Nuevos modelos muestran que la COVID-19 no debería ser razón para retrasar la fecha límite de 2030 para poner fin a la epidemia de sida como amenaza para la salud pública

14 de diciembre de 2020

Se han utilizado los datos aportados a ONUSIDA por los países para predecir las posibles repercusiones de la pandemia de COVID-19 en la respuesta mundial al VIH durante los próximos cinco años. Se han realizado modelos de varios escenarios con distintas duraciones de las perturbaciones en los servicios que van de los tres meses a los dos años.

Las perturbaciones incluían: (a) una tasa de aumento de tratamientos contra el VIH un 50 % inferior a la de antes de la COVID-19; (b) la no realización de circuncisiones médicas masculinas voluntarias; (c) una interrupción completa del 20 % de los servicios para prevenir la transmisión vertical; y (d) la ausencia de ampliaciones en el uso de profilaxis pre-exposición.  Un supuesto importante en todos los escenarios era que las líneas de investigación actuales generarían una o más vacunas para la COVID-19 seguras y efectivas, así como que habrá éxito a la hora de distribuir las vacunas a escala mundial.

Los resultados del modelo muestran que es posible que las perturbaciones relacionadas con la COVID-19 causen entre 123 000 y 293 000 infecciones por el VIH adicionales, así como entre 69 000 y 148 000 muertes relacionadas con el sida más a escala mundial. No obstante, por otro lado más positivo, las predicciones muestran que los efectos de la pandemia de COVID-19 en la respuesta al VIH durarían relativamente poco. Mediante estas predicciones, ONUSIDA y sus asociados han llegado a la conclusión de que la pandemia de COVID-19 no debería ser razón para retrasar la fecha límite de 2030 para poner fin a la epidemia de sida como amenaza para la salud pública.

Predicción de las nuevas infecciones por el VIH y las muertes relacionadas con el sida en tres escenarios distintos de perturbaciones asociadas a la pandemia de COVID-19, mundial, 2019-2025

 

Nuestra acción

COVID-19 y VIH

ONUSIDA insta a una cobertura sanitaria universal basada en los derechos humanos y centrada en las personas

12 de diciembre de 2020

GINEBRA, 12 de diciembre de 2020 - Al mundo le quedan únicamente diez años para hacer realidad el objetivo de la cobertura sanitaria universal recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De hoy en diez años, todo el mundo debería tener acceso a unos servicios sanitarios básicos de calidad, y a vacunas y medicamentos seguros, eficaces, de calidad y económicamente asequibles. Sin embargo, ese objetivo hoy parece estar más lejos que nunca. En el año 2017, menos de la mitad de la población mundial tenía cubierta la atención sanitaria esencial y, si las tendencias actuales continúan su camino, se calcula que para 2030 solo el 60 % de las personas de todo el mundo disfrutarán de la cobertura sanitaria universal.

En este Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, ONUSIDA llama al mundo a cumplir su obligación y procurar una cobertura sanitaria universal basada en los derechos humanos y centrada en las personas.

Con el lema escogido este año para celebrar este Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, «Salud para todos: protejamos a todas las personas», lo que se pretende es insistir en que la salud es un derecho humano fundamental.

Es inaceptable que a día de hoy las desigualdades sigan impactando la capacidad de la gente para acceder a la atención sanitaria. La salud es un derecho humano, pero demasiado a menudo se pasa por alto y se niega, sobre todo a las personas más vulnerables, marginadas y criminalizadas.

Por su estatus socioeconómico, género, edad,  orientación sexual o nacionalidad, a mucha gente se le prohíbe cuidar de su salud. Al igual que sabemos que sucede en la respuesta al VIH, la igualdad es esencial para lograr la cobertura sanitaria universal. De esta forma, para progresar y hacer realidad el derecho a la salud de todos, debemos lograr mayor igualdad, inclusión social y cohesión en nuestras sociedades. Solo acercándonos a la cobertura sanitaria universal a partir de los derechos humanos y con las personas en el centro lograremos garantizar una salud equitativa para todos.

La COVID-19 ha dejado ver cómo se ha relegado los sistemas de salud públicos en muchos países del mundo. Para promover la salud y el bienestar, los países tienen que invertir en las principales funciones de los sistemas sanitarios, incluida la sanidad pública, como bienes comunes para la salud.

El dinero nunca podría ser el motivo por el que una persona pudiera o no recibir atención sanitaria. Nadie debería caer en la pobreza por tener que asumir los costes derivados de los cuidados de su salud. ONUSIDA pide a todos los Gobiernos que eliminen las tasas de usuario y que la salud para todos se financie con fondos públicos.

Aun antes de la pandemia de la COVID-19, la respuesta mundial al sida había perdido fuerza, en parte debido a las mínimas inversiones que se estaban haciendo en los sistemas de salud. La cobertura sanitaria universal y la erradicación del sida no se pueden ni conseguir ni sostener sin sistemas sanitarios resilientes y con un buen funcionamiento capaces de responder a las necesidades de todas las personas, sin discriminación ni estigma.

La respuesta al VIH nos ha demostrado que son las comunidades las que marcan la diferencia. Durante la pandemia de la COVID-19, las organizaciones lideradas por la comunidad, entre ellas las comunidades formadas por personas que viven con el VIH, en todos los rincones del mundo se han movilizado para proteger a los más vulnerables, para lo que han trabajado con los Gobiernos con el fin de mantener en marcha los servicios esenciales.

Las comunidades han hecho grandes campañas para lograr la dispensación multimensual de los antirretrovirales. También han organizado los repartos domiciliarios de los medicamentos y han proporcionado apoyo económico, alimentos y cobijo a las poblaciones en riesgo. Las comunidades forman parte de los sistemas sanitarios y son fundamentales para conseguir la cobertura sanitaria universal. Por ello, su liderazgo merece un reconocimiento y un apoyo mucho mayores. Hay que valorar la inmensidad de sus innovaciones y agradecerles su enorme contribución para lograr que todas las personas en todo el mundo vean respetado su derecho a la salud.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Campaña

Imágenes de cómo ONUSIDA está apoyando a la respuesta al VIH durante la COVID-19

03 de diciembre de 2020

Desde el principio de la pandemia, ONUSIDA ha estado ayudando a las personas que viven con el VIH o están afectadas por él a soportar las consecuencias de la COVID-19.

En enero y febrero, cuando la COVID-19 obligó a llevar a cabo un confinamiento en Wuhan (China), la Delegación Nacional de ONUSIDA en China empezó a recibir mensajes en redes sociales de personas que vivían con el VIH que expresaban su frustración y buscaban ayuda.

Un estudio sobre las personas que viven con el VIH en China diseñado y efectuado conjuntamente por ONUSIDA descubrió en febrero que el brote de COVID-19 estaba teniendo grandes repercusiones en las vidas de las personas que vivían con el VIH en el país: casi un tercio de ellas expresaron que, a causa de los confinamientos y las restricciones a la movilidad en algunos lugares en China, estaban en riesgo de que se les acabaran sus tratamientos contra el VIH en los siguientes días.

Los confinamientos también tuvieron como consecuencia que las personas que vivían con el VIH que se habían desplazado lejos de sus ciudades no pudieran volver a sus lugares de residencia y acceder a los servicios para el VIH, incluyendo los tratamientos, de sus proveedores de atención sanitaria habituales.

La Delegación Nacional de ONUSIDA en China trabajó con la alianza BaiHuaLin y otros asociados de la comunidad para llegar urgentemente a las personas en riesgo de quedarse sin medicinas, para asegurar que las consiguieran. Para finales de Marzo, las recogidas y entregas por correo de medicamentos para el VIH organizadas por ONUSIDA ya habían llegado a más de 6000 personas en Wuhan. ONUSIDA también donó equipos de protección individual a organizaciones de la sociedad civil que proporcionaban servicios a personas que vivían con el VIH, a hospitales y a otros para ayudar en las primeras fases del brote.

Pero la Delegación Nacional de ONUSIDA en China no solo ayudó a personas en su país. Liu Jie, la responsable de Movilización Comunitaria de la Delegación Nacional de ONUSIDA en China, se sorprendió al recibir una llamada de Polonia en marzo. «Un hombre chino se presentó y dijo que estaba atrapado y se iba a quedar sin medicina para el VIH en dos días», explicó.

Como las restricciones para viajar cerraban cada vez más países, el hombre no podía ni regresar a casa ni acceder a los medicamentos. Al no saber qué hacer, contactó con una organización comunitaria china y, a través de ella, con ONUSIDA, en Pekín. Tras una serie de llamadas, el Centro Nacional contra el Sida en Polonia hizo el resto: 24 horas más tarde, la Sra. Liu recibió una foto del mismo hombre que le había llamado en la que sujetaba una caja de medicina para el VIH.

El hombre atrapado en Polonia no fue el único ejemplo de la ayuda de ONUSIDA a conseguir el tratamiento a las personas que lo necesitaban. Para mayo, ONUSIDA ya había ayudado a cientos de personas atrapadas a obtener medicamentos para el VIH en países de todo el mundo.

Un día antes de cuando Deepak Sing (nombre ficticio) planeaba volver a la India, se detuvo toda la movilidad internacional y se quedó atrapado en Luanda, Angola. «Fui a más de diez farmacias y exploré las opciones de envío de medicamentos antirretrovirales desde la India hasta Angola, pero no tuve éxito», aseguró. El director nacional de ONUSIDA para Angola dirigió al Sr. Sing al Instituto Nacional de Lucha contra el Sida de Angola, que organizó una reunión telefónica con un médico, ya que una de las medicinas que tomaba el Sr. Sing no se utilizaba todavía en el país. El médico propuso un sustituto y, en menos de 24 horas, el Sr. Sing recogió su medicación.

En las fases tempranas de la pandemia de COVID-19, se observó que una forma de garantizar que las personas que vivían con el VIH pudieran seguir teniendo acceso a sus medicinas, y evitar el riesgo de transmisión del nuevo coronavirus, era asegurarse de que las personas que vivían con el VIH recibieran un suministro para varios meses de su tratamiento.

Uno de los primeros países en adoptar la dispensación multimensual fue Tailandia, que anunció a finales de marzo que iba a suministrar la terapia antirretroviral en dosis para entre tres y seis meses a los beneficiarios del Sistema de Seguridad Social. Tras la decisión, ONUSIDA trabajó estrechamente con el Ministerio de Salud Pública y otros asociados para abogar por que todos los seguros sanitarios adoptaran la misma política.

ONUSIDA ha apoyado a países de todo el mundo para garantizar que las personas que viven con el VIH tengan acceso a suministros de tratamiento contra el VIH para varios meses. Por ejemplo, en Senegal, en mayo, las debilidades en la cadena de suministro, incluyendo estimaciones inadecuadas de las necesidades de terapia antirretroviral en algunas clínicas y los suministros irregulares centralmente hicieron que no todas las personas que necesitaban tales suministros los recibieran. ONUSIDA respaldó al gobierno a la hora de realizar el seguimiento de los pedidos de medicamentos antirretrovirales y fortalecer la cadena de suministro.

Un grupo de modelización convocado por la Organización Mundial de la Salud y ONUSIDA estimó en mayo que, si no se hacían esfuerzos para mitigar y superar las interrupciones en los servicios y los suministros sanitarios durante la pandemia de COVID-19, una perturbación de los tratamientos antirretrovirales que durase seis meses podría provocar más de 500 000 fallecimientos adicionales por enfermedades relacionadas con el sida. Además, los avances en la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH podrían deshacerse, por lo que las nuevas infecciones por el VIH entre niños podrían aumentar en un 162 %.

Seguir las recomendaciones de distanciamiento físico e higiene para luchar contra el nuevo coronavirus resulta especialmente difícil para algunas comunidades. En abril, el Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA para África Oriental y Meridional y Reckitt Benckiser unieron sus fuerzas para distribuir más de 195 000 paquetes higiénicos entre personas que vivían con el VIH en la región de África oriental y meridional. Los paquetes estaban compuestos de suministros para tres meses del jabón antiséptico Dettol y del limpiador de superficies Jik. Fueron distribuidos en 19 países a través de las delegaciones nacionales de ONUSIDA y redes de personas que vivían con el VIH como parte de los esfuerzos enfocados en reducir la exposición al impacto de la COVID-19 entre personas que vivían con el VIH.

Kirguistán experimentó la declaración del estado de emergencia en algunas regiones en marzo, lo que resultó en una pérdida de ingresos para muchas personas. La Delegación Nacional de ONUSIDA en Kirguistán, con el apoyo de un programa de asistencia técnica ruso, organizó la entrega de paquetes de alimentos a las familias de personas que vivían con el VIH, junto con libros de colorear, rotuladores y acuarelas para los hijos de personas que vivían con el VIH, a fin de ayudarlos a sobrellevar el confinamiento. «Esperamos que esta pequeña ayuda permita de alguna manera que las personas que viven con el VIH sigan con el tratamiento», dijo la directora de ONUSIDA para Kirguistán en su momento.

La delegación nacional de ONUSIDA para Angola impulsó sus asociaciones para abastecer a miles de personas en Luanda con cestas de alimentos. ONUSIDA y sus asociados proporcionaron apoyo a las mujeres que se inyectan droga en campos y asentamientos en Dar es Salaam (República Unida de Tanzanía), a la vez que una asociación que incluía a ONUSIDA facilitó tanto transferencias de efectivo a familias vulnerables en Abiyán (Costa de Marfil), destinadas a garantizar la nutrición y la seguridad alimentaria, como botiquines sanitarios básicos.

Los miembros de grupos de población clave y las personas que viven con el VIH se han visto especialmente afectadas por la respuesta a la COVID-19. ONUSIDA ha apoyado los derechos de los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas transgénero, los trabajadores sexuales, las personas que se inyectan drogas y los reclusos en el transcurso de la pandemia.

En abril, la Red Mundial de Proyectos de Trabajo Sexual y ONUSIDA hicieron un llamamiento a los países para que tomaran medidas críticas e inmediatas, a fin de proteger la salud y los derechos de los trabajadores sexuales durante la pandemia de COVID-19. ONUSIDA se embarcó en un proyecto con la Coalición para el Trabajo Sexual en el Caribe para ayudar a redes nacionales a abordar los conocimientos de los trabajadores sexuales, la prevención del VIH y las necesidades de apoyo social durante la pandemia. «Hay que incluir a los trabajadores sexuales en los sistemas nacionales de protección social y, además, muchos de ellos necesitan apoyo económico de emergencia», dijo el director de la Delegación Subregional de ONUSIDA del Caribe.

ONUSIDA Jamaica prestó apoyo económico para garantizar que Transwave, una organización en defensa de los derechos de las personas transgénero, tuviera equipos de protección individual y para proporcionar paquetes de atención. Asimismo, se aseguró de que los temas relacionados con la transexualidad estuviesen incluidos en la respuesta coordinada de la sociedad civil al VIH frente a la COVID-19 en el país. «La COVID-19 ha puesto de manifiesto lo vulnerables que son las personas cuando no tienen un acceso equitativo a oportunidades, justicia y atención sanitaria», dijo el asesor sobre movilización comunitaria de ONUSIDA. «Por eso es tan importante e inspirador que Transwave haya continuado con su labor principal durante todo este tiempo».

Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, ONUSIDA ha reiterado el llamamiento a los gobiernos para que protejan los derechos humanos y eviten la violencia de género. En junio, ONUSIDA publicó un informe en el que destacaba seis acciones críticas para situar la igualdad de género en el centro de las respuestas a la COVID-19, mostrando cómo los gobiernos pueden hacer frente a las repercusiones discriminatorias y de género de la COVID-19.

«De la misma manera que el VIH ha puesto de manifiesto las desigualdades y las injusticias, la pandemia de COVID-19 ha centrado la atención sobre la discriminación contra la que luchan mujeres y niñas todos los días de su vida», dijo Winnie Byanyima, la directora ejecutiva de ONUSIDA, tras la publicación del informe.

En agosto, ONUSIDA instó a los gobiernos a proteger a los más vulnerables, especialmente a los grupos de población clave con mayor riesgo de infección por el VIH, en un informe que pretendía ayudar a los gobiernos a tomar medidas positivas a fin de responder a preocupaciones relativas a los derechos humanos en el contexto de evolución de la COVID-19.

El mes siguiente, ONUSIDA emitió un informe que muestra cómo los países que lidian con la COVID-19 están usando la experiencia y la infraestructura de la respuesta al sida para garantizar una respuesta más contundente a ambas pandemias.

En octubre, ONUSIDA publicó una serie de orientaciones para reducir el estigma y la discriminación durante las respuestas a la COVID-19. Apoyándose en 40 años de experiencia de la respuesta al sida, las orientaciones estaban basadas en las pruebas más recientes acerca de qué funciona para reducir el estigma y la discriminación relacionados con el VIH, aplicadas también a la COVID-19. Como en el caso de la epidemia del VIH, el estigma y la discriminación pueden debilitar de manera significativa la respuesta a la COVID-19. Las personas que han interiorizado el estigma o que anticipan actitudes estigmatizadoras son más propensas a evitar los servicios de atención sanitaria y menos propensas a realizarse pruebas o admitir que tienen síntomas, lo que oculta la pandemia.

Con vistas al futuro, ONUSIDA se sumó al llamamiento para conseguir una vacuna universal contra la COVID-19, una vacuna que sea asequible y esté disponible para todo el mundo.

Nuestra acción

COVID-19 y VIH

Seis medidas concretas de ayuda para mujeres y niñas en toda su diversidad en el contexto de la pandemia de COVID-19

Derechos en pandemia — Cuarentenas, derechos y aprendizajes del VIH en la respuesta temprana a la COVID-19

COVID-19 and HIV: 1 moment, 2 epidemics, 3 opportunities—how to seize the moment to learn, leverage and build a new way forward for everyone’s health and rights

Abordar el estigma y la discriminación en la respuesta a la COVID-19 - Aplicando los datos empíricos de lo que funciona sobre el estigma y la discriminación relacionado con el VIH en seis entornos a la respuesta de la COVID-19

Un estudio muestra los efectos de la COVID-19 en el acceso a la atención al VIH en la Federación de Rusia

27 de noviembre de 2020

Un nuevo estudio pone de manifiesto el impacto negativo que está teniendo la pandemia de COVID-19 en el acceso a la atención al VIH en la Federación de Rusia y demuestra que las personas que viven con el VIH en este país son más vulnerables a la COVID-19, pero menos propensas a hacerse pruebas o someterse a un tratamiento.

Más de un tercio de las personas que viven con el VIH que fueron encuestadas informó sobre cierto impacto en los servicios para el VIH, incluyendo alrededor de un 4 % que informó de que no se había sometido a terapia antirretroviral porque no había podido conseguir las medicinas y aproximadamente un 9 % que informó de que no había tomado la medicación para la prevención contra la tuberculosis. Sin embargo, la mayoría de los los encuestados (alrededor del 70 % de las personas que viven con el VIH) no tuvo ningún problema para obtener terapia antirretroviral y cerca de un 22 % informó de que se le entregaban los medicamentos antirretrovirales a domicilio. En el estudio se encuestó a más de 900 personas de 68 regiones de la Federación de Rusia, incluyendo tanto a aquellos que viven con el VIH como a los que no.

«El estudio responde a algunas de las preguntas más importantes sobre el impacto de la COVID-19 en las personas que viven con el VIH en nuestro país», dijo Natalya Ladnaya, investigadora jefe y principal en el Instituto central de investigación sobre epidemiología del Servicio Federal Ruso para la Supervisión de la Protección de los Derechos y el Bienestar del Consumidor (Rospotrebnadzor).

Según la Sra. Ladnaya, el estudio confirmó que es crucial que las personas que viven con el VIH se protejan contra el nuevo coronavirus. Los autores del estudio también señalan la necesidad de proporcionar tratamiento contra el VIH ininterrumpido durante la pandemia de la COVID-19.

«Se obtuvieron resultados alentadores acerca de cómo la pandemia afectó al acceso al tratamiento del VIH: muchas instituciones especializadas han podido adaptarse a la nueva realidad», dijo Alexey Mikhailov, jefe del Departamento de Supervisión de la Coalición de Preparación para el Tratamiento, que también participó en el estudio.

Según el estudio, el número de personas que viven con el VIH y marcadores de COVID-19 era cuatro veces mayor que el de los encuestados seronegativos. Asimismo, había un 50 % menos de probabilidades, en comparación con los encuestados seronegativos, de que se les hiciera la prueba del coronavirus y también menos propensos a buscar asistencia médica, incluso teniendo síntomas.

La mayoría de los encuestados con una coinfección de VIH y COVID-19 tenía un mayor riesgo de contraer COVID-19 debido al número considerable de casos locales de COVID-19 y al escaso uso de medidas de protección personal, así como a la subestimación del riesgo personal real de la COVID-19.

Aunque más de dos tercios de los participantes en el estudio eran mujeres, de entre las personas encuestadas que viven con el VIH y que habían tenido COVID-19, la mayoría eran hombres que habían vivido con VIH durante más de diez años.

Los autores del estudio señalan la necesidad de investigar más a fondo las causas de la mayor incidencia de la COVID-19 y la escasa demanda de atención médica para tratar los síntomas de la COVID-19 entre las personas que viven con el VIH.

«La pandemia de la COVID-19 sigue afectando a todos los ámbitos de nuestras vidas. Necesitamos supervisar atentamente las pandemias simultáneas de la COVID-19 y el VIH y proporcionar apoyo para no perder los progresos alcanzados en la respuesta al VIH», dijo Alexander Goliusov, director a.i. del Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central.

El estudio fue realizado por el Instituto Central de Investigación sobre Epidemiología de Rospotrebnadzor junto con la Coalición de Preparación para el Tratamiento, con el apoyo de ONUSIDA y Rospotrebnadzor.

Nuestra acción

COVID-19 y VIH

Nuevo estudio (en ruso)

Mensaje de Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, para el Día Mundial del Sida de 2020

01 de diciembre de 2020

El Día Mundial del Sida de este año 2020 será único.

La COVID-19 está amenazando el progreso que el mundo ha logrado en materia de salud y desarrollo en los últimos 20 años, incluidos todos los pasos dados en la lucha contra el VIH.

Al igual que todas las epidemias, la enfermedad del coronavirus está haciendo aún mayores las desigualdades que ya existían.

Aumentan la desigualdad de género, la desigualdad racial, la desigualdad social y la desigualdad económica. El mundo es cada vez menos equitativo.

Estoy orgullosísima de que durante este último año los movimientos activistas del VIH se hayan movilizado para defender nuestro progreso, proteger a las personas que viven con el VIH y otros grupos vulnerables, y tratar de contrarrestar los efectos de la COVID-19.

Una vez más, los activistas del VIH y las comunidades afectadas han demostrado al mundo que son el gran pilar de la respuesta al VIH. Unos solicitando la dispensación multimensual de los tratamientos para el VIH, otros organizando el reparto a domicilio de los medicamentos, otros proporcionando ayuda económica, alimentos y vivienda a los grupos en situación de riesgo... pero todos siempre en primera línea dando lo mejor de sí. ¡Enhorabuena por ser tan grandes!

Es precisamente esa fortaleza que reflejan las comunidades, inspiradas por la responsabilidad compartida de unas hacia otras, la que ha hecho posible en gran parte nuestra victoria frente al VIH.

Hoy en día necesitamos esa fuerza más que nunca para derrotar a las dos epidemias que nos acechan, la del VIH y la de la COVID-19.

Queridos amigos, a la hora de responder a la tremenda COVID-19, el mundo no puede cometer los mismos errores que en su momento cometió al luchar contra el VIH. Por aquel entonces, millones de personas en países en vías de desarrollo murieron mientras aguardaban la llegada de algún tratamiento.

Aún hoy, más de 12 millones de personas siguen esperando su tratamiento contra el VIH y 1,7 millones se infectaron en 2019 por no tener acceso siquiera a los servicios básicos.

Precisamente por eso, ONUSIDA lleva todo este tiempo liderando la defensa de una vacuna universal contra la enfermedad del nuevo coronavirus.

Los problemas mundiales requieren una solidaridad mundial.

Puesto que las primeras candidatas a vacunas contra la COVID-19 han demostrado ser eficaces y seguras, todos albergamos la esperanza de que seguirán surgiendo más, pero tenemos ante nosotros amenazas serias que nos impiden garantizar un acceso justo e igualitario para todos. Instamos encarecidamente a los laboratorios farmacéuticos a que compartan toda su tecnología y experiencia, les pedimos que renuncien a sus derechos de propiedad intelectual, para que así se puedan producir vacunas exitosas a la escala y la velocidad necesarias para proteger a toda la población y volver a activar la economía mundial.

Nuestro objetivo para acabar con la epidemia del sida estaba lejos de conseguirse aun antes de la irrupción de la COVID-19. Hemos de anteponer las personas a todo lo demás. Solo así volveremos a avanzar en la respuesta al sida. Hemos de acabar con las injusticias sociales que multiplican el riesgo de que las personas contraigan el VIH. Y debemos pelear con uñas y dientes por el derecho a la salud. Ninguna excusa justifica que los Gobiernos no inviertan todo su potencial para hacer realidad el acceso universal a la atención sanitaria. Se han de derribar todas las barreras que impiden el acceso, entre ellas, las tasas de los usuarios que necesiten cuidados médicos.

Se han de respetar los derechos de las mujeres y las niñas y hemos de acabar con la criminalización y la marginación de los hombres gais, las personas transgénero, los trabajadores sexuales y los consumidores de drogas.

A medida que nos vamos despidiendo del año 2020, el mundo nos recuerda que nos encontramos en un punto peligroso y que los meses próximos tampoco serán fáciles.

Únicamente la solidaridad mundial y la responsabilidad compartida nos ayudarán a erradicar la COVID-19, acabar con la epidemia del sida y garantizar el derecho a la salud para todos.

Gracias.

Winnie Byanyima

Directora Ejecutiva de ONUSIDA

Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas

 

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El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Más información sobre el Día Mundial del Sida 2020

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Juego de preguntas y respuestas acerca del Día Mundial del Sida 2020

Historia de dos clínicas jamaicanas durante la COVID-19

03 de noviembre de 2020

Una mujer que vive con el VIH está en el Centro de Investigación del VIH y Servicios Educativos (CHARES, por sus siglas en inglés) en Kingston, Jamaica. Normalmente se le proporcionan dosis de su medicamento antirretrovírico suficientes para tres meses. Pero esta vez no. El médico le advierte de que, desde abril, las farmacias estatales solo están suministrando dosis para un mes.

A alrededor de 20 minutos en coche, en la Clínica de Salud Integral, un cliente espera a que lo llamen. No se sienta en uno de los bancos de madera destinados a los pacientes de salud sexual, sino que encuentra un sitio cercano y escucha atentamente.

Este año, los proveedores de servicios para el VIH en Jamaica han sido puestos a prueba al hacer frente tanto a los nuevos retos provocados por la COVID-19 como a los obstáculos que plantea la prestación de servicios habitual. La directora nacional de ONUSIDA, Manoela Manova, quería comprender mejor estos problemas sobre el terreno, por lo que visitó ambos centros de tratamiento para hablar con todo el mundo, desde los asesores para el cumplimiento del tratamiento hasta los médicos.

El CHARES del Hospital Universitario de las Indias Occidentales ha constituido un modelo de prácticas óptimas para el tratamiento contra el VIH en Jamaica. Si se tiene en cuenta la totalidad de la isla, el 79 % de las personas en tratamiento suprimieron la carga vírica el año pasado. Sin embargo, en el CHARES, un sorprendente nueve de cada diez pacientes ha suprimido la carga vírica y, por tanto, se mantienen sanos y no pueden transmitir el virus.

Pero, incluso para este exitoso programa, la COVID-19 ha planteado importantes retos.

El apoyo por parte de los laboratorios se ha desviado hacia la COVID-19 y ha habido un retraso en la entrega de los resultados de las pruebas de carga vírica.

El CHARES estaba acostumbrado a dar recetas para tres meses para clientes habituales, pero, desde la COVID-19, las farmacias gestionadas por el Estado solo han proporcionado dosis para un mes. Esto es parte de la estrategia del gobierno para evitar que se agoten las existencias debido a las actuales dificultades en la cadena de distribución, pero también supone que aquellas personas que estén en tratamiento necesiten salir a por sus medicamentos más a menudo. El CHARES ha empezado a repartir a domicilio, especialmente a personas mayores, que son más reacias a aventurarse a salir, dado el nuevo riesgo del coronavirus. 

Las medidas de contención de la COVID-19 han incrementado la necesidad de apoyo a la salud mental. Las pérdidas de ingresos, el cierre de colegios y los toques de queda han impuesto una carga adicional a miles de hogares jamaicanos, incluyendo a muchas personas que viven con el VIH. Pero, cuando se refiere a los clientes al hospital principal para recibir apoyo psiquiátrico, casi nunca van por miedo a sufrir discriminación. Es más, como el hospital en el que se ubica el CHARES es un lugar de tratamiento de la COVID-19, algunos clientes han optado por no acercarse.

«Necesitamos una monitorización y una evaluación más estrechas para abordar los retos relacionados con la gestión de pacientes en este momento», dijo Racquel Brown, directora del Programa del CHARES. «En el mejor de los casos, nos gustaría contratar a alguien con la responsabilidad de analizar los datos de pacientes para tomar decisiones más estratégicas acerca de la atención y el tratamiento».  

El Centro de Salud Integral atiende a una serie de personas que viven con el VIH, además de a aquellos infectados con otras enfermedades de transmisión sexual. En este tampoco ha sido posible dar recetas para varios meses durante la COVID-19. La necesidad de apoyo nutricional de los pacientes ha sido elevada durante esta época. Algunos han tenido sus medicamentos antirretrovíricos, pero no comida con la que tomarlos.  

Pero ya había otros desafíos antes de la COVID-19. No se puede realizar el seguimiento de dos de cada cinco clientes. Hay pacientes que han facilitado direcciones equivocadas a los proveedores de servicios. Y la tasa de supresión vírica de la clínica es del 70 %, por debajo de la media nacional. Algunos pacientes abandonan el tratamiento en contra de las indicaciones de su médico.

La Sra. Manova dijo que muchos de los retos en ambas clínicas están relacionados con el autoestigma y la discriminación, que son los principales problemas a los que se enfrenta la respuesta al VIH de Jamaica. Si se tiene en cuenta la totalidad del país, solo el 43 % de todas las personas que viven con el VIH estaban recibiendo tratamiento en 2019, a pesar de la cobertura de pruebas relativamente alta de la isla.

«Antes de y durante la COVID-19, nuestros resultados se han visto minados por la vergüenza, el miedo y los prejuicios», indicó. «Para tener una respuesta de la salud pública eficaz, debemos ser prudentes y consistentes a la hora de ganarnos la confianza de las comunidades y combatir cualquier tipo de estigma y discriminación que impida a las personas acceder a la atención que necesiten».

«Pasar tiempo con estos profesionales de la salud fue inspirador y me hizo reflexionar», expresó la Sra. Manova. «Jamaica ha hecho lo correcto al considerar esenciales a los trabajadores comunitarios de la salud. Personal como los mediadores de la comunidad, los trabajadores sociales, los asesores para el cumplimiento del tratamiento y los coordinadores asistenciales es tan necesario como los médicos y los enfermeros. Su trabajo es crucial en este momento para abordar las necesidades y emociones individuales que podrían afectar a los resultados de los tratamientos».

Se reduce el impacto de la COVID-19 en los servicios contra la transmisión vertical del VIH

27 de octubre de 2020

De acuerdo con los últimos datos, la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto significativo en los servicios relacionados con las pruebas del VIH. Sin embargo, el impacto sobre el tratamiento para el VIH  ha sido inferior al que originalmente se temía. El impacto sobre los servicios para la prevención de la transmisión vertical del VIH (de madre a hijo) se puede considerar variado. Hacia abril, los países en general vieron un descenso en el número de mujeres que se realizaban la prueba del VIH en su primera visita a la clínica para recibir cuidados prenatales. En torno al mes de junio, se observó que dicha tendencia a la baja se había modificado.

En agosto de 2020, gracias al ejercicio de recogida de datos de ONUSIDA, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, con el fin de identificar las interrupciones nacionales, regionales y mundiales causadas por la COVID-19 en los servicios rutinarios del VIH, se analizó la prevención de la transmisión vertical del VIH en 43 países, de los cuales 17 ya habían proporcionado datos suficientes para permitir la identificación de tendencias.

Con el objeto de medir el impacto de la COVID-19 en los servicios relacionados con la transmisión vertical del VIH, se calculó la ratio referente a enero. Por ejemplo, si el número de pruebas en abril fue el mismo que en enero, la ratio sería 1. Si se observara un descenso, la ratio sería inferior a 1.

Ratio de mujeres embarazadas que se realizaron las pruebas del VIH al recibir los cuidados prenatales, meses posteriores frente a enero

Ratio of the number of pregnant women tested for HIV at antenatal care, subsequent months versus January

En abril, todos los países excepto Mozambique y Jamaica experimentaron descensos en el número de mujeres que se realizaron las pruebas del VIH en su primera visita a una clínica para el cuidado prenatal, respecto a enero. Hacia junio o julio, 14 de los 17 países habían vuelto al nivel de febrero respecto a las pruebas (a excepción de Indonesia, Botswana y Sierra Leona).

De los 15 países que proporcionaron datos con relación al tratamiento entre mujeres embarazadas que viven con el VIH, todos excepto cinco (Botswana, Sudáfrica, Sierra Leona, Togo y Guatemala) han logrado recuperar las cifras del mes de febrero con relación al número de mujeres que reciben tratamiento.

Porcentaje de mujeres embarazadas que viven con el VIH y que están recibiendo una terapia antirretrovírica para evitar la transmisión vertical, meses posteriores frente a enero.

Ratio of the number of pregnant women living with HIV receiving antiretroviral therapy to prevent vertical transmission, subsequent months versus January

El presidente de Nigeria se une al llamamiento para pedir una vacuna universal contra la COVID-19

16 de octubre de 2020

GINEBRA, 16 de octubre de 2020—El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, ha anunciado que Nigeria se unirá al llamamiento mundial urgente para pedir una vacuna contra la COVID-19 que llegue a todas las personas en todos los rincones del mundo. El presidente apoyó enérgicamente la iniciativa e hizo público un comunicado oficial a favor de la campaña.

«Puesto que ya hemos aprendido las dolorosas lecciones que nos ha enseñado una historia marcada por el acceso desigual a la hora de enfrentarnos a enfermedades como la del VIH, debemos estar bien atentos a la advertencia que nos insiste en que: “Quienes no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”», recalcó el Sr. Buhari. «Solo una vacuna universal basada en la igualdad y la solidaridad será capaz de proteger a toda la humanidad y permitirá a nuestra sociedad recuperar su vida de forma segura. El sólido acuerdo internacional no puede seguir esperando».

Nigeria es el país más poblado de África. Es el hogar de más de 200 millones de personas y ocupa el tercer lugar entre los países con mayor número de casos de COVID-19 en África, justo por detrás de Sudáfrica y Etiopía. En marzo de 2020, el Sr. Buhari creó un grupo de trabajo presidencial para luchar contra la pandemia de la COVID-19. Precisamente fueron estos profesionales quienes, en julio del mismo año, dieron a conocer un balance intermedio en el que destacaban el ingente trabajo realizado para frenar la expansión de la COVID-19.

Sin embargo, el informe también incidía en que ni las infraestructuras sanitarias ni los niveles de los equipamientos nigerianos son lo suficientemente fuertes como para apoyar una respuesta nacional a la COVID-19 sostenida en el tiempo. Por ello, ya entonces preveían que, si la pandemia se expandía exponencialmente, Nigeria tendría problemas para proporcionar una respuesta eficaz. Todo ello no hace sino demostrar la urgente necesidad de garantizar el acceso a una vacuna para la COVID-19 en Nigeria en cuanto esta esté disponible.

«ONUSIDA y otros miembros de People’s Vaccine Alliance, la coalición para pedir una vacuna universal, están instando a un nuevo enfoque que anteponga la salud pública a todo. Para ello, es fundamental compartir el conocimiento y maximizar el suministro, con el objeto de que no quede nadie atrás», subrayó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Todo lo que se aparte de esta buena voluntad únicamente nos conducirá a más muertes y a un tremendo caos económico que empujará a millones de personas al desamparo y la pobreza absolutos».

People’s Vaccine Alliance es una coalición de organizaciones y activistas unidos con el objetivo común de defender una vacuna para todos contra la COVID-19. Para apoyar las acciones emprendidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyéndose aquí el Acceso Mancomunado a las Tecnologías contra la COVID-19, la alianza People’s Vaccine Alliance pide que todas las vacunas, los tratamientos y las pruebas carezcan de patentes, se fabriquen en masa, se distribuyan de forma justa y estén disponibles para todas las personas, en todos los países, de manera gratuita.

«La vacuna universal nos permitirá igualar las dinámicas de poder que perpetúan las desigualdades y alimentan las injusticias. Además, con ella lograremos que nadie quede atrás», destacó Edward Kallon, coordinador residente del sistema de las Naciones Unidas y coordinador en materia humanitaria en Nigeria. «A nadie se le debería negar una vacuna contra la COVID-19 por el lugar en el que vive o el dinero del que disponga. Las vacunas han de ser un bien público, disponible para todos los que la necesiten, con independencia de su situación».

People’s Vaccine Alliance pide a los laboratorios farmacéuticos y los Gobiernos que:

  • Eviten monopolizar la fabricación de vacunas haciendo que la financiación pública para la investigación y el desarrollo esté condicionada al hecho de que las instituciones y los laboratorios farmacéuticos compartan toda la información, los datos, el material biológico, los conocimientos y los derechos de propiedad intelectual. El Acceso Mancomunado a las Tecnologías contra la COVID-19 de la OMS proporciona mecanismos para hacer realidad esa puesta en común de conocimientos y avances.
  • Eviten monopolizar el suministro de vacunas permitiendo que haya el mayor número de fabricantes posible, incluyéndose aquí los países en vías de desarrollo, que se encarguen de la producción de vacunas.
  • Lleven a cabo un reparto justo de la vacuna, en el que en todos los países se dé prioridad a los sanitarios y a los grupos de riesgo. Los programas de vacunación deberían incluir a los grupos marginados, incluyéndose aquí refugiados, presos y otras personas que vivan en suburbios o en condiciones de hacinamiento. El reparto entre los países y dentro de ellos debería basarse en la necesidad, y nunca en la capacidad económica.
  • Proporcionen una vacuna gratuita en el punto de uso.
  • Garanticen la plena participación de los Gobiernos de los países en desarrollo así como de la sociedad civil en los foros dedicados a la toma de decisiones respecto de las vacunas (y de otras tecnologías para la COVID-19) y aseguren la transparencia y la responsabilidad de todas las decisiones.

Hasta la fecha, la vacuna universal ha sido apoyada por más de 140 líderes y defensores de todo el mundo, entre ellos el presidente de Sudáfrica y el presidente de la Comisión de la Unión Africana, los presidentes de Ghana y Senegal, el primer ministro de Pakistán, el director de los Centros africanos para la prevención y el control de enfermedades, y el relator sobre el derecho de todas las personas a disfrutar del mayor estándar posible de salud física y mental.

 

People’s Vaccine Alliance

People’s Vaccine Alliance es una coalición de organizaciones y activistas unidos con el objetivo común de defender una vacuna para todos contra la COVID-19 que se consiga gracias a los conocimiento compartidos y que esté disponible gratuitamente para todos y en todo el mundo. Un bien común mundial. La alianza está coordinada por Oxfam y ONUSIDA, y entre sus miembros están: Free the Vaccine, Frontline AIDS, Global Justice Now, International Treatment Preparedness Coalition, Just Treatment, Nizami Ganjavi International Center, Open Society Foundations, STOPAIDS, SumOfUs, Wemos y el Yunus Centre.

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Nuestra acción

COVID-19 y VIH

El impacto de la COVID-19 en los tratamientos para el VIH es menos acusado de lo que se temía

16 de octubre de 2020

Aunque los últimos datos recabados han demostrado que la pandemia de la COVID-19 ha tenido un importante impacto en los servicios relacionados con las pruebas del VIH, la enfermedad del nuevo coronavirus ha afectado a los tratamientos para el VIH menos de lo que inicialmente se temía.

En agosto del año 2020, ONUSIDA, la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia llevaron a cabo un ejercicio de recogida de datos para identificar las interrupciones nacionales, regionales y mundiales en los servicios rutinarios del VIH causadas por la COVID-19, y recabaron datos con relación al tratamiento en 85 países, de los cuales 22 proporcionaron datos de un número de meses suficiente como para permitir la identificación de tendencias.

Tendencias con relación a las personas actualmente en tratamiento por meses, expresadas como una ratio respecto a enero de 2020 (Países en los que, a finales del año 2019, había entre 1400 y 36 000 personas que vivían con el VIH)

Évolution mensuelle du nombre de personnes signalées sous traitement, 1 = données de janvier 2020 (Pays comptant fin 2019 entre 200 000 et 1,2 million de personnes séropositives sous traitement)

Para medir el impacto de la COVID-19 en los servicios relacionados con el tratamiento para el VIH, se calculó la ratio con relación a enero. Por ejemplo, si el número de personas en abril fuera el mismo que en enero, la ratio sería 1. Si se observara un descenso, la ratio sería inferior a 1.

Solo cinco países comunicaron descensos mensuales en el número de personas en tratamiento a partir de abril. Entre ellos estaban Zimbabwe en junio, Perú y Guyana en julio, la República Dominicana en abril y Sierra Leona desde mayo hasta julio. Los 18 países restantes no mostraron un descenso y algunos incluso reflejaron un incremento estable y continuo (por ejemplo, Kenya, Ucrania, Togo y Tayikistán).

Tendencias con relación a las personas actualmente en tratamiento por meses, expresadas como una ratio respecto a enero de 2020 (Países en los que, a finales del año 2019, había entre 60 000 y 200 000 personas que vivían con el VIH)

Évolution mensuelle du nombre de personnes signalées sous traitement, 1 = données de janvier 2020 (Pays comptant fin 2019 entre 60 000 et 200 000 personnes séropositives sous traitement)

Uno de los problemas con que nos topamos a la hora de interpretar las tendencias en cuanto al número de personas actualmente en tratamiento es que en muchos países hay una pérdida de seguimiento de tres meses. Esto significa que las personas que en abril abandonaron el tratamiento constan como población sin tratamiento en el mes de julio.

De entre los 22 países con datos de tendencia respecto al número de personas que iniciaron tratamiento, todos los países excepto Jamaica mostraron descensos durante un mes o más respecto al mes de enero. Únicamente alrededor de ocho de esos países reflejaron un repunte en el número de personas que iniciaron tratamiento entre enero y julio.

Tendencias con relación a las personas actualmente en tratamiento por meses, expresadas como una ratio respecto a enero de 2020 (Países en los que, a finales del año 2019, había entre 1400 y 36 000 personas que vivían con el VIH)

Évolution mensuelle du nombre de personnes signalées sous traitement, 1 = données de janvier 2020 (Pays comptant fin 2019 entre 1 400 et 36 000 personnes séropositives sous traitement)

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