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Bélgica celebra el Día Mundial del Sida

05 de diciembre de 2019

Gunilla Carlsson, directora ejecutiva adjunta de ONUSIDA y responsable de gestión y buen gobierno, conmemoró el Día Mundial del Sida en Bruselas, Bélgica, para celebrar el poder de las comunidades junto con la sociedad civil. A su lado estaba también Barbara Trachte, secretaria de Estado de la región de Bruselas capital.

La Sra. Carlsson presentó algunos de los mensajes clave de Power to people, el nuevo informe de ONUSIDA, el cual muestra que, cuando la gente tiene el poder de elegir, saber, crecer, pedir y trabajar juntos, es posible salvar vidas, evitar las injusticias y restaurar la dignidad.

«La respuesta al sida muestra que, cuando las comunidades están capacitadas y empoderadas, el cambio se hace realidad. Ahora más que nunca necesitamos una respuesta comunitaria plenamente financiada», insistió con rotundidad la Sra. Carlsson.

Además, aprovechó la ocasión para agradecer al Gobierno regional de Bruselas y al Gobierno federal de Bélgica su enorme apoyo a las personas que viven con el VIH y a las organizaciones que trabajan por el virus, las enfermedades sexuales relacionadas, la salud reproductiva y los derechos humanos. Durante muchos años, Bélgica ha invertido energía y recursos para satisfacer las necesidades de los más vulnerables y de las comunidades afectadas por el VIH en todo el mundo. Su principal preocupación han sido siempre los derechos humanos, la igualdad de género, los grupos de población clave, el fortalecimiento de los sistemas sanitarios, y la salud y los derechos sexuales y reproductivos.

«Hoy, 1 de diciembre, es importante reforzar la idea de que indetectable = intransmisible, para así cambiar el punto de vista de la sociedad sobre las personas que viven con el VIH», recalcó Thierry Martin, director de Plataforme Prévention Sida.

Durante su visita a Bélgica, la Sra. Carlsson también se encontró con el ministro-presidente del Gobierno flamenco, Jan Jambon, quien firmó un nuevo acuerdo de colaboración con ONUSIDA para los dos años siguientes. Flandes ha sido un socio muy valorado y prominente desde la fundación de ONUSIDA y ha invertido tanto recursos como energía para lograr satisfacer las necesidades de las comunidades afectadas por el VIH. Durante todo este tiempo, sus esfuerzos se han centrado sobre todo en las poblaciones vulnerables y en las chicas de Sudáfrica.

El Sr. Jambon expresó su gran confianza respecto a la renovación de su colaboración a largo plazo con ONUSIDA. «Desde sus comienzos, ONUSIDA ha estado trabajando hacia un enfoque multisectorial basado en los derechos humanos y centrado en las personas, desde el que se han abordado las cuestiones determinantes de salud y bienestar para la respuesta al sida, especialmente en el caso de las poblaciones más vulnerables, incluyéndose aquí las comunidades de personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales, entre otras, y esto es ahora más importante que nunca», señaló.

El Sr. Jambon también dio la bienvenida a las reformas que se han producido dentro de ONUSIDA para reforzar una cultura positiva en el lugar de trabajo. «Estoy convencido de que las nuevas políticas y el nuevo liderazgo permitirán a la plantilla llegar al mayor número de personas posible y maximizar sus resultados colectivos», dijo.

En su viaje, la Sra. Carlsson asistió a un panel de discusión con los miembros del parlamento, los representantes de la sociedad civil y las Naciones Unidas. Allí se proporcionaron datos actualizados respecto al estado de la epidemia y la respuesta del VIH, y se pusieron de manifiesto las acciones de apoyo clave llevadas a cabo por el Parlamento Europeo y la Unión Europea. Del mismo modo, alabó el importantísimo papel desempeñado por los parlamentarios en la respuesta mundial al VIH.

Jamaica y sus esfuerzos por acabar con el estigma y la discriminación relacionados con el VIH

19 de noviembre de 2019

Rachel Allen (nombre ficticio), residente en Kingston, Jamaica, estaba empezando a asumir su estado serológico positivo y tratando de seguir adelante con su vida. En su cabeza estaba la idea de estudiar enfermería, pero se sintió horrorizada al enterarse de que, como parte del proceso de entrada, tenía que someterse a una prueba del VIH.

Jane Williams y Paul Brown (nombres ficticios) estaban enamorados y soñaban con formar una familia. Sin embargo, en cuanto los trabajadores sanitarios supieron que la Sra. Williams vivía con el VIH, mostraron su desacuerdo. Una enfermera llegó a decirle que no debería tener hijos debido a su estado serológico. Hasta un médico la llamó «malvada».

En ambos casos se trata de experiencias demasiado comunes entre las personas que viven con el VIH, explica Jumoke Patrick, director ejecutivo de la Red jamaicana de seropositivos. Esta organización nació en 2005 como un mecanismo a través del cual las personas que viven con el VIH pudieran denunciar las violaciones de sus derechos. Actualmente el país cuenta con un sistema jamaicano antidiscriminación (JADS, por sus siglas en inglés) que permite denunciar de manera formal los incidentes y facilita también el resarcimiento judicial por ellos.

Para el Sr. Patrick, se trata de un servicio esencial. En su opinión, el proporcionar un canal para que la gente pueda identificar el estigma y la discriminación supone un primer paso para permitir a las personas que viven con el VIH acceder a los servicios y disfrutar de una vida plena y productiva.

«El hecho de que las personas no estén accediendo a los servicios tiene mucho que ver con el estigma y la discriminación», afirma con rotundidad. «Por eso hemos experimentado ese descenso en el acceso a los servicios. El estigma y la discriminación son la principal causa por la que no estamos donde deberíamos estar con relación a la adherencia de las personas al tratamiento. Necesito tener la certeza de que, cuando te confiese mi estado serológico, no lo utilizarás en mi contra».

La gente que ha sido víctima de prejuicios en los sistemas sanitarios, educativos y laborales puede denunciarlos al responsable de compensación de la JADS. A menudo los clientes son referidos a un mediador de la comunidad en su región sanitaria, a otras organizaciones de la sociedad civil o al servicio para las quejas de clientes de que disponga el ministerio de salud. Los denunciantes han de rellenar un formulario y después son entrevistados por uno de los cuatro responsables de compensación del distrito. Un jurado se encarga de revisar cada caso y hace las recomendaciones precisas con relación a la investigación. La representación y la confidencialidad son la clave. Algunas personas optan por no seguir adelante con su queja, pero quienes sí deciden recorrer el camino pueden contar con la ayuda de un abogado.

«Si quieres enmendar, has de presentar una reclamación, y no tienes que hacerlo solo», apunta Nidine Lawrence, una de las responsables de JADS. «Todo es muy distinto cuando te sientes capacitado. En ese momento eres capaz de volver a sentirte parte de la sociedad y seguir una vida positiva».

La mayoría de los casos tienen que ver con el tratamiento recibido en los entornos de atención sanitaria, la violación de la confidencialidad y los abusos en el lugar de trabajo. La Sra. Lawrence ha llevado el caso de clientes cuyos compañeros de trabajo habían revelado su estado serológico positivo a sus jefes. Otros han visto cómo trabajadores sanitarios de su comunidad habían dado a conocer su estado.

¿Qué le diría a alguien que ha sufrido una injusticia y que, aun así, se muestra reacio a denunciar? «Nuestra organización existe para que las personas que viven con el VIH puedan sentirse con mayor capacidad y poder. Firmamos un acuerdo de confidencialidad. Confía en el sistema», insiste. «Confía, porque sí funciona».

Para la Sra. Allen funcionó. Los responsables de JADS se pusieron en contacto con el ministerio de salud para poner en entredicho la necesidad de someterse a una prueba del VIH para acceder a la escuela de enfermería. Lograron que interviniera el departamento legal del ministerio, el cual envió una carta a la escuela para recordarle que dicha política era ilegal. La junta de la escuela acabó eliminando ese requisito para acceder al centro.

El sistema también funcionó en el caso de la Sra. Williams y el Sr. Brown, quienes recibieron unas disculpas por escrito. Además, y tras su denuncia, se puso en marcha un programa de formación dirigido al personal sanitario para trabajar en lo concerniente a los derechos de salud sexual y reproductiva de las personas que viven con el VIH.

Gareth Thomas, ex capitán de rugby galés, habla con gran entusiasmo sobre cómo hacer frente al estigma asociado al VIH

11 de noviembre de 2019

El as de rugby galés Gareth Thomas ha hablado sobre la urgente necesidad de hacer frente al estigma relacionado con el VIH. En un acto especial de la 17ª Conferencia Europea sobre el sida, celebrada en Basilea, Suiza, del 6 al 9 de noviembre, el Sr. Thomas declaró que desea contribuir en la creación de un entorno sin estigma en el que las personas puedan tomar buenas decisiones basadas en hechos y donde tengan libertad para hablar abiertamente sobre el VIH

Fue la primera vez que el ex capitán de rugby galés habló ante una audiencia sobre su decisión de revelar abiertamente su estado serológico. Habló de la  reacción abrumadora y del apoyo del público tras sus declaraciones y la emisión del documental  sobre su vida con el VIH que realizó con la BBC. Este incluía imágenes suyas completando el triatlón internacional Iron Man en Gales.

Habló sobre su determinación de demostrar que vivir con el VIH también puede significar una vida larga, sana y en forma; y que gracias a los avances médicos, si se tiene acceso a un tratamiento eficaz, las personas que viven con el VIH no pueden transmitir el virus. Según él, no hay muchas personas que conozcan estos avances.

«Quería desafiar el estigma de frente», dijo el Sr. Thomas. «Quería que la gente viese que era capaz de nadar 4 km en el mar, montar en bicicleta 180 km y correr un maratón con VIH. Si yo puedo hacer eso, cualquiera puede hacer cualquier cosa. Desde ese día, no he recibido nada más que apoyo y amor».

El evento fue moderado por el Director del Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central, Vinay Saldanha, y destacó el poder de las asociaciones para avanzar en el progreso hacia la erradicación del sida. Los participantes incluían un panel de expertos internacionales que trabajan en organizaciones lideradas por la comunidad, financiación, asociaciones internacionales y activistas que viven con el VIH.

El abogado Bruce Richman, fundador y director ejecutivo de la campaña Undetectable = Untransmittable (U = U) [Indetectable = no transmisible] habló sobre la importancia de U = U para superar el estigma experimentado por las personas que viven y que se ven afectadas por el VIH y cómo la campaña se ha convertido en un movimiento público para romper el miedo y los malentendidos sobre el virus.

«U = U libera a las personas que viven con el VIH del miedo a la transmisión», dijo Richman. «Llevamos más de 35 años viviendo y muriendo por el estigma del VIH. U = U construye nuestra asociación para poner fin a ese estigma».

Marion Wadibia, directora de la organización benéfica de salud sexual del Proyecto NAZ en Londres, Reino Unido, habló de cómo las asociaciones pueden ofrecer servicios de salud sexual culturalmente específicos a las personas a las que se les da de lado. «Necesitamos integrar la raza en todo nuestro trabajo», dijo.

A ella se unieron otros panelistas que hablaron sobre la importancia de utilizar enfoques comerciales más audaces para poner fin al sida en todas las comunidades y poblaciones. Rageshri Dhairyawan, de Barts Health NHS Trust, Londres, nombró a Soul Sisters como un ejemplo de una asociación que brinda apoyo a las mujeres que sufren violencia doméstica para servicios de salud sexual y prevención del VIH. «La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las principales causas de la transmisión del VIH», dijo Dhairyawan.

El evento, titulado Together We Can, fue organizado por Gilead Sciences. La conferencia reunió a destacados expertos en VIH, científicos, investigadores, activistas y comunidades de personas que viven con el VIH para debatir los últimos avances hacia la erradicación del sida en Europa.

En la conferencia se prestó especial atención a las crecientes epidemias de VIH en Europa oriental y Asia central, se examinó el progreso hacia los objetivos 90-90-90, se examinaron las ciudades y municipios que se han unido a la asociación Fast Track Cities, y se debatieron modelos de atención para las personas que viven con el VIH a medida que envejecen y se esfuerzan por eliminar el estigma y la discriminación relacionados con el VIH.

Las transmisiones por Internet, las presentaciones y los ePosters de la 17ª Conferencia Europea sobre el sida están disponibles en la Biblioteca de Recursos de la European Clinical Society durante un período de tres meses.

Dos décadas de compromiso en la respuesta al VIH en Brasil

14 de octubre de 2019

Tras siete años viviendo con el VIH, Jair Brandão estaba esperando una cita médica en una clínica en Recife, en el noreste de Brasil, cuando otro paciente le explicó que podía recibir apoyo psicosocial de una organización no gubernamental cercana. A pesar de que necesitó muchos años para aceptar su estado serológico, tan solo necesitó tres sesiones de asesoramiento para darse cuenta de que estaba destinado a convertirse en un activista del VIH.

«Estaba emocionado y asustado al mismo tiempo porque no entendía mucho sobre los espacios políticos, sobre el sida ni las políticas de sanidad. Tampoco sabía cómo participar en un debate político», recuerda el Sr. Brandão, quien dos décadas después es uno de los activistas del VIH más influyentes de Brasil. «El primer desafío fue aceptarme como una persona que vive con el VIH. Tuve que aprender sobre el virus y cómo cuidarme. Después de eso comencé a educarme sobre temas sociales y políticos».

El Sr. Brandão cree que ser activista es algo innato en él. «Algunas personas nacen con ese don», dice «Ser activista es un no parar y no aceptar injusticias ni las violaciones de derechos. Creo que nací con este don porque siempre me he encargado de dirigir todo tipo de procesos, incluso sin saber que eso era activismo, y siempre me preocupaba por ayudar y empoderar a otros».

Después de participar en tres de las cuatro Reuniones de alto nivel de las Naciones Unidas sobre el sida y en la Reunión de alto nivel sobre la tuberculosis de 2018, el Sr. Brandão sabe lo difícil que es entablar conversación con otros miembros de la sociedad civil y con representantes de otros países. Su lengua materna es el portugués, que no es un idioma oficial de las Naciones Unidas. «Hablar un idioma extranjero es un gran problema para nosotros en Brasil, por lo que, como mínimo, tenemos que saber español. Muy pocos activistas brasileños tienen un nivel de inglés lo suficientemente fluido para poder intervenir en estos espacios».

En julio de 2019, el Sr. Brandão formó parte de los delegados de organizaciones no gubernamentales en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible en Nueva York, Estados Unidos de América, representando a RNP+ (Rede Nacional de Pessoas Vivendo com HIV e AIDS) y su propia organización no gubernamental, Gestos: Soropositividade, Comunicação e Gênero.

«Es esencial que la sociedad civil participe de manera efectiva en los procesos nacionales de aplicación y seguimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. No podemos alcanzar los ODS sin su plena participación», dice. «Defender el programa para el VIH también requiere discutir otros temas igualmente importantes y transversales».

A través de su papel como asesor de proyectos en Gestos y como miembro de RNP+, el Sr. Brandão también lidera el proyecto del Índice de Estigma 2.0 en personas que viven con el VIH en Brasil. Junto a sus compañeros en Gestos y otras redes nacionales de personas que viven con el VIH y con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ONUSIDA, ayudó en la formación de 30 personas en siete ciudades brasileñas para que supiesen hacer entrevistas correctamente. En dos meses, reunieron información sobre el estigma y la discriminación relacionados con el VIH al llevar a cabo alrededor de 1800 entrevistas. Los primeros resultados serán publicados antes de finales de noviembre.

«Este proceso fortaleció a los activistas que realizaron las entrevistas porque pudieron escuchar y experimentar las historias que muchas personas habían vivido y que hasta ahora no pudieron compartir con nadie», recuerda. «Estamos en la cuarta década de la epidemia del VIH y todavía existe una gran estigmatización y discriminación. El Índice de Estigma 2.0 es un instrumento que nos da pruebas de ello en Brasil. Podremos abogar por políticas y servicios de VIH libres de estigma y discriminación».

El Sr. Brandão cree en el poder de la colaboración y la asociación para lograr el progreso social.

«La solidaridad y el espíritu comunitario que ayudaron a crear el movimiento contra el VIH deben volver a poner a nuestros actos y nuestra consciencia en movimiento», dice. «Es fundamental que reflexionemos sobre las estrategias y crear nuevas formas de lograr el cambio. Al igual que empoderar a nuevos activistas, especialmente a los jóvenes. Estos deben ser bienvenidos y estar abiertos a recibir información de activistas con experiencia en la respuesta del VIH. Es hora de unir fuerzas, no de dividirnos».

Cómo la primera clínica de Londres dedicada al VIH cambió la respuesta al sida

03 de octubre de 2019

Inaugurada en 1987 por la Princesa Diana, la clínica Broderip Ward del hospital Middlesex de Londres fue la primera en Reino Unido dedicada al cuidado de los pacientes con VIH. El asesor principal de ONUSIDA en materia de ciencias, Peter Godfrey-Faussett, trabajó en la clínica Broderip Ward como médico recién licenciado y recuerda aquella etapa como intensa y enormemente emotiva.

 

¿Cuáles son sus primeros recuerdos respecto del VIH?

Yo estaba terminando mi formación como médico en Londres cuando aparecieron los primeros informes de lo que después se llamaría VIH y sida. En aquel momento no teníamos ni idea de la naturaleza sin precedentes de lo que estaba pasando. Como estudiante de medicina próximo a mis exámenes finales de la carrera, mi gran preocupación residía en conocer los hechos, si bien incluso tenía claro en aquel entonces que esos hechos aún no se entendían. Tras finalizar mis estudios, enseguida me vi trabajando en el hospital para enfermedades tropicales de Londres y en la clínica Broderip Ward del hospital Middlesex.

 

¿Cómo reaccionaron los profesionales del sector médico de Londres a este nuevo desafío en materia de salud?

La organización de los servicios para el VIH cambió en distintas partes de Londres. El personal de las clínicas de salud sexual o de los departamentos de medicina genitourinaria, como se llamaban entonces, empezaron a establecer servicios para pacientes externos que incluían el asesoramiento, el apoyo y el cuidado para las personas que vivían con el VIH. Sin embargo, estos equipos en general no estaban bien preparados para atender a las personas que tenían que ser admitidas en el hospital. En cada hospital, un equipo especialista distinto se encargaba del cuidado a una población cada vez mayor en número que vivía con el VIH y también moría por el virus. Muchos de los que precisaban atenciones padecían neumonía, a menudo causada por Pneumocystis. Otros sufrían una diarrea aguda persistente, problemas neurológicos o enfermedades de la piel, entre ellas el sarcoma de Kaposi.

Nosotros disponíamos de un equipo impresionante liderado por Steve Semple y trabajábamos en estrecha colaboración con la plantilla del James Pringle House, una de las clínicas londinenses dedicadas a la salud sexual. Steve Semple era un neurólogo con una dilatada experiencia en lo concerniente a la regulación normal de la respiración. En otras partes de Londres, los líderes eran médicos de digestivo, inmunólogos o especialistas en enfermedades infecciosas.

Todos nosotros aprendíamos rápidamente cuál era la mejor forma de abordar un gran número de infecciones, cánceres y otras enfermedades, al tiempo que tratábamos de entender las redes y los comportamientos sociales de nuestros pacientes, mayoritariamente gais.

 

Debió de ser un periodo complicado.

Lo fue, por supuesto, fueron momentos inmensamente tristes. Logramos tratar muchas infecciones oportunistas y brindar asesoramiento y apoyo, pero el VIH era casi siempre letal en aquel momento y vimos cómo se iban apagando o empeoraban de repente y morían muchos hombres jóvenes, a menudo aquellos que estaban a la cabeza de las comunidades vivas y creativas que hicieron de Londres la ciudad que es hoy.

Hasta entonces, como estudiante de medicina y como médico recién licenciado, la mayoría de la gente a la que había tratado eran mayores y estaban al final de una vida muy productiva. Desgraciadamente aquí, en la clínica Broderip Ward, casi toda la gente era de mi edad, leía los mismos libros que yo y disfrutaba en las mismas óperas y obras de teatro. A menudo resultaba difícil no implicarse emocionalmente. Aún hoy puedo recordar con claridad a muchísimos de ellos. Y también a muchísimas de sus parejas y familiares.

 

¿Cómo cambió la apertura de la clínica Broderip Ward la manera de atender a la gente?

La enfermera que estaba al cargo de la clínica, Jacqui Elliot, era una mujer maravillosa. Junto a Steve Semple, nos animó a todos nosotros a romper los esquemas y atender a la gente de manera diferente. Por aquellos años los hospitales estaban bastante anticuados y estaban sujetos a muchas normas. La matrona y el médico estaban en la cúspide de la pirámide y los pacientes a menudo se encontraban en la parte más baja.

Desde el principio nos comprometimos con los pacientes y con sus parejas, y, cuando era necesario, hacíamos la vista gorda respecto a las normas. La clínica era la única del hospital en la que había frigoríficos llenos de comidas deliciosas que la gente llevaba para sus parejas y que a menudo se compartían con otros pacientes e incluso con el equipo de sanitarios.  

En aquellos días había cabinas telefónicas al final de los largos pasillos del hospital y las batas eran atuendos horribles que se ataban sin apretar por la espalda. Fuimos la primera clínica que instaló un teléfono en el mostrador de las enfermeras para que los pacientes pudieran realizar llamadas con mayor facilidad. Animábamos a la gente para que usara sus propias batas y su ropa, y para que entraran y salieran de la clínica cuando les apeteciera. Todo el personal de la clínica trabajaba las 24 horas. A nuestras fiestas quería venir todo el mundo del hospital.

Estábamos aprendiendo, por supuesto que cometimos errores, pero, sin duda, estábamos entre los primeros profesionales médicos que escuchaban a sus pacientes e intentaban proporcionarles lo que necesitaran.

 

¿Y cambió la atención médica?

Nuestra clínica especializada se convirtió rápidamente en el centro principal para los equipos que estaban aprendiendo en todo el hospital. Cada vez que ocurría algo nuevo o diferente, contábamos con una red de los mejores especialistas de cada disciplina médica. Nuestra sesión clínica semanal llamaba la atención de médicos de todo el hospital y procedentes de otros hospitales de Londres y de más sitios.

Yo, como médico joven, me sentía aterrado cuando tenía que presentar el caso de cada paciente con situación complicada al resto de expertos allí reunidos para conocer su opinión. Pero realmente pienso que la atención médica que recibían nuestros pacientes era la más avanzada. Teníamos una fuerte relación con los equipos de asesoramiento psicosocial y con los de paliativos, quienes lo daban todo para que los pacientes tuvieran la mejor muerte posible. Nosotros, por supuesto, íbamos probando nuevos medicamentos antirretrovíricos. Muchos de nuestros pacientes estaban realizando los primeros ensayos con zidovudine, y algunos experimentaron una mejoría. 

 

¿Cómo se enfrentaban a ello los pacientes, sus amigos y familiares y el personal de la clínica?

Cada paciente era una persona (casi siempre hombre, alguna vez mujer) con sus relaciones con amigos, parejas y familiares. Para algunos, sin embargo, el ingreso en la clínica Broderip Ward suponía la primera vez que la gente de su familia conocía su sexualidad. Además, tenían que enfrentarse al VIH y asumir todo lo que implicaba una muerte inminente. El personal de la clínica tenía que estar constantemente pendiente de quién sabía qué y de quién podía quedar con quién. Había pacientes que preferían que sus familias no supieran en qué clínica estaban siendo tratados. Uno de nuestros trabajos en la clínica consistía en facilitar el momento de contarlo y asesorar a los pacientes, a sus parejas y a las familias para que pudieran aceptar mejor la situación. También trabajábamos con un equipo de expertos en maquillaje que nos ayudaban a camuflar los signos visibles del sarcoma de Kaposi, y con un grupo de nutricionistas que se esforzaban por optimizar la nutrición de la gente. Se respiraba siempre un ambiente de compañerismo y había muchas oportunidades para reír y llorar juntos.

 

¿Cómo cambió el enfoque de Reino Unido respecto al sida en la década de los noventa y posteriormente?

La llegada de tratamientos antirretrovítricos cada vez más efectivos lo cambió todo. Los tratamientos iniciales eran tóxicos y difíciles de manejar. Algunas pastillas debían tomarse con comida, otras sin ella, algunas tenían que conservarse en la nevera y para otras era necesario poner la alarma en mitad de la noche para la toma. Pero funcionaban.

Los pacientes que estaban en el hospital empezaron a darse cuenta de que no iban a morir ni al año siguiente ni a los dos años. El impresionante sistema sanitario de Reino Unido, el Servicio nacional de salud (NHS, por sus siglas en inglés), y una amplia red de clínicas de salud sexual hicieron posible que el tratamiento y la atención profesional de gran calidad estuvieran disponibles gratuitamente para todo el mundo. Londres ha ocupado siempre una posición central en lo referente a viajes y migración, por lo que el diagnóstico y el tratamiento de las infecciones de transmisión sexual no estuvieron exentos de preguntas sobre la residencia y el estado migratorio. Incluso en el caso de la atención hospitalaria, las reglas se interpretaron de forma que se pudiera tratar a todo el mundo.

El otro enorme hito en el desarrollo fue que en aquel entonces surgieron y se fundaron las organizaciones comunitarias de las bases. La gente que se encontraba entre la diáspora africana se apoyó una a otra y aquello se volvió un movimiento más organizado y con voz. Los servicios de las distintas partes de Londres se encargaron de atender cada uno a diferentes bases de población, así que en nuestro hospital muchos de nuestros pacientes eran hombres gais, mientras que en la zona oriental de Londres había una población mucho mayor de mujeres, normalmente africanas. Inevitablemente, los desafíos de las personas reflejaban el contexto social en el que vivían, así como también los aspectos clínicos del VIH específicos para los géneros.

Más recientemente han cambiado algunos de los sistemas que hicieron Reino Unido tan abierto a las personas que viven con el VIH. La financiación disponible para las clínicas dedicadas a la salud sexual y las organizaciones de la comunidad es muy ajustada y actualmente hay más restricciones con relación a qué persona puede acceder a un tratamiento del NHS. Por otro lado, la mayoría de las ciudades de Reino Unido continúan siendo lugares vibrantes y tolerantes, y la comunidad gay, sobre todo, ha presionado mucho para conseguir un diagnóstico, un tratamiento y una prevención más tempranos y mejores. El estigma aún está ahí, pero pienso que la mayoría de la gente puede encontrar una clínica y un equipo que la reciba con los brazos abiertos y la apoye a lo largo de todos los retos que se le plantean a uno cuando vive con el VIH.

 

Hoy en día se dispone de tantas opciones para el tratamiento y la prevención que ¿podemos decir que la epidemia del VIH se ha erradicado en Reino Unido?

Estamos logrando un progreso espectacular y cada año vemos un descenso en el número de nuevas infecciones por el VIH, sobre todo en Londres y en otras grandes ciudades. Sigue habiendo brotes, últimamente entre las personas que se inyectan drogas en Escocia. El estigma y el rechazo existentes hacen que las personas de todas las comunidades, sobre todo las de la diáspora africana, no se sometan a las pruebas ni accedan a tiempo ni a un tratamiento efectivo ni a un programa de prevención.

Y, por supuesto, la gente necesita tratamiento de por vida. Así que, aunque el número de nuevas infecciones se vaya reduciendo, seguiremos necesitando atención y apoyos constantes, así como una buena vigilancia durante muchos años más.

En su primer año Go Further acerca las pruebas de detección del cáncer cervical a más de medio millón de mujeres seropositivas

25 de septiembre de 2019

 

El programa PEPFAR de los Estados Unidos, el Instituto George W. Bush, Merck y ONUSIDA se plantean como objetivo erradicar el sida y el cáncer cervical en una generación del África subsahariana por medio de un innovador asociacionismo público-privado

Nueva York (25 de septiembre de 2019) – Paralelamente a la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2019, el expresidente George W. Bush y la embajadora Deborah L. Birx anunciaron que la iniciativa Go Further para poner fin al sida y al cáncer cervical ha acercado a más de medio millón de mujeres seropositivas las pruebas de detección del cáncer cervical. Asimismo, durante su primer año ha permitido tratar a miles de mujeres que presentaban lesiones cancerígenas preinvasivas. El objetivo de este asociacionismo es reducir un 95 % los nuevos casos de cáncer cervical entre los aproximadamente 3,8 millones de mujeres seropositivas que viven en los ocho países africanos con mayor carga del virus.

Durante el Foro Bloomberg Global Business el presidente Bush, la señora Laura Bush y la embajadora Birx se reunieron con su majestad el rey Mswati III de Esuatini, el honorable Dr. Thomas Thabane de Lesoto, su excelencia el presidente Peter Mutharika de Malaui, el honorable Michael Bloomberg y Brian Moynihan, el director ejecutivo del Banco de América, entre otros.

«Estamos plenamente convencidos de que, al ayudar a estos líderes a salvar vidas en sus países, estaremos haciendo del mundo un lugar mejor y convirtiendo Norteamérica en un lugar más seguro», apuntó el presidente Bush. «Tenemos aquí ante nosotros a muchos líderes, todos ellos están tomando las riendas, todos están asumiendo su responsabilidad, todos están cosechando resultados. Para el pueblo norteamericano es importantísimo saber que los resultados son increíbles».

«El futuro de cada uno de vuestros países depende de que todos vuestros ciudadanos, hombres y mujeres, se preocupen por su salud», añadió la señora Bush.

«Go Further está ayudando a las mujeres de África a disfrutar de vidas más largas y sanas», apuntó la embajadora Birx, médico, coordinadora mundial de los Estados Unidos para el sida, representante para la diplomacia en la salud global y líder de PEPFAR. «Al potenciar las sólidas plataformas para la atención sanitaria en África reforzadas con inversiones en VIH/sida de más de 85 mil millones de dólares estadounidenses proporcionadas por el Gobierno estadounidense, lograremos proteger a millones de madres seropositivas, a sus hijas, a sus tías, a sus abuelas... (todas ellas vivas y mucho mejor gracias a un tratamiento para el VIH) de la amenaza del cáncer cervical».

Surgida en mayo de 2018, Go Further es una innovadora asociación público-privada entre el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR), el Instituto Geroge W. Bush (Instituto Bush), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) y Merck (conocido como MSD fuera de los Estados Unidos y Canadá). Para lograr el mayor impacto, esta asociación se centra en llegar a las mujeres que han dado positivo en las pruebas del VIH y que residen en los países que presentan mayor prevalencia del VIH y mayores tasas de cáncer cervical en el mundo.

«Go Further parte de la iniciativa que desde hace ya mucho tiempo se tenía en el Instituto Bush de apoyar a las mujeres de África aumentando los esfuerzos para salvar más vidas», señaló Hollu Kuzmich, directora ejecutiva del Instituto Bush. «Las mujeres sanas y capacitadas contribuyen a que podamos contar con familias, comunidades y países más sanos. Esta asociación se enorgullece de invertir en las naciones con mayor carga con el objeto de mejorar la salud y el futuro económico de las mujeres, reducir el sufrimiento y ampliar el alcance de la atención».

Se calcula que alrededor de 100 000 mujeres son diagnosticadas cada año de cáncer cervical en el África subsahariana. Sin tratamiento, un 62 % de esas mujeres morirían por la enfermedad. Además, las mujeres seropositivas son cinco veces más propensas a desarrollar un cáncer cervical invasivo. Para abordar estos riesgos, y con el objeto de evitar el cáncer cervical, Go Further está incrementando el acceso a la vacuna del virus del papiloma humano, aumentando la disponibilidad de las pruebas de detección del cáncer cervical y proporcionando tratamiento a las mujeres más vulnerables al desarrollo de este. Con una inversión mínima adicional, estas intervenciones de bajo coste pueden salvar millones de vidas y contribuyen a garantizar la victoria en la lucha contra el VIH/sida.

«En Merck, estamos totalmente comprometidos para satisfacer las necesidades sanitarias de las mujeres que viven en los países en desarrollo, y nos sentimos orgullosos de colaborar para la iniciativa Go Further con PEPFAR, el Instituto Bush y ONUSIDA», confesó Carmen Villar, vicepresidenta en el ámbito de la innovación empresarial social. «A través de esta asociación, nos estamos ocupando del cáncer cervical en las mujeres seropositivas del África subsahariana, una de las poblaciones más seriamente impactadas por el cáncer cervical. Trabajamos para detectarlo, tratarlo y prevenirlo». 

«Es inaceptable que salvemos la vida de una mujer proporcionándole acceso al tratamiento para el VIH y que, sin embargo, muera como consecuencia de un cáncer cervical por no tener acceso a la prueba de detección», resaltó Gunilla Carlsson, Directora ejecutiva en funciones de ONUSIDA. «La unión en Go Further es esencial para garantizar que los servicios orientados al VIH y al cáncer cervical estén integrados y disponibles para las mujeres y las niñas que más los necesitan».

La estrategia Go Further parte de la colaboración durante siete años entre PEPFAR y el Instituto Bush, y supone la evolución de la relación para salvar más vidas.

Si desea saber más sobre Go Further, visite www.gofurther.org (en inglés), o siga la iniciativa en Twitter, Instagram y Facebook.

 

El Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida

PEPFAR es la respuesta del Gobierno de los Estados Unidos a la epidemia mundial de VIH/sida, que ha invertido más de 85 mil millones de dólares estadounidenses desde 2003, el mayor compromiso adquirido por cualquier nación para plantarle cara a una enfermedad a lo largo de la historia. Gracias a la compasión y la generosidad del pueblo norteamericano, PEPFAR ha salvado ya 17 millones de vidas, ha evitado millones de nuevas infecciones por el VIH y ha contribuido a transformar la respuesta global al VIH/sida. Si desea saber más, visite www.pepfar.gov (en inglés) o contacte con PEPFAR a través de Twitter, Facebook, Instagram y YouTube.

Instituto George W. Bush

Dentro del Centro presidencial George W. Bush, el Instituto George W. Bush consiste en una organización política centrada en la acción y no partidista cuya misión es la de desarrollar líderes, avanzar en políticas y emprender acciones para solventar los desafíos actuales más apremiantes. Para más información, visite www.bushcenter.org (en inglés).

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Contacto

PEPFAR
David Haroz
tel. +1 202 445 3269
harozd@state.gov

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Bush Institute
Miriam Spradling
tel. +1 972 639 6099
mspradling@bushcenter.org

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UNAIDS
tel. +41 79 514 6896 / +41 22 791 42 37
communications@unaids.org

Go Further partnership

Cómo el cambio climático está afectando a las personas que viven con el VIH

20 de septiembre de 2019

En la víspera de la Cumbre sobre la Acción climática de las Naciones Unidas que se celebrará en Nueva York, en los Estados Unidos de América, el día 23 de septiembre, no hay duda de que el cambio climático está ya presente en todos los países  de cada uno de los continentes. A menudo el impacto es mayor en las regiones que ya se enfrentan a otros desafíos. Allí los grupos vulnerables, entre los que se encuentran las personas que viven con el VIH, son los más afectados.

Cuando el ciclón Idai avistó tierra cerca de Beira, en Mozambique, el 15 de marzo de 2019, la torrencial lluvia y los fuertes vientos causaron inundaciones repentinas, cientos de muertes y un daño generalizado en muchos hogares e infraestructuras. El 19 de marzo se calculó que había unas 100 000 personas que necesitaban ser rescatadas. Las redes de comunicación de la ciudad se cayeron y los 17 hospitales y centros sanitarios sufrieron un inmenso daño.

Aquel golpe hubiera sido devastador en cualquier sitio, pero lo fue aún más en la provincia de Sofala, donde uno de cada seis adultos vive con el VIH. Cuando las inundaciones asolaron la ciudad, muchas personas vieron, sin poder hacer nada, cómo el agua se llevaba sus medicaciones.

Menos de seis semanas después, el 25 de abril, el ciclón Kenneth  llegó y asoló la zona norte de Mozambique. En términos generales, las catastróficas inundaciones provocadas por las dos primeras tormentas afectaron a 2,2 millones de personas en Malaui, Mozambique y Zimbabue.

La temperatura y el nivel del mar han subido, lo que está contribuyendo a incrementar la intensidad y la capacidad destructiva de los huracanes y los ciclones tropicales como Idai y Kenneth en muchos países ya propensos a episodios climáticos extremos.

Cuando el huracán Kenneth golpeó Zimbabue, la directora regional de ONUSIDA, Mumtaz Mia, dijo que su prioridad era garantizar que las personas que viven con el VIH, incluyendo las mujeres embarazadas inscritas en los programas para prevenir la transmisión maternoinfantil, pudieran tener acceso al tratamiento para el VIH.    

«En Zimbabue, donde las emergencias no son un fenómeno nuevo, las personas que vivían con el VIH fueron dejadas a su suerte cuando el temporal arrasó con sus medicamentos».

Tras el paso del ciclón, la señora Mia y su equipo se reunieron con representantes del gobierno y la sociedad civil, donantes y otros socios para intercambiar opiniones sobre la respuesta. Rápidamente se aseguraron de que las necesidades específicas de las personas que viven con el VIH quedaran contempladas en las operaciones de alivio. Esto incluía la coordinación con los socios, entre ellos copatrocinadores de ONUSIDA, el ministerio de Salud y Atención a la Infancia y el Consejo nacional para el sida y el VIH, con el fin de asegurar la distribución de la terapia antirretroviral y los preservativos, la ayuda alimentaria para las personas que vivían con el VIH y los partos seguros para las mujeres embarazadas. También instauraron medidas para abordar las necesidades en materia de salud y VIH surgidas como consecuencia del desastre.

En Malaui el ciclón Idai afectó a casi un millón de personas y obligó a más de 100 000 a huir de sus hogares. Mucha gente abatida por la tormenta de Mozambique cruzó la frontera para buscar comida y refugio.

Para las personas que viven con el VIH, la preocupación respecto a su salud y el acceso a la medicación se añadieron a una situación ya de por sí compleja. A muchos lo primero que se les pasó por la cabeza fue qué hacer para salvar su medicación.

«Cuando llegaron las inundaciones, mi casa quedó destruida. Pero logré llegar hasta la bolsa de plástico en la que guardo mis pastillas antirretrovirales. Ellas son ahora mi tesoro más preciado», contaba Sophia Naphazi.

Según Elizabeth Kutendi, sus medicinas se salvaron gracias a que las guarda en el tejado de su vivienda.

Ambas mujeres fueron puestas a salvo en Bangula, un poblado al sur de Malaui que se ofreció a acoger a los miles de desplazados de las zonas vecinas. Su pequeño centro clínico proporcionó pruebas del VIH y prestó asesoramiento al respecto, abasteció de tratamiento del VIH y prestó apoyo psicosocial.

En otras partes de África es justo la falta de agua la que genera un desafío para mucha gente, al causar una enorme sequía y bloquear el acceso a servicios básicos como puede ser la atención sanitaria. África meridional solo ha disfrutado de dos temporadas agrícolas favorables desde 2012. Angola, Botsuana, Lesotho y Namibia han sufrido el desastre de la sequía.

La competición por los recursos agotados por la sequía en el Cuerno de África ha llevado al conflicto, lo que ha dificultado aún más el acceder a los grupos de personas con necesidad de asistencia en situación de emergencia, incluida la atención sanitaria. En muchos casos la única opción es huir a centros urbanos, y esto incrementa la presión sobre los proveedores de servicios de allí. A medida que empeoran las condiciones, podría producirse una migración a larga escala.

«El cambio climático supone una amenaza para todos nosotros», señala Gunilla Carlsson, directora ejecutiva en funciones de ONUSIDA. «Sin embargo, los grupos vulnerables de personas, entre ellas las que viven con el VIH y las afectadas por el virus, están principalmente expuestos a la mayor intensidad de los acontecimientos climáticos extremos que están teniendo lugar en algunas zonas del mundo en las que ya apenas se cuenta con mecanismos sólidos para hacerles frente. El cambio climático ha de ser visto hoy como uno de los mayores desafíos para lograr la salud y el bienestar de las personas».

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Climate Action Summit

Mr. Gay Inglaterra da visibilidad al estigma en lo referente al VIH

06 de septiembre de 2019

Cuando Philip Dzwonkiewicz ganó el concurso Mr. Gay Inglaterra 2018, quiso usar su fama para hablar sobre el VIH. Tras muchos años luchando contra su estado serológico positivo, ya no quería seguir escondiéndose.

 «Ahora vivo», señaló. «Vivo abiertamente y siento como que me he quitado un enorme peso de encima».

Al año siguiente, cuando participó en Mr. Gay Europa 2018, donde quedó finalista, volvió a utilizar la situación para hacer visible el VIH. «Lo que a mí todavía me sorprende es cómo la gente me dice: “No parece que tengas el VIH”. Eso demuestra los falsos mitos que a día de hoy aún existen», dijo.

Bailarín y actor, este londinense de corazón aceptó sin dudar la oportunidad de ser el protagonista de un documental. El vídeo, titulado Jus+ Like Me, muestra cómo el señor Dzwonkiewicz aceptó su estado serológico y cómo aquello afectó a sus relaciones con sus compañeros y su familia. Desde su lanzamiento, el vídeo ha ganado los Premios del Cine Europeo y el Festival Internacional de Cine Queen Palm de California, y quedó semifinalista en los Premios de Cine Independiente Británico y en el Festival ARFF de Berlín.

«Como sudafricano, era consciente de la realidad del sida. Sin embargo, lo que me sorprendió enormemente fue la gran cantidad de gente que, tras ver la película, alzó la voz para compartir su historia y hablar de su vida con el VIH», confesó Tom Falck, productor ejecutivo de la película. Para él, la historia del señor Dzwonkiewicz tenía un gran potencial, puesto que el ocultar su estado le costó una relación. Aun así, respeta a todos aquellos que optan por no revelar su estado serológico. «Para mí, la historia de Phil inspira, es auténtica. Empatizas con ella, resulta sencillo meterte en la piel del protagonista», apuntó.

La respuesta general ha sido muy positiva, pero los productores se dieron cuenta de que el estigma aún existe.   «Los mensajes de odio que encontramos en las redes sociales validaron al 100 % lo que perseguíamos», explicó el señor Falck. «No podemos quedarnos atrás, ser meros espectadores, hemos de plantarle cara a las injusticias y la discriminación».

En la película el señor Dzwonkiewicz insiste en que su deseo es que el documental ayude a alguien «exactamente igual que yo» (just like me). Él, el señor Falck y el director Samuel Douek iniciaron una campaña, #JUSTLIKEME, para mantener el diálogo y concienciar. Esperan que anime a otros a seguir adelante y compartir sus historias.

El señor Dzwonkiewick explicó que llevaba años aconsejando de manera informal a amigos, pero que ahora formaba parte del grupo de apoyo a iguales de Positive East, una organización no gubernamental centrada en ofrecer servicios de apoyo al VIH. «Quiero aportar mi granito de arena y ayudar a la gente de la manera que sea», comentó. Su trabajo apoyando a sus iguales ha abierto los ojos a otras comunidades.

«La población con la que trato es muy diferente a mi círculo social, pero los viajes que las personas describen se asemejan mucho unos a otros», comparte el señor Dzwonkiewcz. Defiende con firmeza el apoyo mutuo entre iguales y recuerda cómo 56 Dean Street, la mayor clínica pública de Londres dedicada a la salud sexual, lo había ayudado a él durante todo el trayecto desde las pruebas hasta el tratamiento y la asimilación del mensaje indetectable = intransmisible. El señor Dzwonkiewick, al igual que el resto de las personas que siguen un tratamiento antirretrovírico diario, no puede transmitir el VIH puesto que el virus es indetectable en su sangre.

«Al estar allí rodeado de consejos, apoyo y asesoramiento, gané una enorme calidad de vida», admitió al referirse a 56 Dean Street.

 «El VIH no me define», resaltó. «Soy como cualquier otra persona que trata de vivir su vida al máximo».

Jus+ Like Me

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Redefiniendo los mensajes para la prevención del VIH dirigidos a la gente joven en América Latina

14 de agosto de 2019

Una docena de jóvenes procedentes de nueve países distintos de América Latina se reunieron en julio en la X Conferencia sobre la Ciencia del VIH de la Sociedad Internacional del Sida que se celebró en la Ciudad de México, México, con el fin de desarrollar una nueva estrategia de comunicación adaptada a los jóvenes gais y otros jóvenes que tienen sexo con hombres y referentes a la prevención del VIH.

Aunque era la primera vez que los 12 jóvenes se conocían en persona, ya habían mantenido varias reuniones virtuales en las que habían preparado el terreno para la conferencia, que había sido organizada por la Red de Jóvenes Positivos de América Latina (J+LAC), con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), ONUSIDA y UNICEF.

Cada año en América Latina se producen 100 000 nuevas infecciones por el VIH, una cifra que no ha cambiado a lo largo de la década pasada. En 2018, la gente joven de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años representó un quinto de todas las nuevas infecciones por VIH en la región. Los gais y otros hombres jóvenes que tienen relaciones sexuales con hombres, los trabajadores sexuales, los transgénero y los usuarios de drogas inyectables constituyen los grupos de población particularmente afectados.

«Necesitamos recordarle al mundo que no podemos hablar sobre prevención sin gente joven y hemos de hacer que la sociedad se dé cuenta de que nosotros, los jóvenes, estamos implicados y preocupados», señala Kenia Donaire, una hondureña que nació con el VIH.

ONUSIDA, OPS/OMS y UNICEF son fuertes defensores de la participación de los jóvenes, no solo como beneficiarios de los servicios, sino también como socios y líderes en el diseño, el desarrollo, la aplicación, la supervisión y la evaluación de políticas y programas.

«Demasiado a menudo los jóvenes no estáis en las mesas en las que se adoptan decisiones en cuanto a la creación de los programas que necesitáis para protegeros a vosotros mismos del VIH. Vosotros tenéis el potencial de servir como ejemplo para demostrar cómo la gente joven puede liderar, defender, crear demanda y proporcionar servicios a medida para poner fin a una epidemia que es la segunda causa de muerte entre los adolescentes. Necesitamos nuevas formas de comunicarnos, generar demanda y acercar los servicios a la gente joven más en riesgo de contraer el VIH», apunta Shannon Hader, directora ejecutiva adjunta del programa.

Las personas jóvenes que viven con el VIH en América Latina han estado trabajando juntas para diseñar una estrategia de comunicación para la prevención del VIH dirigida a los jóvenes gais y otros jóvenes que tienen sexo con hombres de la región. Además de viajar a la conferencia, trabajaron juntos para preparar el esquema de las campañas de comunicación ya existentes y de las iniciativas relacionadas con la prevención combinada del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Asimismo, debatieron sobre cómo incorporar el complejo contenido científico en efectivos mensajes rotundos que llegaran a los jóvenes de su edad.

"Los hombres jóvenes que tienen relaciones sexuales con hombres y otros jóvenes vulnerables necesitan acceder a información sobre prevención del VIH de una manera que tenga sentido para ellos", dijo Maeve de Mello, asesora regional sobre prevención del VIH en la OPS. “Estamos muy contentos de apoyar a este talentoso grupo de jóvenes. Su experiencia personal y sus voces nos prepararán mejor para abordar este problema de salud pública de una manera que los adultos solos no pueden."

En la conferencia compartieron sus ideas y puntos de vista con destacados expertos en materia de salud y comunicaciones. También hablaron sobre estrategias digitales para así trasladar a los jóvenes convincentes mensajes para prevenir el VIH y acabar con el estigma y la discriminación.

«Aprender de los últimos avances y experiencias exitosas en la respuesta al VIH mientras de la mano de expertos digitales conseguíamos ver lo que sucede al otro lado de la pantalla, por ejemplo, con YouTube, fue una experiencia realmente enriquecedora», explica Horacio Barreda, uno de los coordinadores de la J+LAC. «Necesitamos una estrategia que se centre en las necesidades y afinidades de la gente joven, quienes viven sus vidas tanto en mundos virtuales como fuera de la red».

«Se trata de un gran comienzo para un importante viaje a través del cual, pensamos, llegaremos a la juventud de América Latina en toda su diversidad».

El grupo ahora planea acercar su estrategia y sus consejos a los interesados más importantes en la respuesta al VIH, incluyéndose aquí los ministerios de salud, las agencias de las Naciones Unidas y otros socios.

Miedo a lo desconocido

12 de agosto de 2019

Cuando su marido llegó a casa con una prueba del VIH positiva, Jokapeci Tuberi Cati decidió que ella también quería hacerse la prueba.

«El miedo a lo desconocido, al estigma asociado al VIH y al rechazo me rondaban la cabeza antes de hacerme la prueba», recuerda.

Después de realizarse la prueba en Lami, Fiji suspiró y se dijo a sí misma, «hecho y concluido».

Sin embargo, tenía el presentimiento constante de que la prueba iba a dar positivo y empezó a pensar en un mecanismo de afrontamiento. Continuó imaginándose en la misma situación una y otra vez con una única pregunta: ¿cómo vivirá a partir de ahora?

«De hecho, no sucedió gran cosa», dijo Cati. Ella cuenta cómo un médico con mucha experiencia la trató con sumo cuidado cuando la informó de que su estado serológico era positivo.

Regresó a casa y decidió que ella y su marido sobrellevarían el diagnóstico juntos como una pareja. Nadie tenía por qué enterarse.

Con el tiempo, la joven Cati aprendió a afrontar su nuevo estado y juró aceptar su nueva vida. Ahora quería ayudar a la gente a comprender el problema para que nadie pasara por esa misma situación.

Pero primero debía contar a los demás que vivía con el VIH.

«Cuando decidí revelarles a mi familia y a mis amigos que era VIH positiva, recibí un apoyo inconmensurable», señala. Al volver la vista 20 años atrás, todavía no puede olvidar el cariño con el que reaccionó su gente.

Eso le dio valor para volverse mucho más proactiva y compartir su historia con un gran número de personas de todo el mundo. Ahora es directora de programas en la Red de Fiji de personas que viven con el VIH. A pesar de haber perdido a su marido, Cati se siente muy agradecida por haber averiguado su estado, puesto que con la medicación no transmitió el VIH a sus hijos.

«Es mejor saber que no saber, los beneficios son inmensos», resalta.

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