PLHIV

Un estudio muestra los efectos de la COVID-19 en el acceso a la atención al VIH en la Federación de Rusia

27 de noviembre de 2020

Un nuevo estudio pone de manifiesto el impacto negativo que está teniendo la pandemia de COVID-19 en el acceso a la atención al VIH en la Federación de Rusia y demuestra que las personas que viven con el VIH en este país son más vulnerables a la COVID-19, pero menos propensas a hacerse pruebas o someterse a un tratamiento.

Más de un tercio de las personas que viven con el VIH que fueron encuestadas informó sobre cierto impacto en los servicios para el VIH, incluyendo alrededor de un 4 % que informó de que no se había sometido a terapia antirretroviral porque no había podido conseguir las medicinas y aproximadamente un 9 % que informó de que no había tomado la medicación para la prevención contra la tuberculosis. Sin embargo, la mayoría de los los encuestados (alrededor del 70 % de las personas que viven con el VIH) no tuvo ningún problema para obtener terapia antirretroviral y cerca de un 22 % informó de que se le entregaban los medicamentos antirretrovirales a domicilio. En el estudio se encuestó a más de 900 personas de 68 regiones de la Federación de Rusia, incluyendo tanto a aquellos que viven con el VIH como a los que no.

«El estudio responde a algunas de las preguntas más importantes sobre el impacto de la COVID-19 en las personas que viven con el VIH en nuestro país», dijo Natalya Ladnaya, investigadora jefe y principal en el Instituto central de investigación sobre epidemiología del Servicio Federal Ruso para la Supervisión de la Protección de los Derechos y el Bienestar del Consumidor (Rospotrebnadzor).

Según la Sra. Ladnaya, el estudio confirmó que es crucial que las personas que viven con el VIH se protejan contra el nuevo coronavirus. Los autores del estudio también señalan la necesidad de proporcionar tratamiento contra el VIH ininterrumpido durante la pandemia de la COVID-19.

«Se obtuvieron resultados alentadores acerca de cómo la pandemia afectó al acceso al tratamiento del VIH: muchas instituciones especializadas han podido adaptarse a la nueva realidad», dijo Alexey Mikhailov, jefe del Departamento de Supervisión de la Coalición de Preparación para el Tratamiento, que también participó en el estudio.

Según el estudio, el número de personas que viven con el VIH y marcadores de COVID-19 era cuatro veces mayor que el de los encuestados seronegativos. Asimismo, había un 50 % menos de probabilidades, en comparación con los encuestados seronegativos, de que se les hiciera la prueba del coronavirus y también menos propensos a buscar asistencia médica, incluso teniendo síntomas.

La mayoría de los encuestados con una coinfección de VIH y COVID-19 tenía un mayor riesgo de contraer COVID-19 debido al número considerable de casos locales de COVID-19 y al escaso uso de medidas de protección personal, así como a la subestimación del riesgo personal real de la COVID-19.

Aunque más de dos tercios de los participantes en el estudio eran mujeres, de entre las personas encuestadas que viven con el VIH y que habían tenido COVID-19, la mayoría eran hombres que habían vivido con VIH durante más de diez años.

Los autores del estudio señalan la necesidad de investigar más a fondo las causas de la mayor incidencia de la COVID-19 y la escasa demanda de atención médica para tratar los síntomas de la COVID-19 entre las personas que viven con el VIH.

«La pandemia de la COVID-19 sigue afectando a todos los ámbitos de nuestras vidas. Necesitamos supervisar atentamente las pandemias simultáneas de la COVID-19 y el VIH y proporcionar apoyo para no perder los progresos alcanzados en la respuesta al VIH», dijo Alexander Goliusov, director a.i. del Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central.

El estudio fue realizado por el Instituto Central de Investigación sobre Epidemiología de Rospotrebnadzor junto con la Coalición de Preparación para el Tratamiento, con el apoyo de ONUSIDA y Rospotrebnadzor.

Nuestra acción

COVID-19 y VIH

Nuevo estudio (en ruso)

Stephen Watiti: una trayectoria personal que deja marca en otros

27 de noviembre de 2020

Casi cuarenta años tras el comienzo de la respuesta al VIH, el mejor acceso al tratamiento contra el VIH significa que 26 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo y reciben tratamiento contra él pueden disfrutar de vidas largas y sanas. Pero ¿cómo es la atención sanitaria a una población cada vez más mayor de personas que viven con el VIH?

Tras haber vivido con VIH durante más de 30 años, esto es algo a lo que ha estado dando vueltas el ugandés Stephen Watiti, de 66 años. 

«Mis necesidades van a ir cambiando... y en el futuro la mayor parte de las personas que vivan con el VIH tendrán 50 años o más», dijo el célebre médico, que trabaja en el Hospital Mildmay Uganda en Kampala.  

En la región de África oriental y meridional, aproximadamente 3,6 millones de los 20,7 millones de personas que viven con el VIH tienen más de 50 años.

El nuevo informe de ONUSIDA sobre el Día Mundial del Sida, Prevailing against pandemics by putting people at the centre, demanda una respuesta al VIH diferenciada que sea más intensiva, así como más efectiva a la hora de asegurar que llegamos a quienes se ha dejado atrás hasta ahora. Esto incluye expandir el acceso al tratamiento de manera equitativa, mediante la prestación de servicios integrales de salud, adaptados a las diferentes edades y personas. 

Las personas que viven con el VIH deberían recibir apoyo para poder llevar vidas largas y sanas, y las personas de más de 50 años de edad deberían tener un acceso igualitario a la protección social, el empleo y la integración social.

Según el Sr. Watiti, se le ha prestado poca atención a este fenómeno. «Hemos trabajado mucho en el área del VIH pediátrico. En lo que respecta al HIV geriátrico, no hay nadie que se haya formado en preparación para ello», explicó. 

En 1999, una época sin tratamiento contra el VIH ni demasiados conocimientos o formación acerca del VIH entre las personas de África oriental y meridional, el Sr. Watiti experimentó múltiples enfermedades relacionadas con el sida. Tuvo una experiencia cercana a la muerte «aterradora» en la que su recuento de linfocitos CD4 cayó en picado. Su cuerpo enfermo tuvo que enfrentarse a la tuberculosis, la meningitis criptocócica y el sarcoma de Kaposi, todo al mismo tiempo. 

El Sr. Watiti comenzó a recibir tratamiento contra el VIH en el año 2000. Sin embargo, debido a los precios de los medicamentos antirretrovirales de su régimen en ese momento y al acceso a ellos, su observancia fue deficiente y enfermó por el fracaso del tratamiento.

En 2003, con un nuevo régimen antirretroviral y el apoyo inquebrantable de un asesor de la Organización para el apoyo a la lucha contra el sida de Uganda, el Sr. Watiti se dio cuenta de que ya no se «estaba muriendo».

Durante esta época, se dio cuenta de que necesitaba educar e inspirar a sus pacientes que vivían con el VIH. Así que volvió al trabajo.

El Sr. Watiti ha llegado muy lejos. A pesar de vivir con incertidumbre, como parte de una generación más mayor que vive con el VIH, el Sr. Watiti tiene la intención de vivir una vida plena, practicando medicina hasta bien entrado en los setenta.

«Tendré que continuar tragándome esta medicina, a no ser que haya una cura para entonces», dijo.

No obstante, el Sr. Watiti quiere saber qué se puede hacer para asegurar que las personas que viven con el VIH que están recibiendo tratamiento tengan una buena calidad de vida, con acceso a servicios de salud mental incluido.

Esta es una pregunta que formuló durante una conversación con la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, durante la presentación del informe de ONUSIDA sobre el Día Mundial del Sida.

La Sra. Byanyima estaba de acuerdo. «Teniendo en cuenta que hay personas que van a vivir a base de pastillas el resto de sus días y que a veces están viviendo en situación de pobreza u ocultando su secreto a causa del estigma, esto supone un gran reto para su bienestar mental y emocional», declaró. «Las personas que viven con el VIH necesitan un paquete de servicios más amplio y exhaustivo, y que incluya la salud mental. La respuesta al sida no puede limitarse solo a las pastillas».

El Sr. Watiti fue un símbolo de esperanza para personas que vivían con el VIH en una época en la que las posibilidades de sobrevivir al sida eran desalentadoras y es un ejemplo de resistencia para las personas que viven con el VIH en la actualidad. 

El Sr. Watiti dice que, al aconsejar a sus pacientes para superar el estigma sobre el VIH y acerca de la importancia de ser diligentes a la hora de tomar su medicación, es como si se estuviera hablando a sí mismo: «Para ser sinceros, a quien más he ayudado es a mí mismo».

Nuestra acción

Tratamiento para el VIH

ONUSIDA llama a todos los países a emprender una acción mundial y propone nuevos grandes desafíos en materia del VIH para el año 2025

26 de noviembre de 2020

Mientras la COVID-19 sigue obstaculizando los avances en la respuesta al sida y ha hecho que no se estén pudiendo alcanzar los objetivos para 2020, ONUSIDA insta con más fuerza que nunca a todos los dirigentes políticos, para que aprendan de las lecciones del pasado y tengan presente lo que sucede cuando no se invierte lo suficiente en salud. Asimismo, hace un llamamiento generalizado para que cada país dé un paso al frente en su acción mundial, pues solo así se logrará erradicar el sida y vencer otras pandemias.

GINEBRA, 26 de noviembre de 2020 - En su nuevo informe, Vencer a las pandemias priorizando a las personas, ONUSIDA pide a los países que inviertan mucho más en las respuestas mundiales a las pandemias y que adopten un nuevo conjunto de objetivos para el VIH audaces y ambiciosos, pero alcanzables. Si logramos hacer realidad dichos objetivos, el mundo volverá de nuevo a la senda de lo programado para poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030.

La respuesta mundial al sida ya se había ralentizado antes del brote de la COVID-19. Sin embargo, la rapidísima expansión de la enfermedad del nuevo coronavirus ha supuesto aún más reveses. El modelaje del impacto a largo plazo que la pandemia tendrá en la respuesta al VIH nos muestra que las nuevas infecciones por el VIH se calcula que podrían pasar de 123 000 a 293 000 de 2020 a 2022. Asimismo, para este mismo periodo, las estimaciones apuntan a que las muertes relacionadas con el sida podrían crecer de 69 000 a 148 000.

«Estamos pagando ahora un precio altísimo por el error colectivo que hemos cometido de no invertir lo suficiente en respuestas para el VIH integrales, basadas en los derechos humanos y centradas en las personas», advierte Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «El implementar únicamente aquellos programas que resultan más agradables desde el punto de vista político no nos ayudará, ni de lejos, a acabar con la COVID-19 ni a erradicar el sida. Para que la respuesta mundial vuelva a funcionar, es absolutamente imprescindible que pongamos a las personas en el centro y que abordemos las desigualdades que alimentan las epidemias».

Nuevos objetivos para reactivar la respuesta

Aunque algunos países del África subsahariana, como Botswana y Eswatini, lo han hecho considerablemente bien y han alcanzado, e incluso superado, los objetivos fijados para 2020, son muchos más los países que están quedando atrás. Aquellos que mejor lo han hecho han abierto el camino para todos los demás. ONUSIDA lleva un tiempo trabajando con sus socios para extraer todas las lecciones aprendidas y convertirlas en una serie de objetivos de cara a 2025 en los que las personas ocupen siempre un papel central.

Los objetivos pretenden lograr una gran cobertura tanto de los servicios de salud sexual y reproductiva, como de todos aquellos relacionados con el VIH. Además, se persigue acabar con las leyes y las políticas punitivas, y reducir el estigma y la discriminación. En todos los nuevos objetivos las personas están en el centro, sobre todo aquellas más en riesgo y marginadas, como las mujeres jóvenes y las niñas, las adolescentes, los trabajadores sexuales, las personas transgénero, los consumidores de drogas inyectables, y los gais y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres.

Los nuevos objetivos respecto a la distribución de los servicios relacionados con el VIH aspiran a lograr una cobertura del 95 % para cada subpoblación de personas que viven con el VIH y que tienen mayor riesgo de infectarse del VIH. Al adoptar un enfoque centrado en las personas y ocuparse especialmente de las zonas clave, los países lograrán estar más preparados para controlar las epidemias que los azotan.

Los objetivos para 2025 también exigen asegurar un entorno propicio para una respuesta al VIH eficaz, así como incluir otros objetivos ambiciosos y antidiscriminatorios para conseguir que menos de un 10 % de los países tenga leyes y políticas punitivas, menos de un 10 % de las personas que viven con el VIH o están afectadas por el virus sufra el estigma y la discriminación, y menos de un 10 % sea víctima de la desigualdad de género y la violencia.

Venciendo pandemias

La inversión y la acción insuficiente tanto en el VIH como en otras pandemias han dejado el mundo expuesto a la COVID-19. Si los sistemas sanitarios y las redes de la seguridad social hubieran sido más fuertes, el mundo habría estado en una mejor posición para frenar la propagación de la COVID-19 y soportar su impacto. La COVID-19 nos ha demostrado que la inversión en salud no solo salva vidas, sino que también sienta las bases de economías mucho más fuertes. La salud y los programas para el VIH deben estar plenamente financiados, tanto en tiempos de holgura económica como en momentos de crisis.

«Ningún país es capaz de derrotar solo las dos epidemias», insiste la Sra. Byanyima. «Un desafío de esta magnitud solo se puede lograr potenciando al máximo la solidaridad mundial, cultivando la responsabilidad compartida y aunando esfuerzos para movilizar una respuesta que no deje a nadie atrás. Podemos hacerlo compartiendo la carga y trabajando juntos».

Hay algunos puntos sobresalientes: se está dando más importancia que nunca al liderazgo, las infraestructuras y las lecciones aprendidas de la respuesta al VIH, para derrotar a la COVID-19. La respuesta al VIH ha ayudado a garantizar la continuidad de los servicios ante esos desafíos extraordinarios. La respuesta por parte de las comunidades contra la COVID-19 ha hecho más que evidente todo lo que podemos lograr si trabajamos juntos.

Además, el mundo debe aprender de los errores cometidos en los primeros momentos de la respuesta al VIH, cuando millones de personas de países en vías de desarrollo murieron esperando su tratamiento antirretroviral. Aun hoy, más de 12 millones de personas todavía no tienen acceso al tratamiento para el VIH, y 1,7 millones contrajeron el VIH en 2019 por no tener acceso a los servicios esenciales para el VIH.

Todo el mundo tiene derecho a la salud. Precisamente por eso ONUSIDA está liderando la defensa de una vacuna universal contra la COVID-19. Ahora que están apareciendo vacunas prometedoras contra la COVID-19, hemos de garantizar que no se conciban solo como un privilegio de los ricos. Por eso, ONUSIDA y sus socios están rogando a los laboratorios farmacéuticos que compartan su tecnología y sus conocimientos, y que renuncien a sus derechos de propiedad intelectual para que el mundo pueda fabricar vacunas exitosas a gran escala y al ritmo necesario para proteger a toda la población.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Historia de dos clínicas jamaicanas durante la COVID-19

03 de noviembre de 2020

Una mujer que vive con el VIH está en el Centro de Investigación del VIH y Servicios Educativos (CHARES, por sus siglas en inglés) en Kingston, Jamaica. Normalmente se le proporcionan dosis de su medicamento antirretrovírico suficientes para tres meses. Pero esta vez no. El médico le advierte de que, desde abril, las farmacias estatales solo están suministrando dosis para un mes.

A alrededor de 20 minutos en coche, en la Clínica de Salud Integral, un cliente espera a que lo llamen. No se sienta en uno de los bancos de madera destinados a los pacientes de salud sexual, sino que encuentra un sitio cercano y escucha atentamente.

Este año, los proveedores de servicios para el VIH en Jamaica han sido puestos a prueba al hacer frente tanto a los nuevos retos provocados por la COVID-19 como a los obstáculos que plantea la prestación de servicios habitual. La directora nacional de ONUSIDA, Manoela Manova, quería comprender mejor estos problemas sobre el terreno, por lo que visitó ambos centros de tratamiento para hablar con todo el mundo, desde los asesores para el cumplimiento del tratamiento hasta los médicos.

El CHARES del Hospital Universitario de las Indias Occidentales ha constituido un modelo de prácticas óptimas para el tratamiento contra el VIH en Jamaica. Si se tiene en cuenta la totalidad de la isla, el 79 % de las personas en tratamiento suprimieron la carga vírica el año pasado. Sin embargo, en el CHARES, un sorprendente nueve de cada diez pacientes ha suprimido la carga vírica y, por tanto, se mantienen sanos y no pueden transmitir el virus.

Pero, incluso para este exitoso programa, la COVID-19 ha planteado importantes retos.

El apoyo por parte de los laboratorios se ha desviado hacia la COVID-19 y ha habido un retraso en la entrega de los resultados de las pruebas de carga vírica.

El CHARES estaba acostumbrado a dar recetas para tres meses para clientes habituales, pero, desde la COVID-19, las farmacias gestionadas por el Estado solo han proporcionado dosis para un mes. Esto es parte de la estrategia del gobierno para evitar que se agoten las existencias debido a las actuales dificultades en la cadena de distribución, pero también supone que aquellas personas que estén en tratamiento necesiten salir a por sus medicamentos más a menudo. El CHARES ha empezado a repartir a domicilio, especialmente a personas mayores, que son más reacias a aventurarse a salir, dado el nuevo riesgo del coronavirus. 

Las medidas de contención de la COVID-19 han incrementado la necesidad de apoyo a la salud mental. Las pérdidas de ingresos, el cierre de colegios y los toques de queda han impuesto una carga adicional a miles de hogares jamaicanos, incluyendo a muchas personas que viven con el VIH. Pero, cuando se refiere a los clientes al hospital principal para recibir apoyo psiquiátrico, casi nunca van por miedo a sufrir discriminación. Es más, como el hospital en el que se ubica el CHARES es un lugar de tratamiento de la COVID-19, algunos clientes han optado por no acercarse.

«Necesitamos una monitorización y una evaluación más estrechas para abordar los retos relacionados con la gestión de pacientes en este momento», dijo Racquel Brown, directora del Programa del CHARES. «En el mejor de los casos, nos gustaría contratar a alguien con la responsabilidad de analizar los datos de pacientes para tomar decisiones más estratégicas acerca de la atención y el tratamiento».  

El Centro de Salud Integral atiende a una serie de personas que viven con el VIH, además de a aquellos infectados con otras enfermedades de transmisión sexual. En este tampoco ha sido posible dar recetas para varios meses durante la COVID-19. La necesidad de apoyo nutricional de los pacientes ha sido elevada durante esta época. Algunos han tenido sus medicamentos antirretrovíricos, pero no comida con la que tomarlos.  

Pero ya había otros desafíos antes de la COVID-19. No se puede realizar el seguimiento de dos de cada cinco clientes. Hay pacientes que han facilitado direcciones equivocadas a los proveedores de servicios. Y la tasa de supresión vírica de la clínica es del 70 %, por debajo de la media nacional. Algunos pacientes abandonan el tratamiento en contra de las indicaciones de su médico.

La Sra. Manova dijo que muchos de los retos en ambas clínicas están relacionados con el autoestigma y la discriminación, que son los principales problemas a los que se enfrenta la respuesta al VIH de Jamaica. Si se tiene en cuenta la totalidad del país, solo el 43 % de todas las personas que viven con el VIH estaban recibiendo tratamiento en 2019, a pesar de la cobertura de pruebas relativamente alta de la isla.

«Antes de y durante la COVID-19, nuestros resultados se han visto minados por la vergüenza, el miedo y los prejuicios», indicó. «Para tener una respuesta de la salud pública eficaz, debemos ser prudentes y consistentes a la hora de ganarnos la confianza de las comunidades y combatir cualquier tipo de estigma y discriminación que impida a las personas acceder a la atención que necesiten».

«Pasar tiempo con estos profesionales de la salud fue inspirador y me hizo reflexionar», expresó la Sra. Manova. «Jamaica ha hecho lo correcto al considerar esenciales a los trabajadores comunitarios de la salud. Personal como los mediadores de la comunidad, los trabajadores sociales, los asesores para el cumplimiento del tratamiento y los coordinadores asistenciales es tan necesario como los médicos y los enfermeros. Su trabajo es crucial en este momento para abordar las necesidades y emociones individuales que podrían afectar a los resultados de los tratamientos».

Campaña liderada por la comunidad anima a las personas que viven con el VIH a empezar el tratamiento

21 de octubre de 2020

«Está en tus manos», una nueva campaña de información pública liderada por la comunidad y destinada a animar a las personas que viven con el VIH a iniciar la terapia antirretrovírica, se ha puesto en marcha en cuatro de las zonas principales de la Federación de Rusia.

La página web de la campaña presenta doce «cápsulas» con inspiradoras historias contadas por personas que viven con el VIH. Al «abrir» la cápsula, los visitantes pueden saber más acerca de las vidas de estas personas, informarse sobre la terapia antirretrovírica, hacer preguntas y obtener ayuda de compañeros asesores en temas relacionados con el VIH.

Todas las historias trasmiten el mensaje de que ser diagnosticado con VIH no te define y que si las personas que viven con el VIH empiezan el tratamiento pueden disfrutar de una vida larga y productiva.

La campaña cubre cuatro de las principales zonas de la Federación de Rusia —las regiones de Novosibirsk, Sverdlovsk y Cheliábinsk, y la ciudad de San Petersburgo—donde, según el Centro Federal del Sida de la Federación de Rusia, 200.000 personas viven con VIH, lo que representa alrededor del 20 % de todos los casos de VIH registrados.

«En la región de Sverdlovsk, algunas personas no empiezan el tratamiento porque no creen en la existencia del VIH, algunas no aceptan su diagnóstico, algunas tienen miedo a los efectos secundarios de la terapia antirretrovírica y algunas tienen dudas acerca de la efectividad de los medicamentos.  Sin embargo, el mayor obstáculo es el miedo a la discriminación, el miedo a perder su trabajo, el miedo al aislamiento. Creemos que podemos abordar esta situación contando historias reales de personas que viven con el VIH y están recibiendo tratamiento», dijo Vera Kovalenko, jefa de la organización de la sociedad civil Nueva Vida. 

La campaña fue puesta en marcha y desarrollada por varias organizaciones de la sociedad civil lideradas por la comunidad, incluyendo Acción Humanitaria (San Petersburgo), el Proyecto Humanitario (Novosibirsk), Luz de la Esperanza (Cheliábinsk) y Nueva Vida (Sverdlovsk), con el apoyo del proyecto regional SOS_project fundado por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria y en estrecha colaboración con otros asociados en la Federación de Rusia.

Denis Kamaldinov, jefe del Proyecto Humanitario, invitó a estas personas a buscar ayuda.  «Si sabe que es seropositivo pero no está recibiendo ningún tratamiento, por favor, póngase en contacto con nosotros para que podamos ayudarle. Le ayudaremos con el registro en el centro del sida. Y el tratamiento se proporciona de manera gratuita, ya que es sufragado por el Estado», afirmó.

«Nuestra misión es luchar por todas las vidas, dar esperanzas a todo el mundo», dijo Alexei Tananin, jefe de Luz de la Esperanza.

Nuestra acción

Tratamiento del VIH

El informe de ONUSIDA sobre la epidemia mundial de sida muestra que los objetivos de 2020 no se cumplirán debido a un éxito profundamente desigual; COVID-19 arriesga desviar los avances en VIH fuera de curso

06 de julio de 2020

Los objetivos no cumplidos han dado como resultado 3,5 millones más de infecciones por el VIH y 820.000 más muertes relacionadas con el sida desde 2015 en relación con lo que podría haberse logrado si el mundo estuviera en el camino planeado para alcanzar los objetivos establecidos para 2020. Además, la respuesta podría retrasarse en 10 años o más si la pandemia de COVID-19 provoca graves interrupciones en los servicios para el VIH.

GINEBRA, 6 de julio de 2020— Un nuevo informe de ONUSIDA muestra un progreso notable, pero muy desigual, especialmente en la expansión del acceso a la terapia antirretroviral. Debido a que los logros no se han compartido por igual dentro y entre los países, no se alcanzarán los objetivos globales de VIH establecidos para 2020. El informe, Aprovechando el momento, advierte que incluso los beneficios obtenidos podrían perderse y el progreso se estancaría aún más si no actuamos. Destaca cuán urgente es para los países duplicar los esfuerzos de respuesta al VIH y actuar con mayor urgencia para llegar a los millones de personas que aún quedan atrás.

“Se requiere de una acción decisiva todos los días en la próxima década, para que el mundo vuelva a su camino para poner fin a la epidemia de sida para 2030", dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. “Se han salvado millones de vidas, particularmente las vidas de mujeres en África. El progreso realizado por muchos debe ser compartido por todas las comunidades en todos los países. El estigma y la discriminación y las desigualdades generalizadas son barreras importantes para poner fin al sida. Los países necesitan orientarse por la evidencia y cumplir con sus responsabilidades con los derechos humanos.”

Catorce países han alcanzado las metas de tratamiento del VIH 90–90–90 (que 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico con respecto al VIH; que un 90% de los que conocen dicho estado tengan acceso a tratamiento; y que un 90% de las personas en tratamiento para el VIH tengan la carga viral suprimida). Entre ellos está Eswatini, que tiene una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del mundo, con un 27% en 2019, y que, habiendo superado las metas para 2020, está en camino de alcanzar las metas 95-95-95, previstos para 2030.

Millones de vidas se han salvado y millones de nuevas infecciones por el VIH han sido prevenidas con la ampliación de la terapia antirretroviral. Sin embargo, 690.000 personas murieron de enfermedades relacionadas con el Sida el año pasado y 12,6 millones de los 38 millones de personas que viven con el VIH no tuvieron acceso al tratamiento que puede salvar sus vidas.

“No podemos descansar por nuestros éxitos, ni desanimarnos por los contratiempos. Debemos asegurarnos de que nadie se quede atrás. Debemos cerrar las brechas. Estamos apuntando a 100–100–100”, dijo Ambrose Dlamini, el Primer Ministro de Eswatini.

El mundo está muy atrasado en la prevención de nuevas infecciones por VIH. Unos 1,7 millones de personas se infectaron recientemente con el virus, más de tres veces la meta mundial. Ha habido progresos en África Oriental y Meridional, donde las nuevas infecciones por el VIH se han reducido en un 38% desde 2010. Esto está en marcado contraste con Europa Oriental y Asia Central, que ha visto un asombroso aumento del 72% en las nuevas infecciones por VIH desde 2010. Las nuevas infecciones por el VIH también han aumentado en un 22% en el Medio Oriente y África del Norte, y en un 21% en América Latina.

Aprovechando el momento muestra un progreso desigual, con demasiadas personas y poblaciones vulnerables que están quedando atrás. Alrededor del 62% de las nuevas infecciones por el VIH ocurrieron entre poblaciones clave y sus parejas sexuales, incluidos los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadoras sexuales, personas que se inyectan drogas y personas privadas de libertad, a pesar de que constituyen una proporción muy pequeña de la población general

El estigma y la discriminación, junto con otras desigualdades sociales y exclusión, están demostrando ser barreras significativas. Las poblaciones marginadas que temen el juicio, la violencia o el arresto luchan por acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, especialmente aquellos relacionados con la anticoncepción y la prevención del VIH. El estigma contra las personas que viven con el VIH sigue siendo común: al menos 82 países penalizan alguna forma de transmisión, exposición o no divulgación del VIH; el trabajo sexual está criminalizado en al menos 103 países; y al menos 108 países penalizan el consumo o la posesión de drogas para uso personal.

Las mujeres y las niñas en África subsahariana continúan siendo las más afectadas y representaron el 59% de todas las nuevas infecciones por VIH en esa región en 2019, con 4.500 niñas adolescentes y mujeres jóvenes entre 15 y 24 años infectadas con VIH cada semana. Las mujeres jóvenes representaron el 24% de las nuevas infecciones por el VIH en 2019, a pesar de representar solo el 10% de la población en África subsahariana.

Sin embargo, donde los servicios de VIH se brindan de manera integral, los niveles de transmisión del VIH se reducen significativamente. En Eswatini, Lesotho y Sudáfrica, una alta cobertura de opciones de prevención combinada, que incluyen apoyo social y económico para mujeres jóvenes y altos niveles de cobertura de tratamiento y supresión viral para poblaciones previamente no alcanzadas, han reducido las brechas de desigualdad y han reducido la incidencia de nuevas infecciones por el VIH. 

La pandemia de COVID-19 ha impactado seriamente la respuesta al Sida y podría deteriorarla aún más. Una interrupción completa de seis meses en el tratamiento del VIH podría causar más de 500.000 muertes adicionales en África subsahariana durante el próximo año (2020–2021), devolviendo a la región a los niveles de mortalidad por Sida de 2008. Incluso una interrupción del 20% podría causar 110.000 muertes adicionales.

“Aquellos de nosotros que sobrevivimos al VIH y luchamos por la vida y el acceso al tratamiento y la atención no podemos permitirnos perder las ganancias que nos demandaron tanto esfuerzo para obtenerlas. En algunos países latinoamericanos estamos viendo cómo los recursos, medicamentos, personal de salud y materiales para el VIH se están trasladando a la lucha contra la COVID-19”, dijo Gracia Violeta Ross, presidenta de la Red Boliviana de Personas que viven con el VIH. “Se ignoran algunas buenas lecciones y prácticas de la respuesta al VIH, como la participación significativa y la rendición de cuentas. No permitiremos que el VIH se quede atrás".

Para combatir las epidemias convergentes de VIH y COVID-19, ONUSIDA y sus socios lideran un llamado global para una vacuna universal contra la COVID-19, que ha sido firmado por más de 150 líderes mundiales y expertos que exigen que todas las vacunas, tratamientos y pruebas sean libre de patentes, producidos en masa y distribuidos de manera justa y gratuita para todos.

ONUSIDA también insta a los países a aumentar las inversiones para ambas enfermedades. En 2019, la financiación para el VIH cayó un 7% desde 2017, a US $ 18,6 mil millones. Este revés significa que la financiación es un 30% inferior a los US $ 26,2 mil millones necesarios para responder eficazmente al VIH en 2020.

“No podemos tener países pobres al final de la fila. Las personas no deben depender del dinero en su bolsillo o del color de su piel para protegerse contra estos virus mortales", dijo la Sra. Byanyima. “No podemos tomar dinero de una enfermedad para tratar otra. La respuesta tanto para el VIH como la COVID-19 deben estar totalmente financiados para evitar la pérdida masiva de vidas".

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Hoja informativa — Últimas estadísticas sobre el estado de la epidemia de sida

Diapositivas clave sobre epidemiología

Informe (inglés)

Data book (inglés)

Encuesta muestra que muchas personas carecen de tratamiento para el VIH para varios meses en América Latina

24 de junio de 2020

Una vez que se estableció la cuarentena de COVID-19 en su país, Marisela Mariño (no es su nombre real), una mujer transgénero que vive con VIH, contactó de inmediato a su proveedor de tratamiento, convenciéndole de que le suministrara terapia antirretroviral para por lo menos dos meses.

"Me salvé al tener el número de teléfono de uno de los promotores de salud en la clínica a la que asisto", dijo Mariño. Pero ahora ella, como siete de cada 10 personas que respondieron a una encuesta regional para América Latina sobre las necesidades de las personas que viven con VIH durante la pandemia de COVID-19, no tiene suficientes medicamentos antirretrovirales para una cuarentena de más de 60 días.

De la encuesta en línea, que fue respondida por 2300 personas de 28 países de la región, se observó que a pesar de los esfuerzos de comunicación de las autoridades nacionales de salud y las organizaciones internacionales que lideran la respuesta a COVID-19, el 31% de las personas declararon que no habían recibido suficiente información sobre cómo prevenir la transmisión del nuevo coronavirus. Más de la mitad, el 56%, expresó que no tienen suficiente equipo de protección personal, mientras que solo el 22% de las personas piensa que las máscaras son una protección útil contra COVID-19.

Claudia Cardenal (no es su nombre real), otra mujer transgénero en la región dice que la oferta de servicios adaptados a la pandemia COVID-19 no se refleja en las opciones para las personas que viven con VIH. La Sra. Cardenal solo tiene tratamiento antirretroviral para un mes más, a pesar de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de que las personas que viven con VIH deben tener un suministro de al menos tres meses.

La encuesta también muestra que cinco de cada 10 personas tienen dificultades para obtener su tratamiento antirretroviral durante la pandemia y que menos de dos de cada 10 personas recibieron medicamentos antirretrovirales en sus hogares.

Solo a tres de cada 10 personas se les ha ofrecido la opción de telemedicina, y cuatro de cada 10 personas que viven con VIH en América Latina afirman que necesitan apoyo psicológico para abordar la ansiedad generada por la COVID-19.

El estigma y la discriminación continúan siendo una barrera importante para que las personas que viven con VIH tengan pleno acceso a sus derechos. Más de la mitad de las personas encuestadas, el 56%, creen que podrían sufrir violencia física, psicológica o verbal debido a que viven con VIH en medio de la pandemia de COVID-19. El cuarenta por ciento respondió que no sabe a dónde acudir o llamar en caso de sufrir violencia o discriminación por vivir con VIH, y el temor a la discriminación provocó que tres de cada 10 personas se abstuvieran de acceder a los servicios en medio de la cuarentena.

El confinamiento puede aumentar e incentivar el estigma y la discriminación. Por ejemplo, en países que tienen restricciones de género para salir de casa durante la cuarentena, la violencia hacia las personas con una identidad o expresión de género diferente a la que aparece en su identificación oficial puede aumentar.

La pérdida de empleo o la falta de ingresos fue una de las principales preocupaciones en los hallazgos de la encuesta. Las restricciones de movilidad y las cuarentenas obligatorias han privado de sus ingresos a cuatro de cada 10 personas que necesitaban salir de sus hogares para trabajar, dando como resultado que cuatro de cada 10 personas necesitan apoyo nutricional y/o transferencias de efectivo.

A partir de los resultados de la encuesta, está claro que la respuesta a COVID-19 debería considerar las realidades de la vida de las personas y centrarse en eliminar las barreras que enfrentan para protegerse a sí mismas y a sus comunidades.

Los países, los ministerios de salud y los programas nacionales contra el sida deben garantizar el acceso a tres meses o más de terapia antirretroviral para todas las personas que viven con VIH, incluidas las personas refugiadas y migrantes. Además, debe garantizarse la provisión de alimentos y otros servicios de protección social, incluidos refugios temporales para poblaciones clave, personas que viven con VIH y otras personas vulnerables.

La prestación de servicios y apoyo a las poblaciones más afectadas por la violencia, especialmente las mujeres y las niñas, también debe ser una prioridad clave para los gobiernos.

“Esta evidencia ha sido compartida con copatrocinadores, programas nacionales de sida y organizaciones de la sociedad civil. Les exhorto a continuar los esfuerzos para adoptar la dispensación de varios meses de la terapia antirretroviral, las medidas de protección social centradas en poblaciones clave y las personas que viven con VIH y el apoyo a iniciativas de salud mental", dijo César Núñez, Director del Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe.

Encuesta

Infografía

 

La COVID-19 podría afectar a la disponibilidad y el coste de los medicamentos antirretrovíricos, pero se pueden mitigar los riesgos

22 de junio de 2020

Según un estudio de ONUSIDA, el impacto sobre la producción y la logística ejercido por la COVID-19 podría tener unas consecuencias muy significativas sobre el suministro de la terapia antirretrovírica en todo el mundo. Sin embargo, estamos a tiempo de hacer algo para aliviar el daño.

GINEBRA, 22 de junio de 2020 - Un nuevo análisis elaborado por ONUSIDA ha revelado los posibles impactos que la pandemia de la COVID-19 podría tener en los países de bajos y medianos ingresos en todo el mundo con relación al suministro de los medicamentos antirretrovíricos genéricos utilizados para tratar el VIH.

Una encuesta elaborada por ONUSIDA reveló que los confinamientos y los cierres de fronteras impuestos para frenar la COVID-19 están afectando tanto a la producción de medicamentos como a su distribución, lo que puede llevar a subidas de precio y problemas de suministro, incluidas las roturas de stock, en los próximos dos meses.

«Es vital que los países tracen urgentemente planes para mitigar la posibilidad y el impacto de un mayor coste y de una menor disponibilidad de los medicamentos antirretrovíricos», insistió Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Insto a los países y a los compradores de medicamentos para el VIH a actuar de inmediato para garantizar que todas las personas que actualmente están en tratamiento puedan continuarlo, con el fin de salvar vidas y detener las nuevas infecciones por el VIH».

Puesto que 24,5 millones de personas estaban siguiendo un tratamiento antirretrovírico a finales de junio de 2019, millones de personas podrían correr riesgos, tanto ellas mismas como los demás debido al mayor riesgo de transmisión del VIH, si no pueden continuar accediendo al tratamiento. De acuerdo con un ejercicio de modelaje elaborado recientemente, una interrupción de seis meses de la terapia antirretrovírica solo en el África subsahariana podría llevar a casi 500 000 muertes más relacionadas con el sida.

La producción de los medicamentos antirretrovíricos se ha visto afectada por distintos factores. El transporte aéreo y marítimo ha sufrido grandes restricciones, lo que ha obstaculizado la distribución de las materias primas y otros productos, como los embalajes, los cuales las compañías farmacéuticas necesitan para manufacturar los medicamentos. El distanciamiento social y los confinamientos están también reduciendo los recursos humanos disponibles en las plantas de fabricación. La escasez de materiales y mano de obra podría derivar en problemas de suministro y subidas de precios en los próximos meses, debido a lo cual algunas de las pautas de tratamientos de primera línea y terapias infantiles podrían verse muy afectadas.    

Son numerosas y distintas las circunstancias que están ejerciendo presión sobre el coste total de los medicamentos antirretrovíricos ya terminados. Algunos de los tratamientos antirretrovíricos están aumentando su valor en el mercado como consecuencia de los mayores gastos generales y de transporte, de la necesidad de fuentes alternativas de principios activos clave e ingredientes farmacéuticos, y de las fluctuaciones económicas causadas por una crisis económica que era previsible. Se calcula que un incremento de un 10-25 % podrá llevar a un aumento anual de entre 100 y 225 millones de dólares estadounidenses en el coste final de los medicamentos antirretrovíricos exportados solo desde la India. Teniendo en cuenta que en el año 2018 las inversiones en el VIH cayeron en más de 7 mil millones de dólares estadounidenses, el mundo hoy no se puede permitir una carga añadida en las inversiones en la respuesta al sida.

ONUSIDA y sus socios están trabajando juntos para mitigar el impacto. El Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (Fondo Mundial) está aportando una financiación inmediata de hasta mil millones de dólares estadounidenses para ayudar a los países a responder a la COVID-19. Asimismo, está expandiendo el uso de sus plataformas de adquisición a los no receptores del Fondo Mundial. El Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para la lucha contra el sida está fomentando la continuidad de los servicios de atención al VIH, poniendo en marcha nuevas estrategias, como la telemedicina, y permitiendo una cierta flexibilidad en los programas en lo referente a los requisitos necesarios, el personal y la reasignación de fondos. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud está recopilando, intercambiando y analizando información con relación a los servicios para el VIH que se han visto afectados, y está tratando de contactar con los fabricantes de las medicinas antirretrovíricos para contar con un suministro de emergencia. Asimismo, junto con los distintos países, está intentando buscar productos de calidad alternativos y disponibles, y plantear posibles medidas para mitigar los daños. ONUSIDA lleva todo este tiempo coordinando esfuerzos para hacer frente a los desafíos que supone el gestionar la obtención y el suministro de los medicamentos antirretrovíricos debido a la respuesta a la COVID-19.

Sin embargo, existe también una serie de recomendaciones para la acción coordinada que los Gobiernos y los proveedores deberían respetar, para solucionar las dificultades detectadas, y ver la forma de minimizar el impacto sobre las cadenas de suministro y los precios. Si se gestionan adecuadamente los stocks presentes y futuros de medicamentos antirretrovíricos, todas las personas que necesitan tratamiento podrán tener un suministro continuado.

El análisis de ONUSIDA recogió datos procedentes de ocho laboratorios genéricos de medicamentos antirretrovíricos en la India que juntos representan más del 80 % de la producción de medicamentos antirretrovíricos genéricos en todo el mundo. Para la encuesta también se contactó con los departamentos gubernamentales de otros siete países que fabrican medicamentos antirretrovíricos genéricos y que representan la mayor parte de la producción de medicamentos antirretrovíricos genéricos en los países de bajos y medianos ingresos. 

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COVID-19 y VIH

Mitigando el impacto de la COVID-19 en los grupos de población clave

04 de junio de 2020

La pandemia de la COVID-19 está afectando a todo el mundo, incluyéndose aquí los grupos de población clave con mayor riesgo de contraer el VIH. Como consecuencia de los reveses de la COVID-19, corremos el gran riesgo de desandar lo andado y volver atrás en lo que respecta a los avances conseguidos con relación a otras enfermedades infecciosas, incluyéndose aquí el VIH. Ese es precisamente el punto de partida de un nuevo informe publicado por FHI 360, en colaboración con ONUSIDA, en el cual se aconseja sobre cómo minimizar los impactos de la COVID-19 sobre los grupos de población clave.

«Centradas en los grupos de población clave, estas directrices complementan nuestros esfuerzos por apoyar el acceso durante la pandemia de la COVID-19 a los servicios y los productos para la prevención del VIH, así como por acercar a todo el mundo los servicios encargados de la salud sexual y la planificación familiar, la prevención de la violencia de género y el asesoramiento en materia del VIH, y de las pruebas de detección y el tratamiento antirretrovírico», insiste Paula Munderi, coordinadora de la coalición global para la prevención del VIH de ONUSIDA. «Para conservar todo aquello que tanto nos ha costado ganar en la respuesta al sida, es fundamental mantener los servicios básicos del VIH para los grupos de población clave, así como fomentar, y velar por, la seguridad y el bienestar del personal y de los miembros de la comunidad durante esta pandemia de la COVID-19».

El informe, concebido como una guía práctica para apoyar la continuación de los servicios del VIH para las personas seropositivas y los grupos de población clave, va dirigido a ayudar a los implementadores de programas, para que estos puedan continuar en todo momento desempeñando su trabajo.

«Los grupos de población clave son especialmente vulnerables a las interrupciones de servicios del VIH y a un daño adicional durante la pandemia de la COVID-19. Necesitamos urgentemente soluciones basadas en derechos que mantengan o incrementen el acceso de los grupos de población clave a los servicios para el VIH, al mismo tiempo que minimicen la posible exposición a la COVID-19 y promuevan la seguridad de las personas. Dichas soluciones han de apoyar el distanciamiento físico y la descongestión de las instalaciones sanitarias, pero de un modo que responda a la verdadera y actual realidad de los grupos de población clave», apunta Rose Wilcher, de FHI 360.

El informe ofrece sugerencias prácticas de cara a las tres grandes áreas que se distinguen:

La primera tiene que ver con la protección de los proveedores y los miembros de la comunidad frente a la COVID-19. Los servicios para el VIH solo pueden seguir en marcha durante la pandemia de la COVID-19 si se adoptan medidas para evitar la posible transmisión del coronavirus entre los trabajadores del programa, los proveedores y los beneficiarios. Servicios para el VIH se consideran también los que tienen que ver con las pruebas de detección y la atención relacionadas con la COVID-19, así como aquellos otros dirigidos a cuidar del bienestar mental de los proveedores y beneficiarios.

La segunda área es la que apoya el acceso seguro y constante a los servicios y productos para el VIH. Los programas para el VIH pueden integrar medidas de distanciamiento social, ofrecer consultas virtuales y proporcionar la dispensación multimensual de los medicamentos para el VIH. Las actividades de concienciación y las relaciones entre iguales deberían continuar allí donde sean posibles.

La tercera área sobre la que trabaja el informe guarda relación con supervisar la continuidad de los servicios y mejorar los resultados. Puesto que es posible que se produzcan interrupciones de los servicios, los programas para el VIH deberán adaptar sus sistemas de evaluación y supervisión con el fin de permitir la evaluación regular del suministro continuado de servicios para el VIH y del impacto de la COVID-19 sobre los programas para el VIH y sus beneficiarios. Ello podría requerir la puesta en marcha de sistemas de información estratégicos que utilicen medidas de distanciamiento físico como la recogida de datos virtual y las herramientas de presentación de informes.

«La pandemia de la COVID-19 no debería jamás servir de excusa para ralentizar el impulso en la respuesta global al VIH entre los grupos de población clave. Lejos de ello, la pandemia supone el momento de aprender y sacar conclusiones de nuestro trabajo para poner fin al sida. Nos brinda también la oportunidad de aliviar los sistemas sanitarios sobrepasados como consecuencia de la COVID-19 financiando plenamente las organizaciones basadas en la comunidad y lideradas por hombres gais y bisexuales, consumidores de drogas, trabajadores sexuales y personas transgénero, con el fin de garantizar un mejor acceso a los servicios para el VIH dirigidos a los grupos de población clave», recalca George Ayala, director ejecutivo de MPact.

El informe fue elaborado por FHI 360 como parte del proyecto EpiC (consecución de objetivos y mantenimiento del control epidémico), apoyado por USAID y el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida. ONUSIDA y sus socios aportan sus ideas y consejos.

Lecciones aprendidas del VIH para la COVID-19 en Senegal

03 de junio de 2020

Los cuarenta años de respuesta a la epidemia del VIH nos han proporcionado una experiencia más que notable con relación a lo importante que es, ante cualquier epidemia, adoptar un enfoque basado en los derechos humanos.  ONUSIDA ha hablado con Abdoulaye Ka, responsable de cuestiones relacionadas con los derechos humanos en el Centro nacional para el control del sida en Senegal (conocido en el país como CNLS), sobre las lecciones que el CNLS ha aprendido de la respuesta al VIH y se pueden aplicar a la lucha contra la COVID-19.

¿Cómo está gestionando Senegal el estigma y la discriminación durante la pandemia de la COVID-19?

Gracias a la enorme experiencia que tenemos luchando contra el estigma y la discriminación relacionados con los servicios para el VIH, el CNLS ha logrado centrar la atención del comité para la gestión nacional de la COVID-19 y de la opinión pública en la importancia de desarrollar materiales de comunicación adaptados a las distintas comunidades. El implicar a las comunidades afectadas en la definición, puesta en marcha y seguimiento de los programas para la COVID-19 nos ha ayudado sobremanera a reducir el estigma en torno a la enfermedad.

El secretario ejecutivo del CNLS ha comparecido en infinidad de ocasiones para explicar lo importantísimo que es simplificar los mensajes dirigidos a las comunidades, con el fin de ayudarlas a desarrollar sus propias respuestas comunitarias.

La unidad de atención psicológica en Dakar recibe también el apoyo del CNLS para incorporar las lecciones aprendidas de la experiencia con el VIH y el estigma y la discriminación a su trabajo contra la COVID-19.

¿Qué medidas se están tomando en Senegal para hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19?

Para responder al impacto socioeconómico de la COVID-19 sobre las personas y los hogares, Senegal ha desplegado un programa de resiliencia social y económica y ha destinado un presupuesto de 1 billón de francos de África occidental (alrededor de 1600 millones de dólares estadounidenses) para apoyar a los sectores económicos más afectados por la crisis, y facilitar una ayuda alimentaria a los más vulnerables. En total, se han asignado 59 000 millones de francos de África occidental (en torno a 100 millones de dólares estadounidenses) para la compra de alimentos para el millón de hogares que los necesitan.

En concreto, el CNLS ha aunado fuerzas con ONU-Mujeres para incrementar la resiliencia de las mujeres que viven con el VIH mediante el suministro de comida y productos de higiene.

¿Cómo es la respuesta a la COVID-19 en Senegal a la hora de responder a las necesidades concretas de las personas que viven con el VIH?

Con el fin de responder a las necesidades identificadas por la red nacional de personas que viven con el VIH, el país está facilitando la dispensación multimensual de medicamentos antirretrovirales, de acuerdo con las pautas de la Organización Mundial de la Salud. Estamos colaborando con proveedores de servicios y comunidades para evaluar las necesidades y evitar roturas de stock.  

El CNLS también ha habilitado para las personas que viven con el VIH un teléfono gratuito en el Centro de Dakar especializado en la terapia antirretrovírica. De la misma forma, ha creado un grupo de WhatsApp para todos los directores de los centros que suministran tratamientos antirretrovíricos y a través de él les proporciona recomendaciones sobre cómo adaptar la prestación de asistencia a las personas que viven con el VIH, incluyéndose aquí los procedimientos relacionados con el reparto de medicación para, al menos, tres meses.

¿Qué misión tienen a día de hoy las organizaciones basadas en la comunidad?

Las organizaciones y las redes de la comunidad llevan tiempo siendo esenciales para la respuesta al sida, debido al papel central que desempeñan, ya que incrementan la concienciación social, proporcionan información, destierran mitos y desmienten la información falsa, y se encargan de acercar los servicios a los grupos de población marginados y vulnerables.

Ahora más que nunca, los actores de la comunidad han de ser apoyados para que puedan innovar y garantizar los servicios necesarios. Deben ser reconocidos como proveedores de servicios esenciales para la respuesta al VIH y a la COVID-19.

En Senegal, los proveedores de servicios han innovado rápidamente en el contexto de la COVID-19. Por ejemplo, han recurrido a sistemas de cita previa para evitar la coincidencia de muchas personas a la misma hora y en la misma institución, y también han desarrollado sesiones formativas virtuales.

Asimismo, actualmente el CNLS está ofreciendo apoyo logístico a las personas que viven con el VIH, al hacerse cargo de la distribución por parte de la comunidad de los medicamentos antirretrovíricos.

El derecho a la información está recogido en la Constitución de Senegal. ¿Qué papel desempeña la información a la hora de prevenir y proteger frente a las epidemias?

El CNLS muy rápidamente elaboró mensajes, notas de prensa y carteles que se difundieron por las redes sociales para que las personas tuvieran claras las medidas de prevención que se debían adoptar contra la COVID-19, sobre todo en el caso de las personas que viven con el VIH. También informamos en tiempo real a las personas que viven con el VIH de los datos que se iban conociendo con relación al VIH y a la COVID-19.

Para toda la información se utilizó un lenguaje sencillo, y se intentó por todos los medios evitar todos los bulos y las noticias falsas que socavaran la utilización de los recursos sanitarios, incluyéndose aquí los servicios de vacunación, esenciales para velar por la salud de las personas, sobre todo de los niños que viven con el VIH.

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