PLHIV

Enfoques innovadores y potenciados por las personas para poner fin a las muertes por tuberculosis

25 de marzo de 2020

Urge acercar a las comunidades programas efectivos y de calidad en materia de prevención, tratamiento y cuidado para la tuberculosis. Estos esfuerzos implican capacitar a las comunidades para que empiecen a utilizar servicios para la tuberculosis innovadores y basados en la comunidad, los cuales han demostrado tener un alto impacto y ser muy rentables.

Ha habido una movilización mundial sin precedentes para ayudar a los países a poner fin a la epidemia de la tuberculosis. Gracias a estos esfuerzos se logró que el tratamiento para la tuberculosis llegara a otros 7 millones de personas más en 2018, y desde el año 2010 también se ha conseguido reducir en un 52 % el número de muertes relacionadas con la tuberculosis entre las personas que viven con el VIH.

Se ha avanzado mucho hacia el objetivo que se fijó en la Reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la lucha contra la tuberculosis: conseguir que 6 millones de personas que viven con el VIH tengan acceso a los servicios de prevención de la tuberculosis para el año 2022. En 2018 1,8 millones de personas seropositivas iniciaron un tratamiento para la prevención de la tuberculosis, el cual reduce el riesgo de desarrollar tuberculosis activa.

Sin embargo, aún hay grandes cuestiones que resolver. Durante el año 2018, la tuberculosis se cobró 1,5 millones de vidas, entre ellas las de 251 000 personas que viven con el VIH, lo que representa un tercio de las 770 000 muertes de ese año relacionadas con el sida. En el mundo hay alrededor de 10 millones de personas con tuberculosis, y entre ellas un 9 % está coinfectado con el VIH. Aún estamos muy lejos de alcanzar el objetivo mundial de reducir las muertes por tuberculosis entre las personas que viven con el VIH en un 75 % para finales de 2020. Si bien en 2018 el número aproximado de nuevos casos de tuberculosis entre las personas que viven con el VIH era de 862 000 personas, solo el 56 % de todos ellos sabía que tenía tuberculosis. Menos de la mitad de las personas que viven con el VIH y que comenzaron con la terapia antirretrovírica en 2018 señaló haber empezado también un tratamiento preventivo para la tuberculosis.

Son cruciales, y se necesitan cada vez más, los enfoques centrados en las personas y basados en las comunidades que acercan cada vez más los servicios a quienes más los necesitan. Por ejemplo, como alternativa al tratamiento diario de seis meses de duración que se está poniendo en marcha en algunos países y que obliga a los pacientes a acudir a los centros de atención sanitaria para ser controlados por profesionales, el tratamiento directamente observado (DOT), muchos programas se están probando con tecnologías de adherencia digital.

El enfoque de la caja de medicación monitorizada consiste en que las medicinas del paciente deben estar una caja, y se envía a los centros sanitarios una señal cada vez que un paciente abre la caja para tomar sus medicinas para la tuberculosis. El método del vídeo DOT implica que los pacientes deben grabarse a sí mismos y enviar a diario a su centro sanitario un vídeo con una actualización de los medicamentos.

Estas tecnologías son fáciles de usar, reducen la cantidad de tiempo que las personas deben apartarse de sus actividades habituales y minimizan también los costes derivados del transporte diario a las clínicas. Dan autonomía a las personas y las capacitan para ocuparse de su tratamiento y su salud en casa, al tiempo que siguen muy supervisadas para garantizar así la adherencia al tratamiento. Gracias a estos avances, se facilita también el acceso a los grupos más vulnerables y se consigue reducir el estigma.

La prueba de lipoarabinomanano en orina de flujo lateral (LF-LAM) es un test rápido recomendado por la Organización Mundial de la Salud que permitirá un cambio radical a la hora de detectar la tuberculosis activa en personas que viven con el VIH. Gracias a esta técnica, la prueba se puede realizar a niños y adultos en instalaciones sanitarias y centros de la comunidad. Hasta la fecha, sin embargo, solo siete de 30 países con una gran carga están implementando los test LF-LAM.

Gracias a nuevas políticas y reducciones en el precio, cada día se encuentran también más disponibles tratamientos para la tuberculosis más breves, como la pauta de administrar rifapentina con isoniazida semanalmente durante tres meses. Se trata de terapias con menos efectos secundarios que los tratamientos largos y con las que aumentan las tasas de no abandono de la medicación. Las comunidades desempeñan un papel clave a la hora de apoyar a las personas que viven con el VIH a iniciar y terminar su tratamiento preventivo para la tuberculosis, supervisar los efectos secundarios y buscar ayuda en cuanto aparecen los primeros síntomas de tuberculosis.

«Especialmente en este momento que coincide con el brote de COVID-19, hemos de avanzar hacia modelos innovadores que permitan a las personas continuar sus cuidados en casa. Esto significa que hemos de velar por la calidad y apoyar el que las personas puedan acceder de manera virtual, por teléfono y en la comunidad. Implica modelos de prestación de servicios que reconozcan y respondan a las dificultades diarias presentes en las vidas de las personas y que pongan directamente en sus manos las herramientas para alcanzar el éxito. Capacitemos a las personas para estar conectadas, continuemos cuidándolas y velando por su acceso a apoyos adicionales, entre los que están las instalaciones, en los casos en que más importan», señala Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta del Programa de ONUSIDA.

Nuestra acción

Tuberculosis y VIH

Cadenas de amabilidad y solidaridad durante el brote de COVID-19

20 de marzo de 2020

Para Liu Jie, delegada de movilización comunitaria en la delegación china de ONUSIDA, recibir llamadas a todas horas del día no es lo normal. A causa del brote de COVID-19 en China, la sede entera ha estado ayudando a las personas que viven con el VIH a seguir teniendo acceso al tratamiento. Especialmente en la provincia de Hubei, donde se informó de los primeros casos de la pandemia. Hace poco, Liu quedó soprendida al recibir una llamada desde Polonia.

«Un hombre chino se presentó diciendo que estaba retenido y que en dos días se le acabarían los medicamentos para el VIH», asegura Liu.

Debido a que las restricciones para viajar estaban cerrando cada vez más países, este hombre no podía volver a su casa ni acceder a los medicamentos. Al no saber que hacer, contactó con la organización comunitaria china Birch Forest National Alliance y, a través, de ellos pudo contactar con ONUSIDA en Beijing, afirma.

Como tantas otras personas en el extranjero, este hombre se quedó atrapado a raíz de las consecuencias surgidas por el brote de COVID-19. Unos días antes, la delegación nacional de ONUSIDA en China había ayudado a tener acceso a sus medicamentos a otra persona china que vivía con el VIH mientras estaba retenida en Angola. En ambos casos, los compañeros en Beijing contactaron con las delegaciones nacionales de ONUSIDA y con el equipo de movilización comunitaria en Ginebra, Suiza. El director nacional de ONUSIDA en Angola contactó con la Red Angoleña de Organizaciones de Servicios para el Sida y esta persona obtuvo de inmediato acceso a sus medicamentos.

En el caso de Polonia, Jacek Tyszko, polaco de nacimiento y parte del equipo de movilización comunitaria, supo qué hacer exactamente.  «Como habíamos permanecido en contacto con redes regionales de personas que viven con el VIH en Europa Central y Oriental, hice una llamada», afirma Tyszko.

Anna Marzec-Boguslawska, jefa del centro nacional para el sida en Polonia, accedió a ello rápidamente. Ella siempre ha sido muy atenta, lo cual nos permite movernos con rapidez.  Liu recibió 24 horas después una foto de un hombre con una caja de medicamentos en frente de un edificio gris. Unos minutos después, le sonó el teléfono.

«Era el mismo hombre chino llamando de nuevo desde Polonia», relataba. «Estaba llorando de alegría, diciendo que había recibido sus medicamentos y que esta es una foto suya de hace un momento.»

«Él insistía en que no podía creer cómo habíamos hecho lo imposible», afirma.

Bai Hua, director de Birch Forest National Alliance, también le dio las gracias a ONUSIDA. «Este caso demuestra que ONUSIDA tiene un arraigo dentro de las comunidades», Afirma Hua.

Lo que las personas que viven con VIH deben saber sobre el VIH y COVID-19

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La prestación de servicios para el VIH dirigidos a grupos marginados en Papua Nueva Guinea

11 de marzo de 2020

Papua Nueva Guinea cuenta con aproximadamente 45 000 personas que viven con el VIH. Los grupos marginados son los más afectados; entre ellos se encuentran las trabajadoras sexuales y otras mujeres que intercambian sexo por dinero, bienes y protección, mujeres transgénero, hombres homosexuales y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. Sin embargo, solo se ha comprobado el estado serológico de menos de la mitad de las personas que pertenecen a estos grupos vulnerables.

En noviembre de 2018, ONUSIDA, el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria y otros asociados adoptaron un programa de divulgación en la capital del país, Puerto Moresby, para intentar reducir el impacto del VIH entre esos grupos de población. El programa consistía en el mapeo de la epidemia de VIH y en la extensión de su tratamiento y de los servicios de prevención. Bajo el proyecto, se crearon numerosos equipos de divulgación con el fin de fomentar y aumentar la aceptación de los servicios de pruebas y prevención, además de, si fuera necesario, acercar a la gente la prevención del VIH y los servicios de atención.

En abril de 2019, los equipos de divulgación habían contactado con 5000 personas y habían realizado las pruebas del VIH a 3000 de ellas, a las que ofrecían información y apoyo para que entendieran los resultados.

«Me gustaría que fuéramos a sitios nuevos en los que nunca se hayan ofrecido pruebas del VIH», afirma uno de los miembros de los equipos. «Mi motivación es conocer a las chicas jóvenes y cuidarlas asegurándome de que toman su medicación».

A veces los agentes de divulgación sufren acoso mientras llevan a cabo su trabajo, por lo que se cambian los uniformes y visten ropa de calle, para que la gente se sienta cómoda hablando con ellos.  Pese a esto, encuentran su trabajo sumamente gratificante.

«He perdido amigos por el VIH, lo que me motiva a seguir con mi trabajo», afirma otro de los agentes. «No querer perder a nadie más por esta enfermedad me hace trabajar más duro».

Al frente de los equipos de divulgación están miembros de grupos marginados, una parte esencial para establecer la confianza de la comunidad y el compromiso. Asimismo, estos responsables ofrecen formación, apoyo y consejo a los trabajadores en el día a día, con el objetivo de asegurarse de que las actividades que desempeñan son lo más eficaces posible.

De esta manera, el proyecto de divulgación está salvando vidas. Otro agente recuerda su trabajo con una persona transgénero, a la que convenció de que empezara el tratamiento tras dar positivo en las pruebas del VIH. 

«Me dijo que como era transgénero, solo hablaría con un amigo y que, cuando me vio, supo que era su amigo». Más tarde, trajo a su pareja para que se realizara las pruebas».

«Esto es un ejemplo de lo que se puede conseguir cuando confiamos en los servicios y en los programas para el VIH dirigidos por la comunidad», declaró Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, en una conversación con los agentes de divulgación durante su visita a Papua Nueva Guinea con la vicesecretaria general de ONUSIDA, Amina Mohammed. «Estos agentes son héroes y heroínas que salvan vidas».

Además, el proyecto de divulgación es rentable económicamente y se prevé que ahorrará cientos de miles de dólares en los próximos dos años.

Un proyecto de la comunidad ayuda a las familias a responder al estigma y la discriminación

05 de marzo de 2020

Emihle Dlamini (nombre ficticio) perdió tanto a su madre como a su padre por enfermedades relacionadas con el sida. En aquel momento ella era muy niña, por lo que la encargada de cuidarla pasó a ser su abuela. Durante años la joven Dlamini no supo que había nacido con el VIH. Le administraban una medicina, pero le decían que era para la tuberculosis. En Sudáfrica aproximadamente 260 000 niños vivían con el VIH en 2018. Alrededor de un tercio vivía en la provincia de KwaZulu-Natal, donde reside Dlamini.

Un buen día la joven asistió a una clase del colegio impartida por el Proyecto para el cuidado de la comunidad, y fue allí donde adquirió algunas nociones sobre el VIH y donde le ofrecieron realizarse una prueba de detección. El resultado le supuso un auténtico shock. «No me lo podía creer en absoluto. Yo sabía que no era sexualmente activa, pero mi familia nunca me había confesado que mi estado serológico era positivo», dijo.

Tras conocer el resultado, Dlamini experimentó sentimientos de enfado, confusión y tristeza. «¿Por qué mi familia no me dijo nunca nada? En muchísimas ocasiones dejé de tomar mis pastillas para la “tuberculosis” porque me planteaba por qué tenía que seguir en tratamiento durante tantísimos años», comentaba.

Muchísima gente no revela su estado serológico por miedo al estigma y a la discriminación, pues, a pesar de los avances, continúan siendo una auténtica barrera para las personas que buscan acceder a la atención sanitaria. Las más afectadas son las mujeres jóvenes que desean protegerse de las infecciones de transmisión sexual (ITS) y que tratan de acceder al diagnóstico y el tratamiento para el VIH. Diariamente en Sudáfrica 200 adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años se infectan por el VIH.

El Proyecto para el cuidado de la comunidad ha puesto de manifiesto la importancia del acceso gratuito e igualitario a la educación primaria y secundaria como puerta de acceso a otros servicios sociales y sanitarios. Casi 163 000 niños (de entre 0 y 14 años) que viven con el VIH en Sudáfrica estuvieron recibiendo su terapia antirretrovírica en 2018, pero aún falta llegar a muchos. Se calcula que unos 66 000 ni siquiera saben que son seropositivos.

El proyecto no pretende sino romper el silencio que rodea al VIH y gestionar y reducir sus efectos. Fundado en 1999, es una organización confesional de KwaZulu-Natal que ayuda a las comunidades y a sus familias a gestionar el VIH y responder al estigma y a la discriminación. Lleva desde el año 2007 trabajando con distintas escuelas de secundaria para llevar a cabo en ellas programas de concienciación y proporcionar servicios que ayuden a las escuelas y a los alumnos a comprender y desmitificar el VIH. Del mismo modo, presta su apoyo a los huérfanos y a los niños más vulnerables y sus familias.

Gracias al Proyecto para el cuidado de la comunidad, la joven Dlamini y su abuela fueron asesoradas por una trabajadora social clínica, quien las ayudó a asumir el diagnóstico y a asegurar que Dlamini siguiera un adecuado programa de tratamiento. Dlamini admite que ahora lleva mucho mejor la situación tanto emocional como mentalmente.  Sabe mucho más sobre el VIH, conoce mejor su salud sexual y reproductiva, y es muy responsable con su medicación. Está convencida de que puede tener un futuro brillante.

«Con el Proyecto para el cuidado de la comunidad, adquirí destrezas vitales muy positivas. Aprendí a convivir con mi estado serológico, a hacer enfrente al estigma y a ayudar a los demás a hacer lo mismo», explica. «En unos años me convertiré en una oradora motivacional, me dirigiré a mis iguales, a todos los compañeros del colegio, con información sobre el VIH, y los ayudaré a vivir sin ser juzgados».

Rompiendo el círculo vicioso del estigma del VIH en Tayikistán

03 de marzo de 2020

Tahmina Khaidarova contrajo matrimonio según las tradiciones culturales de su familia: sus padres decidieron que su primo sería su marido. Rara vez lo vio, ya que trabajaba en otro país y regresaba a su casa, en Tayikistán, sólo una vez al año y por poco tiempo. Después de que su hija pequeña cayera enferma de gravedad y falleciera, Tahmina quiso volver a quedarse embarazada para así amainar el dolor de su pérdida. Sin embargo, durante un examen médico, se le diagnosticó VIH. Al poco, su marido falleció de una enfermedad relacionada con el sida.

Hoy día, la señora Khaidarova es la directora de la Red Tayika de Mujeres que Viven con el VIH (por sus siglas en inglés, TNW). Esta red pretende informar a las mujeres acerca del VIH, proteger sus derechos y romper el círculo vicioso del estigma de las mujeres que viven con el VIH. La señora Khaidarova superó ese estigma y se convirtió en una líder en la lucha por los derechos de las mujeres que viven con el VIH en Tayikistán.

Explicó que las mujeres que son conscientes del riesgo de contraer el VIH a través de sus maridos migrantes no suelen poder hablar con ellos acerca del uso del preservativo. «Entiendo la gravedad del problema, pero no puedo pedir a mi marido que use un preservativo, no lo entendería», explica una mujer a la señora Khaidarova.

Las mujeres que viven con el VIH en Tayikistán relatan historias de discriminación. Pueden estar influenciadas por los familiares de su marido y que les desaconsejen el acceso a los servicios médicos, a la terapia antirretrovírica y al tratamiento para la tuberculosis. También suelen estar sometidas a la violencia doméstica o forzadas a abandonar la casa con sus niños cuando los maridos prohíben a sus mujeres que busquen un tratamiento. Tras el fallecimiento de su marido, pueden sufrir violencia y abusos por parte de la familia de su marido, especialmente en áreas rurales.

Cuando las mujeres que viven con el VIH buscan ayuda, se enfrentan un nuevo reto: la estigmatización y la discriminación por parte de los trabajadores sanitarios. A muchas mujeres les dicen que no podrán tener hijos en un futuro o que deberían casarse con un hombre con VIH o que ni deberían casarse ni tener relaciones sexuales.

«El estigma y la discriminación contra las mujeres que viven con el VIH puede traer consecuencias devastadoras. Puede frenarlas a la hora de acceder a los servicios sanitarios que necesitan, destrozar familias y afectar profundamente a su capacidad para vivir una vida normal», afirma la señora Khaidarova. «Debemos acabar con el estigma y con la discriminación: ahora».

El gobierno ha reconocido la necesidad de contrarrestar el estigma y la discriminación contra las mujeres en general y contra las mujeres que viven con el VIH. Las mujeres son una de las prioridades dentro de la estrategia nacional de desarrollo. Por eso, el nuevo programa nacional sobre el sida de 2021 y 2025 incluye un bloque separado relativo a los derechos humanos y a la reducción del estigma y de la discriminación contra las mujeres que viven con el VIH.

La señora Khaidarova ha impulsado la campaña #InSpiteOff (es decir, a pesar de) en las redes sociales para centrar la atención en la cuestión de la discriminación relativa al VIH en la familia, en la sociedad y, muy a menudo, en los entornos médicos. La campaña #InSpiteOf ha publicado historias en Instagram en las que muestra diferentes facetas de las mujeres que viven con VIH, y ha desafiado los estereotipos y los mitos que existen en torno al virus. Así han dado a conocer el derecho a vivir con dignidad y con respeto de las mujeres que viven con el VIH en Europa del este y en Asia central.

Un rasgo común de todas las mujeres que aparecían en la campaña es que recibieron apoyo en un momento crítico de sus vidas por parte de sus seres queridos, de organizaciones o comunidades de mujeres, y que no sólo viven con el VIH y retan los estereotipos de la sociedad, sino que ayudan a los demás.

«Conté mi historia para ayudar a aquellas mujeres que hoy día afrontan los mismos retos. Creo de verdad que todos juntos podemos romper el círculo vicioso del estigma contra las mujeres que viven con el VIH en Tayikistán. Tenemos que lidiar con nuestro propio miedo para así combatir el estigma y la discriminación en la sociedad», sentenció la señora Khaidarova.

Video

Declaración de ONUSIDA sobre la esterilización forzada y coercitiva de las mujeres que viven con el VIH

28 de febrero de 2020

Durante décadas, las mujeres de todo el mundo que viven con el VIH han estado luchando por el reconocimiento de su salud y derechos sexuales y reproductivos. Esto incluye su derecho a formar una familia y a tener hijos. Sin embargo, a lo largo de los años se han dado demasiados casos de esterilizaciones forzadas y de abortos coercitivos.

El sexagésimo cuarto período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer tendrá lugar en la Sede central de las Naciones Unidas, en Nueva York, en marzo de 2020, para conmemorar que hace 25 años los gobiernos aprobaron la Declaración y Plataforma de acción de Beijing. Los gobiernos llegaron a un acuerdo y se comprometieron a defender los derechos humanos de todas las mujeres, así como a proteger y preservar su salud y derechos sexuales y reproductivos.

Entre estos derechos se cuentan el derecho a formar una familia y a tener hijos, el derecho a decidir el número de hijos y la frecuencia con que se tienen, el derecho a la autonomía reproductiva y el derecho a acceder a servicios de calidad que respalden sus decisiones sobre la salud reproductiva, basadas en un consentimiento informado, seguro y voluntario.

Estos son derechos humanos fundamentales que pertenecen a todas las mujeres, sin importar su estado serológico, y que se garantizan en convenios internacionales y regionales. En 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó poner fin a la esterilización forzada, especialmente a la esterilización de las mujeres que viven con el VIH, en la Declaración Política sobre el VIH y el sida.

El informe de la Comisión por la Igualdad de Género de Sudáfrica de febrero de 2020 nos recuerda la necesidad de garantizar la justicia reproductiva para las mujeres que viven con el VIH, por lo cual debemos estar alerta y responder ante las violaciones.

ONUSIDA reconoce el informe y sus hallazgos relativos a las mujeres que viven con el VIH y a las que se les ha sometido a la esterilización forzada y/o coercitiva. Elogiamos que la Comisión exija una respuesta y ONUSIDA apoyará la implementación de las recomendaciones.

ONUSIDA es consciente de que Sudáfrica ha lanzado recientemente un Plan Nacional para los Derechos Humanos que pretende abordar las barreras relativas a los derechos humanos que afectan a los servicios de tuberculosis y de VIH, y a la desigualdad de género en Sudáfrica. ONUSIDA y la familia de las Naciones Unidas están preparadas para apoyar por completo al gobierno, a la sociedad civil y a las partes interesadas en el desarrollo del plan.

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La campaña #InSpiteOf (APesarDe) llegó a más de un millón de personas

29 de enero de 2020

#InSpiteOf, la campaña de las redes sociales para defender el derecho de las mujeres seropositivas en Europa oriental y Asia central a llevar una vida con dignidad y respeto ha llegado a más de un millón de personas.

Cada historia de Instagram con el hashtag #InSpiteOf mostraba un aspecto diferente de las mujeres que viven con el VIH y desafían los estereotipos y los mitos en torno al virus. Todas las historias sacan a la luz temas relacionados con las pruebas y el tratamiento, la maternidad y la adopción de niños por parte de personas que viven con el VIH, el momento de revelar el estado serológico a la pareja y los hijos, el disfrute del derecho al trabajo, la vida con VIH en prisión, el ser un migrante que vive con el VIH, la violencia y el consumo de drogas, y la aportación a la educación y la prevención para el VIH.

Una característica común de todas las mujeres retratadas en la campaña es que todas ellas, en un momento crítico de sus vidas, recibieron el apoyo de sus seres queridos y de las organizaciones o comunidades de mujeres. Gracias a ello, hoy en día no solo están viviendo con el VIH y plantándole cara a los estereotipos de la sociedad, sino que están prestando su ayuda a mucha gente.

«El apoyo mutuo, el liderazgo de las mujeres para prevenir la violencia, proteger sus derechos y su dignidad, y combatir el estigma y la discriminación han constituido siempre, y lo siguen haciendo, uno de los aspectos más importantes en la lucha contra la epidemia del VIH», apunta Svetlana Moroz, presidenta de la Red de mujeres euroasiáticas para el sida.

En la víspera del Día Mundial del Sida de 2019, Odnoklassniki, una de las redes sociales más conocidas de la Federación de Rusia, organizó un acontecimiento en directo para apoyar la campaña #InSpiteOf. Personajes de gran prestigio como la cantante Zara, Irina Starshenbaum y Lyubov Aksyonova, entre otros, utilizaron su voz para apoyar la campaña y leer poemas, con una música de fondo tocada por Anton Sevidov, integrante del grupo Tesla Boy. Vera Brezhneva, Embajadora de Buena Voluntad de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central, asistió también al evento, donde aprovechó para insistir en la importancia de hablar honesta y abiertamente sobre el VIH, y de asegurarse de que las personas reciban el tratamiento y gocen del apoyo que necesitan.

«Asegúrate de escuchar y compartir las historias de #InSpiteOf. No tratan solo del derecho de todos a vivir dignamente, amar y ser felices. Hablan también del sorprendente poder y espíritu de estas mujeres, y de sus enormes ganas de vivir a pesar de las adversidades. Cada una de nosotras nos enfrentamos a nuestro propio reto #InSpiteOf, así que animemos y apoyemos a quienes lo han hecho posible, y seamos la inspiración de todas aquellas que todavía dudan de su poder», apuntó la Sra. Brezhneva.

«Las normas de género y los tabús respecto a la vida sexual y reproductiva, así como la violencia de género, lo único que hacen es aumentar el riesgo de las mujeres de contraer el VIH. Después, una vez diagnosticadas con el VIH, las mujeres se enfrentan al estigma y la discriminación, ocultan su estado serológico y no buscan ayuda. Este círculo vicioso solo lo pueden romper las propias mujeres, con su apoyo mutuo y su liderazgo, y un cambio en la actitud de la sociedad respecto a su postura ante el VIH y las personas a las que afecta», declaró Elena Kiryushina, Coordinadora de cuestiones de género del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central. 

La campaña fue desarrollada por el Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Europa oriental y Asia central, junto con la Red de mujeres euroasiáticas para el sida.

Capacitación de los jóvenes que viven con el VIH para que se conviertan en los agentes del cambio en Tailandia

23 de enero de 2020

En Tailandia hay aproximadamente 24 000 jóvenes de entre 15 y 24 años viviendo con el VIH. En el año 2018, la gente joven representaba casi la mitad de las 6400 nuevas infecciones del país.

Tailandia ha avanzado a pasos agigantados en su respuesta al sida, al incluir la terapia antirretrovírica gratuita dentro de su programa de cobertura sanitaria universal. Sin embargo, los adolescentes y las personas jóvenes que viven con el VIH a menudo quedan fuera de dichas atenciones o no reciben el apoyo que necesitan para adherirse al tratamiento. La autoestigmatización, el estigma y la discriminación, y la transición de la atención pediátrica al cuidado adulto son solo algunos de los desafíos a los que tienen que enfrentarse los adolescentes y los jóvenes seropositivos.

Para salvar esta brecha, hace tres años el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y otros socios nacionales liderados por la Red tailandesa de personas que viven con el VIH crearon la Red tailandesa de jóvenes que viven con el VIH. Su principal objetivo era capacitar a los adolescentes y jóvenes que viven con el VIH para que se conviertan en los agentes del cambio que querrían ver en sus vidas. La red se constituyó y recibió poder para proporcionar servicios de derivación, formar a las personas para que desarrollen las destrezas que necesitan en su vida y prestar apoyo entre iguales a los adolescentes y a las personas jóvenes que viven con el VIH.

Krittahanan Ditthabanjong, uno de los primeros miembros activos de la red, es ahora su jefe de comunicación corporativa. Mientras estudia para ser periodista, trabaja también como editor de contenidos para varias páginas web y revistas tailandesas, y es, además, un joven líder de reconocido prestigio. El Sr. Ditthabanjong representa a la red en acontecimientos públicos y en los medios de comunicación, y da voz a las necesidades de las personas jóvenes que viven con el VIH.

«He revelado públicamente mi estado serológico positivo porque quiero que otras personas aprendan también de mis experiencias, y quiero hacerle llegar a la gente joven la información que precisa para disfrutar de una vida sana y digna». Me siento seguro para alzar la voz porque cuento con el apoyo de mis amigos y de la comunidad», dijo.

Gracias al apoyo técnico y económico de UNICEF y de otros socios, y mediante una variedad de plataformas y estrategias, la red ofrece apoyo emocional cuando una persona recibe su diagnóstico positivo del VIH, proporciona información para reducir la autoestigmatización, da herramientas y prepara para afrontar la situación, y crea una red de apoyo para abordar el estigma y la discriminación. «La gente joven que vive con el VIH necesita apoyo emocional y una comunidad en la que poder confiar», insistió el Sr. Ditthabanjong.

Los jóvenes líderes formados de la red asesoran a los jóvenes que viven con el VIH y los acercan a las instalaciones sanitarias, los hospitales y los servicios liderados por la comunidad para el tratamiento y el cuidado del VIH. Los líderes jóvenes acompañan igualmente a los chicos y chicas que viven con el VIH a sus consultas médicas, y realizan un seguimiento con visitas a casa para ayudarlos a adherirse al tratamiento.

Utilizan las redes sociales para llegar a los jóvenes, y a través de ellas les proporcionan información sobre el VIH y promueven su autoaceptación. Iniciativas como la campaña online «Creciendo con el VIH» ofrecen espacios seguros en los que los jóvenes pueden plantear sus dudas sobre distintos temas, incluyéndose aquí la prevención del VIH y las prácticas sexuales seguras, así como les permite compartir opiniones y puntos de vista.

«"Creciendo con el VIH" permite a los jóvenes ser parte de nuestra comunidad y los ayuda a sentir que no están solos», explica el Sr. Ditthabanjong.

El Sr. Dittahabanjong muestra también su compromiso con otras campañas e iniciativas en redes sociales con UNICEF dirigidas a los jóvenes tailandeses en general, y que también le permiten conocer el parecer y las perspectivas de las personas que viven con el VIH. Hace muy poco se ha unido a la campaña «Atrévete a soñar», creada por UNICEF para los jóvenes de Tailandia, con el objetivo de dar voz a sus opiniones respecto de la educación y de lo que necesitan para hacer la transición a la vida adulta. «Desde que era un tímido adolescente que no quería hablar y que constantemente miraba a su asesor buscando su aprobación hace ya unos cuantos años, el Sr. Ditthabanjong ha recorrido un largo camino con nosotros y, de hecho, fue uno de los nueve ponentes motivacionales de la campaña para la juventud "Atrévete a soñar"», apuntó un miembro del personal de UNICEF.

El Sr. Ditthabanjong concluye: «Un día me hicieron una entrevista en un medio de comunicación. En cuanto dejé de estar en directo, recibí un mensaje de una persona joven a la que acaban de diagnosticar el VIH. "Mi madre y mi padre no me aceptan, y yo quiero acabar con mi vida"», me contó. Entonces lo llamé, quedé con él y lo convencí para que se uniera a nuestra red. Ahora esa persona está bien. Las cosas le están yendo bien. Nuestro trabajo impacta en la vida de las personas.

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