países de la Comunidad de Estados Independientes.

«ONUSIDA acoge con agradecimiento y apoya todo este tipo de iniciativas que nacen del sector privado y ayudan a luchar contra las dos epidemias que nos amenazan hoy. Estamos preparados para seguir colaborando con Reckitt Benckiser en materia de salud. Compartimos plenamente la visión que Reckitt Benckiser transmite en el eslogan de todas las iniciativas que promueve en el campo de la educación dentro de la Federación Rusa: "Tu salud es tu responsabilidad". Esto es aplicable no solo al hablar de la prevención de la COVID-19, sino también en lo referente a la prevención del VIH mediante el fomento del uso del preservativo», destaca Alexander Goliusov, director adjunto del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central.

Desafía el estigma, persigue tu derecho a la salud

20 de enero de 2021

Las adolescentes y las mujeres jóvenes deben velar ante todo por su salud sexual y reproductiva, y luchar para acceder tanto a los servicios relacionados con la misma como a la información relativa a sus derechos. El estigma y las normas de género dañinas asociadas a la salud sexual y reproductiva y a los derechos no van a ningún lado, afirma Nyasha Phanisa Sithole, líder en materia de salud sexual y reproductiva y derechos humanos en Zimbabwe.

«Si vives con miedo al estigma, nunca lograrás acceder a estos servicios, porque ahora mismo aún estamos lejos de lograr un entorno libre de estigma», insiste. 

La Sra. Sithole pertenece a Athena Network. Trabaja como defensora de derechos y salud sexual y reproductiva, y es líder regional en lo que a la defensa, el liderazgo y la formación de mujeres jóvenes se refiere. Desde el papel que desempeña, está convencida de que todo el mundo puedo aportar su granito de arena para cambiar su statu quo e influir en la toma de decisiones.

«Mi historia es una más de las muchas que existen. Soy esa adolescente que, a los 16 años de edad, necesitaba acceder a los productos básicos para prevenir el VIH, pero solo tenía los preservativos a mi alcance y, en ocasiones excepcionales, profilaxis previa a la exposición», relata la Sra. Sithole recordando su adolescencia.

A pesar de esta historia, que es una habitual, es fundamental satisfacer las necesidades relacionadas con los servicios para el VIH, la salud sexual y reproductiva, los derechos y la violencia de género en las regiones de África oriental y meridional.

Las adolescentes y las mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años representan el 29 % de las nuevas infecciones por el VIH entre adultos de 15 años en adelante en las regiones de África oriental y meridional, si bien este grupo solo constituye el 10 % de la población total. Dicho porcentaje se traduce en 3600 nuevas infecciones por el VIH a la semana entre chicas adolescentes y mujeres jóvenes en la región, una cifra que es más del doble de la observada entre los hombres jóvenes de la misma edad (1700 semanalmente).

El estigma y la discriminación a los que se enfrentan las personas jóvenes, sobre todo las adolescentes y las mujeres jóvenes, a la hora de acceder a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva crean grandes barreras a distintos niveles, entre ellos el individual, el interpersonal, el comunitario y el social. 

Asimismo, entre las violaciones de los derechos a la salud documentadas están el revelar sin consentimiento el estado de salud, el negar a una persona el acceso a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, y el ejercer violencia psicológica al respecto.

En el año 2014 la Sra. Sithole se infiltró como una paciente secreta en un centro de atención sanitaria para jóvenes situado en Harare, la capital de Zimbabwe, en un distrito repleto de zonas residenciales y escuelas. La primera persona con la que se topó en el centro fue un guarda de seguridad nada discreto.

«Me preguntó: “¿Qué necesitas?“ Una prueba de detección del VIH, le contesté yo. Y ahí volvió a preguntarme: ¿“Asi wakarumwa?”  Que en español significa algo así como “¿Te han metido el veneno? En Shona, este es el lenguaje de la calle que se utiliza para hablar de alguien que tiene una enfermedad de transmisión sexual», cuenta.

Si no hubiera estado bien informada de la situación, la Sra. Sithole confiesa que habría entrado en pánico. «Es algo que te puede hacer sentir miedo o echar para atrás, porque te dices a ti misma: “Es solo un guarda de seguridad. ¿Por qué se burla de mí y de mi situación?“. Porque, párate a pensar, imagina. Si yo verdaderamente tuviera un problema médico que quisiera solucionar, ¿qué pasaría entonces?». 

La Sra. Sithole explica que, muchas veces, los proveedores de salud miran con desdén a las adolescentes y mujeres jóvenes que quieren acceder a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva. Incluso las juzgan y preguntan: «¿Cuántos años tienes y para qué necesitas los preservativos o los métodos anticonceptivos?».

En lo que respecta al estigma derivado del acceso a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, las organizaciones de la comunidad desempeñan un papel clave para las adolescentes y las mujeres jóvenes. Estas organizaciones capacitan mediante la información en materia de derechos y salud sexual y reproductiva, y las derivaciones de unos servicios a otros. 

Sin embargo, la COVID-19 ha impactado enormemente en la gran labor de estas organizaciones en Zimbabwe, país en el que se impuso el confinamiento para frenar la propagación del virus.

«En mi opinión, ningún Gobierno fue justo a la hora de imponer las fuertes restricciones a todas y cada una de las organizaciones que trabajaban en la comunidad», afirma la Sra. Sithole, y añade, además, que este proceder repercutió muy negativamente en el acceso de los jóvenes a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva.

Con el fin de mitigar los riesgos, la Coalición Mundial para la Prevención del VIH, coorganizada por ONUSIDA y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se subió a bordo para proporcionar apoyo económico y técnico a Athena Network en diez países, entre ellos Zimbabwe, para establecer enlaces y promover la iniciativa What Girls Want (lo que quieren las chicas) en cada país. Durante la pandemia de la COVID-19, las defensoras de la iniciativa, que eran chicas adolescentes y mujeres jóvenes, movilizaron a sus iguales para llevar a cabo debates a través de WhatsApp y hablar de los problemas a los que se enfrentan y para los que buscan el apoyo de sus iguales.

La Sra. Sithole está convencida de que los Gobiernos deberían invertir en elaborar y modificar las políticas existentes con el fin de crear un entorno propicio en el que las adolescentes y las mujeres jóvenes puedan tener acceso a la información, los servicios y derechos relacionados con la salud sexual y reproductiva.

Por grandes que sean el estigma y la discriminación que surgen ante la búsqueda de servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, la Sra. Sithole no se cansa de decir que las adolescentes y las mujeres jóvenes deben darse cuenta de su enorme poder y recurrir a la red que las ampara para conseguir lo que necesitan.

«Piensa en tu vida, porque es muchísimo más importante que todo lo demás. Por lo que, pase lo que pase a tu alrededor, si sabes que hay un servicio al que puedes acceder, no lo pienses, vete», aconseja.

Unirnos para abordar el coste de la desigualdad

15 de diciembre de 2020

«Mi negocio se ha visto afectado negativamente por el coronavirus. Antes de él, vendía al menos diez cartones de huevos a la semana. En el momento álgido de la pandemia, tenía suerte si podía vender dos», se lamentaba George Richard Mbogo, que vive con el VIH, tiene dos hijos y es dueño de un negocio de pollos, huevos y patatas fritas en Temeke, un distrito del sur de Dar es Salaam, República Unida de Tanzanía.

La crisis de la COVID-19 ha tenido repercusiones negativas en los medios de vida de las personas que viven con el VIH en la República Unida de Tanzanía, lo que ha exacerbado los retos a los que se enfrentan. Estos incluyen la prestación de servicios relacionados con el VIH y las cada vez mayores desigualdades sociales y económicas.

«El coronavirus ha sido una época muy complicada. He vivido con mucha preocupación y estrés. Conducir un boda boda (una motocicleta que sirve como taxi) requiere meterse entre multitudes y trabajar de cerca con personas. Ha sido difícil no caer en la ansiedad y la depresión al conciliar recibir el tratamiento contra el VIH y mi trabajo. Hubo momentos en los que pensé en dejar de tomar mi medicina, pero no lo hice», dijo Aziz Lai, un motociclista que también vive en Dar es Salaam. 

A pesar de que los más afectados por las pandemias simultáneas de VIH y COVID-19 están siendo los más pobres y los más vulnerables, mediante la movilización nacional de recursos, la crisis de COVID-19 ha creado una oportunidad para que los asociados se movilicen en apoyo a las comunidades a las que proveen servicios.

Los esfuerzos conjuntos por parte del gobierno, los asociados para el desarrollo —incluidos el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida, USAID Y ONUSIDA—, el Consejo Nacional Tanzano de Personas que Viven con el VIH y el Sida (NACOPHA) y los activistas de la comunidad han desempeñado un papel clave a la hora de responder a la COVID-19, proporcionando información, servicios, protección social y esperanza a las personas que viven con el VIH durante estos tiempos difíciles sin precedentes.

Una de estas iniciativas es Hebu Tuyajenge, dirigida por NACOPHA y financiada por USAID, que se centra en aumentar la utilización de los servicios de pruebas del VIH, tratamiento y planificación familiar entre adolescentes y personas que viven con el VIH, fortaleciendo así los medios de acción de las organizaciones y las estructuras de la comunidad, y haciendo el entorno más propicio para la respuesta al VIH a través del empoderamiento de las personas que viven con el VIH.

Caroline Damiani es una madre soltera con tres hijos que vive con el VIH y se gana la vida criando pollos y patos. «Hebu Tuyajenge nos proporcionó equipo de protección personal, desinfectantes, jabón y cubos, así como educación acerca de la COVID-19 y cómo cuidarnos a nosotros mismos para mantenernos sanos durante la pandemia», explicó.

Mediante los servicios comunitarios que complementan la atención basada en los centros sanitarios, se ha conectado con las personas que viven con el VIH y se ha hecho que sigan recibiendo tratamiento durante la crisis a través de servicios para el VIH entre iguales cruciales.

Según Elizabeth Vicent Sangu, que lleva 26 años viviendo con el VIH, sus «cifras» hablan por sí solas.

«Durante mi seguimiento comunitario he llevado a 80 personas de vuelta a la clínica para hacerse un recuento de linfocitos CD4, inspirado a 240 personas a hacerse pruebas, denunciado 15 casos de violencia de género y proporcionado educación a 33 grupos, incluidos de jóvenes y congregaciones religiosas», explicó, rebosante de orgullo.

NACOPHA ayudó a la Sra. Sangu a aceptar su estado y la ayudó en su camino hacia su propio empoderamiento.

«Desde que me convertí en una promotora del tratamiento para Hebu Tuyajenge he recibido ayuda con la iniciativa empresarial y la educación acerca del VIH. Me he convertido en una profesora para otros. He vuelto valientes a otros a la hora de vivir con el VIH y realizarse pruebas», aseveró.

La asociación entre los promotores de la comunidad y los centros sanitarios ha tenido buenos resultados.

«Tanto nosotros como nuestros pacientes teníamos miedo en un principio, pero, gracias a la información y la educación, las cosas mejoraron. Nos centramos en proporcionar información cada hora y cada día a los pacientes acerca del coronavirus y nos aseguramos de que las personas practicaran un distanciamiento social seguro», afirmó Rose Mwamtobe, doctora del Centro de Atención Médica y Tratamiento Tambukareli, en Temeke.

«La COVID-19 nos está mostrando de nuevo el coste de la desigualdad, no solo en la República Unida de Tanzanía, sino a escala mundial. La salud mundial, incluyendo la respuesta al sida, esta interconectada con los derechos humanos, la igualdad de género, la protección social y el crecimiento económico», dijo Leopold Zekeng, director nacional de ONUSIDA en la República Unida de Tanzanía.

«La clave para acabar con el sida y la COVID-19 es que todos los asociados se unan, a nivel nacional y mundial, para asegurar que no dejamos atrás a nadie», añadió.

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